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Estando con casanova (capítulo 6)

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Sexto capítulo.

Pasaron varias semanas desde el estreno, solo nos presentábamos unas tres veces por mes y de alguna forma sentí distante a Alejandro, pero bueno, no lo culpaba, ya que Valdevir no era tan discreto como él, y ya todo el mundo sabía que salíamos, con todo lo que ello implicaba, aún cuando me llenaba de placer ser con él una niña mala de vez en cuando, sabía que de alguna forma algo faltaba en medio de su tosca manera de envestirme cada vez que estábamos juntos, se encargaba de atravesarme por completo una y otra vez cuando se le antojaba, con el podía sacar las ganas cada vez que me quería sentir algo más que una presa, cuando quería tomar el papel de prostituta. Con Alejandro no podía pasar de ser su cena, con él sentía esa complicidad muda de los amantes en cierto modo más elegante y sutil que me hacía sentir algo mejor que una puta, si,  de alguna forma lo extrañaba, por eso de esa misma forma lo sentía distante y un poco molesto.

Esa mañana de día libre antes de la presentación me desperté tarde, pero no importaba mucho, hacía mucho que mi gato había huido, tal vez a casa de un amo más atento que yo, ni siquiera me molesté en encender la cafetera, para mi sola no tenía caso hacer un litro de café y sinceramente no quería gastar un filtro para una sola taza. Deambulando por mi soledad y mi fatídico pensamiento de lo cansada que estaba de escuchar el teléfono para escuchar a Valdevir, estaba sacando una sopa instantánea de la alacena y … ¿el teléfono otra vez?....

_ bueno?... quien habla?...

_ flaca?.... soy yo … vamos por el libramiento doblaremos a la colonia del sol en unos segundos…

_ ¡mamáaa!... – pensé “¡qué demonios hace aquí esta mujer, debería estar en Morelia!”-¿Qué haces en el DF?... pensé que…

_ ¡hay hija!... acuérdate que nos veríamos en tu casa para ir a ver a tu tío Carlos, este mes es su cumpleaños y tu tía Lulú le organiza una fiesta sorpresa… ¿Qué nunca vez a tu tía?...

_ bueno, tanto así como muy seguido no, pero hablo por teléfono con ella a veces y…

_ bueno, no importa, vamos para allá-  y colgó…

¡Maldición!... no solo tenía que gastar un filtro para la cafetera, tenía que ver qué demonios hacer con el desorden de la casa, hacer un almuerzo, tenía que prepararme para veinticuatro horas continuas de familiares con preguntas molestas, por supuesto, yo era la oveja negra solo por no escoger una especialidad en medicina familiar o una licenciatura “decente”, según sus criterios. Lo único que me consolaba era que estábamos en la hora pico del tráfico todo saldría bien tenía cuando menos una hora para preparar lo primero, de lo último en la lista, bueno, nunca estuve lista pero igual aguantaba las indirectas de mi abuela cada vez que decía las mil y un razones por las que yo moriría de hambre trabajando en un teatro (siempre incluía sutilmente mi falta de belleza como si equivaliera al talento).

Lo único que faltaba para ese momento era lo peor, otra vez la falla del agua, se suponía que el intendente la iba arreglar pero por alguna razón de nuevo la bomba no estaba subiendo agua, salí completamente molesta decidida a gritarle al maldito viejo por no arreglar el desperfecto después de haberle dejado un depósito de la mitad del costo de la compostura, bajaba por las escaleras balbuceando maldiciones para el servicio, cuando de pronto choqué con algo extraño en las escaleras, en realidad no era algo extraño era Alejandro; que claro, tampoco sabía qué demonios hacía allí, pero de alguna forma estaba feliz de verlo. Acostumbraba burlarse de mí cada vez que podía, bastaba un habito, o cualquier problema, pero claro, sus ironías sobre el agua eran lo que con todo el dolor de mi corazón tenía que admitir cada vez que me las echaba en cara.

_ ¿habrá algún día que no estés sufriendo por el agua?...

_ espera un segundo…- dije mientras bajaba unos escalones más para recargarme en el pasamanos de la escalera y mirar hacia abajo-¡¡heeh!!.... ¡Panchoo… se te pasó arreglarme la bomba del agua idiota!....

_ ¡jajajajajajajaja!- voltee para mirar cómo se carcajeaba… ¡de mi!...

No sabía qué hacer, de momento recordé que había cortado una relación con él y ahora todo el mundo sabía que era la pareja de alcoba de Juan Valdevir… ¿Cómo terminé en esa situación?, era extraño, al tiempo que se me venía a la mente el hecho de que no quería entrar en conflictos por enredarme con alguien sentimentalmente, y bueno, lo que estaba haciendo no ayudaba mucho que digamos. Era definitivo que tenía que hablar con Alejandro y aclararme con Juan (aun que no creo que hubiera problema con él mientras no le dijera “te amo”, para él esas palabras estaban malditas). Como fuera el caso, estaba en medio de una crisis, mis padres venían en camino y yo tenía la casa hecha un asco, y no era porque fuera desordenada, si no que, bueno, dos semanas de presentaciones y ensayos no ayudaban al cuidado de la casa, y aún cuando tenía mi primer protagónico no ganaba lo suficiente como para cambiarme a una zona mejor, mucho menos para pagar a una sirvienta, pensaba tan angustiosamente en esto que no me di cuenta en qué momento Alejandro comenzó a mirar mi pecho…

_ ¿es común enseñar el sostén en las escaleras en este edificio?...

_ ¡ahhh!, ¡la bata!- se me había desabrochado y dejado ver mis redondos senos, no eran muy grandes pero eso no hizo que el dejara de mirarlos, al contrario, después de que me tapara él seguía mirando como si recordara nuestras “noches locas”, por llamarlas de una manera. Lo invité a pasar, y me disculpé por comenzar la limpieza, procurando que no se sintiera como una visita molesta, lo invité a sentarse una vez que entramos y comencé la conversación tratando hacerla sonar casual.

_ y… ¿Qué te rajo hasta mi humilde puerta?...

_ pensaba que siendo la amante de Valdevir tendrías una mejor posición o de menos redecorarías por aquí…- comenzaba con su maldito genio…

_ Si te molesta la decoración por qué no te largas…

_ De acuerdo, disculpa sí, no estoy acostumbrado a compartir mis mujeres…

_ espera…. ¿a eso viniste?... ¡peor aún!... ¿Quién te dijo que soy “tu mujer”?- escuchando esto se levantó del sofá y sutilmente mirando me a los ojos comenzó a llevarme a la pared donde me atrapó entre él y su enorme cuerpo…

_ ¿Qué te hace ese viejillo que te atrapó?...

_ Él si me deja jugar… no es un controlador como tú…

Tenía mucho de cierto mi argumento, aun que disfrutaba mucho el sexo sensual y erótico de Alejandro, a Juan se le ocurrían cosas más divertidas, como ciertos juegos sexuales y claro, muy frecuentemente me dejaba dirigir, con él alcanzaba a poner en práctica mis más pornográficos deseos pero bueno, lo que le dije lo dejó como helado, creo que no se lo imaginaba o esperaba que para el caso es lo mismo. Su mirada cambió, claramente pude ver que había abierto una herida en su orgullo que difícilmente se cerraría y bueno, lo peor es que su mirada estaba llena de “un no sé qué” que me comenzaba a aterrar, era algo entre furia, excitación y un poco de suspicacia, todo mezclado con su acostumbrada arrogancia que se alcanzaba a ver a través de esa risa maquiavélica.

_ te arrepentirás de lo que dijiste, ¿sabes?...

En realidad, no estaba segura de lo que iba a pasar a continuación y reconozco que me puse algo nerviosa, pensé que se le ocurriría decirle a mis padres mi aventura con Juan Valdevir, y de toda la gente en la tierra ellos eran los únicos que no merecían conocerme en realidad, y es que siempre se comportaban como beatos en la iglesia, lo que siempre me había tenido como una hija pródiga para ellos, sería peor si se enteraban de todo, me recluirían en un convento o en un hospital psiquiátrico, tal vez exageraba pero, no estaba muy lejos de la realidad. El notó mi nerviosismo, porque no paraba de reírse mientras me veía correr de un lado a otro preparando sofás, cobijas, camas, sentía que podía leer mi mente.

En un de esas miradas que se cruzan cuando enfrentas un reto, llamó el portero por el radio anunciando que mi padres estaban abajo, le dije que los hiciera pasar y después intenté que Alejandro se fuera, pero claro, se negó irónicamente burlándose diciendo que deseaba conocer a mis padres, ellos no tardaron en subir, era si acaso el tercer piso donde yo vivía.

_ ¡flaca!... pero has embarnecido hija, ¿Qué nos cuentas?, ¿ya encontraste un buen trabajo?, ¿al fin decidiste encontrar marido?...- dijo mientras veía a Alejandro, lo cual puso en evidencia que el mayor sueño de mi madre era verme casada, con hijos y una espléndida casa, de la cual yo me hiciera cargo… o tal vez en una de nuestras charlas casuales se lo conté como toda buena ingenua.

Definitivamente eso le trajo ideas a la cabeza de un momento a otro y se le ocurrió decir una estupidez enorme.

_ Quería que Emma os lo dijera desde que le pedí que se casara conmigo, pero ella insistió que fuera sorpresa y le diera el anillo cuando ustedes vinieran…

Mi madre escuchó esto que comenzó a gemir de alegría como si tuviera un orgasmo, y a rodear a Alejandro como gallina culeca. Yo por mi parte parecía como si fuera a tener un bebé, o más bien, como si un alíen me fuera a salir de las entrañas, se me bajo la sangre a la cabeza de la impresión, era eso, o ya me había retrasado demasiado en almorzar…

Traté de reponerme con mis dotes de actriz y me encaminé a la cocina y a poner un plato más en la mesa, pues no contemplaba que Alejandro fuera a almorzar, lo cual alcanzó a percibir mi padre, que tampoco perdía detalle de mis movimientos. Durante todo el almuerzo no pudimos dejar de vernos odiosamente y tampoco pudimos dejar de fingir, entre Alejandro y yo, no perdimos un solo instante de intercambiar sarcasmos y m madre no dejaba de interrogarlo, para acabarla le dijo otra gran mentira, que él era Juan Valdevir, lo cual me reveló que no estaba pensando con la cabeza, porque si no, jamás habría hecho algo tan audaz…

En fin, a pesar de mi insistencia casi desesperada por qué no pasara, Alejandro nos acompañó a Cuernavaca, resulta que allí mi bisabuela tenía un rancho, y todos nos reuniríamos allí para esperar a mi tío y darle la sorpresa, pues un también vendrían familiares de otros países, estábamos todos en distintas zonas, y es que todos en mi familia eran “tan exitosos”, que no cabían sus negocios en un solo país…

Sabía que esto sería un desastre, por eso me mostré muy desinteresada desde un principio en todo esto, lo sabía, asistiría toda la familia, en especial mi prima Nancy, la muy bastarda siempre me robaba todo lo que tenía y le gustaba, todo comenzó cuando ella quería una hermosa muñeca de porcelana que mi abuela conservaba en su cuarto, la muñeca era de lo más fino y de verdad una belleza, pero claro, ambas la queríamos, pero mi cumpleaños era primero que el suyo, y yo corría la suerte de ser la primera hija de la menor las hijas de mi abuela, en aquel entonces todavía tenía su consideración, por eso me dio la muñeca, y claro ella no lo soportó, desde entonces su trauma insuperable no le dejaba dejarme en paz, aún después de que mi abuela y mi madre pegaran el grito en el cielo cuando entré a la escuela de actuación.

Cuando llegamos con mis padres ella ya se encontraba allí con mi abuela; se encontraba refunfuñando con su celular por toda la sala, su prometido (que también presentaría hoy ante la familia) estaba atorado en la central de autobuses en México. Mis tíos de Querétaro y también mi tía Lulú habían llegado. Todas las mujeres de la casa, mi abuela, 3 tías, mis primas (incluyendo Nancy) y una sirvienta estaban en la cocina del patio trasero, una de adobe preparando una carne asada, mi mamá no tardó en llevarme a ayudar, mientras mi papá se llevó a Alejandro a poner la carpa para los invitados y los adornos de la fiesta, detestaba esas reuniones porque solo eran para hacer un recuento de los chismes, las noticias del día, si llegabas a una reunión así sin noticias nuevas estabas destinado a ser ignorado y tal como temía, esta vez, no pasaría desapercibida una vez más, mi mamá contó de inmediato que aquél tipo era mi prometido, inmediatamente todas las viejas locas de mi familia se arremolinaron a su alrededor como aves de presa atosigándolo con preguntas, mi mayor alivio sería que lo sacaran de jugada pronto, nadie aguantaba mucho cuando se ponían así, pero el tuvo la templanza de contestar todas sus preguntas procurando ser cada vez más perfecto, y claro para ellas era demasiado perfecto para ser verdad, las criticas no se hicieron esperar, y parecía que eso le divertía; porque no dejaba de hacer uso de sus habilidades masculinas para llamar sutilmente la atención de mis primas, y la buena opinión de mis tías, a Nancy le encantó Alejandro, lo veía con ojos de lujuria, y deseo, y a mi cada vez que se me acercaba como si me encajara dos cuchillas en la frente, no me sorprendería que quisiera hacerlo, la reunión estaba lista, solo faltaba el invitado principal, y todos tomábamos tragos mientras esperábamos. En eso, mi prima comenzó a acercarse a nosotros, se notaban sus pasos, sádicamente seductores y su mirada dispuesta a desnudar a Alejandro.

_ Hola “primis”… ¿Cuánto sin verte?...

_ Hola Nancy, ¿Qué cuentas?

_ nada de importancia, este mes me gradúo de comercio internacional… pero veo que no has perdido el tiempo tu tampoco…_ dijo mirando de abajo hacia arriba a Alejandro, casi desnudándolo…

_ Alejandro… prometido de Emma… es un placer_ estiró la mano para saludarla, ella estiró su mano y él se la besó:

_ ¡¡woow!!... el placer es todo mío…

_ querida prima deberías prestármelo un día para ir al antro…

_ no es un accesorio pero creo que los dos harías buena pareja…le dije muy fastidiada de sus indirectas era obvio que lo quería en sus cama, y bueno, no era que me importara, si no que a mí me chocaba que se pusiera en el plan de la niña sexi y me lo restregara en la cara…

Esa noche, nadie durmió, llegó mi tío casi a las 11 de la noche, y comenzó formalmente la celebración, yo de rato me sibí a dormir y no supe de mi, estaba muy cansada, pero Alejandro se divirtió mucho, todos se pusieron tan ebrios que no se percataron de que Nancy y Alejandro se habían ido también a los cuartos, por alguna razón él estaba un poco pasado de copas (nunca toma de esa manera, pero esa era un extraña excepción). Debo admitir, que esa Nancy tenía el don de la seducción más desarrollado que todas las mujeres de mi familia, y encima de todo había sacado esa innata figura bien formada y delgada que podía enloquecer a Alejandro, una figura elegantemente estilizada; la vanidad de ambos no dejaría pasara esta oportunidad. Ella lo llevó apoyado en sus hombros hasta su cuarto (justamente junto al mío) y lo tiró en la cama, el no estaba completamente inconsciente, al menos alcanzó a decirle “será mejor que pongas el seguro de las puertas”…

Ella se desnudó sin mucho cuidado, hasta quedase en ropa interior para conservar la emoción del momento, comenzó a recorrer su rodilla por encima del pantalón, despacio hasta su bragueta quitó el cinturón y desbrochó el pantalón, luego bajó a sus pantorrillas pera bajar un poco mas y quitar sus zapatos, entonces desde abajo jaló también el pantalón, el alcanzó a sentarse en la cama como intentando decir algo que impidiera lo que iba a pasar pero era demasiado excitante la figura de Nancy, ella para continuar, se puso tras su espalda y comenzó a masajear sus hombros, luego, metió la mano entre su camisa y comenzó a acariciar su pecho, eso definitivamente lo hizo reaccionar y no soportó más, se hincó en la cama igual que ella y la recorrió de los hombros a la cadera, y  la rodeó con sus brazos, puso una mano en su nuca y como haciendo a un lado el cabella ondulado de Nancy, comenzó a besar su cuello mientras le desabotonaba el sostén para sacar sus senos, los succionó, y recorrió con la punta de su lengua, ella comenzó a acelerar su respiración, y sentía como su vulva comenzaba a inflamarse y humedecerse, él con su experiencia de siempre, la lanzó contra el colchón para quitarse lentamente la camisa, después hiso un camino de besos desde sus rodillas a sus bragas comenzaba a excitarse, estaba empezando su erección bien controlada con su malicia de siempre le sacó la braga mientras acariciaba sus piernas hasta las pantorrillas, ella sabía asacar buen provecho de sus pechos, se los comenzó a tocar y a oprimir mientras el comenzó a jugar con su lengua en su sexo, hacía círculos pequeños alrededor de su clítoris para hacerla gemir, ella no dejaba de pedir más, cuando estuvo listo se quitó el bóxer, y se puso de rodilla irguiendo su pene enfrente de ella, si, ella se levantó y se lo chupó todito, lo lamía y lo disfrutaba mucho hasta que no le bastó se acostó en la cama con las piernas abiertas y los brazos sobre su cabeza, y le dijo “foyame ahora chulo”…

Alejandro sin seguir su instrucción se puso en posición de penetración pero no dejó entrar su cosa por completo, solo la mantenía jugando ella comenzó a gemir como una zorra, y claro no soportaba las ganas que tenía de ser foyada, pero él la tuvo jugando hasta que se le antojó comenzar a bombearla, lo hizo esta vez frenéticamente como si algo se hubiera apoderado de él, ella comenzó a gritar tan fuerte que me despertó, aun que Alejandro hiso el intento de ponerle la mano en la boca para callarla.

_ ¡¡shhh!! ¡¡Nos van a oír!!…

Todos los cuartos estaban conectados  pero claro, cuando la maldita zorra puso los seguros de las puertas se aseguró de que la mía se quedara abierta, así pude entrar para encontrarlos en pleno acto sexual…