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Mi hermanastra Debóra, la monja IV

en Lésbicos

Solo nos quedan unos 10 días a lo mucho, para que vuelva a su convento. He tratado de aprovechar mucho el tiempo, aunque sigue siendo tímida por momentos se atreve un poco más; a veces me hago la despistada pero me puedo dar cuenta que se queda mirando mi cuerpo, que se repasa los labios con su lengua, pero cuando fijo mi mirada en ella, prefiere huir. Es muy linda.

Estaba parada detrás de ella, viendo cómo se concentraba escuchando la misa en la Tv. Me acerque, inclinándome para poder susurrarle a su oído.

-          No te aburres de ver lo mismo-

-          Jamás. Amo escuchar las alabanzas hacia el santísimo- rodé mis ojos

-          No te gustaría escuchar música mejor- propuse

-          Cuando termine- bufe

Rodee el mueble, y me acerque a ella, para tomar el control. Cambie de canal hasta que encontré uno donde estaban pasando videos musicales. Débora trato de quitarme el aparato pero no la deje.

-          No, Débora yo no quiero ver esas estupideces

-          Regina, no blasfemes

-          Ni blisfimis- imite infantilmente

-          Iré al cuarto, entonces- se levantó, pero la tome de la mano ejerciendo un poco de fuerza para sentarla.

Me levante, la mire sonriente, mientras me sentaba a horcajadas en sus piernas.

-          Ahora que piensas hacer- pregunto.

-          Tengo ganas de hacerte un striptease.- insinué. Moviendo mis caderas sobre ella- ¿Te gustaría?- Volví a hablar

-           Eso es cuando se quitan la ropa- razono

-          Si, mientras te bailo sensualmente, me voy desnudando frente a tus ojos- vi como trago saliva- Que me dices, te lo hago- Me miro, pero no hablo solo asintió.

Sonreí como niña pequeña. Subí el volumen a la música. Como si Dios o tal vez el Diablo se lo propuso, la canción era muy sensual.

Empecé a moverme al ritmo de la música, sin dejar de ver los ojos de aquella mujer que me gustaba más de lo que llegue a imaginar. Mordía mis labios, y deslizaba mis manos desde la cabeza pasándola delicadamente por mi cuerpo. Podía ver como la mirada de mi hermanita estaba más oscura, se reflejaba el deseo que tenía por mí. Me di la vuelta, y me incline moviendo mi culito para ella, me pase las manos apretándolo. Gemí, comenzaba a sentir la humedad entre mis piernas.

Volví a ponerme de frente, tome mi blusa y la saque de mí. Abrió más sus ojos, pero continúe. Con mis manos apreté mis senos, los estrujaba con ganas, mientras me contorneaba al ritmo de la música. Baje mi mano por mi vientre, metiéndola por la pretina de mi shortcito hasta llegar a mi coñito, humedecí mi dedo índice. Me acerque a ella, y pase mi dedo por sus labios, abrió su boca por inercia e hice que me chupara el dedo, cerro sus ojos, se estaba convirtiendo en una viciosa.

Pero me aleje de ella, abrió sus ojos sin entender que había pasado. Tome mi dedo y lo chupe para sentir su sabor. Hmm, me encanta. Sonreí ladinamente, para luego desabotonar mi short, moví mis caderas, le di la espalda y me incline para quitármelos mostrándole mi culito redondo.

Entre abrió sus labios cuando vio mi braguita negra de encaje.

-          ¿Te gusta lo que ves?- ronronee, sin dejar de moverme

-          Dios. Regina, eres el demonio.

-          Pero bien que te encanta quemarte en mi paila

-          No puedo negarlo- susurro

Desabroche mi sujetador lanzándolo hacia ella, se sorprendió pero lo tomo entre sus manos llevándolo a sus fosas nasales

-          Huele a ti- menciono en tono bajo.

Me gusto esa valía, pellizque mis pezones y di un gritito, mi cuerpo pedía atención pero quería seguir excitándola. Cerré ms ojos y continúe jugando con mis tetas, cuando me canse de hacerlo. Me puse en cuatro y comencé a gatear hasta llegar donde ella estaba sentada. No despego la mirada de mis tetas mientras gatee.

-          Esta gatita quiere que le quites la braguita con los dientes- pedí

-          Yo no sé cómo hacerlo- sonreí

-          Solo acércate y toma con tus dientes mi tanga- lo dudo- Soy tu gatita, compláceme

Se irguió, boto todo el aire que tenía acumulado en sus pulmones y se atrevió. Puso sus manos en mi cadera cuando ya estuve parada. Tomo la prenda y bajo con ella entre sus dientes, tuvo que arrodillarse para lograr el objetivo. Miro desde su altura a mis ojos, no sé cómo puede en sus ojos reflejar inocencia y lujuria a la vez.

-          Mierda- resople

La tome de su cabellera y la pegue a mi sexo, no se resistió, empezó a lamer desesperadamente.

-          Oh si, que rico, cómeme el coño, sí que bien lo haces- con mi mano la mantenía en su puesto, empecé a mover mis caderas restregándome en su boca.  La aleje cuando sentí que estaba a punto de llegar. Vi su carita llena de mis fluidos y me enloqueció su imagen.

-          Siéntate- ordene. Esta vez no rechisto y lo hizo.

Tome la posición inicial, me senté entre sus piernas. No me importaba que dejaría su falda manchada con mis fluidos. Empecé a restregarme en ella, tome sus manos y las lleve a mi trasero. Sentí como los apretó y no puede evitar sonreír, seguía moviéndome y ella continuaba apretujándomelas

-          Dale amor a mis nenas- moví mis senos para que me entendiera

Se inclinó y tomo uno de ellos, lo succionaba con demasía, había aprendido en todo este tiempo que llevamos acostándonos. Di un gritito cuando mordió mi pezón

-          Que rico, sigue así no pares- rogué

Una mano tomo mi otra teta y empezó masajear, sin dejar de atender mi otra nena con su boca. Lo que más me ponía era que lo hacía sin dejar de ver mi rostro, esa imagen se quedaría en mí para siempre. Me moví más fuerte, rozaba mi clítoris en su muslo y eso hacía que sintiera electricidad y espasmos a cada momento. No aguante ni un segundo más, me baje de ella y me recosté en el sofá abriendo mis piernas

-          Cómeme el coño, lo necesito- pedí urgida

Se tumbó y se puso manos a la obra. Grite al contacto de su lengua con mi ya sensible clítoris, me correría pronto. Pasaba su lengua por mi hendidura y con su pulgar masajeaba mi abultado botoncito.

-          Méteme los dedos. Joder- gruñí

-          No- gimió. Me tomo por sorpresa- Te hare correr con mi lengua.

Se dibujó una sonrisa en mi rostro, vaya con la monjita. Metió su lengua dentro de mí, y separe mi espalda del mueble. Mierda.

Abrió mis labios con sus dedos mientras mantenía un mete y saca de su lengua, la hundió más y movió su rostro hacia los costados de mi sexo. Eso provoco que me corriera como nunca. Pose mis manos en su cabeza y la apreté. No dejaba de temblar, mientras mi hermanita seguía dando lametazos, tomando todo lo que había botado. Subió hasta ponerse a la altura de mi cara.

-          ¿Lo hice bien?- pregunto. Vi su nariz con algo de mi juguito. Le retire con mi dedo y lo saboree.

Bese sus labios, para poder sentir mi sabor mezclado con el suyo

-          Estuviste genial, cariño- sonreí abiertamente. Ella hizo lo mismo y escondió su rostro en mi cuello. Me gusta cuando se intimida.

-          Creo que ver esos videos que tú ves han servido- volví a reír

-          Pornografía así se llama. Aunque no debes creerte todo lo que muestra- saco la cabeza de su escondite, escrutando me.

-          No me mires así, algunas cosas son ficción. Pero lo que has aprendido no está nada mal.- golpeo mi hombro con su brazo- Ven aquí mejor.

La atraje para volver a besarla, me deleite de sus labios, metí mi lengua invasora a su boca, acariciando su paladar. Gemía cada vez más fuerte por mi arrebato. No puede igualarme pero sé que llegara el momento que lo haga. Pose mis manos en su trasero, apretándola contra mi cuerpo.

-          Creo que no estamos en igual de condiciones- insinué

Se arrodillo, me incline hacia adelante y le retire su blusa con algo de escote. Le había pedido que cambiara de vestimenta mientras este en casa. Sus senos rebotaron. Mierda ha estado sin sujetador.

-          Que perversa- susurre

-          Me hacía calor- se excusó, tratando de ocultar una sonrisa

-          Ojala haga calor todos los días

Me abalance a una de sus tetas, me fascinan que sean tan grandes, que tenga que esforzarme en atenderlas. La chupaba vigorosamente, puse mi mano en su espalda baja para pegarla más a mí. Con la otra mano baje el cierre de su falda, eso aún no logre que cambiara. Sin embargo, no podía negar que era muy morboso verla con ese contraste. Sensual del torso para arriba y muy monja en la parte de abajo.

Comencé a bajar su falda; la recosté para terminar de quitarla. Continúe comiéndome esas bubis ricas, las apretujaba y con mis dientes la hacía gritar, al morder sus pezoncitos bien erectos. Deslice mi mano hasta su sexo. Estaba muy húmedo.

-          Parece que alguien está muy mojada- ronronee a su oído

-          Tú lo provocas

-          Me encanta hacerlo- hable mientras chupaba su oreja- quiero probar algo nuevo- insinúe

Le propuse usar un arnés, sabía que no me iba a entender, le pedí que me esperara hasta que fuera a mi habitación. Aun no podía correr pero trate de ir lo más rápido posible. Encontré  lo que buscaba, y baje, con mi arnés en la mano. La haría aullar del placer. Pero me detuve cuando vi lo que hacía. Se estaba masturbando.

Camine lentamente, vi como tenía dos dedos dentro dándose placer y su otra mano en su seno masajeándolo. Me pare frente a ella, siendo una espectadora del gran espectáculo que protagonizaba mi hermanita. Comenzó a gemir más fuerte, su cuerpo se estremeció y vi como tenía un orgasmo. No lo pensé y me metí entre sus piernas para recoger su manjar, daba lamidas en todo su centro para que no se desperdiciara nada. Cuando termine la vi a os ojos

-          Ha sido lo más bello que han visto mis ojos, ver dándote placer. Uff, me he mojado mucho.

-          Mi cuerpo estaba en combustión y tú no bajabas, de repente mis dedos buscaron  mi vagina y no pude parar- hablo avergonzada

-          No te avergüences Débora, si el cuerpo te pide solo lo complaces, Es algo natural, aunque estando conmigo no necesitas masturbarte, para eso estoy yo.- me acerque y le robe un beso.

-          Que es lo que tienes en la mano- pregunto mirando lo que había ido a buscar

-          Arnés o strap on- mencione- lo utilizare para darte placer. Lo voy a hundir en tu coñito hasta que te corras- abrió sus ojos por la sorpresa

-          Esa cosa grande y negra. No, esta vez no cederé- hablo asustada

-          Confía en mi- tome su rostro e hice que me vea a los ojos

-          Nunca haría algo para lastimarte, solo quiero enseñarte; mírame, si sientes que no aguantas, yo paro, de acuerdo.- me perdía en sus ojos. Mierda que me pasa.

Lo bueno que logre convencerla

Le pedí que se pusiera en cuatro, la parte de arriba sobre el mueble y sus rodillas al suelo. Me coloque el arnés y lo ajuste.

Antes comencé a jugar con su huequito, sé que aún no puedo comérmelo pero lo hare en algún momento, quiero que sea mía por todos lados. Acaricie su entrada pasado mis dedos suavemente para excitarla más, hundí mi dedo tomando los juguitos de su interior, los esparcí en mi falo. Me acerque y lo ubique en su coñito. Lentamente fui introduciéndolo para que se acostumbrara a  la sensación. Dio un gritito

-          Tranquila cariño, lo hare lento, tú me dices cuando cambie de ritmo.

Me moví despacio, llevado un vaivén de arremetidas deliciosas, ejercí un poco de fuerza, al ver que no rezongaba, el chasquido de sus jugos me excitaba  mucho.

-          Diosss, dame más, necesito mas- aulló

Fue como música para mis odios, tome sus caderas y empecé a penetrarla duro, cada estocada era un gritito

-          Eso Débora grita, disfruta como te destrozo el coño

Mis caderas se movían muy rápido, me mojaba escuchar el sonido que hacia mi pubis golpeando el culito de mi monjita, le di dos estocadas más y empezó a convulsionarse.

-          Hmm… ahh, esto es delicioso

Saque mi falo y me agache a recoger mi premio, nunca me cansaría de su elixir, su sabor era alucinante, embriagante. Cayo cansada al suelo, podía divisar la perlas de sudor esparcidas en su hermoso rostro.

-          ¿Te gusto?- pregunte mordiendo mis labios

-          Mucho, al comienzo sentí incomodo, pero después el calor se apoderó de mi cuerpo, esa cosa se movía llenándome toda por dentro y me hacía ver estrellas- me carcajee por su relato

-          Entonces, fue una hermosa experiencia- afirme

-          Sí, es algo que no podré olvidar por mucho tiempo

-          Me alegro. Me siento muy bien por haber sido yo. Creo que me gane el cielo

-          Que va. Tú, tienes ganado el infierno por corromper a una sierva del señor- hablo poniendo su carita de victima

-          Entre el cielo y el infierno, prefiero quedarme entre tus piernas, quemarme con tus jugos y vanagloriarme con tus grititos.

-          No tienes remedio. Pero no puedo negar que me gusta mucho lo que hemos vivido- mi corazón se aloco en ese momento

-          Pero debes volver al convento, tu eres monja- replique

-          Claro, tengo mis votos temporales. Cuando regrese de vacaciones estoy pensando en hacer mis votos perpetuos.

-          ¿Y eso que significa?- pregunte intrigada

-          Ya no volvería a salir. Es mi encierro total- sus palabras lastimaron mi corazón

-          ¿Por qué? No te gustaría volver a verme. Y tu mamá, o sea te olvidaras de todos

-          Esa es la meta que tenía puesta. Aunque debo confesar que ya no estoy tan segura- eso devolvía algo de esperanza

-          Piénsalo bien, si no lo haces, podemos seguir viéndonos- mierda no sé de donde salen todas estas palabras.

-          Por ahora no puedo contestarte, lo siento Regina- se levantó dejándome sentada, pensando que pasaría cuando se fuera definitivamente.