Me gusta saber que les excito y lo que hacen con ellas, se tocan y se corren sobre mis fotos y me mandan esas fotos que me excitan tanto, mi foto con su lechita, o se graban masturbándose para mi
Así que nos despedimos a la puerta del apartamento con dos cálidos besos mientras nuestros cuerpos se apretaban el uno contra el otro. Mis pechos se aplastaron contra su costado mientras mi sexo se restregaba sobre su brazo al unir mis labios a la comisura de los suyos. Espero que mañana me cuentes
Lado, con su mano oculta entre los dos. Yo busco el nombre de la estación, con lo que me inclino y, sin dejar el contacto con el sentado, mi culito se mueve para que la mano quede exactamente entre las dos nalgas. Me agacho para ver bien, con lo que mis pechos quedan sobre el sentado y la mano explora mis curvas, un dedo delinea la línea entre las nalgas. Mirando la ventana, donde nos estamos mirando los tres, yo sonrío, ellos también
Yo me acerco y acariciando de nuevo su bulto le digo a la oreja que me ha encantado este desayuno-comida, que lo he disfrutado. Que algún día tenemos que quedar para una COMIDA
Con alguna excusa me inclinaba sobre la mesa para alcanzar alguna factura lejana y entonces notaba cómo tenía toda la atención del guardia. Todavía de pie volvía a mi puesto y le contaba a Raúl mientras leía sus comentarios y seguíamos en el juego
Seguro que es capaz de tomarme de las nalgas al pasear sin como si fuera lo más normal del mundo y sin alterar a nadie más que a los paseantes más avispados que se dan cuenta de sus dedos acariciando el final de mis nalgas, regodeándose en ese punto tan especial que sabe que me hace sentir tan puta a la vez que me pone a mil. Pero eso sí, el siempre con esa mirada seria y tan normal, como si fuera un angelito.
Yo encajo mi entrepierna en su brazo caído, con lo que soy presionada por detrás y por delante, coñito y nalgas. Ambos hacen algo de presión, y ahora sí el antebrazo del del periódico queda encajado entre mis piernas. Su mano libre sube y queda como descuidadamente frente a mi chochito, mientras que el de detrás delinea mis nalgas con la suya.
El metro va perdiendo velocidad, él se queda azorado sin saber qué hacer, yo, viendo que nadie más puede vernos, acerco una de mi manos hacia mi entrepierna y con dos dedos abro mis labios húmedos mostrándole mis delicias. Me levanto y salgo lanzándole un beso al aire. Sus ojos se abren desmesuradamente y ríe mientras su mano bajo la bolsa para y se relaja, se habrá manchado?
De repente, sin comprender cómo o porqué, mis manos buscaron sus entrepiernas, liberé uno de los sexos de su pantalón y me encontré con tres sexos ante mi que empecé a succionar y acariciar mientras mis caderas eran aguantadas por los que me estaban penetrando. Me sostenían en vilo dejándome libertad para tomar aquellos sexos largos y duros que rápidamente explotaron en sustanciosos derrames sobre mi cara, pelo y manos.
Estoy bella y excitada, mirándome y siendo observada. Le sonrío y una de mis largas piernas se alza sobre el reposabrazos mostrando mi abierto coñito rezumante, mi aroma invade la habitación. Él ni siquiera hace el movimiento de tocarse, su pene reposa sobre su muslo, una gotita le resbala por el mu
Nuevo piiiipp, me alzo y miro el mensaje. Puta exhibicionista, los estás poniendo a cien. Río y me llevo un dedito a los labios mientras escribo la respuesta, al final, alzo la vista y miro a los nenes. Abro las piernas sin desviarles la mirada, ellos no saben donde mirar, hasta flexiono un poko l
Alguna trató de resistirse escandalizada, pero en aquella lokura la forzaron hasta someterla (y conseguir su participación activa). Ese día despertamos las putas que había en ellas y creo que quedamos todas absolutamente rebosantes de semen por todos nuestros agujeros.
Un regalo de fin de año para mis amiguitos ;-) Los ojos de tus amigos se centraron en mi entrepierna, y en tus dedos entrando en mi coñito (depilado para la ocasión). No pude evitar abrir un pokito las piernas al estremecerme con un pequeño saltito y todos pudieron ver mi sexo penetrado por dos de tus deditos, que rápidamente retiraste y lamiste para notar mi sabor ante la atenta (y envidiosa) mirada de tus amigos.
Una de sus manos tomó mi talle y me recosté contra él. La otra ascendió y pasó debajo de mi faldita y descubrió mi sexo expuesto, sin tanga, sin nada, libre y rebosante de fluidos abierto a sus dedos
El trabajo me consume, pero he encontrado tiempo para un relato. Gracias a todos por vuestros comentarios, mails, fotos y vídeos. Besos perversos. Con su pañuelo sujetó una de sus muñecas al cabezal de la cama, con la corbata la otra muñeca. Luego buscó entre la ropa de ella y ató ambos pies, con las piernas abiertas, a las patas de la cama. Así, ella, desnuda, abierta, yacía en la cama frente aquel inmenso ventanal que daba a la calle, abierta a los edificios de en frente, expuesta a lo que él quisiera hacerle.
Manos extrañas recorrieron mis curvas, exploraron y se insinuaron. Abrí los ojos y el chico de delante de mí avanzó su mano entre mis piernas descubriendo mi vello púbico expuesto, abierta a él. Mi mano buscó su entrepierna mientras mi izquierda encontraba otro prominente sexo bajo unos pantalones ligeros. Mis nalgas eran sobadas y las manos extrañas se encontraban entre mis piernas, una provenía del chico de delante, otra del hombre maduro de detrás. Dedos en mi sexo, sexos en mis manos, mis pechos atrapados en manos sin rostro.
Mis gemidos pasan a chillidos y aullidos de placer conforme me sacudo o me sacuden, ya no se. Oleadas crecientes se inician en mi vientre y crecen en mi estómago y boto sobre sus pollas. Llega un gran orgasmo mientras me aprieto, furiosa, mis pezones. Me sacudo entera como una serpiente entre los dos cuerpos que tratan de sujetarme, pero mis espasmos pueden más y resbalo hasta el suelo.
Me agaché sin importarme nada y engullí ese miembro mientras la mesa me ocultaba sólo parcialmente. De hecho, todo el restaurante podía ver mi boca abrazando ese sexo, subiendo y bajando mientras dejaba hilos de saliva en mi recorrido. Yo estaba ausente de todo, en ese momento sólo podía sentir los dedos de Osmiel en mi sexo y su polla en mi boca. Sentir cómo las oleadas de placer crecían en mi y él palpitaba en mi boca. Oía su acelerada respiración crecer en ritmo y profundidad.
Mmmm veo que te he impresionado, a ti y a tu herramienta, no me saluda? le digo con malicia mientras él, de pie ante la puerta, se desabrocha la cremallera y la saca dura y rígida. Yo sigo exhibiéndome para él, mientras se acaricia y recorre toda su longitud ante mi mirada brillante, expectante. No puedo contener mi lascivia y me exhibo para él, encajo mis pechos en mis brazos, resaltando su volumen y me agacho para darle una preciosa vista de los mismos. Él, a dos metros de mi sigue con su masturbación, su polla brilla bajo sus caricias y su punta empieza a segregar líquido blanco que se transforma en una espumita que revela su tremenda excitación. Su respiración es jadeante.
Al alzarnos pude ver cómo Sancho se había corrido en sus pantalones sin tocarse. Yo estaba empapada de sudor y olía a perro, sexo y campo.
Ahora ya con descaro estaba con las piernas abiertas detrás y me metía dos deditos en el sexo sin permitirme llegar al orgasmo. Mi olor llenaba el auto y ocultaba los olores nobles de la madera y el cuero. Sancho no se perdía detalle, y pese a todo seguía con su conducción suave y segura
Unas manos finalmente acariciaron mi grupa. No podía moverme ni ver quien era. Giraba tras de mi en la plataforma. Acariciaron mis nalgas suavemente, se regodearon en la curva de la nalga con la pierna, acariciando y sintiendo su suavidad, su ternura. Avanzaron hacia la entrepierna y recorrieron el exterior de mi depilado monte.
Aprovecho para secarme el pelo y, cuando entro, te encuentro tumbado sobre la cama, desnudo, y completamente dormido. Me estiro a tu lado, te abrazo, y yo también me quedo dormida, satisfecha, con tu miembro desinflado y sucio en mi mano.
Querías ver si era tan guarra como para exhibirme así, desnuda, para ti, verdad? Pues ya lo ves, eso y más dije mientras me abalanzaba sobre su entrepierna y, golosa, le lamía el sexo todavía sin flexionar mis rodillas, dando una perfecta vista de mi sexo y mi ano a los marineros que miraban detrás de mí, justo frente a Osmiel
Traté de arreglarme un poco, sacudirme la arena y volver a vestirme, cuando me di cuenta que nos estaban grabando o sacando fotos con el móvil, sólo sonreí, tomé a Osmiel del brazo (él había recogido mi bolso y zapatos) y fuimos hacia el coche abrazados, satisfechos.