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Mi madrastra no me ve como su hija IX

en Lésbicos

Dos meses han pasado, parece que fue ayer cuando tuve a mi madrastra haciéndome suya, cuando estuve a punto de decirle que sentía cosas por ella, pero todo se evaporo, y ahora ya no sé qué me pasa. A todo esto, debo incluirle que mi padre me ha confesado que está realizando los trámites del divorcio, no puedo ocultar que por dentro me alegra la noticia.

-         Estas totalmente seguro de lo que piensas hacer- pregunte

-        Totalmente. No puedo seguir atado a una mujer que no siente nada por mí, más que respeto. Quiero rehacer mi vida, no puedo estancarme... Ay hija, nuestra existencia es tan corta para estar tratando de sembrar en tierra infértil. Además, me confeso que le gustaban las mujeres, eso no me tomo por sorpresa, había notado ciertas miradas e insinuaciones con las mujeres de mis socios, su confesión solo aclaro mis dudas.

-        ¿No te molestó lo que te conto?- no creí capaz a Alejandra de revelar sus gustos

-        No, prefiero que haya sido sincera a que me siguiera mintiendo. Valoro mucho las personas que van con la verdad por delante, aunque admito, que si siente extraño, son varios años de que la conocí y me enamore de ella o pensé estarlo. No he sido un santo, he tenido mis deslices, pero todo se debió a su actitud.

-        Que maduro eres padre, no sé si yo sería capaz de perdonar algo similar- confesé

-        Soy realista y trato de vivir sin cargas en mi espalda. Guardar rencor, odio, no solucionara las cosas, hay que avanzar hija, no estancarse. Por mi lado, todo quedo aclarado, además que seguiremos siendo socios.

Escuchaba atenta a las palabras que decía mi padre, tenía razón, si ya nada  se puede hacer es mejor dejarlo ir. Quisiera tener la fortaleza de él, para olvidarme de ella, pero cómo hacerlo, si es algo que no quiero. Estaba en una encrucijada, quería ser sincera con mi padre, revelarle que me he acostado con su esposa, que siento cosas por ella, pero no sé si su reacción sea así de tranquila.

-        ¿En qué piensas hija?- me había desconectado de la realidad, siento que me carcome las entrañas.

-        Papá… yo, n-no sé, es que…- mierda, mis palabras salían sin sentido.

-        Tranquila Daniela, primero respira. ¿Qué te pasa?- tome aire, cerré mis ojos tratando de no llorar, no podía derrumbarme antes de hablar.

-        Dijiste que valorabas a las personas que son sinceras… pues quiero ser sincera contigo- es ahora o nunca- Me gusta Alejandra, tu esposa.

Solté de corrido, ya no había vuelta atrás, lo había dicho. Mi padre me miraba fijamente, mientras yo trataba de rehuir su miraba, debe estar enojado pensé, pero me sorprendió ver aquella sonrisa, que me parece una de las más bonitas que he visto.

No entendía nada.

-        Escuchaste lo que te dije- indague

Asintió, sin borrar su sonrisa

-        Lo escuche, pero tampoco me sorprende. Hay algo que no te conté de la confesión de Alejandra, ella revelo que tiene sentimientos hacia a ti y el motivo de nuestro matrimonio.

No podía creerlo, ¡¿se atrevió a contar todo lo que había pasado?!

-        Papá, te juro que yo trate de resistirme, pero ella, ella…

-        Lo se hija, ella me conto los por menores. Además, a ti se te notaba, no sabes disimular para nada- bromeo

-        ¿En serio?- murmure

-        Claro, si ella pasaba por tu delante y por poco se te salían los ojos de su órbita. Esperaba que tuvieras la valentía de contármelo, y no me equivoque, no crie a una hija cobarde, que no asumiera sus errores.

-        Ella no es un error, padre

-        Claro que no. Ahora debes pensar que quieres hacer con tu vida, sea la decisión que tomes, puedes contar conmigo, eres mi única hija, mi princesa.

-        Ay papá, no seas cursi- acuse

-        No pude evitarlo. Ahora sí, subiré a mi habitación. Descansa hija

-        Igualmente- me dio un beso en la frente antes de irse.

Quede sentada en el mueble, reculando todo lo que había pasado con mi padre. Si él pudo perdonar todas las mentiras de Alejandra, por qué no podría hacer lo mismo… lo malo, que  no soy mi padre y aun me parece nefasto lo que hizo.

Soy muy orgullosa. Maldita sea.

-         Sentí que tuve sexo con un zombie- hablo la pelirroja, que estaba acosada a mi lado. Por estar pensando en lo que hable con mi padre, no disfrute de lo que me hacia mi secretaria.

-        Perdón, tenía la cabeza en otro lado- confesé

-        Me di cuenta y seguro tu cabeza estaba pensando en Alejandra- frote mi rostro, no puedo dejar de pensar en ella.

-        No sé qué hacer- Son las únicas palabras que tengo en mente.

-        Sabes lo que tienes que hacer, pero no te atreves, ese es el detalle.

-        Ayúdame a olvidarla por ahora- rogué

-        No, esta vez no. Si quieres, te llamo a esa putita que te mencione, pero yo ya no lo hare- sentencio

-        Está bien, llama a la tal Bárbara.- Tengo mucha curiosidad por esa tipa que según es muy buena en su trabajo.

Ya veremos si es tan buena.

Alejandra Pov

Que bien se siente cuando no tienes nada guardado en tu interior. Hablar cara a cara con Carlos y confesarle todo lo que me pasaba y me pasa con su hija ha sido la mejor decisión que he podido tomar. No podía seguir engañándolo de esa manera, después de todo fuimos pareja, convivimos algunos años.

Sin embargo, no mezclamos lo personal con los negocios, seguiremos siendo socios, nuestra relación en el área financiera es mucho mejor que la marital.

 Cielos, estoy muy feliz.

-        Le va a doler la boca, de tanto sonreír- bromeo Andrea. Opte por llamarla por su nombre verdadero, era la única que lo hacía.

-        No es para menos, me siento liberada, no tengo secretos por revelar, estoy de maravilla.

-        No sabe lo feliz que me hace verla así, se lo merece. Es muy buena persona- adulo mi jovencita amiga.

-        Gracias, por estar conmigo y sin necesidad de pagarte.

-        Usted ya no es mi clienta, es mi amiga- sonrió. Adoraba ver su sonrisa, aquellos hoyuelitos,  la hacían ver más linda de lo que es.

-        Siento lo mismo, y quiero pagarte un poco de lo que me has dado.- abrió sus ojos sin entender a que me refería.

Me acerque despacio, tome su rostro entre mis manos y bese sus dulces labios, me gustaba besarla, claro que no sentía lo mismo que cuando me besaba Daniela, pero tampoco está mal. Profundicé un poco, robándole el aire de sus pulmones, gimió en mi boca cuando mordí su labio inferior.

-        Hoy te voy a satisfacer de todas las maneras posibles- susurre en su boca

-        N-no es necesar…- no la deje terminar, volví atacar sus labios con ansias, claro que lo merecía, ha estado conmigo en todo este tiempo, soportando mis cambios de humores, y no lo hacía por el dinero porque  su trabajo solo se basaba en sexo y ella conmigo hacia más.

-        Shhh, te voy a devolver a mi manera lo que he recibido de ti.- susurre

La lleve de la mano a la habitación; estaba al borde de la cama sin moverse, me daba ternura verla nerviosa, como si fuera la primera vez que estaríamos juntas. Recorrí su silueta, aquella blusa de tirantes negra la hacían ver muy sexy, no podía ser de otra manera, se podía apreciar sus senos redonditos, aunque no están muy grandes, se veían muy apetecibles, seguí bajando y observe su faldita floreada, ya moría por quitársela. 

-        Desnúdate- ronronee, mordiendo mi labio inferior. Sonrió y comenzó a hacerlo.

Vi cómo se deshacía de su blusa, dejando libre sus bellos senos, desabotono su faldita y desapareció en algún lugar de la habitación, mi nuevo punto de observación era su tanguita rosada algo transparente, porque podía observar la pequeña mata de vellos que tenía. Iba a retirárselos, peo la detuve, de eso me encargaría yo. Me puse en cuclillas, para observar de frente su deliciosa vagina, pegue mi rostro a su tanguita, para poder aspirar su embriagante olor. Apreté su trasero y hundí mi rostro en su coñito, lamiendo por encima de la tela; tomo mi cabello con fuerza, no pude esperar más y baje esa prenda que estorbaba. Ahora podía tener frente a mis ojos mi manjar, repase mis labios, para después dar una lamida en su rajita, gimió al sentir mi lengua en su sensible botoncito. Abrí sus labios y volví a atacar su centro de placer; bamboleada sus caderas queriendo sentir más fricción, acompañe con un dedo en su interior, aplique un gancho que me permitió tocar sus paredes, sus rodillas flaquearon y sus jadeos se volvieron audibles, ,mientras se seguía agarrando fuerte a mi cabellera, aumente la rapidez en mis arremetidas y con un fuerte gruñido se vino en mi boca, sus piernas  temblaban, por lo que decidí recostarla en la cama, para poder seguir devorando aquellos jugos exquisitos que brotaban de su interior.

No estoy enamorada de Andrea, pero sé que siento algo muy fuerte por ella.  

Me terminaba de beber su elixir, cuando su teléfono empezó a timbrar. Se levantó rápidamente, debe ser algún cliente, me molesta un poco saber que se sigue acostando con personas por dinero, le he ofrecido mi apoyo para que deje ese mundo, pero no quiere aceptar.

Regreso, para buscar su ropa.

-        ¿Qué paso?- trate de averiguar

-        Una nueva clienta solicitando mi servicio

-        No vayas- pedí. Dejo de buscar y enfoco su mirada en mi

-        Es mi trabajo- replico

-        Déjalo. Te ofrecí mi ayuda y lo vuelvo hacer.

-        No, aceptar su ayuda, es aceptar que no puedo lograr nada por mí mismo, y no quiero su caridad.- me dejo sin palabras, no podía seguir entrometiéndome en su vida, aunque quisiera.

Termino de vestirse. Y se acercó a la cama, para despedirse de mí.

-        ¿No puedo convencerte?- hice mi último intento

-        Lo siento. Es la vida que me toco- dejo un beso en mi mejilla y salió.

Verla salir de mi departamento, me hizo sentir un vacío, me he acostumbrado mucho a esa muchacha.

Ojala esa clienta, la trate bien.

Gracias por el apoyo que estoy recibiendo de parte de ustedes. La verdad, cada vez me sorprendo con los correos de buenos augurios que me envían. Son muy amables.