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Esclava Universitaria (4)

en Dominación

¡¡HEY!!

 

Este relato es FICTICIO, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

 

Se recomienda leer las primeras tres partes de esta historia:

Esclava Universitaria: http://www.todorelatos.com/relato/90234/

Esclava Universitaria 2: http://www.todorelatos.com/relato/90523/

Esclava Universitaria 3: http://www.todorelatos.com/relato/90795/

 

 

Esclava Universitaria (Cuarta parte)

-Perfecto. Date una vuelta, queremos ver como se te ve el culo. –Me ordeno mi Amo Martin. Yo, obediente, di una vuelta ni muy lenta ni muy rápida, mostrando mi cuerpo en todo su esplendor, enfundado únicamente en un micro bikini de color rojo y unas sandalias de plataforma transparentes, idénticas a las que usan las actrices porno. Por delante apenas me cubría un diminuto triangulo, dejando a la vista casi todo mi pubis depilado. La tela desaparecía entre mis labios vaginales y volvía a aparecer saliendo de mis nalgas ya detrás de mi cadera, en la parte superior de mi culo. En mis tetas, los pezones apenas lograban ser cubiertos a duras penas por un par de trozos de tela extremadamente diminutos.

Estábamos en el boulevard de Sabana Grande, en una pequeña tienda de ropa para mujeres, donde la mayoría de las prendas eran o parecían playeras. Tenía incluso su apartado de lencería y de trajes de baño. En ese momento estaba rodeada de unos 7 hombres, sin incluir a mi Amo. Con eso de “queremos ver” se refería a todos los presentes, ya que sin duda alguna era todo un espectáculo visual lo que yo estaba ofreciendo con mi cuerpo. Veía a las 3 encargadas de la tienda cuchicheando ente ellas, entre risitas burlonas. Me imagino que estaban comentado lo puta que yo era. Y más aun al haber presenciado como mi Amo Martin me metía mano descaradamente cada cierto tiempo, desde el momento en que entramos a la tienda.

Los hombres que allí estaban buscaban cosas para sus chicas. Aunque no sabría decir si mentían o no, ya que note como algunos de ellos estaban un rato parados afuera de la tienda viendo hacia adentro a medida que me probaba bikinis, cada cual más atrevido que el anterior. Ya este era el sexto conjunto que me probaba para comprar. Por normas de higiene la ropa interior no se permite probar, por lo cual debía pagar todo lo que me probaba, cosa que mi Amo me ordenaba. Y todo iba cargado a mis tarjetas de crédito.

Afuera de la tienda se habían agolpado unos cuantos hombres más. Mi Amo me exhibía bastante cerca de la puerta. Note como algunos aprovechaban para tomar fotos con sus celulares. Mi Amo me ordenaba que posara incluso para algunos de ellos.

Ya había pasado una semana desde que acepte ser la esclava de Martin y de su esposa, Raquel. A pesar de los tortuosos castigos con azotes a los que fui sometida, ellos cuidaron de que mi cuerpo se recuperara rápidamente de las marcas. Se suponía que debía quedarme con Martin solo el fin de semana, pero al parecer me estaba comportando muy bien, ya que me ordeno quedarme la semana completa. De hecho, ese día de compras era día viernes. En la noche nos iríamos a la playa, a una casa que mis Amos tienen en una pequeña urbanización donde se alquilan cabañas. Y estábamos haciendo las compras de mis prendas.

            -Nada mal, ¿No creen? –pregunto mi Amo al público masculino. Todos asintieron, sin quitarme la vista de encima. Como es costumbre en muchas de esas tiendas, había música puesta. La canción que comenzó a sonar era la conocida “La Macarena”, y mi Amo aprovecho el momento. –Falta ver qué tal se ve en movimiento. Baila la canción. –me ordeno. Inmediatamente me comencé a mover al ritmo de la canción, siguiendo los pasos ya sabidos, solo que demarcando mas el contoneo de las caderas en ciertas partes. Mis tetas bamboleándose parecía que se fueran a salir del sujetador del micro bikini. Todos reían y filmaban el show. Yo me sentía bastante avergonzada. Pero también DEMASIADO excitada.

Termino esa canción y comenzó a sonar un Reggaetón. Nunca he sido una fan de ese tipo de música, pero sé bailarla. No recuerdo cual era, la verdad no conozco los nombres ni nada, pero me toco ponerme a bailar también. Todos seguían disfrutando con semejante espectáculo, hice lo mejor que pude para mover bien el culo e incluso restregárselo a más de uno en el paquete, como pensé que a mi Amo le gustaría. Más de uno aprovecho para recostármelo y meterme mano, cosa que no hice esfuerzo alguno por evitar, sino todo lo contrario, hice lo posible por provocarlo.

Luego de esa pequeña exhibición, mi Amo me ordeno meterme en el probador de nuevo para vestirme, ya para irnos. Obedecí también esa orden, y me dirigí rápidamente al probador, donde me coloque la ropa con la que mi Amo me había ordenado salir: un vestidito de una sola pieza, hecho con tela de jeans, que llegaba a penas a 3 dedos bajo el final de mis nalgas. El vestido no tenia mangas, ni tirantes, se ceñía completamente en mis tetas y cintura, ajustándose con un cierre que recorría mi espalda. Del resto, los mismos tacones  y nada de ropa interior. Solo un detalle más: un collar de cuero en mi cuello, de dos dedos de ancho, con un aro en la parte delantera de la cual colgaba una plaquita rectangular, sin diseño alguno. Una vez salí del probador, tome las bolsas con todos los conjuntos comprados y salimos de la tienda.

Nos dirigimos a una tienda de mascotas que quedaba cerca, no sin que antes mi amo quitara la placa rectangular de mi collar. Durante el trayecto muchas miradas se clavaban en mi. La mayoría masculina, por supuesto, tal como todo el día desde el momento en que salimos de la casa. Al entrar en la tienda, un hombre nos atendió.

            -¿Buenas, en que puedo ayudarles? –dijo, hablándole a mis tetas. Mi Amo se lo llevo a un lado, apartándolo de mí. No logre escuchar lo que se decían, solo note que mi Amo le entrego algo en la mano al encargado, y él se dirigió hacia un cubículo detrás de la tienda. Una mujer en ese momento se acerco a mí. -¿Te puedo ayudar? –me dijo. Era la otra encargada de la tienda de mascotas.

            -No, tranquila, gracias…mi Ammmm…El señor con el que vengo ya está siendo atendido.  –Dije, casi diciendo “mi Amo.” Para referirme a Martin. Antes de salir quedamos bien claros en que lo trataría con sumo respeto, pero que no debería llamarlo Amo, a menos que la situación así lo amerite. No lo hizo en consideración a la humillación que sentiría, eso a él no le interesaba, lo hacía porque le daría fastidio tener que dar explicaciones o buscar algún problema con algunas personas que sean cortos de mentes y no entiendan nada del mundo del BDSM. Estuve viendo los animales un rato, hasta que mi Amo me llamo hacia el cubículo. Diligentemente, fui para allá, tratando de no hacerlo esperar. Al llegar al cubículo, vi que el encargado de la tienda le entregaba algo en la mano a mi Amo.

            -Curioso nombre para una mascota…-le dijo el hombre.

            -Jajaja no tanto. El nombre está más que justificado. –Le respondió mi Amo.

            -¿Cómo así? –le pregunto el encargado.

            -Te muestro. –Le dijo mi Amo, tomándome del cabello por detrás de la cabeza. Me dirigió frente al encargado, y me coloco en el collar lo que este le había entregado. Se trataba de la plaquita rectangular, que ahora presentaba una palabra grabada: “Tetas”. -¿lo ve? Esta totalmente justificado. –le termino de decir mi Amo. El hombre se quedo mudo y atónito. Mi amo observo unas cadenas colgadas a un lado del cubículo, para perros. –¡Oh, vaya! Anote una de estas a la cuenta también. –Dijo, tomando una. -¿Cuánto es todo?

            -Son…son 170…Bolívares –Dijo el encargado, aun extrañado por todo.

            -¿Qué ocurre? –le pregunto mi Amo. -¿Nunca habías visto esta clase de animales? Vieras que está perfectamente entrenada. –Termino de decir, para colocarme la cadena en el mismo aro donde estaba abrochada la placa con mi nombre. –Tetas, arrodíllate ante el señor. Muéstrale cuan agradecida estas por su trabajo. –Me ordeno.

            -Si Amo –le respondí, al tiempo que me ponía de rodillas. Ene se momento oí la puerta del local, otras personas habían entrado. Eso seguro distraería a la chica.

Yo, de rodillas ya, le baje la bragueta al pantalón del encargado, quien sorprendido, se dejo hacer. Saque su verga, estaba fláccida y no era muy grande. Comencé a pajearla poco a poco, sobándola con mis manos, no tuve que hacerlo por mucho, se puso dura de inmediato. En ese momento la lleve a mi boca, engulléndola por completo a la primera. El hombre gimió, a medida que yo comenzaba la mamada, dando fuertes y largos chupetones. Mi Amo desabrocho el vestido, dejando que este cayera arremangado hasta las rodillas. –Siéntase libre de tocar cuanto quiera. Y no se preocupe, ella aun así le pagara toda la cuenta. –Dijo mi Amo. El hombre poco aguanto. No me llego a magrear las tetas, ni nada, sentí que comenzó a convulsionar, ene se momento saque la verga de mi boca y apunte a mis tetas, donde fue a parar gran cantidad de leche. Luego de que termino de lanzar chorros de esperma, le di un último chupito para asegurarme que no quedara semen en ella y le guarde la verga nuevamente en el pantalón.

Mi Amo me subió de nuevo el vestido, quedando bien apretado a mi cuerpo. Sentía la sensación incomoda de la leche en mis tetas, mojando el vestido. Una buena parte de la corrida quedo en el canalillo central, entre mis tetas, las cuales, al apretarse entre ellas, en la rajita que formaba la unión de ambas, vi como la leche salía hacia arriba. Yo le pase un dedo recogiendo el líquido y lo lleve a mi boca, chupándolo. Mi Amo tomo la cadena, y me puso de pie. Nos dirigimos hacia el mostrador de la tienda. Los clientes nos veían atónitos, ya que mi amo me llevaba de la cadena.

            -Págale a la señora. –Me ordeno mi amo. Abrí el bolso que llevaba y saque mi tarjeta de crédito. –No no no no. Págale en efectivo. La placa, la cadena, y el “encargo especial”. Espero sepas remunerar eso. –me dijo mi amo. Saque todo el efectivo, 400 Bolívares, y se los di a la encargada, quien, muy sorprendida, los tomo. Acto seguido, salimos de la tienda. El siempre llevándome con la cadena. Afortunadamente el estacionamiento donde mi Amo tenía su carro quedaba cerca. Nos montamos y nos fuimos.

Yo era la que iba manejando. Al ser una esclava pues, debo servir en múltiples tareas a mi Amo. Me ordeno ir a una dirección especifica, el me iba guiando. El trafico en Caracas como la mayoría de las veces estaba bastante lento, pero no tardamos mucho en llegar a nuestro nuevo destino, en una zona residencial de la ciudad bastante bonita. Se me ordeno parar en una de las quintas.

Nos bajamos del carro y tocamos la puerta. Una mujer de mi edad nos abrió. La chica se veía bastante extraña. Tenía unas tetas enormes, un poco más grandes que las mías. Los labios, se notaba que fueron operados, los tenía bastante…”pornográficos” a falta de una descripción mejor. Digo esto porque lo único que podías pensar para esa boca era meter un buen güebo en ella, o restregar una buena cuca o ponerle las tetas allí. El culo también se notaba bastante inflado, y su cintura era súper delgada, se veía un poco desproporcionada. Iba vestida con un traje de sirvienta francesa, que aunque tapaba mucho, era tremendamente erótico.

            -Buen día señor Martin, pase adelante. El señor Benjamín lo espera adentro. Permítame su carga. –Le dijo la chica, extendiéndole la mano. Me quede extrañada al decir lo último, no teníamos ningún paquete en la mano, pero luego entendí todo cuando mi Amo le entrego la cadena que aun se encontraba abrochada en mi collar. Mi Amo se adentro en la casa, mientras que la chica me llevo por un lado del jardín, hasta el patio trasero. Me quede sorprendida por lo que vieron mis ojos: en el patio trasero habían una 6 chicas. Todas llevaban collares similares al mío. Iban vestidas como autenticas putas callejeras, y maquilladas como tal. Los collares tenían cadenas abrochadas también, y estas cadenas se encontraban aseguradas a unas argollas en la pared del fondo del patio.

Todas se encontraban de pie, vista al frente, sacando pecho (y que pechos), con las piernas ligeramente abiertas y las manos en la cabeza. La sirvienta que me dirigía, abrocho mi cadena a una de las argollas de la pared. –Ponte en la misma posición Tetas. –me ordeno. Por reflejos sumisos, obedecí sin rechistar, parándome erguida, sacando pecho, separando las piernas un poco y con las manos en la cabeza. La chica fue adentro de la casa.

Estuve esperando en la misma posición una hora. Afortunadamente estábamos bajo la sombra de un árbol de denso follaje, por lo que estábamos bajo una buena sombra. Al cabo de un rato mi Amo salió, en compañía de 2 hombres.

            -Vaya, así que trajiste a tetas, por fin la veo en persona y no en videos. –Comento uno de ellos, bastante gordo.

            -Si, hoy la llevare a la playa. Raquel y yo queremos una escapada a la casa que tenemos allí. –dijo mi Amo.

            -Un buen ejemplar…¿Dijiste que es toda natural? –le pregunto el otro hombre, un poco más gordo que mi Amo, aunque no tanto como el otro.

            -cien por ciento carne de primera. Y no solo es pura pinta, la zorra tiene unas habilidades excelentes en la cama. –Comento mi Amo.

            -¿Si? –le preguntó el no tan gordo.

            -Si, me consta. –le dijo el más gordo. –Debes ver los videos, las caras de placer de Martin y de Raquel nunca las había visto antes como en esos videos. Y en todas las escenas además se le ve un culo bastante apretado con nalgas bien firmes y perfectamente formadas.

            -Jajaja si Benjamín…esa es una de las mejores cualidades de esta perra. Tiene un culo bien estrecho. Y te digo, tengo una semana cojiendomela por ese hueco, con la colaboración de Raquel, y nada, sigue realmente estrecho. –le dijo mi Amo al gordo, Benjamín, mientras se situaba detrás de mí. Desabrocho mi vestido, el cual no cayó solo. Sentí que estaba pegado a mis tetas por el semen reseco del encargado de la tienda de animales. Mi Amo termino de jalarlo hacia abajo, y se oyó el típico sonido de cuando despegas algo que se encuentra adherido a una superficie. Mis tetas quedaron al aire.

            -¡A la mierda! ¡Qué teteros! –Exclamo Benjamín.

            -Coño…Eso no puede ser natural…Prácticamente no tienen caída ni nada, están muy firmes…-Exclamo el otro hombre.

            -Ven y compruébalo tú mismo Carlos. Esta carrocería esta de agencia, cero tunning. –Le conmino mi Amo. Carlos se dirigió hacia mí y tomo mis tetas con ambas manos, apretujándolas, estrujándolas con fuerza.

            -¡Verga…na’ guará de tetas!…Hacen honor al nombre, sin duda jajaja. –exclamo. Luego llevo sus manos a mi boca y me ordeno lamerlas y chupar los dedos. No dude en hacerlo. (NDR: “na’ guará” es una expresión venezolana, más que todo de los estados centro occidentales del país –principalmente del estado Lara- que viene a ser una expresión de admiración de algo increíble o cierto, magnifico, importante o imponente.)

Mi Amo termino de quitarme el vestido, dejándome totalmente desnuda ante todos. Las otras chicas continuaban con la vista al frente. Benjamín tomo una manguera con pico para disparar el agua a presión, y apunto a mí, para acto seguido disparar el agua que se estrellaba en mis tetas, en mis cuca, en mi estomago, en fin, en todo mi cuerpo. Dio un par de vueltas sin dar descanso al chorro de agua fría, limpiando mi cuerpo. Una vez termino de “ducharme”, mi Amo tiro a mis pies una bolsa. –Ponte lo que hay allí. –me ordeno.

Tome la bolsa del piso, y saque un top, o al menos eso era lo que parecía, y que era un trozo de tela circular del ancho justo de mis tetas, de color blanco. Me lo puse, con la piel mojada, por lo que se transparento bastante, dejando notar claramente mis tetas. Por efectos del agua fría, los pezones sobresalían duritos. Luego seguí buscando en la bolsa, y la siguiente prenda era una falda con vuelo, tablillada, bastante corta y de color blanco, aunque no tanto como para que se me vea el culo, pero seguro que al mínimo descuido se me vería. Ese era todo el contenido de la bolsa.

Luego la sirvienta llego hasta mi posición, desajusto la cadena de la argolla de la pared, y me hizo inclinarme hacia adelante jalando de ella. Cuando hice ademan de flexionar las piernas, mi Amo me ordeno no hacerlo. La chica comenzó a maquillarme el rostro, no sin antes secarlo un poco por el agua, mientras que mi Amo y sus dos amigos se ubicaban detrás de mí. Oía como hablaban de mi culo, elogiando a mi Amo por la clase de hembra que tenia a sus pies.

Luego sentí como uno de ellos me separaba las nalgas. De vez en cuando le daban un buen azote. Ya no sentía un par de manos, sino varis manos hurgando en mi culo y mi vulva. Uno de ellos metió un dedo en el culo. -¿Qué se dice tetas? –me pregunto mi Amo refiriéndose a la penetración. –Gracias por meterme el dedo en el culo Amo. –le dije. La verdad no sabía qué respuesta esperaban, pero imagine que sería algo así lo que querían, y en efecto, se rieron mucho al oírme decir eso. Sin duda les daba risa el ver como alguien agradece la humillación de que le metan el dedo en el culo. Y lo más extraño era que de verdad estaba agradecida por ello, y muy, muy excitada. Es increíble todo lo que puede cambiar una persona. Si me hubieran dicho hace 7 meses que estaría lamiéndole los pies a Martin, haciendo todo lo que el deseara, agradeciendo sus castigos y humillaciones, sin duda me hubiera muerto de la risa. Pero estaba pasando. Y yo lo estaba disfrutando.

Acto seguido metieron algo ms grueso en mi culo. Por la sensación, imagine que sería algo parecido a un cono anal no muy grande. Mi Amo luego tomo mi cadena y me llevo frente a un espejo dispuesto en el patio para que pudiera verme. Me veía realmente como una puta callejera lista para mamar güebos a cambio de un par de billetes arrugados. Me hizo verme de espaldas, levanto un poco mi falda y me separo las nalgas, para poder apreciar la base de una “joya anal”, un juguete sexual que es parecido a los conos anales pero más pequeños, y en cuya base tiene algo parecido a una piedra preciosa.

Por último, mi Amo me dio mi bolso y un papel con una dirección anotada. –Te quiero allí a las 3 de la tarde tetas. –me dijo.

            -Si Amo –conteste, mientras mi amo me desabrochaba la cadena del collar y me llevaba a la puerta de la casa. Durante el trayecto, abrí el bolso, para descubrir que mis tarjetas de crédito y mi dinero en efectivo no estaban. –Amo disculpe…¿puedo preguntar?

            -Que sea rápido. –me contesto.

            -Amo, ¿con que dinero iré?

            -Ese no es mi problema. A ver cómo te las ingenias. Si no estás a las 3 de la tarde allí, destruiré tu vida con los videos. Adiós. –me dijo, al tiempo que me empujaba hacia la calle para acto seguido cerrar la puerta. Oí las carcajadas de los amigos de mi Amo del otro lado.

Me sentía bastante humillada. Vestida como una autentica puta callejera, y con el apuro de llegar al sitio a la hora especificada. No sabía ni siquiera que hora era. Me puse en marcha rápidamente caminando hacia laguna avenida para ubicarme bien, menos mal ya estaba acostumbrada las sandalias de actriz porno que aun llevaba. En el camino mucha gente me miraba. Muchos con desprecio y asco. Otros con morbo. Oía los típicos silbidos dirigidos a mí, y muchos piropos grotescos, tales como “mami, con ese culo debes cagar bombones” o “Mami, ¿a cuánto la hora?”. Intente ignorarlos lo más que pude. A medida que avanzaba iba llegando a zonas más transitadas. Los carros me tocaban cornetas, me gritaban cosas, cada vez más vulgares. Me puse bastante nerviosa, hasta que vi un bus que decía que iba a la guaira (ciudad costera de Venezuela).

Afortunadamente iba vacio. El chofer se me quedo viendo. Le di un papel con la dirección y le pregunte si pasaba cerca, recibiendo un “si” como respuesta, aunque luego me explico que en la última parada de su ruta debía bajarme y tomar otro bus que me llevara al poblado donde se encuentra la urbanización de la dirección. Me sentí aliviada y me fui a los últimos puestos, donde me senté. Me sentía más segura allí. A medida que avanzábamos, el bus se iba llenando de pasajeros. A mi lado se sentó un chico de unos 18 años de edad, quien en todo el camino no paro de verme. El bus tomo la autopista rápidamente, no hubo mucho tráfico.

Poco a poco el calor comenzó a notarse. Mi cuerpo comenzó a sudar, en especial las tetas, ya que la tela daba bastante calor a pesar de ser bastante delgada. Por supuesto, se comenzó a transparentar. Un pasajero se bajo del bus, y cuando lo vi pagar el pasaje, me recordé: ¡No tenía dinero!

No sabía que haría. Seguro se armaría un buen rollo con el chofer. Comencé a pensar, nada se me ocurría. En ese momento voltee mi rostro y vi al chico a la cara. “hora de usar mis dotes” me dije, separe ligeramente mis piernas, quedando mi pierna izquierda pegada a la de él. Le sonreí y le pregunté la hora. –2:30 de la tarde –me contesto. Le di las gracias y comencé a adularlo un poco. Comencé a sobarme y dirigir mi mirada hacia su paquete, que parecía una tienda de campaña. Le fui buscando conversación, poco a poco, hasta que le solté el “problemita financiero”  -Que va chama…estoy corto. –me dijo. (NDR: “Chama” o “chamo” es una expresión de amistad. Viene a ser algo así como la expresión española “tío” o “tía”, aunque se aplica más que todo a las personas jóvenes. Y lo de “estoy corto” pues, dudo que necesite explicación, pero por si acaso, es una expresión para decir que “no tengo dinero”)

            -No te preocupes príncipe…seguro hay algo que yo te puedo ofrecer a cambio…-le dije, bastante nerviosa de perder la oportunidad, tocándole el paquete. Al terminar la frase me relamí los labios, pintados de rojo puta.

            -Ya que lo pones así…-me dijo el chico, y se bajo la bragueta. Yo hurgue dentro del pantalón y saque su verga. Ya a estas alturas nos íbamos acercando a la última parada, que era donde yo me quedaba, y el bus se encontraba casi vacío. Solo quedábamos unos 6 pasajeros. Comencé a pajearlo poco a poco, con tiernas y suaves caricias. El glande comenzó a brillar por el líquido preseminal, y el olor característico me llego a la nariz. Que puta estaba hecha, y cuanto morbo me daba la situación. Me tomo la cabeza y me intento dirigir hacia su verga, pero yo no me deje. -¿Qué paso pendeja? ¿No quieres que te pague el pasaje?

            -Espera, ya estas pidiendo mucho…-le dije.

            -Ok, jodete entonces, a ver lo que dice el chofer cuando vea que no tienes dinero. Seguro llama a la policía y te meten presa. –me dijo, intentando guardar la verga en el pantalón. Inmediatamente lo detuve.

            -Espera guapo…Tu…mandas…-le dije. Tomo mi cabeza y me llevo hacia su verga, y esta vez me deje llevar, y se lo comencé a mamar. El aprovecho y me comenzó a meter mano por todo el cuerpo, por las tetas, las piernas, las nalgas, al cuca...-Que puta eres. Estas mojada…y no llevas ropa interior. Seguro que eres de esas…hazlo bien, mira que si no, no hay pasaje y el chofer dudo que vea bien el que no le pagues…Y mira que si llama a la policía estarás jodida, ya sabes cómo son con las putas callejeras como tu…

 

Puse tuve mi empeño en la mamada. A pesar del nerviosismo, mi cuca manaba jugos por la calentura. No me puse a pensar mucho en lo del chofer ni nada, simplemente comencé a mamarle el güebo con mayor fruición, chupeteando lo más posible ese miembro. No era muy grande, diría que normal. En un momento dado el me levanto la cabeza y saco las tetas del top, bajándolo a mi abdomen. Comenzó a manosear mis tetas con cierta brusquedad. –tremendas pechugas…-me dijo. Pellizco mis pezones de manera no muy fuerte. Me hizo abrir las piernas y subió mi vestido, le mostré mi vulva, aunque por la posición, no noto la joya. Metió dos dedos en mi cuquita encharcada y luego me hizo limpiarlos con mi boca. Acto seguido me tomo del pelo nuevamente y me puso a mamar. No costó mucho hacerlo acabar en mi boca.

            -Enséñame la leche –me ordeno. Yo abrí la boca, y se la mostré. No había eyaculado mucho. –trágatela. –me ordeno. Yo obedecí y trague toda la esperma. Me quito el top, dejándome con el abdomen y las tetas al aire. Se limpio el güebo con el trapo y se lo guardo en el pantalón. Luego lo arrojo a un lado. Se puso de pie, y se fue hacia el chofer. –Cóbrese uno. –le dijo, para pagar solo su pasaje y se bajo del bus. Me sentí realmente estúpida. Busque mi top y me lo puse, pensando en que haría ahora.

Llegamos a la parada final. No habían mas pasajeros, solo yo. –Niña, aquí es. Te bajas aquí y agarras otro bus hacia el poblado que te diriges. Te dejara en frente de la urbanización. –me indico el chofer. Me puse de pie y fui hacia adelante, hasta llegar a su lado.

            -Gracias…señor…-dije e hice ademan de bajarme del bus, pero él me detuvo.

            -¡Epa, Epa! Pasaje. –me dijo.

            -Señor…es que…vera…no tengo dinero…-dije, tímidamente. En ese momento el chofer acciono un botón y la puerta del bus se cerró.

            -No sé como coño vas a hacer. Pero me tienes que dar el dinero. –me dijo, molesto.

            -Señor por favor…se lo ruego…déjeme ir…-Suplique.

            -¡Nada! ¡Te voy a llevar a la policía, eso es lo que voy a hacer! –me dijo, poniendo en marcha el bus de nuevo. Me asuste muchísimo. Me puse de rodillas.

            -¡¡Espere por favor!! ¡¡No lo haga!! ¡¡Se lo imploro!! ¡¡Debe haber algo que pueda hacer!! –le dije, y en el desespero, le puse la m ano en la entrepierna, rezando para que funcionase.

            -¿Qué te pasa puta? ¿Crees que te puedes montar en mi autobús y no pagar? ¿Crees que aceptare que me mames el güebo? Te jodes, maldita perra. –me dijo.

            -Señor se lo suplico, no lo haga…se lo mamo, le doy el culo, lo que quiera, hágame lo que quiera. –le rogué. Freno el bus y agarro una cadena de debajo de su asiento, me tomo por el cuello, me llevo atrás, y me aseguro las muñecas a uno de los pasamanos del techo. Luego volvió a su asiento, y siguió manejando. Comencé a gritarle para que me dejara ir. El me ignoro todo el camino. Vi a lo lejos una alcabala policial, pero la paso de largo. Me pregunté que tenía en mente.

Un buen rato después, se detuvo a orillas de la carretera. Estaba desierta, solo se oía el sonido del mar estrellándose contra las rocas (la carretera queda a orillas de la playa prácticamente). Se puso de pie y se dirigió hacia donde me tenia captiva. Se puso detrás de mí, y levanto la falda, dejando al aire mi culo. -¿y esto? –pregunto al ver la joya anal. –ustedes las putas ya no saben que inventar para conseguir clientes. –me dijo, mientras sacaba el objeto. –tienes unas ricas nalgas furcia. Y la pepa del culo se te ve cerradita –me dijo, en alusión a mi agujerito anal. –Vamos a hacer algo, pórtate bien. Y te llevo a la dirección que quieres. –me dijo.

            -Acepto, lo que tú quieras, pero por favor, no me lleves con la policía –le dije. El se echo a reír.

            -Jajajaja…Seria un desperdicio llevarte ahorita…Además, no me gustaría el papeleo de las denuncias. Pero si no me dejas alternativa pues...Espero tengas un buen abogado jajajaja. –me dijo, mientras acariciaba mi agujero anal con sus dedos.

Acto seguido soltó mi falda y arrojo la joya anal en uno de los asientos, para pasar a manosear mis tetas por debajo del top. Las estrujo como le dio la gana, incluso le dio unos pellizcos a mis pezones, al tiempo que pegaba su rostro a mi cabello, oliéndolo. Sin mucho esfuerzo, rompió mi top.

Dejo mis tetas en paz para bajarse la bragueta y recostar su miembro sobre mi culo, con la falda interfiriendo, y siguió magreando mis tetas a placer, aunque ahora con una sola mano. Con la otra acariciaba mi pubis, mi vulva, pasando los dedos por los labios vaginales, metiéndolos poco a poco, luego sacándolos y dándomelos a chupar. –Estas mojada…No esperaba menos de una prostituta como tú. –me dijo. Luego de esto bajo mi falda hasta mis tobillos, para así su miembro tener contacto con la piel de mi culo directamente. Y comencé a restregarle el culo suavemente contra su verga, buscando de excitarlo más y más.

Con sus dedos índice y pulgar de una de sus manos, separaba mis labios vaginales, siempre de pie tras de mí. Yo me sentía súper excitada, súper caliente. Comenzó a azotar mis tetas, aunque no de manera tan fuerte. Luego los azotes fueron trasladados a mi culo, me dio unas 10 palmadas para luego separarse de mí, colocándose adelante. Alli lo detalle mejor: un hombre de unos 52 años de tez blanca, con algo de barriga, y un pene algo pequeño, asomando de entre una gran mata de vellos. Tomo la placa de mi collar con dedos y la observo. –“Tetas”…-dijo, viéndome esperando una respuesta. -Ese es mi nombre…-le dije. Se comenzó a reír y volvió a tomar mis tetas en sus manos y estrujo su cara en ellas. Yo le ayude moviendo el pecho de lado a lado rápidamente. Comenzó a mamarlas con desespero y fuerza, pasando a los 5 minutos a morderlas suavemente.

Luego de un buen rato se separo de mí, y de su cartera saco un condón, el cual se puso. -¿Sabes porque me lo pongo? Quien sabe por cuantas vergas has pasado. No vaya a ser que me pegues algo, asquerosa. –me dijo. Me sentí bastante humillada con ese comentario. Se volvió a ubicar detrás de mí, y tomando mis tetas de nuevo en sus manos, me metió el güebo, pero en la cuca.

Fue fácil para que entrara, dada la lubricación del condón y de mi propia vagina. Aunque el exclamo que estaba bastante “apretadita” en un momento dado. Comenzó un buen mete y saca algo incomodo dado que los dos estábamos de pie y el por detrás de mí, además de su lipa y el tamaño de su verga. No duro mucho penetrándome la cuca, por lo que tomo ambas nalgas con sus manos, separándola y escupió en la raja. La baba cayó en la parte superior de la raja de mi culo, ahora bien abierta, y se deslizo poco apoco a lo largo del camino hasta llegar al agujero anal. En ese momento, me hundió la verga en dicho agujero.

            -Aaaahhhh siiiiiihh...que culo tan apretado tienes…debes tener poco tiempo en el negocio jajaja –me dijo, mientras me sometía  a un frenético mete y saca. Yo me sentía cansada de tener las manos arriba, encadenada al pasamanos del techo, pero a pesar de todo, mantenía mi culito bien paradito para que el chofer me violara a gusto. Soltó mis nalgas, atrapando su verga entre ellas, lo que le dio mayor goce, y con una mano tomo mi cabello, halándolo hacia atrás con furia mientras que con la otra me masturbaba sobándome el clítoris. A pesar de él tenerlo pequeño, yo los sentía perfectamente en mi culo. Y esa sensación, sumada al estimulo de mi vulva y sin olvidar todo el entorno de la situación, ejerciendo de prostituta para pagar el pasaje, fue lo que me llevo a un fuerte orgasmo.

El, sin embargo, aguanto unos minutos más, corriéndose adentro de mi culo, aunque con el condón puesto. Acto seguido se separo de mí, y se fue a su asiento de chofer. Encendió el bus, y comenzó a manejar, dejándome a mi sujeta al pasamanos. Luego de unos 10 minutos, habíamos llegado al pueblo donde se hallaba la urbanización de cabañas donde mi Amo tenía una casa. El chofer se dirigió nuevamente hacia mí, para liberarme de las cadenas y llevarme por los pelos hacia la puerta del bus, la cual abrió pulsando el mismo botón con el que la cerro, y me arrojo afuera junto con mi bolso, como si de una basura se tratase. Yo caí sentada en el piso, el cual estaba hirviendo por el atenuante calor, por lo cual reaccione rápido y me puse de pie. Alcé la vista hacia él, y justo en ese momento, me arrojo el condón usado, pegándolo justo en mi cara. -¡PUTA! –me dijo, cerró las puertas, y se fue, dejándome allí totalmente desnuda, solo con sandalias y mi bolso sin olvidar el condón en mi cara, ya que el top lo había roto y la falda la había dejado adentro del bus, junto con la joya anal. En ese momento, un auto se estacionó justo a mi lado. Eran mis Amos Martin y Raquel.

            -¡Tetas! ¿Aun no has llegado a la casa? –dijo mi Ama Raquel al bajar el vidrio de su asiento de copiloto.

            -Ama, perdóneme, es que…-dije, asustada.

            -¡¡Cállate basura!! ¡¡te ordenamos estar en la casa a las 3 de la tarde!! ¡¡Y mira!! ¡Son las 4:12! –me siguió reprochando mi Ama.

            -Ama, puedo explicarlo, es que…

            -¡¡Te dije que te calles puerca!! –Me ordeno, mientras salía del carro. Tomo el condón de mi cara con dos dedos, con mucho asco, y se lo mostro a mi Amo Martin. -¿Ves? Esta ninfómana de mierda estuvo tirando en lugar de hacer sus deberes como es debido. –dijo mi Ama, para acto seguido arrojar el condón al piso. –¡No te quedes ahí puta subnormal! ¡Recógelo con tu hocico! Y más te vale no escupirlo cerda inútil. –me ordeno. Yo obedecí, poniéndome a 4 patas sobre el piso ardiente y recogiendo el condón con la boca. Aun tenia la leche adentro. En ese momento mi Ama Raquel me tomo del pelo y me llevo trastabillando hacia la parte de atrás del carro. Abrió la maleta y me metió allí, trancándola seguidamente y subiéndose de nuevo al carro, para ponernos en marcha.

Pase unos 10 minutos metida allí, cuando sentí que nos detuvimos. Mi Ama Raquel me saco de la maletas del carro, y hurgando en una caja que estaba allí también metida, saco unos extraños implementos. No era nada más que un dispositivo para colocar enemas.

            -Ponte en cuatro, Tetas. –me ordeno. Yo, por supuesto que obedecí. Mi Ama Raquel introdujo el grifo en mi culo, y dejo el líquido fluir. Mientras me llenaban desde el culo, mi Amo Martin se bajo del carro. Una vez llena hasta más no poder, me pusieron de pie. Mi Ama Raquel me sujeto desde atrás, con una mano en mi cabello y la otra sujetando mis brazos. Sentía mi pancita totalmente llena de líquido frio, se sentía realmente horrible todo. Y las ganas de evacuar eran realmente fuertes. –No quiero que salga ni una gota de líquido hasta que lo ordenemos putita. ¿Estamos? –me dijo mi Amo Martin.

            -S..si…Amo…como…como ordene...-dije, bastante incómoda. Acto seguido ato mis tetas por la base bien fuerte esta vez, dejándolas abombadas y deformes. La cuerda era larguísima, de hecho, al terminar de enrollar las tetas, desde el centro de ambas, es decir, desde el canalillo, salían unos 3 metros mas de cuerda. Actos seguido mi Amo tomo un pequeño objeto de superficie lisa, de forma parecida a una capsula medicinal. De uno de los extremos salía un pequeño cable y una pinza. Mi Amo Martin introdujo el objeto en mi cuca, y con la pinza mordió el clítoris, el cual estaba fuera de su escondite, dado que todo lo vivido, me mantenía muy excitada aun. Luego mis muñecas fueron atadas y mis brazos a la altura de mis codos también. Por último tomo la cuerda larga que salía de mis tetas y las ato al parachoques trasero del carro. Mi Amo Martin se metió en el carro y lo encendió.

            -Ya sabes tetas…Nada de derramar liquido en la calle. –Me dijo mi Ama Raquel, mostrándome un pequeño control con su mano derecha, del cual presiono uno de los tres botones, para activar el artefacto introducido en mi cuca que no se trataba más que de un pequeño vibrador. Sonriendo, se metió en el caro, y proseguimos el camino, esta vez yo atada al parachoques trasero, corriendo tras el caro, con las sandalias puestas.

Me puse bastante nerviosa, pero al mismo tiempo muy excitada con todo esto. Tenía que mantener la concentración para no evacuar todo el líquido de mi culo, además de la concentración para pisar bien y no doblar un pie o romper los tacones. El vibrador no ayudaba en mucho a eso, ya que me mantenía al límite de mi excitación. De vez en cuando sentía pequeñas descargas eléctricas en el clítoris, obra de la pinza conectada al artefacto, lo que me incomodaba enormemente pero al mismo tiempo me acercaba a un brutal orgasmo, el cual no podía tener, ya que si acababa, de seguro derramaría el líquido de mi culo y hasta perdería el equilibrio. Era una exquisita tortura, cansona y peligrosa, pero exquisita.

No sé cuanto tiempo recorrimos. Lo que si se es que desde el momento en que comenzó la tortura, no había casas ni cabañas por ningún lado. De hecho, todo el camino era en subida, por las faldas del cerro Ávila, y la zona era boscosa. Mi Amo Martin aceleraba un poco de vez en cuando para hacerme correr rápido, pero la mayoría del tiempo mantenía un ritmo de trote. Al cabo de un buen rato, totalmente agotada y loca por evacuar, tener un orgasmo, y liberar mis torturadas tetas, llegamos a la casa, la cual se hallaba rodeada por un muro.

Era inmensa, de 2 pisos. Mis amos estacionaron y se bajaron del carro. Yo caí de rodillas, temblorosa por los espasmos orgásmicos y las ganas de evacuar. Mi Ama abrió mi boca, y saco el condón usado del chofer de ella, el cual tuve todo el camino. Estaba sudada, echa un asco. Mi ama presiono uno de los botones lo que puso al máximo el vibrador, lanzándome también una fuerte descarga eléctrica a mi clítoris. –ten tu orgasmo guarrilla. Y adelante, puedes cagar. –me dijo mi Amo Martín.

Sin duda, este fue uno de los más deliciosos orgasmos que tuve en mi vida. Tanto fue que quede prácticamente desmayada, por el agotamiento excesivo. Convulsione durante un buen rato, por mi orgasmo, al tiempo que de mi culo salían chorros de líquido. Gemí con fuerza, dure unos 5 minutos sintiendo todo tipo de extrañas sensaciones corporales. Al terminar, mi amo saco su verga y me orino encima, más que todo en mi cara, y yo bebí lo que pude de la orina de mi amo, no me importo en absoluto, estaba sedienta.

Mi Ama Raquel me quito el vibrador y desato mis tetas, cosa que me dolió enormemente al sentir la sangre circulando por ellas de nuevo, y me puso de pie. A duras penas pude sostenerme sobre mis piernas, fui llevada a rastras adentro de la casa, por el cual seguimos hasta el patio trasero. Allí me esposaron a una rama de un árbol y con una manguera que disparaba chorros a presión, como la de Benjamín, me limpiaron toda. Tuvieron especial cuidado en mis genitales, entrujando con una esponja bastante rugosa mis zonas intimas. Pegaban el chorro en mis agujeros, para asegurarse de que quedaban impecables, incluyendo mi boca. Aproveche para beber agua. Una vez limpia, me llevaron adentro de la casa, donde bajamos a un tercer piso que sería el sótano por una puerta bastante disimulada.

En una de las habitaciones del sótano, había una camilla, donde me acostaron. Con diversas correas, me aseguraron a ella, pasando una por mi frente, otra por la parte superior de mi pecho, otra por mi abdomen, otra por mis caderas, y otras 2 más por mis piernas a la altura de mis muslos y de mis tobillos. Deje mi mirada fija en el techo. No podía hacer mas nada, ni tenía las fuerzas para poder estar pendiente de todo. Estaba molida.

Luego de unos minutos, sentí que halaban mi pezón izquierdo, estirando bastante mi teta. Luego sentí un horrible y fuerte pinchazo que lo atravesaba, lo que me hizo derramar unas lagrimas. Repitieron la operación con el derecho, y luego de unos minutos, hicieron lo mismo con mi clítoris, momento en el que gaste todas las fuerzas que tenía en un grito, aunque más bien fue corto, ya que mi Ama Raquel logro desviar mi atención con un cubo de hielo en mi septo nasal, para un par de minutos más tarde, atravesarlo también con una pistola de piercings. Repitió la operación del septo con la punta de mi lengua, atravesando ambos orificios con aros. Me imagine que la misma suerte corrieron mis pezones y mi clítoris. Mi Ama Raquel con una sonrisa me vio a los ojos. –Disfruta de unos minutos de descanso tetas. No creas que te trajimos aquí para que vacaciones, mira que los que estamos vacacionando somos mi maridito y yo jajajajaja –me dijo, y se fue junto con mi Amo Martin fuera de la habitación.

Poco a poco me fui quedando dormida. Estaba realmente agotada. Me puse a pensar en todo lo vivido durante la semana, en especial en este día viernes, y no pude evitar excitarme sobremanera. Vaya enferma sexual estaba hecha. Me pareció increíble el cambio en mi vida, más que todo lo que sentía por Martin, mi Amo. Era algo especial, más fuerte que el amor. Lo adoraba y lo veía como una figura de respeto y autoridad. Y en esta última semana, sentía lo mismo por su esposa, la cual me hizo descubrir mi bisexualidad, ya que durante la semana entera no dejaron de usarme sexualmente. Me quede dormida con ansias de saber que tenían planeado mis Amos para mi, su Esclava Universitaria

Continuara…

 

De nuevo mil gracias por leer mis historias, espero esta cuarta parte haya estado a la altura de las expectativas de muchos de los que me leen, y que además la hayan disfrutado bastante. Ya solo queda el quinto y último capítulo por publicar, el cual espero sea del agrado de todos los que han seguido esta historia.

Como siempre escribo al final: cualquier duda, sugerencias, insultos, háganmelas llegar por los comentarios del relato en la pagina o a mi correo skarletpricet@yahoo.es

 

NOTA 1: Les pido a las personas que me leen, y quieren comunicarse conmigo, es preferible que lo hagan vía E-mail, traten de no agregarme para chatear, ya que rara vez me conecto al chat de Yahoo, solo visito la bandeja de entrada para leer mails. Muchísimas gracias y perdón por las molestias.

NOTA 2: Los hechos descritos en este relato tienen la finalidad de entretener, no para que sigas sus pasos o ideas al pie de la letra. Dile NO al abuso sexual. Práctica sexo seguro, usa preservativo, y hazlo de manera consentida con tu pareja. Y si se aparece un profesor así en tu vida DENUNCIA AL CABRON.