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Estando con casanova (capítulo 7)

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SÉPTIMO CAPITULO

Está por demás decir que aquella imagen me colmó la paciencia, parece que hasta de adrede prendí la luz para asustarlos, Alejandro no se notaba molesto de ser utilizado por Nancy de esa manera y estaba más que estupefacto.

_ si no han terminado ¿les importaría bajar la voz?... creo que no conviene a ninguno de los dos que todos sepan que se revolcaron…-a Alejandro pareció causarle gracia mi reacción tan poco irascible…

_ natural en ti… sabes cuando ya ni siquiera puedes pelear algo que te he quitado…- dijo Nancy pensando estúpidamente que me importaba ella…

_ ¿ese?... se vino detrás de mi… cuando comenzó a decir que era mi prometido me dio pena ajena y decidí no desmentirlo pero este fue el colmo así que ahora mismo se larga… quédatelo si lo quieres, aquí está su teléfono – le lancé una nota después de haberla escrito - pero te advierto que es igual de chulo que tu mija…. Aun que creo que hacen buena pareja, sé que lo haces solo porque yo lo tengo así que ya tus berrinches no me molestan…- le lancé a Alejandro la bata de baño que Nancy tenía colgada en un perchero junto a la puerta, era rosa con corazoncitos.

Su mirada bajó con disimulo y yo salí del cuarto con Alejandro detrás… envuelto en la bata rosa.

_ la verdad no entiendo por qué te molestas…

_ vamos a aclarar una cosa, no estoy molesta contigo… preferí no comprometer mis sentimientos contigo porque sabía que tarde o temprano iba a pasar algo así… estoy molesta con Nancy porque sé que lo hace por molestarme y lo detesto, por eso quiero que te vayas, esto se ha salido de control… no soporto que andes por aquí diciendo esas estupideces de que me amas y que te casas conmigo porque soy maravillosa… de por si es estresante tener a mi familia encima y ahora tu, y luego Nancy… quiero que se larguen… no… ya sé, mejor me largo yo.

Tomé mi maleta y comencé a empacar, en ese momento Alejandro tomó mi muñeca justo cuando echaba unas blusas a la maleta…

_ perdóname, estaba celoso de ese rabo verde de Valdevir…

_ ¿esa es tu escusa?... ¡me dijiste que no querías nada serio!…

Inmediatamente comenzó una pelea, el no dejaba de decirme que yo lo hacía cometer estupideces, yo por mi parte comencé a pensar que mi vida sexual se estaba mesclando con la personal y no era bueno, pero era algo inevitable. Pasaron seis meces en los que continuaron los encuentros con Valdevir. Con Alejandro quedamos en buenos términos, pero no como los mejores amigos.

Pasó el tiempo y el elenco hiso muchas obras, yo tuve 3 protagónicos en ese tiempo y por fortuna la suerte me empezó a cambiar la suerte. El ultimo día de la última obra pasó por mi camerino un señor de la televisión, Sergio Hernández era un importante productor, me vio actuar y le gusté para una novela; aun que era muy difícil decidí hacer las dos cosas, pero Valdevir consiguió una nueva protagonista para sus obras, o más bien una nueva amante, para mí fue igual de importante que el tomar la decisión de dejar el elenco, así se vino una nueva etapa en mi vida.

Los compañeros me hicieron una fiesta de despedida en un edificio a unas calles de mi departamento, era un edificio mucho más bonito, tenía una terraza desde la cual se veía la ciudad; estaba decorada al estilo tropical combinada con un estilo urbano, no se mucho de diseño de interiores pero era más que obvio que el dueño había contratado uno por que toda su casa era un sueño. Yo sabía que Valdevir no iba a ir, yo ya no era novedad para él, y por supuesto que pensé que Alejandro tampoco vendría pero cuál fue mi sorpresa al verlo entrar por la puerta de la terraza y lo más impresionante era que iba a saludarme… todas las compañeras que soñaban con él se sorprendieron tanto como yo al verlo llegar ya que no era común vero en las reuniones de “la plebe”, el muy idiota vestía como los días que salía a pasear el domingo al parque, unos jeans con una camisa que por supuesto yo sabía que era la más fodonga de su guardarropa, pero claro, era Alejandro, todo le quedaba genial, hasta la bata de baño que le había puesto en Cuernavaca se le veía estupenda.

_ Hola, ¿o debería decir adiós?...

_ Alejandro…-le di un beso en la mejilla de saludo, obviamente estaba algo confundida por su llegada- ¿Por qué viniste?...

_ Bueno, la tele se descompuso… obviamente a despedirme… no veo que te dé mucho gusto que haya venido así que mejor me voy, que te la….

_ ¡no!... quédate, solo me desconcertó tu llegada, no pensé que te importara o… olvídalo, allá están las bebidas, y la comida está por allá… diviértete…

Pasó la noche y él estuvo todo el tiempo rodeado de las chicas el elenco que no dejaban de asediarlo, yo por mi parte estuve toda la noche contestando preguntas sobre la televisora, cosas estúpidas como “¿estás nerviosa por la cámara?”... por alguna razón noté que Alejandro no dejaba de mirarme, quizá porque yo tampoco dejaba de mirarlo, estaba súper la fiesta, pero siempre llega el momento de querer tu respiro, así que salí al pasillo a fumar un cigarrillo, miré el reloj, eran las 2 de la mañana; ya estaba algo cansada y la comida se había acabado, supe en ese momento que la gente se comenzaría a ir, y yo también quería irme tenía mucha hambre, recordé que una cuadra antes de llegar a mi casa había un restaurant que abría las 24 horas, era malo y a esa hora había muchos camioneros pero la necesidad era la necesidad, así que fingí que iba a comprar hielo, lo que no noté fue que Alejandro se despidió y salió detrás de mí, a un distancia considerable me siguió.

Yo me senté a una mesa y pedí mi orden, pocos minutos después escuché la voz de Alejandro…

_ Si no cuidas tu figura te verás gorda en la tele…

_ no me jodas, el hambre es el hambre…

_ no te despediste de mí…

_ ¿todavía quieres hablar conmigo después de lo que pasó?

_ ya te lo dije, me haces hacer estupideces todo el tiempo…

_ por eso me voy… ya no quiero provocar más tonterías, esto se volvió ninfómano…

_ no te culpo a ti, Valdevir es un cerdo… creí que tendrían su noche de despedida…

_ Nuestra noche de despedida fue hace más de 3 meces y lo sabes…

_ ¿quieres que te despida?- le cambió la voz en esa frase, desde que dejamos de vernos sentía que había algo que quería decirme pero nunca ocurrió, parecía que la única forma de comunicarse para ese hambre es el sexo…

No pude negarme, hacía meces que no me echaba un polvo y me moría de ganas, pero las cosas con Alejandro no eran tan directas que con el cerdo de Valdevir, comenzamos a hablar de cine (cine erótico para variar) existe una película titulada, “el amor de Emmanuel”… él decía que esa era la primera película porno que fue a la pantalla grande, yo insistía en que era una película erótica y  que no era la primera, terminamos discutiendo la diferencia entre lo porno y lo erótico… nuestras diferencias guiadas a la insinuación nos hicieron llegar hasta la puerta de un rentero de películas eróticas y porno, pedimos una película. Ya en mi departamento prendimos el DVD, comenzamos a verla con la luz apagada, pero como a la segunda escena erótica, noté que esa era su trampa…

Sentí un cosquilleo detrás de la oreja, eran sus dedos que o tal vez solamente su mirada no me atreví a mirar. Mientras fingía poner atención a lo fascinante que era la escena en que Emmanuelle posesionaba el espíritu de la amante para estar con su amor secreto, el estaba hurgando en mi cabello que caía por mis hombros; no pude hacer más que voltear y apagar el televisor…

_ ¿entonces por eso se descompuso tu televisor?...

_ Muy graciosa…

Me levanté del sofá y le preparé un café frío en la licuadora solo para poder decirle…

_ Enfríate con esto… si quieres dormir aquí tu cama es el sofá…

_ sigues sin tener sentido de la sensualidad… - dio un sorbo al café y lo puso en la mesita de centro, para entonces yo ya había entrado al baño a darme una ducha, el se puso tras la puerta…

_ ¿Puedo ducharme yo también?- su sinuosa voz me hiso comprender a donde iba, yo definitivamente estaba pensando seriamente ¿dejar que las cosas ocurrieran o poner un alto definitivo a esto?... no sabía qué hacer, por un lado me moría por un instante con él, en recorrer su cuerpo, sentir de nuevo esos lunares, cada músculo contraerse en mis manos, nunca lo dije pero, en verdad lo extrañaba y había resentimiento por lo que había hecho en Cuernavaca…

_ lo siento, no tengo batas rosas- le dije cortantemente (insistiendo con lo de Cuernavaca), había dejado la puerta sin seguro, el podía entrar y no lo hiso, y claro, cuando lo conocí era un descarado, se hubiera metido a la regadera conmigo sin pensarlo dos veces para seducirme, pero habíamos cambiado demasiado en seis meces, ambos estábamos en desventaja, yo por mi relación con Valdevir y él por el desliz con mi prima Nancy, porque era evidente que él también se sentía herido, Nancy había sido su venganza… y Valdevir mi despecho de haber escuchado aquella noche sus palabras “no esperes de mi algo serio”, esa era toda la verdad y los dos la teníamos atorada en el pecho, ninguno de los dos quería ser el primero en decirlo, solo por orgullo era todo, la mayor muestra de que ninguno era lo suficientemente maduro para aceptarlo…

Salí de la ducha a punto de llorar, me envolví en una bata de seda, de esas que solo tiene un lazo para abrocharse. Me sentía como si no hubiera entrado a la ducha, todo lo que había hecho con Valdevir, cada encuentro con él en los camerinos, en su departamento, en los hoteles, todo eso me pesaba horrible. Lo miré sentado en los escalones antes que subían a mi cuarto, fue cuando lo noté, el también estaba agobiado, entonces las palabras salieron de mi boca sin reserva alguna…

_ ¿por qué somos  tan orgullosos?...- dije mientras me sentaba a su lado

_ Porque yo jamás le he rogado a una mujer…- el estaba recargando sus codos en las rodillas…

_ Y yo no pienso rogarle a un hombre jamás…- sonreí por la ironía del momento…

_ No necesitamos rogarnos nada por lo que veo…- miró hacia mí…- me dolió que no lloraras por haberme revolcado con tu prima…

_ a mí me dolió que me corrieras de tu departamento nuestra primera vez, por eso creí sentir alivio cuando me dijiste que no sentías nada serio…

_ mentí…- ni siquiera me dejó terminar la “o”…- ¿Qué demonios me hiciste?... no puedo pensar en otra cosa que no sea estar contigo…

Se hincó en frente de mí, deslizó sus manos al ras de mi bata de baño, la hiso bajar hasta la cintura y entonces quitó el lazo, sentí cada recorrido pausado de la bata hasta la precipitación el ella por mis nalgas, sabía que era tu primera vez esa vez, pero hay algo en ti, eres… libre…

_ no te entiendo- le dije casi susurrando…

_ yo tampoco me entiendo cuando estoy contigo…

_ idiota… solo me confundes más y ya no…- me besó en los labios…

Me tomó de la cintura y me cargó, instintivamente yo me abracé de él con las piernas y del cuello con mis brazos y él subió las escaleras directamente hacia mi cama…

_ Olvida a Juan, olvida a Nancy… simplemente olvida todo eta noche, este es el último momento para nosotros, déjalo correr, que corra esto y cuando nos volvamos a ver, que sea la primera vez que nos veamos….

No cabía duda que le apodaban Casanova, esa vez no hubo sexo oral, no hubo una sola posición extraña… solo nuestros cuerpos, parecía recorrer mi cuerpo como si quisiera grabarse cada palmo de él, los besos que ponía en mis senos y en mi cuello se sentían cariñosos, podía arrancarme el alma solo con pasar su labio inferior por mi piel; quise hacer lo mismo, le saqué la camisa playera, yo sentada en la cama y el hincado en frente de mi, se levantó y pude seguir con su cinturón y su pantalón, en fin… lo dejé desnudo y antes de dejar que se lanzara encima lo miré detenidamente, miré su cuerpo moldeado por el escenario, ese cuerpo de actor, delgado y de músculos poco pronunciados, miré su cabello rizado medio largo, su barba poco crecida, me subí apoyada en mis codos hacia atrás, y él me leyó la mente como siempre, sus palmas se hundían en la cama cerca de mis costillas esas cosquillas de su cuerpo rozando el mío me hacían sentir como si se me subiera el corazón…

Me rozaba su pene excitado mientras estaba encima de mi besando mis hombros mi cuello, mis brazos estaba apresados por los suyos, yo solo podía tenerlos en su pecho, pero estaba bien, así podía sentirlo latir, podía sentirlo sudar mientras sus manos recorrían mi espalda, de pronto se incorporó se puso casi en cuclillas su fuerza me arrastró junto con él abrazada con mis piernas pude por fin sentir su pene entrar en mi junto con una electricidad desde mi pelvis, yo me estaba arqueando, sentía que mi cabeza podía llegar a tocar el colchón aún cuando él me tenía tomada por la cintura…

Durante ese momento fui a mi ritmo, subía y bajaba mi excitación, pero no alcancé mi orgasmo hasta que él  me acostó delicadamente en la cama y empezó a bombear entonces comencé a sentir como me perdía en nuestras respiraciones, dejé en paz la colcha que había estado apretando para sentir su espalda, su cintura, en ese momento me arrepentí de no tener uñas para arañarle…

Comenzamos a movernos como locos en la cama yo no podía dejar de gritar que estaba perfecto…

_ ¡así!.... haaa ¡así!...

Me olvidé del temor de ser rechazada… me lo comí vivo, la magia no durmió esa noche como dice la canción.

Amanecimos desnudos abrazados en la cama haciendo cuentas dormí como cuna hora, quería quedarme toda la mañana pero eran las 12 del día, tenía que estar en el aeropuerto en 2 horas. No quise despertarlo, no podía dejar de verlo mientras preparaba mi maleta, me moría por darle un beso ya no tenía miedo de decirle que lo amaba, pero ya era tarde, le escribí una nota para despedirme y le dejé dicho a la casera que él se quedaría un rato para que no le diera un mal trato y salí a pedir un taxi.