CAPÍTULO 3º
COSAS DE EMPOLLONES
Algunos días más tarde, en la biblioteca del Instituto, encontramos a los tres cerebritos de clase hincando los codos para el primer examen del curso, impuesto por doña Catalina, la exuberante Profesora de Literatura.
Ya llevan varias horas estudiando, y comienzan a aburrirse.
De repente, Andrea alza la cabeza del libro y lanza la siguiente pregunta…
-¿Pensáis que son de verdad?
-¿A qué te refieres? –Inquiere Julita, dedicando a su compañera una extraña mirada.
-A las tetas de la Cata –responde Andrea poniendo sus manos frente a su pecho casi plano-. ¿No habéis pensado que puedan ser operadas?
-Pues no lo sé… -Dice Luís con un extraño deje en su voz. Luego, y con una extraña sonrisa en los labios, añade-: Pero no me importaría nada tocárselas para comprobarlo.
-¡P-pero! –Exclama Julita haciéndose la sorprendida y escandalizada.
-Vamos, Julia –Andrea, divertida, le propina un leve empujón-. Conmigo no te hagas la ofendida. ¿Acaso crees que no sé cómo le miras el paquete a Mario? No te hagas ahora la inocente, anda, que no cuela.
-¿Qué coño te has creído tú, pija de mierda? –Verdaderamente molesta por el comentario de su compañera, Julita cierra su libro y se levanta dispuesta a marcharse.
-Espera un momento, Julia –pide entonces Luís interponiéndose en el camino de su compañera.
-¿Qué coño quieres tú ahora?
-Demuéstranos que no eres tan estrecha como afirma la peña por ahí –mientras habla, Luís comienza a desabrocharse los pantalones, y pronto deja al aire una nada despreciable verga de veinte centímetros y bastante gruesa, haciendo que las dos jóvenes lancen sendos gritos de admiración y fingida repugnancia alternativamente-. ¡Cómeme la polla!
El bofetón que recibe es tan fuerte, que a punto está de perder las gafas, sin embargo, Luís replica con un burlón…
-Vaya, entonces sí que eres tan estrecha cómo afirman por ahí…
-Te voy a demostrar que no soy ninguna estrecha –como respuesta, y visiblemente ofendida, Julita se arrodilla y comienza a lamer el cipote de Luís, ante la atónita mirada de Andrea que, más caliente que el pico de una plancha, se levanta la falda y empieza a acariciarse el coñito por encima de las braguitas de algodón.
-Eso es, Julia –gime Andreíta con el chumino chorreante-. Demuéstrale que las empollonas no somos ningunas estrechas.
-Ven tú también, tengo polla para las dos –invita el muchacho acariciándose las hinchadas pelotas.
Andrea no se hace repetir el ofrecimiento, y se acerca a sus dos amigos, comenzando junto a Julia una sensacional mamada a dos bocas, para deleite y placer de Luís, que se siente en el Séptimo Cielo de la felicidad.
Y, tras la mamada…
-Bueno, chicas… -Luís se agarra la tranca y la agita delante de las dos jovencitas, ya medio desnudas-. ¿Quién de las dos quiere ser la primera en tener esto en su coñito?
-¡Yo, por supuesto! –Exclama Julita sin pensarlo dos veces, mientras se abre el húmedo chumino con los dedos, pensando en lo que será sentir la dura polla de su colega de estudios dentro-. Por algo soy la que saca mejores notas de las dos.
-De acuerdo –acepta Andrea con una lasciva sonrisa en los labios-. Pero a cambio me tienes que comer el chumino mientras Luís te folla por detrás, como la perra que eres.
-¡Hecho! –Acepta Julia mientras se pone con el culo en pompa para que Luís la penetre desde atrás al estilo perro, y ella se inclina sobre el chochito de Andrea, espatarrada contra uno de los pupitres de la biblioteca.
-Mmm… ¡QUÉ LENGUA, CACHO GUARRA! ¡QUÉ LENGUA! –Gime Andreíta mientras se frota frenética el hinchado clítoris en tanto su amiga le lame el sexo inundado en jugos vaginales.
Mientras, Julita también gime cada vez que siente las potentes embestidas de Luís.
-Mmm… ¡SÍÍÍ, CABRÓN, SÍÍÍ! ¡JÓDEME FUERTE CON TU POLLÓN, CACHO CABRÓN! –Grita la chica más estudiosa de la clase, dejándose llevar por sus más bajos instintos.
También Luís se deja llevar por sus impulsos carnales, dando riendo suelta a su lengua, de normal de lo más recatada.
-¡TOMA POLLA, PEDAZO DE PUTA! ¡TIENES EL COÑO SÚPER CALIENTE! ¡DIOS, QUÉ BIEN ENTRA!
Por fin, Luís saca su verga del chichi de Julita y se la agarra fuerte mientras exclama fuera de sí.
-¿QUIÉN QUIERE LECHE CALENTITA? ¡TENGO PARA LAS DOS!
Y, dicho y hecho, una vez las dos empollonas de la clase se han colocado en posición y mientras se besuquean y soban las tetas, el cerebrito de la clase descarga todo el contenido de sus gordas pelotas sobre las caras y la mamellas de las dos calientes jovencitas.
Luego, y una vez los tres han vuelto a vestirse y retomado los estudios, Luís les guiña el ojo y les susurra en voz baja…
-Para que luego digan que los empollones no sabemos divertirnos –y los tres estudiosos prorrumpen en un coro de divertidas carcajadas.