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Anita ya no es virgen

en Jovencit@s

Bienvenidos al México de los años 40, estamos a unos días de que llegue Semana Santa y en la Col. Roma al igual que todo el país, se lleva con fervor esos días, realizando representaciones de los últimos días de la Pasión.

ACTO I

En una hermosa recamara decorada con tonos rosa encontramos a la pequeña Anita quien esta en una edad difícil de definir ya que no es una niña, pero un no es una jovencita, la pequeña Anita esta muy acomodada en su cama y esta rodeada de innumerables monos de peluche y muñecas con sus vestidos de holanes y enormes moños de colores en tonos pastel, son las 9:00 de la noche y como es costumbre desde que tiene uso de razón Anita ya esta en su cama, mas esta noche es diferente a las otras, un extraño ardor en su almejita obligo a la pequeña Anita a recorrer con su tierno dedo la pequeña longitud de su virginal hendidura la cual aun luce una leve pelusa, Anita cierra sus ojos muy turbada, el solo contacto de la yema de sus dedos ha provocado un deliciosos estremecimiento corporal que la impulsa a tocarse mas y mas profundo, sin darse cuenta se ha quedado dormida con sus pequeños calzoncitos enrollados en sus muslos de seda y en su boca se pierde el nombre de sus desvelos: Gerardo

ACTO II

Doña Rosa, madre de Anita, se encuentra en la sala con el Párroco de la iglesia del barrio, le cuestiona si Anita, quien ya despunta una belleza angelical, podría interpretar a la virgen en la Peregrinación a la Basílica, Doña Rosa muy orgullosa de su retoño accede llena de orgullo y sin consultar a su esposo da el consentimiento para que Anita asista después de clases a la Parroquia para los ensayos necesarios para que la representación sea un éxito, Doña Rosa apenas su puede contener su gozo y alegría de que su hija sea la elegida para tan importante evento eclesiástico pues ella es una señora muy…pero muy apegada a los mandamientos de la iglesia, para enojo de su esposo Don Raúl quien a duras penas logra meterle la polla si acaso 2 veces al mes y mas que sexo parece una violación pues Doña Rosa casi siempre acaba con sus remordimientos de estar pecando, por lo cual ya es costumbre de Don Raúl perderse casi cada fin de semana con las putas para desahogar los ímpetus de sus 40 años.

ACTO III

Camino a casa Anita quien es acompañada de su querida amiga Susana, son interceptadas por dos apuestos jóvenes, Gerardo de 18 y Luís de 14, quienes se ofrecen acompañarlas pues Luís ya lleva días cortejando a Susana, quien aun no se decide en darle el si, Luís y Susana se adelantan unos metros mientras Anita se ha quedado con Gerardo quien esta callado como piedra, Anita voltea y le sonríe tímidamente, de antemano sabe que Gerardo solo la ve como una pequeña niña, pero eso no evita que ella aprecie su porte atlético y su varonil presencia de 1.80 mts. y 80 kilos de puro músculo ya que Gerardo pertenece al equipo de lucha grecorromana del colegio en que estudian los 4 jóvenes, quienes han llegado a una romántica plaza llena de árboles y banquitas pintadas de blanco, muy temerosa Anita toma asiento deseando que Gerardo la imite, mientras su amiga esta enfrascada en un ardiente beso con su enamorado quien la tiene apretada contra el tronco de un árbol, Anita siente humedecerse al ver el enfrentamiento de su amiga con el caliente jovencito quien no puede controlar el enorme bulto de su pantalón y lo restriega contra la frágil pelvis de Susana, Anita baja la vista muy conmocionada y muy excitada, junta sus piernas y al hacerlo siente como sus jugos mojan sus calzoncitos, mientras su mirada se posa en la abultada entrepierna de Gerardo quien esta recargado en la banquita y disimuladamente se acaricia toda la longitud de su verga, de antemano sabe los deseos que despierta en esa jovencita, pero no se anima a hablarle pues la ve tan jovencita, siempre con esas paletas y esos pequeños senos que aun no acaban de brotar, como desearía cambiar esa paleta que se pierde en esa húmeda y tibia boquita por su verga e inundar de semen esa diminuta boquita.

ACTO IV

Al fin llegan los ensayos y Anita no puede creer lo que ven sus ojos, Gerardo también participara en los ensayos como pastor, al igual que su amiga Susana quien será una aldeana, la tarde transcurre entre cansados ensayos y aburridos diálogos, la participación de Anita se limita a unas cuantas apariciones al igual que Gerardo quien no puede negar que Anita luce hermosa con esa vestidura, y aprovecha cualquier ocasión para platicar con la pequeña quien es incapaz de mirarle a los ojos provocando que sus mejillas se tiñan de un rojo carmesí al verse reflejada en esos bellos ojos masculinos, al terminar los ensayos del día, ya esta muy de noche y Susana le pide a Raúl que Gerardo acompañe a Anita a su casa, quienes tienen que pasar por esa plaza llena de árboles y apenas iluminada por unas contadas lámparas, apenas han empezado a caminar y una suave llovizna cae en la ciudad y sobre los cuerpos de nuestros protagonistas, la delgada blusa blanca se le ha pegado a la pequeña Ana provocando que salten a la vista sus pequeños pezones apuntando hacia arriba empujando la suave tela, Gerardo la cubre con su chaqueta y la aprieta a su cuerpo sintiendo la tibieza de la jovencita, llegan a la plaza y Gerardo suavemente la encamina a la espesura de los árboles, Anita se deja guiar dócilmente ya sabe lo que Gerardo desea y no opone resistencia, el enorme cuerpo de Gerardo la protege de la llovizna mas no de su endurecida verga que la aplasta de su estomago mientras una voraz lengua ya anida en su boca que aun tiene el sabor de paleta, cierra los ojos y no protesta cuando unas hábiles manos desabrochan su blusa poniendo al descubierto unos diminutos senos que apenas son leves montañas de carne y son acariciadas por esas enormes manos, Gerardo le sube una pierna y la empuja con su bulto hacia arriba, el tronco del árbol la lastima, pero es mas delicioso sentir esa dureza en su almejita, Anita ya esta completamente montada en el cuerpo de Gerardo quien succiona un pezón de la niña arrancándole lastimeros gemidos de placer mientras mueve frenéticamente su cadera simulando un coito rozando sin parar esa húmeda raja…la luz de un coche que los alumbro hace reaccionar a la pequeña quien con una voz apenas audible le pide por favor que pare a sus maniobras en su humedecida almejita, resignado Gerardo accede a liberar a la jovencita de su erótico abrazo y ya mas serenos se dirigen al hogar de la pequeña, quien ya en su cama y recordando lo sucedido aprieta sus tiernos pezones aguantando un grito de placer mientras con un dedo recorre el ya conocido caminito de su rajita a su estrecho ano, mientras Gerardo en su casa explota en un abundante chorro de semen imaginando que eyacula en el interior de esa deliciosa vulva.

 

ACTO V

 

Hoy es por fin la representación y la pequeña Ana se encuentra con sus atavíos acordes a su representación, mientras Gerardo luce un vestuario consistente en un faldón de una tela burda, una camisola de color azul y unas sandalias de piel, en el patio de la iglesia todo es barullo y desorden, nadie esta en su lugar y los organizadores no saben dar pie con bola, situación que es aprovechada por Gerardo para tomar de la mano a Anita y llevársela al bodegón detrás de la sacristía, en ese enorme cuarto lleno de bancas rotas y adornos sacros, Gerardo se dispone a terminar lo que dejo inconcluso, despoja a la pequeña de su túnica y ante el se yergue el virginal cuerpo de la hermosa blanquita quien es presa de un ligero temblor al quedar expuesta ente ese enorme joven, casi un adulto y quien la pasa por casi medio metro de estatura, Gerardo cae de rodillas ante la celestial criatura y posando levemente su rostro deposita un tierno beso en la diminuta vagina, acerca mas su rostro y con su lengua roza la almejita que ante el se muestra tímida y cerrada como un capullo silvestre: con los pétalos cerrados, aspira es aroma que despide esa flor y le llega al cerebro provocando un tirón en su verga que ya esta a punto de turrón, sigue prodigando caricias llenas de humedad a la vagina de Anita mientras con sus manos libres aprieta los suaves pezones, bebe los jugos que se deslizan por las paredes de esos muslos de ensueño y se dispone al ataque, acuesta a la pequeña sobre el manto y abriéndole lo mas posible las piernas acerca su dura bayoneta a la entrada de ese santuario e introduce el glande supuroso de liquido preseminal, Anita muerde sus labios para no dejar escapar un grito desgarrador al sentirse penetrada hasta llegar casi a su intacto himen, prueba de su pureza, Gerardo no puede mas y de un violento golpe asesta la puñalada guardando toda la longitud y grosor en el frágil interior uterino, ajeno a los gemidos de su compañera, empieza el delicioso mete y saca, el dame y ten, su peso corporal lo ayuda para hacer lo mas profundo la introducción y ataca sin descanso esa zona de unión, mete las manos por debajo de las redondas nalgas de Anita y la levanta hacia su cuerpo hasta sentir que sus huevos chocan con el cuerpo sometido, dilatando la vulva a su máxima capacidad extrayendo gran cantidad de jugo de esa intimidad que no son otra cosa que el resultado de los multi-orgasmos de Anita, Gerardo siente el hormigueo en su espalda baja anunciándole la inminente eyaculacion y sacándola de golpe, se pone de rodillas ante su amada bañándole de potentes chorros de semen que llegan hasta los senos y abdomen de Anita quien los esparce gustosa en todo su cuerpecito como si de un ungüento se tratase, toma un chorro de semen y se lo lleva a la boca golosa, después de ese desvirgador encuentro y sin decir una sola palabra Gerardo la ayuda a vestirse y ambos salen de su escondite, el para ser el pastor y ella para representar lo que antes era…

Una Virgen

Fin

Dedicado a ti, hermoso ser lleno de luz, mientras llega el eco de esa melodía que nos gustaba a los dos…

Piensa en mí

Cuando sufras

Cuando llores

También piensa en mí

Ya ves que venero

Tu imagen divina

Tu párvula boca

Que siendo tan niña

Me enseño a pecar…

Piensa en mí