miprimita.com

Cornudo y feminizado

en Hetero: Infidelidad

Sueño contigo y pienso que andamos ya casados y que has ido poco a poco adentrándome en tu mundo; en ese mundo que has creado para incluirme  en él con arreglo a tus deseos,  a tus fantasías. Porque todo comenzó un día que estábamos en la cama y tras ver que estaba muy excitado, que te deseaba, me preguntaste por mis fantasías. Yo no te hice caso, quise penetrarte y tú te apartaste y me dijiste que no, que antes tenía que confesarte mis fantasías; esas ensoñaciones que todos tenemos y que no solemos confesar por vergüenza. Me dijiste que ya teníamos confianza y que no te ibas a asustar por muy fuerte que fuera. Y dudé. Por un lado me excitaba que conocieras mis más íntimos deseos ocultos, pero por otro me daba miedo. Pero tú me animaste, me dijiste que me ibas a contar primero la tuya y que así perdería la vergüenza. Y comenzaste a acariciarte el sexo y me revelaste que te gustaría estar con un travestí.

- ¿Un travestí? –te pregunté asombrado.

- Sí, un travestí, pero guapo y femenino.

- Vaya, qué sorpresa.

- Y dominante.

- ¿Dominante?

- Sí, que nos domine a los dos y nos haga cosas.

No sabía muy bien a qué te referías, pero lo pude aclarar  la noche siguiente cuando después de cenar llamaron a la puerta y abriste para dejar pasar a una chica muy mona. Bueno, a un chico, porque era travestí, pero muy femenino. Prácticamente no se notaba la diferencia. Y lo invitaste a pasar y sin más historias, te lo llevaste a la cama. Y lo fuiste desnudando, mientras yo miraba pasmado desde la puerta.

- Pasa cariño y observa que sé que te va a gustar- me ordenaste a mí. 

- Sí, paso.

- Y tú, vístete como ya sabes –le dijiste al travestí.

Y él sacó de la bolsa que había traído unos corsé de cuero  y algunas  fustas y me dio a elegir a mí qué se pondría. Luego me señaló un látigo de nueve colas y una fusta, para que también decidiera. Elegí un corsé de cuero y el látigo de nueve colas. 

 Y se vistió y se quedó parado/a frente a mi. La verdad es que estaba guapísima con esa ropa que dejaba aparecer por abajo una buena polla. Porque el tipo/a estaba bien dotado, según pude comprobar cuando tú se la acariciaste y comenzaste a chupársela. Se suponía que me estabas engañando, que estabas follando con otro y me estabas poniendo los cuernos. Pero yo no lo veía así. Mi polla tampoco porque estaba durísima.

- Ven cariño, que ya veo que te excita la idea – me indicaste con una pícara sonrisa.

 Y fui, claro, porque era un travestí y ni era hombre ni mujer y entonces aquello no eran cuernos. Y si lo eran me gustaban porque cuando llevaste mi cabeza a su polla para que la chupara, me la metí en la boca y la chupé con fruición, con apasionado fervor hasta que él/ella me apartó, te cogió a ti, te echó sobre la cama y comenzó a darte fustazo en el culo mientras tú gemías y suspirabas. No tardaste en correrte dejando una evidente la  humedad sobre la sábana a la altura de donde había estado tu coño. Y no tardaste en levantarte, musitarle al travestí algo al oído, no sé qué, y te sentaste luego en el sillón frente a la cama para sonreírme con tu proverbial sonrisa.

 - Te toca –me dijiste.

- ¿A mí?

 - Sí, a ti. No tengas miedo. He visto que navegas por Internet buscando travestís dominantes, como los de Shemale Revenge cuyas fotos guardas en el ordenador. Así que ahí tienes a uno. No tengas miedo.

No tenía miedo de él, sino de ti, porque me cogiste de la mano, me echaste sobre la cama, me obligaste a chuparle la polla y me ataste luego a los barrotes de la cama para dejarme indefenso ante él. Y yo me dejé, claro, porque no podía protestar ya que tenía la polla dura. Habías leído mis pensamientos, me habías pillado y sabías lo que te hacías.

- Que disfrutes, cariño - me dijiste mientras te levantabas, te vestías y salías de la habitación.

El resto de la noche la pasé chupando polla, recibiendo azotes en el culo y siendo la puta sumisa de aquel travestí femenino, pero macho. Perdí la noción del tiempo,  hasta que tú llamaste por el móvil y me dijiste que estabas con Carlos, mi jefe, y que estabas en un hotel follando con él.

- Compréndelo, cariño, no sólo tú tienes fantasías –me dijiste sin rubor. Yo también las tengo y desde que supe que te gustaban los travestís dominantes, me dispuse a llevar a la práctica las mías y me follé a tu jefe que tanto me gusta y deseo. No te he dicho nada hasta comprobar que eras feliz realizando las tuyas, pero ahora ya estoy segura de que vamos a ser los dos muy dichosos.

Y lo fuimos, sí, porque desde entonces mi jefe me trata mejor, viene a casa a follar contigo mientras yo estoy trabajando o me dice que me vaya de la oficina antes de tiempo para prepararme. Y yo vengo a casa, me pongo bragas, medias con ligueros y un delantal de doncella francesa y espero a que lleguéis de tomar copas para serviros y quedarme al lado de la cama por si necesitáis algo mientras te folla. Por supuesto que le lamo a él la polla antes y después de follar contigo y a ti te limpio el coño cuando se ha corrido.

Por supuesto que ya no me llamo Andrés, sino Carola. Y por supuesto que he dejado de follar contigo, porque dices que no soy lo suficientemente hombre para eso. Y por supuesto que después de follar con él me azotas el culo mientras yo te doy las gracias por feminizarme y por hacerme cornudo. No sé cómo hemos llegado hasta aquí, pero últimamente has ampliado nuestro horizonte sexual y te has hecho amiga de otra chica dominante que has conocido por Internet y las dos os divertís mucho con vuestros maridos porque el de ella también es cornudo sumiso feminizado y cuando queréis divertiros juntas y montar una fiesta, llamáis a vuestros amantes, folláis con ellos en casa y cuando se van, os folláis entre vosotras, mientras los dos miramos.

O nos chupamos mutuamente la polla, mientras vosotras os reis. O hacemos “duelos de espadas”, según nos decís vosotras riéndoos, porque nos obligáis a que crucemos nuestras duras pollas como su se tratara de un combate de espadachines.

- A ver quién gana. A ver quién de los dos es más cornudo. Y más sumiso. Y menos macho.

Eso me dices y le dices a mi compañero de aventura, mientras os metéis mano, os morreais y nos advertís de lo que nos espera.

- A partir de ahora sólo vestiréis ropa femenina y follareis entre vosotros. Ya os la apañaréis para aliviaros mutuamente como dos lesbianas, porque nuestros machos ya nos satisfacen muy bien a nosotras y no necesitamos más.

No sé cómo hemos llegado hasta aquí. Ha sido todo muy rápido, pero he de confesar que has cumplido con mis fantasías. Con todas. E incluso con algunas que no sabía que tenía.

Mas de sumis

Tú lo has querido, cornudo

Me hizo cornudo ya de novios

Dije que sí y ahora soy un cornudo consentido y fe

Cuewrnos y follamigos

Universitaria joven cumple tu fantasía de ser cor

Cornudo en todos los sitios

Megan Jones me hace cornudo feliz

¿Tienes celos, cornudo?

Cornudo sorprendido

Masoca, cornudo y putita

Cornudo y doncella francesa

Cornudo, puta y travesti

La chica sumisa y el cornudo

Cornudo desde antes de la noche de bodas

Soy suya, cornudo. Y él lo sabe

Mi novia se ha ido de viaje con su macho

Dije sí, soy cornudo

Masoca, cornudo y putita

Soy cornudo. Consciente. Demasiado consciente

Sé que sabes que soy un cornudo sumiso

Sumiso, cornudo y feliz

Cuernos y follamigos

¿Aceptas ser un cornudo sumiso de por vida?

Mis inicios como cornudo (sumiso)

Ruleta rusa para el cornudo

Jamás follaré contigo, aunque me harás muy cornudo

El médico, la enfermera y el cornudo

Ginebra y el sí del cornudo

Cornudo sin verlo, ni comerlo

El chulo de mi novia

Sandrita, la puta, y su esclavo cornudo

Te recibo y paladeo la excitación de otro macho

Diario del cornudo sumiso yoli (domingo y final)

Diario del sumiso cornudo yoli (sábado)

Diario del sumiso cornudo yoli (viernes)

Diario del sumiso cornudo yoli (jueves)

Diario del sumiso cornudo yoli (miércoles)

Diario del cornudo sumiso yoli (martes)

Diario del cornuso sumiso yoli

Esclavo de dos lesbianas

Escuela de cornudos

Cornudo y castrado (3)

Cornudo y castrado (2)

Cuernos inmigrantes

Cornudo en el -pasillo francés-

El diario (II)

El diario (I)

Hogar, dulce hogar (VI - Final)

Hogar, dulce hogar (V)

Hogar, dulce hogar (IV)

Hogar, dulce hogar (III)

Hogar, dulce hogar (II)

Hogar, dulce hogar (I)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (VI: Contrato)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (V)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (IV)

La puta y su cornudo (II)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (III)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (II)

La puta y su cornudo

Carolina y yo: su cornudo sumiso

La divorciada negra y sus cornudos

Carolina y su cornudo favorito

Tú cornudo, yo placer

Yo, el cornudo

El club del derecho de pernada