miprimita.com

Masoca, cornudo y putita

en Hetero: Infidelidad

Que iba a ser por fin cornudo. Y digo por fin porque había sido yo el que te lo había casi suplicado mientras tú te negabas en redondo. Hasta que insistí e insistí tanto que, al final accediste, con condiciones, claro. Y una de ellas era que serías tú la que eligieras al chico con el que ibas a follar, con el que ibas a hacerme cornudo.

Y elegiste a uno del trabajo. Uno muy guapo, mucho más joven que yo y que está muy bueno, según me dijiste. Y debe estarlo porque tras bajarle los pantalones les ha sacado su dura polla y has comenzando a mordisquearla, a lamerla y a chuparla, mientras me miras con ojos de zorra y me guiñas un ojo. Lo estás haciendo. Al final te has atrevido a ponerme los cuernos y has hecho caso a mis súplicas.

- Pero luego no me vengas con arrepentimientos –me dijiste hace unos días cuando por fin aceptaste.

- No, por favor. Te prometo que no te reprocharé nada.

Así que ahora me tengo que aguantar ese extraño dolor que siento en algún lugar de mi pecho y esas extrañas mariposas en el estómago que hacen que tenga la polla dura. Sufro, pero también gozo. Es una extraña mezcla de dolor/placer.

- Siempre has sido un poco masoquistas –me habías dicho cuando de novios te pedía que me pellizcaras los pezones.

- No lo sé, cariño.

Y también me lo recordaste cuando me sorprendiste poniéndome tus bragas y mirándome al espejo.

- Encima de masoca, putita.

Por lo visto sí, lo era. Porque además desde ese día comenzaste a ponerte minifaldas para ir al trabajo y yo no sólo que no te decía nada, sino que te las compraba y te animaba a lucirlas. Y también te animaba a llevar siempre tanga y a que abrieras las piernas en las terrazas donde nos sentábamos. Y tú accedías con gusto.

- Te quiero, amor mío y sólo quiero que seas feliz.

Eso me dijiste entonces. Y también luego, cuando por fin accediste a acostarte con otro y ponerme los cuernos.

- Lo hago por hacerte feliz, que conste.

Eso me dijiste, pero al verte chupar ahora su polla sé que también lo haces porque te gusta, porque en el fondo lo deseas, porque siempre has sido algo puta y te han gustado mucho los tíos y follar. Sobre todo follar. Porque ahora lo has cogido de la mano y te lo has llevado a nuestro cuarto, a nuestra cama de matrimonio, para desnudarlo y acariciarle la polla.

-  Pasa y mira como te hago cornudo. Por fin vas a cumplir tus sueños.

Y entré detrás de ti, pero tú me desnudaste, me pusiste a su lado, comparaste los penes de los dos y me lo dejaste claro:

- Me quedo con la polla y deshecho el pito -dijiste riéndote, con sorna, con esa ironía tuya que hizo que me enamorara de ti.

Y te sentaste encima de él y te clavaste su enorme polla despacio, muy despacio, deleitándote con esa pollón por la que bajabas tu coño. Un coño que hasta ahora había sido mío y que ahora ya no lo es. Porque una de las condiciones que me habías puesto era que a partir de ese momento follarías con quien quisieras, cuando quieras y donde quieras. Y yo acepte.

Por eso ahora veo como tu coño sube y baja apretando su polla, como me hacías a mí, porque cuando follas aprietas el coño sobre la polla para dar más placer. Eres muy puta y sabes cómo utilizar un coño. Y ahora lo estás haciendo con él, te desvives por darle placer, para que note el roce de tu coño al subir y bajar para darle todo el placer que él siente, es obvio, porque te coge de las tetas, las magrea y gime como un poseso. Se va a correr, Lo sé. Y tú también. Eres multiorgásmica y sé que te vas a correr varias veces sobre su polla.

Así que no me lo he pensado y me he puesto detrás de ti para lamerte el culo mientras subes y bajas y comienzas a correrte sobre su polla. Lo sé porque huelo el jugo de tu excitación que cae coño abajo, sobre su polla, que he lamido.

- Aparte de masoca y putita, también eres mamón, te gusta lamer pollas –me has dicho entre gemidos.

Y debe de ser cierto, porque cuando te has corrido gritando como una posea y él también lo ha hecho, he lamido tu coño lleno de su leche y te he dicho que te amo.

- Lo sé, cornudo. Y a partir de ahora me vas a amar todos los días.

Mas de sumis

Tú lo has querido, cornudo

Me hizo cornudo ya de novios

Dije que sí y ahora soy un cornudo consentido y fe

Cuewrnos y follamigos

Universitaria joven cumple tu fantasía de ser cor

Cornudo en todos los sitios

Megan Jones me hace cornudo feliz

¿Tienes celos, cornudo?

Cornudo sorprendido

Masoca, cornudo y putita

Cornudo y doncella francesa

Cornudo, puta y travesti

La chica sumisa y el cornudo

Cornudo desde antes de la noche de bodas

Soy suya, cornudo. Y él lo sabe

Mi novia se ha ido de viaje con su macho

Dije sí, soy cornudo

Soy cornudo. Consciente. Demasiado consciente

Sé que sabes que soy un cornudo sumiso

Sumiso, cornudo y feliz

Cuernos y follamigos

¿Aceptas ser un cornudo sumiso de por vida?

Cornudo y feminizado

Mis inicios como cornudo (sumiso)

Ruleta rusa para el cornudo

Jamás follaré contigo, aunque me harás muy cornudo

El médico, la enfermera y el cornudo

Ginebra y el sí del cornudo

Cornudo sin verlo, ni comerlo

El chulo de mi novia

Sandrita, la puta, y su esclavo cornudo

Te recibo y paladeo la excitación de otro macho

Diario del cornudo sumiso yoli (domingo y final)

Diario del sumiso cornudo yoli (sábado)

Diario del sumiso cornudo yoli (viernes)

Diario del sumiso cornudo yoli (jueves)

Diario del sumiso cornudo yoli (miércoles)

Diario del cornudo sumiso yoli (martes)

Diario del cornuso sumiso yoli

Esclavo de dos lesbianas

Escuela de cornudos

Cornudo y castrado (3)

Cornudo y castrado (2)

Cuernos inmigrantes

Cornudo en el -pasillo francés-

El diario (II)

El diario (I)

Hogar, dulce hogar (VI - Final)

Hogar, dulce hogar (V)

Hogar, dulce hogar (IV)

Hogar, dulce hogar (III)

Hogar, dulce hogar (II)

Hogar, dulce hogar (I)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (VI: Contrato)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (V)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (IV)

La puta y su cornudo (II)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (III)

Carolina y yo: su cornudo sumiso (II)

La puta y su cornudo

Carolina y yo: su cornudo sumiso

La divorciada negra y sus cornudos

Carolina y su cornudo favorito

Tú cornudo, yo placer

Yo, el cornudo

El club del derecho de pernada