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Fin de semana de fiesta

en Hetero: Infidelidad

Hola a todos, mi nombre es Skarlet, y quiero contarles lo que ocurrió en la mejor fiesta de disfraces a la que he asistido en mi vida. Antes de comenzar, comenzare por describirme, soy una chica alta, de un metro 75 de estatura, mis senos son naturales, e inmensos, paraditos y firmes, mi talla va entre 38DD y 40D. Mis medidas en centímetros son 100 – 65 – 95. Mi cola es redondita y carnosita, y mi cintura ofrece unas hermosas curvas a juego con mis pechos y mis caderas. De rostro me considero bella, además de que la opinión popular me dice que no debería considerarme bella sino saberme hermosa. Cuido mi cuerpo, voy al gimnasio 4 días a la semana. Soy blanca, de cabello negro, liso, y ojos marrones claritos.

Esta historia comienza un día lunes, en el salón de clases de la universidad a la que asisto. Una de mis compañeras de clase y de mis mejores amigas, Diana, me cuenta que sus padres terminaron las remodelaciones de la casa que recién compraron en la costa, prácticamente a orillas del mar, y que han decidido llevar a cabo una gran celebración por ese motivo, a la cual asistirían muchos amigos de la familia, y que a ella le gustaría que yo, y unas cuantas amigas más de la universidad, fuéramos. Sin pensarlo dos veces las invitadas aceptamos, éramos unas 7 chicas. Antes de terminar el día, Diana nos dijo a todas que la fiesta era de disfraces, sin ningún tema en específico, y nos dijo también que la fiesta seria un día sábado, en dos semanas a partir de ese día.

El tiempo transcurrió normal, con Diana emocionada por los preparativos de la fiesta. Invito también a unos cuantos compañeros de clase, hombres, invito a 8, pero solo 6 confirmaron. Una semana antes del día señalado fui a comprar mi disfraz en compañía de Susana, Mónica, Gina y Angélica, 4 de las invitadas a la fiesta, quienes decidieron acompañarme para ellas también comprar uno.

Después de un largo rato recorriendo varios centros comerciales, las 5 compramos los disfraces. Mónica compro uno de bruja bastante sexy, Angélica eligió uno de sirvienta, bastante atrevido, Susana escogió uno de monja, aunque muy al contrario de lo que una de verdad se pondría, ya que el disfraz se pegaba completamente a su cuerpo, demarcando cada curva de su hermosa humanidad. Gina compro uno de policía bastante sexy también, y yo uno de aeromoza, aunque era muy parecido a uno de enfermera, se diferenciaba por los adornos de los hombros. Dicho disfraz era bastante sexy también, el más erótico y atrevido de los 5, aunque no por mucho. El disfraz consistía de una falda blanca, bastante corta, a la cual solo le faltaba un dedo para tapar mis nalgas completas. Al más mínimo movimiento dejaría más de mi cola al descubierto. La camisa, blanca también, dejaba al descubierto mi abdomen, y las mangas tapaban apenas la cuarta parte de mi antebrazo. Solo llevaba tres botones, uno por encima de mis senos, uno en todo el centro de estos, y otro por debajo. Esta camisa era un par de tallas menor a la que suelo usar, por lo que quedaba bastante apretada, exhibiendo descaradamente la forma de mis enormes pechos, inclusive no podía abrochar el botón que quedaba arriba de estos, dejando un escote de infarto. Para finalizar, unas medias a medio muslo, blancas también, de encaje, con liguero, el cual se notaba claramente, la falda lo dejaba al descubierto, unos botines de tacón alto negros, y un sombrerito blanco con negro, típico de las aeromozas (o azafatas, como quieran llamarlas).

Paso la semana sin ningún contratiempo, y llego el día sábado de la fiesta. Por petición de mi amiga Diana, me fui en la mañanita para ayudarle en los toques finales de la preparación de la celebración. Al llegar a la casa no podía creer lo grande que era, tenia 2 pisos, mas la platabanda en la cual estaban dispuestas varias mesas, para dicha celebración. En el segundo piso estaban las 4 habitaciones de la casa, una de ellas bastante amplia, matrimonial, para los padres de Diana. Ella dormía en una habitación amplia también, aunque no tanto como la de sus padres. Las otras dos habitaciones eran menos amplias que la de Diana, aunque también se veían grandes. Cada habitación tenía su propio baño, el de la habitación matrimonial tenía un jacuzzi incorporado, y un gran ventanal, que permitía ver el océano. El primer piso era inmenso, con su sala principal, una enorme cocina, un comedor, y una sección para recreación, en la cual estaba un bar y unas cuantas mesas, además de un juego de pool. Lo que sería la parte trasera de la casa, había un espacio bastante grande, parte jardín, parte piso normal, allí habían varias mesas para la fiesta. Detrás del jardín vendría una reja, tras la cual había unas escaleras que al bajarlas, ya uno se encontraba con la arena de la orilla de la playa. En un rinconcito casi escondido, además, se ubicaban unas pequeñas escaleras para ir al sótano de la casa, la cual era utilizada como bodega o depósito de cualquier tipo de menudencia, desde herramientas de mecánica hasta un estante para todo tipo de licores. Sin lugar a dudas, una gran casa, que digo casa, mansión.

Rápidamente dimos los toques finales. Sin duda los padres de Diana no repararon en gastos. Eran bastante adinerados, y según me entere, desde hacía mucho tiempo una casa en la playa era el sueño de la pareja. Y vaya manera de cumplirlo. A eso de las 12 del medio día llegaron los muchachos de la miniteca, eran 4 chicos, uno de ellos era el DJ. Hicieron las conexiones, dispusieron los monitores (o cornetas) a lo largo del patio trasero. A las 3 de la tarde llego el primer grupo de invitados, unas 7 personas más o menos, familiares de Diana. A partir de esa hora los invitados comenzaron a llegar, y la fiesta comenzó a crecer, a eso de las 8 de la noche, ya unas 100 personas estaban en el sitio, bailando, bebiendo, riendo, pasándola en grande.

Se veían disfraces de lo mas variopintos, desde hermosas "gatubelas" hasta varios hobbits, elfos y superhéroes. No falto el típico tonto que se fue vestido de traje y corbata, y cuando le preguntaban de que estaba disfrazado decía "de empresario" o "de mí mismo" jajaja. En fin, la fiesta transcurrió con muchísima normalidad, y bastante diversión. No se hicieron esperar los piropos dirigidos no solo a mí, sino a todas las chicas de la fiesta, ya que la gran mayoría iba con unos disfraces muy sugerentes. Así como los piropos no faltaron, tampoco faltaron los típicos manoseos discretos, los cuales no me moleste en recibir, ya que lo cierto era que con esos disfraces invocábamos los más bajos instintos sexuales de los hombres y mujeres. Si, hasta las mujeres nos metíamos mano sin pudor aunque de manera discreta y divertida, si bien es cierto que alguna que otra se ponía medio remolona, mas de una lo tomo a juego. En lo personal, mi bisexualidad hizo que mas allá de la risa y la diversión, los magreos a los que fui sometida por ambos géneros sexuales me excitaron muchísimo.

Serian ya como las 11 de la noche, cuando me encontraba hablando con Angélica y Ricardo, dos de los compañeros de clase. Estábamos en la platabanda, disfrutando de unas cervezas y una amena conversación, cuando decido ir al baño a retocarme el maquillaje. Dado que todos estaban ocupados, decidí entrar al de la habitación de los padres de Diana. La habitación estaba vacía, aunque la cama estaba desecha, se veían las almohadas tiradas por el piso, y las sabanas. Continúe mi camino hacia el baño, y cual será mis sorpresa al ver metidos en el jacuzzi a José, Ernesto, Javier y Armando, 4 de los 6 compañeros de mi clase que fueron a la fiesta, con la madre de Diana, la señora Erika. Claro señor lector, te preguntaras que hay de malo en eso, 5 personas compartiendo un jacuzzi, pus la verdad no hay nada de malo, salvo que los 5 estaban totalmente desnudos, y la señora Erika tenía en sus manos las vergas tiesas de Javier y José, mientras Armando y Ernesto magreaban cada uno una teta. La reacción de la señora Erika fue dramática, enseguida soltó los güebos de los muchachos y se tapo los senos con su brazo derecho mientras que con la mano izquierda ella se intentaba tapar la cuca.

-¡Skarlet! ¡Mi niña esto no es lo que tú piensas! –Me dijo. (Me dijo "mi niña" ya que tenía bastante confianza conmigo, Diana y yo éramos unas amigas muy unidas) yo me quede callada, no sabía cómo reaccionar, mis ojos estaban como platos. Los muchachos, en lugar de intentar taparse sus miembros, quedaron desnudos, sin importarles mi presencia. Ernesto, al ver el silencio que hacíamos las dos mujeres que nos encontrábamos allí sin saber que decirnos, decidió romperlo.

-Jajajaja no Skarlet, en realidad si es lo que tú piensas: Erika anda con ganas de llevar güebo y pues nosotros no se lo vamos a negar. Es más, que bueno que estas por acá, así tendremos una buena variedad de agujeritos para elegir y si que tendremos una verdadera fiesta triple X. –esto último lo dijo mientras se dirigía caminando hacia mi, después de salir del jacuzzi. Se puso detrás de mí, abrazándome, y aprovecho para apoderarse de mis chiches con sus manos por encima de la blusita, la cual estaba a reventar. Los otros tres muchachos se acercaron a la señora Erika, y mientras Javier le daba una sonora nalgada en plan juguetón, José y Armando tomaron sus brazos para que dejara de taparse, y dejar su hermoso cuerpo desnudo a la vista nuevamente, para pasar a meterle mano entre los tres.

Debo admitir que a pesar de la sorpresa, y del gran lio moral al ver a la señora Erika poniéndole los cuernos a su marido, el señor Benjamín, la excitación me hacía no poner peros a la situación. Ellos se veían como una pareja muy moralista, de hecho, la señora Erika a pesar de estar cediendo a la excitación provocada por los tres que estaban en el jacuzzi metidos, se le podía notar cierto nerviosismo. Nunca me espere que la madre de mi mejor amiga fuera una puta.

Ernesto continuaba metiéndole mano a mis tetas, pero ya no por encima de la diminuta blusa, sino por debajo de esta. Dado que era un hombre con manos grandes y gruesas, los dos botones que quedaban en mi blusa se reventaron, dejando mis senos libres casi a la vista de todos, ya que las manos de mi poseedor interrumpía la clara vista de estos.

-Ven mamita, si no te has ido corriendo de aquí es porque te excita y quieres unírtenos –me susurraba Ernesto al oído, mientras apretujaba mis senos con más fuerza y me recostaba su verga (una bastante grande por cierto) de mi culo, metiéndose está por debajo de la corta falda y llegando a acariciar mis nalgas en un principio, y luego de un movimiento colarse por debajo, por mi vulva, la cual iba cubierta apenas por un diminuto hilo blanco que mas que cubrir, se metía por entre mis labios vaginales y la raja de mi culo. –Estas húmeda, se te nota claramente, tu eres como Erika, quieres güebo so puta…di que lo quieres, di que lo deseas, baja la mirada y mira lo que tu amigo Ernesto tiene para ti… –me continuaba susurrando al oído. Obedecí, y baje la mirada, y quede sorprendida al ver como todo su glande salía de entre mis piernas. Definitivamente era un güebo de armas tomar.

Fugazmente analice la situación. Yo estaba mojada, con muchas ganas de tirar. Los manoseos que dieron en la fiesta, y el nuevo magreo al que me sometía Ernesto, aumentaron mi libido fuertemente. Además de todo eso, la imagen de Erika, con su cuerpo bastante apetecible y sexy, a pesar de sus 42 años, con sus enormes senos operados, chupándole la verga a Javier, inclinada hacia delante, sin flexionar las piernas, mientras José hundía su rostro en el culo de esta, devorando sus genitales, haciéndola moverse bruscamente de la excitación, y Armando por debajo de esta, magreándole las tetas y chupándoselas de vez en cuando, me daban ganas de unirme a la fiesta de verdad. Los 4 chicos no eran unos modelos de gimnasio, pero si estaban bastante apetecibles. Sus vergas se veían muy aceptables, la más pequeña si acaso estaría por encima de la media. Además, el que Ernesto a estas alturas haya comenzado a decirme cosas "sucias" (como el "so puta", por ejemplo, y otras lindezas que me decía mientras pensaba en todo esto) me hacia olvidar cada vez más la moral y querer cada vez mas esta mini orgia. "¿por qué no?" Pensé.

Baje mi mano izquierda para tomar el glande de Ernesto, el cual aun sobresalía de entre mis piernas, rozando con los labios de mi vagina, mientras me recostaba de su cuerpo, dejándome llevar por la excitación. Eche la cabeza hacia atrás, recostándola de su hombro izquierdo, cerrando mis ojos y respirando profundamente, alzando mi mano derecha para acariciar su cabeza. Una vez recostada de él, comencé a mover ligeramente mis caderas, de manera lenta y suave, tras lo que Ernesto me dijo –eso…tomaste la mejor decisión zorrita…estas divina…veras como gozaremos de ti divinamente y también te haremos gozar… -me seguía susurrando al oído, mientras me besaba y me seguía magreando las tetas.

Luego de un ratito en esa posición, me separe de su cuerpo, dando un par de pasitos cortos hacia delante, y termine de quitarme la blusa, para luego proseguir con un movimiento de cadera bastante sensual y quitarme la falda, dejándome el hilo. Me di la vuelta hacia Ernesto nuevamente, para verlo a los ojos, mi mirada ya había pasado a ser de lujuria, el no hacía más que sonreír, viendo mi cuerpo de arriba abajo, relamiéndose los labios de gusto.

Se acerco a mí, nuevamente, mientras yo, elevaba mis pies a la altura de mi culo, uno a la vez, flexionando las rodillas hacia atrás, para desajustarme los botines negros, y pasar a lanzarlos con un nuevo movimiento de mis piernas un tanto bruscos, a un lado, para quedar descalza, bueno, con las medias blancas a medio muslo puestas y el liguero. Una vez Ernesto estuvo a mi lado, tomo mi hilo por la liga y el diminuto triangulo que apenas tapaba la parte delantera de mi vagina, y la subió al estilo "calzón chino" para torturar suavemente mi vulva y mi clítoris. Luego tomo con la otra mano la liga de dicha prenda por un costado, y estirándola hacia lados opuestos termino por reventarla, operación que repitió con el delicado liguero blanco, dejándome ahora sí, solo con mis medias de encaje a medio muslo. –Así estas mejor –me dijo, para acto seguido tomar mi cabello e inclinarme hacia delante, sin permitirme flexionar mis piernas, y llevar mi rostro hacia su verga, la cual tome con mi mano derecha y sin pensarlo dos veces engullí con mi boca.

Ernesto soltó un suspiro y un delicioso gemido de placer, lo que me animo a chupársela lentamente, quería que gozara de mi boca, así como también yo deseaba disfrutar al máximo de ese trozo de carne dura y cálida. No tarde en sentir el sabor del líquido preseminal, eso me excito sobremanera. En ese momento sentí que alguien me abría las nalgas, con algo de rudeza. Era Javier, quien al poco rato de jugar con ellas se agacho y metió su rostro entre ellas, para lamer mi culo, y bajar hacia mi vulva en repetías ocasiones. Su lengua se movía deliciosamente, ni que hablar de las fuertes succiones que ejercía sobre mi piel tersa y suave. En ese momento comencé a oír los gemidos de Erika, voltee a ver y estaba en la misma posición que yo, solo que estaba siendo penetrada por Armando, mientras José usaba su boca de la misma manera como si estuviera follandose un culo. Le estaban haciendo el típico "serrucho" ya que armando al metérsela por el coño José la sacaba de su boca, y al momento de este meterla, Armando la sacaba. Estaban perfectamente acompasados. Erika no dejaba de gemir.

Javier volteo a ver lo que sus compañeros le hacían a Erika, y me tomo del cabello, quitándole el control de mi cabeza a Ernesto, y me llevo a un lado del jacuzzi para quedar en la misma posición que Erika. Me clavo su güebo en mi boca, mientras Ernesto pasó a follarme la cuca, la cual estaba chorreante de la mezcla de líquido vaginal con las babas de Javier. No tuvo ninguna contemplación al meter su verga entera de un solo sopetón en mi vagina, me dolió un poco, pero la excitación rápidamente me calmo el dolor. No deje de chupar la verga de Javier en ningún momento.

Luego de un ratito, lograron emparejar el ritmo que llevaban los otros dos chicos con la señora Erika, haciéndome el serrucho a mí también. La morbosa situación me estaba volviendo loca del placer y la excitación. Nunca en mi vida había estado en una orgia, y ahora estaba llevándola a cabo y con la persona menos pensada: la madre de mi mejor amiga Diana. Esto aumentaba el morbo sobremanera. Ambas gemíamos de placer, al igual que los 4 machos que nos usaban como sus juguetes sexuales en ese momento.

Las babas de nosotras caían por nuestras barbillas, y escurrían por las vergas de los que usaban nuestras bocas. De vez en cuando Javier interrumpía la mamada, sacándome su herramienta de mi boca para darme ligeros y suaves golpecitos en el rostro con ella, aunque a medida que más lo hacía, más fuertes se hacían los golpes, llegando a darme verdaderos latigazos con su pene erecto, llenando mi cara de mis propias babas. Esto me excitaba muchísimo, me hacía sentir súper guarra.

Ernesto y Armando al rato cambiaron de mujer, pasando Armando a mi vulva y Ernesto a la de Erika, aunque la diferencia era poca, ya que Armando me embestía con la misma deliciosa intensidad que lo hacía Ernesto, aunque Armando ahora pasaba a estimular mi ano con un dedo. Yo no soy virgen de ninguno de mis hoyos, aunque el del culo lo tengo bastante cerradito, a pesar de que soy una fanática empedernida del sexo anal. No hay mayor símbolo de entrega total que darle el culo a tu hombre. O a tus hombres, si eres de las que tiende a follar con varios ya sea al mismo tiempo o por separado jijiji.

Javier y José sacaron sus güebos de nuestras bocas y controlándonos por el cabello, nos hicieron fundirnos en un rico beso a Erika y a mí, sin permitirnos dejar la posición de 90° que teníamos asumida con nuestros cuerpos. –Eeeso golfitas, les gusta mucho hacer guarrerias, la señora santurrona que esta mas buena que el coño, y la zorrita de la clase con titulo de calientapollas. –dijo Ernesto, desde detrás de Erika. Todos rieron, y nosotras nos excitamos más de la cuenta. Javier y José pasaron a cachetearnos con sus vergas, mientras nosotras aun estábamos con las bocas fusionadas en un cálido beso con lengua.

Al poco rato, dejamos de ser penetradas por Ernesto y Armando. Nos dimos la vuelta al mismo tiempo, y nos pusimos de rodillas ante estos, para chuparles la polla. Aunque Erika se salió del jacuzzi para chupársela a Armando y yo entre en el jacuzzi, sin importar mojar las medias para chupársela a Ernesto. –Bien zorras, queremos ver que hagan un 69 para nosotros –nos dijo José. Nosotras ni cortas ni perezosas nos abalanzamos la una contra la otra, saliéndome yo del jacuzzi. Los 4 machos se sentaron en un borde de este, mientras Erika y yo nos besábamos, de rodillas, y nos metíamos mano en nuestros cuerpos. Erika me magreaba las tetas, y luego de un ratito, paso a darse un rico banquete con ellas. Al yo tenerlas muy sensibles, poco tiempo paso para que me viniera el orgasmo, llenando la habitación de gritos de placer. Los 4 chicos gritaban y jaleaban, celebraban mi orgasmo. –Jajaja aparte de que tiene ese par de tetotas las tiene sensibles, que bieeeen –dijo Armando, -Eeeso Erika, tus habilidades de mamona están comprobadas con ese orgasmo jajajaja –dijo Ernesto.

Luego de mi orgasmo, Erika bajo un poco más, aun de rodillas, aplastando sus tetas contra el piso, para pasar a jugar con mi vulva. Yo estaba sentada en mis talones, de rodillas también, con las piernas abiertas. No duramos mucho en esa posición, tome a Erika por el cabello y le di la vuelta, acostándola boca arriba, para luego yo montarme encima de ella, aplastar su rostro con mi cuca y pasar a jugar con la suya, la cual me daba la bienvenida con las piernas abiertas. Comenzamos el 69 tan deseado por nuestros folladores. Pase los brazos por debajo de sus muslos, como abrazando sus caderas. Comencé a estimular su vulva con mis manos, mientras con mi boca me encargaba de su clítoris, el cual recibía deliciosos azotes de parte de mi lengua. Me encargue de moverla bastante rico, aumentando y disminuyendo la velocidad, cual víbora. También le daba deliciosos chupitos de mayor o menor intensidad y a veces separaba el rostro para "hablarle" y "mimarla" con palabras, como si fuera una niña pequeña –Vamos cosita rica, regálame tus flujitos, regálame un orgasmo, anda zorrita linda acaba rico, acaba para mami. –Decía, en tono melosito. No paso mucho tiempo hasta que note como Erika comenzaba a convulsionar de manera feroz. Puse mi rostro entre toda su vulva, con mi nariz hundiéndose en su rajita vaginal, cuando sentí un delicioso chorro de liquido salir de su rica cueva, a presión, abundante, el cual baño mis rostro y mi cabello por completo. Erika al tiempo que acababa, pegaba unos deliciosos gritos, hace rato ya que había dejado de chuparme la cuca para poder respirar y concentrarse en el brutal orgasmo. Una vez más, los chicos celebraban con aplausos el orgasmo de Erika, jaleando y diciendo todo tipo de cosas. –¡¡¡Wooaaaa!!! ¡¡¡La madurita es una puta squirt!!! –le oí decir a José –Perfecto, la verdad es que Skarlet con esa "boquita de mama" hace verdaderos milagros jajajaja –Decía Javier, divertido.

Se acercaron a nosotras nuevamente. Armando me tomo por el cabello, y me dio la vuelta, de manera que quedara de rodillas con la cabeza de Erika entre mis piernas, con mis pies aun enfundados en las largas medias recostados suavemente sobre el pecho de esta, con mi clítoris a la altura de su nariz. Le dio mi cabello a Ernesto, quien metió su verga en mi boca nuevamente, haciendo inclinar un poco mi cuerpo hacia delante, para de esa manera quedar con la espalda arqueada y ofreciéndole el culo a todo aquel que se pusiera detrás de mí, quien fue nada más y nada menos que Armando. José paso a ubicarse entre las piernas de Erika, y procedió a meterle el güebo en la cuca, mientras que Armando comenzaba a penetrarme el culo, recostándose un poco sobre mi espalda, y tomando posesión de mis tetas. No pudo evitar gemir, al sentir la estrechez de mi ano. Y yo no pude evitar gemir deliciosamente al sentirme enculada, y con la boca de Erika haciendo un delicioso estrago en mi cuca. Ernesto mantenía su verga metida en mi boca, recibiendo las mejores atenciones de mi lengua. Javier se ubico a un lado, y acomodándose entre ambos, sin Ernesto sacar la verga de mi boca, metió este otro también su verga en mi boca.

Ahora tenía dos grandes y gruesas pollas en mi boca. Ernesto me dijo -Vamos perra, usa el hocico como bien tu sabes –lo que me excito sobremanera, y me puse manos a la obra, o mejor dicho, boca a la obra. Con mis manos estaba apoyada en el piso, para soportar el ligero peso que Armando dejaba recaer en mi, y soportar también sus embestidas en mi culo, las cuales comenzaron siendo suaves en un principio, pero poco a poco fueron aumentando en intensidad, al igual que la mamada y lengüetazos que le hacía a los otros dos chicos al mismo tiempo. Sentía como Armando apretujaba fuertemente mis tetas, las amasaba, las apretaba, lo que me volvía completamente loca de gusto. Además de todo esto, la boca de Erika se mantuvo muy juguetona durante todo el tiempo que estuvo entre mis piernas. Sentía como ella se movía, pero por las embestidas de José, quien le daba sin ningún tipo de piedad ni miramientos por su coño, y azotaba con sus manos su clítoris. Las piernas de Erika envolvían el cuello de este. Erika y yo no tardamos en llegar a un nuevo y delicioso orgasmo, ambos ahogados, el mío por las dos inmensas vergas de Ernesto y Javier y el de Erika ahogado por mi coño.

Al nosotras tener los orgasmos, ambos brutales, entre convulsiones fuertes, Armando y José dejaron de penetrarnos. Ernesto y Javier, ambos, me tomaron por el cabello y me llevaron caminando a cuatro patas sin dejarme sacar sus güebos de mi boca, liberando a Erika de la prisión que le suponía mi entrepierna. José tomo a Erika también por los cabellos, y la llevo a cuatro patas a mi lado. Armando y José se ubicaron enfrente de Erika, pajeandose fuertemente, mientras que Ernesto y Javier no sacaron sus vergas de mi boca. Yo los veía a los ojos, estaban encantados con la mamada simultanea que les hacia, y con las caricias de mi lengua. En un momento dado, me las sacaron al mismo tiempo, me sorprendió la sincronización que habían demostrado en todo este rato. Sin yo cerrar la boca, ambos se corrieron casi al mismo tiempo, cayendo todos los espesos chorros de esperma dentro de mi boca, y unos cuantos fuera, en mi cara, mezclándose con mi sudor, mis babas, y el jugo vaginal de Erika. Más sucia no me pude sentir, eso me fascino, me encanta sentirme como una guarra al tener sexo, y todo este rato no deje de sentirme así en ningún momento, no solo por las posiciones, sino por el trato que me dieron los muchachos, además de estar compartiendo sexo con la madre de mi mejor amiga, quién se veía súper puritana, a pesar de tener un cuerpazo de escándalo. Ya decía yo que las operaciones estéticas a las que se había sometido eran para algo. La muy puta le monta cachos a su marido. ¡Y de qué manera!

Y hablando de Erika, Armando se corrió primero, su semen, completo, cayó en su boca. José fue el segundo, los primeros chorros que salieron disparados, le llenaron la cara, el cabello y las tetas. Los últimos dos fueron a dar a su boca. José la tomo por el pelo, y me tomo a mi también con su otra mano, y nos hizo besarnos, beso que ambas correspondimos con muchísima lujuria, se notaba que a la señora Erika también le gustaba sentirse como una perra sucia. Nos compartimos la leche, mezclándola primero en nuestras bocas, para luego tragarnos cuanto más pudimos. No pude evitar, después de tragarnos nuestras porciones, lamerle la cara, en busca de los restos de semen que chorreaban por su rostro. También lamí el de sus tetas, y luego nos volvimos a besar.

Duramos un par de minutos en este último morreo, y cuando nos separamos, los muchachos ya se habían ido.

-Señora Erika, los chicos se fueron…¿y si van y le cuentan a…? –comencé a decirle con cierto tono de preocupación a la señora Erika, pero ella me silenció con un pequeño besito.

-No te preocupes querida, ellos no dirán nada a nadie, le tienen miedo a Benjamín aunque no sé porque, si él es tan bueno…espero mi niña no le vayas a contar nada…por favor, te lo ruego…una tiene estos momentos…tu lo debes saber bien…-me dijo, esto último con un tono de nervios y preocupación.

-No se preocupe señora Erika…Usted sabe que Diana es mi mejor amiga, y la aprecio muchísimo, y no solo a su hija, sino a ustedes también…lo último que quisiera es ver este matrimonio derrumbado…pero dígame, ¿por qué?

-¿Por que que? –me pregunto Erika de nuevo

-¿Por qué le es infiel al señor Benjamín? Si lo puedo saber claro…

-No lo sé Skarlet…Benjamín es un buen tipo, en todo los aspectos. Incluso en la cama, no me quejo. Pero no sé, de verdad no sabría explicarte el porqué. Supongo que esto lo hice por el morbo que me dio. Y más aun cuando entraste tu, debo reconocer que me asuste muchísimo, pero al ver tu actitud, me dio más morbo aun…no tengo nada en contra de Benjamin, pero esto se dio, y no quise desaprovecharlo, quise experimentar algo nuevo…espero me creas que aun adoro a mi marido…

-No lo pongo en duda señora Erika…bueno mejor me voy dando un baño fugaz, para quitarme todo el sudor y olor a sexo. ¿Tiene hilos blancos para coser los botones de la camisa?

-Si hija, vete duchando, yo te los coseré rapidito…-me contesto. La verdad esperaba que me dijera para ducharnos juntas, pero bueno…

Me quite las medias pantis y me bañe rápidamente, me enjabone lo mejor que pude y me quite todos los flujos corporales. Una vez totalmente acicalada, corrí a ponerme la falda, y la señora Erika me entrego mi camisa, con los botones bien cosidos. Le pedí un hilo prestado, y ella accedió, dándome uno parecido al que los chicos me rompieron, pero de color negro. También me prestó unas medias bastante parecías a las mías, y me las puse, me quedaron perfectas. Lo único que no pude reemplazar fue el liguero, pero no me importo. Me lo puse y me coloque la falda y el sombrerito, el cual ni me di cuenta del momento en que se me cayó al piso. Así de excitada abre estado. La señora Erika se fue a bañar, y yo salí de la habitación.

La fiesta continua normalmente, los manoseos de nuevo empezaron a surtir efecto en mi libido. Los cuatro chicos ahora me veían distinto, me sonreían de lejos, me guiñaban los ojos, etc. Incluso me metían mano con más descaro. José logro meter la mano en mi culo y notar que llevaba un hilo puesto. –malo zorrita, muy malo…debiste salir sin nada debajo, como la puta buscona que eres –me dijo entre risas, aunque al oído, sin que nadie oyera nada. Yo me reí con él.

Continúe deambulando por la casa, hablando con los invitados, etc. Fui a la cocina, y allí estaba Diana preparando una extraña ensalada. "la especialidad de Diana" como ella misma había nombrado al plato, llevaba como ingrediente una copa de tequila. Me pidió que por favor fuera a buscar al depósito una botella de este licor, ya que allí arriba no tenían, accedí cortésmente y me fui camino al sótano.

Baje las escaleritas casi escondidas, y abrí la puerta. Estaba oscuro, y oía a una chica jadeando y pidiendo más. Era la voz de Angélica. De curiosa (y excitada) seguí el ruido, y cuál será mi sorpresa al ver a Angélica totalmente desnuda, solo con los tacones puestos, de pie, apoyada en su pierna derecha, mientras la izquierda estaba flexionada en el aire sostenida nada más y nada menos que por el señor Benjamín, el marido de la señora Erika y padre de Diana, quien estaba vestido, aunque con los pantalones de su disfraz por los tobillos. Al notar mi presencia se detuvieron en seco.

El empujo a Angélica a un lado, nervioso por haber sido descubierto. Ella también se asusto mucho, se vistió rápidamente y se fue del sótano, sin decir nada, siquiera sin dirigirme la mirada. El señor Benjamín se quedo con los pantalones por debajo, tapándose a duras penas su enorme sexo con sus manos, nervioso. –¡¡Skarlet!! ¡¡Por favor, te lo imploro, no le digas nada a Erika de esto, por favor, te lo ruego!! –me decía bastante nervioso. Yo, excitada por los magreos anteriores a este encuentro, y por la escena vista con Angélica, mas lo vivido en el jacuzzi con su esposa, le dije con cierta picardía y al tiempo que me ponía de rodillas: –Bien señor Benjamín, si usted no desea que yo ande de boca floja, debe encargarse de mantener mi boca bien ocupada en algo…

El señor Benjamín entendió la pequeña indirecta que le lance…bueno, ni tan indirecta. El me tomo del cabello, dejando ahora si a la vista su enorme y muy experimentada polla. –Que putas son todas ustedes…Que clase de mujerzuelas con las que mi hija anda… -me dijo, con cierto tono burlón y me metió el güebo en la boca. Estaba impregnado de los jugos de Angélica, me volvía a sentir una perra en potencia. Me gusto su sabor, comencé a mamárselo, el dirigía la mamada con sus manos en mi cabello. Yo no la tocaba, mi mano izquierda estaba en mis rodillas, mientras con la derecha me empecé a masturbar por sobre el hilo. Lo veía a él a los ojos, mientras me movía la cabeza adelante y atrás, recreándose deliciosamente con mis atenciones orales. Sin más ni más, después de un par de minutos, se vino en mi boca, con bastante abundancia también. Soltó mi cabello, y se me quedo viendo, mientras yo me masturbaba, con la boca abierta mostrándole el semen que me había regalado. Mi lengua jugueteaba con la lechita, la movía de un lado a otro. No deje de sobarme en ningún momento. El me seguía viendo, y al ratito, se subió los pantalones. -Ya sabes zorrita, ni una palabra de esto… -me dijo y se fue del sitio, dejándome allí de rodillas y masturbándome, jugando con la leche en mi boca. Ese gesto de él, de irse sin más, me hizo sentirme como una puta cualquiera, como un mero objeto que después de usarlo, lo deja allí, sin importarle nada. No demore en llegar al orgasmo, al tiempo que tragaba todo su semen. Moje el hilo con mis líquidos vaginales.

Me puse de pie, tome la botella y Salí del sitio, para llevársela a Diana. La ensalada le quedo exquisita. El señor benjamín me veía de lejos con lujuria también. Angélica no era capaz de dirigirme la mirada. Aun así la fiesta continuo bastante bien. Pase el resto de la fiesta hablando con un antiguo amigo, invitado a la fiesta. Era fotógrafo profesional. Me comentaba que el también tenía una casa en el mismo sector, y que me invitaba a pasar la noche allí. Eran como las 2 de la mañana cuando los invitados comenzaron a irse…y yo me fui con el fotógrafo a su casa, dejando mis cosas en casa de Diana. No me fui por pena con los padres de Diana, ni por vergüenza. Me fui con el fotógrafo porque él comenzó a "atacarme" y logro excitarme de nuevo…Pero eso es parte de otro capítulo, el cual contare si lo desean….

¿FIN?

Espero hayan disfrutado de este nuevo relato de mi autoría. Muchas gracias por leerme y por escribirme. Si tienen alguna sugerencia, o crítica, o si desean que continúe o no esta historia, pueden dejarme un comentario aquí en todorelatos o mandarme un mail a skarletpricet@yahoo.es ATENCION: pido a los lectores interesados en contactarme que EVITEN AGREGARME PARA CHATEAR, ya que SOLO tengo esta cuenta para leer mails, y rara vez me conecto. Besitos.