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Memorias (III)

en Hetero: Primera vez

3

Eulogia cumplió al pie de la letra lo prometido. Por más que la provocará paseandomé desnudo y al palo, no aflojaba.

Un día, mientras cocinaba, me hice una paja acabandolé sobre el uniforme.

-Terminala, cuando yo digo algo, es así. -dijo imperturbale- En lugar de perder tiempo y guasca en estupideces, estudia que cuando apruebes, vamos a coger de vuelta y vas a tener una sorpresa.

La posibilidad de gozar los placeres que me proporcionaba Eulogia fue razón fundamental para cambiar de actitud. Durante una semana sólo pensé en estudiar.

Aprobé con diez. Mis padres estaban de viaje, los llamé por teléfono para comunicarles la noticia y cuando corte fuí a verla a Eulogia.

-Felicitaciones -me dijo con sincera alegría

-Gracias, espero que cumplas tu promesa, ya no doy más. La leche me va a salir por la nariz.

-Quedate tranquilo, yo te la voy a sacar por donde corresponde. -me abrazó y me dió un profundo beso de lengua.

Eso y el tono con que me habló fueron tan insinuantes que me hicieron parar la pija. Enseguida sintió la dureza de mi miembro.

-Que dura, ya la estaba extrañando.

-¿Cual es la sorpresa? -pregunté ansioso.

-Vení, ya estuve preparando.

Nos fuimos desnudando a medida que avanzabamos en el franeleo.

-¿Vamos a la cama de mis padres?

-No te apures, primero hay que hacer algunas cosas. Vamos al baño.

Cuando me mostró el irigador que se usaba para enemas me asusté.

-¿Qué, me vas ha hacer una enema? -dije timidamente.

-No, tonto. Yo me la voy ha hacer para que vos me garches por el culo.

Me quedé paralizado. Cuando cogiamos a lo perrito y veía ese tremendo culazo fantaseaba con metersela en ese agujerito tentador. Ahora esa fantasía se iba a convertir en realidad.

-¿Para que es la enema?

-Porque quiero que me lo hagas completo, con pedito de leche y todo.

No entendí nada pero como venía de Eulogia y seguro que era placentero, me dije vamos a ver de que se trata.

Despues de untar la cánula con un poco de aceite se puso en cuclillas y se la metió en el culo mientras yo sostenía el recipiente con el agua jabonosa en alto.

-Abrí la canillita -me pidió.

El agua comenzó a correr. No hay nada más aburrido y molesto que una enema, el tiempo parece no pasar nunca. Pero Eulogia siempre le encontraba la parte divertida a todo.

-Cogeme un poquito con la cánula. -se la metí y saqué varias veces- Así es más entretenido.

Estaba descubriendo el lado erótico de la enema y mi pija latía. Me empecé a pajear.

-Vení, metemelá en la boca. -dijo cuando se dió cuenta.

Casi acabamos juntos, el irigador y yo. Como de costumbre Eulogia se tragó toda mi acabada.

Al terminarse el agua, sacandosé la cánula y me dijo:

-Andá, esperame en la cama que lo que viene ahora no es muy lindo.

Me hubiera gustado ver la evacuación pero como ella tenía cierto pudor la dejé sola.

-Ya estoy limpita para comerme esa linda poronga -se acostó al lado mio agarrandomela con las dos manos.

-¿Que es el pedito de leche? -pregunté

-Ya vas a ver, te va a gustar.

Empezamos a besarnos y chuparnos. Después de una buena mineta se puso en cuclillas y con las manos se abrió las nalgas dejando bien visible el ojete. Lo abría y cerraba ritmicamente. El agujero se iba agrandando.

-Meteme el dedo, suavecito.

Obedecí, viendo como el indice se introducía en el culo a medida que ella lo abría y cerraba. Al rato me pidió que le metiera otro dedo más. Era sensacional ver como ese diminuto agujerito iba creciendo de tamaño. Cuando consideró que estaba preparado me dijo:

-Ahora metemela, toda.

Apoye el glande en el ojete y, como con los dedos, fui viendo que poco a poco se perdía en la profundidad del culo de Eulogia. Si la primera introducción vaginal fue indescriptible, esa primera culeada fué conmocionante. Comencé un bombeo que iba aumentando en intensidad. Me parecía un sueño tenerla adentro de ese culo que tanto me calentaba.

-Así chiquito, así, haceme bien el orto -me alentaba mientras se pajeaba.

Después de acabar unas cuantas veces empezó a pedirme desesperadamente:

-Llename el culo, acabame todo adentro del orto, quiero sentir la leche caliente.

Acabé como nunca, en intensidad y cantidad. No paraba de eyacular, al sacarsela me seguía goteando semen.

Eulogia seguía en la misma posición.

-Mira el pedito de leche. -dijo mientras pequeños peditos hacían salir de a poco lo que le había acabado adentro. En ese momento entendí la función de la enema, la guasca salía impecablemente limpia. Ver eso me calentó tanto que la pija se puso en condiciones para seguir cogiendo, se la volví a a meter y no paré de bombear hasta que pensé que me moría acabando. Eulogia me había seguido el ritmo y terminamos tan agotados que nos quedamos dormidos antes de que se la sacara.

Cuando nos despertamos eran las seis de la tarde, nos dimos cuenta que no habíamos almorzado.

Desnudos fuimos a la cocina. Eulogia preparó una suculenta merienda con tostadas, manteca y dulces.

-¿Te gustó la sorpresa?

-Muchisimo.

-A mi también, fué una de las mejores culeadas que me hicieron.

El elogio me llenó de orgullo.

-El merito es tuyo, sos una gran maestra. ¿A vos quien te enseño todo lo que sabes?

Me empezó a contar que cuando vino de San Luis, provincia de donde era, trabajó en la casa de un señor, escritor conocido del que no me dió el nombre, que era un exquisito caballero y un gran cogedor. El la fué perfeccionando, le enseño que la mujer también disfruta del sexo, que no es sólo un vaciadero de las necesidades del hombre y que tiene la posibilidad de hacer gozar tanto como de gozar ella misma- Me hizo disfrutar tanto el placer de coger.

-¿Que es lo que más te gusta hacer? -pregunté

-Todo. Chupar una pija y tomarme la leche, también me gusta que me la den por la concha, que me hagan el culo, me gusta hacerme una buena paja, que me chupen la concha me enloquece, me gusta chupar una concha, coger con dos o más a la vez. Cualquier cosa, coger es lo que más me gusta en la vida.

-¿Coger con dos o más?, pero eso es una orgía. -dije sorprendido.

-Si, no te imaginás lo lindo que es tener una pija en cada agujero.

-Si vos querés puedo invitar a alguien y te das el gusto -dije pensando en Alejo, mi mejor amigo que todavía era virgen.

-¡Estás loco!, ya te dije que esto es sólo entre nosotros, se llega a enterar tu madre me quedo sin trabajo y lo peor, sin recomendación.

-Mi amigo es de confianza, es como si fuera mi hermano. Pongo las manos en el fuego por él y por su discreción.

-¿Vos le contaste algo?

-No, empeñe mi palabra y eso es sagrado. -dije ofendido.

-La idea me gusta, no te voy a mentir, pero me parece muy peligroso.

-Confía en mi. Quedate tranquila, te aseguró que no va a pasar nada. -después de discutir un rato la tentación de hacerse una fiestita con dos porongas pudo más y accedió.

Llamé a Alejo invitandoló a dormir en casa, cosa que haciamos muchos fines de semana, pero no le adelanté nada. Quería sorprenderlo. Muchas veces me había dicho que Eulogia lo calentaba y que sería bueno cogersela.

-Pero es tan sería -decía resignado.

Lo recibí desnudo.

-Che, sos loco. ¿Como andas en bolas, no está Eulogia?

-Si, está en la cama. -le dije y no era mentira. Nos esperaba acostada y preparada para empezar la acción.

Al verla desnuda, Alejo se quedó paralizado. La cara le cambió de color, empalideció a tal punto que nos asustamos. Supimos que no pasaba nada al ver que se le abultaba el pantalón ante la presión de la pija. Cuando el se dió cuenta, se puso colorado.

Eulogia le metió la mano en la bragueta y sacando la poronga, se la empezó a chupar. Tan impactado estaba que acabó en total silencio. Al recuperarse de la sorpresa le dije:

-Alejo, antes que nada, nos tenés que prometer a Eulogia y a mi, mantener en secreto todo esto. No comentarlo con nadie. Te imaginás que si se enteran mis padres, a mi me matan y ella se queda sin tabrajo.

-Jorge me conocés bien, sos mi mejor amigo y podés confiar ciegamente en mí, además si se descubre los principales perjudicados somos nosotros, que no podríamos seguir cogiendo.

Alejo era muy racional, la última reflexión fué definitiva para sellar nuestro pacto.

Se desnudó y empezamos a coger, el punto culminante fué cuando, mientras Alejo se la daba por la concha y yo le hacía el culo, Eulogia enloquecida tenía un orgasmo tras otro.

-Cambien chicos, que Alejo me haga el orto. Cojanme bien cogida y acaben tranquilos, que no necesitan forro.

Fue infernal, yo le llené de esperma la vagina y Alejo tuvo su experiencia con el pedito de leche reaccionando exactamente como yo. Caimos rendidos los tres. Después de descansar un rato cenamos. Eulogia cocinaba tan bien como cogía. Quedamos satisfechos y repuestos para seguir garchando hasta que, exhaustos, nos quedamos profundamente dormidos.

Normalmente el sábado al mediodía Eulogia se iba de franco hasta el domingo a la noche, menos cuando mis padres viajaban. Logicamente nos pasamos todo el sábado en bolas y cogiendo.

 

(continuará)

 

PD. Escucho halagos y críticas. Escribanme.