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Mi cuñada La solterona

en Amor filial

Josefina De la Garza Villaseñor y Junco de la vega

12 de Abril de 1940 Hacienda Las Golondrinas, Puebla, México

Josefina era hija de Don Carmelo De la Garza Villaseñor Huerta y de Doña Concepción Junco de la Vega Altamirano, fue la sexta hija de una familia de 7 miembros.

Poseedora de una sorprendente belleza mestiza, las montañas de su cuerpo atraían las miradas de todos los hombres del pueblo, sus senos eran objeto de los mas vulgares comentarios de los "pelados" como ella llamaba a esos tipos que se le aventaban encima cuando salía al pueblo acompañada de sus amigas santurronas igual que ella quienes eran las solteronas del pueblo, pero para ella no había duda, el convento de las Hermanas de la Caridad del Huerto que estaba ubicado en Guadalajara, seria su destino hasta el final de sus días, pues los pocos hombres decentes que había en el pueblo ya estaban casados y los demás habían emigrado a otras partes del país, buscando mejores destinos.

Ella no se explicaba el asedio de los hombres a quienes nunca les había dado lugar para que le faltaran el respeto de esa manera, sentía sofocarse de la vergüenza cuando escuchaba esos piropos tan subidos de tono:

"mamacita como quisiera ser la tela de tu calzón para estar pegado a tu panochita"

Alcanzo a escuchar que el zapatero le decía en voz baja al pasar junto a ella, Don José era casado y su esposa era muy amiga de su madre, claro que nunca le dio la queja a su madre.

Josefina acostumbraba vestir siempre de colores negros y grises, llevaba su cabello recogido y nunca usaba maquillaje, odiaba cuando se ruborizaba, pues su belleza se acentuaba con el carmín de sus mejillas, a sus 30 años nunca volvió a tener novio, mas nunca ingreso al convento, sus únicas ocupaciones eran dar clases a los niños en la iglesia para prepararlos para su primera comunión, ese era el mundo de josefina, de la iglesia a su casa y de su casa a la iglesia.

Mas los eventos que se avecinaban en su tranquila vida pondrían a prueba sus sagrados principios, ya que el hombre es fuego la mujer estopa, llega el diablo y sopla.

Ese día la madre de Josefina no despertó en toda la mañana, el medico familiar le dio la fatal noticia a Josefina, era cuestión de horas para que su madre "entregara el equipo"

Que seria de Josefina, su padre ya había fallecido hace mas de 5 años y en la casona colonial solo habitaban Josefina, su madre y dos fieles sirvientas ya en edad senil, solo quedaba una cosa por hacer, ya todos sus hermanos y hermanas estaban casados, pero ella no podría sola con las obligaciones de tamaña propiedad, era necesaria la mano de un hombre en la casa, pero sus hermanos tenían sus propiedades y se negaba a deshacerse de ellas, la única que se ofreció fue su hermana mayor Jacinta, quien tenia problemas económicos, su esposo Roberto había tenido una mala racha en los negocios y la única solución era venirse a vivir a la casona.

Jacinta tenia 2 hijos: Robertito de 15 años y Fermín de 9 años, ambos herederos de una galanura esplendida, Josefina no tuvo mas remedio que aceptar la proposición de su hermana y a la semana ya estaban instalándose en la casona.

Así fue como a la vida de Josefina llegaron nuevos elementos masculinos, su cuñado Roberto que era altísimo, moreno de cabello ondulado negro y las pocas canas que tenia le daban un aire maduro muy sensual además de poseedor de una galanura extremadamente varonil, se sonrojaba al escuchar los comentarios de sus amigas que le decían que con gusto se dejarían hacer cochinadas por su apuesto cuñado que se veía tan bien dotado, detalle que había pasado inadvertido para la santísima Josefina, mas sin embargo no tardo en darse cuenta que su cuñado era un excelente ejemplar masculino a sus 45 años, pues una tarde lo sorprendió con tamaña erección en los pantalones que se ruborizo por andar fisgoneando donde no debía.

Las primeras semanas todo fue felicidad para josefina pues su nueva familia le había dado más vida a su gris existencia, mas una noche al dirigirse a su recamara unos extraños sonidos que salían de la recamara de su hermana la hizo pegar la oreja a la puerta y lo que escucho la cimbro de pies a cabeza…

-Hooooooooommmmmmmmmmm Roberto mmaassss recio, mas recio-

Métemela toda hasta los huevos, machácame la panocha que esta que me quema de lo ardiente que la tengo

La cama rechinaba tan fuerte cada vez que Roberto se introducía en la vagina empujando todo su peso en la intimidad de Jacinta, quien abría lo más posible las piernas empujando su pelvis para recibir el enorme cilindro de carne de su esposo.

-no cabe duda que eres una gran puta Jacinta, ya tienes toda la verga adentro y aun no te llenas-

-hhhooooooooo papacito hazme garras, destrózame con tu enorme verga que siento que me vengoooooo

-no hables tan alto, que te va a escuchar tu hermana-

-Hay Roberto, mi hermana la santurrona nunca ha tenido hombre y no sabe de lo que se pierde la pendeja, siempre con sus santitoooooo -mmmmmmmmhhhhhhhmmm

Aaaaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhhhhhhh yyyyyaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

La hermana de Josefina no pudo terminar la frase pues la potente verga de su esposo le provoco un orgasmo tan intenso que en medio de espasmos baño la verga que la taladraba sin piedad, no había duda que Roberto era un amante ardiente pues ya era la segunda vez en la noche que vaciaba su verga en el interior de su enamorada esposa.

-yo también ya me vengoooooooooooooooo- gimió Roberto súper caliente

-nooo no te vengas adentro de mi, aviéntamelos en la boca, quiero saborear tu leche en mi bocaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa—

-toma puta trágate mi lecheeeeeeeeeeeeeeeeee golosaaaaaaaaaaaa-

Tales frases tan ardientes provocaron que los pezones de Josefina se levantaran, aventando la fina tela de su camisón de dormir, sin darse cuenta su mano se encontraba acariciando su vagina que había mojado sus bragas de encaje blanco….era demasiado para Josefina quien corrió al baño a darse un regaderazo con agua helada, mas la fiebre no cedía, seco su febril cuerpo que se consumía por una calentura desconocida para ella, pasaba la toalla afelpada por su entrepierna y al contacto con sus labios vaginales un gemido escapo de su boca, mientras ligeros temblores sacudían su cuerpo, se acomodo en su cama y con sus manos acaricio su monte de Venus mientras un delicado dedo friccionaba la entrada de su vulva, rompió a llorar al darse cuenta de su acción…

¡Se sintió tan sucia, ella que era tan persignada! ¡Ella que era ejemplo de virtud y recato, que nunca había acariciado esas partes tan sucias de su cuerpo!

Trato de conciliar el sueño, mas la luz del amanecer que se filtraba por su ventanal, la sorprendió con los ojos abiertos.

Tenia que confesarse a la brevedad posible.

Nada más tomo un ligero desayuno y sin despedirse emprendió el camino a la iglesia para confesarse con el anciano sacerdote de la iglesia.

¡Padre me confieso pecadora, he cometido el pecado de lujuria!

¡Hija mía, que dices!

¡Padre no me interrumpa, que no puedo ni mirar el suelo de tan sucia que me siento!

¡Dime hija te han faltado al respeto!

¡Ni dios lo quiera, padre!

¿Entonces hija?

-Padre, escuche sin querer a mi hermana y a mi cuñado…..teniendo sexo…-

¡Pero hija el sexo dentro del matrimonio, no es pecado!

-pero, Padre decían unas cosas….y se escuchaban unos ruidos tan fuertes! Era cosa del demonio…

-¡no hija, tu enorme virtud de mujer casta, te hace pensar esas cosas!

La única penitencia que te impongo es que no vuelvas a escuchar cosas que no debes y respeta la intimidad de tu hermana…vete en paz.

Pero eso era precisamente lo que menos tenia Josefina, ahora veía a los hombres con otros ojos, camino a su casa escogió la calle donde había mas hombres en sus talleres trabajando, sabedora de la lujuria que despertaba con sus meneos de hembra madura.

A su paso le salio Genaro el dueño de la ferretería quien al verla se agarro su bragueta y se la manoseo como mostrandosela…

Josefina trago saliva al ver el enorme bulto que era masajeado a unos pasos de ella.

-¡mamacita préstame tu boquita para hacerme una puñetita!

Lejos de molestarse Josefina siguió caminando y pasó junto a la carnicería de Don Pedro, ese fornido carnicero quien siempre le decía los piropos más cachondos.

¡Reina, no quieres un kilo de chorizo crudo, cuesta a diez el kilo, pero a ti de lo doy gratis mamazota!

Gran cantidad de piropos escucho camino a casa que sintió que un líquido tibio escurría por sus blanquecinos muslos, apenas entro a la casa y corrió a cambiarse de calzones pues estaban tan empapados de sus jugos que pensó que mancharía en donde se sentara, iba subiendo las escaleras cuando se encontró a su cuñado Roberto quien amablemente se hizo a un lado, cediéndole el paso, Josefina bajo los ojos tímidamente pero de reojo no pudo evitar lanzarle una mirada a la bragueta de Roberto que denotaba un gran bulto, agitadamente llego a su recamara, escucho ruidos en el patio y al asomarse distinguió a su sobrino Robertito quien lucia una naciente musculatura en su cuerpo que portaba un ajustado pantalón de ejercicio, el sudor que cubría su cuerpo resplandecía dándole un erótico aspecto tan varonil, que Josefina lo imagino desnudo y en su cama, pero su Robertito era un niño para ella y lo peor, era su sobrino.

Pero la lujuria había ocupado su mente y para Josefina su sobrino era solo un bello ejemplar masculino poseedor de un objeto que ella quería sentir en el interior de su virginal cuerpo: su verga, Josefina de un día para otro había mandado al caño todas sus inclinaciones religiosas, ella quería ser salvajemente poseída por un macho, pellizco sus duros pezones recordando lo sucedido la noche anterior en la recamara de su hermana.

Bajo a la sala y encontró a su cuñado leyendo el periódico, se sentó frente a el fingiendo leer un libro, mas su vista estaba en la entrepierna de Roberto que parecía que reventaría el pantalón de lo abultado que tenia su bragueta, embobada como estaba no se dio cuenta que Roberto hacia rato que le estaba hablando…

¡Josefina!

Sobresaltada regreso de su viaje astral, ¿Qué pasa Roberto?

-Te estaba preguntando que porque no te consigues un novio-

Hay Roberto que cosa se te ocurren, a mi edad y con novio, seria la burla del pueblo, además quien se fijaría en mi…

¡No seas tonta cuñadita, estas en tu punto, mira que si no estuviera casado…!

¿Qué? –pregunto con las mejillas teñidas de un rojo carmesí.

Nada cuñadita no me hagas caso.

Para Roberto no había pasado desapercibida la forma en que su cuñada contemplaba su bulto y como no queriendo se puso de pie y estirando sus brazos hacia arriba empujo su pelvis hacia fuera, mostrando ante josefina el tamaño bulto que tenia en sus pantalones, se disculpo y se fue a su recamara dejando a la pobre Josefina con la boca hecha agua.

¡Jacinta no esta, fue con la modista y regresara mas tarde, creo que me daré un baño y me acostare un rato, se te "ofrece algo cuñada"!

Nnnnnnnnno Roberto, no tenga pendiente, me quedare un rato leyendo este libro.

Roberto se fue a su cuarto y Josefina escucho como se cerraba el cuarto, nada mas de imaginarse a su cuñado dándose un baño, sus bragas se humedecieron, se mordió los labios para no soltar un quejido, fuera de si, se encamino a la recamara de su hermana y vio que la puerta estaba semi abierta y se dio cuenta que su cuñado salía del baño totalmente desnudo, sus ojos se posaron en su miembro que aun en reposo mostraba un grosor considerable observo los enormes huevos peludos, observo como Roberto se recostaba en su cama y con una mano se masajeaba su verga con los ojos cerrados.

El tiempo se detuvo para Josefina que hipnotizada seguía el ritmo de la mano de su cuñado quien ya tenia en total erección su enorme verga que debía de medir los 20 centímetros de largo, sin darse cuenta estaba parada a un lado de su cuñado, y sin pensarlo tomo la enorme y jugosa verga en sus manos masajeándola suavemente, noto la tibieza que despedía aquel pedazo de carne masculina y quiso comprobar con su boca su sabor y textura e inclinándose rodeo con sus labios aquella extraña carnosidad que Expedia un agradable olor a jabón con esencias de yerbas finas,

Roberto cerro los ojos abandonándose a los masajes orales de su hasta hace un rato casta cuñada, estiro una mano y la metió por debajo del vestido y le apretó un pezón que ya estaba como piedra de lo duro…

¡Roberto, ya llegue!

La voz de Jacinta subiendo las escaleras interrumpió aquel apasionado e incestuoso momento

¡Rápido cuñada, escóndete atrás de las cortinas!

Sumamente asustada y temblando como paloma Josefina corrió a esconderse atrás de las pesadas cortinas de la recamara y claramente escucho la puerta abrirse

-¡Pero que sorpresa cariño, mira nada más como te encuentro papacito con la polla bien dura, en quien estabas pensando!-

¡Ya sabes que tu eres la única, mira como te tienes!

De un salto Jacinta quien ya se había despojado de sus bragas se monto en su macho clavándose la daga hasta los huevos, y con movimientos frenéticos rotaba sus enormes nalgas sobre el pene de su marido, Josefina veía toda la acción desde su escondite y notaba como los globos de carne de su hermana eran devorados por la caliente boca de Roberto, quien le cerro un ojo, dándole a entender que no se perdiera detalles de la gran cogida que le daba a su hermana, un dedo de Josefina ya hurgaba en su vulva humedecida apretando los dientes para no ser descubierta.

¡Métela en mi culo, papacito, destrózame el culo con tu gran verga!

Jacinta se desnudo por completo y su cuerpo robusto de mujer cuarentona quedo en todo su esplendor, se puso en cuatro patas y levanto las nalgas poniéndose a merced de su macho quien escupió en su rosado ano y escupiendo en su mano embarro de saliva todo su tolete que punzaba por descargar su leche en ese estrecho canal femenino, acerco la punta y sin mucho esfuerzo introdujo la cabeza de su polla, arrancándole un alarido de placer al sentirse penetrada…

--¡no seas malo, no me hagas sufrir…la quiero toooooooooodaaaaaaaaa!- -

Sin hacerse del rogar Roberto de un violento movimiento de cadera se introdujo por completo en el culo de su esposa quien cerro los ojos en una expresión de supremo placer, Josefina abrió los ojos como platos al ver aquella copula antinatural para ella, pues nunca se imagino a su hermana en aquella posición y con ese lenguaje de una verdadera puta.

En medio de violentos embates el culo de Jacinta fue inundado de espeso y abundante semen, Roberto se dejo caer desfallecido en la espalda de Jacinta quien al no soportar su peso corporal, se dejo caer desfallecida en la cama, desde su lugar Josefina aprecio como la verga de Roberto salía lentamente del dilatado culo extrayendo grandes cantidades de semen revuelto con excremento, lejos de sentir asco aquella visión la excito sobremanera, si es que eso era posible pues tanta calentura ya era imposible, sin hacer ruido salio de su escondite y abandono el cuarto envuelta en una tormenta interna.

Ya mas noche y acostada en su cama, daba vueltas y vueltas y no se acomodaba pues su furor interino era demasiado para ella, se levanto de su lecho y al dirigirse al patio paso por la recamara de su sobrino Robertito quien dormía con la puerta semi-abierta, la tenue luz de luna que alumbraba el juvenil cuerpo recorría todos sus músculos que en reposo daba una apariencia como el mármol, sus ojos lo recorrieron palmo a palmo deteniéndose en la abertura del pijama que dejaba asomar parte de la verga que mostraba una semi-erección nocturna tan propia de la juventud, tragando saliva deseo volver a sentir en su boca un miembro masculino y olvidando lazos de familia se deslizo como una gata y con suaves movimientos libero aquel pene, suavemente se inclino sobre la entrepierna de su sobrino y aspiro un fuerte aroma a sudor con un leve olor a orines, recordó a su sobrino en el jardín haciendo ejercicio y sus fosas nasales se dilataron aspirando profundamente ese embriagador perfume varonil.

saco su húmeda lengua y la deslizo por la punta de la verga dándole pequeñas lamidas, la verga de Robertito por causas naturales al masaje oral de su tía se fue levantando involuntariamente extendiéndose en su plenitud en medio de un sensual gemido, Josefina introdujo hasta donde le fue posible ese cilindro de carne y por puro instinto empezó a mamar golosa extrayendo gruesas gotas de liquido preseminal que apuro a degustar ansiosa llena de fiebre, perdió la noción del tiempo succionando suavemente esa juvenil verga hasta que en medio de suaves gemidos su sobrino Robertito exploto en lo mas profundo de su garganta una enorme cantidad de semen caliente, Josefina no se detuvo hasta extraer por completo todo el néctar masculino, lamiéndose los labios adoloridos por tanta fricción guardo en su lugar la verga ya flácida de su sobrino y al igual como entro salio silenciosa como una gata.

Apenas llego a su cama y con una enorme sonrisa de satisfacción se quedo dormida, hasta que sintió que alguien se montaba encima de ella, tanto peso solo podía ser una persona: su cuñado Roberto quien venia a terminar lo que quedo inconcluso, sin apenas reaccionar una atrevida lengua ya se alojaba en su boca explorándola toda mientras unas enormes manos apretujaban sus delicados senos, estremeciéndola por completo, con habilidad fue desnudada y claramente sintió la dura verga de su cuñado luchando por entrar en su inmaculada intimidad…

-¡Roberto, espere! –su voz apenas era un murmullo por lo agitada que estaba-

-¿Qué pasa cuñada, no querías verga?

-¡pues si, pero nunca he tenido contacto con algún hombre…soy virgen! No sea rudo por favor…

-mmmmmmmmmm mamacita estas en tu mero punto y ya es hora que conozcas el placer de coger, y quien mejor que tu cuñado para que te haga mujer.

Apenas pudo decir esas palabras y Roberto unió la acción a lo dicho, Josefina sintió desfallecer cuando su pezón fue succionado por la caliente boca de su cuñado, primero uno, después el otro Roberto se las ingeniaba para juntar ambos senos y brincaba de un botón a otro sin darle descanso a la pobre Josefina, una mano ya acariciaba su peluda vulva localizando su clítoris masajeándolo en circulares movimientos arrancándole sus íntimos jugos de su intimidad, que ya estaba tan humedecida que litros y litros de lubricante formaban una desquiciante mancha en su blanquísimas sabanas, Roberto tomo su enorme verga y la coloca en su cerrada raja, suave pero firme empujo e introdujo la cabeza abriendo sus labios vaginales para recibir al visitante, otro empujón y ya una buena parte estaba alojada en su vagina, pero faltaba el golpe final, Roberto tomo la sabana y al mismo tiempo que se la daba a morder a Josefina, sin previo aviso se la dejo ir completa, tanta carne tenia tan dilatada la desflorada vagina que unas lagrimas asomaron a los ojos de Josefina quien no se pudo explicar si eran de dolor o de placer pues el intenso bombeo de Roberto la tenia con la mente en blanco.

¡Mamacita, estas tan apretada!

-hhhhhhhhoooooooooooooooooooooooooooooo mmmmmmmmmmmmhhhhhhhhh

Ricuraaaaaaaaaaahhhhhhhhhhhhhmmmmmmmmmmmmm….como me la aprietas!

Roberto se salía por completo de su cavidad y de un golpe se metía de nuevo hasta el fondo, disfrutando la estrechez de su cuñada ante su primer encuentro sexual, tanta presión en el tronco de su verga arrancaba roncos gemidos de Roberto quien resoplaba como toro, bombeando sin descanso hasta que sin poder evitarlo y de una profunda estocada inundo de semen la vagina de Josefina quien sintió las palpitaciones de la verga quien en cada latido arrojaba espesas cantidades de semen, no supo a que horas se quedo dormida, pero al día siguiente amaneció en su cama sola, pero la mancha de sangre en las sabanas le decían que no había sido un sueño.

Ya era una mujer y era su cuñado quien le había hecho el favor, en la mañana se lo encontró en las escaleras y en vos baja escucho de su cuñado: "prepárate, porque a la noche te la voy a meter por ese hermoso culo que tienes"

A partir de ese día Josefina tenia entre sus obligaciones, masturbar oralmente a Robertito por las noches y esperar mas tarde a su cuñado quien se daba sus festines sexuales con su cuerpo pero esto no podía ser de todos los días pues su hermana era igual de insaciable que ella, por lo que tuvo que acceder a los deseos de varios hombres del pueblo.

Como le gustaba mamarle la verga a Genaro el de la ferretería quien tenia una verga muy corta pero demasiado gruesa y los potentes chorros de leche eran devorados por la golosa garganta de Josefina.

Don Jorge el dueño de la carnicería siempre se la dejaba ir por el culo, Francisco el herrero tenia la costumbre de empinarla en su taller y únicamente le levantaba la falda y haciendo a un lado sus bragas la follaba como desesperado, se daba tiempo para recibir al lechero quien descargaba su verga en lo mas profundo de su garganta, en el pueblo se había corrido la voz de que una puta gratis estaba para el que quisiera, innumerables hombres habían atravesado su balcón para follarsela, a veces eran dos tipos al mismo tiempo.

dejo sus clases en la iglesia y se abandono a sus deseos carnales, después de haber sido un ejemplo de virtud, Josefina ahora era señalada como una mala mujer pues era un secreto a voces que ella y su cuñado se entendían mas allá de lo que permiten las costumbres familiares, un halo sexual rodeaba a Josefina quien no se daba abasto con sus ocasionales amantes, hasta dos o tres encuentros íntimos en un día era normal en la antes aburrida vida de Josefina, quien ahogada en la asfixiante vida del pueblo y ser señalada como persona no grata, se marcho a una ciudad de la frontera –Ciudad Juárez-, busco alojamiento en una casa de mala nota y en cuestión de semanas ya era de las favoritas de los clientes quienes se daban de balazos por una noche con ella…por Josefina, que ahora era conocida como "la fundidora" porque no había fierro que pudiera con ella…

Quien ahora era una experta mamadora y cogedora.

Fin

Dedicado a mi madrina que a los 12 años me enseño los misterios del sexo y la recuerdo con una canción de Agustín Lara.

Mujer, mujer divina

Tienes el encanto que fascina

En tu mirar…

Sabes de los filtros que

Hay en el amor…

Tienes el embrujo de un

Naranjo en flor…

Eres la razón de mí existir

Mujer….