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La graduación

en Confesiones

El día de mi graduación se aproximaba, era menester ultimar los detalles desde temprano para no tener que correr con los preparativos a última hora, o en los últimos días.-

Con mamá viajamos a Buenos Aires, nos llevó el padrino..., era la intención elegir los atuendos que usaríamos esa noche.-

Alojados en el Plaza Hotel, luego de la cena salí a recorrer un poco Buenos Aires, no era mi intención alejarme mucho porque en verdad pocas veces habia visitado esa inmensa y tan cosmopolita ciudad..., en verdad, como fiel exponente de la juventud provinciana, me atemorizaban sus calles, sus luces deslumbrantes.

Recorría la calle Florida, en el tramo que separa la Plaza San Martín de la Av. Córdoba, y me entretuve observando sus vidrieras.-

De repente, se acerca a mi lado un muchachón al que aprecié varios años mayor a mi..., me dice algo que no alcanzo a comprender, pero igual sonrío; entonces, como si hubiera obtenido el permiso pedido, se avalanza sobre mi, me aprisona contra un ángulo hacia el interior de la vidriera y me besa desaforadamente, pretende horadar con su lengua mi boca..., la aprieta contra mis labios primero y al ceder estos presiona contra mis dientes los que hago ceder, para que esa lengua busque en el interior de mi boca a la mía y comience una danza de sortilegios, cruzadas ambas en sordido combate...-

Una de sus manos suelta a una de las mías y va presta a esconderse debajo de mi falda amplia y acampanada, apoderándose a través de mis bragas de aquello que tras ellas se escondía...-

sentir esa opresión... y responder de igual forma aprisionando en mi mano el falo que encendido se apretaba contra mi vientre, fue todo a un tiempo..., la tela de su jean se interponía, pero aún asi pude presentir que su tamaño era superior a todos los que hasta el momento hube conocido..., eso me asustó, aquello iba demasiado lejos... y mi inconciencia, podía arrastrarme a terrenos vedados al racional juicio...- Intenté sustraerme a aquél placer momentáneo y en pleno forcejeo desesperado e improductivo, llega en mi auxilio un policía, que desde alguna esquina habia visto las primeras acciones, pero que no se habia percatado que yo, inconscientemente, habia respondido de igual forma al asedio recibido.-

El muchacho, que a no negarlo era hermoso, al sentirse compelido a abandonar su acción por aquel policia salvador, se suelta de mi, retrocede unos pasos y comienza urgente huída.-

Mi héroe, me acompaña luego hasta el hotel, y ya en la puerta le agradezco el gesto y lo comprometo para que al dia siguiente sea mi invitado en el restaurante del lugar.-

Subo a mi habitación, esperaba encontrar alli a mi madre, pero no estaba, voy a la habitación de mi padrino y aunque me pareció escuchar algún ruido tras la puerta, nadie respondió a mi llamado.-

Acostada ya en mi cama, esperé el regreso de mi madre, queria compartir con ella, el relato del momento vivido, pero me dormí antes que regresara a su aposento.

Al despertar, entendí que esa noche, dormí sola en la habitación que debía compartír con mi madre, bajé al lobby y alli estaba con mi padrino, de gran tertulia, sonriente y satisfecha como hacia años no la veía.- Pensando que disfrutaba su estancia en Buenos Aires, preferí guardarme para mi el momento vivido la noche anterior y lo callé para siempre, poniendo luego al mediodía, una excusa banal al policía que solícito habia acudido a la cita que le habia concedido.

Luego del almuerzo con mi madre y el padrino, me retiré por un rato al dormitorio, ya en soledad, empecé a sentir remordimientos por haberme negado a almorzar con el policia que me había auxiliado.

Rato después, salimos de compras, o mejor dicho a vistar vidrieras, para elegir o al menos ir formándonos opinión sobre los modelos que mas podían adecuarse a nuestras estampas.

Ambas, madre y yo, éramos basicamente en lo físico muy parecidas, ambas tres, porque mi tía, melliza de mi madre, tambien lo era.

Ya casi anocheciendo, volviamos al hotel; mi madre se habia decidido por un tailleur de falda larga ajustado al cuerpo y con un sobrecuello volcado en color negro, que en contraste con su piel morena heredada de su ascendiente calé, le caía espectacular, algo similar, pero con un escote moderado, habia elegido para mi tia, esta vez en color habano con reflejos dorados, yo no me decidia aún entre un vestido largo de falda acampanada color verde musgo y otro carmesí con escotes trasero y delantero que llegaban hasta la cintura, que se ceñía en demasia a mi cuerpo espigado, remarcando sobriamente las lineas de mis contornos, haciéndome aparentar mucho mas esbelta y alta de lo que en verdad era en mi metro setenta de estatura y mis escasos 58 kilos; acompañado por zapatos de tacones altos como los que Paco Yamandreu (el modisto demoda en Bs.As. en esas épocas), me facilitó para probarme tal belleza de su propia creación, la decisión era ardua, pero en mi interior ganaba minuto a minuto ese espectacular vestido, que me hacia sentir que despertaría la envidia de todos en el mentado baile.- Asi que si bien, no habia elegido en el salón del modisto, camino al hotel, mi decisión estaba consumada.-

Al llegar al cruce de Florida y Paraguay, nos topamos con el policía del día anterior, instintivamente bajé mi mirada y continué camino, mi madre que se percató de la escena, ya que el policia aquel no disimulo su interés, extrañamente esbozó una sonrisa y dijo casi como en un susurro: "Mi niña ya atrae las miradas de los hombres", de eso yo ya me habia percatado en los remates, en las ferias, en las exposiciones, pero estando siempre al lado de mi padrino y considerando que los hombres mayores no eran mi propósito, ignoraba siempre sus galanteos y gentilezas, tratando de conservarme a los ojos de ellos, como la niña que aún era.-

No obstante, algo pesaba en mi conciencia y luego de la cena, con una excusa trivial, volví a salir a la calle, pero esta vez, no a visitar vidrieras, sino a encarar decididamente a aquél policía el que, en el recuerdo de su sonrisa y su voz profunda, me habia acompañado durante toda la tarde.-

Lo encontré caminando cansinamente por Paraguay hacia San Martín, sobre la vereda del Florida Garden, a la sazón el café de moda en esos años.-

Lo seguí un trecho, y cuando ya estábamos fuera de la vista de los parroquianos del café, lo toque desde atrás sobre su hombro y al darse vueltas enfrentándome, solo atiné a susurrar un tímido "perdón".- Me respondió que no lo habia sorprendido, que me habia visto y que por eso se alejaba, para no incomodarme; que no esperaba que lo buscara despues del desaire del mediodía, a lo que repliqué que, como no habia comentado con mi familia lo ocurrido, no verían de buen grado que almorzara con un muchacho desconocido, aunque estuvieran ellos presenciando desde otra mesa, nuestro encuentro.

Caminamos sin hablarnos por un trecho, pero en el refugio de una vidriera oscura, lo tomé de la mano y lo atraje hacia dentro y hacia mí, para colgarme de su cuello y depositar en sus labios, el mas dulce beso, que jamas habia yo dado hasta ese momento.-

Este hombrote, al que antes no habia apreciado cabalmente en toda su estampa, me tomo por la cintura y alzándome a su altura respondió a mi beso recorriendo con su lengua, primero mis labios, para luego introducirse en mi boca y asemejar aquél juego del que el día anterior, con otro muchacho, él mismo me habia protegido. Ese beso, fue el primero, pero no el único..., le siguieron varios mas, para cuando me depositó nuevamente parada sobre el piso, ya tenía yo la sapiencia necesaria y suficiente para complacer a ese hombrote de uniforme que con su sonrisa afable, su voz profunda y su manera de besarme tan ardorosa, me habia cautivado.

Ya sobre mis pies y en puntillas, alcé mi pierna derecha tratando que mi sexo, aun debajo de mi short de jean, se pegara al suyo y si bien en un primer momento aceptó el embate, un segundo después me apartaba de él diciendo: "Es una locura, debemos contenernos".-Pero no estaba yo dispuesta a ceder en mis pretensiones, quería conocer aquello que habia palpitado contra mi vientre y dejándome caer de rodillas ante él, busque con premura el cierre de sus pantalones y lo descorri apresurada, quitando con presteza todo lo que se interponía entre su miembro y mi mano, obligándolo a asomarse por ese hueco de la tela que con maestría de mujer adulta, aunque era aún una niña, había formado para presentar a mi vista el objeto de mi último deseo.-

Al verlo, no resistí la tentación de saborearlo y en un solo intento lo introduje en mi boca todo lo mas que pude, cerrando mis labios sobre ese falo increíble que aún mantenía buena parte de su tronco fuera de mis labios, porque tal era su tamaño, que no alcanzaba a engullirlo entero.- En esa posición comencé a mover mi cabeza hacia atrás y hacia adelante, durante apenas uno o dos minutos, luego de los cuales empecé a sentir el gusto agridulce, por momentos cálido y por momentos gélido, del esperma del hombre... y en mi locura sexual, continué mi tarea con mas ahínco, mientras sus manos tomaban mi cabeza y sus dedos se enredaban en mi cabello.- Así en ese torbellino, y tras una exclamación ahogada, ese hombre descargó en mi boca, toda la pasión contenida en su interior, sin preaviso y sin censura, la que al recibirla sientiéndola golpear contra el fondo de mi garganta, me provocó tal ahogo, que me obligó a desprenderme alarmada de aquel falo que con tanta fruición saboreaba.-

Las arcadas que esa inundación me provocaba fueron incontenibles y a horcajadas sobre mis rodillas y mis manos, me recompuse como pude de semejante sensación de ahogo y estallé en un sollozo que pronto se transformó en llanto.-

Mi policía, corrió presto nuevamente a socorrerme y alzándome del suelo, me cubrió de besos, mientras me decía: " Disculpame, no sabía..., no imaginé nunca que no eras una experta, sino te hubiera avisado para que con tu lengua protegieras tu garganta o me hubiera retirado, acabando fuera de tu boca".- Anonadada, le pregunté como podria haberme prevenido y me indicó que las mujeres con experiencia, cuando sienten asomar las primeras gotas preseminales, cubren con el reverso de su lengua el capullo del hombre, si es que están dispuesta a mantenerlo en su boca hasta la eyaculación.-

Este capítulo, no había terminado bien, pero al menos había logrado satisfacer al hombre al que antes había desairado y había recibido una lección muy importante para mis futuras aventuras sexuales.-

Al rato, me acompañó hasta mi hotel, pero esa noche no me fue necesario satisfacerme sola, por que talvés sin darme cuenta, había alcanzado mi orgasmo dándole placer al otro, comprendí asi, la diferencia que en materia sexual, hay entre un hombre y un chico y decidí desde entonces, prestar mas atención a los hombres que antes despreciaba.

OTRA VEZ LAS COMADRE...JAS

Despues de nuestro viaje a Buenos Aires para elegir los atuendos del GRAN DIA, regresamos al pueblo, sabiendo que en 15 días debíamos volver para las pruebas de las vestimentas elegidas.

Yo continué con mis obligaciones habituales: el colegio, la empresa y la captura de una víctima propiciatoria, que me colocara en el "arcón de los recuerdos", de las comadres del pueblo, si consideraban que habia corregido mis "rarezas", segun lo susurraban meses atrás...-

Pero en mi afán por escapar a sus chimentos me coloqué en peor situación, ya que aproximándose raudamente el día del BAILE DE GRADUACIÓN, me hurgía elegir a uno de los seis muchachitos preseleccionados, para compartir con él amistosamente la velada; esto era así, porque a pesar de provincianos, éramos muy emuladores de las costumbres americanas, traídas a nuestras tierras y nuestro pueblo, por las familias "viajadas", que "viajar", para los tilingos del pueblo (si, leyeron bien: dije tilingos, porque en mi país los hay de diferentes escalas, no solo en Buenos Aires, sino también y con mas notoriedad en las comunidades del interior), no era irse dos o tres veces por mes a Buenos Aires, o a alguna playa, o al norte, o al sur..., viajar era irse a EE.UU. o a Europa, sin importar si quedabamos adeudando la cuenta del almacén o los sueldos de los peones del campo..., eso podía arreglarse al regreso.

(N de la R: Mis padres eran importados, pero no eran "viajados", porque nunca habían vuelto a su terruño español, ni habían sentido curiosidad por conocer al COLOSO DEL NORTE; siempre habían interpuesto las necesidades de sus empleados y proveedores o clientes, a sus ansias personales de distracción o divertimento).

Luego si bien nosotros, sus hijos, en esos temas eramos talvés mas liberales, habiamos mamado esa enseñanza y yo en lo personal, nunca dejé de abonar en tiempo y forma, salarios, premios, becas y cargas sociales, de todos y cada uno de nuestros empleados... y después de cubiertas esas "minucias"..., si quedaba algo y muchas veces no quedaba nada, era para repartir en la familia.-

Bueno..., disgreciones aparte, les decía que me hurgía encontrar al compañero..., asi que me dediqué afanosamente a la selección definitiva del mismo.- Fue así que se me veía con asiduidad, en compañía de ellos, de a uno por vez, de a varios juntos, con uno a la tarde, otro al atardecer y un tercero a la noche, o sea: de a uno pero con varios en un mismo día, etc, etc, etc......- Y así fue que las comadres que antes susurraban que era "rarita" porque no me interesaban los muchachos, pasaron ahora a colegir que era "medio putita" la mosquita muerta...: "Tan seriecita que pintaba!!!... y miré Usté' lo que esta resultando ahora!!!"

Pruebas al canto del efecto difamatorio, fue el sopapo con que una noche me recibió mi madre al grito de "POR DONDE ANDUVISTE PUTANEANDOOOO.....!!!!!!"; claro que justo ese día..., mucho no le había errado porque me había entretenido apretada contra un ligustro de las afueras del pueblo, masturbándolo a Juancito, que el pobrecito era el que menos "favores sexuales míos", había recibido hasta ese momento.-

La cosa es, que me era dificil la elección, porque Mi Pricipe Encantado, estaba en Buenos Aires, caminando talvés cansinamente por los alrededores del Plaza Hotel, o recostado en aquella vidriera, en la que escondidos, lo había amado.- Y fijense lo que son las cosas..., a pesar que él vestía de azul (por su uniforme), no se me ocurrió decir Principe Azul y dije Encantado... ¿Será porque interiormente sabía que a pesar del mal trance, lo que le había hecho, le había "encantado"?..., talvés..., estaba ansiosa por confirmarlo, por eso no veía llegado el día en que debíamos volver a Baires para la prueba de los vestidos elegidos.-

Y el día llegó..., creo que mas por mis apremios y ansiedades, que por ser la fecha que habíamos recuadrado en el calendario, para no olvidarla...- Y allá partimos nuevamente los tres..., mas el agregado de mi tía, esposa de mi padrino y hermana melliza de mi madre, dejando atrás el chusmerío de las "comadre....jas", como jocosamente las habia bautizado, despues del incidente del maporro recibido por la mano de mi madre.-

OREA VEZ A BUENOS AIRES

Llegamos a Buenos Aires y una vez instalados en el hotel, lo primero que hice fue ir corriendo, mas que caminando, hasta la esquina de Florida y Paraguay en busca del policía que me había "robado" el corazón.

Talvés por ser temprano, no lo encontré...-

Volví al hotel y alli me estaban ya esperando las damas de la familia para dirijirnos al atellier del modisto, a la sazón el mas famoso de Buenos Aires en ese momento, para la primer prueba de nuestros atuendos. Mi padrino, hizo el esfuerzo de acompañarnos.

No voy a entrar en detalles ociosos, solo diré que mirándome al espejo quedé embobada y prendada de mi propia estampa; era el primer vestido de gala que luciría siendo señorita; antes de niña habia asistido a algunas fiestas: casamientos, cumpleaños de 15, reuniones de homenaje..., pero como niña, no como señorita y menos aún como mujer.- Estaba logrando el objetivo que me había fijado un día: Ser la muchacha mas atractiva del Baile de Graduación, pues seguramente, ninguna de mis compañeras luciría tan esplendida, y menos aún vestida por Paco YAMANDREU.

La confirmación de lo que el espejo me habia dicho, la tuve cuando al presentarme en el salón del local, mi tío, don Paco y algunos otros señores que estaban en el lugar, cambiaron la expresión de sus rostros, por otra que denotaba una mezcla de asombro, embelesamiento y admiración.

Primero me sentí orgullosa, luego me arremetió una ola de rubor vergonzante..., era que como ya les habia comentado, el vestido elegido, tenía amplios escotes en el pecho y en la espalda, que llegaban por debajo de la cintura y sentía que me exponía cuasi desnuda a los ojos de personas (hombres) desconocidas; coronaba el atuendo, una estola de terciopelo tipo frac, ya que cerrando por debajo de los senos en el frente, se prolongaba como en una cola que cubría mi espalda desnuda por detras.- El arrebato comentado, lo sentí cuando me desprendí de ella y observé la efervescencia de los rostros masculinos, incluso el de mi padrino, que no supo dismular su conmoción.-

Arrobada luego, por el efecto causado en los señores que presenciaron aquella escena, volvimos al hotel y al finalizar la cena, partí nuevamente en busca de mi Policia preferido..., esta vez lo encontré donde habitualmente, pero no lo tomé por asalto como la vez anterior, sino que me acerqué, lo saludé con un beso en la mejilla y combinamos una cita para despues que finalizara con su horario.-

Al reanudar el encuentro, lo acompañé a que saciara su hambruna, con un legendario y democrático choripán, en un carrito de la Costanera Norte, a donde nos llegamos en un modesto Fiat 600 de su propiedad; mas tarde, de regreso hacia zonas mas urbanas, se desvió hacia la, en esas epócas muy famosa y renombrada "Villa Cariño", a la que yo no conocía entonces y que hoy fue avasallada por el progreso, ya que en ese sector se trazó la ampliación del Aeroparque primero, el ensanchamiento de la Av. Sarmiento después y ahora ultimamente el desvío de la traza de la avenida, coronada con un túnel que cruza las vías del Ferrocarril Belgrano Norte.-

Era un lugar protegido por enormes arboles que a pesar de ser muy concurrido, daba privacidad a las parejas que en esa villa se internaban con sus vehiculos o a pie.- Y alli estabamos nosotros en un modestito e incomodisimo "fitito"..., muchas cosas intentamos pero pocas pudimos, si queria repetir lo hecho en el rincón de la vidriera la vez anterior, me pegaba la cabeza contra el volante..., si él quería acercarse a mi y hacerme sentir "su poder", las dimensiones tan reducidas no lo dejaban mas que pegar su traste contra el parabrisas y su pecho contra mi nariz, con lo cual me restaba aire y corria yo peligro de ahogos o al menos serios sofocones.- A un lugar íntimo, no podiamos ir..., pedían documentos y yo era menor, asi que la romántica salida de esa noche, culminó en la puerta del Plaza Hotel, con unos pocos besitos y un montón de promesas de nuevos encuentros que nunca jamás se concretaron.-

Frustrante....muy frustrante.-