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Robert el cazador (4)

en Grandes Series

Parte 9: un clavo saca otro clavo.

Conocí a Alejandro en el servicio social, él solía ser del departamento de sistemas y yo estaba en el departamento de diseño desahogando trabajo, como dos veces me arregló la computadora, comenzamos a charlar estando solos en una sala asignada para todos los de servicio.

Al principio era callado, a pesar de sus 22 se veía mayor, tanto que al principio yo pensé que él estaba trabajando allí, pero no, así me percaté que el mismo era un joven bastante guapo y bueno, diferente a todo lo que yo había conocido, no sentía por él nada romántico, solo que me daba ternura, alguien como él merecía una buena mujer, pero casualmente cierto día me pidió una cita… una cita, hacía tanto que no escuchaba esa pregunta.

Recién estaba cumpliendo los 20 años, pensé, ¿por qué no?... quizá ahora no lo tomaba en serio pero lo mejor que podía hacer por el respeto que tenía hacia él, era tomar en serio sus sentimientos, mi vida se empezó a tornar más parecida a lo que es la vida de una universitaria común, solo quedaba mi callo de mujer vivida, por alguna razón no podía dejar de predecir lo que haría Alejandro, cada vez que me regalaba una rosa en nuestras citas llegaba a casa y la ponía en un jarrón, sin cambiar las flores que se iban marchitando, lo hicimos como después de casi un mes saliendo juntos, estábamos en su casa, vivía en un departamento un poco menos viejo que el mío, era ordenado y su cuarto tenía baño propio, bastante cómodo, me abrazó con ternura primero, acarició mi cabello, estaba temblando, me pareció lindo, días antes había estado como loca rogando por sexo pero apenas me tocó Alejandro esa vez entré en un pequeño letargo, mi pecho se tranquilizó, era un amante devil, como alguien que solo intentó complacerme en todo momento y al final no estuvo mal, pero no fue… no fue como esperaba, aun que sentí que era bueno, por algo teníamos que empezar, casi no sentí cuando me penetró solo una caricia leve, solo sentí rico, me dejé llevar como las veces inútiles en que me masturbé como loca pensando en Robert, me relajé un poco, pero él fue el único que se tumbó exhausto en la cama, y yo solo me aferré a su pecho pero sin más sopor que las ganas de dormir y no pensar en nada más.

_ Me encantas Claudia, te amo…

_ no digas esas cosas a la ligera…

_ Me gustas mucho… quiero andar contigo… ¿tú no quieres andar con migo?

_ Yo… yo no quiero andar con nadie Alex…

_ Sé que te irás, pero podemos intentarlo… eres una mujer maravillosa, bien vale la pena…

Sabía yo que sus palabras no eran más que una ilusión…

Después de eso, seguimos saliendo, pensé que sería mejor hacerme la desentendida, y hacer una poco de las cosas que me había perdido desde la preparatoria por salir con hombres mayores. Probablemente piensen que es una estupidez pero, caminar de la mano con tu novio es una experiencia valiosa, lo comprendí con Alejandro, me sentía un poco más querida que con Robert, ese deseo carnal por alguien, esa sensación de hacerlo con la necesidad de cuidar a la otra persona, no es que no quisiera a Robert, pero Alejandro me daba ternura, Robert era simplemente una locura, ahora parecía un sueño aquellos tres meses que viví con él.

Quizá todo estaba mejor así, de vez en cuando Alejandro quería hacerlo conmigo, lo sabía cuándo me invitaba a su departamento, arreglaba el sofá con una cobija encima para no dejar manchas y rentábamos una película romántica… En ciertas escenas me acariciaba la oreja y la nuca, a veces me soplaba para jugar, las primeras veces decía que era solo para convivir, aunque yo sabía que terminaría metiendo sus manos entre mi ropa, y casualmente tendría un condón en el bolsillo del pantalón.

Parte 10: Insuficiente…

Cumpliendo un 6 meses de salir con Alejandro, su actitud había cambiado un poco, quizá la mía, de vez en cuando sus piropos y sus caricias melosas se me iban haciendo intolerables, entonces me percaté de dos cosas, una, no me gustan los hombres sensibles con corazón de pollo como Alejandro, y dos, estaba haciendo una estupidez saliendo con él… a pesar de que no era mi tipo el hombre era bueno y yo… yo bueno, yo estaba demasiado vivida para él, empezó a dejar algunas actividades para estar conmigo, y en los finales supe que tenía demasiadas faltas en la escuela… Empecé a asustarme… me sentí como una madre enterándose que una mala mujer está acechando a su bebé… lo peor es que la mala mujer era yo.

Quería hacer las cosas bien, sobre todo decirle de buena forma que lo nuestro no podía ser, esa tarde él mismo como tentación me envió un mensaje:

“¿puedo verte hoy?... abrieron un nuevo café… ¿vamos?”

Estuve casi 30 minutos en la escalera sentaba pensando en una respuesta… al final quedamos a las 6 afuera del teatro principal de la ciudad, mientras me estaba arreglando mi celular sonó… Tomé el celular mientras trataba de no derramar el delineador líquido…

_ ¿hola?

_ Soy Robert… ¿cómo estás? – ¡qué demonios!... la sangre se me fue a los pies y las manos comenzaron a sudarme…

_ ¿Qué quieres?

_ ¿sabes que soy el nuevo coordinador de extensión de la división de inglés?

_ ¿y que con eso?

_ Tengo en mis manos una solicitud de intercambio a New York… y también tengo la respuesta de la Honorable academia… ¿quieres saber qué dice? – de acuerdo, doble sorpresa… ahora no solo me estaban sudando las manos, estaba a punto de darme una diarrea mental agónica.

_ ¡Maldita sea Robert… ve al grano de una vez!

_ Te veo en el Bar de “La clave azul” en media hora… quiero hablar contigo.

_ No puedo, ya tengo una cita, y es importante.

_ ¿quieres irte a New York?... ven a la clave azul…

Parte 11: Soy la peor persona del mundo

Sé que deben estar pensando. Si, llegué a la clave azul con la firme convicción de terminar con Robert en 15 minutos y correr al teatro como chica enamorada… Ojalá un autobús me atropellara al cruzar la calle como a la chica de los amantes del círculo polar.

Realmente este hombre era astuto, La Cave Azul es una cantina de las mejores, sirven desde cerveza hasta Mojitos Cubanos, la botana es espléndida porque es más una comida que botana, y el ambiente es tan agradable. Está en uno de los callejones más escondidos de Guanajuato, es de esos lugares que no te topas por casualidad a menos que lo busques, suelo pensar que es un magnífico refugio para hablar de cosas indiscretas, por eso, supe que ese era su plan, no estaba segura si me seduciría… aunque no era mi mayor preocupación, por alguna razón estaba nerviosa, mis manos estaban frías, mis pies también, estaban temblando, me faltaba el aire, comenzó a nublarse el clima… Entré y el de la barra me hiso una seña, Robert me esperaba en una hala del lugar, bastante privada, hasta tenía su propia entrada y una puerta directa a la cocina, ahora yo de 20 y el de 30, estaba igual que siempre, bueno, no hacía menos de dos días lo había visto en la escuela con la lapa de Olga. Estaba de espaldas mirando hacia la ventana, fumaba un cigarrillo y tomaba un mojito.

_ Listo, querías que viniera, aquí estoy – Dije al pie de la mesa, sin decir otra cosa, sin sentarme.

_ No estás en la guarida del Lobo, baja la guardia – me dijo haciendo un ademán para invitarme a sentar…

_ Tengo 15 minutos – dije sentándome

_ ¿Var a verte con el idiota de tu novio?

_ Ese no es tu maldito problema…

_ Veo que ya no me habas como a un maestro… bueno, al menos me ves más como un hombre que antes – dijo entre dientes, encendiendo otro cigarro – aunque no como el hombre que yo quería que me vieras… debes pensar que soy un patán idiota.

 _ Más o menos… si… algo así – dije con mi cara de ironía…

_ Eres lo más cercano que he conocido al amor Claudia – dijo mientras el mesero llegaba con un plato con papas adobadas y un Blody Mery para mi… este cabrón se había tomado la libertad de pedir por mí – por favor… nos trae otra bebida cuando se acabe ¿quiere? – el mesero asintió y nos dejó.

_ te digo que no me puedo quedar…

_ Y yo te digo que le digas al niñato que tienes por novio que vas a llegar tarde… Esto es algo que tenemos que hacer…

Tenía razón… pero:

_ dices todo a la ligera… no entiendo cómo puedes ser un maestro… eres un bebedor, un mujeriego y un sínico… no me apetece seguir tu ejemplo.

_ yo solo digo lo que vale la pena decir… No me arrepiento y no retracto nada de lo que digo – se escondió detrás de su cigarro dándole un sorbo… luego echó una cortina de homo – en cambio tu… eres más complicada, pareces una niña a veces, desamparada y frágil, luego una mujer testaruda y fuerte… a veces no sé si te haces la tonta para engancharme, pero eres más mujer que niña, de eso estoy seguro.

_ ¿a qué quieres llegar Robert?

_ Primero pensé que todo esto de tu cambio y ese aire nuevo de madurez era una faramalla… estaba convencido cuando me viste con Olga en el bar…

_ ¿crees que el mundo gira entorno a ti?

_ Exacto… estaba siendo demasiado soberbio… después de todo te pedí que vinieras a mi casa y nunca fuiste… después… te vi con ese muchacho, a veces me pregunto si te hace las cosas que yo te hacía… ¿sabe acaso dónde va su verga cuando lo hacen? – su risa irónica me cabreó…

_ No estamos juntos por sexo Robert, esta conversación no viene al caso…

En eso se escucharon las primeras gotas de lluvia, había un aguacero allá afuera.

_ ¿ves?... incluso tu estas consciente que no es su fuerte, esa área no le compete a este chico…

_ ¿Para esto me llamaste? … me amenazaste por esto…

_ ¿por qué no me dices que me amas?

_ Maldito arribista – se me hiso un nudo en la garganta… ¿qué esperaba este imbécil?... que le dijera como colegiala enamorada que está en mi piel grabado como las estelas de las ruinas…

_ ¿por qué no dices nada? –escuché esto de él y yo desvié la mirada, mis ojos vidriosos ahora eran los que querían llover…

_ Tenías una relación cuando me llevaste a tu casa ¿verdad? – me pude tranquilizar, logré que mis lágrimas se quedaran dentro – después de dos meses que salí de tu departamento me di cuenta… pero de algún modo no me sorprendió… después de todo era parte del trato que jamás dijimos… no lo dijimos pero se daba por hecho… una estudiante de 19 años no podía esperar más de un hombre que ya lo tiene todo… yo soy una niña comparada con tus diez años de más…

_ ¿y qué puede esperar un treintañero de una mujercita que tiene toda la vida por delante?

_ hablas como un anciano de 60…

_ Tampoco soy un jovencito, tengo un trabajo, una vida tranquila, una rutina aburrida de adulto, tú estás creciendo – sin darme cuenta ya venía la segunda ronda – Un día estoy pensando que solo es mi ego el que me arrastra a querer atormentarte y ahora me llega tu solicitud de intercambio… me doy cuenta que no voy a poder seguirte – sacó otro cigarro – lo que es más… me percato de que no me importa tu perrito faldero… no es el viaje, el chico, tu actitud mucho menos… te pasa lo mismo ¿no?

Mi silencio lo dijo todo, me conocía perfectamente bien… estaba lidiando con muchas emociones, en ningún momento pude calentar mi manos y mis pies, tenía frío… quería hablar bajo, pero mis palabras, las sentía torpes, mi respiración era la culpable.

_ Nunca me reclamaste nada de Olga, en cambio ella… a cada momento se comportaba como una celadora de cárcel, reprochaba todo, siempre me han molestado las mujeres complicadas…

_ Todas las mujeres somos complicadas…

_ Siempre me cogí a Olga pensando en ti… primero sirvió… pensé que una relación realista y con alguien de mi edad era lo necesario para olvidar esta locura… pero solo llegué a un callejón sin salida donde ya no soportaba si quiera escuchar su voz diciendo mi nombre… Supongo que también debo ser mujer, últimamente estoy tan complicado como una…_ Eso me hiso reír… _ Apuesto a que tú también nos comparas todo el tiempo… solo que yo soy el que sale perdiendo, Le doy clases a Alejandro en tercer nivel de inglés… Es un estúpido, pero nunca te haría un mal, es buen muchacho… aunque eres demasiado para él, me dio coraje haberte dejado ir pensando que eras demasiado para que ese pendejo te encontrara como quien recoge un billete que yo perdí…

_ Bueno... siempre he tenido mal ojo para los hombres… si no son patanes, están idiotas… o ambas…

Dije eso mirándolo fijamente, insinuándole el insulto… Me levanté… iba a poner en la mesa un billete.

_ No… no pagues – dijo Robert empujándome la mano – es mi regalo… felicidades, en un mes te vas a New York…

_ Pero no quiero comprometerme a nada contigo…

_ No lo haces… tampoco quiero que lo veas como una indemnización – metió la mano a su bolsillo, me dio un sobre – cuando te marquen mañana para avisarte, procura sonar sorprendida…

A penas atravesé el portal de La Clave Azul, sentí la lluvia fría caerme por la espalda y los hombros, mis ojos dejaron de contenerse y lloré todo el camino, llegué al teatro cuando la lluvia y mi corazón se habían calmado… estaba completamente solo ese lugar, ni un alma, era de esperarse, miré mi reloj, eran las 7:36… dicen que una dama siempre llega elegantemente tarde, pero yo me pasé de elegante por una hora treinta minutos. En mi celular había como diez llamadas perdidas de Alejandro, le regresé la llamada inmediatamente…

_ ¿Bueno? – dije apenas contestó – perdón, se me hiso tarde y me agarró la lluvia… perdón…

_ ¿Estás bien?... si ya llegaste a tu casa deberías bañarte, no vayas a resfriarte…

_ quise llegar a buscarte – me reí como estúpida – pero nadie espera por una hora y media a una chica…

_ hahahaaa… no… tontita – sonaba triste y resignado, me sentí muy mal – pensé que igual se atravesó algo, y vine a casa para buscar el teléfono de Tovar para preguntar si sabía algo de ti…

_ Perdóname Alejandro… soy la peor persona del mundo…

_ No te preocupes, siempre pasan accidentes… no te preocupes, mejor ve rápido a cambiarte o te vas a enfermar…

Definitivamente era una mala mujer que le estaba viendo la cara a Alejandro… eso era lo peor, hasta hice una cita para romper con él y lo dejé plantado para ir con mi amante a beber… me sentí una desgraciada zorra…