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Sexo para acompañar IV

en Grandes Series

Cap. 4

El Zilch era un bar en una casa antigua, estaba lleno de fotografías de luz y arte pop, la decoración bastante buena ni muy ostentosa pero tampoco de mala muerte, me gustaba porque teníamos lugar en donde charlar, en donde bailar y en donde tomar tranquilamente y vendían comida lo que fue un alivio esa noche, había huido prácticamente del cuarto de Ricardo y me encontraba rogando por regresar el tiempo, tal vez había sido un error darle la receta de mi orgasmo, tal vez él era de esas personas que funcionaban mejor sin una clave para todo, pensaba que lo mejor sería no volver a verlo, después de todo no lo volvería a ver y se olvidaría todo por parte de alguno, el hecho es que tenía que armarme de valor, faltaba menos de un mes para que el tuviera que regresar a argentina, y yo siguiera con mi vida, definitivamente tenía que parar esto, se estaba volviendo personal y la mejor prueba era que me estaba importando demasiado el incidente de aquella noche.

Llegué temprano a la cita, lo cual no suelo hacer cuando se trata de entretenerme, en el trabajo y en cosas de compromiso fuerte solía ser muy responsable y dedicada, dejando en segundo plan siempre al entretenimiento y el despapaye (en México se le llama así al festejo desenfrenado o hacer mucho ruido), fue por eso que Diana en seguida comenzó a hacer preguntas, sin duda ya sabía de Ricardo, y decidí ponerla al tanto mientras llegaban los demás, lo cual fue rápido, ella me dio la razón al expresarle mi sentimiento de haber cometido un error, pero me dijo que si no tenía importancia para mí como pareja sería mejor pues que lo dejara así. El motivo de la cita era que quería pedirme un concejo…

_ Como vez… tu sabes que tengo mucho tiempo de salir con Guillermo, quisiera siempre llevar la relación a otro nivel pero el sigue con su dicho “sin compromisos”… ¿qué hago?, no quiero dejarlo ir pero, si no me da una señal pronto de que me quiere mi paranoia me va a volver loca…

_ ¿paranoia?- dije un poco asustada, pensaba que mi amiga era de buen juicio…

_ no es lo que piensas tonta, es que últimamente no sé si es mi imaginación pero lo he notado muy raro, no sé si discutirlo con él pero hace más de una semana que no me contesta el celular…

Inmediatamente  supe lo que era, pero no estaba segura de decírselo, para mí el golpe fuerte fue ver a la mujer que me enseñó a ser cabrona convertida una enamorada mujer para un solo hombre… pensé que no mi situación fue más que esperada, ya que por muchas cuestiones de creencias en mi pueblo natal Uruapan, es común que las mujeres se casen jóvenes, la mayoría de la edad de 15 años en adelante, yo habiendo terminado la universidad a los 25 sin señas de casarme algún día, me sentí algo preocupada, como ya había dicho antes, la urgencia más que el amor me hicieron querer a Víctor, pero el caso aquí era que mi amiga Diana, la experimentada, la que llegó dos años antes que yo a la ciudad, quien fue abandonada por su familia a los 18, y desde entonces se vio en la necesidad de vivir de sus novios para conseguir sacar la carrera, ella, enamorada, si, enamorada…

Esa noche no la puedo describir con otro adjetivo que no sea Sorpresiva, estábamos bebiendo y bailando tratando de eliminar las penas, nunca nos excedíamos pero aun así éramos unas bombas cuando se trataba de reír como una loca y gritar, nos gustaba dejarnos llevar por el ritmo mientras dejábamos a los sentidos bolar entretenidos con los buenos chicos que se animaban a entrar en la pista con nosotras, los roces y las caderas de nuestros acompañantes nos dejaban exhaustas, solo con ella podía comportarme así, ni siquiera con Eduardo que lo tenía considerado como alguien muy confiable… me encontraba pensando ultima mente mucho en él, como si en cualquier momento fuera a recibir una noticia de él, el corazón me saltaba solo con ver su imagen en mi mente, en seguida la imagen que saltaba en mi atención era la de él encima de mí, depredándome, haciéndome sentir como nunca sentí el sexo, me preguntaba cómo sería el sexo no por negocio con él.

Una sexy pieza comenzó en la pista de baile justo minutos después de que Diana y yo nos fuimos a sentar, yo me giré hacia la pista en la barra mientras esperaba mi agua mineral con hielo y lo vi, bailando con una mujer que rondaba por los cuarenta y tantos, la mujer desencajaba en el lugar pero él estaba en perfectas condiciones aún más que cuando lo vi la última vez, no pude evitar embobarme mirando a Ed, al punto que Diana tuvo que golpearme el hombro, para atraer mi atención y poder dejar de mirarlo tan insistentemente…

_ ¡¿no le arruines la chamba quieres?!- quedé asombrada…

_ ¿sabías que estaba en la ciudad?....

_ ¿recuerdas a su hermana, la que nos prestó la casa de playa azul?... tiene factura de fémur, vino por ella para llevarla a Pátzcuaro unos meces, el médico le recomendó reposo… está buscando alguien confiable para que la cuide… ¿quieres el empleo?...

Por supuesto que no me atrevería a cuidar a alguien en ese estado sin ser yo enfermera, la miré con irremediable gesto que decía “estás loca, claro que no”… me fui con mi agua mineral fuera de la vista de los tres personajes de aquella escena, obvio Ed no me alcanzó ni hizo lo posible por buscarme después, no era que no estuviera enterado de mi presencia en el bar, es solo que un acompañante de su categoría no puede tener amigas ni conocidas en pleno servicio, a la noche siguiente fuimos al corazón parlante, tenía tantas ganas de un pastel de zanahoria que venden en ese café lo demás, era por que pedí a Diana que habláramos de Guille esa mañana me enteré de muchas cosas (la mayoría de Víctor), quizá la más impresionante fue la sorpresiva noticia de que Guillermo se casaría con una modelo, no era modelo famosa, pero modelo al fin…

Cuál fue mi sorpresa cuando en lugar de mi amiga llegó el amigo, si, era Ed, quedé estupefacta y tan nerviosa como si tuviera la habilidad de leer mis pensamientos, tenía miedo de que supiera que tenía sueños húmedos con él, que me había tocado tan hondo que ni siquiera Ricardo me lo sacó de la mente…

Me saludó con alegría, con la alegría de un viejo amigo por desgracia, quise concentrarme en la conversación sobre su hermana, el problema no era que estuviera desguinzada, el problema es que como instructora de baile, era difícil dar clases en ese estado, así que se prestó como instructor interino por eso iría a Uruapan, cada semana la chica daba una clase de baile de salón en la casa de la cultura, rápidamente en la conversación salió a relucir que el baile no es mi fuerte, mucho menos el baile formal que suele haber en las fiestas del trabajo de mis padres, desde que cumplí los 14 mi madre comenzó a planear la fiesta de 15 y definitivamente el vals fue un desastre, bueno para ella, a mí me pareció gracioso cuando la crinolina del vestido salió debajo de él. Ed me replicó que no era posible que no supiera bailar, me dijo que tenía buen complexión y gracia al caminar, a pesar de que le dije que eso no significaba que fuera buena bailarina el insistió, y usó ese pretexto para invitarme a bailar aquella misma noche.

No nos vestimos demasiado elegantes, un vestido y unos zapatos de medio tacón con un ligero toque de rubor que combinara con los labios enrojecidos y el delineador que levantaba las pestañas, nunca necesité levantarme las pestañas, solo me alarmó la definitiva sensación de placidez que me invadió al verlo llegar a mi puerta con un traje sencillo negro de pantalón holgado estilo 40’s, tenía los mismos gustos que yo, al ponerme el abrigo y salir a su encuentro noté que el auto de Víctor estaba estacionado enfrente, quise no ponerle importancia.

En la pista de baile él se comportó como un caballero, me sorprendió darme cuenta que lo hacía inconscientemente  todo el tiempo, llamaba la atención de cuanta chica entraba acompañada o soltera, cosa que por alguna razón a mí me costó trabajo de hacer inclusive en mis años mozos, no era que estuviera vieja pero, ya no era la chica coqueta de 18, me dejé llevar por su dirección de bailarín casi experto, no tenía pasos impresionantes pero su firme mano en mi cintura lograba guiarme a la perfección, por otro lado me llevé la sorpresa de que no paraba de mirarlo y no parábamos de reír cada vez que me equivocaba… la velada fue romántica a pesar de que nunca se tocó el tema de lo mucho que deseábamos tener una cama cerca, se sentía en el ambiente, se ofreció llevarme a la casa, pero a la salida noté nuevamente el auto de Víctor, Ed me notó distante en el camino de regreso, no podía dejar de mirar alrededor si no veía el auto, en efecto, nos estaba siguiendo, en lo único que podía pensar era en la vergüenza que sería una escena de celos, lo vergonzoso de que se enterara Ed que ese tipo no superaba lo del rompimiento de nuestro compromiso.

A pesar de que le extrañó que insistiera y con todo el dolor de mi corazón tuve que decirle que me dejara una cuadra antes, le pedí que no me preguntara, era un asunto que tenía que resolver sola, con mirar extrañada y tal vez un poco de desconfianza me dejó en la esquina, caminé como si nada, esperando el momento en que llegaría Víctor a decirme algo relacionado con nuestra relación, pero obvio llegué a la puerta del departamento y no pasó nada, justo cuando comenzaba a pensar que pude haber dejado entrar a Ed sin problemas y pasar un divertida noche, sentí una mano jaloneando mi brazo entre palabras hirientes…

_ ¿seguro que el que echó a perder la relación fui yo?... o ya salías con ese antes de que rompieras tu compromiso…- cuando me volteó a la fuerza sus ojos estaban rojos y despedía un olor a alcohol y cigarrillos, además de mirarse en un estado deplorable…

_ ¿¡¡¡qué demonios te pasa Víctor!!!?- dije forcejeando para quitarme sus manos de los hombros…

_ ¡respóndeme zorra!- dijo gritando en mi cara…

El mismo forcejeo nos fue situando en una posición desventajosa para mí, estaba contra la pared y él me había prensado de manera que difícilmente podría escapar por mi cuanta me, sentí su pecho prensándome y sus manos iban obscenamente hacia mi entre pierna, fuera de disfrutar tal hecho, me lastimaba, comencé a sentirme ultrajada, por más que intenté quitármelo de encima parecía un energúmeno, no pude, se me formó un nudo en la garganta que ahogaba mis gritos de ayuda…

_ Abre la maldita puerta, necesito una puta esta noche…

Yo voltee hacia las escaleras lo único que se me ocurrió fue arrojar las llaves a la planta baja para que no pudiera entrar a mi casa… escuchamos el ruido de las llaves después del cual vinieron de mis labios las palabras “tu puta no seré yo…” tras las cuales le escupí la cara… era lo único que podía hacer sentía la resignación de que no acudían en mi ayuda pero al menos dejaría en claro que prefería morir a permitir que un hombre me violara… él se enfureció aún más, me dio un golpe en la cara que me mandó al piso cerca del barandal del vano, cuando mi cabeza golpeó los barrotes de madera, noté un sombra que subía, luego de subir las escaleras se dirigió certeramente adelantando el puño hacia Víctor, era Eduardo que se había quedado preocupado por casualidad la vecina de abajo le abrió la puerta y ya había llamado a la policía, Víctor no se conformó con el golpe aun que lo dejó un poco desconcertado, logró incorporarse, forcejearon unos segundos en los cuales también Ed se llevó un puñetazo en la cara, pero al fin logró echarlo por las escaleras hasta la calle donde iban llegando ya las patrullas…

Nos llevaron al ministerio público para tomarnos declaración allí mismo me preguntaron si quería levantar una demanda, así que lo hice pensando en lo que me pudo haber hecho, nos entretuvieron hasta las siete de las mañana, Ed todo el tiempo se mantuvo conmigo y me acompañó hasta mi casa, en todas esas horas ni siquiera me atreví a mirarlo a la cara, estaba avergonzada, me sentía impotente por no haber podido defenderme, incluso al entrar en la casa él tuvo que abrirme la puerta, temblaba sin aparente remedio posible. Amablemente Ed me llevó hasta mi habitación donde me dejé caer en la cama, me quedé pensando sin parpadear con la mirada perdida, de pronto sentí el peso de Ed sobre la cama, se sentó junto de mí y entonces, rompí a llorar…

Desperté casi a las seis de la tarde, con los ojos hinchados, despeinada y todo el rímel en la cara, solo me consoló encontrar a Eduardo dormido a mi lado con el su golpe en la nariz, no quiero que piensen que me sentí mejor por ver el golpe, me sentí bien de estar con él y no con otro, era simplemente eso, que estuvo conmigo sin reprocharme la situación ni sus pérdidas y lo amé por primera vez, sin consumar un solo acto sexual o recibir un anillo… lo amé pero no quise decirlo, quería ese sentimiento solo para mí por ahora, decidí dejar correr las emociones y me levanté con cuidado de la cama con un deseo aún más fuerte de saber no solo como tenía sexo, no quería saberlo, me lo dejó claro más de una vez, yo lo que quería saber más que nada era como hacía él el amor, como desbordaba todo su deseo hacia una mujer, si esa mujer podría ser yo…