miprimita.com

Zazá: La Dama De Compañía.

en Dominación

Zazá: La Dama De Compañía.

Voy camino por Caracas, mi ciudad natal, más específicamente por una zona llamada Chacao, dirigiéndome hasta un hotel en la zona de Altamira, una zona aledaña y muy concurrida. Estoy montada en un bus que cruza la ciudad de Oeste a Este, uno de esos que pareciera que se fueran a terminar de desarmar por la vía. Son las 5 P.M, hora pico, y la camioneta esta atestada de gente. Yo voy sentada en uno de los puestos intermedios del bus, al lado tengo sentada a una señora de unos 60 años de edad, de apariencia recatada, que me dirigía miradas reprobatorias segundo si y segundo también.

Adicionalmente, y como es costumbre en nuestro sistema de transporte público, abordó el bus un hombre vendiendo chocolates, haciendo un escándalo con una voz bastante chillona a pesar de ser un hombre bastante fornido, lo que agregaba mas estrés al viaje, con tanto tráfico y bocinas de automóviles sonando juntas y gritos típicos de gente “chabacana”. Mientras el tipo intentaba pasar por el estrecho pasillo del bus, esquivando al montón de gente, dando su típico discurso de venta de chocolates mientras los repartía entre todos los pasajeros que iban sentados, me dispuse a sacar de mi bolso mi estuche de maquillaje para retocarlo. “Relájate Skarlet, al menos no es un ladrón…y ya vas a llegar al sitio” pensé para mis adentros, mientras me miraba en el espejo de mi estuche y sacaba el rímel para retocar mis ojos. Logre ver como la vieja que tenia al lado me seguía observando con mirada reprobatoria y algo escandalizada.

Por mi mente pasaban muchas cosas, acontecidas un par de horas antes, cuando estaba en un hotel de mala muerte de otra zona de Caracas llamada La Candelaria. Allí, estuve con un hombre durante una hora completa, sosteniendo relaciones sexuales de lo más ricas y salvajes. El tipo era un macho de armas tomar, bien dotado, con una extensa imaginación y capacidad para hacer que hasta la mujer mas anorgasmica tenga un fuerte ataque de orgasmos múltiples. En esa hora que estuvimos juntos, me cojio tres veces, y las tres veces había acabado en mi culo. Y durante esas tres cojidas, tuve una incontable cantidad de orgasmos. Tanto así, que las piernas me quedaron doliendo y temblando, lo que me costó un poco para emprender el camino que estoy recorriendo en este momento hacia Altamira, para ver a otro cliente.

Si señores, soy “Dama de compañía”. O como suelen decirnos vulgarmente: puta, prosti, ramera, o de manera más usual en mi país: una “Prepago”. Alquilo mi cuerpo por una suma de dinero que varía en el nivel de exigencia del cliente y el tiempo. Al tipo anterior, le quite 1000 Bs., 900 por la hora, más un recargo de 100 por el masaje griego (un término general para decir sexo anal). Soy prácticamente nueva en el negocio, y comencé a atender clientes sin caer en las redes de chulos de la ciudad ni nada por el estilo, por lo cual mis tarifas solían ser un poco más bajas.

Tal vez no importe mucho, pero tratare de resumirlo: entre en este mundo debido a que vivo sola actualmente en un apartamento en la zona de Sabana Grande. Por las mañanas tengo un trabajo de medio tiempo cuyo salario mínimo me permitía pagar algunas cuentas, aunque con la actual situación del país, aumentaron el monto del condominio de mi edificio, y además, el carro se me averió fuertemente (una falla en el motor o algo así) lo que suponía un fuerte gasto. Si a eso le sumamos los gastos de la comida y los servicios que, a pesar de ser estos últimos cuentas bajas, pues a la final terminan jodiendo el bolsillo. Eso mas la factura de la universidad. Así que ahogada por mis problemas económicos, tuve que buscar una segunda opción. Intente en varios empleos distintos, pero nunca pase de la entrevista. Fue cuando una amiga peluquera me presento un día a una mujer, muy bella (aunque operada hasta de los ojos) la cual, sin muchos tapujos, me dijo que era una dama de compañía. Y que la verdad, se ganaba muchísimo dinero y podía permitirse muchos lujos gracias a ello.

Y fue gracias a ella que me inicie. Logre hacerme buena amiga de la chica, una mujer muy dulce. Me dijo que con mi cuerpo de seguro me iría muy bien, ya que me gasto unas enormes tetas naturales, firmes, redondas, paraditas, confundidas con operaciones, pero más naturales que el agua del mar. Una cintura curva, delgada, de abdomen plano y liso, con unas caderas bastante prominentes y un culo bien relleno, sostenido todo por unas preciosas piernas bien formadas. Todo esto cuidado a base de una buena rutina de ejercicios caseros. Eso más mi cabello negro largo y liso, y mi carita de ángel que me hacia aparentar menos edad de la que tengo (tengo 27 años y aparento 19 o 20), me hacían la envidia de muchas mujeres, y el deseo de la mayoría de los hombres. Y yo lo sabía, y lo usaría para mi nuevo empleo. Además de eso, me gusta mucho el sexo, y aunque es obvio que no es lo mismo tirar por gusto que por obligación de contrato, pues…No sería tan malo.

Ya tengo un par de semanas en esto, y la cosa va viento en popa. He tenido pocos clientes, la mayoría conocidos en discotecas, como el tipo con el que estuve hacía un par de horas. Y ahorita iba a ver a otro cliente. Y con respecto a este, debo admitir que cuando comencé no sabía que me iba a encontrar a un hombre tan… ¿Cómo decirlo?...Especial.

Lo conocí por medio de mi amiga la peluquera. Cuando lo vi por primera vez, pensé en rechazarlo, Ya que no era muy agraciado de físico. Era delgado, parecía que una brisa se lo llevaría, un poco feo de cara (con una nariz que parecía de un tucán), blanco, de cabello castaño claro de muy poca abundancia, usaba lentes, y los dientes los tenía algo torcidos. Pero al escuchar su oferta, y sus condiciones para la sesión, pues, la curiosidad me hizo seguir. Bueno, la curiosidad y la avaricia. El tipo me dijo que me daría 3000 Bs. por solo media hora. Y que la única condición que exigía, era que estuviera recién cojida por otro u otros hombres. Eso, y que lo tratara como a un trapo, como a un imbécil. Quería que lo dominara, que lo usara, que me aprovechara de él. Que me trataría como si fuera un ser supremo, una autoridad máxima, y que deseaba que me comportara como tal. Cuando me dijo la cantidad, mas su extraño pedido, pues no dude. Acepte y fijamos la fecha, la hora y el lugar.

Y pues aquí estoy, ya llegando a mi destino en el bus. Rechace el chocolate del vendedor ambulante cuando me lo ofreció, al igual que la señora que tenia a mi lado, quien aun me veía con mirada reprobatoria. Y no era para menos, ya que iba con una minifalda negra, que apenas me llegaba 4 dedos debajo de mis nalgas, mas unas medias pantis también, de color negro. Eso, y una blusa negra con un escote súper escandaloso, que hacía que mis tetas resaltaran con extremada morbosidad. Mi cabello iba recogido en una coleta. Y mi maquillaje, tan escandaloso, me hacía ver como una autentica callejera, una puta sin clase. Y así era como me quería ver para mi cliente, cuyo nombre, por cierto, era Febo. Bueno, era un nombre falso, todos lo hacen, al igual que yo: me llamo Skarlet, pero para este “empleo” me hago llamar “Zazá”.

Me pare con cierta dificultad de mi asiento, gritando “en la parada por favor” al chofer, lo que hacía que todas las miradas se dirigieran hacia mí. La de los hombres llenos de lascivia y las de las mujeres de condena y envidia. Me baje con cuidado de no pisar mal, puesto que llevaba sandalias de vestir de tacón aguja, altas, de color negro. Estaba en la plaza Altamira. Camine una cuadra hacia al norte y llegue al hotel pactado.

Al entrar a la recepción, mi presencia fue el centro de atención de todos los que se encontraban en el sitio. Me acerque al recepcionista, quien solo me miro el escote. –Tengo una llamada para la habitación 402 –le dije, con tono altivo y altanero. Quería meterme en mi papel de domina desde ese momento. El chico hizo una llamada pidiendo confirmación por parte del huésped de la habitación, es decir, mi cliente, y me indico como llegar al sitio. Simplemente debía tomar un ascensor hacia el piso 4, cosa que hice sin prisa alguna. Al llegar delante de la puerta, la toque un par de veces. Febo, mi cliente, no tardo en abrir. Vestía una bata de baño de color blanco con el logo en el pecho izquierdo.

            -Inclínate cerdo, quiero placer. –fueron mis palabras. Desde el día que cuadramos la cita, me puse a investigar en páginas de relatos porno y sadomasoquismo, como debía comportarse una chica así.

            -Si mi diosa, como ordene –contesto él, poniéndose de rodillas ante mí, ofreciéndome el paso hacia el interior de la habitación.

            -Nada de diosa, gusano. Ama. Así me llamaras. –le dije mientras caminaba hacia adentro, detallando el lugar. Era una habitación no muy amplia, con grandes ventanales y cortinas blancas tapando la vista.

            -Si Ama, perdone.

            -¿Crees que debería hacerlo? Hace falta más que una simple palabra para pedirme perdón, pequeña larva. Cierra la puerta. –le ordene.

            -Si Ama –me contesto, obedeciéndome. Luego de que la puerta estuvo cerrada, le ordene desnudarse, cosa que hizo con diligencia, dejando caer la bata de baño. Al verlo desnudo, no puede evitar reírme de él. No lo hacía por actuación, lo hacía en serio, el tipo daba hasta algo de asco.

            -jajajaja definitivamente eres un ser patético. ¿Piensas que eres lo suficientemente bueno para mí? Jajajaja –le dije.

            -No Ama, soy consciente de que no valgo la pena. -me contesto, con la cabeza gacha por la vergüenza. Y no era para menos, tenía un cuerpo delgado, sin vello alguno, pálido, y un pequeño miembro de unos 9 o 10 centímetros, que se encontraba erecto. Saque mi teléfono celular, y busque una foto del tipo que me había tirado hacia un par de horas. En ella, el tipo salía desnudo, por supuesto ocultando el rostro, y se podía ver su miembro, el cual se notaba claramente que lo doblaba en longitud, y eso que en la foto aun estaba fláccido. Y el resto del cuerpo

            -¿Ves esta imagen? –le pregunte acercándole el teléfono a su patético rostro. –esto es lo que me comí esta tarde. Mira bien su cuerpo, atlético, hermoso. Un hombre digno de adorar. Un hombre digno de obedecer. Y mira bien su güebo, te dobla en tamaño y aun está dormido. Esto es lo que es bueno para mí. –le dije. Y mientras le decía todo esto, pude apreciar líquido preseminal saliendo de su verguita.

            -Si Ama, lo veo. El tipo es un dios. Usted merece a alguien como el más que a mí. Perdóneme Ama por ser un ser patético. Permítame, le ruego, tratar de darle todo el placer que usted merece obedeciendo sus órdenes. Por favor Ama, se lo suplico. –me dijo agachando la cabeza.

            -Tráeme un vaso de agua, pequeño cerdo. –le ordene, mientras me daba la vuelta y me dirigía a la amplia cama matrimonial que había en la habitación, y sobre la cual había una enorme maleta con los seguros abiertos. –Si Ama –me contesto Febo, y se dirigió rápidamente a una pequeña nevera que también se hallaba en la habitación. Yo mientras me senté a un lado de la maleta y me dispuse a abrirla, y dentro de ella vi una gran cantidad de juguetes eróticos, desde consoladores, hasta esposas y látigos, pasando por conos anales, huevos vibradores…Pero uno en especial me llamo la atención.

            -Aquí tiene Ama. –me dijo el cerdo, de pie a un lado de mi, ofreciéndome el vaso con agua. Lo vi con desprecio y lo tome con una mano, sorbí un poco de agua dejando el borde manchado con la pintura labial roja, y el resto, casi todo el contenido, se lo tire en la cara. Hizo un gesto gracioso de susto, además de que el agua estaba bien fría.

            -No eres más inútil y patético porque no eres más viejo. Así no se le ofrecen las cosas a una mujer como yo. Me debes respeto, adoración. Ahora ve y tráeme un vaso de agua y esta vez hazlo bien o te pesara. –le dije. El tomo el vaso y dio media vuelta para dirigirse hacia la nevera a servirme. –¡Alto! –le dije alzándole la voz. –me estás haciendo molestar inútil. ¿No has entendido? Me debes respeto y adoración. Ante mi presencia, solo caminaras de rodillas. –le ordene.

            -Si Ama, perdone a este cerdo por favor. –me contesto, poniéndose de rodillas. Y así mismo, camino hasta la nevera y me sirvió el vaso, mientras tomaba aquel juguetito que tanto me había llamado la atención. Era un curioso dispositivo, parecido a una jaula, que encierra el pene fláccido de los hombres y les impide la erección. Lo tome y me dispuse a ver como el regresaba de rodillas ante mí, con el vaso de agua en la mano. Cruce mis piernas sentada en la cama, y espere. Con la cabeza gacha, y de rodillas me lo ofreció al llegar ante mí. Tome el vaso, y note como miraba mis pies. Tome un poco de agua y lo puse con cuidado sobre su cabeza, para acto seguido ponerme de pie detrás de él. El quedo inmóvil en la misma posición. –te conviene no moverte puerco. –le dije.

Me estire hacia la maleta y tome una fusta negra de varias tirillas de cuero largas. Le di un buen fustazo en la espalda, que lo agarro de sorpresa, pero logro mantenerse inmóvil y no derramo el vaso. Le di otro más, en sus nalgas, y un tercero cruzando la raja de su culo que fue a dar en su pequeño miembro. El mantuvo el vaso. Me agache detrás de el y tome sus bolas con una mano, y las apreté bien fuerte, provocando que por supuesto el pegara un buen alarido de dolor e hiciera un movimiento brusco, cayendo el vaso por fin, yendo a parar al piso, y mojando mis medias. Su pequeña verga, por el dolor se puso fláccida.

            -Eres un cerdo inútil y asqueroso. ¡Mira lo que has hecho! –le reproche. Él, no podía hablar, quedo privado por el dolor de bolas. Pero conseguí mi cometido dejarlo bien fláccido para colocarle el dispositivo. Y él se dejo sumisamente. Lo abroche bien con un pequeño candadito, cuya llave venia con una cadena que parecía un collar, el cual me coloque quedando la llave entre mis preciosas tetas, aun cubiertas por la blusa. –Siempre, ante mí, tu pequeña verga tendrá prohibido estar erecta a menos que te ordene lo contrario. Quédate aquí de rodillas cerdo. –le ordene, y me fui al baño, cerrando la puerta tras de mí.

Allí en el baño me vi en el espejo. Pude notar a través de la blusa como mis tetas estaban picudas. Estaba bastante excitada, nunca me imagine que me excitarían tanto este tipo de juegos. Me senté en poceta con la tapa baja, y me quite las sandalias y luego las medias mojadas, dejando al desnudo mis preciosas piernas y pies. Volví a colocarme las sandalias, y Salí del baño, viendo al cerdo aun de rodillas, tal cual lo deje, a un lado de la cama. Me senté al borde de la misma ante él, y pude notar como solo veía mis pies. Cruce mis piernas, colocando la derecha sobre la izquierda, y comencé a balancearla poco a poco, viendo como no le quitaba la mirada de encima. Duramos así unos 10 minutos. Me divertía verlo sufrir aguantando el dolor de su pequeña verguita queriendo ponerse erecta pero sin poder lograrlo gracias al dispositivo. Y cuando apenas quedaban 15 más para que se terminara la media hora por la cual fui contratada, tome de nuevo la fusta.

            -Eres un ser despreciable ¿sabías? Arruinaste mis medias. Ve y tráeme otro vaso con agua. –le ordene.

            -Si Ama –me contesto y diligentemente me obedeció, yendo de rodillas a la nevera tomando un vaso limpio y sirviéndome, bajo mi atenta mirada. Cuando regreso, me lo ofreció de la misma manera que había hecho antes, y lo mande a buscar otro más, repitiendo el proceso, y lo bebí completamente de nuevo.

            -Quítame las sandalias. –l ordene.

            -Si Ama –me contesto, y obedeció con mucha más prisa, quitándomelas con sumo cuidado y delicadeza. Al terminar volví a cruzar las piernas.

            -Besa mis pies cerdo. – le ordene y el sin contestarme nada, comenzó a besármelos, lentamente pero con cierto desespero. Comenzó por el derecho que era el que colgaba, por la punta de mis dedos, paso por la toda la planta y el empeine. Me gustaba muchísimo la sensación que sentía al ser adorada de esa manera. Sin mi permiso, cambio los besos por lamidas y chupetones, ensalivando mis pies. No le dije nada, dejándolo hacer, me fascinaba el masaje que les daba con la lengua. Se sentía súper relajante. Además de hacerme sentir todopoderosa.

            -Ya veo que te gusta lamer y chupar… -le dije. –detente ya cerdo. –le ordene, dándole un buen fustazo. Me puse de pie y de la maleta saque un collar de perro el cual le puse en el cuello, abrochándole una larga cadenilla. –toma mis sandalias con tu hocico cerdo, y sígueme a cuatro patas, como el perro que eres. –le ordene.

            -Si Ama, como desee –me contesto y obedeció, tomando mis dos sandalias, con cierta dificultad en su boca. Tire de la cadena y lo lleve, yo descalza y el a cuatro patas, hacia el baño. Me senté en el borde de la bañera.

            -Se está acabando el tiempo. ¿Lo sabes, no? –le dije. El afirmo con la cabeza. –Acordamos que serian 3000 Bs. ¿no? –el asintió con la cabeza, sin soltar mis sandalias de su boca. Quise ver hasta donde llegaría con este juego, así que me aventure: -Pues sabes, eres un ser muy patético y asqueroso. Pienso que estoy cobrando muy barato. Quiero 5000 Bs… -le dije, soltando la cadena. El, sin soltar las sandalias, fue corriendo a cuatro patas afuera del baño. Yo me quede esperando, un poco nerviosa sentada al borde de la bañera. A los pocos minutos el regreso caminado a cuatro patas, aun con mis sandalias en su boca, y con unos fajos de billetes en las manos. De rodillas, ante mí, con la cabeza gacha, me los ofreció. Los tome y conté el dinero. No habían 5000, sino 6000 Bs. No pude evitar una carcajada.

            -Jajaja pero que perro tan dócil y generoso… si crees que por darme más de lo que pido estaré aquí más tiempo, estas equivocado…-le dije, metiendo los fajos de billetes en el canalillo de mis tetas, aun cubiertas por la blusa. -Pero bueno, te has ganado un toque especial…pero antes, entra en la bañera cerdo, lava mis sandalias y mis pies. –le ordene. El obedeció diligentemente y se metió en la bañera, soltó las sandalias y abrió el chorro más bajo de la bañera, nivelo el agua para que estuviera tibia, y lavo primero mis sandalias, las cuales seco con papel higiénico con mucho cuidado, todo bajo mi atenta mirada.

Luego paso a mis pies, los masajeo con sus manos y jabón liquido lenta y cuidadosamente, de una forma bastante relajante para mí. Me gustaba muchísimo el trato que les daba. Estuvo un par de minutos así, dado que ya quedaba poco tiempo para irme, y me los seco con suma delicadeza. Acto seguido me coloco las sandalias y quedo de rodillas dentro de la bañera. Note como si péquela verga estaba de un color rojo fuerte, luchando por salir del dispositivo. Yo lo veía con una sonrisa maliciosa. Me use de pie, y sin decir nada, Salí del baño. Me dirigí a mi bolso, donde guarde el dinero y vi el reloj. Quedaban escasos 6 minutos para largarme de ahí. Fui rápidamente a la maleta y tome dos esposas, un cono anal y una venda para los ojos, y acto seguido volví a la bañera. El seguía de rodillas tal cual lo había dejado.

            -Acuéstate en la tina cerdo, y extiende los brazos hacia las llaves de agua de chorro. Recuesta tu cabeza del borde. –le ordene.

            -Si Ama. –me contesto y me obedeció colocándose el posición indicada. Espose sus muñecas a las llaves de paso, asegurándome de que no se saldrían. Luego le vende los ojos.

            -Tú aun no te ganas el derecho de verme desnuda. Pero eso no significa que yo no vaya a disfrutar de ti… -le dije, quitándome la falda y el hilo que llevaba, de color negro. Fui hacia a sus caderas y le abril s piernas. Le metí un dedo en el culo, lo que lo hizo estremecerse y chillar un poco. Rápidamente y sin esperar mucho, le metí otro dedo con cierta dificultad, y les di vueltas de un lado a otro. El no paraba de gemir de dolor y de placer. Luego los saque y tome el cono anal, lo escupí un par de veces, y, sin miramiento alguno, lo introduje en su ano. Esto lo hizo sacudirse de dolor, haciéndolo gritar. Ahogue sus gritos separándome las nalgas y plantando mi agujero anal en su boca.

            -Te gusta lamer y chupar puto…lame mi culo, chúpalo…Sácame la leche del macho que me cojio hace un par de horas, dame placer. –le ordene. Para mi sorpresa, no puso reparo alguno y comenzó a lamer mi agujerito anal, a chuparlo con desespero y fruición. Sentía como la leche del otro macho era extraída poco a poco de mis entrañas, dadas las fuertes succiones que el cerdo me hacía. Yo me quite el collar mientras tanto, soltando mis nalgas, y abrí su dispositivo de castidad. Su pequeña herramienta sexual estaba roja como un tomate, y no tardo nada en ponerse erecta de nuevo. Aun así daba mucha lástima, lo tenía pequeño.

            -Vamos cerdo, prueba los jugos de un macho de verdad, saca hasta la última gotita de leche… -le dije, mientras llevaba mi mano derecha a mi clítoris, para hacerme una rica paja mientras él me chupaba el culo. no tarde mucho en llegar al orgasmo, y al momento en que comencé a sentir los temblores del mismo, recorrí con la una del dedo índice de mi mano izquierda la corta extensión de su verga que se veía que iba a explotar, pasándola desde el medio de sus bolas hasta la puntita de su glande. Esto lo hizo acabar, botando cuatro chorros de leche, yendo a parar los dos primeros a mi mano izquierda y el resto en su abdomen. Vi como temblaba del gusto y del placer al mismo tiempo que yo llegaba a mi orgasmo.

Acto seguido, se pare mi culo de su cara. Me Salí de la tina y me agache, tomando la venda de sus ojos y subiéndola un poco para que pudiera ver. No me lograría ver desnuda dado que estaba cubierta con la misma tina. Le mostré mi mano llena de su leche.

-Mira nada mas este desastre cerdo… -le dije, acercándole la mano a su rostro. –límpiamela. –le ordene levándola a su boca y el obedeció, lamio toda su propia leche de mi mano. Cuando termine, le coloque la venda de nuevo, y me puse de pie. Me pare sobre los bordes de la tina con mucho cuidado ya que llevaba las sandalias puestas y me agache ante su cara, colocando mi cuca, perfectamente depilada, a escasos centímetros de su nariz. Acto seguido comencé a orinar, cayendo todo por supuesto en su cara y su boca, escurriéndose todo cuerpo abajo. Vi como el recibió el liquido con suma sorpresa, pero aun así abrió la boca para beber bastante.

Cuando termine, me salí de la tina, me limpie con papel higiénico, tanto la cuquita como el culo, que se encontraba ensalivado por él, y me coloque la falda. Salí un momento del baño y de mi bolso tome mi lápiz labial, y me dirigí de nuevo hacia él, para escribir en la pared del baño “Zazá estuvo aquí” y en la frente del cerdo “Propiedad de Zazá”. Le dirigí una última mirada, con altivez, malicia, y sin duda, sorpresa. Nunca me imagine conseguirme a alguien así en esta vida. Pensé en humillarlo un poco más, y mire el reloj. Hacía 5 minutos había acabado el tiempo. Suspire, y me dirigí fuera del baño, tome mi bolso, y en el espejo que estaba sobre una peinadora bastante bonita, retoque mi maquillaje y mi peinado. Tome las llaves de la habitación, y salí de la misma.

Afuera, en el pasillo, estaban tres de las chicas de limpieza del hotel. Las mire con picardía y pensé que mi último regalo de esa sesión sería fácil de conseguir. Me dirigí hacia ellas, caminando con altivez.

            -Tomen guapas… -les dije, dándole a una de ellas la llave de la habitación. –En el baño hay un espectáculo digno de ver jijijiji… -les dije con una amplia sonrisa. Se abrió la puerta del ascensor de ese piso y me metí en el, mientras las chicas se dirigían a la habitación a curiosear…

Salí del hotel sin ninguna prisa, aunque algo nerviosa de que no le fuera a gustar a Febo mi último truco y me fueran a detener en la entrada del hotel. Pero no, salí tranquila y con la frente en alto, derrochando superioridad, un aura de poder, ante las atentas miradas de todos los hombres que simplemente no podían evitar mirarme.

Camine una cuadra hacia el sur, hacia la plaza Altamira, tal cual por donde vine, y allí tome un taxi. Le di la dirección de mi casa y se puso en marcha. Vi por la ventana, ya la noche había caído. Todo seguía igual, trafico colapsado, cornetas sonando a diestra y siniestra, gritos e insultos…Aunque como ahora viajaba en un taxi, ya no me molestaba mucho, ya que el sonido apenas lograba pasar hacia el interior del carro.

Me relaje en el asiento trasero, y notaba como el chofer me veía por el retrovisor cada dos por tres. Eso me hizo sentirme bien, deseada, imponente. Aunque lo ignore durante todo el viaje. Ya casi llegando a mi casa, me llego un mensaje al celular. “Eres maravillosa Zazá. Y no cabe duda de que nuestro próximo encuentro será aun más excitante y delicioso…”.

No pude evitar sonreír. Tenía una mina de oro en este tipo. No conteste el mensaje pero no pude evitar pensar en ese próximo encuentro.

Simplemente no tenía ni idea de lo que ocurriría en el…

Fin…?

 

Como siempre, espero les haya gustado mi relato. Ah, y como siempre, gracias por dedicarle un tiempito a mi historia. Si quieren que continúe la historia, o cualquier comentario, duda, critica, insulto, pueden dejarla plasmada en el apartado de los comentarios de la pagina, o mandándome un mail a skarletpricet@yahoo.es . Besos a todos.

De mas esta decirles que le digan NO AL ABUSO SEXUAL, y que practiquen el sexo SANO, SEGURO Y CONSENSUADO ¿Cierto? Espero que así sea….