miprimita.com

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (8): Nuevas Amistades 2.

en Hetero: Infidelidad

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (8): Nuevas Amistades 2.

Un hombre exitoso y enamorado de su hermosa y sensual esposa descubre un día que ella tiene una doble vida, no sólo le es infiel con más de un amante sino que es adicta a la vida desenfrenada.

En medio de la confusión, decide vigilar a su esposa. En un principio, lo que parece una estrategia del esposo para enfrentar a su voluptuosa mujer con las pruebas irrefutables de su traición, se transforma en un viaje oscuro en que se enfrenta a sus propios demonios, travesía que logran llevarlo a la frontera que jamás pensó cruzar.

Los relatos anteriores se encuentran en esta misma web:

http://www.todorelatos.com/relato/47141/

http://www.todorelatos.com/relato/47468/

http://www.todorelatos.com/relato/67409/

http://www.todorelatos.com/relato/74463/

http://www.todorelatos.com/relato/74484/

Matías cruzó el pasillo acompañado de dos experimentados abogados, ellos se veía sonrientes y satisfechos, demostrándolo en un inglés efusivo. Su interés en formalizar la alianza entre las compañías que representaban era real y los pre-acuerdos habían sido firmados.

Sin embargo, alianza o fusión es algo que se habla entre verdaderos socios, esto más bien era simplemente que la compañía más grande se hacía con los activos de la compañía más pequeña. Un negocio de compra y venta que traería muchos despidos, pero muchas ganancias para los grandes accionistas de las partes. Y de todo eso, los abogados sacarían una tajada, tal vez no tan grande como la torta que se repartía, pero un sabroso y pesado trozo de ésta.

Matías se despidió afablemente de sus anfitriones, prometiéndoles una pronta respuesta y una reunión de consumación. Se esforzaba por mostrar el mejor rostro posible, ayudado por la secretaria de la compañía, Diana, que lograba desviar la atención con su conversación inteligente y su belleza natural. El abogado agradecía tenerla en el viaje, porque es su estado actual difícilmente podía estar pendiente de todos los detalles.

Hacía un tiempo que Matías sabía de que su mujer lo engañaba, pero descubrir que lo hacía con uno de los socios de su firma de abogados, con su propio jefe, le había deprimido de sobremanera.

Se alejaron en la limosina que sus anfitriones norteamericanos les habían facilitado y Diana permaneció en silencio, consiente que algo pasaba por la cabeza de Matías.

"Lo hiciste estupendamente –dijo ella, sacando al abogado de su trance-. Me sorprende tu profesionalismo. Dudo que el Sr. Milton lo hubiera hecho mejor"

<Creo que él lo ha hecho muy bien también – pensó Matías, mientras miraba de manera algo imprudente las piernas de Diana, que destacaban bajo la falda de su conjunto ejecutivo-. No sabes que nuestro jefe, tu amante, nos ha alejado para que no entorpezcamos la seducción de mi mujer> quiso decir el abogado.

"Gracias, Diana – Finalmente respondió y desvió la vista al darse cuenta de su atolondrado comportamiento-. Tu igual lo has hecho de maravilla. Creo que lo logrado se debe en gran parte a tu dedicación y capacidad"

"Gracias, Matías" –dijo escuetamente Diana, mientras se giraba repentinamente para mirar por la ventana, ocultando el sonrojó de su cara. Lo que sorprendió a Matías.

Sin embargo no quiso ahondar más, tenía otras cosas de que preocuparse.

Fueron al hotel y se despidieron. Matías durmió a pesar que deseaba prender su ordenador y ver las cámaras instaladas en su hogar, dudaba encontrar a Ana en casa y menos con uno de sus amantes, pero un irremediable deseo de vigilarla le obsesionaba. Esperaba que la mujer detective privado que había contratado hiciera su trabajo.

Matías durmió, sumergiéndose en un sueño profundo y reparador.

Despertó con un teléfono sonando en la habitación contigua. Era el teléfono de la habitación. Diana le avisaba que iba a cenar y se encontraba en el restaurante del hotel por si más tarde quería bajar a comer. Matías le dijo que lo haría luego de una ducha, que le esperara unos 15 minutos. Era una buena forma de no ir al ordenador y "observar" compulsivamente la pantalla durante horas. Aquello le haría mal y quería alejarse de eso.

Se duchó y luego bajó, se había vestido informal con un pantalón de tela, una camisa liviana y mocasines. Nada del otro mundo, pero un hombre alto, atlético y atractivo como él no pasaba desapercibido y varias mujeres lo observaron entrar al restaurante, incluso algunas buscaron su mirada. Él por primera vez en mucho tiempo no esquivó esas miradas, incluso sonrió a una atractiva morena, que con un vestido rojo y muy sensual destacaba en la barra. <No hacia esto desde que era soltero> pensó Matías.

Vio a Diana al final de la barra, estaba concentrada en un televisor mientras bebía su segundo margarita. Vestía una blusa púrpura y un jeans negro bastante ajustados con unos zapatos de tacón, su pelo rubio por primera vez no estaba recogido de alguna forma. Sin duda era una mujer muy deseable se sorprendió pensando Matías.

"Hola" – dijo Matías a su lado. Diana se dio vuelta y con sus ojos azules repasó a su compañero de trabajo de arriba abajo, aquello puso algo nervioso a Matías.

"Hola – respondió la secretaria, mientras pasaba sus manos por su cabello como queriendo ordenarlo-. Esa ducha si que fue rápida"

"Así es. La verdad –dijo Matías mientras tomaba asiento junto a Diana en la barra- es que no tenía deseos de seguir escondido en mi habitación. Además, los hombres solemos ser rápidos en la ducha"

"No todos –refutó la rubia, mientras llamaba con una seña al barman-. El Sr. Milton se demora una enormidad en la ducha. Hemos llegado tarde a numerosas reuniones por ese mal habito"

"Al menos es limpio supongo" – Matías se mordió la lengua, lo que era una broma le vino muy mal al recordar que John Milton era el nuevo amante de su mujer.

"Si. Al menos lo es" – sonrió Diana cuando el barman se presentó finalmente.

Estuvieron bebiendo un rato antes de ir a comer algo liviano acompañado de una botella de vino. Conversaron bastante: trabajo, destinos de viaje, familia, mascotas y nuevamente trabajo. Matías empezaba a sentir cierta atracción por Diana a medida que la velada transcurría, pero ella parecía nerviosa e incómoda, por lo que el abogado decidió no hacer ninguna locura e irse a dormir solo.

Se separaron en el pasillo, ambos rumbo a sus habitaciones.

Matías llegó a la habitación, abrió el minibar y tomo una botella de agua. Había bebido demasiado se dijo. Se dirigió a un escritorio, sacó el ordenador y lo encendió, luego comenzó a observar a través del programa que le permitía vigilar su casa desde cualquier lugar del mundo si se conectaba a la web.

Su casa estaba vacía a pesar que debía ser de noche y su mujer debería estar en la cama.

Espero mientras respondía correos de la oficina y adelantaba trabajo, encendió el televisor y puso de fondo las noticias, otro día de zozobras en los mercados pensó.

De pronto alguien tocó la puerta. Matías se extraño, pero supuso que Diana quería decirle algo acerca del trabajo antes del largo viaje del siguiente día.

Cuando abrió se sorprendió al encontrarse, parada frente a su puerta, con la sensual morena del vestido rojo que había visto en la barra del restaurante del hotel. Ella sin esperar que hablara se adentró en la habitación mientras Matías quedaba plantado en la puerta como un idiota.

El abogado giró de inmediato, pero cuando iba a hablar, se encontró con que la mujer observaba la amplia habitación antes de pasar directamente al dormitorio.

"Disculpe…" –alcanzó a decir en inglés antes que se perdieran sus pasos en la otra habitación.

Matías cerró la puerta tras de sí, sin duda estaría en problemas si Ana se enteraba que estaba con otra mujer fue su primer pensamiento. Pero la sorpresa lo había dejado atónito también. Cuando llegó ahí, la morena se había sentado en el borde de la cama, sus piernas largas y sensuales estaban cruzadas, parecían destacar con las medias negras y el portaligas que se alcanzaba a deslumbrar en aquella posición, y uno de los zapatos de largo y fino tacón de color rojo colgaba de los dedos de su fino pie. Miraba con detenimiento toda la habitación mientras una de sus manos se apoyaba tras su espalda en la cama y la otra jugaba con un fino collar a la altura de unos abundantes pechos del cual colgaba un fino anillo de oro.

Él la observó sin saber que decir. Sólo sentía que necesitaba que ella hablara primero.

"Es una cama muy grande –dijo ella en un inglés con acento británico. Tenía una voz grave y que mostraba mucha seguridad-. Me pregunto si no es una cama muy grande para que la utilice sólo una persona"

Ella le miró por primera vez a los ojos. Tenía unos ojos color miel y un rostro bello, con un mentón redondeado, pero a la vez fino. Sin duda esa mujer parecía poseer un aura y personalidad muy erógena.

"¿Quién eres? – preguntó Matías inseguro.

Ella le sonrió y esperando un momento antes de contestar.

"Te diré todo – dijo con voz calmada, pero que produjo una extraña sensación en la pelvis del hombre-, pero al oído"

Matías dudó un segundo, no sólo por el misterio de esta mujer, que le incitó a acercarse, sino porque toda la conversación se desarrollaba en inglés y no estaba seguro si su mente lo engañaba. Cuando llegó junto a ella se inclinó con precaución, colocando su cabeza cerca a la de ella.

La morena se acercó lentamente, Matías desde aquella posición podía observar perfectamente los dorados y carnosos senos de la mujer, así como las hermosas piernas. Ella con su boca pegada casi a su oído se mantuvo quieta y silenciosa. Matías observó a la morena junto a él y podía sentir su respiración en su cuello.

"La pregunta correcta no es quién soy –dijo muy lentamente, haciendo que él pudiera sentir el olor del perfume de la mujer, así como sentir en su frente el roce de su negro cabello- sino ¿Qué es lo que quiero hacer en tu habitación?"

Matías la observó y ella le sonrió sensualmente. Nunca le había sido infiel a su mujer, pues, nunca había deseado a otra persona tanto como a Ana, su hermosa y sensual esposa. Sin embargo, las cosas habían cambiado, la traición e infidelidades de su mujer le hacían sentir por primera vez que mantenerse fiel a su mujer era una estupidez.

"¿Qué es lo que quieres en mi habitación?" – preguntó el mientras sentía que su cuerpo y en especial su pene reaccionaban a la excitante situación.

"Quiero que alguien me de placer –dijo ella, mientras su mano acariciaba con suavidad el musculoso abdomen del hombre-. Quiero que alguien me haga el amor hasta el amanecer"

De pronto se miraron y sus rostros quedaron a sólo centímetros. No hubo espacios o tiempos para la reflexión. Matías besó con lujuria a la mujer. El hombre rompió así su propia fidelidad, no había sentido aquel deseo impúdico desde que había follado por última vez con su mujer.

Se besaron con sus lenguas uniéndose en una libidinosa unión. La morena permaneció sentada mientras él continuó de pie, ella empezó a acariciar los musculosos muslos del hombre, subiendo lentamente mientras él retenía a la voluptuosa mujer desde el cuello con una mano mientras la otra acariciaba uno de los senos grandes y redondos que pugnaba por salir por el escote del ajustado vestido, pues, no había sujetador que lo retuviera.

Cuando ella alcanzó el pene de Matías abrió los ojos, pues, era una sorpresa agradable lo que había encontrado. Le sonrió mientras acariciaba con una mano el pene y con la otra manoseaba el culo del varón.

"Es muy grande –dijo sonriente, sus ojos mostraban una brillante lujuria al acariciar aquella verga-. Bueno culo, honey" –dijo esto en una mezcla de español e inglés que sonó excitante en ese momento, a la vez que empezaba desabrochar el pantalón de Matías.

Ella le sacó la verga, que erecta pasaba largamente los 20 centímetros y con un ancho nada despreciable. Ella masturbó lentamente al hombre antes de llevarse el "miembro masculino" a la boca y empezar una mamada que Matías recordaría por largos años.

La morena chupaba el pene como si se le fuera la vida en ello. La enorme verga entraba en aquella cálida boca femenina cada vez más rápido, sólo por instantes la mujer se separaba a respirar y a lamer con la lengua desde la base hasta la punta, mirando a Matías con auténtico vicio, para volver a chupar de forma salvaje.

Matías en tanto, aún de pie, jugueteaba con los enormes senos ya fuera del vestido, los largos pezones tenían una aureola pequeña y rosada. Esos senos eran más grandes que los de Ana y por el tacto Matías supo casi de inmediato que la voluptuosa mujer tenía implantes.

Matías logró sacar los tirantes de los hombros y que el vestido carmesí resbalara hasta la cintura de la escultural morena. Tenía un vientre plano, pero sin exagerar en demasía hasta marcar sus abdominales, y un ombligo redondo en medio de una cintura estrecha, que destacaba por las curvas de las caderas. La mujer continuaba dando sexo oral a Matías, pero él quería ser quien diera placer, así que retiró el pene de su boca y le indicó a la morena que subiera a la cama.

Ella excitada, se arrastró sensualmente en la cama, mostrando un cuerpo de espalda estrecha que se enanchaba en unas caderas suntuosas, que hacían realzar un culo parado y carnoso, se giró boca arriba, mientras dejaba que Matías le retirara el vestido. Ella se pellizcaba los pezones y acariciaba sus grandes senos, llevándose de cuando en cuando un pezón o un dedo a la boca.

Matías besando el abdomen, las piernas y muy brevemente la entrepierna, retiro las medias hasta desnudar por completo a la sensual morena. Era una mujer sensacional, de curvas pronunciadas y de una mirada que despertaba el deseo. Su presencia invitaba a que la poseyeran. Los pensamientos acerca del cuerpo de aquella morena eran repetitivos en la mente del abogado.

El hombre tomó una pierna con delicadeza y llevó un pie delgado y largo a la boca, le besó delicadamente cada dedo y la planta. Luego, mientras observaba a la mujer abrir los ojos excitada, empezó a subir lentamente por la pierna, besando y lamiendo, acariciando con sus dedos la piel de los muslos, hasta llegar a la entrepierna que soltaba un olor intenso, que hizo que Matías se decidiera a besar y pasar la lengua al coño de la morena.

La lengua y la boca de Matías se mantuvieron varios minutos a un ritmo calmado y con parsimonia explorando el coño, los muslos, la pelvis y el abdomen de aquella misteriosa y voluptuosa mujer. Ella gemía tenuemente al sentir las repetidas caricias y el pronto supo que debía ir más allá, por lo que con un dedo empezó a acariciar y penetrar con delicadeza primero la vulva y vagina de su maravillosa amante.

La mujer cada vez gemía más alto, sus manos iban y venían de sus senos a su boca, mientras recibía tres dedos en su interior y la lengua que se dedicaba con exclusividad a su clítoris. De pronto, un largo sonido similar a un ronroneo intenso salió de su boca y el cuerpo femenino se colapsó luego de algunos temblores y contorsiones.

Matías aprovechó aquel momento para ir al baño y buscar un condón que había visto en el botiquín. El lugar para guardar condones le pareció divertido, pero se apresuró a volver.

"¿Dónde fuiste? Sabes que todavía no termina la fiesta" – dijo la mujer mientras con descaro abría sus piernas y mostraba su coño mojado. Una de sus manos bajó desde sus senos a través del vientre y sin delicadeza llegó hasta los labios vaginales para abrirlos con un descaro y una lujuria que Matías no había imaginado.

"Fui por esto" – mencionó Matías mientras avanzaba a la cama y, ya en la cama, mostraba los cuatro condones que había encontrado en el botiquín.

"Ja… Pensar que ya me da lo mismo si usas condón o no – dijo la morena en su inglés natal, cuyo cabello negro colgaba hacia un lado mientras los dedos de una mano penetraban su coño con lascivia-. Hace ya un tiempo que mi cuerpo no estaba tan caliente ¡Ven! Esta hembra es tuya y necesita una gran verga"

Matías se acercó a la mujer, sobre la cama ella le acarició el pene erecto y lo masturbó mientras se comían las bocas y las lenguas. Una mano del hombre alcanzó brevemente el coño de la mujer, lo sintió mojado y caliente, dispuesto a ser penetrado de inmediato.

La mujer se estiró sobre la cama y abrió las piernas en una invitación explicita de su cuerpo, Matías que luchaba por ajustar el condón a su enorme pene pronto se acomodó sobre la morena y con una mano se ayudaba a penetrar lentamente a la mujer.

"Arrggggghh…" -lanzó un alarido la mujer, mientras tapaba su boca con ambas manos. Matías tenía los brazos al lado del cuerpo de la morena, en una especie de flexión, lo que hacía marcar la musculatura de su torso, abdomen y espalda.

Al final el pene lentamente hacerse paso hasta las profundidades de aquella morena, que con los ojos cerrados parecía retener el aliento.

"Dios… -dijo la mujer luego de una larga espiración- nunca había tenido nada tan adentro. Me llena toda"

Matías sonrió, la mujer le miraba con devoción y aquello le excitaba. Empezó a moverse lentamente en el canal entre la vulva y el útero, de inmediato la mujer empezó a suspirar y a gemir con cada movimiento. Ella trataba de seguirle el ritmo, que era lento y acompasado, pero la verdad parecía que la mujer se desvanecía a cada embestida.

Ella estaba excitada, pero Matías lo estaba más. Empezó a penetrar cada vez más rápido y tomó a la mujer de los tobillos y acomodó las torneadas piernas sobre sus hombros.

"Ohhh oohh… nnnggghhh…ohgg… -gemía y gritaba la mujer, cada vez más a merced. Su respiración era profunda y lenta por momentos y rápida y superficial en otros. Su inglés pasó a ser soez y lleno de malicia, sobre todo para sí misma – Fuck me! Fuck me hard! Fuck me… I’mmmmm… your… fuckin’ bitch… I’mmmm… nnn… a slut… I’m your motherfucker bitch… I want your cock! Hard! Harder!"

Matías continuaba entrando y saliendo de aquella mujer, cada vez más excitado y dispuesto a recibir placer, a correrse. Tomó de los tobillos y la cadera a la mujer y empezó a acomodarla para que quedara de lado sobre la cama, él desde atrás y también de lado sobre la cama, continuó atacando con embestidas salvajes el coño de la morena, que en ese punto gritaba descaradamente mientras era penetrada una y otra vez.

"Oooooh! ooogghhh… oh god… -balbuceaba la mujer en medio de sus gritos, mientras los dedos de Matías se deslizaban desde los senos hasta el clítoris, acariciando y "manoseando con sensualidad" aquel hermoso cuerpo femenino- ooh! Deep! Your cock is so deep now!!!!!"

Los sonidos de la mujer y la respiración de ambos llenaban cada esquina de la habitación. Matías, que ya había regalado a la mujer dos o tres orgasmos, no pudo aguantar más, la excitación lo había superado y al final se había corrido, pero increíble o no su pene se mantenía duro moviéndose dentro del coño de la morena, que no dejaba de pedir más y más.

La morena se salió y con prisa se colocó en cuatro sobre la cama, esperando que él la tomara desde atrás y continuara follándola. Ella, ya en posición y muy dispuesta, esperó anhelante.

Matías no se hizo esperar y luego de comprobar lo bien mojado de su coño (y de cambiar su condón), la penetró sin delicadeza y continuó con el sexo, a un ritmo primitivo y bestial.

El sonido de ese coño, del fluido y de la verga entrando y saliendo, tenía como locos a ambos amantes. La mujer no dejaba de pedir más, gritar, gemir y balbucear cuando el aliento se lo permitía. Matías en tanto, con el musculoso cuerpo cubierto de sudor, sentía la boca seca de tanto esfuerzo. No sabía cuánto tiempo llevaba "haciendo el amor" con esa mujer, pero sabía que pronto eyacularía nuevamente.

"Me corro" – le dijo a la mujer en perfecto Spanish y ella, entendiendo claramente, sacó la verga de su entrepierna, retiró el condón para rápidamente y de manera viciosa meter la verga en su boca. Ella, sin ninguna duda o pudor, comenzó a mamarla y acariciarla con devoción y preparándose para recibir la semilla de su macho en su boca.

Matías no aguantó mucho más y son sorpresa vio como su semen terminaba en la boca, la cara y los pechos de la mujer. La morena estaba aún excitada y con autentica perversión lamió y llevó todo el semen del hombre a su boca.

Matías estaba a su lado, desnudo y aún falto de aire, observándole con lujuria.

Al final la mujer miró a Matías, exhausta y satisfecha. Una sonrisa asomó en su rostro.

"Mi nombre es Samantha – dijo ella, mientras tomaba Matías de la mano-. Vamos… quiero que nos duchemos juntos"

Matías acompañó a la mujer en silencio, se detuvo un segundo para observar el ordenador portátil sobre el escritorio. Podía ver a su mujer con su jefe besándose en el sofá. Matías dudo un segundo antes de dirigirse al baño, sólo activó la grabación y se alejó, tenía asuntos más atractivos que observar a su infiel y hermosa mujer traicionarle una vez más.

Durante unas horas más y también al despertar por la mañana, Matías se olvidó de su vida, sólo preocupándose de conseguir placer y a la vez satisfacer a una sensual y misteriosa mujer llamada Samantha.

Mas de Adanedhel

Ana, la buena esposa (14)

Ana, la buena esposa (13)

Ana, la buena esposa (12)

Ana, la buena esposa (11)

Ana, la buena esposa (10)

Ana, la buena esposa (9)

Ana, la buena esposa (8)

Ana, la buena esposa (7)

Ana, la buena esposa (6)

Ana, la buena esposa (5)

Ana, la buena esposa (2)

Ana, la buena esposa (3)

Ana, la buena esposa (4)

Ana, la buena esposa

La Buena Esposa

Los cuentos eróticos de Asmodeo

La becaria (1)

La espera (el vuelo retrasado)

La auditoría

La auditoria, parte 2

La auditoría

Celos y reconciliación.

Julieta. Memorias de una Party girl.

Verónica, de Dantes.

Relatos Perdidos: Cristina, de Dantes.

Maseratis y Princesas

La reunión de ex-alumnos

La novia ingenua

La nueva (retrato de una obsesión) (5)

La nueva (retrato de una obsesión) (4)

Isidora y el alquiler

La nueva (retrato de una obsesión) (3)

El recalentón de mi mujer

P.V.e.I (12): La gota que rebalso el vaso.

La nueva (retrato de una obsesión) (2)

P.V.e.I (11.): Morbosos recuerdos (Completa)

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (11): Morbosos recuerdos

El diablo conduce un BMW (3)

El diablo conduce un BMW (2)

El diablo conduce un BMW

Ana

El fantasista (2).

El fantasista.

Con el diablo en el cuerpo (3)

Con el diablo en el cuerpo (1 y 2). Corregida.

Con el diablo en el cuerpo (2).

Con el diablo en el cuerpo.

La primera noche (P.V.eI.).

Las Sorpresas de tía Ana (2) (P.V.e.I.)

Las sorpresas de tía Ana (P.V.e.I.)

Una calurosa noche de verano (P.V.e.I.)

La entrevista y la apuesta (P.V.e.I.)

La nueva (retrato de una obsesión) (P.V.e.I.)

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (10): Intermedio.

Ximena y el pisco sour (1/2).

La Piscina

El mirón

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (9): Nuevas Amistades 3

P.V.e.I: Pianos Lustrosos 7: Nuevas Amistades 1

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (5 y 6)

Expiación de Culpas 4: El origen del juego 2

Expiación de Culpas 3: El origen del juego 1

Expiación de Culpas 1: Confesión

Expiación de Culpas 2: Expiación de Culpas

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (4)

Bárbara

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (3)

P.V.e.I: Pianos Lustrosos (1 y 2)

Bárbara, esposa modelo (2)

Bárbara, esposa modelo (1)