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Te Tengo A Mis Pies

en Dominación

Te Tengo A Mis Pies

Esta historia comienza un buen día cuando me encontraba en el trabajo. Soy supervisora en un call center del departamento de atención al cliente de un banco muy afamado de mi país, Venezuela. Y para entender un poco mejor todo lo ocurrido, debo comenzar dando un par de explicaciones, comenzando más que todo presentándome:

Mi nombre es Skarlet. Tengo 26 años de edad y soy T.S.U. en Recursos Humanos (RRHH). Mientras buscaba un trabajo digno de mi profesión, decidí entrar en esta compañía comenzando como tele operadora. Luego pase a ser supervisora de grupo (una de los 6 que hay en el call) quedando a cargo del grupo 2 de tele operadores de la sala y por ultimo ascendí a Supervisora de sala. De ahí esperaba dar el salto al departamento de  RRHH con un buen cargo.

Llegue a ser la Supervisora de sala no solo por mi excelente desempeño, también debo admitir que mis encantos físicos tuvieron que ver, ya que era fácil para mi volver locos a los hombres. Y claro, como no se le haría fácil a alguien teniendo 105 cm de tetas firmes duritas y bien paradas (naturales por cierto), una cinturita delgada y curvilínea, y un culo de nalgas bien proporcionadas y bien paradito. Sin mencionar mis bien moldeadas piernas. Mido 1.75 metros y soy de tez blanca, piel suavecita y rostro hermoso, de cabello negro y liso que me llega poco más abajo de los hombros.

Pero, no todo era maravilla en mí. Muchas personas que me llegaban a conocer me tachaban de altanera y controladora. Y la verdad yo misma me daba cuenta de que poseía esa actitud, pero bueh, así soy yo. En fin...

Cabe destacar que soy una mujer caliente, con un gusto excesivo por el sexo, aunque nunca llegue a hacer "guarradas" o cosas que podrían tacharse de fuertes para una mujer como yo. Me refiero al sexo anal, o recibir el semen de un hombre en mi cuerpo como tal. Me gusta mucho llevar la batuta en la cama, y que mi pareja haga lo que me dé la gana. Y así fue, hasta ese día...

Me encontraba en mi puesto de supervisora, viendo la computadora, examinando los datos de los operadores asistentes a ese día laboral. Pasaba por los perfiles en la aplicación que me permitía ver cuántas llamadas llevaba recibidas cada operador, el tiempo medio de las llamadas, la cantidad de veces que el operador iba al baño, el tiempo que duraba sin conexión, si uno de los empleados finalizaba una llamada etc. Y vi que, para mi sorpresa, uno de ellos había finalizado una llamada. Su nombre era Christian, y pertenecía al grupo 5 de la sala, cuyo supervisor de grupo era un chico llamado Alejandro.

Somos un departamento de llamadas entrantes, es decir, el cliente se comunica con el banco y un servidor se encarga de remitir la llamada al operador que este libre. Y una vez finalizado el requerimiento del cliente, el mismo debe finalizar la llamada, no el operador. Finalizar una llamada puede incurrir en el despido justificado del empleado, a menos que haya habido un buen motivo para hacerlo tal como una llamada con problemas de audio, una llamada ociosa (un ejemplo de este caso es que el cliente se comunique con el banco para insultar o preguntar acerca de algo que no tenga que ver con el servicio), o también una llamada mal colgada por el cliente. Cuando ocurre un caso de estos, el operador le notifica a su supervisor de grupo y este luego pasa dicha notificación mediante un correo interno, para evitar penalizaciones al operador.

Pero en el caso de Christian, no había ningún correo por parte de Alejandro, Ni ningún tipo de notificación verbal siquiera. Así que me di a la tarea de buscar esa llamada en los archivos (todas las llamadas quedan grabadas por motivos de seguridad) para escucharla y ver qué tipo de penalización le pondría. Y mientras preparaba las aplicaciones para ello, Anissa, una supervisora de grupo del turno de la tarde (mi turno era en la mañana como podrán concluir), llego a mi puesto de trabajo a saludarme.

Ella y yo somos muy amigas ya que comenzamos en este trabajo juntas y de hecho, yo la recomendé para el cargo que ocupa en este momento, aunque ella luego pidió el turno de la tarde por motivos de estudios (está estudiando la misma carrera que yo estudie, de hecho, va por el último semestre). Ambas nos conocíamos muy bien, incluyendo las intimidades.

            -¡Hola Skarlet! –saludo ella, sorprendiéndome de verla tan temprano en el call, ya que apenas iba a medio turno mío.

            -¡Anissa! Pájaro de mar por tierra a esta hora, ¿Paso algo? ¿Como estas? –La salude.

            -Jajaja bien amiga, no paso nada, me vine hoy temprano porque quiero pedir un permiso no remunerado de tres días, para ensayar la tesis.

            -Uy amiga que bien, me alegro mucho por ti, seguro que saldrás bien. –le conteste.

            -Eso espero…estoy súper nerviosa.

            -Jajajaja eso es normal, no te preocupes, se que eres excelente oradora y expondrás la tesis a la perfección, ya lo veras…

            -Y cuéntame amiga, ¿cómo vas con tu “verano”? –me pregunto en tono de voz bajo. Ella se refería a mi actividad sexual, ya que tenía alrededor de dos meses sin estar en la cama con un hombre. Mas que todo desde que me mude a un apartamento sola, y tengo que ocuparme de muchas cosas además de mi trabajo, pues, termino molida en el día y hasta me duermo masturbándome. Como bien dije, soy adicta al sexo, así que a estas alturas cualquier cosa me ponía “a tono”, y terminaba frustrada y loca de no poder matar las ganas ni “consolándome yo misma”. Era como para subirse por las paredes. Anissa sabía perfectamente mi comportamiento ya que nos contamos todo.

            -Pues amiga aun estoy en eso… -le dije bajando la voz también. –He estado muy ocupada y agotada, y no he ido “de pesca”… -le dije.

            -Que mal Skarlet…Me imagino que estarás con el fuego uterino a millón…

            -Pues la verdad si…Estoy al punto de que ver un palo de escoba me excita… -le dije en modo de exageración. Aunque estaba cerca de la realidad.

            -Pero amiga, ¿y si agarras a alguien de aquí? Hay muy buenos ejemplares en el turno de la mañana, sé muy bien que no se te hace difícil cuadrar a los hombres, eres una mujer muy explosiva y hermosa…Y además tienes la habilidad de tener esos encuentros sexuales sin quedar mal parada… -me dijo. Se refería más que todo a que siempre logro tener encuentros sexuales y salgo sin parecer una puta ni nada por el estilo. Hay que cuidar la reputación, además tampoco es que haya tenido muchas parejas sexuales en mi vida como para tacharme de puta.

            -No Anissa…Hay un dicho que dice “No cagues donde comes”…Agarrar a alguien de aquí seria como tirar mierda por todo el restaurante…Aunque la verdad tienes razón, hay muchos ejemplares por acá que están divinos… -le conteste.

            -Te entiendo amiga…Bueno, espero logres salir de eso pronto…¿Ya llego el señor Carlos?

            -Si, pasa, está en la oficina de RRHH, pídele el permiso. –le conteste. El señor Carlos es el coordinador de RRHH. Ella se dirigió a la oficina y yo seguí en lo mío.

Al oír la llamada de Christian, pues vi que efectivamente mientras el lidiaba con el cliente pues finalizo la llamada, la cual duro un total de 12 minutos. Lo hizo más que todo porque el cliente estaba molesto por un problema que tenia con su tarjeta de crédito, y bueno, ninguna de las soluciones dadas por el operador le gustaba por lo que el cliente se puso a gritarle. Hasta que llego el momento en que lo insulto, y fue ahí cuando Christian finalizo la llamada.

Somos un departamento de atención al cliente. Por muy molesta que este la persona con los servicios prestado pues, no se puede finalizar la llamada. Y en este caso no aplica el que el cliente haya insultado al operador, porque, al fin y al cabo, estaba poniendo la queja sobre el servicio. Esto podría ser una penalización menor ya que se puede alegar el maltrato que el cliente le daba al operador y este no estaba de humor y colgó la llamada así sin más, etc. Pero sería algo difícil ya que habría que abogar por él en una reunión especial con los coordinadores de mas alto rango. Sería un caso difícil. Decidí llamarlo a la sala de reuniones y plantearle los malos panoramas que se vislumbraban.

En la sala de reuniones, estábamos los dos solos. Para hacer el cuento largo corto, nos pusimos a discutir, no m gusto mucho la actitud con la que hablo conmigo. Y con las personas que me vienen con estupideces pues, suelo ser un poco “rata” por decirlo de una manera más entendible, así que decidí ser así con él. Le dije claramente que esto supondría un despido justificado. Inmediatamente el cambio su actitud, dado que necesitaba el trabajo para pagar sus estudios. Decidí entonces aprovecharme un poco de él.

            -Mira Christian, quiero que entiendas que estas en una muy mala posición. El cliente puede poner la queja y puede denunciarte. Eso traería problemas serios para ti, para Alejandro y para mí. Y ten por seguro que con esta actitud que tienes no meteré las manos en el fuego por ti.

            -Coño Skarlet, entiendo…Pero ponte en mi lugar, tú pasaste por este puesto de operadora también…

            -Si, yo fui operadora también. Y me cale mis buenos insultos de clientes peores y aun así no finalice ninguna llamada por ese motivo. Es nuestro trabajo y debemos cumplirlo. No me queda de otra que pasar el reporte para que te despidan. A mí no me van a amonestar por defenderte a ti, lo lamento.

            -Pero Skarlet por favor…necesito el trabajo, no me botes…Coño dime qué puedo hacer, tu sabes…Una mano lava a la otra… -me dijo, en plan soborno. Así que decidí darle una buena lección: le dejaría sobornarme y después pasar igual el reporte para que lo despidan, para que aprendiera a tomar responsabilidad.

            -Ya veo por dónde vas…Ok, juguemos tu juego…Invítame a almorzar…-le dije.

            -trato hecho… -me contesto. El pobre no tenía ni idea de que igual lo despediría. Fácilmente podía alegarle que lamentablemente los coordinadores se dieron cuenta de la existencia de la llamada y pues, que intente abogar por el per igual decidieron botarlo de la empresa. Y almorzaría gratis.

De nuevo, para resumir, cuadramos para encontrarnos en un restaurante cercano de cocina italiana, llamado “Il Raviolini”. Uno bastante caro por cierto. Termine mi turno (a la 1 de la tarde) y me fui camino a dicho restaurante. El saldría a las 2 de la tarde, así que me daba tiempo de dar un par de vueltas. Cerca de ese restaurant, quedaba un centro comercial, no muy grande, así que decidí entrar allí y pasear por las tiendas. Sentía la mirada de los hombres clavándose en mí. Iba vestida con un suéter casual de color negro bastante pegado a mi cuerpo, dejando notar el par de globos de mis pechos con suma claridad. Un pantalón de ejecutiva azul marino también pegado a mis curvas me dibujaban la figura a la perfección, y unos botines de taco aguja altos de color negro terminaban mi indumentaria, haciéndome ver poderosa e imponente, tal cual me gusta veme. Más de un hombre me lanzo piropos y yo, como siempre hago, les torcía los ojos y los miraba con asco. Aunque por dentro deseaba tener a más de uno en una cama desnudito y a merced de mis caprichos.

Entre en una tienda de lencería, ya que vi un conjunto de bragas y sostenes que me llamo la atención. Me dispuse a recorrer la tienda viendo precios y detallando las prendas que exhibían, hasta que llegue a un rincón que rezaba “erótica” en un cartelito. Allí estaba la lencería más atrevida y sexy para esos momentos íntimos. Diminutos hilos emulando la piel de leopardo, sostenes que no dejaban nada a la imaginación, conjuntos de temática de enfermera, policía, sirvienta…Había de todo. Y tan mal de mi verano estaba que me excite de solo imaginarme enfundada en esos conjuntitos. Y tanto estaba excitada que decidí comprarme el diminuto hilo de leopardo y unas pezoneras de gancho, que consistían en dos bolas peludas lo suficientemente grandes como para tapar casi toda la aureola de los pezones. “para aquellos momentos” pensé para mis adentros.

Seguí recorriendo las tiendas, ya sin ver nada que me llamara mucho la atención. Vi mi reloj y eran las 2:15 de la tarde, por lo que me puse en marcha, aunque sin prisa, no estaría mal que Christian me esperara un buen rato.

Al llegar, el me esperaba en la puerta de restaurant. Pasamos y buscamos una mesa para dos. El mesonero nos dio la carta, la revisamos y yo pedí lo más caro. Quería joderlo. El pidió lo más barato y nos dispusimos a comer mientras conversábamos sobre el asunto de su falta. Y mientras hablábamos lo detalle de pies a cabeza.

Christian es un chico de 20 años apenas. Es delgado y tiene algunas marcas de acné juvenil en su rostro, no muy agraciado por cierto. Usa un peinado hacia atrás, engominado del todo. Del resto del cuerpo, era bastante delgado, casi un alfeñique. Media más o menos 1.60 metros. Era de piel blanca. Definitivamente en el call había ejemplares mucho más bellos.

Pero no sé porque razón, sucedió lo que sucedió luego.

Yo sentía que tenía todo el poder sobre él. De hecho, en el restaurant se mostraba dócil e inseguro, muy a diferencia de cómo se comportó en la sala de reuniones hacia un par de horas. No me veía a los ojos directamente, aunque más de una vez lo pille devorando mis tetas con la mirada. Me pedía que no lo botara, que abogara por él. Se veía más bien tímido. Y como venía muy excitada de la tienda de lencería y gracias también a mi largo verano pues…la cosa tomo un rumbo inesperado incluso para mí.

Yo tenía las piernas cruzadas bajo la mesa, la derecha sobre la izquierda. Y lleve mi pie derecho hacia su pierna, acariciándola suavemente. El me vio muy sorprendido y hasta asustado, me dio mucha gracia ver su expresión, y más aun cuando subí el pie por toda su pierna hasta llegar a la cara interior de sus muslos.

            -Pero Skarlet…¿que...haces…? –me pregunto.

            -¿Qué pasa Christian? ¿Me tienes miedo? –le pregunte.

            -No es eso… es que…no se qué pensar…

            -Ay Christian por favor…No te hagas el tonto…Noto claramente como me miras…

            -Bueno Skarlet…tu eres una mujer bastante hermosa…todos los hombres te miran igual…

            -Eso lo sé…Pero la diferencia está en que yo no trato a ninguno de los que me miran aquí en este momento…

            -¿A qué te refieres?

            -Ay Christian, Christian, Christian…Tu sabes bien a que me refiero…tu mismo lo dijiste, una mano lava a la otra…¿Captas?

            -Pero...¿qué es lo que quieres?

            -Yo solo quiero pasar un buen rato…Tu permanencia en el empleo depende de que yo goce y disfrute…

Se quedo callado por unos minutos, hasta que su rostro cambio del todo, dibujando una sonrisa con sus labios. Inmediatamente pidió la cuenta, y luego de cancelar, salimos de allí. Pensé para mis adentros que estaba loca por todo lo que iba a pasar, pero pensé que podría controlar toda la situación luego. El detalle estaba que todo eso lo pensaba con mis genitales y no con la cabeza.

Rápidamente nos fuimos a la calle de los hoteles, una zona de Caracas donde se ubican puros hoteles sencillos, la mayoría “mataderos” por decirlo de alguna manera (si saben a qué me refiero). Exigí que nos metiéramos en el que vi más bonito y presentable y pedimos una habitación por 3 horas. El pago todo.

Al llegar a la habitación (la número 8-9, octavo piso) encendí la luz y me tire en la cama matrimonial. La habitación, para ser un hotel matadero, estaba bonita, no era muy amplia, tenía una cama matrimonial y en la cabecera de la misma habían dos lámparas y una serie de controles, para controlar la iluminación de la habitación y el televisor, plano de 26 pulgadas empotrado en la pared frente a la cama. Un par de mesas de noche a los lados de la cama y una sillita. El baño era pequeño, tenía una ducha sencilla con agua caliente y fría, pero todo bien bonito, bien decorado. La habitación tenía un amplio ventanal que ofrecía una buena vista del este de Caracas.

            -Quítame los zapatos –le ordene. Ofreciéndole mi pie derecho primero. El se quedo parado viéndome, con una sonrisa dibujada en su rostro. -¿Qué? ¿Acaso no oyes? ¡Quítame los zapatos! –le ordene nuevamente. El, sin responderme nada, se acerco a la cama y se colocó sobre mí rápidamente, sin dejarme tiempo para reaccionar. Con su mano izquierda me tomo la cara por mis cachetes, atenazando más que todo mis labios con fuerza, y me planto un beso con lengua bastante fuerte y violento. Esta acción me asusto mucho, por lo que empecé a forcejear y logre separar su rostro del mío. -¡Animal! ¡Así no se trata a una dama!

            -¿Una dama? ¿Dónde hay una? Yo solo veo a una perra en celo… -me contesto.

            -¿Cómo? ¿Quién coño te crees tú para llamarme así? Te acabas de joder conmigo, acabas de hacer molestar a la persona que tiene tu puesto de trabajo en sus manos. –le dije, indignada. Me lo quite de encima, y me pare de la cama, dispuesta a tomar mi bolso e irme. Y cuando ya lo tenía en la mano, me voltee para decirle un par de cosas más, y lo vi con su celular en la mano y una sonrisa maliciosa dibujada en su rostro.

            -Yo creo que estas equivocada zorrita…Aquí el que tiene el poder soy yo… -me dijo, y comenzó a reproducir el video. El muy desgraciado grabo la conversación en el restaurant, inclusive los gestos con mi pie. Y en especial cuando dije “Yo solo quiero pasar un buen rato…Tu permanencia en el empleo depende de que yo goce y disfrute…”. Quede desarmada viendo el video, atónita, sin palabras.

            -¿Qué paso perrita? ¿Te comieron la lengua los ratones? Ah no, espera, me imagino que te estarás preguntando que tiene que ver el video con tu empleo…se que eres graduada en RRHH, yo también estoy estudiando esa carrera ¿Sabes? Me imagino que recordaras que en la ley orgánica del trabajo hay un lindo artículo que reza que es posible denunciar a un superior por acoso sexual. Y eso es precisamente lo que estas haciendo…

            -Si eres maricón –le dije –¿cómo crees tú que te verán las autoridades al respecto? ¡Como un maricón! ¡Ay si!, ¡cuidado! ¡Esa mujer te va a violar! Con lo buena que estoy, muchos morirían por estar en tu lugar ¿sabías? -dije defendiéndome.

            -Eso último no lo dudo niña…Pero aun así, la ley me ampara. Y te puedo joder fácilmente la vida con este video. No me interesa si me dicen maricón o no, total, se que no soy muy bien agraciado y no le intereso a mucha gente…Pero será divertido ver como a ti te llamaran PUTA todas las personas que conoces, que estoy seguro que son muchas, además de ver como perderás el trabajo, y ver cómo te tocara indemnizarme…

            -¿Si? ¿Y tú no intentaste sobornarme acaso? -Le dije

            -¿Tienes pruebas de ello? –me contesto. Y la verdad tenía razón. No tenia prueba alguna. Yo iba a quedar como puta, iba a tener una gran mancha en mi expediente laboral, iba a perder mi empleo actual y además me iban a obligar a indemnizarlo por todo. Sé que la ley es así. Estaba jodida. Christian se puso cómodo en la cama, guardando su teléfono. Extendió su pie derecho hacia mí. –Quítame los zapatos. –me ordeno. Deje caer el bolso en el piso, y, derrotada, me dirigí a quitarle los zapatos, aunque de mala gana, tirándolos en el piso. –Hey, hey zorrita…Te conviene hacerlo todo bien y con cariño…Recuerda que tu permanencia en el empleo depende de que yo goce y disfrute jajajajajajajaja –se rio a carcajadas. –Quítame los calcetines y dame un masaje en los pies. –me ordeno, y yo obedecí, haciendo esta vez todo con sumo cuidado.

Tome primero su pie derecho, y comencé a acariciarlo suavemente, poniendo especial cuidado en la planta y el empeine. Luego dedo por dedo lo fui masajeando suavemente. Por las muecas de su cara, supone que lo estaba disfrutando, y ms aun sabiendo que esto me humillaba terriblemente. Repetí la operación con el pie izquierdo, y mientras lo hacía, en un momento dado, llevo su pie derecho a mi rostro, poniéndolo en mi boca. Inmediatamente hice la cara a un lado con mueca de asco.

            -No puta...no, pórtate bien…bésame los pies. –me ordeno.

            -Eres un infeliz…No lo hare. –le conteste con desprecio.

            -Perra estúpida, bésame los pies…no te recomiendo que me hagas molestar. Estas a mi merced, no tienes opción. –me dijo.

            -Eres un asqueroso…-le dije. El inmediatamente y de un rápido movimiento se paro en la cama y me tomo por el cuello, ahorcándome, acercando su rostro al mío.

            -Muy bien putita, te voy a explicar una cosa, yo tengo poca paciencia cuando de putas facilonas se trata. Yo te doy las órdenes y espero que se cumplan, de lo contrario, despídete de tu empleo y de tu reputación. –me dijo mientras se sentaba en la cama para luego tomarme por la nuca y llevarme con suma fuerza la cabeza al piso, cerca de sus pies. –Te lo repetiré una vez más. Bésame los pies puta imbécil.

Esta vez no me quedo más remedio que obedecer. Estaba muy asustada con su reacción, y con todo el poder que tenia sobre mí en ese momento. No me podía dar el lujo de que me denunciara por acoso sexual, perdería mi trabajo y todo lo que tengo también. Le bese los pies tal como él quiso, y luego fue empujándome mas allá para incluso hacerme chuparle los dedos, mientras con una de sus manos me tocaba el culo, que en la posición en que me había puesto ya a estas alturas, de rodillas con el culo en pompa, se veía apetitoso. Y no desaprovechó la ocasión para darme un buen par de fuertes y sonoras nalgadas. Luego de unos minutos me soltó, dejándome de rodillas y retirando sus pies de mi boca, para acostarse nuevamente en la cama, con una amplia sonrisa maliciosa en su rostro.

            -Querías que yo te desnudara ¿no? –me dijo. Encendió el televisor con los controles de la cama y sintonizo un canal de videos musicales. Ponían uno de reggaetón. –Si tantas ganas tienes de deshacerte de la ropa, pues, quítatela tú misma…Y hazlo procurando mí placer… -me ordenó. Sabía muy bien a qué se refería, quería que le hiciera un stripper. Y no me quedaba más remedio que hacerlo. Comencé a bailar al ritmo de la música, poco a poco, lentamente moviendo mis caderas y mi cintura. Coloque mi pie derecho sobre la cama, y me desabroche el botín, luego repetí lo mismo con el pie izquierdo, y luego me los quite ambos. Seguí bailando pero rápidamente me desabroche el pantalón, y me lo fui quitando poco a poco, quería que todo terminara rápido pero al mismo tiempo tenía miedo de hacerlo mal, por lo que apresuraba algunas cosas y demoraba otras aunque no tanto. Una vez con las piernas desnudas, me contoneé otro poco y me fui quitando el suéter en el momento, quedando únicamente con un tanga negro y unos sostenes del mismo color a juego.

El con un gesto de su mano derecha me ordeno que fuera hacia él, y lo hice, quedando a un lado de la cama. –Síguete moviendo putita, lo haces rico –me dijo y yo obedecí, continúe bailando para él al ritmo de la música del televisor. Mis enormes tetas se bamboleaban provocativamente, y de esa misma manera meneaba mis caderas para él. En un momento determinado, me coloco las manos a cada lado de mis caderas, deteniéndome en seco. Me hizo darme media vuelta, quedando a espaldas de el, y me vio con detalle el culo. Tomo ambas nalgas, amasándolas, abriéndolas y cerrándolas, divirtiéndose mucho. Me hizo inclinarme hacia adelante para quedar mas ofrecida aun, y siguió amasando mis nalgas con sumo deseo. Tomo el trozo de tela del tanga que se me escondía entre las nalgas y lo estiro un poco apartando una de mis nalgas, dejando al descubierto mi agujero anal. Luego lo soltó y el chasquido de la tela con mi piel, le causo mucha gracia. Luego palpo mi cuca sobre la tela del tanga.

            -Pero mira nada mas…Dándosela de indignada y la perra anda mas mojada que el mar jajajajajajaja putita di la verdad…lo estas disfrutando…-me dijo. Y la verdad, a pesar de todo, yo estaba excitada. Pero era una excitación distinta a las demás, esto era más fuerte, más rico. Sentía la necesidad imperiosa de ser cogida. La libido había crecido en mí hasta niveles que ni yo misma sabia que podría llegar. Sentía un cierto ardor en las tetas así como en todo el cuerpo, mi pecho estaba sonrojado, y sentía que cada parte de mi cuerpo actuaba como zona erógena. Me imagine que me sentía así por el verano que tenía. Pero creo que en realidad me sentía así porque estaba siendo sometida por Christian.

Acto seguido metió su cara entre mis nalgas, cosa que me agarro de sorpresa. Movió la cabeza de un lado a otro y sentí como respiraba fuertemente, como si tratara de meterse en mí. Esto me excito muchísimo más. Luego separo su rostro de mi culo. –¡¡¡Aaahhh pero que ricooooo!!! ¡¡Tienes un exquisito olor a hembra en celo!! Seguro este será el mejor polvo de nuestras vidas… -me dijo. Tomo mi tanga y con sus manos, la reventó, dejándome solo con el sostén puesto.

Palpo mi vulva nuevamente, y me hizo darme la vuelta, llevando su mano a mi cara y restregándomela por la nariz y la boca. –mira bien mi mano furcia, huélela, saboréala. Está impregnada con el agua de tu cuca. Con tus jugos de zorra en celo. –la volvió a llevar a mi cuca dejando mi cara impregnada de mis jugos vaginales, pero se detuvo para acariciar la delgada línea de vellitos en mi pubis. Yo la llevaba así siempre. Los acaricio un poco, y luego los halo fuertemente, arrancándome un gritito de dolor. Dolor que me excito más de la cuenta.

            -Esto está mal cerda…muy mal…Las putas como tu van con la cuca totalmente rasurada. Pero no te preocupes, tengo la solución…pásame mi bolso –me ordeno. Yo obedecí y le pase el bolso que tenía en la mesita de noche. Saco una afeitadora nueva y crema de afeitar mentolada para caballeros, que al parecer había comprado antes de ir al restaurant. Sin más, me tiro en la cama boca arriba y me aplico un poco de esa espuma en la línea de vellitos. Luego saco la afeitadora del paquete y se dispuso a rasurarme el pubis por completo. La sensación de la espuma de afeitar en el pubis se me hizo bastante extraña e incómoda, pero todo lo que este desgraciado me hacia me volvía cada vez más loca y ansiosa por ser penetrada.

            -¿Qué tal? –me dijo, pasando su mano por mi pubis ahora totalmente suave y liso, sin vello alguno. –mucho mejor así para mi gusto… -me dijo acariciándome ya no solo el pubis sino también los labios de mi cuca, buscando mi clítoris que ya se encontraba afuera de su habitual escondite. Aplico un par de caricias en él y me hizo gemir y retorcerme fuertemente, cosa que lo divirtió aun más. Luego metió un dedo en mi cuca, no le fue difícil clavarlo todo adentro, dado que la tenia hecha agua, y me arranco unos deliciosos gemidos. Para mi sorpresa, me acerco al orgasmo. Lo saco todo embadurnado de mis jugos, y lo llevo a mi boca. –Chúpalo perra, límpiamelo de tus jugos. –me ordeno, y yo obedecí esta vez deseosa.

            -Uy, uy, uy…cuidado que me tragas la mano jajajaja…se nota que te gusta esto ¿no perra? –me pregunto. Yo seguí chupándole el dedo, el me lo saco de golpe. –te hice una pregunta pedazo de imbécil…

            -Siiiiii –le dije con mucha vergüenza pero con deseo y convicción.

            -¿si que, vaca estúpida? –me dijo.

            -Si me gusta todo esto…- le dije mas avergonzada aun, pero súper excitada. Me metió el dedo nuevamente en la cuca, y ahora, con su pulgar, se apoyo en mi clítoris, moviendo ambos dedos violentamente y haciéndome retorcer del placer, inundando la habitación de mis gritos de gozo.

            -¡Grítalo puta, grita que te gusta, que todos en este hotel se enteren! –me ordeno sin dejar de mover sus dedos.

            -¡¡¡¡OOOOOOOOOOOHHHHHHHHHHHH SIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIHHHHHHHHHHH  MEEEEEEEEHHHHGGGUUUUSSSSSSTAAAAAAAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!!! AAAAAAAAAHHHHHHHHAAAYYYYYYYYYAHHHHHHH!!! –grite ya totalmente abandonada en un fuerte y delicioso orgasmo, el más rico que había tenido en mi vida, el cual me hizo estremecer desde la punta de los dedos de mis pies hasta la punta de mis cabellos. Y Christian no dejaba de mover sus dedos haciendo que me retorciera y gritara más y más…Se mantuvo haciéndome esto por un par de minutos y luego se detuvo, dejándome agotada sobre la cama, incapaz de verlo a los ojos.

            -Jajajajaja…-reía él, mientras me arrancaba los sostenes con suma violencia dejándome totalmente desnuda ante él. Aun seguía excitadísima. Quería que continuara. –Que ricas tetas tienes…-me dijo, y se acostó colocando sus manos en su cabeza recostándose de ellas. Pasamos unos segundos así, y luego movió su pie izquierdo para empujarme con él. –levántate sucia, tienes trabajo que hacer. Quiero placer. –me dijo.

Aun estando muy excitada, y sufriendo los estertores del orgasmo, me levante lentamente, bastante atontada. Nunca antes había tenido un orgasmo así de fuerte, por lo que me sentía realmente confundida. Ya para este momento olvide todo lo malo al respecto. Es decir, olvide que este tipo tenía el poder de joderme la vida. Olvide que estaba haciendo esto de manera obligada. Me sentía tan bien, tan a gusto, siendo sometida y humillada por Christian. No lo pensé dos veces, así que me subí sobre él, colocándome de rodillas con las piernas a los lados de su cuerpo, y sentándome sobre su verga aun cubierta por su ropa interior (si es que llevaba) y su pantalón. Note que estaba erecta.

Sin más, le desabotone la camisa lo más rápido que pude, y luego de quitársela, le quite la camiseta que llevaba debajo, para dejar al descubierto su pecho pálido y muy, muy delgado, cubierto por una espesa mata de vellos. Nunca había tenido sexo con un hombre así. Por lo general tienen unos cuerpos de gimnasio y todos van depilados. Y la verdad, con Christian, en este momento me excitaba más aun que fuera así tal cual es. En cierta forma me sentía algo humillada, sé que no todas las mujeres se sienten así ante un hombre que tiene un cuerpo velludo, pero a mí, me dan asco. Y por alguna razón esa humillación me excitaba sobremanera. Y, a pesar de mis reparos, le pase la lengua desde el ombligo, pasándola por todo el centro de su torso, hasta llegar a su barbilla, para luego plantarle un delicioso beso con lengua que duro unos segundos.

Acto seguido tome su cabeza y la puse entre mis tetas, moviéndome de lado a lado para restregarle mi pecho completo en la cara y se sintiera a gusto. Esto al parecer le gustó mucho, ya que puso las manos a los lados de cada teta y las apretó contra su cabeza fuertemente, restregando su rostro con un fuerte y brusco movimiento que me hizo estremecer. Aparto su cara del canalillo de mis tetas y procedió a verlas a corta distancia, apretándolas y amasándolas con sus manos, para acto seguido meterse el pezón de mi teta izquierda en su boca, chupando con suma fuerza y agresividad, lo que yo sentí extremadamente delicioso, a pesar de que luego paso a darme unos mordiscos en el pico del pezón no muy fuertes. Luego repitió la acción con mi teta derecha, dejándolas ligeramente marcadas y dejándome a mi sintiendo un exquisito temblor producto del placer.

Luego se puso cómodo nuevamente recostándose de la almohada y me observo temblar un par de segundos, para acto seguido propinarme una fuerte cachetada que me volteo la cara y me dejo el cachete ardiendo. Excitada, lo vi con mucha lujuria y sorpresa. Antes, si algún hombre me hacia eso, yo ya lo estuviera ahorcando, pero con Christian me sucedía lo contrario, por alguna razón, el que fuera agresivo conmigo me excitaba sobremanera. Me hacía sentir suya, inferior a él. -¿Qué esperas inútil? Te dije que quiero placer… -me dijo.

Nuevamente visite su ombligo velludo con mi boca, al tiempo que le desabrochaba los pantalones y se los bajaba un poco, junto con su bóxer negro, dejando a la vista una verga bastante gruesa y venosa erecta del todo, aunque no muy grande, diría que de tamaño normal, de unos 14 o 15 centímetros. Su glande estaba enrojecido fuertemente, y brillaba de forma que se veía apetitosa. Vi que expulsaba un líquido transparente, liquido pre seminal. Estaba totalmente velluda, y desprendía un olor típico al sexo masculino, aunque esta vez mas fuerte y penetrante que ningún otro.

Sin ningún reparo acerque mi rostro hacia el glande, dándole besos cortos. Notaba como respingaba cada vez que mis labios entraban en contacto con él. Sin más, el me tomo por el cabello con cierta violencia, así como agarro su verga y me la metió en la boca, obligándome a hacerle una garganta profunda, metiendo mi nariz en su mata de vello púbico. Obviamente me vinieron unas fuertes arcadas aunque logre controlarlas, saliéndoseme algunas lágrimas. Me separo bruscamente de su verga, quedando ésta conectada con mi boca por gruesos hilillos de babas, momento que aproveche para tomar aire a bocanadas amplias y desesperadas. Acto seguido volvió a repetir la acción, esta vez dejándome más tiempo con la verga en la boca. Luego me soltó el cabello y me dejo libertad para actuar. –Anda perra, hazlo rico…Estoy seguro que te has metido muchos güebos en ese hocico y que debes mamarlo divinamente. –me dijo. Y equivocado no estaba…

Procedí a mamárselo suavemente, recorriendo su verga de arriba abajo con la lengua, llenándola bien de mis babas para luego metérmela enterita en mi boca nuevamente y darle ricos y suaves chupetones. Pero esto cambio dado que el me dio otra fuerte cachetada. –Puta, mámalo mas duro, así maman las mujeres sencillas y decentes, y tú no eres eso, tú eres una ramera –me ordeno. Yo obedecí y pase a darle chupetones cada vez más fuertes y duraderas, excitada con su trato. No paso mucho tiempo para oírlo gemir y hacerlo temblar de placer. Dure mamándole el güebo unos 5 minutos, para luego separarme de su miembro y ponerse de pie, terminando de quitarse los pantalones y quedando desnudo ante mí.

Definitivamente he tirado con mejores ejemplares. Sus piernas eran bastante flacas y blaaaancas, oscurecidas por gruesos vellos negros. Y a pesar de no gustarme mucho su apariencia, lo cierto era que me excitaba muchísimo hacerlo con alguien así. Más aun, era ser dominada por un tipo así, de apariencia débil y algo repugnante. Ya no pensaba en mi futuro, en los peligros que iba a confrontar. Solo quería ser usada por este tipo tan despreciable.

            -Ven aquí perra, arrodíllate ante mí. –me ordeno. Yo obedecí bajándome de la cama y poniéndome de rodillas ante él, y luego abrí mi boca para tragarme su verga. El me detuvo dándome un lepe en la frente. –se que estas hambrienta furcia, pero es hora de dejar algunas cosas claras aquí. –me dijo, y de rodillas, le puse atención en silencio, acariciándome suavemente la cuca que ya la tenía bien encharcada y deseosa de sentir carne dura en ella. –en primer lugar, aquí mando yo. Aquí, solo importo yo. Tú obedeces. Tú no importas. Solo eres un juguete, un instrumento. Y yo soy tu dueño. Tu único propósito es obedecer sin reparos lo que yo te ordene. Vives para mi placer y mi satisfacción. Solo existe mi voluntad, mi deseo. Tú debes conseguir mi placer, mi gozo, mi comodidad, mi felicidad. Y lo conseguirás, ya te dije, obedeciéndome. ¿Entiendes mujer idiota?

            -Si Christian, entiendo –le dije, totalmente caliente y domada por sus palabras.

            -No estúpida, no me gusta así…ya te ganaste un buen castigo. Me debes respeto. Nada de tuteos. –me dijo.

            -Perdone señor Christian, no volverá a ocurrir –le respondí, sabiendo a lo que él se refería.

            -Mucho mejor, pero no se…si tú haces lo que quiero, pues, eres mi esclava ¿cierto?

            -Si señor, soy su esclava –le dije abandonada totalmente a su juego.

            -¿Y las esclavas que tienen? –me pregunto.

            -¿Reyes? –le conteste dudosa. Recibí una fuerte cachetada de nuevo que me dejo la cara ardiendo.

            -¡No puta! Tienen AMOS. Y yo, soy tu Amo. Así me llamaras. Y otro castigo que acabas de gana por ser tan incompetente. Pero primero lo primero… -me dijo, y dio un par de pasos adelante, tomo mi cabeza y me hizo meterme entre sus piernas, hundiendo mi rostro en sus bolas. –vamos puta, vamos, mi placer, no se te olvide… -me dijo.

Yo entendí e inmediatamente comencé a lamer sus bolas, tomándolo por sus nalgas. Alternaba los movimientos de mi lengua entre rápidos y lentos, y luego pasaba a metérmelas una a una en mi boca para chuparlas con cierta fuerza. Fue cuestión de tiempo para sentir como se retorcía, y de tal manera, que entre fuertes gemidos, se separo de mi retrocediendo unos pasos y haciéndose la paja frenéticamente eyaculo con fuertes chorros una considerable cantidad de leche que fue a parar al piso, aunque el primer chorro calo en mi muslo izquierdo. Y para mi sorpresa, luego de esto, se mantuvo su verga erecta.

            -¿Qué esperas imbécil? Es mi leche, lamela del piso, tienes terminantemente prohibido desperdiciarla. –me dijo luego de recuperar el aliento. Debo reconocer que esto me dio muchísimo asco, nunca antes había tenido contacto con semen, a pesar de considerarme una mujer muy sexual lo cierto era que sostenía relaciones “vainilla”, y siempre exigí condones. Pero, la verdad, es que estaba totalmente dominada por el morbo en ese momento, sí que me puse en cuatro y procedí a lamer la leche del piso. Sé que estaba en una situación difícil, donde si lo hacía molestar, pues, podía tomar represalias contra mi ya que tenía el video para acusarme de acoso sexual, pero puedo jurar que en ese momento dicho riesgo no pasaba por mi mente, todo lo hice por puro deseo y morbo. Ser sometida me tenía hirviendo. Y hacer cosas que me daban asco me producía una excitación inimaginable. Eso sumado a la incertidumbre de saber que será lo próximo que me ordenara hacer.

Me coloque a cuatro patas y acerque mi rostro al suelo, recogiendo los gruesos y espesos goterones de semen con mi lengua. Ni bien pasaron 5 segundos cuando sentí que Christian me tomaba por las caderas y de un solo golpe me empalo por la cuca. Yo estaba tan lubricada que no le costó entrar en lo mas mínimo, y si bien soy algo estrecha y su verga muy gorda pues, todo lo que sentí fue un enorme alivio y un infinito placer. Me sentí plena. Y sin esperar mucho, el comenzó un delicioso mete y saca ni muy rápido ni muy lento, eso sí, cada vez que lo metía se aseguraba de hacerlo con suma agresividad, haciendo que todo mi cuerpo se estremeciera con cada estocada que me daba.

Luego de un par de minutos de embestirme sin descanso, me tomo del cabello y me restregó la cara del piso, justo donde estaba su leche derramada. Parecía como si usara mi cara como un trapo limpiando toda la leche. Esto lo hacía sin dejar de metérmela una y otra vez, sin bajar el ritmo, más bien añadió unas buenas nalgadas, en total fueron unas 25 o 30 que me dio, dejando mis nalguitas ardiendo. Yo solo gemía y le rogaba que me diera más duro y fuerte, lo que me hacía sentir como una sucia, una golfa asquerosa.

Luego de un par de minutos más, me hizo gatear a punta de embestidas fuertes hacia el teléfono. –tómalo puta, y llama al servicio de habitación. Pide una botella de vodka. –me ordeno. Yo obedecí, tome el teléfono y marque los números correspondientes.

            -¿Si, servicio de habitación? –oí por el auricular.

            -Si…ooh…holaaaafhfg…de…dese…oooohh una boteeehhhhssshaaa dehh voooohhdkaaagghhh por faaaaaahhhhvor.. –dije entre gemidos. Christian al notar que yo hablaba aumento la fuerza de las embestidas.

            -muy bien señorita…en unos minutos le llega el pedido. Deberá pagarlo en efectivo. –me dijo el encargado, ya que la habitación fue pagada al momento de entrar.

            -Noooohhhh ooooaahhh hay pro….mmmhhh siii…problema…. –dije, y colgué.

En ese momento Christian detuvo las embestidas. Me quede esperando un par de segundos que las reanudara pero no lo hizo, por lo que comencé yo misma a moverme, pero me detuvo como al minuto, con una buena y sonora nalgada. Separo mi nalga derecha con una mano y sentí que coloco un dedo en la entrada de mi culo, momento en que yo me asuste.

            -Espera Christian…por ahí no por favor… -le dije. Recibí una fuerte nalgada.

            -Que no se te olvide cuál es tu lugar aquí y lo que me debes cerda asquerosa. –me dijo.

            -Perdón Amo…perdóneme…pero por favor se lo ruego, por ahí no…

            -¿Qué pasa estúpida? ¿Acaso eres virgen del culo o qué?

            -Si Amo…soy virgen del culo…-le dije con cierta vergüenza.

            -Jajajajajajaja…esto no lo creo…Me pides guerra, lo que te delata como calentona, ¿y ahora me dices que eres virgen del culo? jajajaja increíble…Pero bueno… -me dijo, mientras comenzaba a hacer presión y su dedo comenzó a hundirse en mi culo con mucha dificultad. –supongo que me gane la lotería…porque ya sabes cuál es tu sitio, y sabes que poseeré tu culo te guste o no, porque sabes perfectamente que no me importa tu opinión al respecto.

            -¡¡¡¡AU AU AU AU AU!!!! –chillé, con las lagrimas saliendo de mis ojos. Sentía un fuerte dolor.

            -Jajajjajajaja que apretadita estas…sin duda te voy a gozar culito…-dijo.

Una vez con todo su dedo hundido en mi culo, reanudó las embestidas. Me sentía incomoda, extraña, y si, muy, pero que muy excitada. El saberme tan sometida me gustaba. Nunca pensé que yo llegar a sentirme así. Como bien dije, soy una mujer que le gusta llevar la batuta en todo, y soy controladora. Pero esto era algo nuevo, y divino.

Me saco su güebo de mi cuca al rato así como me saco el dedo del culo, para posar la punta de su verga en mi agujerito anal. Intente apartarme pero Christian me lo impidió tomándome de las caderas con suma agresividad. No dije nada, el tampoco. Solo se oyó un escupitajo que él le propino a la entrada de mi culo, para luego comenzar a hundir su verga poco a poco. Abrí la boca queriendo gritar, pero estaba muda. Sentía como si me estuvieran partiendo en dos. El dolor recorrió toda mi espalda, y mis caderas. Mis piernas temblaban fuertemente así como mis manos y las lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos. –¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHH DIOOOOOSSS QUE DIVINO!!!! –fue lo único que se oyó en la habitación, dicho por Christian.

Una vez estuvo del todo adentro se quedo paralizado, supongo que en consideración para que yo me acostumbrara a su verga en mi culo. Mis piernas en ningún momento dejaron de temblar, y mis pies se retorcían solos, era casi incontrolable. Luego de un par de minutos Christian comenzó un lento mete y saca, lo que me hacía gritar de dolor y también de sumo placer. Por alguna razón encontraba el clímax en mi sufrimiento, me fascinaba el dolor que sentía, mas la sensación de estar totalmente controlada, humillada y poseída por Christian. Y así mismo, en esa faena tuve una gran cantidad de orgasmos. Por primera vez llegaba al orgasmo sin estimular mi clítoris. Luego de unos minutos, me saco el güebo del culo, se coloco delante de mí y me acabo abundantemente en la cara, mezclándose la leche con mis lágrimas, mi sudor y los pegostes del semen que limpio del piso con mi rostro.

Me tomo del pelo nuevamente y me hizo mamarle el güebo, cosa que hice con sumo placer y diligencia. A los pocos minutos me separo de su verga y cuando me di cuenta, el tenia mi bolso a un lado de él, y en sus manos mecía las pezoneras y el tanga de leopardo. Con el tanga limpio su verga aun erecta y luego la tiro al piso al igual que las pezoneras.

            -Póntelos cerda. –me ordeno.

            -Si Amo –le conteste, poniéndome de pie, cosa que me costó mucho ya que me dolían horrores las piernas así como las caderas, la espalda y obviamente, el culo. Poco a poco me puse el tanga haciendo que el hilo se escondiera en mis nalgas y luego las pezoneras. En ese momento tocaron la puerta. Era el servicio de la habitación, seguro. Vi a Christian con sorpresa, y el estaba relajado, acostado en la cama.

            -Ve a abrir. –me ordeno. Tome mi pantalón para ponérmelo. –hey, ¿Qué haces? –me pregunto.

            -Usted me ordeno que fuera a abrir Amo…me visto para abrir la puerta.

            -No cerda…ya estas vestida. Ve así a abrir la puerta. –me ordeno. Quería que abriera la puerta con llevando únicamente el tanga y las pezoneras. Me veía como una puta con eso puesto, además de que el tanga apenas y cubría con un diminuto triangulo mi cuca.

            -Pero Amo por favor…-intente suplicar.

            -Te conviene hacerlo perrita… -me dijo.

Me quede de piedra durante unos segundos. Me tenía en su poder, y no tanto porque tenga el video con que joderme la vida, sino que ya a estas alturas sentía la imperiosa necesidad de obedecerle en todo lo que deseara. El morbo me había invadido al máximo. Sin replicar, me dirigí a la ´puerta por el corto pasillito de entrada a la habitación, y así mismo “vestida”, abrí la puerta. Del otro lado de la misma estaba un hombre de unos 30 años, con la botella de licor en la mano. El hombre se quedo pasmado con mi cuerpo adornado de semejante manera, y se le noto claramente como su pantalón se abultaba en su entrepierna.

            -Mil gracias señor…¿Cuánto le debo? –le pregunte, con voz picara. Me encantaba la manera lasciva en que me veía.

            -Son…580……-me dijo. Había traído una de las más costosas sin duda, ya que no especifique la marca cuando la pedí por teléfono.

            -Espere un momento para buscar el dinero –le dije, dándome media vuelta y dirigiéndome al interior de la habitación moviendo el culo como una autentica puta, aunque con un poco de dificultad, ya que la enculada que me pego Christian aun se hacía sentir. Aun así, trate de moverme lo más sensual que pude al caminar, para que mi culo, que estaba totalmente desnudo ya que el hilo se metía enterito en mis nalgas, se viera aun más apetitoso. Al llegar, Christian ya tenía el dinero en la mano. Me hizo un ademan para que me acercara y me diera la vuelta, ofreciéndole el culo, cosa que hice. Metió los billetes enrollados entre mis nalgas y luego me dio una suave palmada en el culo, para ponerme en marcha de nuevo a la puerta. –Aquí tiene –le dije al encargado, dando media vuelta y ofreciéndole el culo para que tomara el dinero. Yo no podía creer mi comportamiento. No podía creer que yo llegara a actuar así. Pero me encantaba hacerlo.

El hombre tomo el dinero rozando la piel de mi culo, y lo conto aunque distraído por mí. Había 700 bolívares. –quédese con el cambio amigo, esa puta es muy generosa y tiene de sobra. –se oyó la voz de Christian desde el fondo de la habitación. –vuelve aquí cerda estúpida, quiero placer. –prosiguió diciendo desde la comodidad de la cama.

            -Si Amo, sus deseos son mis órdenes. –dije. Voltee nuevamente a ver al encargado quien no me quitaba la vista de encima con la boca abierta. Le pique un ojo y le tire un besito, mientras cerraba la puerta para ir hacia el interior de la habitación con la botella en la mano. Estaba sonrojada de la vergüenza, pero al mismo tiempo extremadamente excitada. Le dila botella a mi Amo, quien la coloco en la mesa a un lado de la cama. Acto seguido con un gesto de su mano me ordeno agacharme, cosa que hice sin rechistar. Me pego una fuerte cachetada que de nuevo me volteo la cara.

            -Eso es por insolente. No me contestaste como debías al ir a abrir la puerta. Es más, ni siquiera dijiste nada. –¡PAF! Me dio otra fuerte cachetada, sacándome las lagrimas de nuevo.

            -Perdóneme Amo por favor se lo ruego –dije con voz chillona.

            -¿Qué te perdone puta? –me dijo, y sin decirme nada más, me tomo del pelo poniéndose rápidamente de pie y haciéndome caer de rodillas, para luego arrastrarme por la habitación hasta al baño y colocarme delante de un gran espejo que en él había. Me puso de pie y con furia me hizo recostar del vidrio, pegando mis tetas contra él y mi rostro, haciendo con su otra mano que le ofreciera el culo, quedando yo un poco inclinada y a su altura. Con l misma fuerza, rompió mi hilo de leopardo y lo metió en mi boca, sentí que estaba mojado de mis jugos vaginales. Luego me dio una fuete nalgada y sin miramientos volvió  empalar mi culo, haciendo que mis ojos rotaran de sus cuencas y se me pusieran blancos. Sentí un fuerte dolor nuevamente que me recorrió todo el cuerpo. De nuevo mis piernas temblaban fuertemente. Mi boca quedo abierta emitiendo un grito mudo.

Prosiguió con un brusco mete y saca de mi culo, mucho más brusco que el anterior, haciéndome sentir que me reventaba las entrañas y me partía por la mitad. No tarde nada en tener sendos orgasmos a raíz de todo esto. Mientras me enculaba, escupió varias veces en el espejo, y luego lo limpiaba con mi rostro controlando mi cabeza por mi cabello. Luego de unos minutos que se me hicieron eternos por el dolor y exquisitos a la vez por el placer, me saco la verga del culo y me puso de rodillas, metiéndome el güebo en la boca y follándola como si se tratara de mi culo, empujando el tanga mas y as adentro cada vez, hasta casi hacer que me ahogara. Luego de unos segundos, acabando dentro de mi boca, haciéndome sentir la abundancia de su leche retenida por el hilo. Saco su verga de mi boca y me dio un par de cachetadas con ella sosteniéndome aun por el cabello, para luego soltarme y salir del baño, dejándome allí tirada en el piso, con el cuerpo aun temblando de placer y dolor. –báñate puta, y luego maquíllate como la furcia que eres. –me ordeno, entrando de nuevo en el baño y arrojando mi bolso a un lado de mi.

Pasaron unos 5 minutos para que yo me pusiera de pie, a duras penas, y acatara la orden de mi Amo. Saque el hilo destrozado de mi boca, no sin antes chuparlo al máximo para extraer toda la leche de mi Amo y mis jugos vaginales impregnados en el. Me metí en la ducha y me bañe con agua tibia, consintiendo mi cuerpo lo más que podía con jabón acariciando suavemente mis partes. Tuve especial cuidado con mi culo, el cual lo notaba ligeramente abierto y me ardía y dolía. Me costaba un poco mantenerme de pie gracias a semejante enculada salvaje a la que fui sometida, y que tanto goce por cierto. Termine de bañarme, me seque el cuerpo y procedí a maquillarme remarcando bien mis ojos con colores oscuros y mi boca con rojo furioso, rojo puta. Una vez terminado mi maquillaje, me peine lo mejor que pude, y salí del baño. Mi Amo ya estaba vestido, sentado en la cama, listo para irse.

            -Ven acá ramera. –me ordeno.

            -Si Amo –contesté al tiempo que obedecía su orden. Me tomo por el pelo nuevamente, y me hizo recostar sobre sus piernas, dejando mi culo a su entera disposición. Amaso las nalgas con cierta agresividad y luego le dio unas 30 fuertes y sonoras nalgadas, dejándolas coloradas y ardiéndome.

            -Me debías un castigo perra. –me dijo. Luego tomo la botella de vodka, la cual ya había destapado al parecer mientras yo me bañaba. Con mucho cuidado, ubico el pico en la entrada de mi ano. Me asuste muchísimo, pero nada podía hacer, ya que no me dio tiempo. Me metió el pico de la botella en el culo, metiéndola hasta que el cuello se ensanchaba, y derramo una buena cantidad de líquido en mis entrañas. Yo no hacía más que mover las piernas por reflejos, se sentía demasiado extraña e incómoda la sensación del líquido dentro de mí. Sentí también cómo me mareaba fuertemente. Con mucho cuidado la saco cuidando de no ensuciarse el. –aprieta el culo perra. No quiero que salga líquido. –me ordeno. Yo obedecí, apretando el culo lo más que pude, lo que me dolió mucho dado el trato que había recibido hacia poco tiempo. Quedamos unos 10 minutos en esa posición, luego me hizo poner de pie.

Al hacerlo me sentí mareada y extraña, como si estuviera borracha. Había leído sobre una extraña practica que era la de meterse tampones impregnados de alcohol en el ano y la vagina, al parecer era una peligrosa forma de emborracharse de los nuevos tiempos, ya que las zonas de la vagina y del ano tienen alta irrigación sanguínea y la borrachera llega más rápido al cerebro. Y bueno, yo tenía una alta cantidad de vodka metida en el culo, por lo cual, no me extrañaría que me haya sentido así por ello.

Mi Amo busco un vaso de plástico en su bolso, y lo ubico en la entrada de mi culo. –déjalo salir cerda. –me ordeno. Relaje el culo y salió una gran cantidad de vodka la cual derramo el vaso y cayó al piso formando un charquito. Mi Amo saco la verga de su pantalón, la cual estaba semi fláccida y la hundió en el vaso lleno de vodka. –Arrodíllate –me ordeno, y yo obedecí. Saco su verga impregnada de vodka y me la ofreció. Yo adivine claramente lo que deseaba así que me la metí en la boca mamándosela suavemente. Termino de ponerse erecto nuevamente, aunque no me permitió sacarla de mi boca en ningún momento, continuando la mamada hasta que el comenzó a gemir fuertemente y a tener espasmos. Fue entonces cuando me saco el güebo de la boca y acabo en el vaso de vodka. Una vez termino, me ofreció el vaso con la mezcla de semen y licor. –Fondo blanco puta –me ordeno. Yo obedecí, tome el vaso y lo bebí de un solo trago, llegándome el sabor a la cabeza aumentado mi borrachera.

Acto seguido guardo su verga en el pantalón y sin decir otra palabra, se fue, dejándome allí de rodillas, desnuda, caliente y medio borracha. Dejó la puerta de la habitación abierta, así que me apresure rápidamente a ponerme de pie y cerrarla antes de que apareciera alguien.

Quede recostada de la puerta unos minutos, pensando en todo lo que había ocurrido. Me sentía tremendamente excitada, no entendía muy bien porque, pero este había sido el mejor encuentro sexual de mi vida. Había hecho cosas que nunca antes había siquiera pensado en hacerlas. Me rebaje ante un hombre, quien me maltrató, me chantajeó, me humilló, y tomó mi virginidad anal. Y lo había gozado.

Sin sacar estos pensamientos de mi cabeza, me dirigí al interior de la habitación, para vestirme. Tome mi pantalón de ejecutiva, y para mi sorpresa, Christian lo había cortado, convirtiéndole en un mini short que llegaba poco mas debajo de mis nalgas, dejando mis preciosas piernas al descubierto. Quede de piedra al verlo. Tome mi suéter y para mi sorpresa también lo modifico, dejando una sola tira de tela y una nota a su lado la cual decía “el suéter te queda bien, pero mejor te quedaría un top para esas preciosas ubres.”

En ese momento sonó el teléfono de la habitación. Lo tome, y era el encargado el hotel, que me decía que debía irme o de lo contrario me excedería del tiempo y tendría que pagar extra. Rápidamente tome el mini short cuyos bordes con hilos deshilachados me daban un aspecto más callejero que nada, y tome la tela para atarla a mis tetas a modo de top. La tela no era muy ancha, por lo que no lograba tapar mis enormes tetas del todo, escapándose estas por arriba y por debajo un poco, dándome un aspecto realmente morboso y pornográfico. Tome mi bolso, y me di cuenta que no tenía efectivo, mi Amo lo había tomado todo. Salí con prisa de la habitación, no sin antes ponerme mis botines. y gracias a la prisa no me puse tanga ni nada, además de que se vería feo el sostén puesto con mi nuevo top.

Salí del hotel, entregándole la llave al encargado, el cual no me quito la vista de encima, ni él ni unas personas que allí se encontraban. Oí silbidos de morbosos y alguna que otra frase morbosa que me dedicaban, aunque no les preste mucha atención y Salí del sitio contoneando mis caderas como buena perra, a pesar de estar medio borracha y con dolores en el culo. Afortunadamente cerca del hotel había un cajero automático, y había poca gente en la calle a pesar de ser hora pico, por lo que saque dinero y tome un taxi a mi casa.

Al llegar a mi casa me tire en la cama, vestida como estaba. En ese momento me sonó el celular, me habían llegado unos correos electrónicos. Yo lo tome y vi los correos, los cuales tenían de titulo “Te tengo a mis pies”. En ellos se veían fotos mías cuando Christian me metía la botella en el culo, y cuando me puso a mamarle el güebo. Estaban tomadas de manera que no se viera su rostro o que no se detallara que era él el hombre que me poseía en ese momento. Tenía fotos también de cuando tenía el hilo de leopardo y las pezoneras puestas, y fotos donde se me veía saliendo del hotel con esa pinta de prostituta barata. El correo no decía mas nada. Y la verdad no hacía falta que dijera mas nada, sabía cuáles eran sus intenciones.

Y sabiendo cuales eran, me desnude completamente, tome mi lápiz labial rojo, y me escribí en la teta derecha la palabra “Amo” en la izquierda “Christian” y en el abdomen “soy su esclava” y se la envié en otro correo a cuyo título le escribí “Si Amo, me tiene a sus pies”.

FIN

 

Epilogo

Luego de ese día, mi vida dio un fuerte giro. Caí en la perversión y morbosidad más extrema que jamás hay pedido imaginar. Mi Amo Christian me entreno como su esclava, su mascota, su perra fiel  su puta caliente. Me hizo pasar muchos limites, incluyendo sexo lésbico, orgias,..

En el trabajo, logre promocionarlo para que subiera de cargo, al puesto que yo tanto deseaba de RRHH. Por alguna extraña razón, solo me importaba su bienestar, su placer, su satisfacción, y hacía cualquier cosa para lograr estos objetivos.

Usándome, logro adquirir grandes cosas. Vendió su apartamento, yo vendí el mío, y nos mudamos a uno más grande, puesto a su nombre. También logro obtener un carro, con el sudor de mi cuca, ya que pase a prostituirme para él.

Fui tatuada por orden de él: en el pubis, llevaba el nombre de mi Amo, y debajo de su nombre, el mío, con las letras de mi nombre encadenadas a una de las letras de él. En la parte baja de la espalda, un dibujo de una chica sentada de frente, desnuda, con las piernas abiertas y un collar de perra, con las manos en sus espaldas debajo de los pies de la chica, tenia escrita la palabra “USAME” en mayúsculas. Adicionalmente mi Amo me ordeno anillarme las tetas, el clítoris y la nariz, a lo toro.

No conforme con esto, publico en internet no solo mis fotos, también muchos videos porno amateurs míos, grabados con posterioridad a mi rendición a sus pies. Pase a ser una estrella porno amateur de Venezuela, escándalo que llego incluso a sabiendas de mis compañeros de trabajo. Afortunadamente los jefes nunca se dieron cuenta o al menos no tomaron cartas en el asunto. Debe ser porque me acosté con todos ellos para que no me despidieran. Eso sí, fui degradada de nuevo al cargo de operadora de atención al cliente, por lo que pase a atender llamadas de nuevo. Por supuesto, que mi salario era para mí Amo.

Y no me importa nada. Porque, a todas estas, descubrí un gran mundo de placer en mi humillación y sufrimiento. Descubrí que, sirviéndole a mi Amo Christian, me siento plena, contenta. Definitivamente, mi Amo me tiene a sus pies…

FIN

 

Aquí termina otro relato de mi autoría. Como siempre, espero les haya gustado mucho, y espero que me lo hagan saber a través de mi correo electrónico skarletpricet@yahoo.es o por medio de los comentarios en la pagina. ¡AH! y perdonen los errores, se que deben haber muchos en el escrito.

De mas esta decir que los hechos narrados en este relato son ficticios y que cualquier parecido a la realidad es pura coincidencia.

Y supongo también que de más esta decir que practiquen el sexo sano seguro y consensuado. Y cualquier acto irregular, pues, denúncienlo.

Besitos.

Skarlet.