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Diario intimo de mi vida sexual.

en Amor filial

 

 

DIARIO INTIMO DE MI VIDA SEXUAL

 

Parte 1

 

Mi nombre es Sophia, actualmente casada una hija y otra en mi seno, tengo 28 años. Sentí la necesidad de escribir los momentos más importantes de mis experiencias sexuales, o por lo menos aquellos que me han quedado más impronta, por haber sido seres queridos o los que me hicieron romper con ciertos mitos. Creo que este segundo embarazo en mi vida me ha alborotado bastante mis hormonas, estando en un continuo deseo sexual, aunque mi adorado esposo  me las ha aplacado y otras veces he dependido de otros medios. He tratado de escribirlo en varios capítulos para evitar de ser algo largo y denso, detallando mis estados emocionales en esas distintas etapas de mi vida sexual.

 

 

Mi Hermano.

Mis recuerdos me llevan a mi pubertad, en la que comencé a descubrir la sexualidad bastante activa, desmedida y nada ortodoxa, la que de alguna manera la tuve que pagar, no me arrepiento de lo que hice, aunque nunca se puede modificar, pero en el caso de poderse retroceder en el tiempo, posiblemente lo repetiría con algunas variaciones.

No quiero aburrir con este preámbulo, sino rememorar mis vivencias, que han sido bastante diversas desde el inicio de mi adolescencia hasta la actualidad.

En aquella época, vivía con mis padres y mi hermano cinco años, mayor. Era una casa en el campo a quince minutos de la ciudad. La habitación de mi hermano y la mía estaban en un ala de la vivienda con nuestro respectivo baño, un sector separado de la alcoba de nuestros padres.

Mi relación con mi hermano era muy buena, me protegía y me cuidaba, éramos muy compinches a pesar de que me llevaba 5 años, siempre ideábamos o hacíamos alguna travesura, él fue quien a los doce años, me conto un cuento verde, al que me reí sin llegar entenderlo en su totalidad. Mis padres nos brindaban todo su cariño, fundamentalmente mi padre, a quien era para él, “su princesita”.

Una de las cosas que me producían pánico, era las tormentas eléctricas, recuerdo que una noche se desencadeno una tempestad con fuertes truenos y relámpagos, era tal mi pavor que corrí a la habitación de Carlos mi hermano, metiéndome en su cama, en ese momento no tendría 12 años. Las tormentas eran frecuentes en esa zona así que cuando sucedían, la cama de mi hermano era mi refugio.

Por lo general me abrazaba y me dormía pegada a su cuerpo. Hasta que una noche sucedió algo extraño para mí, había llegado de una fiesta, supuestamente medio tomadito,  una nueva tormenta hizo que me refugiase en su cama, al cobijarme junto a su cuerpo, noté que estaba desnudo, fue una sensación extraña, sentí su miembro supuestamente erecto muy pegado a mi culito. Me quedé quieta, una sensación de excitación, curiosidad y temor me invadió, pero me quedé quieta disfrutando ese contacto, hasta que decidí tocarlo, lo que llegó a producirme un cosquilleo en todo mi cuerpo. Por supuesto no paso nada y mi hermano ni se debe haber percatado de esa eventualidad, dado que antes que se despertase me fui a mi cama.

No sé si fue eso o qué, pero comencé a sentir curiosidad por el sexo de mi hermano, creo que esa averiguación es común cuando una empieza a entrar en ebullición y las hormonas se arrebaten. Siempre he sido inquisidora, y cuando algo se me mete en la cabeza termino alcanzando mi objetivo. Así que cada vez que Carlos iba al baño, intentaba espiarlo, o entraba, haciéndome la que no sabía que estaba ocupado, a pesar que esas intenciones, no terminaron cumplimentando mí deseos. Hubo noches que me dormía teniendo ciertas fantasías, en parte algo infantiles, pero me despertaba a veces con mi manito entre las piernas.

Una tarde, al pasar frente al baño, Carlos estaba desnudo, con los calzoncillos en los tobillos,  frente al inodoro, con una mano sobre la pared, y su derecha agitando a su miembro, un jadeo entrecortado, acompañaba a su cuerpo convulsionado, paralizándome al ver semejante escena, produciendo una  extraña excitación en todo mi cuerpo.

De repente se dio vuelta y vi su pene, crecido y erecto, sostenido por su mano, al  momento que me gritaba por estar viéndolo, cerrando súbitamente la puerta en mi rostro. Quede algo perpleja, pero una agradable sensación de excitación, sintiendo por primera vez la necesidad de tocar mi sexo. Durante un par de días no nos hablamos, en realidad era mi hermano quien no me dirigía la palabra.

Recuerdo ese día como que fue el que empecé a tener conocimiento sobre el sexo, aunque deseaba ver y saber más, no tenia internet para investigar, con mis padres nunca habían tocado el tema, bueno no era fácil, solo con mis amigas del colegio, que estaban igual que yo.

Otra noche de tormenta, fue una buena excusa para ir a la cama de mi hermano, no quiso que me acostase, pero ante mi insistencia y algo de lagrimas, me cobijo en su cama, al correr las frazadas para meterme, vi que estaba desnudo. Me tapé, pero no me abrazo esta vez, cuando comprobé que se había dormido, toque nuevamente su miembro suavemente, fue excitante hacerlo.

Faltaban unos días para cumplir mis trece, fui a su cama a despertarlo, y de paso jugar con él, consiente o no para sentir su contacto y además sabia que me tocaba, cosa que a pesar de enojarme me atraía.

El hecho fue que se produjo una lucha, llegándome a tocar unas de mis tetitas, que ya estaban desarrollándose, a lo que en contraataque manoteo su verga, notando que se estimulaba bajo mi contacto.

En un momento de ese entrevero, le digo

“Muéstramelo”, me miro  sorprendido, ante mi propuesta, le volví a insistir mirándolo a los ojos

“Estás loca?” me contesta

“”Por?

Sin decir nada más se tiro en la cama, y desplazando su slip, afloro su miembro, apenas mis dedos lo rodearon, comenzó a erguirse, mi corazón palpitaba a mil. Comencé a agitarlo  suavemente, mi hermano no se movía, le pedí que lo terminase de sacar, acatando mi pedido rápidamente, tomé su verga muy erecta y reitere lo que estaba haciendo, cuando la voz de mi madre, cortó ese momento tan especial.

Pero esa noche, mi hermano llegó desnudo a mi habitación, y tirándose en la cama, me dijo que quería que lo masturbase, como una especie de ceremonia, mi mano rodeo su verga erecta, y con un suave movimiento hice disfrutar a mi hermano. No sabía bien que pasaría, pero continuaba con mi propósito, lo bese levemente en sus labios, mientras sus manos me acariciaban mis senos, sin dejar de agitar su miembro, cuando su cuerpo se comenzó a convulsionar, instintivamente acelere mi labor, cuando súbitamente un chorro blanco y cálido se expandió por parte de mi cuerpo.. Creo que después de esta experimentación quedamos algo abochornados, pero a pesar de eso, fue algo muy tierno.

Durante varias  noches lo repetíamos, me excitaba enormemente hacerlo, aunque no había llegado a un orgasmo, lo que desconocía y evidentemente mi estimulo no era suficiente. Hasta que una noche me dijo que me desnudase, algo avergonzada, lo hice, acariciando mi cuerpo, mientras lo masturbaba. Su mano jugaba con mis pezones y su dedo tocaba y lo iba introduciendo en mi sexo, mi corazón se aceleraba y mi interior parecía revolucionarse, sentía algo de recato y pensaba que no era adecuado lo que estábamos haciendo, pero me agradaba  y no deseaba que parase.

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Fue abriendo mis piernas para ir descubriendo mi vagina totalmente carente de vello, a esas voluptuosas caricias, cuando tomó mi cabeza para llevarla hacia su verga, rápidamente mi boca  entró en contacto con su aparato. Si bien me pareció algo feo, muy pronto me fui deleitando, haciéndole sexo oral. Seguía mamando su verga mientras sus dedos socavaban mi sexo, eso me llevo a un leve y contenido orgasmo, sin detenerme,  continúe bastante eufórica succionando su pene, hasta hacerle evacuar su semen cálido, en mi boca.

Su sabor extraño, pero sensual me excito totalmente, hasta sentir otras  convulsiones en todo mi cuerpo, esta vez no las impedí y solo deje que se produjesen.

 

Las noches subsiguientes se fueron incrementando, con caricias más pronunciadas, hasta fue cuando me hizo sexo oral, abrió mis piernas y jugueteo con sus dedos en mi vagina, hasta que comenzó a besarla, su lengua ágil y  avispada, recorría mi interior, mordisqueando mi clítoris, y su dedo se introducía levemente en mi esfínter. Eso me enloqueció me arqueaba y hasta no pude contener un gemido de placer, mi pelvis se incrustaba contra su boca deseando mas placer.

Ese fue mi primer intenso orgasmo, en el ínterin me gira quedando boca abajo, y sentí su verga entre mis piernas, bombeándome sin introducirla, a pesar que me faltaban unos días para mis trece, creo que desee que me penetrase, pero no fue así, creo que decidió cuidar mi integridad. Pero a pesar de todo lo disfrute de igual manera, al sentir su falo friccionar entre mis abultados labios vaginales.. Así lo repetimos varias noches, era como algo sobreentendido, no habría penetración,

 

Los días subsiguientes fueron similares, Carlos no pretendía fornicarme, aunque yo estaba dispuesta, pero respetaba su postura y lo entendía. A veces trataba de hacerlo aunque él, se contenía para no llegar al coito. Por supuesto que siempre de una manera u otra obteníamos nuestro orgasmo. Sabía que mi hermano tenía relaciones con su novia, que en parte sentía algo de celos hacia ella, pero sabía que durante casi todas las noches era mío.

 

 

Después de cumplir los trece, solíamos ir a un apartado, cerca de la casa, era un lugar muy lindo, con un bosquecito bastante espeso, un arroyo la suficiente profundo para zambullirse y nadar un poco, era un lugar ideal, no pasaba nadie y tampoco iba gente a disfrutarlo, así que hacíamos nuestros juegos sexuales. Casi siempre Carlos, se desnudaba, mientras yo permanecía con mi tanga. Una tarde bastante calurosa, al salir mi hermano del agua, surgieron tres perros, no presentaban aspecto de bravos, aunque yo les tenía algo de temor. Uno de ellos se le acerco, y mi hermano en demostración de amistad le rasco la cabeza, el perro movió su  cola, y acerco su hocico al miembro de Carlos, para empezar a lamerlo, si bien en un momento trató de disuadirlo, pareció agradarle, pues termino dejándolo, por supuesto que tuvo una erección inmediata, a lo que de alguna manera disfruté y hasta me excito.

 

El perro siguió y Carlos empezó a estimularse, se acerco a mí para decirme

“Prueba, deja que te lame”

 

 “Estás loco” le digo, tapándome con la toalla, continúo insistiendo, mientras me tocaba y trataba de provocarme, hasta quitármela, para meter su mano entre mis piernas. Tengo que reconocer que estaba bastante fogosa, entre la erección de mi hermano, el calor y el accionar del perro.  Mientras ocurría todo eso, el animal trataba de explorar en mi zona intima, por supuesto que ya había empezado a segregar mis previos juguitos. Mi hermano me besaba y chupaba mis tetitas, intentando separar mis piernas, poco a poco fui cediendo hasta abrirlas bastantes, el perro aprovecho la ocasión para meter el hocico y lamer a través de mi prenda.

 

“Déjalo, córrete la tanguita” me decía Carlos mientras intentaba  desplazarla, mientras el perro intentaba buscarla, hasta que sentí el roce de su lengua en mi vagina, llevándome a un estremecimiento, entregándome a ese nuevo contacto. Entre mi hermano y el animal, fueron encendiéndome, mientras estaba en ese estado de excitación, sentí deslizar mi tanga, a lo que no hice ningún tipo de impedimento. Al quedar totalmente desnuda abrí bien mis piernas, para disfrutar de esa inquisidora lengua que me activaba terriblemente, mis pezones crecieron y mis labios vaginales parecían dilatarse.

 

Carlos no dejaba de morder mis pezones y hasta apretarlos con sus dedos, dándole rienda suelta a su lengua en mi sexo, entre ambos me estaban llevando a un estado  de enajenación total, me comencé a arquear y a gemir como hembra en celo, entrecortándose mi respiración.

 

En ese preciso momento de total euforia y paroxismo, mi hermano quitó a el perro, me montó y sin hablar, apoyo la punta de su verga en mi abertura, lo mire a los ojos, como dándole via libre, en el momento que sentí un desgarro en mis entrañas, pegue un grito de dolor, cuando aprecié como su aparato se metía en mi seno.

 

Un bombeo frenético y continuo, penetraba mi seno, friccionando las paredes vírgenes de mi vagina. Nuestros cuerpos desnudos se abrazaron, conectados por nuestros sexos, nos besábamos frenéticamente, mientras me abrazaba con fuerza.

En escasos minutos sentí su cálida leche, evacuarse en mi seno, mientras un prolongado orgasmo me transportaba, que al llegar a la cúspide de esta comunión, me largue a llorar desconsoladamente.

 

pesar del dolor, y las lagrimas en los ojos, lo abracé y besé a mi hermano como  consolándolo o consolándonos, por lo sucedido,  pues notaba que se sentía culpable. Regresamos a casa sin prácticamente hablar, tomados de la mano, y paso menos  de una semana, hasta que retomamos nuestra relación, ya con mayor desenvoltura.

 

El amigo de mi hermano

 

Meses después llego Ariel, un  amigo de mi hermano que vino a pasar unos días a casa, muy lindo chico, al que sentí una atracción en cuanto lo vi era mayor que yo y 2 o 3 años menor que Carlos. Al día siguiente lo invitamos a ir a nuestro lugar “secreto” dado que era un día bastante caluroso. Llegamos en bicicleta, fue rápida la decisión de meterse en el agua, mi hermano le insistió en hacerlos desnudos pero Ariel no quiso, posiblemente por mi presencia. Note a través de sus bóxer, un volumen apreciable en el sector de su sexo, llevándome mi mente a hacerme una serie de fantasías con este chico.

 

Se introdujeron en el agua, mientras tomaba sol y los observaba, me produzco la sensación que había algo de erotismo en sus juegos, principalmente en mi hermano que trataba de bajarle los bóxer, cosa que me entusiasmaba poder verlo desnudo..

Después de un buen rato salieron del agua, se secaron y se fueron sin invitarme a acompañarlos, me pareció extraño, pero no le di mayor importancia. Pero mi curiosidad me carcomía, así que  de manera sigilosa los seguí, detrás de unos arbustos los veía, al quitarse Carlos su bóxer, su verga estaba muy erecta, con la intención de hacérsela tocar a su amigo, que de alguna manera se resistía. Mi hermano después de unos intentos termino quitándole el bóxer a Ariel, manoteándole su pene, que rápidamente comenzó a erguirse, mientras le chupaba sus tetillas, excitándolo progresivamente. A pesar de estar algo retirada pude observar su aparato que era muy apetitoso. Mi hermano no dejaba de tocárselo mientras lo besaba, hasta que aparentemente lo había estimulado lo suficiente, como que al ponerle sus manos en los hombros lo hizo arrodillar para que le mamase su aparato.

 

Ariel, con algo de resquemor lamio la verga de mi hermano, a lo que poco a poco parecía aceptar ese felación, viendo como la pija de su amigo mantenía su rigidez. Así estuvieron un rato, hasta que tragaba el sexo de mi hermano con mucho fervor y ansiedad.

Por experiencia propia sabía que no se iba a venir y además cual seria los pasos a seguir.. Efectivamente a los pocos minutos lo hizo levantar, colocándose tras de su amigo, sin dejar de tocarle su miembro, mientras le chuponeaba el cuello y metía su pija entre los cachetes de su culo.

 

Realmente estaba poniéndome más que estimulada, era mi primera vez de ver a dos varones tener sexo. Los pasos siguientes consistieron en meterle un dedo o dos por su recto, a lo que en principio se negaba, cediendo lentamente ante la insistencia de mi hermano.

Ariel se dio vuelta para besarlo, mientras mi hermano le decía algo al oído, a lo que parecía no estar demasiado convencido, pero ante la insistencia de mi hermano vi como se colocaba en cuatro, mientras Carlos acariciaba sus partes intimas..

En escasos minutos se la hizo mamar un poco, y tomándolo por la cintura la punta de su pene apuntaba a su culo. Un suave empellón hizo gemir a Ariel, que parecía desistir de la idea, aunque mi hermano sin demasiado titubeo y sin dejar de lado su propósito, continuó con su objetivo. Un nuevo grito salió de la boca de Ariel, cuando Carlos arremetió contra su abertura hasta introducírselo totalmente.

 

Mi mano buscaba mi sexo, acariciando suavemente mi clítoris mientras no perdía detalle. Ahí empezó a bombearlo más fuerte, que con algunos gemidos por parte de su amigo, ya no oponía demasiada resistencia, además su erecta verga demostraba perfectamente, que disfrutaba ampliamente de ser penetrado analmente.

Mientras mi hermano lo bombeaba frenético, Ariel gemía disfrutando de esa cogida, cuando vi como evacuaba su esperma, de su verga.

Aparentemente mi hermano debió de  haber acabado simultáneamente, pues ambos se desplomaron sobre el pasto como para  reponer su energía, Ariel se acerco a la verga de mi hermano para iniciar una serie de besos y mamarle hasta quitarle la última gota.

 

Mi hermano lo dejó y lo abrazo, me hizo recordar cuando lo hice por primera vez con él, a lo que me llevo a la conclusión que Ariel era su primera vez.

 

Apenas termino el acto, silenciosamente regrese al lugar, me tire sobre la toalla mientras seguía tomando sol, a la espera de su regreso. Como a los 15 minutos regresaron, muy silenciosos, y Ariel con su cara reflejando como que había hecho algo malo o prohibido,  solo lo mire y le sonreí.

 

 

Cuando volvíamos a la casa en bicicleta, note que nuestro amiguito, le costaba ir sentado, me reí para mis adentros aunque Carlos se sonreía sin disimularlo.

Esa noche oí ruidos en la habitación de mi hermano, era evidente que se lo estaría culeando, volví a sentir desilusión y hasta envidia mientras volvía a masturbarme, recordando lo de esa tarde sumado a los leves gemidos que afloraban de la habitación contigua.

Lamentablemente tan rico chico y con semejante aparato, fue una pena no poder haberlo disfrutado, aunque en determinada oportunidad……….

 

Continuara…………