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Sería tu esclavo (3)

en Gays

CAPITULO 7 ¡Dímelo…por favor!

Cuando al día siguiente abrí los ojos, Martín estaba dándose un baño, era un frío día de invierno, estaba nublado y llovía a mares, pero en mi interior brillaba un sol inmenso, me dio flojera levantarme pues el cuerpo estaba molido por la noche de sexo, Martín salio del baño completamente desnudo y con espuma en su rostro listo para rasurarse, el cuerpo mojado y con la polla colgando moviéndose al aire deliciosamente.

"¡Martín…por favor…no te rasures…me gusta verte así con tu cara de maldito!"

En verdad que se veía tan varonil con los pelos de la barba naciéndole, dándole un aspecto muy sensual.

¡Lo que ordene el amo! –me contesto y se volvió a meter al baño-

Mientras estaba acostado me puse a pensar que como era posible que Martín, por fin hubiera tenido relaciones conmigo, y me imagine que alguna atracción, por mínima que fuera, sentía por mí…a fin de cuentas no me importaba que lo convenció de tener relaciones con otro hombre.

Me puse de pie para ir al baño a orinar, y ahí estaba Martín frente al espejo peinándose y aun desnudo, levante la tapa del inodoro y me puse a orinar a un lado de el, de reojo miraba su cuerpo esplendido, ambos teníamos casi la misma edad, pero quizás por su estatura y su cuerpo fornido aparentaba mas edad, me lave las manos en el lavabo, no pude evitar acariciarle la verga, que empezó a ponerse dura, me puse de rodillas, bese su ombligo que estaba cubierto de vellos negros y me dedique a darle una buena mamada, olía tan rico a jabón mmmmmmmmmhhh.

Verlo así desnudo en mi baño y con su verga en mi boca, acariciándole las piernas y las pantorrillas, sin dejar de chuparle la verga, mi cabeza iba y venia que succionaba sin descanso rodeando con mis labios el tibio tronco, Martín no pudo soportar mas tiempo y encorvando su cuerpo, escupió su semen en mi boca, mismo que fue devorado en el acto.

-¡hay que rica mamada mañanera me diste cabrón!, ¿siempre eres así de cariñoso?-

"Lo que ordene el amo" –imite su tono de voz y los dos reímos-

En mi departamento antes amplio, ordenado y de mi propiedad, llego el cambio de vida con Martín, que era un desordenado de lo peor, revolvía mis DVS y mis CD.

Nunca guardaba su ropa sucia, pero no me importaba…estaba conmigo y vivíamos juntos ahora si casi como pareja, hacia cuatro días que habíamos tenido nuestro primer encuentro sexual y a pesar de que lo deseaba de nuevo, no quise intentar nada hasta que no se me pasara el dolor de mi culo, que aun cuando iba al baño…me ardía, no es verdad que después de tu primera vez sigues teniendo sexo a cada rato, al menos no era mi caso, por las noches Martín pegaba su miembro duro en mi trasero, pero yo no me animaba a tener sexo.

"Martín…no puedo…"

Me dedicaba a darle una mamada para que no estuviera con sus ganas de cojer, se ponía boca arriba y yo recargaba mi cabeza en su vientre y mientras lo masturbaba chupaba su glande lamiéndolo golosamente y el tomándome de la cabeza con sus manos me empujaba hacia su verga disfrutándolo enormemente. Ernesto me recomendó una crema cicatrizante muy buena y aparte me aconsejo usar lubricantes cuando cojiera con Martín, a quien todas las mañanas despertaba con una rica mamada, me tragaba su leche encantado y el iniciaba su día relajado, pues el me comentaba que las dos mujeres con las que vivió eran de muy mal genio, sobre todo cuando andaban menstruando, varias veces tenia que jalarse la verga el mismo…ni en sueños lo despertaban a mi manera, chupándole la verga, me preguntaba a mi mismo que como era posible, teniendo semejante ejemplar masculino a un lado…yo no desaprovechaba la oportunidad de tenerlo conmigo y gozarlo…

"Martín tu tan desatendido y yo aquí soñando con esto…"

Le comentaba mientras le acariciaba su gorda bragueta, en verdad que todo el día deseaba estar con el "chupón" en la boca, pero es que para mi era como un vicio estar con mi cara en su entrepierna, al momento de ver la tele, el se sentaba en el sillón y yo me acostaba con mi cabeza recargado en sus piernas, acariciando su paquete…viéndolo en calzoncillos o completamente desnudo, no se de cual manera me gustaba mas, por fin el viernes ya me sentía perfectamente de mi culo y me propuse tener sexo con Martín, después de una esplendida cena y unas dos cervezas, tome a Martín de la mano y me lo lleve a la recamara, el se dejaba guiar como un niño, desabroche su pantalón y baje el cierre de su bragueta, libere su amada verga y me la metí en la boca, a los dos segundos estaba lista para la batalla, lo desnude por completo para acariciarlo con todo el amor que por el sentía, mis manos tocaban y apretaban todas las partes de su cuerpo, quería que mis manos le transmitieran toda la pasión guardada especialmente para el, tal vez de alguna manera deseaba que no extrañara el sexo con una mujer, tome el lubricante y coloque una buena cantidad en mi culo y me coloque en cuatro patas arriba de mi cama ofreciéndole el anhelante orificio posterior, apenas acerco Martín su verga y gracias al abundante lubricante, la cabeza entro resbalando al mismo tiempo que dilataba mi esfínter anal, de dos fuertes empujones y ya sentía sus huevos chocar con mis nalgas, que rico es el sexo con amor, sentir que le das placer a quien tu mas quieres, corrientes de placer nacían en culo y se dispersaban por todo mi cuerpo como chispitas de fuego que me ponía la piel chinita, el poco dolor que sentía desapareció a los pocos minutos, Martín me follaba como un perro salvaje, empujando mi cuerpo hacia delante con toda la fuerza de sus 95 kilos, sus manos acariciaban mi cuello y nuca, para después descargarse en mi interior y desplomarse en mi cuerpo satisfecho.

A partir de ese día y gracias al lubricante Martín y yo follabamos mas seguido, no tan diario como yo quisiera, pues a veces llegaba estresado del trabajo y con solo mirarle la cara entendía que no apetecía sexo, yo respetaba su espacio y no lo presionaba, me conformaba con verlo viviendo conmigo... saberlo mío…eso pensaba.

Pero es que yo era el único que expresaba su amor, con palabras o acciones le decía lo mucho que lo amaba…pero el no me decía nada, me preguntaba si alguna vez escucharía un "te quiero" de su boca, pero la verdad no me lo imaginaba diciéndomelo, me imagino que se sentiría poco hombre si me decía alguna palabra amorosa, solo se dejaba querer… ¿seria suficiente para mi? ¿No debemos entregarnos plenamente?...quizás era demasiado pronto para esperar un "te quiero".

Mi madre que de todo se da cuenta, me pregunto el porque de mi repentina alegría, no pude callar por mas tiempo y le conté de mi relación con Martín, que estaba viviendo conmigo, no estaba muy convencida mas nunca me imagine que mi adorada madre le contaría a la madre de Martín que el estaba viviendo conmigo, claro como "amigos".

Yo no estaba enterado de que en todo este tiempo Martín no visitaba sus padres, mi mamá les dio mi teléfono, y un jueves en la tarde su madre me llamo para decirme que les encantaría ver a su hijo que le dijera que fuera a visitarla.

-"Doña Rosa… ¿Por qué no viene usted y su esposo a mi departamento a cenar?, por favor no se niegue"-la mamá de Martín que siempre me ha querido mucho, acepto de inmediato y quedamos de vernos el sábado en mi departamento, les di la dirección y colgué el teléfono, todo esto sin decirle nada a Martín.

Cuando ese sábado abrí la puerta, me saludaron muy efusivamente los padres de Martín, me imagino que les parecía normal que dos jóvenes solteros vivieran juntos, pues ellos no se imaginaban el tipo de relación que había entre los dos, cuando entraron Martín estaba en la cocina abriendo una lata de champiñones para la comida que estaba preparando, ignorando de quien se trataba la visita, cuando se dio cuenta de quienes eran, inmediatamente puso una cara de turbación que no sabia donde meterla, abrazo a su madre y saludo muy efusivamente a su padre, que al verme no pudo evitar darme un fuerte abrazo levantándome por los aires, ya que el señor poseía el mismo cuerpo alto y fornido de Martín.

-¿Cómo estas cabrón? … que gusto verte y que bonito departamento tienes-

Don Martín era un típico señor macho mexicano, malhablado, pero muy noble, igual que su hijo.

Después de saludarse y preguntarse cosas Martín y su padre fueron a comprar unas cervezas para festejar el encuentro, así que me quede a solas con mi "suegra" quien me pregunto que era lo que cocinaba, se lo dije y estuvimos platicando de muchas cosas y me preguntaba que para cuando me casaba "eres un buen partido, aparte de guapo, cocinas y no tienes vicios…afortunada la mujer que te atrape"

¡Hay Doña Rosa…si usted supiera…! Pensé en mi interior.

Nos sentamos a comer y Doña Rosa me comentaba que la comida estaba deliciosa.

-Con razón mi hijo ya esta mas repuesto- -comento viendo a Martín que solo se limitaba a sonreír lleno de nervios-

-¿y donde duermes?- pregunto su madre de pronto, provocando que Martín se turbara-

"El duerme en el sofá cama de la sala Doña Rosa y yo en mi recamara…estamos juntos pero no revueltos" –comente apurado para no dar lugar a dudas-

-No seas malpensada vieja, como crees que Jesús va a dormir con tu hijo si esta bien feo el cabrón- intervino el padre de Martín provocando que todos riéramos por su comentario-

Yo voltee a ver a Martín y no pude evitar mirarlo con todo el amor y la ternura que me daba su rostro con los dientes chuecos, no se porque me lo imagine desnudo en ese momento.

Terminamos de comer y mientras Martín y su padre veían la televisión, Doña Rosa y yo estábamos en la cocina platicando mientras ella lavaba los trastes, trate de impedírselo pero no me dejo hacerlo.

-¿y quien lava la ropa de mi hijo?, porque no creo que el lave su ropa- - me pregunto con curiosidad -

"Una señora viene dos días por semana a lavar la ropa y hacer el aseo del departamento Doña Rosa" –le respondí-

-¿pero quien cocina?-

"yo"

-¿Todos los días?-

"si…Doña Rosa" –me dieron ganas de decirle…que suegra tan preguntona, pero me detuve-

Estuvimos un rato platicando y más tarde cuando ya se iban, me hablo aparte, me tomo una mano y viéndome fijamente a los ojos me dijo.

-Gracias por dejar que mi hijo este aquí contigo…cuídalo…te lo encargo mucho-

Y me guiño un ojo mientras sonreía agradecida, me di cuenta de que ella había intuido la relación que había entre su hijo y yo.

Me quede sin habla…esa intuición femenina si existe, pensé.

A los pocos días que Martín fue a visitar a su Madre, me comento que tenia la ligera sospecha de que su Madre estaba enterada de que éramos pareja.

"¿y tu que le dijiste?" –le pregunte-

-Nada… A mi madre nadie puede engañarla-

Ese fue el verano mas intenso de mi vida, no íbamos tomados de la mano como una pareja de novios, pero iba a mi lado, era suficiente.

No podía evitar sentir celos cuando lo sorprendía mirando el trasero o el escote de alguna bella mujer, pero que podía hacer, me imaginaba que el tenia ganas de una vagina y unas buenas tetas, estaba demasiado acostumbrado a verlo en mi departamento y no me hacia a la idea de Martín pudiera tener alguna otra aventura con una mujer.

CAPITULO 8 –Si vas a dejarme hoy-

Recuerdo muy bien ese viernes de Junio que no fue a dormir a casa, al día siguiente cerca de las 9 de la mañana llego completamente borracho y con huellas de haber estado con una mujer, me di cuenta porque lucia un mordisco en su cuello, apenas puso un pie adentro y se fue al baño a vomitar, hasta la sala llegaba el ruido de sus vómitos, después se fue a dormir sin quitarse la ropa, de mas esta decir la furia que había en mi interior, me sentía traicionado, tome las llaves de mi auto y me fui a casa de Ernesto…mi eterno pañuelo de lagrimas.

"Ernesto, el muy desgraciado me puso el cuerno con una puta" –le explique a mi amigo totalmente encabronado-

-y que querías… ¿que te fuera fiel?-

Me quede callado, con un mar de preguntas en mi cabeza.

-TODOS los hombres son iguales, agradece que no te engaño con algún maricón…o un hombre-

"¿pero porque?…me hubiera dicho que tenia ganas de una vieja…de una puta"

-Los hombres son como unos animales…están riquísimos…pero son unos animales-

"yo pensé que…"

-Hay amigo…tarde o temprano te iba a poner el cuerno…le dieron ganas de sentir una concha…de apretar unas tetas…-

Estaba en silencio escuchando a mi amigo, tenia razón, Martín es hombre y no puede negar su naturaleza, pero yo estaba furioso y completamente lleno de celos y rabia, me quede todo el día en casa de mi amigo Ernesto, no tenia ganas de llegar a mi departamento y verlo…parecía imposible pero cierto, ahora comprendí a todas las esposas engañadas, del tremendo coraje de saber que tu pareja se revuelca con otra…u otro.

Cuando al anochecer llegue al departamento vi a Martín en la sala viendo un partido de Fútbol Americano, había ordenado pizza y me ofreció una rebanada, me negué por supuesto, no sabia que actitud tomar…reclamarle o hacerme la idea de que no pasaba nada, el ambiente estaba tenso.

-Llame a casa de tu mama…pensé que estabas con ella-

Mi madre no estaba muy convencida de esta relación, no me lo decía en mi cara, me daba a entender que Martín solo estaba conmigo por interés, que solo me estaba utilizando…en pocas palabras que no me acostumbrara a el.

-¿Dónde estabas?- me pregunto desde la sala, mientras yo me encontraba en la cocina tomando un vaso de agua-

"¿Te importa?" –le respondí con un desconocido tono de voz, quería que el supiera que estaba enojado.

-Pues tu madre me pregunto en donde estabas-me respondió con mucha calma, sin alterarse-

"Mañana le llamo por teléfono" –conteste cortante-

Era sábado y apenas eran las 10 de la noche, un desconocido sentimiento de vengarme nació en mi corazón, me fui a darme un baño y me cambie de ropa, me arregle para irme de antro, no tenia idea a donde ir…pero quería salir, que el me viera salir…me imagine una estúpida escena de despecho, de amor traicionado, me dirigí a la puerta con las llaves del auto en la mano listo para salir.

-¿A dónde vas?- -me pregunto cuando me vio abrir la puerta-

"Yo no te pregunte a donde fuiste ¿verdad?...eres libre de hacer lo que te de tu chingada gana"-nunca le había hablado con malas palabras, pero ya era tarde para callarme la boca.

-Jesús, tenemos que hablar…por favor…-

"¿Qué me vas a decir?...que te revolcaste con una puta… ¿Cuánto le pagaste?"

-lo que pasa es que estaba borracho…no me di cuenta de lo que hacia-

"¿y lo disfrutaste?... ¿Cuántas veces te la cogiste?..."

Se levanto del sofá y vino a donde yo estaba, intento abrazarme, pero era tanta mi furia que le di un puñetazo en su rostro, quería descargar mi rabia golpeándolo…hacerle daño, si Martín hubiera querido se hubiera defendido, pero no lo hizo dejo que yo lo siguiera golpeándolo, de su boca escurría un hilo de sangre…

-Puedes descargar tu furia conmigo…no te detendré…te amo- me lo dijo de una manera tan clara y mirándome a los ojos…sosteniéndome la mirada.

Nunca me había dicho que me amara, lo tome como una burla, como una ultima salida por su acción…

"No digas mentiras pendejo…no sabes lo que es el amor, amar a alguien no es engañarlo…"-estaba que explotaba de los celos, de imaginármelo a el…cogiendo con otra-

-Jesús…perdóname…si quieres me pongo de rodillas, no me importa humillarme-

"No Martín, esto no es un juego…a mi también me daban ganas de tener una verga en el culo y sin embargo no me acosté con todos los que me lo pedían… ¿y sabes porque?"

Martín no me miraba y solo estaba con las manos en sus bolsillos viendo el piso…

"Porque yo quería estar contigo…solo contigo… pero tu…con la primera puta que te abre la bragueta… eres un puto de lo peor… ¡quiero que te vayas de mi casa!" –se lo dije con una voz que me salio de lo mas profundo de mi dolor.

Sin decir mas, lo vi dirigirse a la recamara, guardo algo de ropa y en silencio se fue de mi casa, me sentía destrozado, pues lo amaba mas que nunca…pero lo quería para mi…no compartirlo con nadie…con ninguna mujer…solo mío.

Esa noche volví a dormir solo, sin la compañía de Martín la cama estaba tan grande, tan sola, extrañe su pecho velludo y hasta el olor de sus pies, extrañe el contacto de su verga en mi trasero…su pesado brazo en mi espalda…su respiración…de nuevo estaba llorando apretando una almohada "si entre hombre y mujer se ponen los cuernos…que será entre dos hombres"

Me entro una depresión muy fuerte, me quería morir…no despertar jamás…

Al día siguiente mi madre me llamo para decirme que Martín había hablado con ella, de lo nuestro, que el me amaba y que no le daba vergüenza contárselo a ella…que hablara conmigo, mi mamá le dijo que el no era para mi, que se buscara una buena mujer, que estaba confundido…que el solo me haría mal. -Hijo…estaba llorando aquí conmigo… me dio pena…-

"No quiero saber nada de el…díselo"-no tenia el valor para decírselo en la cara, pues de antemano sabia que simplemente al verlo…olvidaría todo.

Cuando colgué el teléfono me dio gusto de que el estuviera sufriendo…eso significaba que si me quería, que después de tanto tiempo había llegado a sentir algo por mi, pero por otra parte me sentía traicionado…estaba feliz, pero triste.

El lunes en la noche mi Madre me volvió llamar por teléfono, para decirme que Martín había estado tomando todo el domingo, que se había peleado con su padre, quien le reclamaba tanto escándalo por un amigo, que Doña Rosa había intervenido para que no pelearan, "ni por tu pinche esposa hacías tanto escándalo cabrón" le decía su padre, ignorando la relación que había entre los dos.

Toda la semana estuve pensando en el, para que lo voy a negar, llegar mi casa y saber que el no llegaría mas tarde, que no tendría su compañía…y lo mas importante, su cuerpo…extrañaba su pecho velludo…su sexo, comprendí que Martín si me quería a su manera, pues tenia detalles lindos conmigo, me guiñaba un ojo cuando nadie nos veía y era muy caballeroso en mi departamento en el sentido de que el sacaba la basura por las mañanas, me invitaba al cine…a pesar de que el dinero no le sobraba, pero a mi ese detalle me gustaba, el simple hecho de saber que el pensaba en mi…lo extrañaba en verdad…pero no olvidaba su engaño.

Ese viernes en la tarde al llegar a mi casa, me encontré a Martín esperándome, haciendo un gran esfuerzo contuve las ganas de no demostrar el gusto que tenia de verlo.

-Tenemos que hablar- me dijo viéndome fijamente a los ojos.

"dime"

-No voy hablar contigo aquí afuera como un pendejo, abre la maldita puerta o la tiro a patadas- -me sorprendí de la manera en que me había hablado, pues yo me imaginaba que estaría todo adolorido, pero me equivoque, "tal vez viene por la demás ropa…esta bien, que recoja su ropa y que se largue" pensé-

Abrí la puerta y entramos los dos.

-Quiero que me perdones…me preguntaste si había estado con una puta…y te conteste que si, no te mentí-

"y me lo vuelves a decir en mi cara…"

-También te dije que te amaba…no te mentí-

"Martín, me dices que te cojiste a una maldita puta…pero me amas…no soy tonto, te amo de una manera que no te imaginas, pero no voy a perdonarte que folles con una puta cada vez que te dan ganas…mejor cada quien por su lado"

-Jesús…quiero estar contigo…me he enamorado de ti…no entiendes cabrón-

Tenía ganas de abrazarlo…pero no lo hice.

-Ese viernes unos amigos me invitaron a una fiesta, estuvimos tomando y llegaron unas

amigas de un cuate, te soy sincero, no te voy a negar que había una vieja buenísima que se me antojo, pero me acordaba de ti…te lo juro…me acordaba de ti, que me estabas esperando…me dio miedo…-

"¿miedo de que?"

-De estar enamorado de ti…de otro hombre como yo…bueno tú no…-

"y te cojiste a la puta para probarte que no eres maricón"

-Si…me la folle…pero después de hacerlo con ella…después de que todo termino…me sentí mal…pues solo había sido sexo…no era lo mismo que hacerlo contigo, que…me haces sentir especial…pero tu eres hombre y yo soy hombre…pero..fue cuando me sentí mal conmigo mismo…por haberte traicionado… por eso me emborrache… por ti-

"me hubieras dicho que tenias ganas de una mujer…yo entiendo"-le dije tratando de mantener mi voz firme, sabiendo que era mentira lo que decia.

-¿no te importa?- -me pregunto viéndome a los ojos-

"No soy tu dueño y eres libre de hacer tu vida con quien tu quieras" –respondí-

-Pensé que estabas enamorado de mí-

"Eres mi mundo Martín, pero estoy bien encabronado, antes de que estuvieras conmigo no era feliz, es cierto…sin embargo… yo nunca te haría daño"

-Dame otra oportunidad…cabrón…no me avientes a la verga-

Se acerco a mi y me abrazo fuertemente, busco mis labios y me beso apasionadamente, mientras me decía al oído que me había extrañado demasiado…yo no lo deje hablar, me puse a besarlo con toda la furia que da el amor desesperado, el amor engañado, tenia miedo de perderlo…no quería saber de compromisos, de promesas que no se cumplen, allí en la sala nos dejamos caer en la alfombra, bese su cuerpo que me enloquecía, tratando de borrar las huellas del engaño…el engaño, el maldito engaño, fue cuando me separe de el y me puse de pie, tenia miedo de volver a vivir lo mismo de nuevo, no hoy ni mañana…pero el día llegaría, estaba seguro…con todo el dolor de mi corazón vi la triste realidad…¿tendría el valor para vivir lo mismo de nuevo, una y otra vez enojándonos y perdonándonos? ¿Hasta cuando?

-¿Que pasa Jesús?- -me pregunto extrañado-

"tenemos que terminar…aunque se que para ti, nunca ha iniciado nada"

-No me corras de tu vida Jesús, no ahora que dije lo que siento por ti-

"Martín, no quiero vivir lo mismo de nuevo, no quiero"

-no volverá a pasar, te lo juro-

"es mejor terminar hoy que te amo y no mañana que te odie"

-¿Por qué…Jesús?...no te entiendo-

"Porque yo te he entregado mi corazón, esperándote todos estos años, soñándote despierto, deseando verte tan siquiera un minuto…obsesionado contigo"

-déjame ser ahora yo…el que te seduzca, no quiero perderte, soy un estúpido-

"podríamos volver Martín, pero la amistad y el amor son como un vaso de vidrio, una vez que lo rompes…al pegarlo de nuevo, las marcas son visibles para siempre"

-Eres cruel conmigo, sabiendo que te amo no te importa dejarme, sin imaginarte lo difícil que es para mi, como hombre, hablarte de amor…y mírame aquí, rogando por una oportunidad…-

"Ahora soy yo el que te dice que no te humilles, Martín"

Mirándome fijamente a los ojos, con esos ojos que tenían la virtud de congelar mi tiempo me dijo con una voz ronca por la emoción.

-Eres la única persona con la que he sido feliz…daría toda mi vida por retroceder el tiempo y no haberte ofendido como lo hice, por que soy hombre y tengo los suficientes huevos para humillarme las veces que fueran necesarias para que me perdones-

Sus palabras me hicieron llorar por la sinceridad de su corazón, pero estaba decidido.

-Déjame darte un abrazo por favor, y dime que no me odias-

"Nunca podría odiarte…si eres lo mas bello que hay en mi vida"

Nos abrazamos por última vez y me apretó con todas sus fuerzas, dejándome sin poder respirar, los dos estábamos llorando, el se quito sus lagrimas con coraje, y antes de salir del departamento se detuvo para decirme una ultima frase que no he olvidado.

-Si alguna vez tienes ganas de estar conmigo…aunque solo sea por tener sexo…búscame, que de solo imaginarte con otro…me parte el corazón y recuerda una cosa…yo sería tu esclavo-

Escuche el ruido del motor de su camioneta alejándose de mi casa y de mi vida para siempre, pensando que seria difícil sentirme solo, pues el recuerdo de Martín estaría para siempre conmigo, es cierto que conocí mas hombres, honestos y mentirosos, amables y violentos, otros tiernos y efusivos, pero ninguno como el amor de mi vida, aquel que robara mi corazón en el mismo instante que lo vi.

Martín se volvió a casar, esta vez con una chica guapísima con la que tuvo 3 hijos, a uno de los cuales le puso mi nombre, varias veces estuve a punto de buscarlo, pero me detuve, no tenia caso, el ya no era libre, las veces que nos encontrábamos de casualidad me saludaba con mucho cariño, nunca me insinuó nada.

Pero su mirada era mas que evidente…nos extrañábamos.

Mi madre murió años después, vendí esa casa y me aleje del barrio para siempre, hoy a mis 40 años no puedo olvidar su cuerpo y su rostro…con los dientes chuecos.

"Así es la vida todo tiene un principio y un fin,

Más yo quería, que a mi lado fueras más feliz,

Pero me conformo mi amor, con saber que fuiste Mío,

Y que eres en mi vida…todavía…

El mas querido…"