En la Telaraña de nuestras vidas
La complicidad de tu cuerpo y el mío. Juntos entre las personas, caminamos entre la vegetación y nadamos entre y sobre las sábanas. Y nuestras miradas se lanzan redes. Nuestros brazos son sogas, que se dan.
Nuestros cuerpos se toman, y nuestros pensamientos, se enroscan el uno en el otro. Los corazones de ambos, dicen te quiero al otro. A tu lado me siento potro. Te siento mi yegua, sudorosa e inquieta en la carrera.
Tú presencia serena, junto a la mía. Me das caricias y me revives. Te haces parte de mí, teniéndome aun dentro de ti, vertido en el jarrón de tu interior, que recientemente he polinizado.
Te me das y me dejas que me mueva, entre las medias lunas de tus cachetas. Tus nalgas, son medias naranjas tersas, sobre las que me muevo y a las que me aso.
Con mi cara, entre las cúspides de tus senos paso. En tu boca bebo, y de tu fiebre de amor el alimento de amor me prende y siento que me abraso.
Tú me enciendes, y tu sonrisa me dice que te sientes bien. Me eres medicina, remedio y embrujo. Y una vez más, me apoyo encima de ti y profundizándote dentro de ti empujo.
Te abro y siembro una esperanza de hacerte mía sin límites, sin reparos, sin tregua y sin temores. Y siento, que tus gemidos y tus palabras son brotes de flores. Y la música, de tus comentarios me hace sentir que comparto tu misma esencia y te transmito parte de mi mismo.
Tus dientes blancos, y tu ropa doblada, a los pies de la cama. Sobre la silla veo tu falda plisada y tu blusita, tu sujetador y tus braguitas.
Y tras varios asaltos al castillo de los placeres, me has abierto el puente a un futuro compartido. Y te siento, abrazada a mí. Finalmente te vas relajando. Pasas de la sensualidad al sueño, pero igualmente conmigo, tu amigo y tu amante aceptado.
Y sabemos que nos tenemos, uno al otro para caminar, para apoyarnos, para dormir y para entendernos de todas la maneras. Y se que te tengo y tu sabes que me tienes para darme tus pasiones fieras y tu temores, tus necesidad y tus goces.
Nuestra felicidad se pinta mutuamente, con los pinceles de los dedos de nuestras cuatro manos.