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La Alocada, La Seria Y El Afortunado

en Trios

ATENCION:

La historia narrada a continuación es ficticia. Cualquier parecido a la realidad, es coincidencia.

 

La Alocada, La Seria Y El Afortunado (Una típica historia contada con otras palabras)

Mi nombre es Skarlet. Estuve casada por 5 años con un hombre adinerado. Hace dos meses descubrí que me fue infiel con su secretaria, y a raíz de ese lio, nos divorciamos. El me confesó que amaba a la otra, incluso más que a mí, y que lamentaba el haberme hecho perder estos 5 años de mi vida, por lo que me dejo una gran suma de dinero, la enorme y confortable casa donde vivíamos, y dos carros. El en cambio, se fue con la otra a vivir a otra casa que compro para ella.

Yo la verdad no deseaba nada de lo que me había dejado. Yo lo quería a él, lo amaba desde lo más profundo de mi alma. La ruptura me dejo totalmente tumbada contra el piso. Ahora me sentía sola viviendo en esa gran casa, prácticamente una mansión. Me costaba muchísimo levantar cabeza, salir adelante. Estuve muy deprimida.

            -Amiga, lo que necesitas es alocarte un poco –me dijo por el teléfono mi mejor amiga, llamada Sara. –De esa manera lo olvidaras.

           

 -¿Alocarme como Sara? No soy como tú en ese aspecto… -le respondí yo. Sara es una mujer que mucha gente tildaba de “loca” por su forma de ser y las cosas que hacía. Ella era de vivir la vida loca, y lo cierto es que con el dinero que tenia, se lo podía permitir. No era raro conseguirla en discotecas, bailando con varios hombres al mismo tiempo, y mucho menos raro era verla después haciendo orgias con esos mismos hombres. O verla pasada de tragos cantando en un lujoso restaurant refinado. Podría seguir con la lista, pero para ahorrar tiempo, mencionare solo la locura más importante. Ella estuvo en una relación de lo que llaman sadomasoquismo, o dominación/sumisión, con un hombre, donde ella era la esclava. Dicho hombre le ordeno tatuarse el cuerpo, y no solo eso, también a operarse los senos. Ella siempre fue una mujer con un cuerpo muy sexy y atractivo, sus senos eran de un tamaño respetable, no necesitaba la operación, pero aun así, lo hizo, corriendo ella con todos los gastos por supuesto. Nunca podre entender bien a estas personas que ejercen esas prácticas de sadomasoquismo, personalmente me parece una locura el estilo de vida. Pero aun así, las respeto, sus razones tendrán, y siempre y cuando no le hagan daño a nadie, todo bien.

Su relación con ese hombre, con su “amo”, termino hacia ya unos dos años, el debía viajar a Alemania por razones de trabajo, y se quedaría a vivir allí. Tenía planeado comenzar una vida normal, tener hijos, etc. Incluso le propuso a Sara ser su esposa, pero esta se negó, quería ser, según ella, “libre de acostarse con quien quisiera sin compromiso alguno”. Por lo que rechazo la oferta. En estos dos años ha viajado a Alemania solo para tener sexo con ese hombre. Lo dicho, una loquita de perinola, como decimos en mi país.

Ella solía vestir con ropas muy sugerentes, casi como una puta, siempre mostrando de más. Fuera a donde fuera, iba casi enseñando por completo sus 100cm de tetas operadas. A pesar de todo esto, de su actitud, es una excelente amiga, y con todo este lio del divorcio, me quería animar. –Tú sabes a que me refiero amiga, de ser tan mojigata, vamos a hacer algo muy simpático, aprovecha el sol que está pegando fuerte ahorita, y túmbate al borde de la piscina de tu casa, salgo ahora mismo para allá, un buen par de botellas de vino y veras lo bien que lo pasamos tumbadas al sol, tal vez luego de eso, te lleve a alguna de las discotecas a las que acostumbro ir, veras que te diviertes moviendo ese cuerpazo que te gastas.

           

-No se Sara…no sé si sea lo correcto…-Le respondí yo, no muy segura de cómo sonaba todo eso.

Siempre he sido una mujer seria. Visto de manera sencilla, sin mostrar de mas mis atributos. Si bien es cierto que tengo un físico envidiable, 100 de senos, parados, firmes, naturales, 64 de cintura, abdomen plano, ejercitado, y 93 de cadera, con una cola que según me he enterado es bastante apetecible por el sexo masculino, tampoco es que voy por ahí vestida de manera vulgar. El único que me ha visto desnuda ha sido mi ex marido, el único que me ha llevado a la cama ha sido el. Sé muy bien lo que Sara insinuaba con lo de la discoteca, y posiblemente era que me acostara con otro hombre. No soy de las que buscan acostones de una noche. Debo admitir que me excito con facilidad, pero siempre he tenido una gran fuerza de voluntad como para no caer en tentaciones.

            -Bueno Skarlet, bueno…pero al menos no me niegues lo de tumbarnos al sol. Anda, empieza sin mí, ya salgo para allá, besos –me dijo, y sin permitirme responderle, me colgó. Me puse  a pensarlo mejor, y me dije que la idea de tomar el sol no era tan mala. Si bien era difícil que olvidara a mi ex marido tomando el sol, lo cierto era que debía comenzar con algo, y esa me pareció una buena manera.

Tome mi mejor bikini y me lo puse. Era uno bastante bonito, me quedaba un poco ajustado más que todo en el sostén, la braga del bikini se ataba a las caderas, tapando buena parte de mi cola, era una braga normal, nada de hilos ni cosas así. Aun así me hacía ver bella y provocativa, aunque no sabía muy bien para qué. Tome un frasco con bronceador, y salí a mi piscina, para tumbarme en uno de los bordes.

            -Allí estas amiga, sabía que me harías caso, vamos a celebrar por tu soltería, por tu libertad, y para eso traje a mis muy buenos amigos Jack y Johnny… -oí a lo lejos, no era otra que Sara, quien, a los 10 minutos de yo estar tumbada al sol, apareció en mi casa con una botella de Jack Daniel’s y otra de Johnny Walker, una en cada mano. Venia vestida con un pantalón negro de tela semitransparente, que dejaba casi al desnudo sus dos piernas y dejaba ver perfectamente un hilo que tapaba lo justo como para decir que no estaba TAN desnuda. Arriba, no traía franela, solo el sostén del bikini, el cual luchaba para mantener bien aprisionados aquel par de balones de futbol que llevaba en sus pechos. Sus brazos dejaban ver los distintos tatuajes que tenia, la mayoría hechos por orden de aquel hombre con quien tuvo su relación de sadomasoquismo. En su brazo izquierdo tenía un dragón tatuado, que lo rodeaba desde poco más arriba de su muñeca, y llegaba a su hombro. En el derecho, tenía a una hermosa mujer desnuda en un bosque, también le rodeaba el brazo. En su espalda, desde la mitad hacia abajo, se podía observar el dibujo de otra mujer de perfil, desnuda, a 4 patas, y un hombre delante de ella sujetando una correa que salía de su cuello, y por detrás a otro hombre penetrando su culo. Un tatuaje bastante porno. Su cabello venia pintado de negro (es rubia natural) y peinada con semi rulos. Su rostro, bello, lucia sonriente y con aquel toque de picardía.

            -¡Sara! ¿Cómo entraste? –le pregunte yo, sorprendida.

           

-Tu jardinero me permitió pasar, al verme en la puerta. Me dijo que ya estabas aquí tumbada tostando tu piel…- me contesto mientras caminaba hacia mí, para tumbarse a mi lado, en uno de los bordes de la piscina. –Amiga…Antes de comenzar a tostarnos, te voy a agradecer un favor…no pienses en el sucio de Fernando…¡prohibido pensar en tu relación anterior! De ahora en adelante, piensa en las cosas que te gustaría hacer, y hazlas. Tienes 30 años apenas, eres jovencita, y ese cuerpazo aun está realmente apetecible, tus tetas y el culo aun tienen mucha guerra que dar…Reconsidera la proposición de la discoteca, ¡veras como la pasamos genial! –me dijo, a modo de darme animo, pero con cierto tono de sermón.

           

-No lo sé Sara, no lo sé…ya veremos qué pasa… -le conteste sin muchos ánimos. De verdad no me sonaba muy bien el tema de la discoteca.

           

-Bueno…Como ya te dije, traje a mis mejores amigos –me dijo refiriéndose a las botellas de licor. –Aunque sé que terminaremos tomando directo de la botella, pues, no hay que perder la costumbre de beber en copas, así que espérame aquí un minuto, no te me muevas, iré a buscarlas a tu cocina. –me dijo, levantándose y yendo hacia adentro de mi casa. Yo me quede en el sitio esperando, tumbada en el borde.

Los minutos pasaban, y Sara nada que aparecía. Se me hacía bastante extraño, la copas no eran nada difíciles de ubicar, además, ella sabía perfectamente donde las guardo, no es la primera vez que viene a mi casa. Espere otro buen rato más, hasta que me canse de esperar. Me levante y me dirigí a la cocina a ver que la detenía tanto, pero al llegar no la vi. Me quede extrañada, pensé que habría ido al baño, por lo que me dirigí al baño que queda cerca de la cocina, y nada, vacio. Me preguntaba donde podría haber ido, mientras comenzaba a recorrer el resto de la casa. No la vi en toda la planta baja, así que subí a la planta alta a ver si estaba en alguna habitación, o en el salón que queda en dicha planta.

Busque en las habitaciones y nada, no la veía, hasta que me acerque a la mía donde podía oír sutiles gemidos tanto de hombre como mujer, y oía como si estuvieran chupando algo con fuerza. Me extrañe muchísimo, y entre a mi habitación. Había nada allí, pero el sonido se hacía más fuerte, y venia de mi baño, el cual tenía la puerta abierta, por lo que entre allí llevándome la gran sorpresa: Sara estaba totalmente desnuda y descalza, su poca ropa y sus zapatos estaban tirados a un lado de la tina. Ella se hallaba de rodillas, haciéndole una mamada nada más y nada menos que al jardinero de mi casa (el mismo que le abrió la puerta) un hombre de 48 años de edad, no muy agraciado de rostro, aunque de físico más o menos aceptable, sin muchos músculos y algo barrigón, de piel negra.

Siempre, desde el primer día que estuvo trabajando en mi casa, note que me buceaba (esto significa en mi país que me veía con ojos lascivos), a veces con descaro, otras veces más disimuladamente. Aunque eso era algo a lo que ya me había acostumbrado, dado que, sin ánimos de querer sonar pedante ni nada por el estilo, soy una mujer de físico envidiable, aunque poco he explotado esto de mi, como Sara bien me había dicho minutos antes.

Entre totalmente sorprendida por la situación. La verdad no sé porque me extrañaba, sabía muy bien que Sara era capaz de algo así, y de muchas otras cosas. –¿¿¡¡Sara!!?? ¿¿Qué es esto??-Fue lo que atine a preguntar. El señor Ramiro, el jardinero que por cierto, se hallaba también totalmente desnudo, se quedo como una estatua del susto. Sara, por su parte, poco le importo que yo apareciera algo escandalizada, ya que seguía con su trabajo oral como si nada hubiera pasado. Dio un par de chupitos más a la verga del jardinero, y se puso de pie, guiñándole un ojo a su amante. Se dio la vuelta, y se dirigió hacia mí, y me agarro las tetas.

            -Amiga…¿desde cuándo no ves un buen güebo? –me pregunto.

            -Sara, quédate quieta…vístete anda, vamos a dejar esto hasta aquí, no me gusta por dónde va todo esto. –le dije, algo contrariada. Debo admitir que tenía mucho tiempo sin ver un miembro masculino erecto, al menos en persona. Y debo admitir que me excite un poco al ver este.

            -No señorita…-me dijo, divertida por todo.la que se quedara tranquilita es usted. Hoy darás el primer paso hacia una nueva vida, lejos de toda depresión y despecho. ¿Y sabes cual remedio es el mejor para el tratamiento de esas enfermedades? –me dijo, y luego de preguntarme, señalo directamente la gran verga del señor Ramiro. Yo no supe cómo reaccionar.

            -Anda nena…déjate llevar, alócate, la vida es una sola y no vale la pena que la desperdicies llorando por el imbécil de Fernando. Veras como gozamos las dos juntas con este macho. –me continuo diciendo ella.

            -¿Las…las dos…juntas? –le dije, bastante extrañada, un poco temerosa, pero bastante desarmada. Lo que me acababa de decir poco a poco me convencía.

            -Claro nena…¿Acaso no sabías que las mujeres somos excelentes amantes cuando nos acostamos con otras mujeres? ¿Por qué crees que existen las lesbianas? Y si a la formula le añades un buen güebo pues… -me dijo, sin concluir la frase, colocándose de rodillas ante mí, aunque sin soltar las tetas. Yo por alguna extraña razón no podía dejar de ver el güebo de Ramiro, quien ahora se lo sobaba con su mano derecha, mientras veía como Sara me corrompía. Esta ultima bajo sus manos de mis tetas, y con la izquierda palpo mi vulva por encima de la braga del bikini. –uy…pero si esta mojadita…veo que te gusto la sorpresa que te acabamos de dar Ramiro y yo.

No supe que decir, solo sentí como me sonroje al ser descubierta por Sara. Ella se paró de nuevo ante mí, y con mucha dulzura me tomo de la cabeza, por detrás, con su mano derecha. Me hizo acercarme, inclinándome un poco hacia adelante, mientras ella se agachaba para tener el güebo del señor Ramiro a la altura de su rostro. Me vio, con mucha picardía, y tomo aquel mástil de carne rica con su mano izquierda, para acercar su boca un poco y darle una tierna lamida. Luego, me acerco a mí, y yo, tan dócil como una marioneta, me deje llevar, aunque de una manera muy tímida, hasta que yo también repetí lo hecho por ella y le propine una tierna lamida en el glande.

            -Bien…muy bien…estas aprendiendo. Ahora, sigue esto –me dijo, para moverse hacia adelante, cayendo sobre sus rodillas, soltando la verga de su amante y dirigiendo su rostro con extrema brusquedad, cual tigresa para atrapar su presa, hacia las bolas de Ramiro, donde sacando la lengua, pego una hambrienta lamida y recorrió su verga de una manera bastante morbosa hasta la punta, para luego metérselo en la boca bien adentro, y luego sacarla, al tiempo que succionaba con fuerza, tanta que cuando estuvo afuera de su boca, hizo un fuerte ruido. Yo me quede bastante sorprendida por la actitud de puta arrabalera de Sara.

            -Ande jefa…siga a su maestra…eso que ella acaba de hacer es delicioso, tanto para ustedes como para mi…sobre todo para mi jejejeje –me dijo el señor Ramiro. Yo me agache y le agarre el güebo con mi mano derecha, y viéndolo a los ojos, repetí lo hecho por Sara, aunque de una manera menos brusca y más tímida, y lenta. La expresión de placer del señor Ramiro fue realmente satisfactoria para mí. Sara tomo mi cabeza y me la dirigió, hasta que la verga de mi empleado entro bastante en mi boca, si bien no completo, casi. Sara me soltó y se dirigió por debajo de él, para comenzar a mamarle las bolas. El señor Ramiro dejaba oír unos deliciosos gemidos de placer, mientras Sara y yo succionábamos cada una la zona que nos correspondía.

El señor Ramiro, ya más acostumbrado a nuestras atenciones orales, se inclino un poco, y me desato el sostén de mi espalda, dejando estos al descubierto mis tetas, con un gracioso movimiento, quedando en el canalillo entre ambas. Termine de quitármelo, dejando de mamar por un momento ese delicioso güebo. Sara dejo de mamarle las bolas, y se tiro en el piso, aplastando sus tetas contra este, quedando entre mis piernas, para desatar con un hábil movimiento mis bragas y dejarme desnudita y descalza, como ella. –ahora veras lo rico que las mujeres mamamos cuca nenita… -me dijo, segundos antes de arrastrase un poco más, poniéndose boca arriba, y alzándome un poco para ubicarse debajo de mi. Tomo mis caderas con ambas manos, y prácticamente me hizo sentarme sobre su rostro.

Fue realmente exquisito sentir su lengua juguetona, y sus labios igual de juguetones chupando mi cuquita, mientras que a la vez sentía su nariz rondando mi ano, metida entre mis nalgas. La habitación se inundo de fuertes sonidos de succión proveniente de nuestras bocas, y de los gemidos de Ramiro, quien me tomo del pelo y comenzó a dirigir la mamada que yo le hacía. –Aaaahh vamos puta, sigue mamando, así, asiiiii aaaaahhhh –comenzaba a decir, entre jadeos. Nunca me habían dicho semejantes palabras en mi vida, y en otra situación, no las habría aceptado, pero lo cierto es que lejos de molestarme, me excito mas ser insultada de esa manera. Poco a poco la intensidad de las embestidas de Ramiro en mi boca aumentaron hasta parecer que se estaba follando un culo cualquiera, literalmente hablando. A los pocos minutos, me separo de su verga, la cual quedo bastante brillante y con hilos de babas cayendo sobre el cuerpo de Sara, quien también hacia un exquisito trabajo en mis genitales con su boca, tanto que a los pocos segundos de Ramiro haberme separado de su verga, tuve mi primer orgasmo, el más brutal que había tenido en mi vida.

            -Que perrita mamona tan rica estas hecha –me dijo el señor Ramiro, con su respiración agitada. – y veo que te gustan las lenguas de las putas como Sara…nada mal, pero sabes, me provoco un buen trago, ¿Por qué no me traes las botellas que Sara trajo?

            -Enseguida - fue mi respuesta. Me puse de pie, aunque las piernas aun temblaban un poco por el gran orgasmo que había acabado de tener, y fui corriendo a la piscina a buscar las botellas. Las tome y corrí nuevamente hacia el baño de mi habitación. En el camino de ida y vuelta, no pude evitar pensar acerca de todo lo que estaba haciendo. ¡Era una locura! Pero…¡que rico lo estaba pasando y que rico estaba gozando! La mayor prueba de ello era mi cuquita, que estaba hecha un mar de jugos. Y encima sentía las típicas maripositas aleteando en el estomago, una sensación divina de no saber lo que vendrá después. Además de ello, mis pezones estaban súper sensibles, sentía el aire recorrerlos, estaban duritos. Me dije a mi misma que disfrutaría de este momento, y que me alocaría hasta donde la situación dé, sin restricción alguna.

Llegue de nuevo al baño de mi habitación. Ramiro se hacia la paja, de pie, aunque con su pie derecho apoyado en toda la cuquita de Sara, quien, con sus brazos estirados del todo por encima de su cabeza, y las piernas abiertas y flexionadas, se movía deliciosamente, restregando la cuquita en el pie de nuestro macho. Me excito mucho ver semejante escena. Sara termino corriéndose de una manera exquisita.

            -Aquí están las botellas –Dije al entrar al baño.

            -Bien zorrita, bien…Deberías ser sirvienta, fuiste rápida y diligente, aunque siempre deberías tratar con respeto a tus superiores, debiste decir “aquí están las botellas Señor”. Pero a pesar de esto sin duda tienes futuro en ese campo y no como ricachona divorciada jajajaja –me contesto Ramiro. Al decirme eso me imagine a mí de sirvienta y no pude evitar excitarme más de la cuenta, ya que la idea que yo tenía en mi cabeza era más como una cachifa erótica y no una sirvienta normal, o en dado caso, me imaginaba como una sirvienta normal pero haciéndole favores sexuales al patrón. Que imaginación la mía, nunca me imagine recibiendo ordenes de ningún tipo y ahora me excitaba recibirlas. Ramiro se sentó en la poceta. –pónganse a cuatro patas como las peritas que son y vengan hacia mí. –nos dijo.

Sara y yo, excitadas como estábamos, acatamos la orden, y nos dirigimos hacia él a cuatro patas, buscando llegar a sus manos estiradas hacia adelante, ya que hacia el gesto de que nos dirigiéramos hacia ellas. A medida que íbamos acercándonos, yo a la derecha y Sara a la izquierda, el fue maniobrando de manera tal que quedáramos una a cada lado que le correspondía, aunque en cierta forma dándole la espalda, viendo en la dirección hacia la que él veía. Luego acaricio nuestras cabezas, para unos segundos después pasarnos las manos por la cara, y juguetear con sus dedos en nuestras bocas.

Después de hacernos chupar sus dedos, los introdujo en nuestras cucas encharcadas. Jugó un rato con ambas, yo sentía como por dentro movía los dedos en todas direcciones, doblándolos, sacándolos, metiéndolos, lo que me hizo llegar al borde de un nuevo orgasmo a los pocos minutos. Luego los saco, y nos hizo chupar sus dedos correspondiente a cada una, para de nuevo sacarlos, tomar nuestros cabellos y dirigir nuestras cabezas la una contra la otra, hasta fundirnos en un delicioso y morboso beso en nuestras bocas.

Era la primera vez que yo besaba a una mujer, y seré franca, disfrute el momento. La lengua de Sara era bastante juguetona, y se metió en mi boca para buscarle guerra a la mía, y yo trataba de responderle lo mejor posible. Note como Sara sonreía. Ramiro volvió a introducir los dedos en nuestros coños húmedos, y volvió a jugar, aunque mucho menos tiempo que la vez anterior, ya que los saco repentinamente, y comenzó a hurgar en nuestros agujeros anales. Al notar sus dedos recorriendo mi agujerito trasero, di un respingo.

            -Mmmmm Skarlet, ¿eres virgen del culo? –me pregunto.

            -Si…lo soy… -le conteste con vocecita tímida.

            -Increíble que el tonto de tu ex nunca haya usado semejante culo…tan rico que lo tienes, vaya desperdicio…¿no te gustaría ser como Sara? ¡Mira cuanto traga la zorra por el culo! –me dijo. Yo dirigí la vista hacia el culo de Sara, y note como se tragaba 4 dedos sin mucha dificultad. Sara hacia ciertas muecas de molestia, pero gemía del placer. -¿Te gusta Sara? –le pregunto Ramiro a ella.

            -¡¡¡Siiiiiiiigggghhh mmmmmmgggh me fassscinaaaaaahh!!! –le contesto Sara. –aaaanimate amigaaahhhh….teeehh doleeeraa un..un…¡¡¡aaahhhh!!!...te dolerá un po..poquitooohh pero sé que ¡¡gozaraaaaaaaaAAAS!! -Continuo diciéndome, perdida ya por el placer que sentía. El sexo anal no era algo que yo aprobara, me parece algo muy humillante pero…en ese momento estaba dejándome llevar por todo, y la verdad es que ver a Sara en semejante estado de excitación, me hizo desear ser usada por allí. Sentí que me entregaría totalmente a Ramiro esa tarde.

            -¿Y bien Skarlet? ¿Quieres o no quieres? –pregunto Ramiro mientras continuaba trabajando a Sara.

            -Si… -volví a contestar con voz tímida, muy excitada ya que en ningún momento Ramiro dejo de acariciar mi ano con la punta de sus dedos.

            -¿Si qué? – me preguntó Ramiro nuevamente, sin duda quería que me humillara suplicándole que me usara por el culo.

            -Quiero que me cojas por el culo, que lo uses como quieras…quiero que mi culo sea tan goloso como el de Sara. Quiero sentirme puta….quiero sentirme TU puta… –le dije, intentando complacerlo en lo que deseaba.

No me dijo nada, aunque vi que su rostro denotaba cierta satisfacción al oír mis palabras. Poco a poco ejerció presión sobre mi agujero anal con uno de sus dedos, haciéndome sentir cierto dolor, aunque al estar este lubricado por las babas de mi cuca y de mi boca no era tan fuerte, lo que si era más fuerte sin duda, era el placer. Emití un pequeño gemidito al sentir como me invadía el dedo, poco a poco entraba, hasta tenerlo todo adentro. Comenzó un mete y saca no muy fuerte, y a los poco segundos comenzó a moverlo dentro de mí a medida que lo metía y sacaba. La sensación que percibía era realmente extraña, sentía cierto dolor, pero el morbo y el placer iban en aumento.

A los pocos minutos de trabajarme con un dedo, metió otro. El dolor aumento, pero mi calentura también. En cierta forma me sentía humillada, mi jardinero me estaba metiendo dos dedos en el culo, y encima me decía todo tipo de palabras sucias, y lo peor de todo era que eso me excitaba. Para mas, mi mejor amiga estaba a mi lado en la misma situación que yo, y seguíamos el ritmo que él deseaba. Luego de trabajarme el culo con los dos dedos, me metió un tercero. –vaya que apretadita eres…sin duda, tu culito era virgen hasta hace unos minutos jajajaja –me dijo, al momento que comenzaba un fuerte mete y saca con sus tres dedos, tratando de acostumbrarlo al grosor.

Luego de esto, saco sus manos de nuestros culos, y dirigió la mano que tenía en el culo de Sara, a mi boca, y la que tenía en mi culo, a la boca de Sara. Debo admitir, nuevamente, que me dio algo de asco, pero…¿Qué carajos? Ya estaba puteando bastante, y lo estaba disfrutando, ¡sigamos! Las dos limpiamos sus dedos con soltura, chupando dedito por dedito, dejándolos impregnados de nuestras babas. Luego nos saco las manos y nos hizo besarnos en la boca nuevamente mientras él se ponía de pie, soltándonos y dejándonos allí solas en el baño en cuatro en pleno morreo.

            -Skarlet…¿estas segura de lo que estás haciendo so guarrita? –me pregunto Sara separándose un poco de mi boca, con voz dulce y picara.

            -Claro que si…tú fuiste la que dijo que me alocara, así que ¿porque no? Lo estoy disfrutando, y estoy deseosa de llegar muy lejos. Con Fernando todo era “light” y lo disfrutaba, pero en cambio este hombre me está haciendo sentir sucia, y lo estoy gozando de verdad. Esto es nuevo para mí y me está pareciendo excitante, debo admitir que antes me imaginaba estas situaciones, incluso las que sabía de ti, y no me llamaban la atención, pero como dice el dicho, “no digas que no, si no lo has probado”. Quiero más…quiero sentirme bien puta, bien perra, bien sucia. –le conteste, segura de lo que deseaba.

En ese momento entro Ramiro nuevamente al baño. Había buscado en la cocina un par de corchos. –pensé que tenias dos sirvientas aquí, cualquiera de nosotras los pudo ir a buscar por ti –le dijo Sara. Ramiro sonrió, tomo las botellas y se sentó en la poceta nuevamente, tras nosotras que aun seguíamos en cuatro. Destapo las botellas, y olio el licor. –Levanten sus culos putitas, peguen las tetas y la cara al piso…y abran las nalgas con las manos -nos dijo, nosotras obedecimos, dejándole el culo en pompa, y separando nuestras nalgas con las manos. Sara y yo nos veíamos la una a la otra con la cara pegada al piso, extrañadas por la nueva ocurrencia.

De repente sentí algo frio y duro posarse en la entrada de mi culo.vi hacia el de Sara y note que en el de ella había puesto el pico de una de las botellas. Me imagine que lo mismo hacia con mi culo, y efectivamente, eso era lo que hacía, ya que note como me llenaba el culo con algo duro al tiempo que un liquido inundaba mis entrañas, tal cual hacia con Sara. Metió bastante del pico de la botella, todo el cuello hasta que llego a la parte más ancha, las giro rápidamente dentro de nosotras, y luego las saco, derramándose un poco del licor en el piso. –aprieten el culito guarras –nos dijo, al tiempo que rápidamente dejaba las botellas en el piso y nos colocaba un corcho a cada una en el culo, de manera que quedaran bien tapados y no saliera mas liquido. –eso es….muy bien…limpien el piso que se derramo whisky…para que no se desperdicie, háganlo con la lengua… -nos dijo. Nosotras, ya con los culos sellados por los corchos nos dimos la vuelta a cuatro patas y lamimos el whisky del piso, no era mucho, lo que si era demasiado era la calentura y el morbo por hacer todo lo que mi empleado nos decía.

Una vez el piso quedara más o menos limpio, nos pusimos de pie y cada una de nosotras se sentó en una pierna del jardinero, yo en la derecha y Sara en la izquierda, y acto seguido nos dimos un delicioso beso a tres bocas. Ramiro tomo las botellas y nos baño las tetas de whisky, y nosotras apretujamos los pechos contra su cara, mientras él las lamia y se restregaba contra ellas. Nosotras para aumentar más la picardía, movíamos los pechos de un lado a otro, al tiempo que también movíamos nuestras caderas, restregando un poco nuestras vulvas contra sus piernas, las cuales al tener bastante vello se hallaban un poco ásperas y la sensación, al menos en mi, era divina. Luego de un par de minutos, el nos puso de pie a las dos y nos hizo voltearnos, dándole la espalda nuevamente, con nuestros culos a la altura de su rostro. Metió su mano por entre nuestras piernas, y posándolas sobre nuestros vientres, nos atrajo hacia él, para repetir la operación de nuestras tetas, con nuestros culos, restregando su rostro contras nuestras nalgas por unos segundos, para luego quitarnos los corchos al mismo tiempo, y nosotras dejar salir todo el licor que se hallaba alojado en nuestras entrañas, bebiéndolo el de la manera que podía. Por supuesto que se derramo bastante licor, bañándolo a él.

Una vez nuestros culos estuvieron vacios, el procedió a hacernos una mamada en los culos (o beso negro si lo prefieren llamar así), turnando los agujeros en su boca. Nunca antes había experimentado esto, y si bien antes me parecía un tabú algo asqueroso, ahora tenía una opinión muy distinta. Me fascinaba sentir su lengua invadiendo mi agujero anal con fuerza y brusquedad, moviéndose de un lado a otro. Que divino.

En un momento dado, que él se encargaba de mi culo, Sara se volteo, y comenzó a mamarle el güebo, impregnado en el licor salido de nuestros culos, al derramársele un poco sobre él. Se puso de rodillas entre sus piernas mientras yo me volteaba y me colocaba también de rodillas, y me fundía en un riquísimo beso en la boca con Ramiro, durante el cual él se separaba ligeramente de mi boca para poder tomar aire dadas las extraordinarias habilidades orales de mi amiga. El sabor del beso era de licor, y su aliento tenía ese olor, aunque bastante ligero, pero no me importo en lo más mínimo. Mientras estábamos en esa posición, yo comencé a restregarle las tetas en su rodilla derecha, moviendo mi torso de un lado a otro. –Veoooohh que teh gusta mmmmmm así Sara…te gusta estimular tus tetas, ¿me equivoco vaquita? –me pregunto entre gemidos, respondiéndole yo afirmativamente con mi cabeza, para luego el tomar mis tetas entre sus manos y comenzar a estrujarlas y apretarlas primero con suavidad y luego con cierta rudeza que lejos de molestarme  lo único que hacía era excitarme, mas aun si cabe.

Luego de un rato en esas prácticas, cada quien metido en su papel, el jardinero se separo de mi boca y tomo a Sara por el cabello para separarla de su verga, alzándola y dirigiéndola de manera tal que quedara de pie sobre su verga, con las piernas abiertas. Sara hizo ademan de sentarse sobre el güebo erecto de nuestro macho, pero él no se lo permitió, jalándola ligeramente del cabello. Sara con su rostro dibujo un gesto de tristeza a modo de broma, haciendo puchero como si de una bebe se tratara. Ramiro, con su mano libre me tomo a mí del cabello y me metió entre sus piernas y bajo las de Sara, haciéndome caminar de rodillas. Hizo que Sara poco a poco descendiera, hasta que se sentó sobre mi rostro, quedando mi boca cubierta por su encharcada vulva y mi nariz clavándose entre sus nalgas.

Por la manera en que ella movía sus caderas, restregando sus genitales en mi cara, llenándome de sus jugos, deduje que lo estaba disfrutando. Y yo debo admitir que por primera vez estaba mamando una buena cuca, y al igual que Sara, estaba gozándolo mucho. Dirigí mi mano derecha a mi vulva mientras que con la izquierda agarraba la verga de Ramiro y la acariciaba, aunque me costó encontrarla, ya que no veía nada al tener el rostro tapado con la humanidad de mi amiga. Saque la lengua y la moví rápidamente entre los carnosos labios vaginales de Sara, babeándola toda, y por supuesto, recogiendo con ella los jugos que manaban de esa deliciosa rajita. Como podía, estiraba la lengua bastante siguiendo el camino de su piel hasta alcanzar el clítoris, y castigarlo con frenéticos movimientos. Sara no paraba de gemir y de restregarme su coño con más fuerza en la cara, hasta que en un momento dado se corrió en mi boca, entre fuertes temblores y espasmos, junto con gemidos entrecortados.

Sus jugos sabían exquisitos. Era la primera vez que probaba los jugos vaginales de otra mujer directamente de su vulva, y me encanto su sabor. Ahora me encontraba con ganas de probar, pero el jugo de güebo, y para eso debía exprimírselo a Ramiro. Sara se levanto un poco liberando mi rostro, y se dirigió unos pasos hacia adelante, pasando sus piernas sobre las de Ramiro, y se sentó en su tieso güebo, clavándoselo en todo el coño. Ramiro no pudo evitar emitir un gemido de satisfacción al sentir como la suave cuquita de Sara envolvía su hermoso güebo. Y Sara no pudo evitar gemir al sentir a su invasor entrar hasta lo más profundo de sus entrañas. Ambos se quedaron quietos un par de segundos una vez Sara se introdujo la verga completa de Ramiro, para a los pocos segundos comenzar mi amiga un suave sube y baja que fue aumentado su intensidad con cada segundo que pasaba.

            -Zorra, no te quedes allí arrodillada, mámame las bolas –me dijo Ramiro, poniéndome yo manos a la obra, dirigiendo mi cabeza hacia sus bolas que también me parecían enormes. Así de llenas las debería tener, supuse que no aguantaría mucho para llegar al orgasmo. Comencé a pasar mi lengua por la superficie de sus bolas, primero lenta y suavemente, pero al poco tiempo la movía igual que como se la moví a Sara en su vulva, mientras que ella movía sus caderas rápidamente arriba y abajo, recorriendo el delicioso güebo de nuestro macho. Los jugos de su cuca comenzaban a escurrirse poco a poco por toda la verga de Ramiro, hasta llegar a sus bolas, por lo que yo con mi boca los recogía y tragaba como una sucia puta en celo, chupándoselas con hambre. Me encantaba sentirme así.

Luego de un rato en esa posición, Ramiro se puso de pie, quitándose a Sara de encima. Volvió a tomarme por el pelo, y se acostó en el piso dirigiéndome a mí y colocándome sobre él, con mis piernas a sus lados. Me hizo bajar poco a poco hasta que quede ensartada en su verga, agachada sobre él. Sara imito mi posición, pero sobre la cara del jardinero, y dándome la cara a mí. Ramiro comenzó a embestirme fuertemente, mientras Sara le restregaba el coño y el culo en su cara y tomaba mi rostro para, inclinándonos ambas, besarme en la boca. Sus tetas, empapadas por las babas de Ramiro que al tenerla en la posición anterior no dejo de mamárselas ni un segundo, se estrellaban con las mías, dados los bruscos movimientos. Yo me sentía en el cielo, no podía parar de gemir. Si bien sentía cierto dolor, el placer era mucho mayor, casi infinito. La lengua de Sara me invadía la boca, y luchaba con la mía, prácticamente me deje hacer por ella, y por la verga de Ramiro que aun mantenía la misma intensidad en sus embestidas. No paso mucho tiempo hasta que yo, acariciando un poco mi clítoris, llegue a un fuerte orgasmo que me recorrió el cuerpo entero y me puso a gritar como una loca.

Luego de mi fuerte y brutal orgasmo, Ramiro se quito a Sara de encima, y a mí también me aparto, aunque él se quedo acostado. Cada una de nosotras quedo a un lado de el, por lo que nos tomo por el cabello nuevamente y nos puso a darnos un beso en la boca, aunque con su güebo en el centro de ambas. Tanto Sara como yo nos esmeramos en darle el máximo placer posible, nuestras lenguas se encontraban muy seguido mientras recorríamos esa enorme polla de arriba a abajo dirigidas por él, limpiándola de mis jugos.

Ya pasado un corto ratito de estar mamándole el güebo, me dirigió a mí, aun tomada por los pelos, hacia arriba de su cuerpo, poniéndome en cuatro sobre él, poniéndome de manera tal que mis tetas quedaran a la altura de su rostro. Sara, al estar libre de su mano, se montó sobre el de nuevo en la misma posicione en la que estaba yo hacia uno minutos, para ensartarse la verga en el culo, y comenzar a moverse rápidamente de una sola vez, sin comenzar de manera lenta como me imagine que haría. Al tener ella mi culo delante, opto por meterme dos dedos en el, mientras con su otra mano me daba unas deliciosas y sonoras nalgadas, al tiempo que Ramiro me agarraba las tetas con ambas manos y las devoraba con muchísimo gusto, las gozaba como nunca nadie antes me las había gozado en la vida. Yo movía mi torso para restregárselas, mientras gemía con las atenciones que entre ambos me daban.

Ramiro tomaba mis tetas con fuerza, succionaba con mucha brusquedad mis pezones, incluso los mordía deliciosamente, y por supuesto que semejante trato me dolía, pero la excitación era mayor. Me sentía un objeto, un sucio objeto para el placer de este hombre y es lo que más me gustaba sentir. En un momento dado, me mordió fuertemente la cara interna de mi teta izquierda, dejándome la marca de sus dientes en ella. No pude evitar pegar un grito de dolor, pero él mero hecho de ser tratada así, me puso muy cerca de un nuevo orgasmo, ni que decir el trato que mi culo recibía por parte de Sara, quien me dejo las nalguitas ardiendo de tanto azote, y con el culo ligeramente abierto y acostumbrado para lo que vendría después.

Pasado un buen rato en esa posición, de nuevo, Ramiro nos aparto a ambas, pero esta vez sí se levanto del piso. Nos coloco a cuatro patas cuales perritas en celo, de hecho, Sara movió el culo de manera graciosa, como si de una perrita se tratara. Su agujero anal se veía abierto y rojizo, dadas las embestidas que ella misma se dio con la verga de nuestro macho. Ramiro se coloco detrás de mí, y me tomo por las caderas. –Ya es hora de que pierdas la virginidad anal con todas las de la ley putita… -me dijo, al tiempo en que posaba la punta de su glande en la entrada de mi estrecho culo, para comenzar a hundirlo lentamente en mis entrañas. Sentí mucho dolor, a pesar de que mi culo ya se hallaba bastante estimulado. No pude reprimir gemidos y gritos. Los ojos se me pusieron blancos del todo, cuando en un momento dado, Ramiro termino de meter su verga entera de un solo golpe.

Quede con la respiración cortada por el fuerte dolor que sentí. Ramiro al parecer comprendió y me dejo el güebo metidito adentro, para que me terminara de acostumbrar a él. Había pensado que con el trato de Sara minutos antes no me dolería pero estuve muy equivocada, el dolor fue intenso, profundo, un fuerte corrientazo que tomo mi espada y mis caderas. En ese momento aprendí que soy una masoquista porque me corrí en ese instante nuevamente. Nunca entendí el porqué, pero si me corrí. Ramiro poco a poco comenzó un suave mete y saca de mi culo, al tiempo que yo recuperaba el aliento. Me dolía pero ya a los segundos me comencé a acostumbrar, al punto de que me era realmente gratificante y delicioso las embestidas anales a las que era sometida y al dolor. Sin duda era una masoca.

Sara se monto sobre mí a 4 patas, quedando ella con sus tetas y su abdomen pegados a mi espalda, con su cuca casi sobre mi cabeza, y con sus dos piernas rodeandmela. Me propino un par de azotes en mis nalgas, y luego las tomo y con fuerza las abrió lo más que pudo, permitiéndole a Ramiro una excepcional vista de mi agujero anal abierto e invadido por su enorme verga. –Dale, cojete a esta puta, dale duro, que sepa lo que es placer y sexo duro de verdad –le dijo a Ramiro, aumentando este poco  apoco la fuerza de las embestidas. Sara entre tanto, restregaba su coño en mi cabello, y yo subía mi cabeza para que pudiera tener más contacto con su vulva. Sentía como Sara y Ramiro me escupían en el culo, lubricando más y más a medida que Ramio aumentaba la fuerza de sus embestidas. El jardinero sacaba de vez en cuando su verga de mi culo, para metérselo en la boca a Sara, de vez en cuando me escupían dentro del agujero anal, en el cual sentía el aire entrar al tenerlo bien abierto, para luego volver a ser llenado por la verga de nuestro macho.

Así estuvimos por largo rato. Sara en un momento dado se bajo de mí, soltando mis nalgas, y se ubico delante de mí, sentándose con las piernas abiertas, y me observo por unos segundos mientras mi cuerpo se movía al son de las cada vez mas fuertes embestidas que Ramiro me propinaba en el culo, con mis tetas bamboleándose fuertemente. Sara me tomo del cabello y me puso su cara en su cuca húmeda y exquisita, la cual estimule con mi boca, haciéndole fuertes chupetones y mi lengua moviéndose alternando entre movimientos fuertes y rápidos y suaves y lentos. Sara no paraba de gemir, y yo tampoco solo que mis gemidos eran ahogados por su vulva. La hice correrse dos veces.

Ramiro saco su enorme güebo y se dirigió hacia donde estaba Sara, colocándose sobre ella con las piernas abiertas a ambos lados de su torso, dándole la espalda a su cara con su preciosa verga apuntando hacia donde estaba yo, que aun seguía a 4 patas con mi cara metida entre las piernas de Sara. Comenzó a masturbarse deliciosamente, y agachándose un poco, tomo a Sara por la cabeza y le metió la cara en su culo, para que esta le propinara un beso negro. Sara por supuesto se lo hizo con esmero, mientras yo le seguía mamando la cuquita de manera frenética. –Uuufff siiihhh…Skarlet…ahora te bautizo como…una nueva...ooohh así…así..Una nueva puta ricachona de este mundoooo –dijo Ramiro entre gemidos, al tiempo que de su enorme verga comenzaron a salir disparados espesos chorros de semen que fueron a parar a mi cabello, mi cara, y pubis y abdomen de Sara.

Luego se volteo, y la puso a mamarle el güebo, mientras yo recogía con mi lengua los goterones de leche del pubis y abdomen de Sara. Ramiro se separo de nosotras, y se metió en la bañera, abriendo el agua caliente para darse una ducha, mientras contemplaba como yo subía por el cuerpo de Sara con mi lengua, saboreando su sudor, hasta llegar a su boquita y fundirnos en un apasionado beso ahí en el piso de mi baño, mientras nos magreabamos un buen rato las tetas, nuestras cucas, etc. Dándole un bonito espectáculo a Ramiro.

            -Sara…no sé qué decir…gracias por tus consejos…Disfrute muchísimo mi amor… -le dije, en tono melosito, suave y tímido, Sara me puso su dedo índice de su mano derecha en mi boca. –Shhhh nena tranquila…No me agradezcas nada…No digas nada…Solo relájate y goza, disfruta…Que la vida se hizo para esto y no para llorar…

Dicho esto Sara se levanto y m puso de pie, y nos unimos en la ducha a Ramiro.

 FIN

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EPILOGO

Ya han pasado 5 meses desde la primera vez que me “aloque”, siguiendo los consejos de Sara. Esa vez fue el jardinero Ramiro, el cual se convirtió en nuestro amante habitual. Con “nuestro” me refiero a Sara y a mí, ya que él se tiraba a cualquiera de las dos siempre que estuviéramos dispuestas y el también, claro está. Repetimos el trío infinidad de veces.

También existieron otros hombres, acompañe a Sara a las discotecas que frecuentaba y comencé a tener muchos amigos y aventuras sexuales ocasionales, pero el que era fijo, era Ramiro, con quien siempre mantuvimos juegos de todo tipo. El favorito era el de ser sus “sirvientas porno”, nosotras compramos unos disfraces de sirvienta francesa, bastante eróticos y que nos hacia lucir de escándalo dadas las proporciones de nuestros cuerpos. Además de ello, las experiencias fueron yendo cada vez más allá. Si no, pregúntenle a mi ex, a quien logre olvidar por completo, y que una vez fue a mi casa, buscando “asilo” y fue testigo del punto hasta que había llegado. Les cuento:

Una vez, a los tres meses de lo ocurrido en el baño con Ramiro, me entere que a Fernando (mi ex) lo dejo su secretaria. ¿Lo gracioso? Sencillo: la tipa y él se casaron, y luego se divorciaron, quedándose ella con la mitad del dinero de Fernando, incluida su nueva casa. Por lo que fue a la mía esperando que yo le dejara quedarse unos días mientras resolvía su situación, dado que sus familiares más cercanos vivían fuera del país.

El toco el timbre, y yo fui a abrir la puerta, vestida con el vestidito fetichista de sirvienta francesa, que consistía solo en un top negro al cual le dificultaba mantener ocultas mis tetas. La faldita con vuelo  de encaje en los bordes, negra también, que me llegaba justo al límite entre mis muslos y mis nalgas, medias negras de encaje a medio muslo, con su respectivo liguero, y un par de sandalias stiletto negras, altísimas. El diminuto delantal apenas lograba ocultar parte de delante de la falda, quedando mi abdomen al descubierto, y la típica cofia fetichista en mi cabeza, con el cabello recogido. El maquillaje, por supuesto, escandaloso, sombra y bases fuertes y boca pintada de rojo furioso. Le abrí la puerta, y el quedo atónito ante semejante vista.

            -¡¡Skarlet!! ¡¡Caramba!! ¿¿Que sucede?? –me pregunto Fernando.

            -Hola Fer…no pasa nada…¿Qué deseas? –le pregunte yo con toda la naturalidad del mundo.

            -Bueno…veras…es que Samanta me echo de la casa y bueno, nos estamos…divorciando…pensé que tal vez tú podrías permitirme quedarme un par de días mientras soluciono todo…y bueno…-me comenzó a contar, aunque se notaba que estaba bastante perturbado al verme vestida de esa manera. -¿¿De verdad no ocurre nada?? Es que te veo vestida así y….estas guapísima…nunca te vi vestida de esa manera tan…tan...tan…

            -¿Tan puta? –le termine completar la frase.

            -Bueno…si…

            -Pasa que desde que te fuiste, comencé a descubrir cosas nuevas. Me di cuenta d que mi vida contigo era aburrida. Pero ya cambie muchas cosas, de una manera un tanto radical, si, pero ahora disfruto mucho…Pero bueno, no estamos hablando de mí, sino de ti. Puedes quedarte, pero te tocara la habitación del servicio, ya que las otras habitaciones están ocupadas. –le conteste.

            -¿ocupadas? ¿Por quién? –pregunto Fernando extrañado.

            -Por nadie, es solo que aquí están Sara y el jardinero Ramiro, ¿lo recuerdas?

            -Si claro…pero no entiendo… -me contesto Fernando cuyo gesto de extrañeza se demarco aun más.

            -Mira, es complicado de explicar con palabras. Quédate lo que quieras, seguro que luego entenderás el juego… -le dije, dándole paso para que pudiera entrar a la casa con su maleta, cosa que él hizo. Se quedo ms atónito aun al ver a Sara vestida de la misma manera que yo, en el jardín, cuidando de las plantas como si fuera la jardinera.

En eso salió Ramiro vestido únicamente con una cómoda bata de baño. Le explique rápidamente la situación de Fernando, y el entendió todo. Yo seguía siendo la dueña de la casa, lo de las sirvientas era solo un juego, y a el no le presento ningún problema que se quedara, más bien le pareció morboso tirarse a la ex esposa de Fernando mientras él estaba en casa, y por supuesto que a mí y Sara también nos pareció de lo mas morboso mostrarnos como putitas ante mi ex. Sobre todo a mí, quería que viera de lo que se estaba perdiendo.

            -Muy bien Fernando, acomódate en la habitación de servicio. ¿Chicas? –Dijo Ramiro.

            -mande patrón –le dijimos en coro Sara y yo. Fernando se quedo con la boca abierta.

            -Comenzaremos el tour triple x en la habitación de huéspedes y terminaremos en la ducha del dormitorio principal…¿listas? –nos pregunto Ramiro

            -Si patrón, como desee –le contestamos en coro Sara y yo, con tono de voz juguetón y pícaro. Ramiro se puso en medio de nosotras dos y nos dio un beso en la boca a cada una, y, colocando sus manos debajo de nuestras faldas para meternos un dedo en nuestros culos, nos dirigió a la segunda planta. Mientras caminábamos, voltee a ver a Ramiro, y guiñándole un ojo le dije –¿ahora entiendes porque te digo que las habitaciones están ocupadas? Disfruta tu estadía y suerte con tus problemas…

FIN

Muchísimas gracias por dedicarle un tiempo a mi relato. Espero que lo hayan disfrutado mucho y espero me disculpen los errores que hayan, que de seguro deben haber muchísimos. Cualquier sugerencia o crítica pueden dejarme un comentario en esta página (todorelatos.com) o me pueden enviar un mail. A la siguiente dirección (ATENCION: NO BUSCO SEXO NI CONOCER A NADIE DE ESTE MEDIO EN PERSONA, ASI COMO RECHAZO LAS SOLICITUDES PARA CHATEAR, YA QUE LA CUENTA QUE PUBLICO LA TENGO UNICAMENTE PARA LEER LOS MAILS…Lamento las decepciones y las molestias.) skarletpricet@yahoo.es Quiero aprovechar y pedirles disculpas a todos aquellos lectores que son asiduos a mis relatos que me intentaron enviar un mail para hacerme alguna reseña acerca de mi anterior historia publicada en amor filial y no pude contestarles, pasa que publique mal la dirección de correo electrónico y los mails, al menos la gran mayoría, no me llegaron. (Publique como yahoo.com y es yahoo.es)

Besos, y gracias, una vez más.