Y POR ÚLTIMO... ¡UNA PEQUEÑA ORGÍA NAVIDEÑA!
¡Ah, qué bonitas son las fiestas navideñas! Con sus luces de colores, sus turros, sus mazapanes, su champaña, o su cava para los más patriotas.
Si amigos, estamos en Navidad, y mi madre, mi amigo Pepito, nuestra vecina Felisa y yo, hemos decidido juntarnos para comernos juntos las uvas y brindar por el Año Nuevo.
Pero conociendónos. Vete a saber cómo acabará la cosa.
Estamos en mi casa mi madre, Peña y yo, después de terminar de cenar y preparando los granos de uva en copitas de cristal, todo muy cuco y muy fashion.
Mi madre lleva puesto un vestido de tubo super ajustado y super escotado, que deja sus tetones casi al aire y tan cortito que a poco que se mueve se le ve el diminuto tanga rojo que se ha puesto para la ocasión.
Yo y Peña nos hemos puesto el traje de los domingos, y estamos súper incómodos con él y estamos deseando quitárnoslo de una malditas vez.
De repente, suena el timbre de la puerta, y yo salgo disparado a abrir.
Tal y como esperaba, es Felisa, vestida con el vestido más ceñido y sugerente que he visto en mi vida y que, al igual que el de mi madre, no deja casi nada a la imaginación.
-¡Ya estamos todos! -Exclama mi madre tras los morreos y sobeteos de tetas y pollas de rigor.
Y por fin llega el momento de comernos las uvas, lo cual es todo un cachondeo porque a mi madre se le caen varias por el canalillo del escote, y la guarra de la vecina se abalanza sobre ellas para rescatarlas, metiendo su cara entre sus melones.
Llegado este punto, ni Pepito ni yo podemos aguantar más, y tras despojarnos de nuestras incómodos trajes de vestrir bien, nos agarramos las trancas y decidimos atacar cada uno a uno.
Yo, como es lógico, voy a por mi madre, a quien planto mi pollón justo ante los ojos, incitándola a lamerlmela cómo ella sabe.
Y Peña, por su parte, ofrece su verga a nuestra vecina, que lanza un gritito de pura alegría y luego muestra a mi amigo su delicioso coñito, pidiéndole que se la clave hasta el fondo.
En menos que canta un gallo estamos los cuatro follando y jodiendo en todas las posturas imaginables.
Mi madre le come el coño a la vecina mientras yo me la follo a ella por detrás y la vecina le come la polla a Peña.
La vecina nos come las pollas a Peña y a mí a la vez mientras mi madre se masturba como una posesa.
Las dos guarronas me comen la polla a mí solo en una fabulosa mamada a dos bocas mientras Peña se las folla por detrás primero a una y luego a otra.
Y luego, Peña yo nos las follamos a ambas por turnos hasta el apoteosis final en que nos corremos sobre sus tetas y en sus bocas de furcias viciosas, dando la bienvenida a un nuevo año, que se presenta muy, pero que muy caliente.
FIN