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Consolando a Juan (3)

en Hetero: General

Consolando a Juan (y III)

Hacía dos días que no sabía nada de Juan. Era sábado, me había levantado muy tarde y estaba aburrida en casa. Conecte el ordenador para hacer tiempo antes del almuerzo. Un dulce calorcito recorrió mi cuerpo cuando vi que Juan se conectaba y me puse nerviosa.

Juan dice: hola

Mari dice: hola

Juan dice: que tal?

Mari dice: aquí, aburrida, y tu?

Juan dice: estoy en Barcelona

Mari dice: ahm

Sentí una presión en el corazón, él estaba con su novia y me dolía el pecho de celos.

Juan dice: siento no haberte llamado

Mari dice: no tienes nada que sentir, además yo tampoco te he llamado

Juan dice: he venido a terminar con Sara, no quería hacerlo por teléfono y no podía esperar a que volviera

Me estremecí, ¿quería decir que dejaba a Sara por mí? Estaba sorprendida, pero también me sentía muy ilusionada.

Juan dice: no me dices nada?

Mari dice: como se lo ha tomado ella?

Juan dice: aún no se lo he dicho, anoche llegué tardísimo y al levantarme ya se había ido

Mari dice: lo has pensado bien? Sé que quieres mucho a Sara

Juan dice: si me llevo todo el día pensando en ti y deseándote no la quiero tanto, no crees?

Me volví a estremecer, ¿Qué me estaba pasando?

Mari dice: yo también pienso mucho en ti, demasiado

Juan dice: he paseado frente a tu casa estos días, pero no me he atrevido a subir,

Juan dice: he estado confuso pero sabía que quería estar contigo

Mari dice: si te llego a ver bajo a por ti

Juan dice: te deseo Mari

Woooooooowwwwww

Mari dice: ojalá estuvieras aquí ahora, te demostraría lo que te deseo yo

Juan dice: uffffffff no sabes como se me ha puesto, quiere salirse de mis boxers

Mari dice: pues ayúdala… quítatelos

Juan dice: ya está, tu no te quitas nada?

Mari dice: quien ha dicho que yo llevara algo encima?

Juan dice: ufffffffff

Juan dice: que haces?

Mari dice: me acaricio el pecho, estoy pellizcando mis pezones, imaginando que eres tu quien lo hace

Juan dice: yo te los chuparía

Mari dice: yo sí que te lo chuparía todo

Juan dice: ufffffffff... esto de teclear es muy incomodo, te llamo?

Mari dice: si, necesito oír tu voz

Me lancé a la búsqueda del teléfono y lo encontré justo cuando sonaba el primer timbre.

Hola mi vida – le dije con voz entrecortada por la excitación

Hola Mari, ¿Cómo estás?

¿Tú cómo crees?

¿Caliente?

Ardiendo…

Uffffffff yo igual, y oyéndote suspirar aún más, ¿sigues acariciándote?

Si, los pechos ¿y tú?

Si… ¿no te acaricias nada más?

Si… ufffffff estoy chorreando.

Déjame sentirlo.

¿Qué?

Acerca el teléfono para que oiga el chapoteo de tus dedos entrando y saliendo de tu coño.

¿Así?

Sí… sí que estás mojadita, hummm… quiero que hagas algo.

Dime.

Ponte en cuclillas, apoya la espalda en la pared y mete dos dedos y muévelos dentro.

Si…

Ahora mételos y sácalos, imagina que estoy debajo de ti, imagina que es mi polla la que te está follando.

Sí…

¿Te gusta?

Sí… mucho.

¿Te vas a correr?

No, aún no…

Cuando te corras quiero que grites, quiero oírte.

¿Tu también gritarás?

Sí, dentro de muy poco…

Espérame…

¿Sigues en cuclillas?

Sí.

Levántate, pon un pie encima de la mesa o de la silla, penétrate con una mano desde atrás y acaricia el clítoris con la otra.

Ohhhhh – mi respiración se agita.

Si… así… muy bien… ¿te gusta?

Si… yo también quiero que hagas algo.

Dime

Quiero que frotes tu mano para calentarla lo máximo posible y que la embadurnes de saliva, quiero que imagines que es el calor y la humedad de mi coño.

Uffffffff no puedo más Mari, me voy a correr

Ohhhhhhhhhh … yo… tam… bién… Ohhhh

Oía su respiración agitada todavía, me sentía un poco mareada. Intentaba recobrar el aliento mientras mi sexo seguía palpitando. Había sido un orgasmo bestial.

Mari tengo que colgar, tengo que limpiar esto, no sabes cómo lo he puesto todo.

Oh, claro, luego hablamos.

Mari…

¿Si?

Ha sido genial.

Sí… lo ha sido.

Esa noche Juan regresó de Barcelona y vino directamente a mi casa. Se le veía muy cansado pero nada más abrazarnos sentí su erección en mi cadera, así que habría que arreglarlo de algún modo…

Nos desnudamos el uno al otro sin dejar de besarnos, dejamos un rastro de ropa hasta la bañera. Juan probó la ducha hasta que el agua salió a la temperatura adecuada y apuntó el chorro a mis tetas mientras acariciaba mi sexo con la otra mano, los pezones se me endurecieron tanto que casi me dolían. Yo tampoco estaba quieta y le masturbaba y le acariciaba los testículos. Cerró el grifo, cogimos gel y comenzamos a lavarnos el uno al otro con las manos, pasando por toda la piel, incidiendo más en las zonas más erógenas. Las manos de Juan ardían y parecía que adivinaban cómo quería que me tocara. Volvió a abrir la ducha y me enjuago todo el cuerpo, dejando mi coño para el final. Se arrodilló frente a mí. Sus dedos estaban enjabonados, introdujo el anular y el corazón en mi vagina y el meñique en mi ano y apuntó el chorro de agua hacía mi clítoris al tiempo que movía su mano como intentando penetrarme mas. Sentía el agua casi fría de lo caliente que estaba yo. Su boca sustituyó al agua sobre mi clítoris y ya no pude más que abandonarme a los estallidos de placer que me recorrían. Fueron contracciones muy fuertes y noté como salía de mí un flujo ardiente al retirar Juan su mano.

Le ayudé a levantarse… le besé… le enjuagué… y me arrodillé yo. Empecé lamiendo sus testículos, con cuidado me metía uno y otro en la boca. Mis manos estaban en su culo, pellizcando y apretando, atrayéndole más y más a mí. Subí por el tronco de su verga lamiendo cada centímetro, mordiendo suave, y cuando llegué al glande lo mordí con mis labios, acaricié el agujero con la punta de la lengua y luego la pasé por todo el borde. Metí el glande en mi boca y lo froté con mi lengua mientras lo succionaba suavemente, lentamente comencé a introducir más su polla en mi boca y a succionar un poco más fuerte. Una de mis manos masajeaba sus testículos mientras mis labios llegaban casi hasta allí. Juan empezó a acariciarme la cabeza y a gemir más fuerte, noté que su verga se ponía aún mas dura y comencé a masturbarle, mi lengua sólo lamía el glande y le miraba a los ojos como él a mí. Pronto noté sus sacudidas y sentí su semen en mi cara. Sin dejar de mirarle, saqué lo que quedaba con mi boca.

Estaba muerto de cansancio así que nos secamos y fuimos a dormir. Aún está dormido, pero creo que voy a ir a despertarle, contaros esto me ha puesto a mil, y habrá que arreglarlo de algún modo… ;).