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13+13, 13+17…13+41

en Hetero: General

13+13, 13+17…13+41

CAPITULO I

Mientras mis amigas y yo platicábamos en la esquina de nuestra cuadra, observamos cuando un enorme camión de mudanza llegaba a la casa que se encontraba en venta, a un lado de mi casa, justo frente a la cuadra se encontraba un enorme campo de fútbol, y a un lado se encontraba la cruz roja, cruzando la avenida estaba la tienda de videos y una frutería, mas adelante el cybercafe, que era en donde mis amigas y yo nos pasábamos las tardes chateando o viendo hombres desnudos, y no porque no tuviéramos computadora en casa, pero nos daba mas confianza navegar en el cybercafe, pues había cabinas privadas, así que Naomi, Kati y yo no metíamos las tres a ver fotos porno y toda clase de pollas, que era nuestra debilidad a nuestros 13 años teníamos la hormona desatada y babeábamos por varios chicos que jugaban fútbol frente a nuestra casa.

Mienten las personas mayores que dicen que a nuestra edad aun estamos muy tontas en cuanto a sexo, lo que pasa es que les da miedo saber que sus hijas ya andan buscando que meterse en su cuevita, hasta un desodorante o el mango de un cepillo es bueno para experimentar a falta de polla, aparte de masturbarme en el ducha con el recuerdo de los cuerpos sudados de los jugadores o algún actor de cine.

Después que se retiro la mudanza, arribo una camioneta con los que serian los nuevos habitantes, un matrimonio con dos hijos eran los recién llegados.

En cuanto vimos a Edgar que era el hijo mas chico, quedamos infartadas por lo guapo que estaba, parecía un cantante de moda, alto, delgado, blanco y con el cabello café castaño, los ojos color miel y una sonrisa muy…pero muy varonil, recuerdo que esa noche ya estaba jugando fútbol con su papa en el campo de fútbol, el señor estaba guapísimo, con unas piernas súper velludas, un trasero muy bonito, el cual se marcaba mucho con el short gris que usaba y unos brazos musculosos, el cabello corto y con canas, nunca había sentido tanta atracción por un señor, ni siquiera por el maestro de matemáticas, el profesor Rodríguez, que era el mas guapo del colegio donde estudiaba,

El otro hermano de Edgar se llamaba Carlos y estudiaba una carrera técnica, tenia un cuerpo mas grueso que Edgar, una naciente barba en su rostro lo hacia parecer mas grande, era moreno igual que el padre y con el cabello negro, medio ondulado, el era como mas serio que su hermano menor y casi no salía de su casa, pero a todas nos gustaba porque era mas grande de edad y por tanto…mas dotado.

Le pedí dinero a mi madre para ir con mis amigas a comprar un refresco, la pobre desde que mi padre la abandono por otra mujer mas joven, me complacía en todo, mi madre era una vendedora de productos de belleza, así que muchas tardes me quedaba yo sola en casa, ya con el dinero en la mano nos fuimos las tres a la tienda, en verdad era una excusa para pasar por el campo y ver a Edgar con su papi, Naomi que siempre fue la mas aventada buscaba la mirada de Edgar, la muy zorra vivía dos cuadras mas abajo, pero al igual que Kati, siempre estaba en mi casa para ver a los muchachos que jugaban fútbol frente a mi casa, llegamos al extremo de comprar unos pequeños binoculares en un tianguis para ver mas de cerca de los jugadores, así desde la ventana de mi recamara nos dábamos un taco de ojo con ellos, comparábamos cuerpos y quien era el mas guapo de cada equipo, a mi me gustaba un chico moreno de 15 años que tenia un cuerpo muy desarrollado para su edad, debía de medir 1,80 mts. aprox. era altísimo y con un perfil de ensueño, desde la cabeza a la punta de los pies, el bulto que se le dibujaba en el short me tenía trastornada, lastima que ese chico siempre me veía como una niña tonta.

Muchas veces mis amigas y yo observábamos a los chicos que jugaban en el campo, generalmente en las tardes, lo bueno es que eran varios equipos, así que había hombres hasta para aventar para arriba.

¡Guauuuu mira el bultote que tiene el numero 9!

¡Hay papito…estas bien buenote!

¡Que piernotas del moreno aquel!

Gritábamos como locas en mi recamara, sabiendo que ellos no podían escucharnos.

Mis amigas y yo estábamos muy despiertas en cuanto al sexo, y procurábamos usar las faldas y los shorts mas cortos, las blusas las comprábamos lo mas escotadas posible, aun nadie tenia senos, bueno casi muy poquito, pero se nos marcaban los pezones con las telas delgadas, Kati ya tenía novio en la secundaria y nos contaba que su novio le arrimaba el bulto duro a sus piernas, y que ella sentía como que se le movía "ahí"….

¿Y ya se la viste?

¿Ya se la tocaste?

¿Ya te agarro las tetas?

Con envidia le preguntábamos cosas a nuestra nerviosa amiga, que solo contestaba con evasivas y con risas nerviosas, quizás la muy putona ya hasta se la había mamado pero no nos decía nada.

Mamarle la polla a un chico era lo mas "caliente" en el grupo de amigas, "sacarle el relleno al pavo" era nuestra clave para saber que alguna amiga ya le había chupado la verga a un chico, pero la chica que lo hacia, no lo contaba por pena, pero como los chicos no saben quedarse callados, tarde o temprano nos enterábamos cual chica ya lo había hecho, me moría de ganas de mamar una verga, pero sentía que ese día aun estaba muy lejos, me conformaba con solo ver pollas en el monitor de la computadora y admirar los bultos de los jugadores en la cancha…además de meterme el dedito en mi rajita, no todo el dedo claro pues aun era "señorita de las antes" así como decía la aburrida de mi abuela, que debía ser una niña buena, educada y obediente, que no usara faldas cortas ni blusas ajustadas, todo lo que estaba de moda la infartaba "niña cierra las piernas que se te ve hasta el apellido" me decía cuando me ponía una falda cortita, no sabia que ya mi abuelito se había recreado la vista con mis piernas, y el esposo de mi tía Gloria no me quitaba la vista de encima, siempre aprovechaba para abrazarme y darme besitos "de cariño" el muy calenturiento no podía disimular que me tenia ganas, si tan si solo estuviera guapo, pero estaba muy feo y gordo, y esa mirada lujuriosa….que asco, en cambio el que me gustaba era el esposo de una de mis tías, mi tío Armando ¡que hombre! Como me gustaba irme a pasar el fin de semana con mi tía Carmen y el tío Armando.

Ellos tenían dos niñas, una de catorce y otra de mi edad, mi tío Armando era un adonis, con un cuerpo de antología, el jugaba béisbol y a veces nos llevaba al campo de juego, me engolosinaba viendo a los amigos de mi tío en sus ajustados pantalones del uniforme deportivo, esos paquetes fueron muchas veces motivo de pajas en mi habitación, recuerdo que una vez un jugador me sorprendió mirándole su gorda entrepierna, asustada no supe que hacer, pero el jugador lejos de molestarse, me lanzo una atrevida sonrisa, cerrándome un ojo, me puse súper colorada de la vergüenza, recuerdo otro día en casa de mi tío Armando, al salir al patio trasero vi que mi tía estaba lavando ropa y había algunas prendas ya tendidas al sol, y entre la ropa descubrí unos calzoncillos de mi tío, eran blancos y con el elástico negro, no se porque me concentre en la parte delantera, lo imagine con esos calzoncillos blancos acostado en su cama, con su pecho velludo y sus piernas musculosas y con su gran bulto debajo de sus calzoncillos blancos, sentía que mi almejita ya pedía carne masculina.

En vista de que mis dos mejores amigas andaban atrás de mi vecino Edgar, sabia que tenia que hacer algo para adelantármeles, la ventaja que yo tenia es que el vivía a lado de mi casa, así que buscaba cualquier pretexto para estar afuera de mi casa cuando el llegaba de su colegio, poco a poco nos fuimos conociendo y llegue al atrevimiento de preguntarle si tenia novia, creí que el mundo se abría a mis pies cuando me dijo que si tenia novia, que se llamaba Judith y que ella vivía en su colonia anterior, era natural que Edgar tuviera novia, pues era tan guapo…pero yo estaba decidida a probar los labios de un hombre, bueno eso y otra cosa.

Una tarde en las que siempre me quedaba sola, fui a buscar a Edgar a su casa, su madre me abrió la puerta, era muy blanca y muy hermosa, me presente y le dije que buscaba a su hijo.

¿Cuál de los dos? –me pregunto sonriendo-

-a Edgar…- le respondí-

Me pareció extraño que me preguntara a cual de sus hijos buscaba, como buena madre sabía que sus hijos tendrían mucha suerte con las niñas.

Salio Edgar y le pregunte si podría ayudarme a conectar unas bocinas a mi computadora, claro que si sabia pero me hice la tonta para que el fuera a mi casa, Edgar portaba un short negro de futbolista y una camisa blanca con una leyenda en ingles, se veía guapísimo, a pesar de ser muy delgado me gustaba su cuerpo.

Cuando llegamos a mi recamara, la cual estaba como ya les dije, en el segundo piso, Edgar me pregunto en donde estaban las bocinas, se las entregue y prendimos la computadora, yo siempre acostumbraba tener algún galán en poca ropa en mi escritorio de la computadora y esa vez no era la excepción, un bellísimo hombre de piel dorada por el sol emergiendo del agua cubierto solo con una camisa blanca, la cual resaltaba en su piel bronceada, pero lo mas sensual era su polla larga y gruesa cubierta solo por la delgada tela húmeda, note que Edgar sonrió nervioso al ver la imagen del hombre semidesnudo.

-¡hay que pena contigo Edgar!- fingí estar apenada, tome el ratón y busque otra imagen, pero todas las que aparecían eran mas eróticas, hombres musculosos sosteniendo sus gruesas pollas o mostrando el trasero eran mis fotos favoritas, busque otra carpeta y seleccione una de anime.

Acerque otra silla para sentarme a un lado de el y pude darme cuenta de que estaba nervioso, me había puesto una blusa negra con lentejuelas doradas muy ajustada y como aun no usaba sostén, la delgada tela marcaba mis tiernos pezones, la minifalda de mezclilla que traía puesta era tan chica que al sentarme era muy difícil no ver los calzoncitos celestes que usaba, Edgar estaba excitándose con mi cuerpo de niña zorra, coloque una mano en su pierna como sin darme cuenta y vi que trago saliva, el bulto en su short estaba haciéndose mas grande, subí un poco mas la mano, temiendo que el niño que me gustaba se parara y se fuera a su casa, voltee a verlo y nuestros ojos se encontraron, no hubo necesidad de mas palabras me arme de valor, al fin y al cabo estaba sola con Edgar y mi madre llegaría hasta las 4 o 5 de la tarde, lo tome de la mano y lo lleve a mi cama como un niño pequeño, había llegado la hora de probar una polla y mi vecino seria mi primera victima, baje su short negro y vi que usaba unos boxers color naranja con unos leones dibujados, a mi nariz llego un aroma que nunca había conocido pero que a partir de ahí me acompañaría toda mi vida, era el perfume de una polla excitada.

Imagine la cara de envidia de mis amigas cuando les contara que ya le había sacado el "relleno al pavo", gracias a los montones de videos porno que bajábamos de la red, ya sabia como mamar una polla, así que sin tardarme abrí los boxers de Edgar para liberar su polla, no era muy grande ni muy gruesa, mas bien estaba chica, temblando de los nervios acerque mi boca a su polla, saque mi lengua y le di una lamida, estaba saladita y tibia, no sabia nada mal, abrí mi boca y la metí hasta el fondo chupándola como loca, pero a la cuarta o quinta chupada, Edgar se vino en mi boca, inmediatamente la saque de mi boca asustada, y los otros espesos chorros cayeron en mi blusa negra, fueron como siete u ocho chorros de semen que brotaron de la polla, temblando en cada expulsión, Edgar tenia los ojos cerrados con una sonrisa estúpida exclamando "que rica mamada" me pregunte cual mamada pues casi no había hecho nada, estaba un poco decepcionada, pues en los videos los hombres duraban horas con la verga dura, pero a partir de ese día, todas las tardes le chupaba la pequeña verga a Edgar, nunca me decía que quería metérmela y tampoco se lo pedía, después de todo pensaba que con su herramienta no iba a sentir nada…yo deseaba a un hombre adulto, como mi tío Armando o mi profesor de Matemáticas o el padre de Edgar, alguien que estuviera bien dotado.

Muchas veces se la chupaba en la sala o en la cocina, apenas veía que mi madre arrancaba su camioneta para irse a su trabajo y al poco rato llegaba Edgar quien se brincaba la barda que dividía nuestros patios traseros, con su carpa de circo en la entrepierna, ninguno de los dos pronunciaba palabras, solo entraba a mi casa y ya sabia lo que tenia que hacer, ponerme de rodillas y meterme su polla a la boca, ya me había acostumbrado al sabor de su semen y me lo tragaba sin asco, el que nadie hablara le daba mas morbo a la situación, aunque a decir verdad no sabia de que hablar con el, y menos con la boca ocupada.

Al igual que mi amiga Kati, no contaba a mis amigas que ya le chupaba el pito a un chico de 13 años.

Lo que no sabíamos era de alguien nos había descubierto.

Esa tarde cuando se fue mi madre, escuche los pasos por el pasillo imaginando que era Edgar, mas sin embargo no era quien yo pensaba, cuando abrieron la puerta del patio quien entro a la casa no era Edgar, el que había entrado era Carlos, su hermano mayor, quien solo andaba con tenis blancos y un pequeño short rojo con franjas blancas a los lados, tenia el pecho ligeramente velludo, a diferencia de sus piernas, que eran tan velludas que parecían de gorila por lo peludo y musculosas, en verdad que era un magnifico ejemplar masculino, por lo enorme de su bulto me pude dar cuenta de que Carlos no traía ropa interior.

-¿Qué buscas?- le pregunte con miedo, pero a la vez sin poder apartar la vista de su entrepierna.

"a ti zorrita…crees que no se que todas las tardes viene Edgar aquí contigo…"

-no es cierto…-tartamudee temblando pues me pude dar cuenta como aumentaba de tamaño el bulto en su entrepierna, su polla amenazaba romper la tela del short, camine hacia adentro de la sala asustada pero deseando que el me siguiera, en dos pasos ya estaba frente a mi, pellizcándome los pezones muy fuerte, logrando que se me pusieran duros.

-¡suéltame!- grite, pero con una voz no muy firme, una bofetada en mi rostro me hizo sentir dominada por el macho, era demasiado y estaba ya muy mojada de mis calzoncitos, sentía que esa ves estaba no frente a un adolescente aficionado a mis mamadas, esta vez era un joven con mas experiencia y con mucha calentura en su cuerpo.

"diablos con la pequeña zorra…le gusta el maltrato…"

Un gemido escapo de mi pecho, Carlos sobrepasaba a Edgar con mucho en estatura y en corpulencia, el gesto de maldad en su rostro no hacia sino aumentar su atractivo, no pude contenerme y coloque mi mano en su bulto, la tenia durísima y muy caliente, no tibia como Edgar, no Carlos la tenia ardiendo, casi quemaba mi mano, recorrí su grosor con mis dedos, sintiendo que mi almeja ya estaba chorreando jugos a montones.

"¿quieres verga, verdad puta?"

-Mhjm- ni siquiera pude hablar pues sentía la boca seca.

Carlos tomo su prenda por los lados y sin más, bajo su short hasta el suelo, su polla gruesa y venosa quedo moviéndose de arriba hacia abajo y yo siguiendo el movimiento con mi cabeza, definitivamente era mas grande que la de Edgar, pensé que no me cabria en mi boca, me puse de rodillas mientras acariciaba las grandes bolas de Carlos, un fuerte aroma a sudor mezclado con orines me llego al cerebro, lejos de molestarme me excito aun mas, abrí la boca y deje que entrara, tal como lo pensé estaba muy grande, pues si bien la polla de Edgar entraba completamente en mi boca, la polla de Carlos era enorme, y parte del tronco no entraba en mi cavidad oral, sin embargo estaba muy rica, Carlos me tomo del cabello y empezó a meterme una y otra vez su polla, pensé que terminaría pronto igual que su hermano, sin embargo ya habían pasado varios minutos y Carlos aun seguía follandome por la boca, mientras acariciaba mis pezones con la punta de sus dedos, calentándome aun mas, mis muslos estaba mojados de los abundantes jugos que manaban de mi concha virginal.

"ahora te voy a meter la lengua en tu cuevita"

Carlos me acostó en el sillón de la sala y me bajo mis calzoncitos hasta los tobillos, los tomo y se los puso en la nariz aspirando profundamente mis jugos, me abrió las piernas y metió su cabeza entre mis muslos, apenas sentí la punta de su lengua en mis pliegues vaginales y un escalofrió recorrió todo mi cuerpo sacudiéndome como una descarga eléctrica, Carlos apretaba mis piernas con sus manos haciéndome daño, pero era mas el gozo que el dolor, cuando su lengua llego a mi clítoris fue el fin del mundo, inmediatamente sentí que me desmayaba y por mis mejillas escurrían lagrimas de felicidad, en verdad Carlos era un experto moviendo la lengua en mi concha, en ese momento deje de ser una niña para convertirme en una mujer, o en una puta lo que gusten.

Estaba asustada de tanto placer, no me di cuenta en que momento Carlos se coloco un condón, ya los había visto en un cajón de mi madre, y sabia para que servían, evitar un embarazo… ¡Carlos me iba a meter su verga!

En ese momento me dio miedo de que ese monstruo entrara en mi cuerpo, pues sabia que no lo soportaría, me levante de inmediato asustada.

-no Carlos, no quiero que me la metas-

"¿porque yo no y Edgar si?"

-¿queeeeeeeee?- exclame enojada, -Edgar nunca me la ha metido, únicamente se la chupo-

"pues si no dejas que te coja, le contare a tu madre que eres una puta y se la has estado mamando a mi hermanito"

-¿serias capaz de eso?- le pregunte asustada, el muy perro estaba usando el chantaje para obligarme a tener sexo con el, aunque en el interior ya lo estaba deseando, pero el gran tamaño de su verga me tenia asustada, así que cambie el tono de mi voz.

-Mira, no es que diga que no quiera…pero tengo miedo, dicen que la primera vez duele mucho-

"prometo meterte solo la mitad, si ves que no la aguantas la saco y me la chupas hasta que me venga"

Ya con esta promesa de Carlos, volví acomodarme en el sillón, me imagino que el solo pensar que se cojeria a una muchachita virgen endureció aun mas su polla pues en cuanto la coloco a la puerta de mi concha la sentí como de piedra, con sus dedos abrió mis labios exteriores y gracias a la abundante lubricación de su saliva, resbalo sin problemas hacia adentro, un tremendo dolor me hizo apretar mis manos, pues su verga estaba forzando mi virginal interior dilatando mi estrecho orificio que aun estaba completamente lampiño solo una leve pelusilla cubría mi vagina, levante mi rostro y pude ver como su grueso tronco luchaba por entrar, del mismo esfuerzo su polla se enchuecaba hacia un lado, no iba a ser fácil que ese tremendo pedazo entrara en mi estrecha cuevita de 13 años, en cada empujón de Carlos una punzada me hacia gritar de dolor…

-Nooooo Carloooos, para… para… me duele no quieroooo-

"Esta bien…solo hasta aquí"

Solo había entrado una pequeña parte, pero parecía que me la había metido toda, un sudor empezó a escurrir de mi frente, Carlos levanto mi blusa y empezó a chupar y mordisquear mis pezones, mientras uno de sus dedos trataba de entrar en mi culito, Carlos movía su cadera suavemente empujándome con su cuerpo hacia arriba, su boca en mis pezones y su dedo en mi culo me fueron calentando cada vez mas, al grado que fui abriendo mis piernas mas y mas, aflojando mi cuerpo para aceptar mas verga, Carlos noto mi grado de calentura y metía un centímetro cada vez mas…hasta que llego al "sello de garantía", coloco ambas manos debajo de mi cuerpo y de un fuerte empujón me desvirgo, un fuerte grito fue la respuesta de mi cuerpo al ser traspasado, eran exactamente las 2:15 de la tarde cuando deje de ser señorita, ya era mujer, Carlos estaba completamente adentro de mi, la elasticidad de mi vagina se adaptaba completamente a su verga envolviéndola hacia el interior de mi cuerpo, suaves olas de placer recorrían la zona de mi espalda, que delicia ser cogida por un hombre tan guapo como el hermano de Edgar, no se cuanto tiempo paso, pero claramente pude sentir los espasmos de la verga en mi interior, gracias al condón no quede llena de semen en mi interior pero su vi que el hule de color blanquecino estaba machado de sangre de mi inocencia.

Carlos mordió mi hombro mientras se venia en mi interior, después me contaría que era como su marca personal, cada vez que desfloraba a una chica, le dejaba marcados los dientes en alguna parte de su cuerpo, estuvimos un rato en silencio mientras el me acariciaba tiernamente el cuerpo, y sin sacarla de mi cuerpo volvimos a tener sexo, me di cuenta de que Carlos era un joven muy potente, pues a Edgar nunca se la mame dos veces en un día.

Después de esa primera vez, era común que algunos días le chupara la verga a Edgar y otro día Carlos me cogia en mi casa una o dos veces según la calentura de el o la mía, los dos se ponían de acuerdo para no venir al mismo tiempo.

Me di cuenta de que mi cuerpo empezó a cambiar, mis caderas se me hicieron mas grandes y la cintura mas chica, mis senos empezaron a crecer y por si fuera poco, experimente mi primera menstruación, en esos días solo chupaba verga, aunque Carlos me pidió que le entregara mi culo, no estaba muy convencida, le había entregado la virginidad de mi boca a un hermano y la virginidad de mi concha a otro hermano…ignoraba que la virginidad de mi culo se la entregaría al padre.