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Sé quien eres

en Hetero: General

Sé quien eres. A pesar de no poder verte, sé perfectamente quien eres. Eres ese hombre que me sigue por las noches hasta el parking subterráneo cercano a mi trabajo. Pero nunca te he tenido miedo, creo que siempre lo haces para asegurarte de que nada malo me suceda. Eres como mi Ángel guardián.

Ésta mañana me he despertado excitada. He soñado con tus fuertes brazos rodeándome, apretándome contra ti. Hace tiempo que te deseo. Hace tiempo que fantaseo con la idea de que al fin te decides a acercarte a mí en la calle… que me dejas oír tu voz… que me dejas oler tu perfume… Pero el sueño de ésta mañana ha sido especialmente real.

Me he duchado intentando revivir las sensaciones abrazando mi cuerpo desnudo, húmedo, humeante, palpitante… No quiero perder este estado y me he secado muy suavemente y he disfrutado vistiéndome lentamente para ti; sabiendo que esta noche me verás. Un tanga de encaje blanco, un sujetador a juego, un vestido vaporoso de alegre estampado y generoso escote y unas sandalias con tacón. Sentir la falda del vestido acariciar mis piernas al caminar me hace imaginar tus manos…

Verte bajar de tu automóvil ante mí ha sido una sorpresa, no te esperaba por la mañana. Me he ruborizado al notar tu mirada. Salgo de mi coche nerviosa, vienes hacia mí, al cerrar la puerta del vehículo se me caen las llaves, pero antes de que me pueda agachar estás a mis pies sonriéndome y devolviéndomelas. Tu mano roza levemente la mía, pero es como si toda la energía estuviera concentrada en ese punto de contacto y me estremezco.

Gracias – te susurro apenas, contemplando tus ojos verdes.

Tu sonrisa se ensancha como única respuesta.

Tengo que recuperarme y entro al aseo del parking. Mientras me mojo las manos y el cuello no te siento entrar, pero cuando se apagan las luces y oigo como se cierra la puerta y se corre el pestillo… sé que eres tú.

Te veo reflejado en el espejo gracias a la penumbra que proporciona la luz de emergencia. Te acercas a mí, acaricias mi pelo y lo apartas de mi cuello, yo ladeo mi cabeza esperando que me beses, pero me susurras al oído:

Cierra los ojos

Hago lo que me dices. Tomas mis manos mojadas y las pones sobre el frío mármol de la encimera. Acaricias mi espalda sobre el vestido y con una suave presión en el centro me haces arquearla.

Mi culito queda expuesto de esta forma y te acercas haciéndome notar tu erección. Un leve gemido escapa de mis labios mientras un intenso calor me recorre el cuerpo erizando mi vello, inundando mi ropa interior. Sigues acariciándome la espalda… el cuello… los hombros… los brazos... Pones tus manos en mi cintura y te aprietas contra mí. Te frotas. Cada contacto me hace suspirar.

Te agachas detrás de mí y me acaricias los talones descubiertos, masajeas mis tobillos y subes por mis pantorrillas. Noto la calidez de tus manos en la cara interna de mis muslos y abro un poco las piernas para facilitarte la ascensión, pero te paras para levantar mi vestido. Siento como observas mis nalgas antes de acariciarlas con la yema de tus dedos, de apretarlas con tus manos abiertas, separándolas. Te levantas rozando con todo tu cuerpo mi culito, te inclinas sobre mí y presionas.

Siento tu respiración agitada en mi cuello. Me retiras un poco de ti y llevas mi mano hasta tu entrepierna, noto tu erección palpitante.

Mira como me pones…

Me giras y me miras, me sonríes. Me acaricias la cara con tu mano abierta, tu dedo pulgar dibuja mis labios y yo aprovecho para sacar mi lengua y lamerlo. Mi mano sigue en tu sexo y lo presiona y lo libera rítmicamente. Miras mi escote y lo besas mientras tus manos se apoderan de mis senos. Me susurras ronco de deseo:

Enséñame tu sujetador.

Me desabrocho el vestido lentamente y lo dejo caer de mis hombros. Enseguida me miras a los ojos y me dices:

Muy bonito…Quítatelo.

Obedezco despacio. En cuanto son liberados del sostén mis pechos son tuyos, tomas uno de mis pezones entre tus labios y me recorren mil mariposas. Tu boca, increíblemente caliente, lo endurece aún más si cabe.

Tus manos terminan de quitarme el vestido y comienzas a desnudarte sin dejar de chupar con ansia mis pezones. Me agarras por la cintura y me sientas sobre la encimera, abres mis piernas y tiras suavemente hasta que mi coño, todavía cubierto, queda en el filo. Te colocas entre mis muslos y me abrazas y presionas con tu pene.

Me besas por primera vez. Suave y lento al principio, salvajemente luego. Tus manos juegan con el elástico de la ropa interior que me queda. Das tironcitos suaves y de pronto rompes mi tanga. Sin barreras que los separen ya, nuestros sexos húmedos entran en contacto; tu verga recorre mis labios de arriba abajo una y otra vez. Cuando llegas arriba rozas mi clítoris, cuando vuelves a bajar casi entras en mi vagina pero, en el último momento, vuelves a subir… Adelanto mis caderas para que me penetres… y me das un azote en el muslo. Está bien, no volveré a moverme.

Bajas el ritmo y me chupas dulcemente el cuello. Cuando creo que no voy a poder más me penetras de golpe y un gemido me deja sin aire. Me siento llena de ti. Durante un rato no te mueves, empiezas a sacar tu polla lentamente para meterla de golpe de nuevo. No tienes que repetir mucho esta secuencia para que note como va llegándome un fuerte orgasmo:

Me acunas cariñosamente y esperas a que me recupere acariciando mi pelo…

Shhhhhhh mi niña…

Sales de mí lentamente, me ayudas a bajar de la encimera y me arrodillas frente a ti. Acaricio tu pecho con mis manos, tu vientre y luego tus muslos; bajo por el exterior y subo por el interior hasta tus huevos que están mojados aún. Los lamo y mis manos acarician tu polla suavemente. Mi boca hace el relevo a mis manos. Primero beso el glande y dejo que mi lengua salga solo un poco… luego mojo toda tu verga desde la base a la cabecita para desde ahí engullirla toda, hasta el fondo…

Retiras mi pelo de la cara para ver como te hago la mamada más grandiosa de tu vida. Te miro a los ojos, me sonríes, yo intento sonreírte, pero con la boca tan llena no me sale.

Sigues jugando con mi pelo mientras sigo lamiendo, chupando, succionando… de repente me sujetas la cabeza y empiezas a follarme la boca, cada vez intentas meterla más al fondo. Empiezo a notar que tu polla se endurece aún más, te vas a correr y aumentas el ritmo, me preparo y recibo tu semen en mi garganta, lo siento tan caliente… Intentas sacarla de mi boca, pero no te dejo, empujo tu culo hacia mí, quiero saborear hasta la última gota.

Agotados nos abrazamos y recobramos el sentido de la realidad.

Enciendes la luz.

Recogemos la ropa.

Nos vestimos.

Te metes mi tanga roto en el bolsillo mientras abres la puerta.

La próxima vez no traigas nada debajo