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La Fiera 2

en Sexo con maduras

LA FIERA

 Como nunca Maria anda de mal humor, le ha tocado mas trabajo que nunca y literalmente multiplicarse para atender todos los problemas que se presentan día a día en especial en esta temporada. “Este idiota, pidió permiso un par de días y ya lleva una semana sin aparecer” se queja continuamente. La razón de sus lamentos es que su capataz, Ramiro pido permiso para atender unos asuntos personales, pero debió regresar hace varios días.

Maria se dirige al pueblo cuando de improviso se da cuenta que Ramiro esta conversando con alguien en los establos, ella se detiene en el acto y va a hablar con él. “¿Donde rayos te habías metidos, dijiste dos días ya va una semana?” le dice evidentemente molesta, los presentes están atentos a la discusión pero cuando Maria les lanza una fría mirada de inmediato se ponen a trabajar. “Necesito hablar una palabra con usted en privado” le dice él con su poderosa voz.

Ambos van al pueblo ya que Maria necesita una mano para cargar su camioneta con provisiones. Apenas llegan Ramiro de inmediato atrae la atención de las mujeres, es un tipo joven y muy apuesto aunque a veces se le suben los humos a la cabeza. Mientras Maria hace las compras en la ferretería y en la veterinaria, él se dedica a coquetear con unas chicas que van pasando. Su aspecto, ojos verdes y sus músculos “de trabajo no de gimnasio” como dice él sumado a su encantadora personalidad lo han convertido en todo un conquistador con las damas, salvo Maria que no duda en bajarle los humos. “¡Oye Don Juan ven acá y ponte a trabajar después te diviertes!” lo llama y él calladamente hace lo que le ordenan.

Cuando vienen de regreso Ramiro le explica la situación a Maria. “Pues conseguimos acordar el reparto de tierras con el resto de la familia y a mi me tocaron unas hectáreas, por desgracia eso significa que...”, “deberás dejar Los Manantiales” replica ella. Es una pésima noticia, perder a su capataz a estas alturas de la temporada es malísimo ya que Ramiro se hace cargo de ver el tema de la cosecha mientras ella se ocupa del resto, “que demonios, pues bien que le voy a hacer, lo único que te pido es que al menos elijas a tu reemplazante hoy” le pide Maria, “no se preocupe señora así lo haré”.

La relación entre Maria y Ramiro siempre ha sido de respeto y de trabajo pese a los 18 años de diferencia entre ellos, sin embargo en ocasiones ambos se han enfrentado y han sido discusiones sumamente ásperas. Ramiro tiene su carácter y a veces le molesta que una mujer le de ordenes y Maria lo sabe, por ello a veces refuerza su autoridad y le deja en claro quien manda en la hacienda, “¡si no te gusta te puedes ir!” le dijo en una ocasión. La arrogancia es la peor característica de Ramiro que llego siendo solo un muchacho a la hacienda y pronto se gano un puesto a base de duro trabajo.

Hace un par de años Maria lo nombro capataz pese a ser muy joven, sin embargo todos respetaron su decisión y la apoyaron, Ramiro pronto demostró que Maria tenia razón. Es trabajador y empeñoso, siempre atento a los detalles y se lleva bien con los trabajadores que lo respetan casi tanto como a Maria. Pese a todo Ramiro igual ha tenido problemas en la hacienda y el episodio con Joaquín fue solo un ejemplo. Sus aires de galán le han jugado en contra y en una ocasión quiso aprovecharse de una muchacha que trabajaba ahí. Cuando Maria supo de lo sucedido Ramiro entendió por que le dicen la Fiera y ella amenazo con mandarlo a la cárcel si no se disculpaba, “en el pueblo haz lo que quieres pero en mi hacienda te comportas, unas más como esta y yo misma te iré a dejar a la cárcel”.

La noticia que Ramiro deja Los Manantiales se esparció como incendio en un polvorín. Cuando Maria fue al pueblo de nuevo le preguntaron si era cierto y ella confirmo la noticia que había llegado solo como rumor, “que pena es un buen tipo” dicen algunos. Las mujeres son las más tristes y Maria escucha a alguna hablando de la posibilidad de hacerle una despedida “especial”.

En la hacienda Ramiro aprovecha de despedirse de los trabajadores, todos se lamentan y de paso Ramiro empieza a buscar a su sucesor que él mismo le presenta a Maria, es don Esteban, un trabajador ya con años de experiencia que llego con Maria a la hacienda, ella lo tenia en cuenta para el puesto así que quedo muy conforme con la elección.

“¡Bien en vista de que se va uno de los nuestros!” dice Maria a sus trabajadores, “¡dejaremos de trabajar temprano y le haremos un asado de despedida!”, de inmediato se escucharon los vítores, de vez en cuando Maria muestra una faceta más amable, “¡con la condición, que esto no termine en borrachera no los quiero con resaca mañana!” agrega ella provocando las risas de todos.

Rápidamente los fogones fueron encendidos y en poco rato se siente el aroma a carne asada en el lugar. Casi todos llegan y las copas de vino y cerveza comienza a circular. Los brindis van y viene, hasta Maria se toma sus copas aunque con moderación. Las anécdotas empiezan a salir a la luz y Ramiro se sonroja cuando le recuerdan sus inicios en la hacienda y las metidas de pata que tuvo en su momento, situación que lo hace sentir incomodo y hieren su orgullo.

La despedida se extendió hasta bien entrada la tarde, casi hasta la noche y algunos están más que dispuestos a seguir en el pueblo compartiendo más copas en el bar. Maria se resigna a que esto va a terminar en una borrachera y que mañana va a tener menos gente disponible en el trabajo. En medio del tumulto y a medida que los trabajadores, algunos muy ebrios por lo demás, se retiran Ramiro se pierde vista. “Me parece que fue a la bodega a recoger algunas herramientas personales” le dice el nuevo capataz a Maria y esta va a buscarlo.

Dentro de la bodega Ramiro esta guardando unos implementos personales en su bolso. “¿Listo para irte?” le pregunta ella, “aun no” le responde mientras ordena su bolso, “esto es mío” le dice él a fin de evitar algún malentendido, “si se, no te hagas problemas” le responde Maria que se sienta en un mesón. “¿Y cuales son tus planes ahora?”, “pues, ver en que estado están esos terrenos que llevan años abandonados por los problemas legales que hubieron, y después ver que podemos hacer con ellos, ganadería o cultivos”.

Ambos tiene una larga charla, Maria le da unos consejos acerca de cómo sacar adelante su futura hacienda, pero Ramiro cree que habiendo sido capataz aquí ya sabe todo lo necesario, “la arrogancia en exceso nunca es buena, si no te cuidas de ella un día causara tu ruina, además hay una gran diferencia entre ser capataz a ser el dueño y responsable de todo” le advierte ella. Ramiro finalmente termina con su bolso. “¿Necesitas que te vayan a dejar?”, “no muchas gracias, pero antes de irme pasare al pueblo”, Maria sonríe, “a seguir con la despedida”, “pero claro, hay algunas damas a las cuales debo decirles adiós” responde él sonriendo también.

De un bolsillo Maria saca un sobre y se lo entrega, “espero que esto te ayude a empezar”, Ramiro lo abre y ve dinero, mucho dinero dentro, pero se lo devuelve, “se lo agradezco, pero no lo necesito”, “nuevamente la arrogancia” dice, “en realidad no, hay otra cosa que usted podría darme mejor”. Maria luce desconcertada, en ese momento Ramiro avanza hacia ella y la rodea con sus brazos pegándola a su cuerpo tomándola por sorpresa, “después de tanto tiempo creo que merezco un premio no”.

Ambos se miran a los y Maria se da cuenta que él va en serio, pero ella no. “Será mejor que me quites las manos de encima” le dice en un tono amenazante y se libera, “yo no me iré sin tener mi, premio” dice nuevamente dándole una irrespetuosa mirada al cuerpo de Maria y nuevamente avanza, esta vez de manera más agresiva aun y la abraza sobandole con fuerza su trasero y besándola forzosamente. Maria forcejea con él y pese a la gran fuerza de Ramiro, ella se libera y le propina un violento puñetazo en la boca, Ramiro se tambalea un poco sorprendido por la fuerza del golpe, su labio esta sangrando además y siente bastante dolor. “Impresionante, usted golpea más fuerte que muchos hombres que conozco”, Maria lo mira fijamente, por desgracia él se encuentra entre ella y la salida, en la bodega solo hay ventanas en la parte y es muy difícil llegar a las mismas.

Tras recuperarse del puñetazo Ramiro avanza sobre ella, “¡de una forma u otra la haré mía!” le dice, “¡si lo intentas te romperé el cuello!” le advierte ella, pero Ramiro se lanza a la carga. Ambos forcejean entre si y Maria le propina un par de fuertes golpes en la cara, pero Ramiro los tolera y la golpea en el estomago para debilitarla. Así consigue rodearla de nuevo y le sujeta ambas manos a Maria y con la otra la manosea y le abre la camisa descubriéndole los pechos que se los acaricia con bastante rudeza y le quita el sostén de un tirón, “¡pero que belleza!” exclama al verlos y los aprieta con fuerza causándole un evidente dolor, sin embargo Maria, se endereza con rapidez golpeándolo en la cara con su nuca liberándose de su fuerte abrazo.

En lugar de escapar Maria contraataca. “¡Maldito hijo de puta!” le dice y recoge un fierro propinándole un severo golpe en las costillas haciéndolo caer. Maria va a atacar de nuevo apuntando directamente a su cabeza buscando el “golpe de gracia” pero desde el suelo Ramiro la patea en el estomago botándola y de inmediato va sobre ella quitándole el fierro. A la fuerza nuevamente la besa y mete una entre sus muslos, frotando con fuerza su entrepierna por encima de sus jeans pese a la resistencia de Maria. Ambos ruedan el piso, Ramiro trata de reducirla pero se le hace difícil, Maria forcejea y entre los dos intercambian algunos golpes.

Ramiro se pone encima de Maria mientras ella de estomago en el piso y no puede liberarse, él le abre los jeans metiendo su mano por su trasero, “pero que delicia” le susurra al oído al tiempo que presiona entre sus nalgas hundiéndole sus gruesos dedos en su culo pese a que Maria intenta detenerlo, “¡juro que te matare por esto!” le dice ella que en ningún momento le suplica o le ruega. Ramiro sigue adelante y consigue hacerse de un trozo de cuerda, Maria es tomada por sorpresa cuando él le amarra ambas manos.

Haciendo uso de su fuerza Ramiro la levanta y la pone de estomago sobre el mesón y le sujeta las manos al mismo para que no se mueva, sin embargo Maria consigue darle una violenta patada en una rodilla dejándolo cojeando. “¡Ahora veremos que tan fiera eres!” le dice Ramiro que se las arregla para inmovilizar las piernas de Maria y después le quita los pantalones, su ropa interior y sus botas de cuero para hacerle sexo oral y le mete con mucha rudeza los dedos en ambos agujeros, “¡bastardo me las pagaras!” ruge ella, pero Ramiro sigue adelante, “¡esto sabe delicioso!” le dice en tono de burla y continua hundiendo su lengua en el coño y con su pulgar le presiona el clítoris. Maria trata de liberarse forcejando al punto que se lastima sus manos, mientras Ramiro pasa su lengua de arriba abajo sobre el culo y el sexo de ella.

“Como me gustaría tener una cámara para fotografiarte” le dice él que se para frente a Maria que lo observa no con miedo, pero con un odio simplemente indescriptible que haría retroceder a cualquiera. Ramiro se abre sus pantalones y saca su miembro el cual es de notables dimensiones demostrando que las mujeres del pueblo no mentían cuando hablaban de él. Antes que Maria diga alguna cosa Ramiro le mete su miembro en la boca y la obliga a hacerle una mamada, lo hizo con tanta fuerza que ella se ve atragantada. Sin detenerse la bombea en la boca y Maria apenas puede respirar. Durante varios minutos se lo hace en la boca, apenas dándole tiempo para respirar un poco, menos aun para que reaccione mientras ella de forma involuntaria acaricia su miembro con sus carnosos labios. Ramiro se lo hace con tanta intensidad que él se corre en la boca de Maria haciéndola tragar una gran cantidad de semen de esta manera.

“Mira nada más, con esa boquita tan linda me hiciste acabar” le dice él con sarcasmo mientras ella tose al ver su boca inundada de semen, luego le restriega el miembro por la cara, “¡nada más que me suelte y te juro que te voy a castrar!”, pero Ramiro la tiene bien amarrada. Tras jugar con ella por un instante se pone detrás, deteniéndose un momento para preciar las partes intimas de Maria y presionar sus dedos en ambos agujeros, “es hora que sepas lo que es una verga” le dice él.

Lentamente le restriega su enorme miembro por encima de su trasero y con la punta del mismo juguetea sobre el coño y el clítoris de Maria que mueve sus caderas tratando de evitarlo, “¡quédate quieta!” le dice él y le da un par de fuertes nalgadas dejando evidentes marcas. Maria no alcanza a decir nada cuando Ramiro se carga con toda su fuerza sobre ella penetrándola de forma muy ruda. Maria siente como si le hubiera enterrado un fierro en su coño y le llega de una sola vez hasta el fondo, “que bien se siente esto, me imagino que lo estas disfrutando”. Maria trata de controlarse pero se le hace difícil, ella cierra los ojos y aprieta con fuerza sus piernas mientras Ramiro la coge sin contemplaciones arremetiendo con todo sobre ella que hace intentos desesperados por soltar sus manos y defenderse.

Ramiro se la folla como nunca se había follado a una mujer antes, cree que Maria merece un trato especial, “¡un coño como este no se folla todos los días!” le dice y le sigue dando bien duro al tiempo que le toma sus grandes pechos pese a las amenazas de Maria que lo quiere desollar vivo en ese instante.

Mientras la coge Ramiro le hunde los dedos en el culo, “no creas que me he olvidado de este agujero” le susurra al oído y Maria se apresta para lo que viene. Ramiro saca su miembro del coño y ahora lo fuerza entre las nalgas sin embargo Maria las aprieta con toda su fuerza, “buen intento pero no me vas a detener” le dice Ramiro que sigue presionando hasta que la mete y se la hunde en el culo. Maria cree que le va a partir el culo en dos por la fuerza con que se lo hace, “ahora te daré lo tuyo”.

Con el miembro bien metido Ramiro se la coge con todo, dejándola sin aliento mientras se lo hace. Maria aprieta sus dientes y cierra los tratando de concentrarse para no descapar ni un solo gemido mientras le destrozan el culo. Sus caderas se mueven ante cada acometida y pese a todo siente como su culo se va dilatando debido al gran tamaño del miembro que esta recibiendo en el. Ramiro no le da ni un segundo de tregua y turna su miembro entre un agujero y otro, pero Maria, pese a los comentarios que le susurra al oído, no le da el placer ni de una suplica y menos siquiera un suspiro que denote debilidad.

Sintiendo lo debilitada que esta Ramiro la desamarra del mesón y la levanta sujetándola en sus brazos pero siempre teniéndola firmemente empalada haciéndola subir y bajar por su verga que se pierde en sus nalgas. “¡Oh si, no sabes cuanto espere este momento!” le dice mientras la folla, pero Maria se mantiene firme, débil físicamente pero firme.

De nuevo Ramiro la acuesta sobre el mesón y apoya las piernas de Maria en sus anchos hombros. Su coño se lo penetra nuevamente y esta vez él planea acabar dentro. Le chupa sus pechos y lame aquellos preciosos pezones, pero cuando trata de besarla ella se rehuye, Ramiro simplemente sonríe y redobla sus esfuerzos. El sonido de las acometidas llena la bodega así como la agitada respiración de Ramiro, pero Maria no dice una palabra. Ramiro finalmente se corre dentro, Maria siente el semen llenando su coño y él luego saca su verga y se pajea sobre ella corriéndose sobre su majestuoso cuerpo.

“Nada mal, tal vez podría follarte de nuevo, espera un momento mi celular esta aquí, una foto tuya así vale mucho” dice, al darse vuelta listo a tomar la foto Maria esta con sus manos libre y con un cuchillo en sus manos, solo sus buenos reflejos lo salvaron aunque soltó su celular y Maria lo destruyo en el acto. Ramiro rueda en el piso y se pone a distancia de ella. Hay un silencio sepulcral entre ellos y la tensión se siente en el aire. Cualquier deseo de Ramiro por repetir su hazaña desaparece en el acto, solo un suicida se acercaría a Maria armada con un cuchillo. Lentamente se arregla su ropa y recoge su bolso, “nos vemos, doña Maria” le dice con sarcasmo viéndola semidesnuda solo con su camisa y su sostén a medio romper. “Goza este momento, pero que te quede claro que esto no se va a quedar así” le dice ella en un tono amenazante, Ramiro se va esa misma noche sin detenerse en el pueblo.

Una semana después de lo ocurrido el pueblo se conmociono con la noticia que Ramiro estaba en el hospital. “Al parecer se las dio de galán con una dama que estaba acompañada y le dieron una tremenda golpiza” dice alguien que supo de buena fuente lo ocurrió. “La señora Maria fue a visitarlo al hospital” agrega después. En efecto Maria lo fue a ver y tras conversar con su familia ella entra a su habitación donde esta acostado y amarrado a la camilla por precaución. Su cabeza esta completamente vendada y esta conectado a un respirador mecánico, “no puede hablar” le dice la enfermera, “no se preocupe, no es necesario que hable” responde Maria. Ramiro al escuchar una voz familiar abre los ojos y el miedo se hace evidente cuando la reconoce.

Lentamente Maria se sienta a su lado, “te lo dije” dice ella con una maquiavélica sonrisa, “te dije que me iba a desquitar, te dije que tu arrogancia seria tu ruina, ¿realmente fuiste tan estúpido en pensar que podías ponerme tus manos encima, abusar de mi y salir libre de todo?”. Ramiro se agita al ver a Maria con un chuchillo en su cartuchera que ella saca y juega con el en sus manos. “Sabes había pensado en algunas ocasiones en montármelo contigo, soy mujer y hay necesidades personales que debo satisfacer, pero eso de forzarme echo por tierra todo ello, así que te diré esto y escúchame muy bien”.

En ese momento Maria mete una mano bajo las sabanas que lo cubren y le aprieta los testículos causándole un enorme dolor, “acércate a mi hacienda o a mi y te castrare, no me interesa como quedes después de esto pero si te veo cerca te cortare todo y lo colgare como trofeo en mi casa, ¿te quedo claro?”, él con evidente dolor apenas mueve la cabeza y Maria lo suelta. Sin decir nada más y con una ultima mirada de desprecio se retira.

Camino a su hacienda Maria se detiene frente a un auto negro, de ahí bajan tres sujetos y mujer joven, rubia de gran belleza. “¿Conforme con nuestro trabajo?” le dice uno de ellos, “muy conforme” responde Maria que le entrega un fajo con mucho dinero, “de nuevo es un placer hacer negocios con usted señora Maria”, ella se sube a su camioneta y regresa tranquilamente a su hogar.