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Recuerdos infantiles (4)

en Amor filial

CAPITULO CUATRO

En tanto yo seguía chupando el dedo de Israel, me di cuenta de que empezó bajarse el cierre de su pantalón azul marino, metió su mano dentro del pantalón y saco su polla, la cual tenia un color mas claro que el resto de su cuerpo, estaba chiquita y tenia la piel arrugadita en la punta, así como el pitito de los niños cuando se bañan, con la diferencia de que esta, aun en ese tamaño era mas grande, de inmediato comprendí el deseo de mi tío el mayor y antes de que me lo pidiera me acerque a su polla y me la metí a la boca, era muy curioso la manera en que la polla de Israel iba creciendo en mi boca, de tal manera que después de un rato me era imposible meterla toda en mi boca, Israel tomo su polla con su mano y empezó a jalársela de la misma manera que Noé se la había jalado en el baño, con su mano libre en mi cabeza moviéndome hacia su polla para que no la soltara, no entendía ese afán de los mayores por estar metiéndome la polla en la boca hasta que escupían su atole, en cuanto Israel sintió que ya iba a terminar coloco sus dos manos en mi cabeza y empezó a mover su cuerpo hasta que sentí los primeros chorros en mi garganta y para no ahogarme me fui tragando todo lo que me estaba echando en mi boquita, después se quedo quieto y de nuevo su polla empezó a cambiar de tamaño, yo seguía lamiendo y chupando pues le estaba agarrando gusto a las pollas de mi tío, por increíble que parezca, tal era el ambiente incestuoso en esa familia, con siete hombres en total pero únicamente cuatro sexualmente activos, mis otros tíos aun no sentían la punzada de la sexualidad y se la pasaban en juegos y tareas.

En cuanto Israel termino conmigo, se acomodo su virilidad en su pantalón y me dio tres monedas diciéndome que era una niña muy bonita, me fui de ese cuarto oliéndome la boca a polla por lo que fui a la cocina y me lave la boca con agua, busque a mi tía Alicia para irnos a la tienda a comprar dulces, esta secuencia de hechos se fueron repitiendo con mis tíos, me buscaban para que les chupara la polla a cambio de dos o tres monedas, ignoro si a mis otras tías les daban también dinero, pero a mi siempre me pagaron por mis servicios orales, lo que automáticamente me convertía en una prostituta…una niña putita, pero eso era solo con mis tíos, pues fueron los únicos hombres con los que viví los primeros años de mi vida.

Como les había contado en el primer capitulo de estos relatos, las hermanas de mi abuela, que eran tres mujeres y un tío que nunca se caso, en unas vacaciones de verano vino una hermana de mi abuela con toda su familia, eran siete en total y uno que venia en camino, a pesar de que la casa era enorme, no contaba con suficientes camas para todo el ejercito de la hermana de mi abuela, por lo que optaron por acostar a los mas pequeños en el suelo, acomodaron cobijas y cobertores para que no sufriéramos con lo duro del piso, así que Alicia, José, Pedro y yo que éramos de los mas chicos junto con otros tres de sus primos nos acomodaron en la sala, era verano y el calor era sofocante, a mis tíos José y Pedro los desvistieron para que durmieran en ropa interior, a una de las primas de mi tía llamada Rosa también la dejaron en calzoncitos, pues ella tenia 6 años, Alicia y yo teníamos 8 años y aunque aun no teníamos busto, usábamos unos coquetos corpiños de niña para no estar únicamente en calzones, esa noche después de cenar y de jugar hasta las 10 de la noche nos acostamos todos revueltos, esa noche sucedió algo que me impresiono mucho, pues con tanto correr y gritar me había dado una sed horrible, me pare de mi lugar y me dirigí a la cocina a tomar un vaso de agua, como iba descalza mis pies no hacían ruido, la casa estaba completamente a oscuras pero no me daba miedo, además en el patio de enfrente estaban mis abuelos con la hermana de mi abuela platicando junto con mis tíos y sus primos mayores, iba por el pasillo que da a la cocina cuando vi a mi tío Moisés y a su primo Rodrigo en el rincón de la lavandería que estaba a un lado de la cocina, Rodrigo andaba por los 15 o 16 años y estaba muy guapo, alto, delgado y con una de las sonrisas mas bonitas de la familia, jugaba fútbol en un equipo de su colonia, Moisés estaba de rodillas con la polla de Rodrigo entrando y saliendo de su boca, me pegue a la pared como una lagartija para ver mejor la escena, Rodrigo estaba con sus pantalones cortos en el suelo y sus calzoncillos en las rodillas, no portaba camisa o playera, imagino que por el calor, mi tío Moisés lamía su polla como si fuera una paleta para después meterla toda en su boca, ignoraba que también los hombres podían chuparse la polla entre ellos, Rodrigo movía su cuerpo haciendo un movimiento rítmico siguiendo la cabeza de Moisés, ninguno de los dos se daba cuenta de que yo los estaba observando muy emocionada pues nunca había visto desnudo a Rodrigo y a pesar de lo oscuro del cuarto podía ver sus huevos gordos y peludos, así estuvieron por un breve tiempo, hasta que me di cuenta como Rodrigo tensaba su cuerpo hacia delante, pesco de los cabellos a mi tío Moisés y casi le traspasaba la cabeza con su larga y gruesa polla, acto seguido Moisés se separo de su paletón de carne y escupió todo el semen de Rodrigo al piso, gruesos chorros de semen con saliva caían al piso provocando un ruido muy peculiar al caer, inmediatamente Rodrigo se acomodo su ropa y se fue de ahí corriendo por la otra puerta que daba al patio trasero, Moisés abrió la llave de agua que estaba en la lavandería y se enjuago la boca.

Después el mismo salio por esa puerta como si nada hubiera pasado con su guapísimo primo, todo lo acontecido había provocado que mi corazón latiera muy rápido y las mejillas me ardieran como cuando me enfermaba y decían que tenia fiebre, pero esta vez era diferente, mi rajita estaba muy húmeda como si acabara de hacer pipi, y un fuerte deseo de tocarme ahí abajo empujo mi mano hacia esa parte tan privada de mi cuerpo infantil, metí mi mano adentro de mis calzoncitos y toque mi vaginita diminuta que era parecida a una pequeña herida, como si al formar mi cuerpo hubieran pasado una navaja cortando en dos mi cuerpo.

Estaba como inflamada de mi panochita y entre mas me tocaba mas sentía ganas de seguirme tocando, sin darme cuenta ya tenia mis dos manos adentro de mis calzoncitos manoseándome yo misma…

Provocándome mucho placer, recordé la vez que mi abuelo me tocaba con sus dedos por encima de la tela de mi ropa interior con una delicadeza como quien acaricia un pétalo de una flor y no quisiera hacerle daño, pero esta vez era yo misma quien estrujaba mi rajita y mi corazón parecía que explotaría de un momento a otro…había pasado mucho rato desde que sorprendí a mi tío Moisés chupándole la polla a su primo y debía regresar a mi sitio con mi tía Alicia y con sus demás primitos.

Cuando regrese para acostarme mi tía Alicia ya estaba durmiéndose y su primita Rosa ya estaba dormida boca abajo, José y Pedro ya estaban bien dormiditos y parecían unos ángeles sin alas, el hermanito de Rosa aun tenia los ojos abiertos pero no hablaba, únicamente miraba el techo, imagino que se sentía extraño en esa casa y separado de su madre, quien aun continuaba platicando con mis abuelos.

Me acomode de lado y frente a mi quedo el cuerpecito de Rosa, tenia su cabello negro recogido con una coleta y una blusita de tirantes que hacia juego con sus calzoncitos de color rosa pastel, tenia sus piernitas muy abiertas y por lo delgado de la tela se trasparentaba muy bien su delicada intimidad, cerraba mis ojos queriéndome dormir, pero en cuanto los abría, mis ojos iban a dar a ese triangulito, me senté sobre la improvisada cama y me di cuenta de que Alicia ya estaba dormida, me acerque mas a Rosa y observe muy bien su rostro de muñeca, unas cejas muy negras y finas sobre unos enormes ojos llenos de pestañas, una diminuta nariz en medio de unos cachetes muy suaves sobre los cuales sobresalía una boquita roja como caramelo, estire mi mano y la puse sobre su piernita, estaba tibia….acaricie su muslito así como mis tíos acariciaban mi cuerpo y poco a poco fui acercando mi mano a la telita que cubría su diminuta rajita infantil de seis años, no me atreví a meter la mano debajo de la tela, pero si estuve tocando esa partecita de esa niña tan bonita, me daba cuenta que cada vez que la tocaba ella se movía muy despacio disfrutando lo que yo le hacia.

Conforme fue pasando el tiempo me estaba convenciendo yo misma de que mi temperamento estaba cambiando muy fuerte, de ser una simple espectadora en la que me fui dando cuenta de muchas cosas, comprendí de que a mi edad era capaz de dar placer, ahora no eran mis tíos los que me buscaban, era yo misma la que provocaba el encuentro entre mis tíos, ya estaba por cumplir los diez años y estaba mas alta pero aun seguía usando ropa de cuando tenia nueve u ocho años porque solo crecía para arriba y mi cuerpo aun estaba delgado, mis senos eran acaso dos montañitas de carne y mis nalgas eran redondas, pero chicas…parecía una tabla de lo flaca que estaba, mi cara antes redonda estaba mas afinada e imaginaba que tenia la nariz demasiado grande, fue en esos días cuando a mi tía Alicia le ocurrió algo que le cambio la vida: si primera menstruación.

Ese día estábamos jugando en las escaleras que dan al segundo piso, cuando Alicia se fue corriendo al baño, instantes después me llamo con un grito, me pare rápidamente y cuando llegue al baño me enseño el inodoro lleno de sangre, estaba muy asustada y como siempre mi abuela no estaba en casa, fui a buscar a Mónica quien estaba platicando con unos amigos afuera de la casa, le dije que Alicia se sentía mal y que estaba sangrando "¿de la nariz?" me pregunto y yo le conteste que no, que estaba sangrando de su panochita, Mónica se me quedo viendo muy sorprendida, en cuanto llegamos encontramos a mi tía Alicia aun sangrando de su vagina pero ya era menos el sangrado, en cuanto la vio Mónica en ese estado, me tomo de la mano y me llevo a su cuarto, me dio ropa para Alicia y me dijo se metiera a bañar, y que se la entregara a mi tía, Alicia se desnudo por completo y se metió a la regadera muy asustada de lo que le estaba pasando, las dos sabíamos por platicas con mis tías mayores que cuando a una niña le baja la sangre significa que ya es una mujer…y hay que cuidarse de no salir panzona del novio…o de algún pariente, Mónica llego con una toalla sanitaria y le explico a su hermana como acomodarla en su ropa interior y que ropa no usar para evitar accidentes vergonzosos.

En ese momento sentí alivio de que a mi todavía no me pasaba eso, pero al mismo tiempo me dio envidia, Alicia ya era una mujercita y yo aun era una niña….con ese suceso el cuerpo de Alicia empezó a cambiar rápidamente, al poco tiempo las dos notamos como le fueron creciendo sus pechos y su cadera se empezó a poner mas ancha, sus piernas antes flacas fueron adquiriendo una forma mas torneada y la cintura antes inexistente se fue haciendo mas chica, provocando que los chicos de la escuela, los que antes le gritaban cosas, ahora se le quedaban viendo embobados, pero no solo los hombres de la calle la miraban…también mi abuelo y mis tíos se habían dado cuenta del cambio en el cuerpo de Alicia.

Por cierto mi madre nos escribió una carta contándonos que estaba viviendo con un hombre en Veracruz, el se llamaba Héctor, tenia 32 años y en la carta había enviado una foto de los dos, el se veía altísimo y usaba barba, medio gordo y muy guapo, era dueño de una carnicería y nos visitarían en diciembre de ese año.

A ese novio de mi madre le entregaría mi virginidad