No te dejo ir al baño, y con mi mano tu espalda o tu vientre apaño. Siempre te toco por donde no te miran. Si te miran de frente, toco tu espalda; si te espían tu reverso, te preciso que ese te mira los costados, las lumbares y tu culo. Se que estás excitada, incluso te llegas a permitir un goce ligero, sin conseguir el clímax, ni el orgasmo.
Ya no se que es vivir normalmente, si no tengo mi ración de sexo. No puedo estar más de tres días, sin tener una polla, entre mis manos y sentirla en mi boca y entre mis piernas. Estoy haciéndome, conscientemente, una gran puta (cada día, cada hora y con cada tío, un poco más.)
Me gusta exhibirte, y que todos te miren. Me gusta que sepas que los ojos de todos, saben el calor que hay en ti, esa calentura de la que eres poseedora. Tienes la misma vergüenza, que la poquita ropa que llevas puesta; es decir, cada vez menos. Ya, te parece natural mostrar tu cuerpo.
Y no se cuál es mí nombre. Acudo, ante lo que mi amo ordene. Mi condiciones ser solo la esclava y sumisa de mí amo. Debo de hacer solo lo que mi amo me diga. Esto empezó como un juego, como en una apuesta de caracteres y se torno en mi mayor estadio de placer
En el desayuno hay zumos, hay café, hay crassanes y hay una especial emoción de hacernos el amor, antes de ir a trabajar (cada uno a su ocupación). Te has despertado temprano, sumisa. Te has levantado y te has duchado con presteza, limpiando tu cuerpo de toda impureza. Y te has vestido, poniendo ropa nueva en tu piel, rejuveneciéndote incluso externamente.
Empujada y vituperada, por venir a mí. En estos tiempos, en los que no significa nada la palabra honor. Hay muchos tipos de personas, más ambos somos tempos de una misma melodía, que oímos noche y día, y juntos nos confirmamos.
Sumisamente estás, a las puertas de mi casa. Las dudas han desaparecido. Lloraste y los dos sabemos que, poco has dormido y con todo, te me entregas a ti misma para mí. Es lo más que puedes dar, renunciar a todo. Y compartirte desde ese instante, para lo que pueda decidir. Torturas, castigos dicen algunos. Tú lo vives y los sientes con ansia y ganas. Destilas placer y empapas tu tela íntima. Y deseas que se prolongue un poco más, el tacto de mis manos y verme junto a ti te son imprescindibles, a como de lugar.
Vampirización de una mujer, que vive una íntima experiencia, conseguida con "una poción", que siendo vertida en un tazón, permite que yo le sumerja en ella dos dildos... lo permite poción, naturalmente -como no- y también lo permite la mujer, que ve la pasión crecer y necesita más "tizón", de uno y otro "espolón". Y luego, la poción es tomada por mí. Sufro durante días y lo paso muy mal, tanto que me creo a punto de morir. Luego vengo a resurgir con un nuevo corazón y una nueva manera de sentir. Y tengo un doble espolón, dos dildos que puedo clavar en ti. Mi lengua y mi aguijón inferior (mi pene), un día te acabarán la lección, que hoy te he empezado a escribir
A ritmo del perreo, dentro de tu cuerpo yo me meneo y te hago mía. Tu cosita, no fue feliz, hasta que notro mi bicho, moverse en ti. Ya sabes como me llaman, El Serrucho. <
Por una ama experimentada. La hace adicta al lesbianismo sadomasoquista. La hace una perra excitada y deseosa de ser tomada y de convertirse en esclava de su Ama Alba.
Un texto como este, va dirigido a quien tiene asumido el camino de sumisión. Debe releerse, es declarativo e instructivo. Es para sumisas, o sumisos, que se dan en libertad...
En el cajón de mi sinfonier o mueble aparador, que es todo el de cajones largos y hondos tengo varios cinturones. Yo en lo personal, soy educado y acepto los errores involuntarios, las equivocaciones intencionadas deben de corregirse. Tras los azotes hay que darle cariño, y dejar que nos quiera; además de curarla. Y se puede realizar alguna actividad, en la que ella sea dichosa y en la que no precise apoyarse sobre la parte azotada (evidente).
¡Eres mi esclava, ves...! Tú, lo sabes, ya has venido a mí, por ti misma. Dejando a tu hija, de ocho años con su abuela (paterna) y a tu hijo con tu hermana...Por eso, ahora estírate para facilitar que te tome. Debes de ir unos pasos tras de mí, siguiendo mi deseo. Eres mi esclava, porque tu sentimiento te hace darte a mí. Pese a tu situación familiar y a todos Tú encuentras las maneras y cada día me necesitas más, y quieres que tome más rincones de ti, más tiempo, más fuertemente Te embriagas de mi persona y quieres seguir en mí, con tu olor y tu sabor tan personales.
Y todo pasa, sin tocarte ni una tetita. Ni, meterte mi mano, en tu coñito. Con tu culito, izado en pompas, eres mi linda habanera, con saborcito a canela
Tu cuerpo se levanta y se aprieta contra el colchón, y te sientes volando y anclada en mi corazón; pues ambas cosas son posibles y complementarias, si hay amor. Estás boca arriba, a ratos de lado (pero poco rato), así te puedo azotar tus muslos, tus costados y tus hombros. En ocasiones, me aprieto y lamo tus senos, y muevo tu vientre. El placer se te dispara, y acompaso mi mano, al latir de tu vagina.
Has de sentirme, pero el sentimiento, ha de salirte de las entrañas y de cada poro de tu piel. La necesidad, de tenerme, ha de superar tu entendimiento. El conocimiento que tienes, de lo que consideras tu amor por mí, está empezando a templarte: como mujer, como sumisa, como amante y todo ello estando enamorada, de tu amo.
Tú, cariño, has apartado, una buena parte de ti, para mí. Así mismo, has aparcado todo lo que pudiera ocuparte, en otras cosas. Esto, lo has decidido, para pasar conmigo unas horas juntos, durante dos días. Las emociones son fuertes, y ambos necesitamos tenernos, sentidamente. La separación deja de ser, el hecho absoluto, que parecía ser. Me tienes para ti, amada mía. Contigo, físicamente a tu lado, de modo y manera que puedes entregarte, en mayor grado, superiormente a lo hasta este día, habíamos pensado. Puedes sentirte amada, abrazada, tomada y querida de una forma más completa e intensa. Eso es lo esperabas, al punto de que sientes mi presencia como una evidencia cierta y querida. Notas mi intensidad, mis maneras y como me demoro en darte una cosa tras otra; pero todo va llegando, en la medida en que dos días lo permiten (sin atropellamientos).
Hemos de pasar toda la noche sin descansar. En la excitación y en la intimidad sexual. Entonces pues, estaremos los dos, entre las olas de placer. La fuerza del goce, nos impulsaran hasta irnos dejando agotados.
Lentamente te hablo, te cuento algo. Tendida a mi lado, eres incitación presente o bien calentura sentada conmigo. Tú sientes, que mi mano se mueve, pintando sobre ti, con la naturalidad de mi caricia.
Dedicada a ti, la sumisa y el amor de mi vida. Con quien la felicidad es tal, la mitad de mi mismo. Amo y sumisa, somos uno solo, como tú lo sabes cariño. Este relato, es para sumisas y amos sensibles, que saben que las relaciones y los momentos son reales y sentidos (pese a las circunstancias, todo llega queriendo ambos-).
Tienes que andar por casa, con tu bata puesta y debajo solo tu ropa interior. En verano, irás exclusivamente en biquinis de dos piezas. Los días que hace buen tiempo, dentro de casa utilizarás el vestuario de verano. Tus pies únicamente llevarán unas chanclitas o zapatillas de piel (también forradas por dentro). Opcionalmente puedes llevar tanga, o bragas modernas (no ropas de monja, ni puritana).
Te das en la entrega más total, cada día un poco más. Vas reconociendo que, aquello que tienes no significa nada, si no puedes tenerme contigo todos los días (al acostarte y al levantarte). Y, como bien sabes, en mi tu tienes suficiente confianza; y también si eres sincera, puedes decirte a ti misma, que tienes a alguien a quien amas más que te quieres a ti.
Los dos queremos estar juntos e inseparables, eso lo tenemos claro desde que nos hemos conocido. Para eso, ya queda menos ; bastante menos, con cada paso que damos.
Cariño te quiero en el dominio absoluto de cuerpo y mente. Te sientes sumisa y sabes que eres de alguien más que de ti misma. Existes para ser de alguien, una persona que te lleva más allá de ti misma. Esa persona es alguien soy yo tu amo: que te hago entenderte, todo aquello que albergas en todos los rincones, de tu cuerpo.
Llegados a cierto punto, se que la excitación y la posesión de mi polla, es algo que te acapara. Te mueves sin necesidad de utilizar tus manos, con tu cara llenas de una gruesa mancha de saliva mucosa, que te cuelga. Es fruto de la acción de mi polla al ser absorbida por ti, impulsándote contra mí.