TOTALMENTE MIA, DE TU AMO.
Esta seducción de una sumisa, que se entrega más y más a su amo. La lleva hasta sentirse una extensión de el: pendiente de atender sus necesidades y con ganas de seguir su propia doma.
Surgió en nuestras conversaciones y fue creciendo el grado de excitación. Te empezaste a mostrar como una mujer, que tiene una personalidad aparente y un fondo de sumisa muy maleable, que esperaba su oportunidad.
El sentir que tu deseo, puede surgir aun estando vestida y con unas caricias y unos besos, de la mano de los cuales va una tensa sensación crecimiento y empuje en tus pechos y pezones. Notas el vacío en tu vientre y en tu intimidad. Y el rito crece, y se esparce por todo tu cuerpo, por tu tronco y por tus extremidades, por tus pechos y por tu vagina.
Pero, principalmente es tu mente y tu corazón los que se agolpan y disponen a dejar ser montados. Te sientes, como una yegua, a la que se le pone la silla y los estribos, se le tensan y sujetan las cinchas y las cuerdas. Tu te has duchado, maquillado y te has peinado y perfumado. Has iniciado el ritual de darte para ser domada, otra vez.
Me gusta que me llames, y que se inicie la sensualidad y esta crezca. Te hago tocarte, acariciarte y darte sensualidad. Luego, llega mi aportación para enervar tu grado de excitación. Y si no llega el placer, o si el encuentro es más breve de lo que pronosticabas te sientes contrariada. Tus ojos, se cierran mientras de desvistes y luego los abres con alivio.
En tu cara, con cada prenda se dibuja tu ternura y aparece cierto grado de excitación.
Cuando se desliza tu blusa, tu falda o tu pantalón, y más tarde tu sujetador y tu braga o tanga caen, hasta quedar a tus pies. Entonces tu voluntad cae, se pone a tus pies y te das para ser tomada incondicionalmente te entregas. No puedes, ni quieres evitar, que vea como tus pechos se agrandan, tus pezones crecen desafiantemente muestran tus ganas.
Tus piernas se separan, y muestras tu pubis, integralmente depilado. Y la humedad, se aumenta, y queda en las puertas del lindero vaginal. Pero tus pliegues vulvares laten y gritan tu deseo de entrega y de ser tomada y poseída.
A veces no puedes evitar, mirarme y mientras te desvistes, me sonríes y te preguntas si noto la mancha de humedad en tus bragas. Varias veces, he alargado la mano y con solo tocarla confirmé lo que mis ojos me manifestaban, que es que estás en celo. Tus bragas, se hallan parcheadas por la humedad, que dibuja la forma de ruja agrandada.
Te reconoces caliente, y entregada conmigo. Eres una mujer que no ha conocido el amor, ni estas cotas de pasión, hasta ser mi pareja, mi amante y esclava. Pese a tu familia, a ti misma y a todas las circunstancias te entregas cada día más.
Quedas con tus pechos y tus nalgas, con tu barriguita y tu cuerpo desnudo integralmente ante mí y ante ti misma. Si te lo digo te doblas y te das la vuelta. No te molesta estar sin braga, ni sujetador. Y te fijas en como te miro, y las partes de ti en que me voy fijando. Oyes lo que te digo y contestas, con frases cortas pero sentidas. Tu sinceridad queda de manifiesto.
Pongo mi mono en la tuya, te llevo tus dedos a tu vagina y te separo los labios, colocando tus dedos. Y notas como examino tu interioridad y como te quedas así parada, mostrándome el escaparate latiente, en lo que se ha convertido tu vagina. Tienes los labios de la boca y de tu vulva, separados. Te ves más desnuda, sientes tu completa depilación, como una segunda y redundante desnudez.
Tus labios vaginales están hinchados, humedecidos y enrojecidos por la excitación que vives (que va en aumento, desbocadamente).
Te pregunto, si te das cuenta. Dices que no, y te repito la pregunta. Ahora vuelvo a señalarte con el dedo a tu "chochito". ¿Lo sabes, verdad ?
Sí, me contestas. Claro que sabes que estás completamente expuesta y que estas muy excitada, tu vagina destila. Tienes un coño que está muy mojado y que espera ser atendido, sentir la presencia y la acción de alguien que está ante ti. Alguien que no vaya con prisas. Porque, hago nacer tus ganas, las alimento y las avivo. Tanto sientes, que te cuestas no empezar a masturbarte compulsivamente. Pero te retienes, pues sabes que eso me gusta más y al cabo llegará un placer más largo y hondo.
Tu cuerpo y tu carácter han mudado. Ya no te avergüenza iniciar la solicitud de tu amor. No te cuesta, esperarme o venir a mí, para amarme y ser amada; para hacer el amor y para vivir una sexualidad plena.
No tienes dificultad, a reconocer que estás excitada, tienes el coño mojado y si te hago levantar. Hazlo, levántate. [Ella se levanta, manteniendo separadas las piernas y así se queda-, con sus labios abiertos].
Ahora, ambas partes (tú y yo) lo notamos. Unas nuevas gotas, de tu humedad, dejaron su impronta en el suelo. Estás goteando. En otro tiempo, hubieras dicho que eso solo les pasa a las otras, que son unas putas. Pero, tú conmigo sientes que te das y que te quieres dar tanto como te sea posible. Y si te lo pido, me dejaras escribirte mi nombre en tu vientre, o repartir las letras entre tus dos pechos.
Tus resistencias van siendo retiradas, por ti misma. Quieres darte más, pues cuanto más te das más feliz eres. Y en esos momentos siento mi pene endurecerse, marcarse bajo mi pantalón, dentro de mi slip. Tú también lo notas. Llevas rato fijándote en el bulto, sin atrever a tomar la iniciativa. Sabes que llegará el momento en que lo tomaras, lo agitaras y lo lamerás.
Durante unos minutos, lo absorberás y le darás todas las formas de caricias de las que son capaces tus habilidades: tus manos, tus pechos, tus labios y tu boca. Puedes rozártelo con tu vientre y con tu muñeca o con tus muslos. Puedes sentir que se roza sobre tus nalgas, o sobre tu cuello. Y puedes sentir que entra y sale, y te deja su néctar blanco y gelatinoso en la copa de tu boca, o en tu vagina, entre tus manos o dentro del rosetón anal. Esas y otras posibilidades están abiertas. Esas y la de tomar unos sorbos de vino tinto, y luego saborear mi gusto a hombro dentro de tu paladar de mujer en celo.
Me gusta que luego tomes tus bragas, y te seques los restos de tu humedad. Luego te las hago enrollar o te lar lío como un bocado para que las muerdas, de modo semejante a una yegua de montar. Y así, consciente de ti misma y sin vergüenzas puedo sentarme encima de ti. Y puedo azotarte las nalgas o encularte.
Puedo, cabalgarte desde atrás o separar tus nalgas y hacerte doblar tus brazos (como las patas delanteras de una yegua). Y en esa posición, puedo atacar el campo de tus pasiones y comerte tu coñito una vez o dos. Todo depende, de tu sabor de ese día. Porque tu sabor no es único, no. Tu sabor es variable y la intensidad de mismo puede atraerme y hacerme estar ahí mis buenos tres cuartos de hora (45 minutos).
A veces, hago que te sujetes los labios como haces ahora mismo. Ábretelos y ponte en el suelo, toma tu falda y ponla bajo tus rodillas. Baja tus patas delanteras y separa tus muslos. Ahora me apetece comerte tu concha, ahora que está jugosa y viva.
Quiero que sepas, que pronto te haga confeccionarte tu braga y tu sujetador de piel Las coserás y diseñarás tu misma. Te las pondrás solo para mí y en mi presencia. Quiero, que tengan dos círculos recortados, justo en la cúspide de tus copas. El hueco ha de ser suficientemente grande, para poder dejar a la vista a tus pezones y para que por ellos sobresalgan tus amoratados botones de carne, con dos anillas de oro.
Si, levanta un poco más tu culito: voy comerte y a moverte tu concha entre mis labios y lengua. Si eso mismo haré ahora. Colócate bien y sírvela para mí, para que tome de ti. Quiero saborear tu gusto y llenarme de ti. [Lo hago, un rato .]
Me empapas, te estás vertiendo dentro de mí. Me das tu fluido. Del mismo modo que pronto, cuando des a luz, tomare del fluido de tu leche maternal, para alimentarme de ti
El interior de tu vagina, está expectante y excitada. Observo su interior rosado, lubricado abundantemente y con gotas de tu flujo viscoso, oloroso y gustoso. Tanto me gustas, que un día, te tomaré fotos así, para mí y para que te veas tu misma. Quiero que seas completamente consciente: siempre te puedes dar más y puedes ser más tomada. Siempre puedes gozar más y darme más placer. PERO AGACHATE DE TUS PATAS DELANTERAS, Y ENTRÉGATE A SER LAMIDA Y COMIDA. ENTREGATE PARA SER MI ALIMENTO Y SUSTENTO.
Por cierto, me gusta remojar unos dátiles gruesos dentro de tu vagina. Son dátiles extraordinarios, grandes y dulces. Se deshacen con el calor y el calor femenino que les proporcionas regado con tu sabor me es deseable. Son alargados como el dedo largo de la mano y con un grosor que puede ser de unos tres dedos. Me gustan los símiles corporales, más que las descripciones matemáticas.
Si, mira como lates, para darte a mí. Aspiro tu sabor y tomo parte de ti para hacerte mía, literalmente. Tu cuerpo es mío, porque te me das y porque te quieres dar. Y quiero sentir tu sabor, similar en gusto al de un buen vino. Pero tú, eres mucho más selecta, exponencialmente.
Arquéate más, muévete un poco. Mientras tomo de ti. Sigue exponiéndome tu "chochito". Obedece, y separa más tus muslos. Estás muy excitada, sepárate las nalgas con la otra mano, por arriba. Puedes apoyarte en tu cara y en tus hombros. Pero obedece, exhíbeme tu culo y tus muslos. Bien, bien Ahora, ponte sobre tus cuatro patas, ahueca por un momento tu vientre, balancéate y siente como cuelgan tus pechos. Así se muestran, las potrillas y las jóvenes yeguas. que es lo que mismamente eres tú "mi potrilla", mi yegua, "mi esclava".
Ahora ponte de rodillas y espera. Me levanto, descalza mis pies, saca mis calcetines. Límpiame con tus bragas, enjuágame el mínimo sudor, y espárceme tu flujo entre mis pies. Deja la braga, que vaya i venga, y acaricia mis pantorrilla, los gemelos y llega hasta las rodillas. Lame las rodillas y baja. Hasta que no esté contento, con tus atenciones no te dejaré llegar a correrte. Así que tu misma, tú verás. [Así pueden pasar bien unos 15 o 20 minutos, mientras siento sus bragas y su lengua y labios pasar, detenerse y besarme].
Has sido buena, lámeme los dedos y tócate entre las piernas. Puedes tocarte hasta llegar, autosatisfácete. Luego lameré tus dedos. Y
Bien, pon tus manos bajos mis pies y lame los dedos de un pie y luego del otro. Lo hace, lentamente llega a su tono de vibración, y se corre bajo espasmos. Mientras, mis pies pisan sus dedos. Mis plantas desnudas, le dan compañía. Y ella es agradecida.
Si miras hacia arriba, verás a mis ojos, sosteniendo tu mirada. Mi gesto te recuerda la autoridad que me das, sobre ti. Y empiezas a besar y a lamer. Y me sientes viéndote, deseándote y excitado contigo. Si porque, de camino a mis ojos has visto la envergadura de mi falo, proyectándose hacia arriba. Y lo has deseado, recuerdas las veces que ha estado dentro de ti, y cuando te dejo que te subas y te dejes caer a ti misma encima de él. Y lo gozas, una vez y otra, cuando te doy permiso
Bien ahora prepara la ducha, has de limpiar mi cuerpo, enjabonarme, enjuagarme y secarme. Luego me pondrás aceite corporal y me darás un masaje. Y te masajearé a ti, si he quedado contento, de tus cuidados (cosa que suele suceder, pues me atiendes bien).
Estaremos tumbados, en la cama o en el suelo sobre una colcha. Y luego te vestirás, lentamente mirándome; de parecida forma a como te desvestiste, pero en orden inverso.
Y finalmente te quedarás parada, como una buena yegua. Y yo cepillare tus manos y tus brazos tu cuello; y lo que se me antoje. Te cepillaré a besos, a caricias y me abrazaré, y saldremos juntos. Cada uno vamos, por caminos que divergen y convergen. Y tú sabes, que has de dejarlo todo, para venir a mi y ser mía, mi esclava a tiempo completo "yegua".
Tus orgasmos son largos y brutales, no quieres que nada los interrumpa. Por eso lo arreglas todo, para que cuando vengas a mí, todo sea un camino apacible. Antes has atendido a tus obligaciones y ocupaciones. Y todo está listo, para que no haya detalles molestos. Por eso cierras tu móvil, y hallas excusas plausibles. Para darte complemente, más tiempo y más incondicionalmente. Cada vez tiene más fuerza, el deseo de dejarlo todo y a todos y venir a ser TOTALMENTE MIA, DE TU AMO.
Obedeces, no rechistas. Te gusta vestirme y calzarme. Te gusta ocuparte de mis cosas, cocinar para mí y planchar mi ropa. Pero, sobre todas las cosas que haces: HACES MARAVILLOSAMENTE BIEN LA CAMA, Y LA DESHACES MEJOR, CON MI COMPLICIDAD DE AMOR. : - )