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El mejor amigo de mi hermano

en Trios

El mejor amigo de mi hermano

La tarde moría cuando llegamos a la casa de mi hermano. Íbamos a pasar allí todo el fin de semana pero en el bolso sólo llevábamos los trajes de baño. Nos abrió Lucía, mi cuñada con una enorme sonrisa.

Ya estabais tardando, ¿qué os ha pasado?

Nada hija, lo de siempre; Carlos tuvo lío a última hora en el trabajo.

Irene, mi sobrina corrió hacia mí y rebuscó en todos mis bolsillos buscando los caramelos que siempre llevaba para ella, mientras yo oponía resistencia y le hacía cosquillas. Riendo celebró su triunfo y sólo entonces me besó.

Salimos al jardín y allí estaba Fernando, mi hermano, con Dani y Nuria. Dani es amigo de mi hermano desde la guardería. Recuerdo mi sorpresa cuando Nuria, mi vecina entonces, le conoció y me dijo que estaba como un queso.

¿Dani?, pero si es un crío.

Pues yo diría que está bien crecidito… muy bien…

Al parecer la grata impresión fue mutua porque no tardaron ni seis meses en vivir juntos.

Nos sentamos a la mesa, Lucía pidió a Irene que se despidiera de todos y fue a acostarla. Fernando nos sirvió algo de beber y al poco rato Lucía se unió a nuestra relajada charla que duró hasta bien entrada la madrugada.

Carlos comenzó a roncar incluso antes de apoyar la cabeza en la almohada, en cambio yo no lograba conciliar el sueño. Se me ocurrió que un chapuzón en la piscina me relajaría. Me puse el bikini y toalla en hombro salí sin hacer ruido.

Dani estaba sentado al borde de la piscina, con las piernas en el agua y una copa en la mano.

¿Tú tampoco puedes dormir?

No, Nuria y yo hemos discutido y estoy esperando a que pase la tormenta.

Yo tengo mucho calor, venía a darme un baño.- dije sentándome junto a él.

Adelante. ¿No quieres tomar nada?

No, dame sólo un trago de eso.

Al pasarme el vaso se me resbaló y se rompió entre los dos. Me levanté y recogí los cristales con mucho cuidado, al volver a sentarme puse la mano sobre un pequeño trocito y me hice un corte en el dedo corazón.

Estás sangrando.

No es nada.

No, déjame ver, no sea que se haya quedado cristal adentro.

La luz no era suficiente, Dani se llevó mi dedo a la boca y pasó la lengua, una corriente eléctrica me recorrió por completo. En un acto reflejo retiré mi mano pero él la volvió a llevar a su boca mirándome a los ojos. Comenzó a succionar suavemente mi dedo y no puede evitar un gemido.

Esto no es buena idea… - comencé a decir

Shhhh

Dani tapó mi boca con la suya. Tenía un sabor ligeramente metálico por mi propia sangre y algo dulzón por el whisky, pero lo mejor era su calor, un calor que me inundó cada célula. Besó mi cuello y me susurró al oído.

Siempre te he deseado, siempre he querido tenerte así, sólo para mí.

Sus palabras se hicieron ininteligibles, pero me encendían cada vez más. Nunca había sospechado ese anhelo oculto de Dani. Mis manos iban descubriendo el hombre que era y que nunca antes había visto.

Me escabullí en un descuido y me lancé a la piscina. El agua estaba tibia y no consiguió mitigar el fuego que me hacía arder. Dani no lo pensó y me siguió, tal como yo deseaba. Huí de él sin convicción y me dejé atrapar en el rincón menos profundo y menos visible desde la casa. Nunca antes había sentido tan cerca otro sexo que no fuera el de mi marido y por un momento pensé aterrada en las consecuencias que lo que empezaba a ocurrir podría tener. Sin embargo esto no hizo más que aumentar mi deseo. Es dulce lo prohibido y me sentía muy golosa.

Te voy a follar muy despacito. He esperado demasiado este momento y no quiero que acabe nunca.

Hazlo…

Dani acariciaba mi espalda y con sus labios mordía mi cuello. Me despojó de la parte de arriba del bikini y tembló al contacto de mi pecho desnudo con el suyo, me abrazó más fuerte y nos frotamos el uno contra el otro mientras jugaban nuestras lenguas. Su erección casi me hacía daño. Sus manos recorrían mis costados desde la cintura hasta la curvatura de mis senos que tanteaba con sus pulgares. Se apartó de mí y contemplo mi pecho casi con devoción.

No puedo creer que estés aquí, te deseo tanto.

Lentamente rozó mis pezones con sus palmas abiertas, bajaba un poco y atrapándolos entre sus dedos tiraba de ellos suavemente, maravillándose de su dureza. De pronto paró y su expresión cambió.

¿Qué te ocurre?

Nada, que he estado a punto de correrme, me tienes muy caliente.

En aquel momento deseé tanto a Dani que los latidos en mi sexo se hicieron casi dolorosos.

Me tendió sobre el agua y acarició suavemente mi vientre, luego me giró y me quitó la parte de debajo de mi traje de baño. Me agarré al borde de la piscina y saqué cuanto pude mi culito. Dani abrió mis piernas y se colocó entre ellas, acariciaba mis piernas desde los tobillos a mis corvas y de allí a mis nalgas, que amasaba lentamente, suavemente, haciendo contrastar su calor con la frialdad de mi piel mojada. Deseaba más que nada en el mundo sentir esas manos en mi sexo que luchaba por dejar a flote, pero la única caricia que recibía mi coño era la del agua que chocaba contra el en el chapoteo. Él comenzó a besar el interior de mis muslos y luego mis ingles y al fin pude notar sus labios sobre mis labios vaginales y su lengua buscando penetrarme, para bajar y lamer mi clítoris y luego volver a subir y penetrarme nuevamente. Mi cuerpo se tensó, estaba segura de que detrás de la siguiente lamida estaba mi orgasmo, el calor se agolpaba en mi cara y en el lugar en que jugaba la lengua de Dani y amenazaba con inundarme todo. Me abandoné al placer y a ese calor y lo dejé fluir cerrando los ojos. Al abrirlos no sabía muy bien dónde estaba, me sentía un poco mareada.

Dani me agarró la cintura y unió nuestros sexos sin quitarse el bañador, le abracé con mis piernas, atrayéndole más y más. Necesitaba tocarle con mis manos, deshice el nudo con el que le aprisionaba y me coloqué frente a él. Le desnudé mirándole a los ojos. Mis tetas flotaban en el agua y se agitaban por la fuerza que la excitación daba a mi respiración. Toqué su miembro palpitante y durísimo y me sorprendió lo caliente que estaba, lo suave que era. Sus testículos contraídos bailaban en una de mis manos mientras la otra masturbaba su pene lentamente. Dani echó su cabeza hacia atrás sin poder reprimir sus gemidos. Mordía sus labios, cerraba los ojos. Le pedí que se tumbara sobre el agua y al fin pude ver su polla. Era preciosa y gruesa y no veía el momento de tenerla en mi boca.

La mamada fue dulce y lenta, tal como él la quería. Empecé por lamer sus huevos e introducirlos en mi boca, luego lamí su tronco pausadamente, saboreando su piel, disfrutando su textura de venas hinchadas para al fin besar el glande oscuro y brillante. Pasé mi lengua en punta por todo el borde, me entretuve en el agujerito, lo ensalivé bien y cuando menos lo esperaba metí toda su polla en mi boca. Su gemido fue casi un grito que temí nos pudiera delatar, pero que no me apartó de mi tarea. La verga de Dani estaba más grande que nunca y chocaba en mi garganta. No pudo más y me anunció que se corría mientras intentaba apartarme. Luché con él y vencí, mis manos en su culo le alzaron más para que la penetración fuera más profunda en mi boca y noté la calidez de su semen inundándola. Me lo trague todo y seguí chupando sin dejar ni una gota. Dani me abrazó temblando.

Ha sido muy fuerte, no esperaba que te lo tragaras, nunca me lo habían hecho así.

Me encanta hacerlo así.

Nos besamos y le abrace con brazos y piernas. Sus manos acariciaron mis muslos, mis nalgas y pronto comenzó a explorar mi sexo. Sus dedos lo recorrieron todo, encontraron mi clítoris duro y anhelante y se hundieron luego en mi ardiente vagina. Bajé mi mano entre nuestros cuerpos, busqué y encontré una erección potente otra vez y guié su verga hasta mi interior. Me penetró despacio, centímetro a centímetro y toda mi piel se erizo y todo su cuerpo tembló. Una vez dentro empujó más, pero más no podía entrar. Me alzó un poco y me dejó caer y olvidó la suavidad que me prometió. Comenzó a follarme frenéticamente y le ayudé. Una voz nos obligó a parar. Era Lucía.

Tenéis una fiesta y no me habéis invitado.- dijo imitando un puchero.

Lucía… nosotros no…

No me digáis que esto no es lo que parece porque es muy evidente. Ya podéis salir de la piscina.

No sabía si Lucía estaba enfadada, pero las dudas se disiparon cuando la vi desnudarse; estaba caliente.

La erección de Dani estaba casi perdida pero al ver así a Lucía volvió a surgir con más fuerza si cabe.

Parecía que os lo estabais pasando muy bien…- dijo Lucía acercándose a Dani y acariciándole melosa.

Dani no sabía cómo reaccionar hasta que mi cuñada le agarró la polla y empezó a masturbarle lentamente.

Yo no quise pensar, de haberlo hecho hubiera salido de allí. Eran mi cuñada y el mejor amigo de mi hermano a los que estaba viendo y nuestras parejas dormían a pocos metros de nosotros. Quería a Lucía como si fuera mi hermana y a Dani le había visto crecer; esto era casi incestuoso. Todo parecía irreal pero me excitaba mucho.

Lucía me cogió la mano, me invitó a arrodillarme junto a ella para compartir la polla de Dani. Competíamos a ver cuál de las dos le daba más placer. Mientras ella se tragaba la verga yo lamía los huevos y luego reclamaba mi turno apartándola. Era extraño probar la saliva de mi cuñada en aquella polla, pero me gustaba. Dani nos retiró a las dos y nos pidió que nos pusiéramos en el borde de las hamacas ofreciéndole nuestros culitos. Mientras follaba a Lucía me metía los dedos en el coño sin que yo dejara de acariciar mi clítoris, luego me penetraba a mí y metía mano a mi cuñada.

En el segundo turno me corrí, no podía aguantarlo más, toda la situación me sobreexcitaba. Cuando él volvió a Lucía me puse detrás y le ayudé a empujar más fuerte. Ambos se corrieron a la vez mientras mordía la espalda de Dani.

Agotados y felices descansamos sobre las hamacas acariciándonos, sin decir nada.

Me habéis hecho muy feliz.- Susurró Dani.

Tú también a nosotras, ¿verdad, Mari?- rió Lucía

Sí…- yo estaba en el cielo.

Nunca hablamos de ello, creo que ninguno lo confesó a sus parejas y nunca volvió a suceder. Seguimos viéndonos y no puedo evitar mojarme al tenerles cerca y recordar aquella noche, creo que a ellos les pasa igual.