Estación Lunar Mar de la Tranquilidad. El ingeniero Lucas Sousa se despertó, salió de la cama de un salto y se metió en la ducha. El agua salió a la temperatura justa y salpicó su piel morena. Se pasó las manos por su melena rubia y echó la cabeza hacia atrás, dejando que el chorro le diera directamente en la cara.
Fue acariciándose el cuerpo desnudo, cosa que le causaba siempre placer. Adoraba sus bien formados pectorales y su trabajado abdomen en horas y horas de sesiones de gimnasio. Siguió bajando la mano y llegó hasta su vagina. Iba a masturbarse, como cada mañana, pero la irrupción de su compañero de apartamento lo interrumpió.
-¡¡Lucas!! ¡¡Deja de tocarte y sal, otros también queremos ducharnos!!
Se trataba de Steve Palov, el experto en comunicaciones ruso. Un hombre blanco pero de muy buen ver, especialmente en lo correspondía a sus enormes atributos, ahora al aire. Lucas abrió la puerta de la ducha, pero no salió.
-Venga, entra, hay sitio para los dos.
-Si, si, tu lo que quieres es hacerme gay...
Protestó, pero el brasileiro estaba con dos dedos abriendo su vulva para que el ruso a viera mejor. Esto hizo que dejara sus dudas a un lado y entrara, ya con la polla totalmente erecta. Ambos quedaron bajo el chorro de agua caliente en un espacio del tamaño justo para los dos. Lucas rodeó a Steve entre sus musculosos brazos y lo besó en los labios, a lo que recibió como respuesta un fuerte movimiento de pelvis que alojó los aproximadamente ventidos centímetros de carne dura del ruso en su interior.
-Nunca antes había besado antes a un hombre. - Dijo entre gemidos.
-Ni yo. - Le respondió.
Siguieron durante casi media hora, incansables, hasta que el ruso se corrió dentro de el brasileiro. Le besó en la oreja y le dijo al oído, susurrando.
-Casi dos años compartiendo esta vivienda y no me había dado cuenta que mi maravilloso compañero es un hombre de lo más atractivo.
-¿Y te gustaría que fuera el padre de tus hijos?
Salió de la ducha, cogió una toalla y comenzó a secarse.
-Si te quedas embarazado de esta follada si. Si no... lo intentamos de nuevo esta noche.
Le guiñó un ojo y le arrojó una toalla seca. Después se marchó a su cuarto a ponerse ropa limpia. Lucas se secó mientras meditaba en la idea. Llevaba ya dos años conviviendo con Steve y le gustó casi el mismo día que se lo presentaron. Sabía que era un mujeriego y un vividor, pero siempre que le contaba sus aventuras le decía lo difícil que le era conseguir condones en la Luna. Y sabía no tenía ninguna familia en la Tierra que lo pudiera reclamar.
Con todo esto en mente se terminó de vestir, cogió un donuts de la cocina y buscó a Steve para decirle que si sería el padre de sus hijos, pero este había salido antes. Dejó una nota en la nevera para que le llamara si volvía antes y se marchó a trabajar. En la nota ponía “Te dejaré que le pongas el nombre.”