Mi mano te acariciaba, lentamente siguiendo tu silueta y tú te dejabas hacer. Es una noche anterior a matrimoniarte con un tonto sin chaveta. Tu cuerpo siente la mano, nos lo hemos prometido, tu permanecerás solo el tiempo justo, para aparentar que un impedimento ha sobrevenido y hacia mi lado vendrás.
Cuando nos llega el placer Noto arriba y abajo tu mano. De ganas a ti me aferro y en ti espeto mi hierro.
A veces, surge una segunda oportunidad, que arregla un destino sin sentido
Era tarde, se bajo el vestido, bajo la tiranta de su sujetador y el vestido nuevamente se subió. Tomamos su coche, era dichoso por verla y sentirla ante mí, pendiente de nuestras cosas. Sus manos me recorrían, mientras sus muslos se le separaban. Lleva una doble vida, la de la vida social comprometida y obligada, la de mujer casada. Y la de enamorada, la de amante y deseada se la aporto yo.
Suplir a tu esposo, hacerte feliz en tu matrimonio convenido. Soy tu amante sobrevenido y tu fuente de placer y dicha. Te hago sentir mi cuerpo, y te hinco fuerte mi picha. Erotismo y amor, sin insultos a una mujer infiel a su marido, por ser este un creído, crecido y pagado se sí. Le reconozco sus hoyitos, aunque aun me reserva el de atrás (pero todo llegara, con paciencia y con amor).
Cuantas veces, se queda sentada en su cama, o en una silla que sirve de percha y levanta su pie. Se lo que quiere, le doy masajes con mis manos y ella se apoya en mis hombros, en mi vientre o muslos. No tiene que decir más, se que quiere que la lama y sorba sus dedos.
Ahora ella me hace limpiezas faciales, y me pone una base u otra, según le parece más conveniente. Me maquilla con sombra de ojos, y me delinea los ojos y los labios. También me masajea las nalgas, me las toca con ganas y si le parece que mi cola abulta, me la toma y la chupa, hasta que suelto mi leche y se me queda tranquilita.
Mis amigas, eran entre todas un grupo cerrado, las chicas con las que salía. Ellas me feminizaban a su antojo, creando en mi un sentido de sumisión y dependencia; era como si yo fuera la obra de sus manos. Y yo crecí de ese modo, contenta con su aceptación a cualquier precio-, reconozco que estaba más contenta que unas pascuas. Me sentía encantada de salir con ellas. Ahí, me di cuenta de mi carácter de sumisa, con cuerpo inapropiado.
Nací como nací, y solo encontré el sentido de vivir siendo mujer. Pero ella mi ama- me hace superarme y ser feliz, como nunca antes.
Lidia tiene elegancia, especialmente ahora que se cuida para mí. Su cabello, hasta los hombros, encuadra una cara atractiva. Su cuerpo está bien proporcionado y tiene unos labios y culo, carnosos y atractivos.
Me gusta que me esperes, que estés cerca de la puerta, cuando pongo la llave en la cerradura. A veces pienso, que en cierta forma tú misma eres como la puerta: pendiente de sentir que pongo, mi masculina llave dentro de ti, y que abro los caminos a tu placer.
Me gusta iniciar, el acercamiento con toques accidentales. Las nalgas, los brazos, las piernas, los mulos y los pies. A veces, me gusta que lleves ropa interior elástica, que persona tu piel y tus carnes, las amordaza. Otras ocasiones, veo la ropa interior, que llevas holgada y suelta, lo que permite los casuales roces, de la tela convertida en brisa de fibras de vestido, sobre ti.
Cada vez, siento más fuerte el impulso de darte un trato más duro, en la intimidad.
Estás entregada, te siento realmente bella. Me vienen ganas de besarte, pero te privo de esa sensualidad, para desesperarte más y despertarte tus ganas más animales. Quiero que desees ser tomada incluso que desees la penetración más brusca. QUIERO QUE TUS LABIOS ME PIDAN, LO QUE TANTO TE CUESTA SOLICITAR.
Vienes de tu trabajo, entras con cuidado y dejas tu bolso, cuidadosamente, te sacas tu jersey y bajas tu falda, las colocas en la percha y te refrescas con una esponja. Te sacas tus zapatos y te pones unas zapatillas, de goma: notas, la sujeción que entra entre los dedos pulgar e índice de ambos pies. Y vienes dispuesta, refrescada a verme. Estoy sentado, viendo un documental, te arrodillas, mansamente.
Lo posible, está en querer y sentir verdaderamente: dándose y tomándose con amor.
Atada a las esquinas de la cama, estás realmente bella. Te mueves y estiras las cuerdas, sudas y te muestras toda. Deseas ser tomada y balanceas tu cuerpo con un ritmo sensual.
El encuentro, le hace pensar en el poder de esos ojos. No es la primera vez que le pasa. Luego, para que no pase por un sueño o una fantasía tiene el pañuelo impregnado de semen. Esta vez lo ha premeditado, no como las otras veces. Y los ojos, escriben amor por todo su cuerpo.
Su vida parecía gris, se veía a si misma, como una fruta madura, desaprovechada y malograda. Deseaba ser tomada y comida, sin pudrirse en vida. No tiene familia, está sin nadie más que yo el señor en cuya casa sirve. Le pago bien, pero ella espera algo más
Anaís tiene cuerpo joven, despertaba su propia admiración. Se cuidaba, y esperaba encontrar a alguien que la hiciera sentir una sensación superior a la de admirarse y quererse a si misma. Sus ojos y sus yemas no podían evitar acariciar sus aureolas, rosadas y levantadas como si fueran los sobreros de dos setas. Se levantaban, sobre la superficie de sus copas.
Microrelato les:Me despierto, y me levanto excitada pensando en ti (mi amiga). Me dirijo al baño, y bajo el agua de la ducha revivo tu mirada y tu tacto suave, tu piel alfombrada y de querido sabor. Mis fosas nasales reviven tu olor. Sigues en mí, después de las horas pasadas. Tu sonrisa está conmigo y te siento tu piel pasando, en oleadas sobre mí.
Esta seducción de una sumisa, que se entrega más y más a su amo. La lleva hasta sentirse una extensión de el: pendiente de atender sus necesidades y con ganas de seguir su propia doma.
Habitualmente viste como una ejecutiva, con trajes de chaqueta y falda, o chaqueta y pantalón. Sus blusas son de seda, y también de lino; siempre tejidos naturales y sin mezclas. Siempre va impoluta, impecablemente arreglada. Los peinados se mantienen prodigiosamente todo el día. El maquillaje elegido con cuidado no se altera. Y su mirada está pendiente de todos y cada uno de los temas que surgen en la jornada laboral.
Quien teje la telaraña, sino nosotros: cada uno teje su propia tela de araña y cae en la del otro.
Todo depende de ti, si Tú colaboras. Si no ya veremos. La evolución dependerá de tus propios medios. Has de ser rápida, para ser la que ocupe el asiento contiguo. Puede que hoy, nuevamente este vacío... O puede que...