Roberto, mi cuñado, se fue con Sofía durante 15 días a Punta Cana de luna de miel. Y, el día antes de su regreso, me mandó el siguiente correo electrónico, contándome todas sus experiencias.

Este es el texto del e-mail:

“Hola, cuñado. ¿Como va todo por casa? Dale un beso muy fuerte a mi hermana de mi parte e imprime la primera parte de este mensaje, omitiendo esto, para dárselo a ella.

Hola, hermanita, hola cuñado. ¿Que tal os va por casa? Aquí genial. Nos hace un sol impresionante y el alcohol fluye como si fuera agua. Sofía ha conocido a unas chicas de Barcelona con las que ha hecho muy buenas migas, y yo a los maridos de dos de ellas, uno de Valencia y otro de Bilbo. Salvo su poco criterio en el fútbol podemos tener conversaciones. Hoy hemos salido de excursión en jeep por los campos de caña de azúcar y luego nos han invitado a ver una destilería de ron. ¡¡A ver si hacemos algún viaje así toda la familia!! Un abrazo de tu hermano que te quiere.”

Por un momento no comprendí bien las razones de Roberto, pero no tardaría en entender que el mensaje de verdad era solo para los que compartíamos ciertos secretos. Seguí leyendo.

“Bueno, cuñado, este mail también lo ha recibido tu concuñado, así que podéis comentar que putadas me haréis a mi regreso, ya sabéis que aguanto todo lo que me queráis meter... bueno, no, todo no. Sebastián, no pienses en alquilar un caballo para que me viole, que ya me dijo mi hermana te pilló esos vídeos de zoofilia... y que no se atreve a decirte nada.

Bueno, sí, el mensaje a mis hermanas es verdad... pero no toda la verdad. Hemos conocido a Sandra, Vanesa, Rocío y Amparo, las cuatro de Barcelona. ¡¡Y las cuatro están jodidamente buenas!!

Sandra, la mayor, tiene 25 años. Pelo castaño rizado y unas tetas enormes. Vanesa, su hermana, es la más joven, con 19 años, aunque de cara al hotel tiene 21, que sino no la dejaban beber alcohol. Rocío es una chica menuda y delgada de 24. Tiene una sonrisa muy bonita, y sabe usar muy bien esos labios rojos y carnosos que luce. Amparo, también de, es la mejor amiga de Rocío, aunque por lo mucho que la sobetea creo que en realidad es la novia.

Con ellas van Iván, Marco y Ricardo. Sí, hay un hombre más de los que dije en la versión de mis hermanas, pero tiene una explicación. Iván es el hermano pequeño de Amparo, de 17 años. Se ha pasado todo el día con Sofía y conmigo, y ahora mismo él y mi esposa duermen desnudos en la cama mientras os escribo estas líneas. ¡¡Ni os podéis hacer a la idea de lo vicioso que es el muy cabrón!!

Marco es un chico encantador de 23 años, chileno y el marido de Amparo. Él también se ha acostado con su cuñado en más de una ocasión, como me contó mientras me metía mano usando de escusa el untarme bronceador por la espalda esta mañana. Ricardo es un chaval bajito pero con unos músculos muy trabajados. Es el marido de Rocío, aunque él parece saber de la relación de su esposa con Amparo, y la aprueba abiertamente. Me contó, justo hará ahora media hora, que las pilló en su casa, en la cama, besándose, y que la mujer le fue a dar algunas escusas, pero él lo único que hizo fue desnudarse, acercarle la polla a la boca a Rocío diciéndole que le chupara la polla y se callara si no quería que su novia se enfriara. Ya averiguaré cuanto hay de verdad en esas palabras.”

A cada palabra que leía flipaba más. Yo pensaba que lo sucedido el día de la boda fue un hecho circunstancial, pero por lo visto el cuñado tenía la habilidad de rodearse de sexo por donde fuera. Y lo de mi cuñada en la cama con otro... pero seguí con la lectura, en espera de cosas más interesantes.