CAPÍTULO 10º
PEQUEÑA ORGÍA DE FIN DE CURSO
Por fin ha llegado el tan esperado día de fin de curso para los alumnos del Ramón y Cajal y, como es natural, los chicos del último curso de Bachillerato se prepararan para recibir sus diplomas.
Todos están guapísimos con sus togas y sus birretes mientras recogen sus títulos, bajo la atenta mirada de sus orgullosos padres.
Hasta Martín, el gamberro de la clase ha logrado salir bien parado y, aunque no con una nota excelente, ha logrado superar el curso.
Y tras la entrega de certificados, la fiesta.
Es Rosa la que ofrece su chalet en una urbanización a las afueras del pueblo para celebrarla.
Y allá se van ella, los hermanos Antúnez, los tres empollones, Maribel la ya no tan modosita, Martín y Mario.
-¡Joder, tía! –Exclama Martín cuando la dueña de la casa los conduce al jardín trasero, a la zona de la piscina-. ¡Qué pedazo balsa tienes aquí!
-Imagino que os habéis traído los bañadores –Dice Rosa con una amplia sonrisa en su bello y juvenil rostro mientras se deshace de su toga, quedando vestida tan sólo con un sucinto bikini, cuya parte superior a duras penas cubre sus grandes y erguidas tetas.
-¡SÍÍÍ! –Gritan sus compañeros alegremente, mientras se despojan también de sus togas y birretes.
Poco después, los nueves felices chavales se bañan en la enorme piscina de Rosa, chapoteando y riendo como niños pequeños.
De repente, alguien se acerca por detrás a la dueña de la casa, y con una divertida carcajada, la libera del sujetador del bikini, dejando sus tremendos melones libres y bamboleantes.
Es Mario, el deportista quien después refriega su enorme polla por la raja del culo de la gratamente sorprendida Rosa, dando lugar a una orgía entre los nueve compañeros del último curso de Bachillerato del Instituto Ramón y Cajal.
Pronto, los dos gemelos frikis se lo montan con las dos empollonas de la clase, que parecen disfrutar lamiendo las duras vergas de los gemelos Antúnez.
Mientras, en otro rincón del jardín, Luís disfruta de la mamada que le prodiga Maribel con gran deleite para ambos jóvenes.
Y, todavía flotando en la piscina, Rosa mama con gusto las pollas de Mario el deportista y de Martín el gamberro.
-¡VIVAN LAS POLLAS DURAS! –Grita de repente Maribel, tragándose de golpe la nada despreciable verga de Luís, el estudioso, que se siente en la gloria sintiendo los dientes de su compañera rozando su cipote.
-Ven aquí, semental –pide mientras tanto Rosa, saliendo de la piscina y ofreciendo su culito a Mario al tiempo que pajea con ganas a Martín, que se siente en la gloria al saberse en manos de tan fabulosa hembra.
Y volviendo a Luís y a Maribel.
El empollón del último curso, tras lubricar convenientemente el culito de su compañera, se dispone a desvirgarle el ano con toda la delicadeza y suavidad que le es posible. Por suerte para la modosita de la clase, su polla no es excesivamente gruesa y no le hace demasiado daño, causándole, sin embargo, muchísimo placer y haciéndole gritar como una posesa.
-¡FÓLLAME EL CULITO, JODIDO CABRONAZO! –Gime Maribel al notar la polla de Luís en su recién estrenado recto-. Mmm… ¡Qué pedazo de polla te gastas, maldito hijo de la gran puta! –Y mientras jadea, se dedica a la placentera tarea de darse gusto con los dedos de su mano derecha en su húmedo coñito.
En otro rincón, los gemelos Antúnez clavan sus vergas en los chochitos de las dos empollonas, que se deshacen en gemidos y halagos para con los dos frikis del curso.
-¡Vamos, gemelitos! –Jadea Julita mientras se acaricia las tetas y se pellizca los pezones, duros como piedras-. ¡Demostradnos que sabéis manejar esas estupendas pollas vuestras!
Divertidos, los dos hermanos chocan los cinco y comienzan un frenético metesaca en los coñitos de sus dos compañeras de estudios.
-¡Joder, tío! –Exclama de repente Pablo-. ¡Está guarra tiene el chocho totalmente inundado!
-¡Pues la mía no se queda atrás tampoco! –Le responde su hermano con una sonrisa en su sudoroso rostro.
Sí Señor, ahí los tenemos, nueve jóvenes en la flor de la vida disfrutando del sexo y de su juventud.
Y por fin, el tan esperado momento de la corrida…
Las cuatro voluptuosas y calientes jovencitas, según han acordado antes de empezar, se reúnen en círculo, siendo pronto rodeadas de los cinco jóvenes sementales con las pollas duras y erectas apuntando hacia ella…
-¡VAMOS, CHICOS! –Grita Rosa al tiempo que saca la lengua y la mueve con lascivia acariciando sus labios.
-¡ESO, QUEREMOS VUESTRA LECHE CALIENTE! –Gime Maribel estirando su mano hacia la verga más cercana, en este caso la de Martín.
Y entonces…
-¡AAAH, TOMAD LECHE, PUTAS! –Los cinco chavales se corren casi a la vez, salpicando de lefa viscosa y caliente los cuerpos y las caras de sus compañeras, que ríen y gimen mientras se lamen las unas a las otras el semen recibido.
Ya saben…
Juventud, divino tesoro…
FIN