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Años 50 (6): Disfrutando con las animadoras

en Lésbicos

Años 50

Años 50 (6) – Disfrutando con las animadoras

Me quedé mirando a mi madre. No podía creer que ella fuera bisexual y que probablemente hubiese cometido incesto con su madre y su abuela. Simplemente no parecía posible. Era la persona más aburrida que conocía, quiero decir que era la directora de la escuela secundaria… ¿qué puede ser más aburrido que eso?

También sabía que tenía averiguarlo, si es que la bisabuela decía la verdad. Además… ¿por qué iba a mentir? Me pregunté si la señora Jenna Blythe, una de mis mascotas y amiga de mamá, sabría algo. En realidad empecé a preguntarme si la mascota estaría escondiéndome algo… ¿Habrían comido coños juntas alguna vez?

Fue entonces cuando recordé vagamente algo en la carta de presentación que la bisabuela me había dejado junto con su diario. La cogí y la releí:

“Usa la frase “Siéntate, mascota” y tu madre sabrá que me estás reemplazando”

Sólo una frase y mi coño ya estaba ardiendo, aunque aún no estaba lista para decir esas dos palabras. Así que tomé mi teléfono y llamé a Jenna. Cuando ella respondió le pregunté directamente.

- ¿Está tu esposo en casa?

- Está en una reunión – respondió.

- Bien, estaré allí en 20 minutos…

- ¿Qué…? Tengo que salir a comprar y…

- Estate en casa – la interrumpí, y colgué.

Había aprendido que mis escasas mascotas adultas tenían algo en común: continuaron negando su deseo de obedecer y complacer pero, sin embargo, siempre obedecieron, especialmente cuando me mostraba dominante. Me pregunté si alguna vez llegaría a ser tan dominante como la Sra. Carol con mi bisabuela en la década de 1950.

Quince minutos después estaba en casa de Jenna, con mis piernas abiertas y ella lamiéndome.

- ¿Alguna vez te has follado a mi madre?

- ¿Qué…? – preguntó sobresaltada, mirándome.

- ¿Tú y mamá habéis comido coños?

- No – contestó entre lamidas – ¿Qué te hizo pensar eso?

- No lo sé, era sólo una corazonada…

- Tu madre es una mujer muy recta – se burló cuidadosamente, para que no me enojase.

- Qué mal… Apuesto a que sería una gran mascota…

- Oh, yo…

- ¿Qué? Dicen que el incesto es lo mejor…

- Eres mala… – dijo Jenna con adoración, sacudiendo su cabeza mientras volvía a lamer. Siempre se mostraba diferente cuando estaba entre mis piernas.

- Y tú te estás comiendo el coño de la amiga de tu hija… – indiqué, queriendo recordarle lo zorra que era.

- Y amándolo… – ronroneó, mientras empezaba a chupar mi clítoris.

- ¿No se supone que deberías estar comprando alimentos como una buena esposa y madre? – dije gimiendo.

Gemí y me recosté, disfrutando de su lengua, hasta que me corrí un par de minutos más tarde. Entonces le ordené.

- Quiero que hagas un poco de strip-tease para mí…

- ¿De verdad…?

- No puedo hablar más en serio…

- Lo siento…

Dijo mientras empezaba a desnudarse. Nuestra relación hasta ese momento fue llegué a su casa, extendí mis piernas y ella me hizo correrme. Eso, más un poco de burla para tenerla desequilibrada. Pensé que era el momento de ampliar sus límites.

- Tienes un buen culo, puta – la felicité.

- Gracias – respondió, con su cuerpo temblando, bien fuese por estar desnuda ante una imprevisible amante o bien por el frío del ambiente.

- Es hora de comprobar lo ajustado que está…

- ¿Qué…? – preguntó preocupada, sin comprender lo que quería decir.

- Ponte de rodillas – ordené.

- Está bien – dijo obediente, cayendo de mala gana sobre la alfombra.

- A cuatro patas, como un cachorro – le ordené, tratando de ser tan dominante como la señora Carol.

Volvió a obedecer.

- Arrástrate hasta tu habitación.

Volvió a obedecer.

- Súbete a la cama.

Ella no dudó y obedeció, poniéndome detrás de ella y empezando a lubricar silenciosamente mi juguete.

- ¿Alguna vez te han follado el culo, mascota?

- ¿Qué…? ¡No! – dijo, saltando alarmada al ver claramente cuáles eran mis intenciones.

- Joder, sí…

- Por favor, señora… Mi culo no… - suplicó.

- Si alguna vez quieres volver a comerte mi coño me vas a rogar que desvirgue tu culo – la amenacé, frotando el juguete arriba y abajo entre sus nalgas.

- Oh, Dios… - suspiró - ¿Por qué nunca te puedo decir que no?

- Porque mi coño es la perfección… - respondí, empujando lentamente el juguete en su culo.

- Ohhhhhh – gimió cuando empecé a sodomizarla.

- Dime que quieres ser mi puta – le ordené mientras empujaba más profundamente.

- Oh, Dios – suspiró con todo su cuerpo temblando mientras su culo se llenaba y se estiraba.

- Dímelo – repetí, con una leve amenaza en mi voz esta vez, con mi Carol interna intentando salir a jugar.

- Por favor – gimió, claramente incómoda – A la mierda mi culo… Ama…

- Buena chica – ronroneé, pasando de dura Domme a tierna Ama.

- Por favor, despacio – suplicó con los dientes apretados.

- Por supuesto – dije conforme – Al menos hasta que tú misma ruegues que te follen…

Y durante un par de minutos la fui llenando lentamente, manteniendo la suavidad. Luego la follé despacio, consiguiendo poco a poco que se sintiese cómoda al tener un juguete en su culo. Y luego empecé a frotar su clítoris con mi mano libre. Sus suspiros se convirtieron en gemidos y continué burlándome de ella, haciendo que su excitación aumentase, hasta que ocurrió lo inevitable: me suplicó que le follara el culo.

- Oh, señora, por favor… Fóllame el culo… Quiero correrme…

- Sólo las putas sucias suplican que les follen el culo, las que son realmente sucias – dije cuando empecé a bombear con el juguete con más energía a la vez que golpeaba su clítoris.

- Oh, mierda… - gimió, apoyando la cabeza en la almohada.

- Qué puta tan sexy – ronroneé, mientras seguía con mi doble juego.

- Oh, por favor, no te pares – suplicó, haciéndose su respiración más pesada por la cercanía de su orgasmo.

No me detuve y por fin llegó su orgasmo, corriéndose con fuertes gritos unos segundos después. Manteniendo a tope la vibración en su culo le ordené que me llevase a un segundo orgasmo con su lengua antes de regresar a casa. Planeaba seguir leyendo el diario de la bisabuela, incapaz de cumplir la regla que me puse la semana anterior para limitarme en su lectura… Era mucho más fascinante y adictivo que una telenovela.

De vuelta a casa, con suerte mi vagina estaría saciada por un par de horas, así que abrí el diario y seguí leyendo…

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Después de nuestra increíble noche de incesto extremo, durante las siguientes semanas mamá y yo tuvimos sexo cada vez que teníamos oportunidad. Mamá se metía en mi cama después de que papá se fuera a trabajar y desayunábamos en la cama… en forma de sesenta y nueve. A veces lamía en secreto el coño de mamá mientras estaba sentada en la cocina hablando con la abuela, otras veces lo hacíamos en la cocina con papá viendo la televisión en el salón, otras nos metíamos los puños, yo a ella o ella a mí, o mamá usaba un arnés conmigo o yo un strap-on en ella… El culo de mami me follaba. Jodido culo de mamá…

Por supuesto, también algunas veces jugué con Eleanor y continué mi entrenamiento, y comencé mi nuevo hobby de hacer ilustraciones de posibles seducciones… Me pregunté cómo sería seducir a la Sra. Parker, mi profesora de piano, así como a su hija, Sophia, que era una estrella del baloncesto y un poco perra.

Incluso le pregunté a mamá…

- ¿Tú cómo harías para seducir a alguien?

- Tú eres la seductora, yo fui seducida…

- Y dominada – añadí juguetona.

- Por ti… - me reí.

- Sólo después de que ambas sucumbiésemos a la señora Carol…

- Dos guisantes en una vaina – sonrió, antes de hacerme arrodillarme y empezar a servirla.

- Estoy pensando intentar ir a por la señora Parker…

- ¿De verdad? – preguntó sonriendo, mientras sus manos me empujaban más profundamente hacia ella.

Después de que mami se corriera en mi cara unos minutos más tardé volvió a hablar.

- Por cierto, Ashley también es miembro de la sociedad. Eleanor la sedujo hace un par de días.

- ¿Qué? – Jadeé – ¿Fue la historia principal? – le pregunté, mientras la hacía arrodillarse para que me devolviese el favor.

Estaba molesta porque Eleanor había seducido a alguien antes que yo, aunque yo primero la seduje a ella, así que supongo que yo fui la primera en seducir a alguien. Estaba orgullosa de ella por haber tomado la iniciativa, y su comportamiento virginal y tímido había sido aparentemente exorcizado por nuestra orgía incestuosa (¿Se puede exorcizar la inocencia?). Mamá se echó a reír.

- También se publicó en Headline News… ¡con fotos!

- Suficiente. Ahora dame un poco de lengua – dije sonriendo, agarrando su cabeza y guiándola a mi coño.

Y luego disfruté de un agradable orgasmo sintiendo alrededor de mi coño la lengua amorosa de mi madre.

Tengo que ser honesta aquí; la verdad es que durante el resto de mi último año no fui una gran seductora, eso era algo que me llevaría años dominar, poder controlar mi dualidad de sumisa y dominante, pero durante la secundaria y hasta los veinte años fui sólo sumisa. A medida que avanzaba el año comencé a perder mi asertividad… y a mi mejor amiga.

Eleanor, por su parte, también salió de su caparazón después de que la sedujera y descubrió quién era: una lesbiana completa y, sorprendentemente, una verdadera dominante. No sólo sedujo a la Sra. Parker y la llevó a la sociedad secreta, sino también a su hija, convirtiéndola en nuestro juguete y nuestra mascota.

Mientras tanto, yo no dominaba en absoluto, siempre ansiosa porque alguien me dijera qué hacer, especialmente Eleanor, que astutamente se convirtió en mi Ama sin usar la palabra. Ella me llamaba y yo iba hacia ella, a veces incluso uniéndome a otras de sus cada vez más mascotas para servirla a la vez. Eleanor sedujo a nueve adultas y a cuatro chicas de nuestra edad antes de que terminara el año, incluyendo a Valerie, una animadora que era incluso más sumisa que yo. Pronto me di cuenta de que Eleanor realmente disfrutaba teniendo a dos chicas comiéndose su coño a la vez. 

Ocurrió por primera vez cuando estudiábamos para un examen de inglés las tres juntas, Valerie, Eleanor y yo. Aún no sabía que Valerie se había sometido a ella, aunque ya hubiésemos discutido la posibilidad varias veces.

- Necesito un descanso – dijo Eleanor.

Para ese momento debo señalar que habían pasado tres meses desde la orgía descrita en el capítulo anterior (“Madres e Hijas”), aunque desde entonces habían tenido lugar tres más, incluyendo en ellas a la Sra. Parker y a su hija Sophia, y Eleanor se había establecido claramente como la única que me controlaba, aunque nunca lo hubiésemos hablado, sólo con un entendimiento silencioso. La había lamido en el baño de la escuela, debajo de la mesa de la cocina mientras cenaba con su madre (esa vez, en realidad, las lamí a las dos a la vez), en su dormitorio mientras estudiaba o leía, aunque Eleanor ocasionalmente me devolvía el favor, lo que sucedía cada vez menos.

- Sí, suficiente Shakespeare – dije de acuerdo con ella.

- “Para ti mismo, sé verdadero”… -sonrió Eleanor.

- “Y debe seguir, como la noche y el día” – continué.

- “No puedes ser falso para ningún hombre” – finalizó Valerie.

- O mujer - corrigió Eleanor, mientras se quitaba el vestido y preguntaba - ¿Tienes hambre? 

Mis ojos se agrandaron, mientras que ella abrió sus piernas para mostrar su hermoso coño mientras continuaba.

- ¿Quieres un poco de pastel casero…?

- ¡Eleanor! – jadeé – Valerie está aquí con nosotras.

- Ven a comer un poco de pastel – ordenó, sonriendo maliciosamente.

Para mi sorpresa observé como, sin vacilación, Valerie dejó caer su vestido al suelo, moviéndose a continuación rápidamente hacia Eleanor y enterraba su cara en su coño sin decir una palabra. En ningún momento me miró mientras mantenía la cabeza gacha, aunque su personalidad era algo beligerante.

Eleanor me sonrió, y observé asombrada a la popular animadora obedeciendo con entusiasmo y lamiendo a Eleanor. La jerarquía social cambió a través de su vagina...

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(Mi dulce Kimmy, siempre recuerda que el coño, vagina, lillypot, kitty, etc., es especial para las mujeres, y con tener uno tenemos un poder que la mayoría de las mujeres no saben que realmente lo tienen. Recuerda siempre que tienes un poder insondable. Úsalo para bien... y para divertirte).

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Después de un par de minutos, Eleanor me señaló con su dedo y luego a su coño. Mis ojos se abrieron de nuevo. 

- ¿Ahora? – dije, y ella asintió. 

Y mi coño se incendió al ver a la animadora hacer lo que sentí era mi “trabajo”. Obedecí a Eleanor un poco celosa, como siempre hacía, mientras me desnudaba y me colocaba entre sus piernas para unirme a la otra mascota.

- Oh, sí, compartid mi coño las dos… - gimió.

Durante unos minutos lamió Valerie, luego lo hice yo, yendo de un lado a otro como las dos mitades de un yo-yo lésbico hasta que Eleanor gritó.

- ¡Ya voy! ¡Me corroooooo! 

Roció en todas partes, lo cual fue épico, mientras observaba a Valerie alejarse con asombro y hambre. 

A partir de ese momento, a menudo hacíamos doble equipo, bien fuese con las MILFS o con otras compañeras de clase. Podía ser con la nueva maestra que reemplazó a la Sra. Welsh mientras estaba de baja por maternidad, a la recién casada Sra. Roberts en su clase después de terminar, donde le lamí su maduro coño y Eleanor le folló el culo.

O cuando ambas terminamos haciéndole una doble penetración a la Sra. Valentine, que había sorprendido a Eleanor con su hija y terminó siendo la siguiente miembro de la sociedad lesbiana secreta. Eleanor tenía la capacidad de aprovechar las oportunidades para seducir, la chica que consigue auténticas gangas gratis.

Aún más sorprendente fue hacer correrse a Sarah, mi animadora de fantasía, mientras su hermana universitaria nos observaba, y a quien Eleanor ya había seducido mientras estaba en una gira universitaria la semana anterior.

Desafortunadamente, cuando Eleanor floreció como una seductora, languidecí, sintiéndome inadecuada.

Al final, el problema era simple: yo dejaba de ser una seductora y, a medida que Eleanor prosperaba, poco a poco me desvanecí y me volví insegura sobre quién era yo y sobre nuestra amistad. En los últimos meses de nuestro último año nos fuimos alejando, y cuando me vio me usó, me dominó, lo cual, irónicamente, amé, pero nuestro tiempo juntas se fue volviendo cada vez menor a medida que ella se convirtió en animadora durante nuestro último semestre cuando, hace un año, eso hubiese sido inimaginable.

Por otro lado, la señora Carol a menudo me enviaba a servir a comunidades cercanas, como un juguete para ser usado por una MILF de la comunidad durante una noche, o como un regalo de cumpleaños para Courtney, una animadora de un pueblo cercano durante su dieciocho cumpleaños y que ahora era candidata para “aprender” el divertido modo de vida de la sociedad secreta de lesbianas. Durante todo el fin de semana me utilizó, haciéndolo las dos al menos una docena de veces y su madre el resto, y experimentó tanto con mi  coño como con mi culo con variedad de objetos, desde velas a una cuchara de madera, un pepino, su puño, e incluso algunos juguetes que pertenecían a su hermano menor.

Excepto por mi falta de tiempo con Eleanor, mi último año estuvo bastante bien cuando acepté mi debilidad y disfruté plenamente de mi papel natural de sumisa obediente. Obtuve buenas notas, pasaba tiempo con mi novio (que no parecía extrañarse de mi comportamiento, chupándole la polla y tragándome su semen en todas nuestras citas), y servía a una docena de mujeres. Pero no importaba lo que hiciera, mi orgullo por mi sumiso papel estaba comprometido y me sentía perdida, como si no estuviera cumpliendo mi verdadero papel, mi auténtico propósito. Y me di cuenta de que las cosas habían cambiado entre Eleanor y yo cuando me llamó el día antes de la graduación y, después de no haberla servido ni estar con ella durante las dos últimas semanas, me dijo que tenía una tarea para mí.

- No puedo esperar – respondí, ansiosa por estar entre sus piernas otra vez. Su vagina era una de las que más extrañaba.

- Genial. Ve a casa de Valerie ahora, quiere una mascota para esta noche.

- Oh… - dije desilusionada, intentando recuperarme para no mostrarle mi decepción – Está bien, suena genial…

- Te quiero. Adiós – dijo cuando colgó, sin que hablásemos más.

Eso me dolió, ya que habíamos sido desde siempre las mejores amigas, hablando durante horas algunas veces, y ahora… habíamos tenido sin lugar a dudas nuestra conversación más corta. Suspiré, y las lágrimas brotaron de mis ojos cuando me di cuenta de que no sólo estaba perdiendo a mi mejor amiga, sino que era ella quien me echaba de su vida. A regañadientes, sin emocionarme en absoluto por acercarme a la chica que me había robado a mi mejor amiga para reemplazarme entre sus piernas, fui a casa de Valerie como la sumisa obediente que era, aunque ella era la chica más sumisa que conocía…

- Realmente solo haces lo que te dicen, ¿no?

- No lo sé – contesté, sintiendo como mis mejillas enrojecían.

- Entra – me ordenó.

Lo hice, dándome cuenta de que al hacerlo había obedecido otra orden. 

- De rodillas – ordenó de nuevo.

Otra vez obedecí, incapaz de defenderme. En aquel entonces todo lo que sabía era que necesitaba obedecer.

- Mierda, las chicas te van a adorar -  se rió mientras chasqueaba los dedos – Arrástrate y sígueme…

Mis mejillas ardían mientras me preguntaba quiénes serían las chicas pero, como siempre, la seguí. Tan pronto como entré en su salón vi a Sarah y a Pam, otras dos animadoras, sentadas en el sofá, y Sarah era mi fantasía oculta. A veces incluso soñaba que ella me hacía el inimaginable favor de decirme que yo le gustaba.

- Eleanor no mentía – dijo Sarah, quedándose sin aliento.

- No – contestó Valerie – Tenemos nuestra propia mascota para toda la noche…

Mi rostro ardía ante las palabras de Valerie y la traición de Eleanor. Ser una mascota no era un problema para mí, probablemente lo disfrutaría, ser la mascota de una animadora era una gran fantasía, pero ser tratada simplemente como un juguete desechable por mi mejor amiga, que me regalase simplemente como una estúpida bimbo para que me usasen… Eso dolía, y mucho…

- Desnúdate, Becca – ordenó Sarah, aunque no de una manera malintencionada.

Me puse de pie y me desnudé. 

- Wow, tienes un cuerpo precioso bajo esas conservadoras ropas – dijo Sarah cuando me desnudé.

- Gracias – contesté, halagada por el cumplido.

- Aparentemente, las nerds pueden  ocultar algunos secretos bastante buenos detrás de sus exteriores sosos y aburridos – agregó Pam.

De repente, decidiendo disfrutar de la velada, de la fantasía, le devolví la sonrisa.

- Sí, por ejemplo, podemos ser grandes amantes de los coños…

- Oh, sí – se rió Sarah, sorprendida por mis palabras. 

- Veamos si eso es cierto - dijo Pam, dando una palmadita en el sofá para que me acercase.

Obedecí, como una buena mascota, y me senté entre ellas.

- Qué lindas tetas - ronroneó Sarah, mientras las acariciaba para inclinarse y besarme.

Esperaba que me usaran, pero el beso fue una sorpresa tierna y bienvenida. Sus labios eran suaves y cariñosos. Por supuesto, le devolví el beso con gratitud cuando sentí que Pam se levantaba del sofá, momento en el que mis piernas se separaron. Quería mirar hacia abajo, pero estaba completamente intoxicada por el beso, incluso cuando sentí los dedos deslizándose dentro de mí. En ese momento Sarah rompió el beso.

- Pam nos ha lamido durante todo el año, y se ha convertido en una adicta.

- Ya veo - gemí, cuando sentí que la lengua de Pam comenzaba a lamerme. Queriendo demostrar que yo también quería comerme el coño de Sarah, agregué - Me han dicho que soy también un juguete bastante agradable para los coños…

- Oh, espero confirmarlo - sonrió Sarah, mientras continuaba besándome.

Le devolví el beso durante varios minutos mientras ella acariciaba suavemente mis tetas, pellizcaba mis pezones, todo mientras Pam me lamía el coño con avidez y me acariciaba lentamente. De repente sentí que mi coño se estiraba hasta el límite cuando sentí el puño de Pam deslizarse dentro de mí, y gemí con fuerza, rompiendo el beso. No quería, los labios de Sarah contra los míos se sentían cálidos y suaves, pero un puño en mi coño centró toda mi atención, enviando eróticos relámpagos a todo mi cuerpo.

- A ella también le gusta el “fisting”… – me explicó Sarah, como si fuese algo casual.

- ¡Me corrooo! – gemí, sintiendo mi orgasmo crecer rápidamente.

 Sarah se inclinó y me besó de nuevo cuando Pam, aún con el puño en mi mano, volvió a lamerme. Gemí en la boca abierta de Sarah justo antes de que su lengua comenzara a explorar apasionadamente la mía.

No es extraño que, después de sentir como mi clítoris era acariciado, otra vez tuve que romper el beso con Sarah cuando empecé a gemir.

- Oh, sí, Pam, me voy a correr con tu puño en mi coño…

- Ven, Becca, ven puta sexy – ronroneó Sarha, acercando su boca a mi oreja y tirando suavemente de ella con sus dientes.

Su aliento cálido y suave ordenándome fue la gota final que me hizo estallar.

- ¡¡¡Sí!!!

- Eres tan sexy – susurró Sarah, con sus labios apretándose de nuevo contra los míos cuando me corrí.

Pam continuó follándome durante mi orgasmo, hasta que mi cuerpo dejó de temblar, y sacó su mano, escapando de mí todo mi flujo. Sarah se sentó en el borde del sofá y sonrió cálidamente.

- Becca, creo que es hora de aceptar tu generosa oferta.

- Es un placer – dije sonriendo, con mi cuerpo temblando cuando de nuevo me incliné y enterré mi cara en su recortado coño.

- Oh, sí, cariño, lame – gimió.

Y lo hice durante un momento. Lamí, saboreé, toqué, disfrutando de su dulce sabor, de su néctar de miel, de su aroma embriagador. ¡Dios! Quería hacerla correrse, saborearla cuando lo hiciese, para demostrar que era una buena mascota, que era digna…

- Oh, maldita sea… Becca, quiero que me folles el coño…

Obedecí, intoxicada por su sabor, y ni siquiera dudé. Deslicé mis dedos pulgar e índice dentro de ella, extendiéndolos, y luego cerré mi puño para sacudirlo dentro de ella.

- ¡Fóllame! – gritó, cuando la mitad de mi antebrazo desapareció dentro de su hermosa vagina.

Copié lo que Pam me había hecho a mí unos minutos antes, volviendo a lamerla mientras movía furiosamente mi puño.

- Oh, Dios, oh sí, joder, sí, sí, joder…. – balbuceó, antes de que su cuerpo se convulsionara y empezara a correrse.

Rápidamente saqué mi puño, queriendo saborear la mayor cantidad de su miel que pudiera, lamiendo con avidez mientras ella se corría hasta que me apartó.

- Para o me mearé en ti…

- Hazlo si quieres… - dije por la lujuria que me invadía en ese momento.

- No, y menos en el sofá, no te mereces eso – dijo mientras corría al baño.

- Realmente eres una pequeña zorra pervertida, ¿verdad? – me dijo Pam, echándose a reír, contestándole yo encogiéndome de hombros.

- Eso está bien – dijo ella – También me gusta el “tribbing”…

- ¿Qué es eso? – pregunté mientras se desnudaba.

- Oh, no habrás vivido hasta que no lo hayas probado – dijo entusiasmada, aunque sin responder mi pregunta.

Una vez desnuda me llevó al dormitorio, donde se podían ver los libros esparcidos. Obviamente habían estado estudiando, y yo había llegado durante su largo descanso.

- Acuéstate sobre tu espalda – ordenó.

- Sí – respondí.

Se movió y se unió a mí en la cama. La observé, confundida, mientras movía sus piernas hacia mí y me ordenaba que levantase mi culo. Su pierna pasó por debajo de la mía, la otra pasó por encima de mi muslo y, de repente, nuestros coños se estaban besando, haciéndome gemir cuando sentí el contacto.

- Oh – gemí mientras Pam empezaba a frotarse conmigo – Muy acrobático… 

- Podrías ser animadora – dijo Sarah, observándonos desde detrás.

- Esas son palabras que jamás pensé que escucharía – me reí.

- Eleanor dijo lo mismo – contestó Valerie, dándome cuenta de que había desaparecido durante un rato.

- Concéntrate en mí, Becca – ordenó Pam – Muévete, presta atención y haré que realmente valga la pena.

Cerré los ojos, concentrándome en las deliciosas sensaciones de nuestros coños rozándose, olvidando que estaba siendo observada por dos animadoras, y comencé a azotarme mi culo mientras nuestros coños se frotaban cada vez más rápido, creando una forma de estimulación que nunca había sentido antes. No era como sentir una lengua en el coño, pero me estimuló, y rápidamente llegué a mi segundo orgasmo de la noche.

- Qué caliente – dijo Valerie.

- Totalmente de acuerdo – dijo Sarah.

La respiración de Pam y la mía se hicieron más pesadas, jadeantes, y las dos empezamos a movernos más deprisa, usándonos una a otra para corrernos. Y, por raro que sea, ambas nos corrimos a la vez, algo que pasó en escasos de mis cientos de encuentros sexuales.

- ¡Sí! – gritó Pam mientras mi orgasmo me sacudía, derrumbándome y permitiendo que el placer fluyera en cascada a través de mí.

Todavía sentía los últimos espasmos del orgasmo cuando sentí algo húmedo en mi cara. Abrí los ojos y vi un primer plano del gatito de Valerie.

- Lámeme, Becca, soy la única que aún no se ha corrido…

Extendí la lengua y la lamí por primera vez ya que, hasta el momento, las únicas veces que habíamos estado juntas habíamos servido a Eleanor y no entre nosotras. Pero en ese momento descubrí que su coño, como los demás, era dulce y celestial, y cuando empecé a lamer sólo deseé seguir haciéndolo más y más.

- Oh, sí – gimió – Cómete mi coño, empollona impaciente….

Ya lo estaba haciendo, así que sus palabras eran redundantes, pero era obvio que quería demostrar que en ese momento estaba encima de mí, tanto física como jerárquicamente. Lamí durante un momento, mientras Pam se retiraba, hasta que Valerie agarró mi cabeza para frotarse en mi cara hasta que se corrió poco después.

Después de compartir algunos refrescos en silencio, terminamos en una cadena de cuatro margaritas, en la que mi cara estaba enterrada en la dulce entrepierna de Sarah, la de Sarah en la de Valerie, la de Valerie en la de Pam y la de Pam en la mía, lamiéndonos unas a otras antes de regresar a mi casa, eufórica tras mi noche con las animadoras, una fantasía hecha realidad. No tenía que soñar que le gustaba a Sarah… ¡Me había tratado con respeto y cariñosamente de principio a fin!

Iría con Sarah a la graduación, antes de la ceremonia, y durante todo el verano antes de que se fuese al campamento las dos últimas semanas de éste y, luego, a una universidad del norte, lo que me entristeció, ya que significaba el fin de un breve período de mi vida durante el que pensé que podría encontrar el amor verdadero en brazos de otra mujer. Sarah era dulce, tierna, incluso amorosa… Mientras tanto, seguí saliendo mi novio, el cual terminaría siendo tu bisabuelo, Kimmie. Fue un momento muy confuso de mi vida, uno al que siempre vuelvo pensando qué hubiese pasado si hubiese tomado otras decisiones…

Por cierto, cuando regresé a mi casa, mamá estaba de rodillas en mi habitación lamiendo a Eleanor mientras mi papá jugaba a los bolos.

- ¿Disfrutaste tu regalo? – preguntó Eleanor.

- ¿Mi regalo...? – pregunté, observándola coger la cabeza de mamá y apretarla más contra su coño.

- Sí. Sabía que estás enamorada de Sarah, y pensé que sería una buena manera de hacer realidad tu fantasía.

- Oh… - exclamé, pensando de repente que todo empezaba a tener sentido.

- ¿No te gustó? – preguntó de nuevo, gimiendo al sentir la lengua de mamá.

- Oh, sí, fue increíble – asentí, dándome cuenta de que Eleanor me había enviado allí para ser tratada y usada como una zorra sumisa, aunque para mi propio placer.

- Sabía que te encantaría – gimió de nuevo.

- Aprendí sobre tribbing (1)- dije. 

- ¿Con Pam?

- Sí…

- Es su forma de correrse, y esta la mía…

Vi como mamá la hacía llegar al orgasmo.

- Genial…. ¿Y qué tal tu día, mamá?

- Aburrida, hasta que llegó Eleanor.

- Estoy feliz de que lo pases bien con mi mejor amiga.

- Ella es muy entretenida – dijo mamá sonriendo y encogiéndose de hombros.

- ¿No es deliciosa Sarah? – preguntó Eleanor.

- ¿De aspecto o para comérsela? – sonreí maliciosamente.

- Bueno, por supuesto de ambas maneras…

- Totalmente – dije mientras la abrazaba, agradecida de que aún fuese mi mejor amiga, aunque ella tuviese otras amigas ahora. Pronto aprendería más, pero yo también.

El verano fue genial. Eleanor y yo volvíamos a ser las mejores amigas, compartiendo una noche con ella mis inseguridades. Ella se disculpó y me sostuvo entre sus brazos mientras lloraba, admitiendo que el poder se le había subido un poco a la cabeza. Por supuesto, usó ese poder para organizar una agradable orgía de lesbianas el fin de semana del 4 de julio.

Sarah y yo jugamos mucho, a menudo con su hermana universitaria observándonos y ordenándonos a las dos. A ella le encantaba hacer que Sarah se follara a sí misma con objetos tales como botellas de refresco. También le encantaba comerme el coño mientras Sarah le comía el culo.

Además, mi vida cambió para siempre cuando, en un momento de debilidad, tu bisabuelo aprovechó para desvirgarme heterosexualmente hablando (ya había tenido docenas de pollas falsas y otros objetos en mi coño) en el estacionamiento del autocine… Un momento de debilidad que provocó el nacimiento de tu abuela (una bendición disfrazada de pecado, de lo contrario no habrías nacido tú), pero que hizo que en ese momento me sintiese devastada, ya que cambió todos mis planes para ser autosuficiente en el futuro.

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La bisabuela había tenido relaciones sexuales con un hombre solo una vez, e inmediatamente quedó embarazada. Eso debió ser horrible. Ya sabía que la bisabuela nunca fue a la universidad porque se quedó embarazada tan joven, pero nunca había pensado demasiado en eso. También sabía que se apresuraron en casarse para que mi abuela no terminase siendo considerada una bastarda.

Por primera vez no quería masturbarme después de leer el diario. A decir verdad, me hizo reflexionar. Por un lado, me di cuenta de que sólo por un error (o destino, según el punto de vista) todo había cambiado. Por otro, me di cuenta de que apenas pasaba tiempo con mi Julia, mi mejor amiga. Así que cerré el diario y la llamé, decidiendo que necesitaba trabajar mi amistad con ella.

Julia, mi actual Eleanor… definitivamente ella era la sumisa en nuestra relación.

Sonreí cuando recordé algunas de nuestras locas aventuras, incluida la de tenerla conmigo durante el almuerzo en nuestro aula de cálculo avanzado hace un par de sábados cuando participábamos en una competición de Naciones Unidas. Nos escabullimos para almorzar y, luego… le ofrecí el postre.

Mientras ella me lamía, la Sra. Walker se acercó a nosotros sin que nos percatásemos de su presencia, quedándose impactada. Se sorprendió, aunque se recuperó rápidamente y solo nos ordenó que nos vistiéramos y regresáramos a la competición.

Una vez que se fue Julia intentó levantarse de nuevo, pero le ordené.

- No, no, termina lo que empezaste…

- ¿Qué pasa con la señora Walker?

- Tal vez ella sea nuestro próximo objetivo – le dije, guiando su cara de nuevo hacia mi coño - ¿Hambrienta?- le pregunté.

- Famélica – me contestó poco después.

Media hora más tarde, estaba en su habitación y ella estaba entre mis piernas. Sonreí mientras reflexionaba sobre las lecciones de la bisabuela: “No permitas que tus amistades se desvanezcan, y estate cerca de tus amigas íntimas… muy cerca”. Cerré los ojos y disfruté del estilo único y agradable de Julia de comerme mi coño ardiente hasta que le rogué que me chupara el clítoris.

Ella no era mi sumisa, ni yo su Ama.

Nos encantaba jugar juntas, aunque a la mayoría de ellas les gustaba lamerme o que yo las lamiera. Era perfecto, y tenía que asegurarme de que no nos separásemos una vez terminada la secundaria. Pero por ahora tenía que pensar en dos seducciones: una la de la señora Walker, otra la de mamá.

Mamá… Todavía no he podido asimilarla como sumisa… Dicho esto, no cabe duda de que planeaba convertirla en mi sumisa en un futuro próximo… Un reglo que me había legado mi maravillosa abuela Rebecca.

Cuando iba a cerrar el libro vi un dibujo más y una nota de mi bisabuela Rebecca.

Un día me aburrí y me imaginé en una cabina de besos moderna, inspirada contigo como sumisa y yo como seductora. Espero que no me juzgues pero, ¡Dios!.... Lo que más lamento en realidad es no haber podido probar tu dulce gatito, follarte tu coño apretado o hacerte probar el pastel de cereza de la bisabuela…

Espero que disfrutes.

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- FIN -

(1) Tribbing: Entre lesbianas, hacer la tijera.