miprimita.com

Adolescente zoo ( 3ra Parte)

en Zoofilia

ADOLESCENTE  ZOO (Parte 3)

Atraída como por esa seducción canina,  a la mañana siguiente regresamos, los perros llegaron al rato, pero el negro no estaba con ellos, repetí lo del día anterior y lo disfrute ampliamente, si bien la idea de ser montada y penetrada no dejaba de atraerme,, no terminaba de asimilarla, así que me puse las bragas, metida entre mis nalgas, y me coloque en posición de perrita, después de un rato uno de ellos me monto, apresándome con sus patas, bombeando, intentando introducir su verga, sintiendo una serie de impactos contra mis posaderas, que me excitaba bastante al concebirlo, mientras mis dedos friccionaba mi carnosa y estimulada vulva, así continúe, hasta obtener un acalorado orgasmo..

Jugué con el resto de ellos, aunque el negro no llegaba, pero no me saqué las bragas dejé que me montaran hasta que uno de ellos de tanto intentar penetrarme, y rozarme arduamente término eyaculándome sobre la espalda, me excitó ese acto, girándome contemplando esa verga roja y muy húmeda, que sin pensarlo demasiado, gatee hacia ella para mamarla apasionadamente. Dado de que se había nublado bastante, con posibilidades de lluvia, opté por regresar, algo desilusionada por la ausencia del negro..

Al llegar a la casa, me bañe, y después de cenar me fui a la cama, analizando que estaba actuando alocadamente, haciéndome la promesa que ya no repetiría ese tipo de experiencia. Al día siguiente me quedé en la finca tratando de disfrutar de la piscina y otras cosas.

Esa noche me enteré que mis padres querían que regresase a casa, no recuerdo porque motivo, no me alegraba demasiado la idea, aunque ya había estado el tiempo suficiente. Pero la idea de estar con esos perros no dejaba de cautivarme, era esa la oportunidad o quien sabe cuando se podría volver a repetir así que resolví regresar al lugar a la mañana siguiente.

Preparé mi manta, comida, agua y cosas que podría llegar a necesitar, le comente a mi tía que me quedaría hasta la tardecita, que no se preocupe, que quería aprovechar mis últimos días,  pero no llevaría a Lola, para evitar posible competencia, me coloque un vestido corto, cosa de estar más libre para esa posible  gestión.

Llegué como a media mañana, y estaba solo el negro, me alegré al verlo, parecía esperarme porque se acerco rápidamente a saltarme moviendo su cola. Me quité  el vestido y el sostén, manteniendo mis bragas, preservándome inconscientemente,  quien moviendo la cola comenzó a lamerme, aproveché para palpar su bulto, que comenzó a surgir, una tentadora punta roja, que no tarde en lamer y luego llevarla a mi boca con total devoción, produciéndome una necesidad  carnal., donde mis fluidos corporales comenzaban a revolucionarse.

Me volqué sobre él, abrazándola y refregando mi piel contra su pelaje, me sentía su hembra, era su fémina, su ninfa del bosque, que una fuerza misteriosa me transportaba a entregarle mi cuerpo casi virgen, deseaba que me penetrase, era todo tan loco que no lo concebía demasiado, me quite mis bragas dispuesta a lo que fuese..

Decidida a ser copulada, me coloque en cuatro, apoyando mi cabecita sobre la hiedra, elevando mi culo, ofreciéndole mis atractivas aberturas, dispuesta a complacerlo o complacerme, que previamente fueron lamidas hasta elevar mi estado febril, que no demoró en montarme, apresándome con sus patas y bombeando incesantemente, con la misión de penetrarme, cuando en escasos minutos su miembro comenzó a fisionar las paredes de mi vulva, en un coito aberrante y salvaje.

Su voluminoso cuerpo guarecía mi menuda contextura indefensa,  captando una sensación de dominación animal, pronta a hacerse dueño de mi inocencia.

Sus patas delanteras se asían a mis piernas, clavándome sus filosas uñas, sintiendo como su verga crecía en mi interior oprimiendo las tabiques de mi matriz, rosándolas de una manera forzada, sin ningún miramiento. Un grito escapo de mis labios, a lo que el animal parecía que eso lo incitaba, porque me apresaba mas bombeándome con todo su poderío. Mientras mis gemidos y los jadeos del perro se aunaban en un sonido lleno de apetito sensual, sintiendo  mi cuerpo explotar, mis pequeños senos parecían estallar ante esa fogosa y insaciable cogida que estaba recibiendo de ese desconocido animal

En cuclillas en el piso, ensartada, totalmente, y colocada sus patas sobre mi espalda, en una demostración de poder o supremacía,

Mi abertura comenzaba a inflamarse, como consecuencia de ese impetuoso y feroz bombeo que me estaba encajando, su duro instrumento golpeaba sin perdón, el interior de mi sexo, me sentía extraña ante esta situación, llena de morbosidad. En un momento sentía que su verga continuaba creciendo, en mi cándida intimidad, apropiándose de mi casta cavidad, mientras su jadeo muy cerca de mi cabeza se hacía sentir cada vez más intenso.

Viendo su lengua fluctuando, me tenté en rosarla con la mía, me estaba entregando íntegramente a ese apareamiento animal, esa degradación me deleitaba, me encantaba darme de esa forma tan humillante, mientras el perro se apetecía de mi sexo, machacando con total impunidad, hasta que sentí su esperma regar mi interior, llevándome a un prolongado orgasmo. Mientras se mantenía atascado por su bola que impedía sacar su fogosa verga, retomo sus  patas delanteras sobre mi espalda, como demostrando su supremacía sobre mí débil figura. .

Ese fue una situación Kafkiana, extraña, atípica pero llena de una sensualidad entre un perro y esta pequeña adolescente.

En ese ínterin arribaron  otros perros, mientras el negro intentaba quitar su miembro de mi cavidad, cuando lo hizo lamio su aparato, mientras uno de los otros lo hizo con mi sexo, que estaba emanando el semen, sintiendo que era como un bálsamo ante el ardor que me había provocado. Me quede quieta, tratando de recuperarme, y que se me aplacase ese dolor, cuando me monto uno nuevo, que ni hice demasiado para sacarlo.

En el momento que  tres perros más llegaron al lugar, posiblemente en búsqueda de Lola aunque esta vez la perrita era yo, me complació la idea de que estuviesen en ese sitio, mientras este trataba de embocármela, dispuesta a entregarle mi sexo, a este reciente candidato .para ser penetrada con su pujante miembro.

Después de una serie de sacudidas su verga, comenzaba a ser guarecida por mi vulva, friccionando las paredes de mi claustro Acogía esa verga con una fuerte fogosidad, mientras sus potentes patas apresaban mi cuerpo, impidiéndome escapar de su arrebatada exaltación, sentía como me bombeaba sin ningún tipo de censura, ni delicadeza, era indiscutiblemente, su puta perrita, ya no era una niña, era una mujer o más bien, la hembra de esa jauría, aplacando  el apetito sexual de esos animales.

El temor no lo perdía, temblaba por los nervios y esa cantidad de animales que observaban, posiblemente para irse turnando, era un conglomerado de cosas que me sucedían simultáneamente, veía al perro acostado observando mi coito con poco interés. Era una situación más que extraña, que si bien no dejaba de atemorizarme, me cautivaba, desnuda, para ser penetrada por un animal, arrodillada y rodeada de perros, era una situación totalmente morbosa.

 Al tratar alguno de ellos acercarse, mi nuevo macho les gruñía,  eso me estremecía, pensando que podrían morderme o pelearse entre ellos, conmigo en el medio, evidentemente me había convertido en su perra- hembra.

Después de ir demostrando que el era el próximo, , se fue acercando hacia donde estaba, como una hembra fiel me coloque en cuatro, hasta que volvió a lamer mis intimidades, como intentando de incitarme, cuando rápidamente me montó. Sintiendo como sus uñas se aferraban a mis nalgas, efectuándome rasguños superficiales, era una mixtura de sufrimiento y placer, hasta que un  momento creía que dividiría mi pequeño cuerpo, al sentir como su bola aumentaba su volumen, para trabarse en mi vagina. Los bombeos fueron disminuyendo, llegando a percibir claramente las palpitaciones de su miembro. Como punto final, sentí algo caliente que regaba mi interior, llevándome a producir una serie de gemidos y gritos de desesperación por lo que estaba percibiendo.

 Al haber finalizado con su objetivo, se desprendió de mi ardida y ultrajada grieta sin ningún tipo de delicadeza, parecía que me removían las entrañas, grite al momento de oír un ploooffff, como el destape de una botella.

Su esperma comenzó a evacuarse de mi cavidad, desplazándose por mis entrepiernas, impregnándomelas con su leche. Lo que me llamo poderosamente la atención, fue el tamaño de la verga de mi segundo comitente, no podía creer que eso lo había tenido albergado en mi vagina.  Tuve deseos de marmar ese pedazo de carne pero estaba bastante extenuada para lograrlo.

Estaba muy agotada, por la violencia de esa fabulosa cogida, me derrumbé sobre la manta, lentamente con algo de temor se fueron acercando el resto de los perros, me alucinó un poco lo que estaba ocurriendo, así que opte por quedarme quieta, dejando que hiciesen lo que apetecían. Varias lenguas comenzaron a lamer mi cuerpo, principalmente en las partes que se encontraban impregnadas por los líquidos de mi entusiasta perro. Sus lenguas eran como un bálsamo, sobre mi mal tratada vagina.

Algunos comenzaron a tratar de montarse sobre mi cuerpo, intentando de penetrarme nuevamente, realmente no sabía qué actitud tomar, no estaba muy dispuesta a repetirlo, no les temía demasiado, dado que no parecían extremadamente peligrosos.

Los comencé a acariciar para familiarizarme con ellos, aunque confieso que no dejaba de atraerme la situación. Vi en uno de ellos, como le brotaba parte de su verga roja. Sentí nuevamente una excitación extraña, al presentir que esos animales parecían desearme así que me vestí tratando de evitar otro encuentro.

Después de menos de media hora, sin recapacitar demasiado, resolví quitarme las  prendas, y desnuda, entregarme nuevamente a jugar con ellos, me tiré sobre la manta, abriendo mis piernas para dejar al libre albedrio, de esos animales. Sentí sus lenguas lamer mi vagina, ya húmeda nuevamente por mis flujos y sus babas, percibiendo su pelaje acariciar mi epidermis. Mis tetas comenzaron a arrebatarse nuevamente, erizándose mis pezones, a la vez que mí cuerpo se conmovía, por la alteración que me producía las condiciones de ese entorno lleno de un erotismo bastanteprimitivo..

Con algo de temor, mi mano tomo uno los bultos de uno de ellos, hasta que surgió de a poco su verga, comencé a masturbarlo, mientras el resto continuaban olfateándome. Concebía una emoción nunca apreciada, hallándome desnuda asediada por casi media docena de perros, así que continúe friccionando su miembro, hasta que surgió la totalidad del mismo, era una verga roja y grande, a la que había provocado esa erección. Me apetecía acariciarla y además mamársela,   mi exaltación iba en aumento, y con algo de aprensión, resolví llevarla a mi boca.

 El contacto de mis labios con ese miembro, hizo que mi boca se apoyase en el extremo de ese vigoroso instrumento, que lentamente fui introduciendo en mi viciosa boca, mientras mi lengua palpaba su roja cabeza.

El lamido de mi vagina por una de las lenguas, hacían que mi excitación prosperase rápidamente, y mi boca se apoderaba cada vez con mayor desesperación de esa verga, llegándome a atragantar. Comencé a chupar con mayor ahínco y perseverancia, ese corpulento miembro, mientras mi pequeña vagina supuraba cada vez mas mi flujo. A la vez que mi corazón palpitaba se aceleraba aumentando mi ritma cardiaco, ese momento  que estaba disfrutando.

De vez en cuando alguno de esos perros me pisaba, transportándome a la realidad, mi olor a hembra en celo parecía atraerlos cada vez más, no sé si por la novedad de tener a un humano a su disponibilidad que les producía esa atracción sexual o qué, pero el hecho era que continuaban buscándome.

Deje de mamar, con el que lo realizaba para incitarlo a otro de ellos, mi lasciva boca se fue confiriendo a otras vergas, me apasione con una de ellas, sorbiéndosela con devoción, deseaba sentir su sabor, y lo logre hasta que una fuerte eyaculación inundo mi pequeña boca, su flujo me baño, desparramándose sobre mi desnudes, cuando dos o tres lenguas, comenzaron a lamer mi cuerpo, mi piel se lleno de un cosquilleo, alterando mi libido, a pesar de eso no tenía muchas ganas de volver a ser apareada, ya se estaba convirtiendo en un caos, donde me montaban por cualquier lado, se gruñían entre ellos.. Pero al acercarse el negro, el resto de la jauría comenzó a retirarse, su pragmática figura imponía cierta preponderancia hacia el resto.

Se acercó a mi lado, me senté para acariciarlo, cuando lamio mi rostro, me agrado su actitud, continúe pasando mi mano por su pelaje,  respondiendo con nuevas lamidas. Fui como ablandándome, parecía ridículo pero me sentía protegida, lo abrace hasta tocar su bulto,  refregando mi cuerpo desnudo contra su pelaje, dándome algunas lamidas esporádicas.

Me volqué sobre la manta, abriéndome de piernas, cuando se dirigió a mi sexo, para iniciar una nueva lamida, entregándome sin tapujos a ese estimulante sexo oral, que no tardó en comenzar a estimularme reiteradamente a pesar de mi agotamiento. Cuando comenzó a moverse contra mi organismo, con intensión de copularme, que no dejó de alterarme esa intensión imprevista.

Sumisamente me coloque en cuatro, no sé si lo deseaba, si era para complacerlo, o realmente sentirlo ser mi dueño, así que ofrecí nuevamente mi cuerpo bastante ultrajado, a ese animal que me producía un extraño deseo sexual. Me quede quieta hasta que mi macho, me monto, arremetiendo sexualmente contra mi cuerpo, de una manera apremiante y rápida bombeaba contra mis nalgas, apresándome fuertemente con sus patas delanteras, imponiendo su pujanza.

Me sentía una niña indefensa ante esta macho Alfa, pero me cautivaba esa situación, me entregaba sin ningún tipo de pretextos, a la vez de agacharme más, con mi rostro en la hierba elevando mi pomposo culo.

No sé qué paso, pero sentí mi ano ser penetrado, traté de intentar detener, pero  la forma de tenerme apresada, mas su rapidez en bombearme no me dio tiempo en evitar esa penetración anal, que en escasos segundos, ya había quedado su falo empotrado en mi recto con su bola trabando la salida. Sintiendo como su verga se había incrustado en mí recto, sintiendo sus palpitaciones oprimiendo la membrana de mi intestino, en un roce frenético y desmedido. Me sentí ultrajada por la situación, y hasta lloriquee, me había desvirgado analmente, algo imprevisto, parecía partir mi culo.

Realmente me asusté y estaba algo arrepentida por la situación, aunque aun no pasaba lo peor, cuando sentí su esperma regar mi recto, algo que me perturbo, pero su bola había que dado trabada, sin posibilidades de deslizarse.

 Me dolía y más cuando trataba de sacarlo, ese grueso paquete incrustado en mi recto, comenzó a preocuparme, hasta que en determinado momento se giro y nuestros culos quedaron adosados, posición que trataba de caminar llevándome a la rastra mientras su miembro trabado en mi culo era imposible de zafar.

El resto de los perros observaban sin tratar de participar, cuando veía como uno de ellos desgarraba mi bombacha, posiblemente por su impotencia de participar, y en demostración de rabia, mi sostén había desaparecido.

Pero mi cabeza comenzó a dar vueltas, recapacitando hasta cuando quedaríamos así, ya estaba atardeciendo, pensaba en que podía aparecer alguien o mis tíos a buscarme, sin poder remediarlo me puse a llorar, sumado a esto, algunos de los perros trataban de montarme o lamerme.

Era obvio que llorase, era una adolescente estúpida, falta de experiencia, y desconocimiento, en un bosquecito, pronto a anochecer, rodeado de varios perros,  desnuda y ensartada analmente por un animal, si bien fui la que me entregue y di pie a esa orgia zoo, tenía que hacerme cargo de la situación.

Mientras mis pensamientos vagaban, una nueva contracción sentí en mi recto producto de una segunda eyaculación, pero mi temor impidió venirme, no sé si habrían transcurrido veinte minutos o más, pero gracias a Dios la verga del negro se pudo liberar, apenas saco es tapón carnal, un chorro de semen mezclado con algo de mi excremento, se desplazo por mis piernas,  a los que algunos de los perros se acercaron a lamerme, algo asqueroso pero que aplaco bastante el ardor y el dolor que me agobiaba

Después de un rato, me levante tenia semen de estos animales por todas partes, trate de limpiarme para vestirme e irme, ya que estaba anocheciendo. Pero me fui al arroyo a lavarme un poco, a pesar de estar el agua bastante fría, era imposible llegar a casa de mis tíos  en esas  condiciones.

Así que, sin mis prenda íntima, cansada, mi vagina inflamada, y mi recto dolorido, con un desgarro en el vestido y mis muslos arañados, emprendí el regreso a la finca,  era casi imposible mantenerme en la silla del caballo, por el dolor, pero a pesar de todos esos inconvenientes, retorne a la casa, deseosa de bañarme y dormir, y por el momento sin desear repetir esa loca experiencia.