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Reencarnación

en Zoofilia

REENCARNACION CANINA

En una transitada avenida de Madrid, Dora se dirigía a una cita con su ardiente amante, las luces de la ciudad se empezaban a encender iluminando la oscura noche de Junio, piso a fondo el acelerador de su auto deportivo color rojo fuego, por el espejo observo su hermoso rostro moreno, por las prisas no se había maquillado los labios, busco en su lujoso bolso de piel, el lápiz labial, el cual en una marcada curva escapo de sus dedos sobre los cuales resplandecía su argolla matrimonial, el labial fue a parar debajo del asiento del copiloto, Dora se inclino para buscarlo y no se dio cuenta del camión de carga que venia en sentido contrario, lo único que alcanzo a ver fue la potente luz que la cegó…

Después el silencio.

-En las religiones milenarias que ha practicado el hombre desde sus orígenes, la reencarnación ha ocupado un sitio importante dentro de sus creencias y temores, portarse bien en esta vida asegura la pronta reencarnación en un ser humano, la mala conducta equivale a un retroceso en la escala evolutiva, por lo que según la cultura hindú, una mala persona corre el peligro de reencarnar en animal, en insecto o en una bacteria-

-REENCARNACION-

Una rasposa lengua que lamía su cuerpo, fue el primer contacto que Dora experimentó al abrir de nuevo sus ojos, cuando tomo cuenta de la situación en que se encontraba, la húmeda y tibia lengua de su madre le fue retirando el saco amniótico que la rodeaba y un chillido escapo de su garganta, por instinto busco el calor materno y se pego al peludo cuerpo de su madre, encontrando abrigo y protección.

Los días empezaron a transcurrir uno tras otro para Dora que sentía como poco a poco su cuerpo crecía y se llenaba de pelo, mamaba de la teta materna la preciada leche que empezaba a escasear dada la numerosa familia que la perra había parido.

No había duda, Dora se dio cuenta de que su retorno a la vida no fue de la mejor manera, su cuerpo era el de una perra, una bonita perra Collie…pero una perra.

Además sus dueños no hablaban español, se dirigían a ella en otro idioma, incomprensible para ella.

Pronto se dio cuenta de cómo uno a uno sus hermanos fueron desapareciendo al ser vendidos a otros granjeros, sobre todos los machos, las hembras eran relegadas a segundo termino, todo a su alrededor era en blanco y negro…los colores no existían.

Ese día en especial para Dora, fue cuando llego un joven matrimonio acompañado de sus dos hijos, un niño y una niña rubios como el sol.

"mira papito esta perrita esta muy bonita… ¡la quiero!" –la calida mano de la niña acariciaba el lomo de Dora que solo atinaba a mover el rabo-

"no cariño, venimos a buscar un perro, una perra no nos sirve"-la voz del papa de la niña se escuchaba fuerte y varonil-

"lo siento Edward, todos los machos ya fueron vendidos, únicamente nos quedan estas tres perras" –exclamo Tim, el dueño de los cachorros-

La niña apretaba contra su pecho a la perrita, negándose a soltarla, vencido con la actitud de su hija, Edward no tuvo mas remedio que llevarse a la perra que lamía cariñosa el rostro infantil, todo esto ante el enojo de Emma, esposa de Edward que lo tenia etiquetado como un inútil, a pesar de tener una de las granjas mas productivas de Cornwall, localizada al norte de Inglaterra.

"la llamaremos Dolly"

Así fue como Dora-Dolly llego a la granja de los Russell, la cual estaba ubicada en una hermosa extensión de praderas donde abundaban los pinos y los álamos blancos, ese primer día Dora se dedico a jugar con su amita, corriendo libre por el campo, persiguiendo mariposas y tomando agua de los arroyuelos, ya estaba convencida de que no podía cambiar su destino.

En breves escenas su vida pasada, venia a su mente lo cual la sacudía de pronto, estremeciéndola, se veía ella en su vida anterior, casada con Santiago, un exitoso arquitecto, las noches de soledad, su vida sexual insatisfecha, su primer encuentro con David el joven y fogoso estudiante de Leyes, las escapadas al motel…los intensos orgasmos que David le provocaba….

A los 11 meses Dora ya era una hermosa perra tipo lassie, con un cuerpo vigoroso y con un pelo que brillaba como la seda, gracias a los cuidados de su dueño, su atractivo amo Edward, que rico era sentir sus manos acariciándole el cuerpo, su cara, Dora aprovechaba cualquier momento para estar junto a su amo, oliendo su perfume, el sudor masculino en su entrepierna, el fuerte olor de sus pies cuando se quitaba los toscos zapatos de trabajo, todo esto provocaba que su vagina canina, virgen aun, se estremeciera y soltara abundante lubricante que dejaba manchado el piso de madera, su madurez sexual la impulsaba a buscar un macho, su naturaleza caliente le pedía algo duro en sus entrañas, pero no la verga de un perro.

¡Quería ser follada por su amo!

Tenia total libertad para andar por la casa, conocía el horario de Edward, y entraba a la recamara matrimonial para verlo salir de la ducha completamente desnudo, viendo como se balanceaba la pesada verga escurriendo cristalinas gotas que caían al piso, enloquecía por ese cuerpo musculoso y varonil y extremadamente velludo, 1,90 de estatura y 100 kilos de pura carne joven y maciza, además de una verga en completa armonía con el cuerpo, grande y gruesa, con sinuosas venas marcando el carnoso tronco varonil, para Edward no pasaba desapercibida la forma en que la perra miraba su cuerpo, pero desecho la idea por ridícula.

¡Era una perra!

Si bien en su juventud, al perder una apuesta se había follado una oveja junto con tres amigos.

Recordaba la vagina de la oveja, calida y tibia que se adaptaba a su gruesa verga como un guante, la docilidad de la oveja, que sumisa aceptaba la unión contranatural, y como descargo su semen en lo mas profundo de la oveja, uno a uno los amigos fueron turnándose la vagina del animal.

Intrigado acerco su pene a la perra que empezó a lamer las gotas que escurrían de su flácida verga y que al contacto de la lengua rasposa de la perra, empezaba a levantarse, cerro los ojos para disfrutar de la extraña caricia canina y comenzó a masturbarse, no sin antes ponerle seguro a la puerta de la recamara, su esposa de seguro andaría ocupada en la cocina, movía vigorosamente la verga que soltaba abundante liquido preseminal, mismo que era recogido por la hábil lengua de su perra, apretó el culo para apurar la eyaculación, de su pecho escapo un ronco gruñido casi animal y tomando a la perra por la cabeza descargo abundantes chorros de semen que fueron directo al esófago de la perra, quien seguía moviendo su lengua rodeando el sensible glande de Edward.

Como le enloquecía la habilidad de su perra al lamer su sensible glande.

Desde ese día, Edward ya no vio a la perra con los mismo ojos, Dolly lo seguía a todos lados, lista y obediente, ocasionalmente Edward llevaba a la perra al granero y la ponía a lamerle la verga, los pesados huevos y toda su área genital, el hocico de una perra no esta adaptado para mamar, por lo que Edward se masturbaba el mismo, hasta que previo a su eyaculación, tomaba a la perra y metiéndole la verga por el hocico, se descargaba en lo mas profundo de su perra.

Para Emma no paso desapercibido le estrecha relación de su esposo con la perra.

"la perra ya esta en celo" –comento Emma-"hay que cruzarla con el perro de los Preston, pues es de la misma raza que Dolly"

"es muy pequeña aun, mejor esperamos a la próxima primavera"-contesto Edward sin dejara de acariciar el lomo de su perra-

"¿no será que la quieres para ti, cerdo" –medio en broma y medio en serio Emma respondió, de antemano sabia que los hombres solteros de la región, se satisfacían con ovejas, cabras, yeguas y perras, cuando no había mujer disponible-

"pues no seria mala idea, Dolly es muy hermosa ja ja ja ja" –divertido Edward tomo a su mujer de la cintura, pegando su paquete en el culo de su esposa que mimosa se abandono a las caricias, los niños estaban jugando en el campo con un potrillo, únicamente Dora fue testigo de la apasionada follada que Edward le dio a su esposa, excitado de que Dolly fuera testigo de cómo la penetraba vigorosamente, arrancándole apasionados gemidos a su esposa, quien exploto en un salvaje orgasmo mismo que baño de liquido los huevos de Edward y que junto con el semen, empezó a escurrir por sus velludas piernas, lentamente la perra acerco su hocico por debajo de los cuerpos fatigados y lamió golosa la mezcla de los fluidos de sus amos, su vagina secretaba demasiado liquido…estaba en celo y su vagina se estremecía deseosa de ser penetrada.

A Edward le excitaba el que su perra estuviera lista para ser apareada, pero el quería ser el primero que la desvirgara, tenia que ser un día especial para Dolly.

Ese día llego, el fin de mes su esposa visitaría a su madre al otro lado de la ciudad y se llevaría a los dos niños, tendría todo el fin de semana para el solo y su perra.

Apenas vio perderse la camioneta por el horizonte y con la verga amenazando romperle el pantalón, se dirigió al granero, no tenia necesidad de llamar a la perra, ella estaba a su lado.

Dora percibió en el ambiente la pesada carga sexual, a lo prohibido.

Por fin volvería a sentir una verga taladrándole las entrañas.

Mansamente siguió a su vigoroso amo.

Apenas cerro la puerta del granero y con la perra adentro, Edward procedió a desnudarse por completo, su dura verga apuntaba amenazante hacia arriba, se notaba de una dureza capaza de romper lo que se pusiera enfrente.

Edward acerco dos pacas de forraje, las cubrió con una pesada cobija de lana y se acostó de medio cuerpo hacia arriba, las piernas dobladas apoyadas en el piso y empezó a masajearse el grueso tronco de la verga, rápidamente la perra empezó a lengüetear el sensible glande, Edward soltó su verga y esta seguía firme, erguida, moviéndose a los lados por el constante estimulo de Dora, quien sintió como un dedo escudriñaba su mojada vagina, poniéndose de pie, Edward coloco a la perra arriba de las pacas de forraje y la vagina de la perra quedo justo a la altura de su verga, tomando el duro tronco de su garrote, lo acerco a la entrada posterior de la perra y empujo suave pero firme.

Parecía imposible que la enorme herramienta de Edward entrara en ese reducido espacio, pero la lubricada sustancia que empapaba la vagina, permitió que el glande entrara, un ronco gemido escapo de Edward al sentirse atrapado por la tibia carne, observo la vagina de la perra y noto lo rojiza que estaba de ser dilatada, empujo su verga y quedo alojada otra parte, de una manera exquisita Dora apretaba al intruso que pujaba por entrar en su virginal vulva canina, tomando a la perra por los cuartos traseros y concentrando todos sus 100 kilos de carne caliente, Edward empujo salvajemente hasta que sus huevos chocaron con el cuerpo de la perra que solo atino a soltar un lastimero aullido al ser penetrada de esa manera, la mirada vidriosa de Edward demostraba la lujuria desatada en su interior y de brutales embestidas metía y sacaba su verga de la exquisita vulva que se adaptaba a todo el contorno de su verga y lo succionaba hasta casi sentir que le arrancaban su pene de la base, el sudor empezó a correr a raudales y empapaba todo su velludo pecho, escurría hasta perderse en la unión de los sexos.

Por mas que se esforzaba en disfrutar la cogida, el tremendo dolor a la que estaba siendo sometida por su amo, tenia a Dora con la sangre escurriendo por sus patas y el corazón latiéndole a mil por hora por el morbo de la escena, su virginidad había sido tomada de una manera dolorosa, las manos de Edward se encajaban en su piel y el golpeteo de su cuerpo con la pelvis de Edward, en verdad que el placer se mezclaba con el dolor, pero las dimensiones de esa tremenda verga que la taladraba mandaba corrientes de placer desde la punta de su cola hasta la punta de nariz, sus patas traseras quedaban al aire por la fuerza en que era follada y sometida al deseo del macho.

¡Que placer tan extraordinario ser cogida por ese potente semental humano!

En el granero solo se escuchaban los lastimeros gemidos de la perra mezclados con los roncos gemidos de Edward que seguía follandose la hermosa perra, únicamente sacaba 5 centímetros de verga y los volvía a meter para seguir exprimiendo la estrecha vulva que no perdía elasticidad, claramente noto como la eminente eyaculación venia con la fuerza de un terremoto en sus entrañas, la morbosa visión de ver su verga en ese cuerpo peludo lo tenia fuera de si, apuro sus embestidas y encajándose lo mas profundamente posible baño de semen la concha canina que incapaz de alojar tanto semen empezó a escurrir por los lados, espesos chorros de semen mezclados con sangre escaparon de la maltrecha vulva, con la cabeza inclinada hacia atrás, tensando su cuerpo al máximo y negándose a soltar a la perra, Edward se descargo por completo…

¡hhhhhhhhooooooooooooooooooo arrrrrrrrrrrgggggggggggg!

¡Toma mi leche perritaaaaaaa puuuutttaaaaaaaaaaaa!

Saco su enrojecida verga, producto la constante fricción en las paredes internas de la vagina de la perra, extrayendo todo su semen que empezó a caer pesadamente sobre la cobija, apenas se vio libre y la perra escapo corriendo a un rincón y por instinto empezó a lamerse su herida y sangrante vagina.

"Que rica concha tienes perrita, y tenemos un largo fin de semana"

Limpiándose los rastros de sangre y semen, poniéndose únicamente su pantalón, Edward se fue a la casa a darse un baño, mientras Dora sentía las palpitaciones que agitaban su cuerpo en deliciosos temblores y espero a que llegara de nuevo su amo, su amado amo, para disfrutar de nuevo de su potente verga.

Que rico era ser una perra con una vulva tan elástica, capaz de alojar la gruesa y larga verga de su amo.

Agradeció el no haber reencarnado en una rata o un conejo.

FIN