miprimita.com

Memorias de una madre soltera

en Zoofilia

Memorias de una madre soltera.

Me llamo Erika, tengo casi 20 años, una beba de 5 meses, soltera, vivo con mis padres quienes se han hecho cargo de mis problemas. A los 18 hice pareja con un muchacho de 27, cuando supo que quedé embarazada desapareció de mi vida. Pero creo que no merece ni ser nombrado ese hijo de mala madre.

Así que regrese a la casa de mis padres, a partir de ese momento mi vida tuvo un giró de 180 grados, criar una beba, vivir con mis padres y deber acondicionarme a sus costumbres, ritmo de vida y además a un determinado control. No he vuelto a tener pareja, ni novio ni nada, así que mi vida sexual está pasando por un periodo de contención.

Como a dos cuadras de casa hay una plaza, voy bastante seguido, donde paso un par de horas para cortar con la rutina diaria. A mis amigas las veo, pero no puedo acoplarme a sus salidas por razones obvias.

En unas de mis idas a la plaza, donde a veces alimentaba a mi beba, pasaba una mujer paseando a su perro, un pastor alemán, de gran porte. De tanto vernos, intercambiamos saludos, y a veces cortas charlas, las que de una manera se fueron transformando en una eventual amistad.

Su nombre es Soledad,  de unos 30 años delgados, muy elegantes y algo más altos que yo.  Sol era una mujer muy agradable, dulce y servicial, es esa clase de personas con la que una se identifica, y se siente totalmente a gusto. De apoco se acrecentando nuestros encuentros, fuimos eligiendo los horarios para vernos casi todos los días, comenzándose a tejer una relación bastante intima.. Le contaba mis problemas, lo que me había sucedido, ella no se explayaba demasiado de su vida, había tenido algunas parejas, vivía sola con su perro, era arquitecta, tenía su vida muy organizada.

En una de esas tardes, en la plaza mis pechos comenzaron a producir leche y despedirla de mis urbes, bastante cargadas, en el  momento que mi beba, comenzó a llorar, en reclamo de su alimento materno. Frente nuestro había tres o cuatros jovencitos que nos observaban de vez en cuando. Eso me frenó de dar de mamar a mi pequeña, porque no me cabían dudas de que intentarían observarme o decir algo, mientras le daba la teta.

Los reclamos de mi niña se hacían cada vez más pronunciados, llamando la atención de estos muchachotes, Sol se percato inmediatamente de la situación, así que me propuso que fuésemos a su casa, que estaba  a unos metros de la plaza. Si bien no quería causarle problemas, dado que recién había salido a pasear al perro, pero fue tan insistente que decidí aceptar su ofrecimiento.

En pocos minutos llegamos a su casa,  a pesar del frio de la calle, su hogar tenía una agradable temperatura, me saqué el tapado, desabroche la blusa, para descubrir mi pecho, mientras Sol llevaba al perro al patio, cuando me dice “ Ponte cómoda, sácate esa blusa que te la lavo” .

“No está bien, no te molestes” le contesto. Pero fue tan pertinaz que a pesar de mi negación, terminé acatándola, mientras me ayudaba a quitármela, tenia puesto el sostén, habiendo bajado una las copas para alimentar a la beba, Al regresar me comenta “Sácate el corpiño, que está manchado también.”

“No está bien, no te molestes:” le replico

“No seas tímida, estamos entre mujeres, además te sentirás más cómoda.” Con bastante recato, me lo quité, me sentía algo ruborizado, pero por otro lado mucho más  liberada para alimentarlo, con mi torso totalmente descubierto, en donde el calor del ambiente hacia muy placentero ese espacio, me colocó una manta sobre mi espalda, dirigiéndose luego a la cocina, al  regreso Sol, con una bandeja con café y galletas, me dijo que era muy bonita y viéndome amamantado al bebe, con esos abultados senos, le producía una sensación muy sensual.

Sus palabras, o la forma de mirarme, no sé qué, pero me produjo una sensación extraña, como que me encantaba mostrarle mis tetas, ofreciendo un intrigante espectáculo especial, no el de una madre alimentando a su hija, sino algo más, algo voluptuoso.

Cuando mi niña finalizó su alimentación, la coloque sobre la falda para palmar su espalda, esperando su flatulencia. Su mano se aproximó a una de mis tetas, acariciándola suavemente, sentí su cálida mano .pasarla por mi pezón, ocasionándome un escalofrío, mezcla pudor y  a su vez excitación. Dejé la beba en el cochecito, me fui recostando  sobre el respaldo del sofá, intentando disfrutar  de su mano que lentamente iba abarcando con mayor apetencia  mis pechos. Y sus labios se fueron posando sobre los míos, mi cuerpo temblaba ante lo que se avecinaba, al sentir el contacto de nuestras bocas me fui entregando, cuando el sonido del timbre nos sacó de esa provocación. Me miró sorprendida, se levantó dirigiéndose a la puerta, y oí que decía

“Ah, eres tu mamá!!!!!”, en un tono algo molesta, me levanté rápidamente para buscar mis prendas, y a pesar de que estaban húmedas me las puse igual. Cuando regresé a la sala, me la presentó,  no parecía demasiado simpática, pero aproveché el momento para despedirme y retirarme. Me despedí de Sol, con un beso en la mejilla, vi en sus ojos como un dejo de molestia por la llegada de su madre, levanté mis cejas como diciéndole, “Que le vamos hacer”.

En el camino a casa, pensé en lo sucedido no sabía si estaba bien o mal, pero algo me había producido en mi interior, mis pensamientos me fueron llevando, pues cuando quise acordar estaba en mi casa. Mi mente me transportaba constantemente a ese momento, creando una serie de fantasías, que no sabía si seria capaz de llevarlas a cabo.

Dos días después no me pude resistir y decidí ir a ver a Sol, no sabía realmente para que o porqué, si era para aclarar algo o simplemente ver que sucedía, Me paré en su puerta vacilando en tocar el timbre, hasta que lo hice, sin que nadie respondiese, lo reiteré y hasta me quedé parada frente a su casa como 15 minutos, hasta que  opté por irme, bastante fastidiada. Al día siguiente, y al subsiguiente regresé con la misma suerte de la primera vez. En camino a casa decidí desistir, esto que me sucedía era como un aviso sobre algo que no debía involucrarme.

Continúe yendo a la plaza, a pesar que había días feos, pero en mi interior tenia la ilusión de que apareciese, así pasaron como casi dos semanas sin saber nada, hasta que una tarde estando en casa sonó el timbre, me levanté para ver quién era, y oh, sorpresa era Sol.

Sentí una inmensa alegría al verla, a lo que fue reciproca por mi nueva amiga, justo apareció mi madre se la presenté, a la que invito a tomar unos mates. Sol sentada a mi derecha, hablaba con mi madre, que parecía muy entusiasmada con lo que mi amiga le contaba, en ese ínterin, su mano se apoyó en mi rodilla, fue como un escalofrío que circuló en mi cuerpo, ese contacto tan elocuente fue subiendo por mi entrepierna, mientras que Sol como si nada pasase, se  giraba cada tanto para hablarme, mirándome de una manera capciosa.

Estaba pasando por un momento tenso, pero a su vez excitante, ese temor a ser descubierto por mi madre, pero deseaba sentir ese contacto que continuase acercándose más, a mi entrepierna. Cuando llegó  a mi ingle, sentía latir los labios de mi sexo, abrí mis piernas en el preciso momento que mi beba comenzó  a llorar, parecía una advertencia, que sucedía en los momentos críticos, por algo seria

Me levante y traje a mi hija, mi madre orgullosa de la pequeña se la mostraba a Sol, pero sin parar de hablar. Me senté más atrás de mi madre, abriendo mi camisa, bajé el sostén, mostrando mi teta, con su  erguido pezón, durante varios segundos, antes de alimentar a la beba.

Ante una mirada muy sensual de Sol, que más que atender lo que hablaba mi madre me observaba. Cuando mi hija quedó llena, apreté mi teta de exprofeso  hasta largar un fino chorro de mi leche. Si bien el rostro de Sol denotaba evidentes rasgos de excitación, mi cuerpo estaba igual, abrí mis piernas bastante para continuar alterándola.

En un momento dado dijo que se tenía que ir, así que después de cambiar a la beba, le dije a mamá que la acostase mientras acompañaba a Sol, apenas llegamos a la puerta lejos del alcance de mi madre, nos besamos apasionadamente. Su mano la metió bajo mi falda, desplazando mi calzón, para introducir sus dedos en mi órgano.

Oía con algo de  retraimiento el chasquido de sus dedos en mi vagina, que revelaban el estado de excitación que Soledad  me estaba provocando. Sus dedos como su lengua se introducían de una manera osada en mis cavidades, permitiéndole esa intromisión.

Eso me producía una serie de convulsiones, que si bien me enloquecían, intentaba impedirlas por si aparecía mi madre, intentando contener mis  exclamaciones de exaltación. Cuando sus dedos finalizaron de friccionar mi clítoris, buscaron la abertura de mi sexo, para agitarlos de forma rápida y continua.

Mi estimulación se acrecentaba paulatinamente, mientras la besaba apasionadamente, en ese instante tan acalorada, me fui yendo de la realidad y solo me concentré en esa alocado arrebato, hasta que me llevó a un clima, desencadenándose   en un intenso y corto orgasmo. Simultáneamente con las convulsiones a las que me había llevado, trataba de contener mis gemidos, besándola con gran devoción.

Al volver a la realidad, estaba algo abochornada por mi reacción, cuando Sol, me introduzco sus dedos en mi boca impregnados por mis propios jugos. Era la primera vez que pasaba por una experiencia de esta índole, si bien alguna vez lo había pensado, nunca creí que podría disfrutarlo de esta manera. Me acomodé la ropa, sin decir palabra, estaba algo aturdida por lo ocurrido. Sol me observaba de una manera capciosa, mientras sacaba su lengua de un modo muy sensual.

Después de besarme, me dice “Te espero en casa”,

Sus palabras me quedaron dando vuelta en mi cabeza, de haber podido me abriese ido inmediatamente, pero era imposible. Días después busqué alguna excusa para ir a su casa sin la beba, así que un día combiné para ir a visitarla. Mientas caminaba al encuentro de mi amiga, los nervios me carcomían.

Casi a la 1:30 pm llegué a su casa, mientras me daba un beso, me decía “Has llegado muy temprano, no he tenido tiempo de arreglarme”

“Estas hermosa para mi” le contesté, mientras la observaba con esa túnica larga, con sus dos tajos a los costados que prácticamente   le llegaban a la cintura, además su escasa transparencia permitía saber que era lo único que tenia puesto. Estaba muy nerviosa, propio de algo que nunca había practicado, pero  creo que más se debía a que hacía bastante tiempo que no tenia sexo, excepto a esos leves contacto con ella.

Sol, se había percatado de mi estado anímico, a lo que me tomó del hombro y mientras me hablaba me fue llevando hacia su dormitorio, se sentó en la cama, y me hizo poner a su lado, lentamente fue quitándome mi tapado, desabrochó mi blusa besando mi abdomen con total delicadeza, actuaba de una manera muy sutil, que lentamente me fue entrando en confianza sino a su vez estimulando. Metió su mano bajo mi pollera, rozando suavemente mi sexo, así me mantuvo bastante tiempo, acelerando mis pulsaciones.

Poco a poco fue quitando mis prendas, incluyendo las zapatillas, quedando con mi ropa interior y mis medias que llegaban casi a mi entrepierna. Me desabrocho mi sostén para surgir mis rollizas tetas, para continuar desplazando mis bragas, eso me hizo sentir algo cohibida al quedar solo con mis medias ante ella. Y además por la manera en que miraba mi cuerpo, de una manera tan sensual.

Me tendió sobre la cama, para iniciar una expedición de su mano sobre mi cuerpo, era tan suave, que se erizaba mi epidermis, esas caricias fue algo prolongado hasta que sus dedos buscaban mis íntimas cavidades. Nos besamos desenfrenadamente mientras mi clítoris era frotado con gran avidez.

Cuando ya estaba por venirme, se quitó su túnica para contactar su piel con la mía, mamó de mis tetas hasta lograr probar mi leche materna, me encantaba como lo hacía, sus labios húmedos por ese contacto los llevó a mi boca, para hacerme probar mi propio liquido. Todo ese alocado momento hizo que me llevase a un corto pero exquisito orgasmo.

Tomamos un respiro, y me hizo probar un porro, que me llevó a un estado de adormecimiento pero a su vez de estimulación, en donde fue como una aceleración en esa relación, donde probé por primera vez los jugos de otra mujer. Estaba como desquiciada, frenética, donde hice cosas con gran intensidad que realmente me es difícil describir, recuerdos momentos en que mamaba desesperadamente de mis tetas, hasta extraerme parte de mi alimento maternal, hasta bajarme hasta su húmedo sexo, para lamerlo, e introducir mi lengua en su cavidad vaginal. Nuestros cuerpos se entrelazaban de una manera casi demoniaca, hasta que en determinado nos dormimos.

Después de haber tenido ese sexo bastante movido, me desperté con ganas de orinar, Sol dormía plácidamente, me deleité observando su desnudo cuerpo, mientras me ponía una camisola. Estaba algo aturdida, producto del porro que nos habíamos fumado supongo. Caminé hacia el baño, mientras estaba sentada orinando, surgió Benny con sus orejas paradas me miraba muy fijamente, me limpie, mientras le hablaba, y me dirigía  para vestirme ya que eran cerca de las 7 pm. Me senté sobre la cama en el momento que Sol se despertaba. “Ven acá” me dice, tomándome de la cintura para volcarme sobre ella,  nos  tocamos, besamos, cuando Benny atento a nuestras caricias salta sobre la cama, para dirigirse a su dueña, oliendo entre sus piernas

“Quieto, Benny, tenemos una visita”, a pesar del aviso mantuvo sus piernas abiertas observando varios lengüetazos en su sexo. No sé exactamente que me sucedió en ese momento, no puedo decir que sentí aversión, fue sorpresa y a su vez una cierta excitación. Sol me besaba, mientras el perro parecía querer montarla, no me sumé demasiado en ese juego, ni ella me incitó demasiado a que participara. A pesar que me mantuve pasiva, mi amiga quitó mi camisola para hacer uso de mis tetas, parte de mi cuerpo que le atraía enormemente, nuestro contacto fue bastante impulsivo y penetrante hasta llevarme a un estado de total éxtasis. Regresé a casa bastante más tarde de lo previsto, después de los reproches fundamentalmente de mi padre, le di de mamar a mi preciosa beba, comí, fugazmente  y me fui a acostar. Memoricé todo lo compartido con Sol, pero mi mente me llevaba a la leve participación de Benny, que no dejaba de producirme una morbosa seducción.

 

Pasaron varios días, a pesar de que nos hablábamos, se hacía casi imposible concretar un encuentro, si la dejaba con mi madre seria por un par de horas, no mas, llevarla no me parecía correcto, hasta que me enteré de una guardería de muy buenas referencia que la cuidaban por hora, no lo pensé demasiado y a pesar de ser bastante oneroso, la llevé.

Me fui corriendo a la casa de Sol, con la intensión de no perder un minuto,  toqué timbre pero nadie respondía, me quedé a esperarla bastante impaciente, hasta que después de más de media hora apareció con su perro que había sacado a pasear. Al verme se alegró, al igual que su perro, abrió la puerta de su casa y apenas la cerró, nos besamos desenfrenadamente. Sin darme demasiado respiro me giró abruptamente, besándome el cuello y abriendo mi camisa, me mantenía en esa posición, bajando mi sostén para dejar al descubierto mis abultadas tetas, levantó mi falda para desplazar mis bragas, en escasos segundos, todas mis partes pudorosas estaban a su total disposición.

No dejaba de besarme, mientras desabrochaba mi falda que fue cayendo sobre mis pies, me excitaba esa manera ruda e imponente en que acosaba a mi cuerpo. Si bien la primera vez fue excitante, esta lo superaba. Terminó quitándome el corpiño, apretujando mis senos hasta sacar leche, que iba corriendo por mi abdomen y parte de mis piernas, en donde el animal se fue aproximándose a nosotras, terminé quitándome las bragas y los zapatos. Sol continuaba oprimiendo mis tetas expulsando mas leche, y a la vez que mi vagina segregaba bastante flujo.

La presencia del perro me estremecía, no sabía si deseaba que interviniese,  parecía ridículo pero me sentía algo avergonzada que el animal me viese desnuda, pero a su vez lo anhelaba, mientras las manos de Sol, continuaban comprimiendo mis indefensas tetas, para obtener más del blanco néctar.

Fue en ese instante en que el perro lamio mi sexo, por primera vez, era algo más que excitante, sentir esa lengua tratar de introducirse en mi intimidad, mientras Sol, continuaba con mis pechos. En un momento dado, el perro se apoyó sobre mis hombros para lamer mis tetas, mientras me recostaba sobre Sol disfrutando de ese loco y libertino acoso. Su lengua hacia flexionar mis pezones de una manera inusual, temía que me mordiese, pero a pesar de eso no hice nada para impedirle.

Cuando me dice al oído “Si fuese hombre te partiría todas tu cavidades”

“Haz lo que te plazca, soy tuya” Terminó sacando mi blusa quedando desnuda ante ambos. Me hechizaba ese sometimiento en que me estaba involucrando, lleno de sensualidad, morbosidad y hasta algo de hostigamiento.

En un momento dado me hizo acostarme sobre la alfombra para mamar mis tetas, mientras el animal disfrutaba lamiendo cada vez más intensamente mi expugnable sexo. Era todo muy acelerado e incesante, que parecía hacer estallar  mi cuerpo, y no tardó en producirse, cuando me llevaron a un prolongado y agudo orgasmo. No pude llegar a contener un pronunciado gemido, a la vez que mi cuerpo se arqueaba, entrecortándose mi agitada respiración, Intenté darle fin aunque me encantaba en el estado que había sido transportada. Pero ambos continuaron con su labor hasta producirme un segundo y agotador espasmo. Creo que fue algo muy  abusivo, al punto de perder mis energías, quedando en un estado de desidia, donde no pareció importarles, pues continuaron, sin lograr sacarme una nueva reacción...

No llegué a desfallecer, pero quedé bastante extenuada, mi cuerpo desnudo yacía en el piso, donde mi agitada respiración me impedía tomar aliento. Sol me tenía entre sus brazos, hurgando mi acuosa cavidad vaginal para humedecer sus dedos y llevarlos a mi boca. Acaricie al perro que parecía buscar algo mas, mientras mi amiga le ofrecía sus dedos impregnados con mis flujos.

Un sopor me pudo, entrecerré mis ojos, y me adormecí, cuando me desperté eran más de  las 7 PM, me levanté como una tromba, me vestí, besé a Sol y corrí a buscar a mi beba, donde tuve que pagar una diferencia.

Sol, me insistía en quedarme esa noche, me atraía la idea, aunque era bastante complejo poder hacerlo. Mi madre me cuidaba  a la beba, pero no encontraba una excusa como para irme a dormir a otra casa y menos llevar a la beba, aunque era lo más factible, dado que a Sol, le encantaba la niña.