miprimita.com

Memorias (IV)

en Hetero: Primera vez

4

El domingo era el cumpleaños de la madre de Alejo y fuimos, casi sin dormir, a almorzar con ella.

Cuando ibamos para su casa Alejo me dijo:

-Parece mentira, el viernes era virgen y hoy ya estoy cansado de coger. Eulogia es insaciable, te juro que no doy más. No te imaginas la siesta que me voy a hacer.

A mi me pasaba lo mismo, no veía el momento de usar la cama sólo para dormir.

Cuando a la tarde volví a casa estaba de visita Yolanda, una prima de Eulogia que había venido a Buenos Aires por unos días. Me alegré porque así, ocupada en atenderla, me dejaría descansar. Enseguida me dí cuenta que estaba equivocado. Estaba tomando un café, cuando a boca de jarro Eulogia dice con toda intención:

-Jorge, le estaba comentando a Yoli lo lindo que haces el culo y ella anda con ganas de que se lo desvirgen ¿le harías ese favor?

Claro que se lo haría. Yolanda estaba fuertisima, era bastante parecida a Eulogia. No tenía tan grande las tetas, era más delgada pero en cuanto a culo no se quedaba atrás.

-Sí, pero ahora no doy más, si me dan tiempo para reponerme.

-Seguro chiquito, anda a acostarte y descansá mientras charlamos. Tenemos mucho para contarnos.

Cuando me desperté ya era de noche, había dormido bastante y tan profundamente que me sentía totalmente recuperado y listo para cumplir la misión encomendada.

Las encontré de lo más entretenidas tortilleando. En aquella época el lesbianismo, tanto como la homosexualidad, eran prácticas condenadas por la sociedad. Verlas chupandosé las conchas mutuamente me causó cierto resquemor, pero a la vez me calentó muchisimo.

-A falta de pan, buenas son tortas -dijo riendosé Eulogia y palpandomé la poronga dura debajo del calzoncillo, agregó- Pero mirá que pedazo de pija tenemos ahora

-¿Eso me va a meter en el culo? -preguntó austada Yolanda cuando me vió la poronga- Me va a reventar, es muy gorda y larga. Creo que ni en la concha me entra.

-Hay, pero no sabés lo linda que se siente adentro -le dijo Eulogia- ¿No te vas a arrepentir ahora, no?

No se arrepintió aunque estaba dubitativa. Después de la enema, cosa que no le gustó mucho, Eulogia se encargó de toda la preparación. Empezó chupandolé la concha y cuando Yolanda se puso a tonó, siguió con el culo. Empapado por la saliva ya se estaba relajando, ahí hizo el trabajo de los dedos. Primero uno, después dos. Mientras tanto, para que se fuera acostumbrando, se la puse en la boca y me la empezó a chupar, cosa que hacía con mucho empeño y muy bien. Cuando el orto estuvo a punto, Eulogia me dijo que se la metiera.

Al principio Yolanda estaba tensa y reculó un poco, pero con suavidad se la fuí acomodando y cuando se dió cuenta la tenía casi toda adentro. Sentía en la pija los latidos del ojete y me volvía loco. Empezó a acabar, ayudada por la paja que le estaba haciendo Eulogia, se fué relajando y al final terminó pidiendome que no se la sacara nunca. Recién se la saqué después de vaciarle tal cantidad de esperma que le produjo un pedo de leche interminable.

Tan enloquecida quedó que quería seguir cogiendo. Eulogia la entretuvo un rato haciendo un 69. Yo me puse de nuevo a tono y le hicimos un servicio completo a duo, impresionante, yo por la concha y Eulogia dandolé con los dedos por el orto. Terminó pidiendo clemencia, después de cinco o seis orgasmos, pero tan satisfecha que no dejaba de abrazarnos y besarnos.

-Gracias, nunca gocé tanto como hoy. Tenías razón, -le dijo a Eulogia- la poronga de Jorge es sensacional. Espero disfrutarla siempre que venga a Buenos Aires, si Eulogia no se pone celosa, por supuesto. Desde ya que si vas a San Luis, mi cama está disponible -me dijo provocativamente.

Después que Yolanda se fué todavía tuve que calmar a Eulogia, se había calentado tanto que no la paraba nadie. Por suerte después de un poderoso polvazo que saqué no se de donde se tranquilizó y pudimos descansar. Yo ya tenía la pija insensible y no quería saber más nada de garcha.

 

(continuará)

 

PD. Escucho halagos y críticas. Escribanme.