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Rato de despedida

en Dominación

Rato De Despedida

Era viernes, a eso de la 1:30 pm, en uno de los centros comerciales de la ciudad de Caracas, capital de Venezuela. Este pudo haber sido un viernes cualquiera, en el cual a las 3:30 hubiera salido de mi trabajo para llegar a las 5 de la tarde a mi casa. Claro, eso si contaba con suerte, ya que Caracas es una ciudad caótica en cuanto a tráfico automotor y otros aspectos se refiere, en donde por una pequeñez se desatan unas colas de carros inmensas, haciendo que llegue un poco (o mucho, algunas veces) más tarde a mi casa. Pero este para mí no era un viernes cualquiera. Una falla eléctrica en el edificio en el que trabajo provoco un pequeño incendio rápidamente controlado por los bomberos de la ciudad, que tienen una estación cerca. Dado el percance, dieron el día libre a todos los trabajadores. Eso fue como a las 9:30 am. Desde entonces estoy metida en el centro comercial, viendo tiendas de ropa, de lencería erótica, de zapatos, etc. A eso de las 12:15 pm me fui a la feria de comida para almorzar y al terminar de comer continúe mi recorrido por el Mall. Me llamo Skarlet, tengo 24 años y lo que aconteció en ese inusual viernes me cambio la vida POR COMPLETO.

Comenzare por describir mi cuerpo. Sí, mi maravilloso cuerpo, sin ganas de presumir. Mis senos son grandes y naturales, cosa que no impide la majestuosidad de esa parte de mi cuerpo, el cual es uno de mis mejores ganchos a la hora de "atrapar" hombres que me lleven a la cama. Cuando digo que son majestuosos, es porque son firmes, duros y muy bien paraditos. Ok, ok…tienen una ligera caída, muy ligera, pero si casi se quedan en su lugar al quitarme el sostén. De mi cintura que les puedo decir, muy bien curvada y delgada, aunque no mucho, y mi cola, otro de mis mas grandes orgullos, y también otra de mis mas grandes armas para conseguir un buen acostón casual. Nalgas duras y abultadas, hacen que los hombres después de pasar al lado mío bajen la mirada de mi pecho hacia mi trasero. Mi rostro, me fascina. No, amigo lector, no sufro de narcisismo, pero sí que es un rostro muy bonito, con labios carnositos y un par de ojazos bellos, color azul (hay quienes dicen que mis ojos cambian de color a gris azulado, yo muy pocas veces eh tenido esa impresión) por lo demás, cabello largo, color negro azabache y liso, mi piel es suave, la cuido mucho. Me gusta cuidar mucho mi apariencia e higiene, soy maniática en cuanto a esos aspectos de mi cuerpo. La madre naturaleza, además de otorgarme este cuerpazo de infarto, me otorgo también una obsesión muy grande hacia el sexo. No hay día que pase que no piense en sexo. Y también, es muy raro el día que no me masturbe. Soy adicta al sexo, ya sea sola, o acompañada por un hombre o una mujer. Si señores, leyeron bien, con una mujer…también soy bisexual.

Bueno, prosiguiendo con la historia, yo no tenía ni idea de que ese día seria muy inusual con respecto a mi rutina. Paseaba por cada uno de los niveles del centro comercial, cuando, a lo lejos vi la figura de un hombre que me pareció tremendamente familiar. No sé si fue por curiosidad, o por gusto (estaba buenísimo), pero apresure el paso para acercármele y así detallarlo bien. A medida que me acercaba, sentía como mi cosita se iba encharcando poco a poco, a causa de las imágenes que mi mente reproducía, imaginándome a semejante hombre echándome un tremendo polvo de manera ruda, cojiendome por donde le plazca para conseguir su placer. Cojiendome y manteniéndome dominada a la vez, obligándome a adoptar las posturas que el desee, a hacer realidad sus fantasías, forzándome a obedecerle en todo. Como se podrán dar cuenta, soy una chica que le gusta ser sumisa en la cama, y que se esfuerza por dejar muy satisfechos a sus hombres. Soy una mujer que antepone los deseos y el placer de su hombre antes que el suyo propio.

A medida que me iba acercando, el hombre se me hacía cada vez más familiar. Hasta que llegue al punto en el cual sentí una tremenda punzada en el estomago. El hombre que fui a ver se trataba nada más y nada menos que de David.

De seguro ustedes, los lectores, estarán pensando "aja, pero, ¿y quién coño es David?" bueno, para responder esa duda, debo retroceder un poco en el tiempo, dos años antes, para ser más exacta. David era un chico que conocí en la universidad. Yo estudiaba contabilidad y finanzas para ese entonces, mientras que el iba en otra carrera, gerencia tributaria. Lo conocí por medio de Amanda, una antigua amiga de la universidad (ahora enemiga, no entrare en más detalles ya que no es relevante en esta historia). Ella me lo presento, y congeniamos al primer instante mientras conversábamos. Yo le fui cayendo bien y el a mi también, además de atraerme por su gran físico. Pasaron unos pocos meses cuando él me declaro su amor, el cual yo acepte, y nos hicimos novios.

Pero volvamos al presente. Al acercármele, lo salude ya que no me quedo mas remedio, pues me vio justo antes de que pudiera irme del lugar para evitar ese encuentro.

-Caramba David, hola, ¿como estas? Tiempo sin saber de ti. –le dije, un poco nerviosa y algo incomoda por la manera en que me vio. Su mirada hacia mí era seria, de resentimiento, de rencor.

Déjenme hablarles un poco sobre cómo fue nuestra relación, y el motivo de por qué él me miro de esa manera. A los dos meses de estar de novios, una fantasía comenzó a aflorar en mí: la infidelidad. ATENCION: no sentí esa, llamémosla "necesidad", de ponerle los cuernos por algún defecto suyo. El me trataba de maravilla, y era muy cariñoso y atento conmigo. De verdad, yo fui muy afortunada de tenerlo como novio, es lo que todas, o al menos la gran e inmensa mayoría de mujeres desearían tener: un hombre atento, seductor, simpático, entretenido, sin muchos vicios, muy buen oyente, sentimental, y por supuesto, excelente en la cama. No tenía motivos para montarle cachos. Eso lo hice sencillamente por querer experimentar algo nuevo, y para mí la infidelidad lo era. Él lo hacía muy pero muy rico, me dominaba en la cama, me tenía a sus pies, me hacia suya, su objeto de placer, y yo me sentía como la mujer más zorra de este planeta, cosa que me fascinaba. Claro que también teníamos nuestros encuentros íntimos románticos, pero la mayoría de las veces las películas porno de sexo duro quedaban cortas ante nosotros, sin ganas de dármelas de gran cosota.

En fin, yo le monte cachos la primera vez que pude, con un chico de la empresa en la que trabajaba por ese entonces. No fue por amor ni nada, simplemente sexo, un simple capricho, nada más, y el querer sentirme como una ramera gratuita. Me sentí así, y me gusto. Tanto que lo repetí, pero con otro hombre diferente. Cada vez me sentía más puta y degenerada, ya que además de sentirme perra por montarle cachos a mi novio, poco a poco fui descubriendo nuevas facetas mías, tales como la humillación y la degradación. El ponerme de rodillas ante un hombre y besar sus zapatos, el rogarle para que me cojiera, son solo dos ejemplos de una infinidad de situaciones bochornosas que se me podrían ocurrir. Y ese capricho de montarle cachos a David fue creciendo cada vez más y mas. Estuve un mes así, en total durante ese tiempo engañe a David con 7 hombres distintos. El chico de mi empresa, el hermano de mi ahora enemiga Amanda, el dueño de un cyber café al cual acudía a la hora de imprimir un trabajo de emergencia para la universidad, el hijo mayor de ese señor, un hombre que conocí en una sala de chat de sexo, un profesor de mi universidad y un estudiante de la misma.

Y ese fue mi error. El llevar mi capricho, mis fantasías de infidelidad al entorno donde se desenvolvía mi novio (y también yo). Eso sumado al gran nivel de inmadurez de ese chico de la universidad con quien me acosté, ya que al día siguiente de suceder, la universidad completa se entero de todo. Y David no fue la excepción.

Recuerdo perfectamente ese día. Al llegar a la universidad todos me veían de extraña manera. Los chicos se propasaban conmigo, dándome toqueteos y dedicándome piropos un poco pasados de tono y de vulgares. Soy una mujer un poco altiva y hasta odiosa cuando no estoy en la cama. Pero al ver las miradas de condena de muchas chicas y chicos de la uni, sumado al montón de toqueteos que poco a poco a poco se convirtieron en magreos más fuertes y descarados, me sentía indefensa y desprotegida. Por más que quise, no pude voltearle las caras a unos cuantos de esos abusadores de una sola cachetada. No pude ni alzarles la voz, de hecho, ni siquiera hable. En cierta manera me sentía miserable.

Al entrar por las puertas de la cafetería, estaba David sentado en una de las mesas. Su rostro demarcaba furia, dolor y decepción. Estaba con otros tres chicos y dos chicas mas, quienes, al no percatarse de mi presencia, le decían que se calmara, que se olvidara de mi, que las putas como yo no merecemos a un hombre como él. Y en esto último tenían razón. Todos tenían razón. Yo entendí de inmediato lo que sucedía: el imbécil con quien me acosté rego la noticia por toda la casa de estudios. Por un capricho sexual eche por tierra una estupenda relación con un estupendo hombre.

Al llegar a la mesa, todas las miradas estaban centradas en nosotros. Los que lo acompañaban se retiraron, despidiéndose de el, y viéndome de mala manera. Una de las chicas, por cierto, al colocarse el bolso (de esos que se guindan en la espalda) me golpeo con este, pero a propósito, y ni disculpas pidió. Como podrán notar, el era muy querido y respetado por todos en la universidad. Era una persona de verdad maravillosa, amigable. Muchísima gente le tenía cariño en el sentido de amistad. Me senté a su lado.

-David…hola…mira, yo se que –en ese instante, sin siquiera verme, se levanto de su silla y se fue de la universidad, dejándome allí, con la palabra en la boca, sola, con un montón de miradas sobre mí. Me sentí terrible, y hasta se me salieron las lágrimas.

Decidí buscarle. Fui tras él, apenas recobre la poca dignidad que me quedaba. Pero lo perdí de vista. Aun así, me dirigí a su casa, donde fui recibida por los padres quienes aun no se habían enterado de nada. Ellos iban de salida, pero con la gran confianza que me tenían me invitaron a quedarme a esperar, cosa que acepte. Cuando se fueron, fui a su habitación, me senté en su cama, y vi hacia su mesa de noche. Había una foto mía, de la primera vez que nos vimos, salía yo en un gran jardín de la universidad, sonriendo. En la mesa de su computadora, tenía otras tres fotos donde salíamos juntos, divirtiéndonos y en plan romántico. No aguante mas y me puse a llorar, ¿Cómo podía haber sido tan estúpida? Me quería morir, deseaba que me tragara la tierra, Cuando note la presencia de alguien en la puerta de su habitación. Era el.

Durante más de diez horas estuvimos allí metidos (si, diez horas, yo lo adoraba, y él a mi). El me gritaba, me reprochaba y hasta lloraba. Yo lloraba también, le suplicaba que me entendiera que lo hice por capricho, no porque él me hubiera dejado de gustar, no porque lo hubiera dejado de amar. Le implore perdón, me arrodille, le suplique, le rogué. Sé que no lo merecía, porque, si algo es cierto, es que yo no apoyo la infidelidad, pero por un momento de debilidad, quise experimentar. Yo le pedía incluso que se vengara, que se acostara con otras mujeres, que me pagara con mi misma moneda. Hasta le ofrecí pagarle un par de putas si él deseaba. Lo que sea por no perderlo.

Salí de su casa a eso de las 10 de la noche, toda hecha un desastre, mi cara estaba horrible, demacrada por tanta tristeza, por tanto llorar. Aun seguía llorando, por cierto. Me dirigí a mi casa, maldiciendo por no morir en el trayecto. Quede totalmente desecha, perdí a David, al mejor hombre del mundo. Dure una semana sin ir a clases, y la única vez que yo volví a pisar esa universidad fue para buscar mis papeles y retirarme de la carrera. A los 6 meses más o menos logre salir de mi depresión, aunque el quitarme a David de mi cabeza fue una tarea prácticamente irrealizable. Esperaba que el tiempo se encargara de eso, de eliminar poco a poco los recuerdos de nuestras salidas, de lo romántico que lograba ser, de nuestros acostones súper ricos, de cuando me dominaba en la cama, cuando me hacia suya por completo. Nunca conoció mi faceta más sumisa, la cual afloro con los hombres con quienes le engañe, y que, después de curadas las heridas de mi corazón por semejante ruptura, volvía a aflorar en mi. Es el resultado de tener a una mujer hiperactiva sexualmente seis meses sin sexo, abrumada por la pérdida de su amor.

Durante el resto del tiempo, tuve unas pequeñas relaciones fugaces, las cuales, el amor por parte mía era muy bien fingido. Solo buscaba sexo. La mayoría de los hombres con quienes me acosté en ese tiempo no logro satisfacer mis deseos por completo. Quería sentirme mujerzuela, puta. Quería sentirme la menor cosa posible, una basura, un simple objeto sexual desechable para los hombres. En ese tiempo mis fantasías fueron volviéndose más rudas y bizarras, cada mes más. Hasta el punto de imaginarme embarazada de un hombre, el cual sería mi dueño, y aun así estar satisfaciendo sus deseos y caprichos sexuales. Que ese bebe fuera una niña y que luego de 18 años, con mi hija grande, fuéramos esclavas sexuales tal vez del mismo hombre, o tal vez de hombres distintos. Que en esos 18 años la educación que yo le haya impartido a mi hija haya sido netamente machista, y totalmente denigrante hacia la mujer. Haberla educado como la esclava perfecta. Pero eso eran solo fantasías. Ok, muchos pensaran que soy una enferma mental, pero con ese pensamiento conseguí unos orgasmos extremadamente deliciosos.

Pero volvamos de nuevo al presente. La mirada de David era seria. Me intimido mucho.

-Ah, eres tu…¿cómo te va? –me dijo con voz forzada.

-Pues, bien…trabajando…¿y tú qué tal?

-Muy pero muy bien…trabajando y terminando mis estudios.

-Me alegro…yo los abandone…

-Si lo sé…

Su respuesta fue un tanto cortante…nos quedamos mudos un corto periodo de tiempo. Para mí fue una eternidad. Como es común en mi desde hace un tiempo, baje la mirada para mirar su paquete, y luego de ver que el pantalón no lograba disimular aquel paquetón con una enorme erección (lo que me hizo recordar viejos tiempos, y ponerme más cachonda de lo que estaba a pesar de la desagradable incomodidad) continúe viendo el resto de su cuerpo. Estaba muy bien ejercitado, mucho mejor de lo que estaba cuando fuimos pareja.

-¿Y las chicas? Debes tener a muchas locas por ti…veo que tu cuerpazo lo has conservado muy bien…-le pregunte. No podía evitar la curiosidad.

-Bueno, tú has sido la última –dijo dando un suspiro, y su expresión de molestia e incomodidad fue cambiando por una expresión de decepción. –eh tenido unas tres relaciones fugaces, y aunque tenían una gran ventaja en común, no llenaron mis expectativas...

-¿Ah sí? ¿Cuál ventaja? –pregunte extrañada.

-No eran putas como tú.

Eso me lo dijo viéndome a los ojos. Yo me ruborice, y mi cosita se encharco aun más. El que me dijeran eso, en un centro comercial con bastantes personas, y que lo haya dicho además en un tono de voz que cualquiera pudo escuchar, me humillaba, y eso, como consecuencia, me excitaba. Aunque sé que lo dijo a modo de reproche. La calentura en mi cuerpo fue ganándole terreno a la incomodidad generada por la situación.

Decidí cambiar el tema de la conversación. Si bien yo estaba muy excitada, también me sentía un poco mal por haber sido una caprichosa estúpida y echar por tierra mi relación con él. Poco a poco la confianza fue fluyendo entre nosotros. Ok, la incomodidad seguía, pero los momentos de silencio fueron disminuyendo cada vez más. Hablamos de diversas cosas, de nuestros parientes, de trabajo, de estudios, de viajes, etc. Estuvimos un muy buen rato hablando de todo un poco. A medida que conversábamos, por mi mente pasaban momentos de nuestro noviazgo. Desde los tiernos y románticos, hasta los más salvajes y duros. Cabe destacar que estos últimos eran los que más pasaban por mi cabeza, y los que mejor recordaba. Está claro que con el tiempo mi adicción al sexo fue creciendo más y más…no me contuve, y aprovechando la confianza que ya me había ganado de su parte, le dije:

-Sabes David, nunca nos dimos nuestra "noche de despedida"

-¿Que es eso?

-Es…digamos…muchas parejas que terminan lo hacen…una última vez…sabes, a manera de despedida…por eso le dicen "noche de despedida"… -le dije en tono tímido…

-Skarlet… ¿estás loca? Después de lo que me hiciste…no se…no se...no lo veo posible.

-David, no me vengas con esos cuentos…tu sabes perfectamente que te dan ganas de volver a vivir un momento candente como la vez que lo hicimos en la playa Los Caracas… ¿recuerdas?

-¿Cómo olvidarlo? Fue uno de los mejores polvos de nuestra relación. El sujetador del bikini se lo llevo el mar y tuviste que estar el resto del día con una franela blanca que hacía que tus senos transparentaran al mojarse.

-Jajajaja si… ¿me vas a decir que no te provoco darme caña todo ese día?

-Si…no lo niego. Pero no me cambies la conversación. No sé si de verdad pueda aceptar semejante propuesta.

-Vamos…sabes que te provoca.

-Claro que me provoca…soy hombre…pero no se…sabes, me dolió lo que me hiciste…

-Si te vieras en un espejo, verías que se te notan las ganas de darme duro ahorita…vamos, úsame a tu antojo…como en los viejos tiempos…quiero compensarte la mala jugada que te hice…con placer.

Su expresión era exactamente como se la describí. Se le notaban las ganas de mi cuerpo. Comenzó a detallarme de pies a cabeza. Su expresión cada vez se hacía más fuerte. Quería darme de verdad. Hasta que:

-Veo que sigues siendo una zorrita calentona…sabes, me ah costado muchísimo olvidar ese culo que tienes. No eh logrado hacerlo, y muchas veces me eh hecho unas buenas pajas recordando como lo hacíamos, y lo putona que eras en la cama. Claro, eso obviando el puñal que me enterraste en la espalda maldita perra. ¿Quieres sexo conmigo? Pues adelante. Pero te advierto: quiero que esto sea algo mucho más sádico comparado con lo de antes. Antes me cortaba un poco porque éramos novios, y te amaba. Ahora zorra, no tendré límites contigo.¿ Quieres que yo te tire? Pues bien, acepta que debes cumplir todas mis órdenes y todos mis deseos.

Después de semejantes palabras, me sonroje bastante, y mi cosita comenzó a hormiguear mucho más de lo que ya estaba hormigueando. Mi cola también estaba en esas, y ni que hablar de mi pecho, que de la calentura provocada por esas palabras tomo un color rojizo, mientras que mis pezones se ponían cada vez más duros. Como era lo que quería, acepte. Y como no me sentía capaz de aguantar tanta excitación, pues le propuse irnos en ese mismo momento a un hotel, cosa que el acepto.

Salimos del centro comercial para irnos a una zona de la ciudad conocida como "la calle de los hoteles", cuyo nombre ya describe el porqué le llaman así. Llegamos a uno de esos, pedimos una habitación de las más baratas, ya que según David, "las perras como tu son cojidas en habitaciones acordes a su nivel de lujo, y tu nivel no pasa de ser el de un cuartucho baratón" y lo dijo delante del recepcionista, degradándome y humillándome de tal forma que me falto muy poco para alcanzar un orgasmo solo con oír esas palabras. Y bueno, de seguro el recepcionista se la habrá machacado bastante después de semejante escena, ya que, después de oír a David, sus ojos se pusieron como platos, y una de sus manos bajo más allá de lo que el mostrador de la recepción permitía divisar. Al tiempo que se tocaba, me miro de pies a cabeza, sonriendo un poco ya con cara de sádico. Nos extendió su mano libre con las llaves, acción ante la cual David, al ver que el chico no me quitaba la vista de encima, viéndome con cara seria y con voz de mando me ordeno tomarlas, y darle las gracias. Tome las llaves rozando mi mano con la de el, y con una mirada erótica y guiñándole el ojo, le dije en tono seductor "gracias mi príncipe".

David sonrió de manera un tanto perversa y me tomo del brazo, jalándome un poco para dirigirnos hacia los ascensores, los cuales estaban en ese piso. Entramos a uno, marco el 4° piso, y al cerrarse las puertas, llevo una de sus manos a mi pecho, jalando tanto mi saco gris ejecutivo, como mi blusa blanca y mi sujetador, haciendo que tanto al saco como a la blusa se les reventaran los botones y al sujetador se le rompiera el broche. De verdad jalo fuerte. Quede allí muy sorprendida con semejante acto de rudeza, de pie ante David, con mi saco y blusa abiertos, mostrando el centro de mi torso, escondiendo solo mis senos, pero dejando al desnudo el canalillo central y mi obligo, y mis sostenes guindando sobre mi abdomen. Me quede sorprendida por que de verdad, ¿cómo esperar esa acción de un hombre que hace una hora más o menos me hablaba de pena, de que no quería hacerlo conmigo, que le daba cosa? ¿Cómo esperarse eso de un hombre que se hacia el duro hace un rato? Ok, ya me estaba tratando como a una cualquiera desde que me dijo aquellas palabras en el centro comercial, pero ¡¡¡WOW!!! ¡¡¡Que cambio tan radical!!! Ni siquiera cuando estábamos de novios me había tratado con tanta rudeza. Y lo peor (o lo mejor) de todo es que me gustaba ese trato.

Mis ganas de ser penetrada y usada como una cualquiera aumentaron a un nivel prácticamente incontrolable. Para demostrar aun mas mi sumisión hacia él, baje la mirada a sus zapatos, los cuales eran de charol negro. El se percato de esto, y con otro movimiento rápido, me tomo por el cuello con su mano derecha, mientras la izquierda se metió por entre mi rota blusa, acariciando mi seno derecho. Al tiempo de hacer esto, acerco su boca a mi oreja y me dijo:

-Zorra, esto será diferente, muy diferente a lo que hemos hecho antes ¿de acuerdo? Tengo unas ganas locas de descobrarme por lo que me hiciste, me pagaras cada minuto de tristeza. Eres mi perra, mi esclava, mi puta caliente. Eres mía, me perteneces, y tu harás todo, absolutamente todo lo que yo te diga. Pobre de ti si llegas a cometer una falta, no tolerare estupideces. Sé que esto te gusta, se que te fascina ser degrada y humillada como la marrana que eres, se que adoras ponerte de rodillas y lamerle los zapatos a tus hombres, rogándoles por una buena follada por el culo. Y veo que tienes ganas, anda, pídemelo, ponte de rodillas perra y suplícame por mi pija, implórame que te la meta hasta lo más hondo de tus entrañas.

¿Cómo podía el saber eso? Cuando fuimos novios me gustaba ser dominada, mas nunca llegue a los extremos que llegue con otros hombres posteriores a la relación que teníamos. Ante el fui sumisa, pero nunca su esclava. Nunca me rebaje como con los demás. Bueno, eso después quizá lo averiguaría, lo único que me importaba en ese momento era obedecer, darle placer, humillarme, y por supuesto, SER TIRADA.

Acate su orden sin miramientos. Me puse de rodillas, y acariciando con mis manos sus zapatos comencé a suplicar por su polla.

-David, mi amor, estoy de rodillas pidiéndote una buena cojida, por favor, lléname mis agujeros con tu inmenso nabo, te lo ruego.

En ese momento me dio una buena cachetada.

-Puta, a mí me llamaras amo de ahora en adelante. Pensé que sabias como ser una esclava de calidad. No me digas que deberé enseñarte cómo comportarte ante tu amo. Otra cosa puta, tú te levantas de ahí cuando me dé la gana ¿entendido?

-si amo, perdone a esta perra.

-sigue suplicando putita, y te conviene ser mimosa y zalamera…

Comencé a lamerle los zapatos. Al tiempo que le pedía y le rogaba por su polla. Necesitaba ese güebo inmenso dentro de mí, y quería humillarme de la peor manera posible ante él para conseguirlo. Estaba muy, muy excitada. Sus zapatos comenzaron a tomar brillo. Cuando se abrió la puerta del ascensor, hice ademan de pararme, pero:

-Zorrita, ni siquiera lo pienses. Sigue lamiendo mis zapatos.

Acate la orden humillada y ya a punto de correrme de la manera más brutal de mi vida. Comencé a desplazarme de rodillas y con mi cara pegada a sus zapatos, intentando lamerlos lo más que podía, cosa que era difícil, ya que su paso era normal, caminando sin nada molestando en sus pies ya que yo trataba de no obstaculizar su paso por el largo pasillo hasta la habitación. Yo lo único que lograba sacar era golpes con sus talones, y poco a poco me fui quedando atrás, ya que caminar de rodillas era muy incomodo, y muy lento para seguirle el ritmo. A medio pasillo se detuvo, y viéndome con cara de molestia, esperó a que yo llegara gateando hasta el, para, con el cinturón de mi cartera, el cual era "quita y pon", improvisar un collar de perro alrededor de mi cuello, anudándolo de manera fuerte, aunque no lo suficiente como para cortarme la respiración. Se aseguro que el nudo no se fuera a correr en el camino, me puso mi cartera en la boca, lo que entendí perfectamente y la agarre con los dientes. Una vez listo todo, tiro de la correa y comenzamos nuestro recorrido por el final del trayecto hacia la puerta de la habitación, la cual al llegar le di las llaves y el la abrió. Antes de entrar, una pareja salió de el cuarto de al lado. Mis ojos se pusieron como platos, y los de la pareja también. La chica, se puso una mano tapándose la boca, en señal de "¿pero qué es esto?" y aun así se le notaba una sonrisa picara. El chico quedo con la boca abierta al principio, pero luego su expresión se volvió algo perversa y sonrió con malicia. Yo me quede allí petrificada, intercalando mi mirada entre los ojos del chico y los de la chica. No vi la expresión de David, solo le oí decirles "buenas, con su permiso, tengo mucho que hacer" y continuo su camino hacia el interior de la habitación. Yo no me podía ni mover, estaba en cuatro patas, con mi cartera en mis dientes, con la blusa y el saco rotos colgando, sin mostrarles nada, ya que estaba de perfil hacia ellos, y con el cinturón de mi cartera aprisionando mi cuello. Estaba roja como un tomate, me sentía humillada, degradada, y muy caliente, además de sorprendida. David, tirando del cinturón ya desde adentro de la habitación, me dijo

-vamos perra, mueve el culo, que quiero satisfacción.

Al ver que no me moví, más que todo porque estaba embobada disfrutando de semejante humillación la cual iba en crecimiento ahora por las palabras de David, entonces el decidió dar un fuerte tirón al cinturón y meterme a rastras por la puerta, mientras yo decía "si amo, perdone por ser tan estúpida, estoy a sus pies" aunque un poco de manera inentendible, debido a que aun llevaba la cartera en mi boca, y tranco la puerta.

Al ponerme en cuatro de nuevo ante él, me dio una cachetada que me hizo soltar la cartera.

-¿Que pensabas perra? ¿Cómo te atreves a demorarte en obedecer mis órdenes así? ¿Eres estúpida o qué? –PAF! Otra cachetada en mi cara –bueno, estoy dispuesto a olvidar…solo tienes que lograr que lo olvide. ¿Qué te parece la habitación? Tal cual tu nivel ¿no lo crees ramera de octava?

Con ambas cachetadas no pude evitar soltar unas lágrimas. No estaba llorando, ojo, las cachetadas me hicieron lagrimear un poco, pero lejos de llorar estaba excitada, demasiado caliente. Seguro no iba a resistir la primera embestida sin correrme. Le di un vistazo a la habitación, y tenía razón. El cuarto estaba oscuro, las paredes con filtraciones, mal pintadas, era un cubo con una cama y un televisor donde solo había películas porno. En una esquina de la habitación había un cubículo pequeño de vidrio transparente, donde, si cabían dos personas, era mucho. De que entraban, entraban, pero estarían muy apretados. A un lado de este cubículo había una ventana oscura, desde afuera no se podría ver para adentro al menos que la persona que este adentro este muy próxima al vidrio. En el cubículo de vidrio antes mencionado estaba la ducha, goteando. El piso estaba sucio. Con razón nos cobraron casi nada, a pesar de que se veía muy bonito el hotel por fuera, tenía unas habitaciones muy de mala muerte por dentro. Pero esto no hacía más que calentarme más. El hecho de que David me calificara de ese nivel tan bajo y pobre, de valer lo mismo o menos que una puta drogadicta para él, me ponía a millón. No veía la hora de comenzar a hacerlo. No veía la hora de comenzar a chupar su miembro con mis "tres bocas".

David se recostó en la cama. Puso sus manos en su muñeca y se relajo por completo. Estiro uno de sus brazos para tomar el control remoto del televisor, encendiéndolo. Estaban pasando una porno buena, 4 tipos contra una sola chica. Divino.

-Bueno zorrita, hora de que ejerzas tu profesión conmigo. Procura mantenerme contento.

Tome mi celular de la cartera, me pare al borde inferior de la cama, sin bloquearle la vista a David para que pudiera ver la película porno en caso tal de que mi "show" no diese la talla. Le baje el volumen al televisor con el control remoto, y lo arroje a un lado cerca de David para que lo pudiera agarrar sin tener que estirarse ni hacer ningún tipo de esfuerzo. Programe mi celular el cual reproduce mp3, y puse una canción que me fascina para los momentos de sexo (es mi favorita para estos momentos, en realidad), se titula "Down In Mexico" de The Coasters. Aquellos que vieron la película de Quentin Tarantino titulada "Death Proof" puede que recuerden cierta escena muy sexy de la película. Bueno, una vez empezada la canción comencé a bailar eróticamente, contoneando mi cola de un lado a otro, mientras me agacho lentamente y tomo mi saco y mi blusa por los bordes que llevan los botones, los cuales están rotos por el fuerte tirón del ascensor. Una vez mi cola estuvo lo más baja posible, comencé a subir de la misma manera, pero esta vez quitándome la blusa y el saco, y los arroje al suelo una vez estuve de pie. Con mis tetas al aire, continúe moviéndome de manera muy sensual, poco a poco, siguiendo el ritmo lento de la canción. David no me quitaba los ojos de encima, apuesto que estaba un poco sorprendido porque tal vez se imagino que estaría intimidada por su comportamiento en estos últimos momentos, y de verdad lo estaba, pero quería que viera que en esa habitación se haría lo que el deseara, y que yo estaba segura de querer hacerlo.

Me baje la falda junto con la tanguita, ambas de una sola vez, y enganchándolas con mi pie derecho, las bote a un lado de la cama. Ahora estaba totalmente desnuda solo con sandalias y medias negras que llegaban solo a medio muslo. Al momento de ponerse un poco más rápida la canción, también fui acelerando mis movimientos, al compas del ritmo, moviendo cada vez más fuerte y bruscamente mis caderas, y me fui dirigiendo hacia su cara. Una vez llegue a esa altura, justo en el momento en que se detiene la canción, caí de rodillas con las piernas abiertas alrededor de su cuerpo, y mis manos a los lados de su cabeza, mientras movía la mía sensualmente para acariciar su rostro con mi cabello justo en el momento en que la canción vuelve a comenzar y recupera su ritmo lento nuevamente. Me levante despacio, y para la parte final de la canción, moví lentamente las caderas de un lado a otro, agachándome, para recostarme suavemente de su pija la cual estaba a punto de reventar entre sus pantalones, según sentí. En ese momento acabo la canción, y antes de que comenzara otra, David se levanto, aun conmigo encima, tomo el celular, y lo tiro al suelo. En ese momento no me importo si lo reventó o no. Era mi dueño y su voluntad y deseos eran mis órdenes.

-ve y dúchate para mi, guarra. Quiero ver que te duches sensualmente. Vas bien perrita.

Me levante y me dirigí a la ducha, quitándome en el camino las medias y mis sandalias, quedando así de la manera en que vine al mundo. Me metí, y sin cerrar el vidrio que hacía las veces de puerta de la pequeña ducha, abrí la regadera la cual solo tenía una sola llave, para el agua fría, y de verdad estaba fría. Pero eso no me quito la calentura, al contrario, me la aumento. Con el agua fría mi cuerpo comenzó a reclamarme alguna fuente de calor, y la única en esa habitación era David. Mientras me duchaba hacia movimientos sensuales, recorría mi cuerpo lentamente con mis manos, de pies a cabeza. Prestaba muchísima atención a mis muslos, mi entrepierna, mi culo y mis tetas. Lance una mirada a David, quería ver su reacción. Para mi sorpresa no se estaba fijando en mí, sino viendo la porno, en la cual seguía la escena de la chica con los 4 tipos, parecía más bien una película casera. La chica era empalada por el culo por uno de los hombres, otro lo tenía en su concha, bombeando ambos con dureza, y a los otros dos los tenía en su boca. Era una mujer hermosa, en su nalga derecha tenia tatuado "Kyra Bitch", y le estaban dando duro de verdad, ya que a pesar de tener dos güebos enorme en su boca, se le oía gemir y gritar claramente. Esto me excito aun más, y el que David me estuviera ignorando por una puta de película porno casera multiplicaba esa necesidad de güebo. Me continúe moviendo sensualmente, no quería desobedecer, comencé a pasarme el jabón por cada rincón de mi cuerpo, lentamente. Note que David empezaba a intercalar su atención entre "Kyra", la puta de la porno, y yo. Luego se levanto de la cama, le subió el volumen al máximo al televisor, haciendo que se oyera bien duro la película porno, y se dirigió a la ducha para tomarme por el pelo de manera brusca. Me saco de la ducha, se bajo el cierre, el bóxer dentro del pantalón y su hermosa polla salió de su prisión. Estaba inmensa, dura, venosa, brillante por el delicioso líquido preseminal. Tal cual la recordaba casi a diario.

-Muy bien perra, hora de que me lo mames ya –me dijo mientras me daba golpecitos con su glande en mi frente.

El olor de su herramienta era divino, embriagador. Me dedique unos segundos a pasar toda su extensión de carne dura por mi nariz, a olerlo, deberían sacar un perfume de mujer con ese olor tan exquisito. Luego lo metí en mi boca, primero la punta, pausándome un segundo allí para recorrer la parte inferior de su glande con mi lengua, sin tocar su extensión con la mano. Recuerdo que a él le gustaba que se lo chupara así, sin tocarlo. Estaba caliente, riquísimo. Luego continúe metiendo el resto poco a poco en mi boca, moviendo mi lengua por la parte inferior de ese güebo tan delicioso de un lado a otro, con delicadeza y suavidad, deseaba hacerlo bien, y si mal no recuerdo, a él le fascinaba así, que empezara suavecito y lentamente la mamada, y a mí también me gustaba empezar así, me sentía como una chica inocente que lo chupaba por primera vez, con cierta timidez, para luego desatar la fiera que había en mi y proporcionar la mejor mamada que pudiera. Y así fui, metiéndome esos 21 centímetros de carnita de primera en mi boca, lentamente, hasta que mi nariz se hundiera en la mata de pelos de su pubis. Eso me excitaba bastante, un hombre así, con bastantes vellos, me sentía humillada. Mientras mantenía esa garganta profunda, saque mi lengua, la cual estaba llena de bastante babita, para lamer sus bolas, embadurnarlas todas de saliva, que goteara. Estuve así un ratito hasta sacarla, para, de una vez, sin más ni más, comenzar a su chupar con fuerza su glande nuevamente, metiéndolo entero a menudo, y sacándolo para recorrer toda su longitud con mi lengua, siempre sin usar mis manos. Veía su rostro haciendo muecas de placer, mientras él veía la porno. Me excitaba eso, me hacía sentir como una cualquiera de verdad. Continúe chupando deliciosamente su nabo, y en una de esas lo saque de mi boca para dirigirme a sus bolas, dejando que todo su tronco cayera en mi cara. Se las lamí, las chupe con furor, con amor, con devoción, con diligencia. Estaban oscurecidas por sus vellos, lo que me hacía sentirme aun mas humillada.

-uuuoooofff que mamada ramera…uuuaaaaaaaazzzzz que rico, se nota que has practicado bastante maldita golfa gratuita. Ponte de pie cabrona, hora de darte lo que te mereces.

Obedecí su orden, una vez de pie, me tomo por el pelo nuevamente, obligándome a ponerme de espaldas a él e inclinarme en una posición de 90 grados. Con su mano libre, me dio una sonora nalgada, la cual dejo ardiendo mi nalguita izquierda. Tomo su pollón y de un solo golpe la hundió en mi cuquita, ya lubricada por sí misma. La sensación fue brutal, dura, salvaje. No me dolió, pero que delicia sentir que mis ganas de ser llenada en mi agujero eran salvajemente saciadas. Que sensación tan placentera. Comenzó a bombear fuertemente, sacando el güebo entero en ocasiones, y volviéndolo a meter con más rudeza que antes. Así sucesivamente, embestía a una velocidad digamos, media. Con cada embestida sonaban mis nalgas estrellándose contra su cuerpo. No tardaron en llegar mis grititos y gemidos de placer, los cuales opacaban los de la chica de la porno, la cual, al fijarme un momento, estaba ahora a cuatro patas con dos vibradores metidos en su culo y unas bolas chinas en su concha, con un collar de perra rojo con puntas plateadas y una cadena del mismo color de las puntas, los hombres controlaban la intensidad de los vibradores con un control remoto, y la hacían caminar así, cual perra, por toda la habitación, el hombre que la llevaba de la correa le ofrecía el güebo, y ella lo buscaba con la boca abierta y su lengua afuera.

Deje de ver la porno cuando sentí que David me lo saco por completo. Me dirigió contra el vidrio oscuro de la ventana, dirigiéndome por el cabello para luego soltármelo. Al llegar a la ventana, apoye mis manos a los bordes del marco del vidrio, dejando para la vista del público todo mi torso y mi pubis, toda mi desnudez. Pude observar que en cuatro de los balcones del edificio de enfrente, habían personas, las cuales me vieron, y comenzaron a señalarme, y a reír. Hubo uno que incluso saco una cámara filmadora, y se dispuso a grabarme mientras sacaba su polla y se masturbaba. Pero bueno, después de darme una paliza de nalgadas, y dejarlas rojas como tomate, David separo mi nalga derecha con una mano y con la otra me metió dos dedos en el culo, lo cual me dolió un poco, pero también me dio muchísimo placer

-Vaya vaya…la perrita sigue estrecha…no tanto como antes, pero si…dime puta, ¿que tus clientes no te cojen por el culo o qué? ¿son tan maricones que les da asco? Seguro es eso, dudo que otro macho de verdad como yo te haya cojido como mereces.

-Si me han cojido por el culo, ya sabes lo que pienso: "si me lo haces, y no me cojes por el culo, entonces no me cojiste". Ya sabes todo lo que disfruto cuando me cojen por ahí. Sabes lo puta y golfa, lo humillada que me siento con mi culo lleno.

Después de decirle eso me di otra paliza de nalgadas, más fuertes que las anteriores, mientras me decía (y mientras yo gritaba de dolor y placer):

-¡¡¡BASURA NO ME TUTEES!!! ¡¡¡SOY SUPERIOR A TI, TU NO ERES NADA, NO VALES MAS QUE EL SUCIO DE LA ZUELA DE MIS ZAPATOS, BASTARDA, CABRONA, PUTA, INUTIL, APRENDE A TRATAR A TUS SUPERIORES!!!

Esas palabras y esas nalgadas me hicieron acabar. Tuve un delicioso orgasmo, y quede a punto para otro, el cual llego en el momento en que David me metió su enhiesto falo de un solo sopetón en mi culo, después de semejante paliza. Mis ojos se pusieron blancos, mi cuerpo no terminaba de temblar del primer orgasmo, y al metérmela así, comencé a convulsionar más fuertemente por el otro. Él ni se inmuto, continuo machacando mi culo sin miramientos, sin piedad, como si las convulsiones tan brutales de mi orgasmo no se notaran en lo mas mínimo. Quede privada del aliento, por un corto periodo de tiempo, quede, aun con los ojos blancos, con la boca abierta, pegada al vidrio, y con mis piernas y mi torso temblando por un largo periodo de tiempo, o al menos eso me pareció. Poco a poco fui recuperando el aliento, las embestidas en mi culo hacían que mi cuerpo se moviera al compas de la penetración, y dado lo cerca que estaba al vidrio, mi frente pegaba de este, haciendo que sonara un poco fuerte. Una vez con la vista recuperada, vi hacia la calle, y veía que por los golpeteos de mi cabeza contra el vidrio varias personas que por allí pasaban miraban hacia arriba, por la curiosidad, pero seguían su camino, lo que me hizo pensar que desde abajo era imposible que nos vieran, al contrario de las personas del edificio de enfrente, quienes aplaudían y reían mientras señalaban hacia donde estaba.

Nuevamente tuve otro orgasmo, aunque no tan intenso como los anteriores, más que todo provocados por la humillación de ser vista en estos actos. Me pregunte si también podían ver a David, pero lo dude, ya que la ventana era oscura, y si me veían a mi era mucho. Además, el estaba detrás de mí, y yo no estaba tan inclinada como antes, por lo que supuse que lo tapaba. Vi como el hombre que me estaba filmando desde uno de los balcones acababa, arrojando toda su esperma por el balcón, la cual fue un poco abundante, y le cayó para casualidad y mi sorpresa, a mi antes mencionada enemiga Amanda en el cabello, y a una de sus amigas, llamada Lia, a quien también le cayó un poco en el cabello, y parte le escurrió por la cara. Fue cómico el ver sus reacciones de asco, aunque no pudieron ver quien fue.

En fin, después de esos tres deliciosos orgasmos, David tomo mis tetas, apoderándose de ellas, y haciéndome sentir más dominada aun, si cabe. El trato que les daba era único, rico, las masajeaba de manera un poco brusca, las apretaba, amasaba, y yo cada vez mas estaba cerca de otro orgasmo brutal, mientras él seguía en lo suyo, gozándome de lo mas tranquilo, y sin preocupaciones.

De repente, y justo en el momento en que comenzaba a tener mis primeros temblores de mi próximo orgasmo, oí que, gimiendo bien rico, me saco el güebo del culo y tomándome de nuevo por los cabellos, me puso de rodillas, y apunto a mi cara directamente. Abrí la boca y saque mi lengua hambrienta, y dirigía mi boca hacia su coso, pero él no me permitía acercarme ya que me tenía tomada por el pelo con mucha firmeza con una mano, mientras que con la otra se masturbaba. Yo dirigí mi mano derecha a mi clítoris, para alcanzar el orgasmo que estaba a punto de tener, y que hubiera llegado si él no me hubiera sacado su hermoso falo de mi culo. Pero el no me permitió llegar, con un pie, me aparto la mano de mi cosita, provocando que lo viera de manera suplicante, y que le dijera, ya sin que se me olvide mi lugar ante él:

-amo por favor, permita que me corra, se lo ruego, estoy a punto, por favor, se lo imploro, no me deje con las ganas de acabar, por favor amo

Lo único que recibí por respuesta fue el sonido de su respiración agitada, y unos gruesos y roncos gemidos de su parte, los cuales fueron seguidos por una buena cantidad de leche, la cual salió disparada con bastante presión de su nabo, y salió en abundante cantidad. Me gusto muchísimo su corrida, cayó en toda mi cara, y una parte en mi cabello, el cual aun seguía mojado por la ducha. Su sabor era único, divino. Cayó un aparte en mi boca, y ahí la mantuve saboreándola por un buen rato., para luego mostrársela en mi lengua, y tragarla.

-Que puta eres Skarlet. Eres una puerca. –dijo para luego darme una cachetada, haciendo que su mano se llenara de leche. Luego me la ofreció, y yo se la lamí, la deje impecable, y luego me dirigí a limpiar su hermoso güebo, el cual ya estaba un poco fláccido. Le deje impecable también, tragándome todos mis fluidos embarrados en él, y hasta la última gota de lechita rica fue a parar a mi estomago. "soy una cerda" pensé para mis adentros…

Luego de esto el fue a buscar mi saco ejecutivo y mi blusa, y luego se limpio el güebo con mis prendas, limpio toda mi babita y lo poco que quedaba de mis fluidos en el. Luego se dirigió a mí, y limpio todo rastro de semen de mi cara con la misma ropa, las cuales quedaron bien manchadas de su líquido. Luego se sentó en la cama. Apago el televisor y me pregunto:

-Dime una cosa cucarachita. ¿Te quieres correr?

-Si amo –dije con emoción –si me quiero correr, tengo muchas ganas, por favor, permítale a esta basura correrse, se lo ruego amo, se lo ruego.

-Ven perra, y lustra mis zapatos con tu toto.

Obedecí al instante, mi concha aun estaba húmeda. El cruzo la piernas cual hombre refinado, y yo me coloque de rodillas ante él, recostando mi cuquita de su zapato de charol negro, y apoyándome en el colchón con mis manos a cada lado de el, comencé a moverme. Sus zapatos tenias muy poco relieve, pero lo humillante de dicho acto era lo que más me tenia prendida. Me moría de la vergüenza, de la humillación, pero que excitada estaba.

-Putita, tienes prohibido correrte ¿quedo claro?

-Si amo. Prohibido correrme…uaaafff

Lance un gemido de placer. Nunca había ni siquiera intentado aguantar un orgasmo. No sabía si lo lograría, nunca antes me habían obligado a hacerlo, pero orden es orden. La humillación y El placer que sentía eran infinitos. Comencé a sentir los primeros temblores para mi orgasmo.

-Amo por favor, estoy a punto, permítame correrme, se lo ruego amo, por favor.

-Silencio basura, no quiero oírte.

David encendió el televisor, y se puso a ver la porno, sin prestar la mínima atención a mi persona. Mas humillada y excitada no podía sentirme. Me sentía poca cosa, degradada, y me gustaba. Me fascinaba, me volvía loca. Intente pensar en otra cosa, pero mi orgasmo seguía ahí, insistiéndome en llegar. Lustre ambos zapatos durante un rato, y durante todo ese tiempo estuve temblando en baja intensidad, esperando que mi amo David me liberara de este suplicio. Mi respiración estaba en cierto modo agitada.

-Skarlet, aléjate de mi, inclínate cual esclava, adórame.

Obedecí. Me humille ante él, cual esclava, de rodillas, y con los brazos extendidos hacia él, y mi frente pegada al piso. Aun seguía con los temblores. Me tomo del cabello, levantando mi cabeza para que viera al frente y me dio mi falda.

-Limpia mis zapatos de tus asquerosos flujos ramera.

Acate su orden. Comencé a lustrar sus zapatos, a limpiarlos de mis flujos, con mi falda. Estaban bien llenos de mis jugos, y olían a cuquita rica. Una vez bien limpios y brillantes me dijo:

-Mastúrbate perra, pero ni pienses en llegar.

Me acosté en el piso con las piernas abiertas y flexionadas, para mostrarle como lo hacía. No tuve que dedearme mucho para comenzar a sentir los temblores de nuevo. Estuve como 15 minutos aguantando el orgasmo. Tenía ganas de llorar, estaba desesperada. Sé que no me estaba apuntando con una pistola, y que no me mataría si acababa sin su permiso, pero el hecho de humillarme era lo que me obligaba a seguir las reglas de su juego al pie de la letra. Estuve los 15 minutos gimiendo, suspirando, temblando. Estuve casi todo el rato con los ojos cerrados. Cuando los abrí vi que me estaba filmando con su celular y con el mío, el cual no se rompió al caer al piso. Lo vi de manera suplicante.

Hasta que por fin dijo la palabra mágica "córrete".

Explote en un intenso orgasmo. Fue único. Mis ojos de nuevo se pusieron blancos, volvi a quedar privada de la respiración, con mi boca abierta y con una expresión de satisfacción en mi rostro grande. Fue hermoso, divino. Mi cuerpo entero tembló. Mas que temblar, convulsiono, como si de un terremoto se tratara. Hasta ganas de orinar me dieron. No soy mujer de eyaculación abundante, yo boto poco liquido, pero lo suficiente como para abrillantar mas mi "zona caliente" y mi mano.

Luego de ese delicioso momento, me lleve mi mano con la que me estaba masturbando a la boca. La limpie, la chupe, la deje impecable. El luego tomo mi falda nuevamente y limpio mis genitales de mis fluidos. Luego se levanto, tomo mi cartera y saco bastante dinero, metiéndoselo en el bolsillo.

-Bueno puta, esto me lo quedare yo, los gastos de la habitación, mas el tiempo que perdí con tu "noche", o mejor dicho, con tu "rato de despedida". Un día de estos si sigues birrionda me puedes llamar. Tal vez planeemos algo un poco más… "divertido".

Se acerco nuevamente a mí, arrojando mi falda en mi cara y mi celular en mi abdomen. Se dirigió a la puerta, al abrió, y me dijo "hasta otra, puta"

Se fue, dejando la puerta abierta. Yo aun seguía tirada en el piso, Embriagada de placer. No me importo la puerta abierta, afortunadamente no apareció nadie. Me recupere al ratito, levantándome y viendo por la ventana. Vi a David, hablando con el señor que nos filmaba desde el edificio de enfrente. No hablaron mucho, se dieron la mano y se fueron, cada quien por un camino distinto.

Agotada, pero feliz y satisfecha por haberme comportado como la puta perra y sumisa que soy, me puse mis ropas, sin bañarme, quería sentirme puta y humillada aun mas, quería estar sucia, sudada con el olor a macho y a sexo en mi cuerpo. Me arregle como pude, la blusa la amarre por delante, dejando a la vista casi todo mi abdomen. El sostén y mi tanga los deje en la habitación. Me puse la falda le coloque la correa a mi cartera, tome mi celular, tendí la cama, y me fui. Tenía un aspecto deplorable para ser una ejecutiva, con mi saco y la blusa manchados de leche, y oliendo toda a sexo y a fluidos femeninos. Fui por la calle, revisando mi celular, viendo el video de mi masturbación. Comencé a sentirme caliente de nuevo. Pase por la plaza de la fuente de Plaza Venezuela, la cual estaba sola, y decidí sentarme. Veía el video una y otra vez…me excite de nuevo. Cerré la función de ver videos de mi celular, y después de un rato pensando, viendo de un lado a otro, decidí marcar un número de mi agenda de contactos.

-¿Alo? Hola…si, lo sé…salí un poco tarde de mi, emmmm, trabajo…jajaja si, claro, me fue excelente…si, lo sé, lo note… oye…Llame porque…emm estoy birrionda de nuevo David…

¿FIN?

Bueno, esto es todo. Espero hayan disfrutado este relato tanto como yo disfrute escribiéndolo. Al igual que la primera parte de mi serie anterior (titulada "Nosotras, O Sea Mi Novio Y Yo"), este podría no ser el final definitivo, todo quedara a decisión de ustedes, los lectores, de que esta serie continúe o no. Una vez más gracias por leerme, cualquier comentario o sugerencia pueden escribirme a Skarletpricet@yahoo.es o dejarme un comentario en esta página.

Besos, Skarlet.