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FRUSTRACIÓN (relato 14)

en Confesiones

CITACIÓN

Después que tío me dejara en mi campo, el jueves en el que, reuniendo a toda la familia, les comuniqué mi decisión de aceptar casarme con Samuel, al despertarme a la mañana siguiente, me dediqué a atender a mis "buenos terneritos", los que ya casi se habían convertido en "robustos novillitos"   

Ese mismo viernes por la tarde, recibo en mi casa del campo, la visita de Carlota ORDOÑEZ, (Se acuerdan de ella?: mi compañera de colegio, cuyo campo yo había comprado y a la que don Carlos le ofreciera trabajo, ya que ella no quería irse a Bragado con su familia).-

Carlota vino a informarme que en Gral. Villegas, me esperaba el Dr. Guaresti, "para firmar las escrituras de mis campos" (sic) (¿?)..., no entendía nada; entonces me explicó que don Carlos, había intercedido para que aprovechando la nueva "Ley de Subdivisión de Tierras", se subdividieran mis 700 hectáreas en 7 parcelas de 100 hectáreas cada una; lo había concebido así, por si me era necesario en algún momento pedir algún préstamo dando mi campo en garantía...- Sencillo: Con una sola escritura por todo el campo, si necesitaba tomar un crédito, debía hipotecar las 700 Hectáreas; de esta forma, según el monto del crédito que solicitara, podía ofrecer en garantía una, dos, o varias parcelas, hasta cubrir el importe del eventual crédito, quedando completamente libres de inhibición las restantes.- Simplemente: ¡¡¡ GENIAL !!!.-

Tambien me comentó Carlota, que mis terneros pagados a $2.-/kilo, don Carlos los compró a $ 2,60 al vendedor y me los cedió a mí, al precio inferior.- Mientras escuchaba a Carlota darme estos detalles pensé que don Carlos, seguía pagándome por los favores sexuales que yo tenía para con él...- En otras palabras, decididamente no era su "putita" como él me llamaba, sino su prostituta preferida..., ya que me pagaba de una u otra forma, las tardes de sexo que teníamos...-

Acto seguido, me increpó medio en broma, medio en serio, sobre los motivos por los cuales don Carlos tenía conmigo tantas gentilezas; ella colegía que entre ambos había mas que una relación comercial, e imaginaba que tambien había una relación de cama...- Recordando el comentario de mi tía, sobre las actitudes de mi amante de conveniencia, concluí que Carlota, seguramente también disfrutaba del "pene mas grande del mundo" y que se sentía celosa de mí, suponiendo que compartía a su amante conmigo...- Evité responderle y traté de sonsacarle información sobre lo que suponía; y Carlota luego de algunos remilgos, me lo confirmó: Me contó que al irse su familia del pueblo, ella se alojó en la pensión de Ugartemendía, frente a la estación de trenes y que una noche, se le apareció don Carlos, quien ya en su oficina se le había insinuado varias veces, ofreciéndole alojamiento en su casa, para que ahorrara el gasto que significaba pagar el costo de su alojamiento en la pensión, lo que ella contenta aceptó de inmediato... y casi llorando, me confesó que esa misma noche, don Carlos, luego de su aceptación y traslado, la forzó a entregársele de una manera muy ruín: Luego de acomodados sus petates en su nuevo domicilio, don Carlos se le acercó y tomándola por las manos, se las guió hasta su pene, que aún se escondía debajo de sus pantalones, obligándola a tocárselo...-

Ella, perpleja por lo que palpaba y curiosa por saber si era lo que imaginaba, tuvo la estúpida idea de liberarlo de su encierro para observarlo y comprobar si sus presunciones eran ciertas...- Viendo que sí, se asustó y pretendió concluir con eso, pero don Carlos, ya muy excitado, la empuja sobre su cama y se le hecha encima penetrándola...- Dice que en un primer momento, se sentía morir de dolor, que no hubo desvirgamiento, porque ella ya no era virgen, pero que sí hubo un desgarro importante..., don Carlos le había roto la concha y aún así, sabiendo que sangraba profusamente, no dió por terminada su actuación hasta que no hubo acabado dentro de ella.-

Yo, mintiendo desconocimiento sobre las dimensiones del pene de don Carlos y negando mi relación sexual con él, la interrogaba sobre los detalles y respecto al pene que padeció, los que al conocerlos, concluí que efectivamente, Carlota había sido violada por ese viejo sádico.- No obstante, quedaba por confirmar el motivo por el que Carlota demostraba celos para conmigo, respecto al viejo... y era porque ella, tal como yo, no podía abstraerse de continuar en el disfrute masoquista del monstruo que este mal hombre, violador de muchachitas, portaba.- Jamás le dije, que yo había pasado con don Carlos por experiencias similares y le mentí asegurándole que ahora que sabía lo que él escondía entre sus piernas y la relación que mantenían, jamás cedería a sus pretensiones.-

Acto seguido le ofrecí alojamiento en mi casa del campo, ya que Carlota me dijo que la familia del viejo, (su esposa e hijas) le hacían la vida imposible, talvés sabiendo sobre la relación que mantenía con él.- Carlota aceptó; durmió esa noche en mi casa y a la mañana siguiente fue a su trabajo, luego de lo cual, empacó sus cosas y esperó a que yo pasara por ella...- En lo que a mí respecta, me era conveniente esta situación porque evitaba las celosas suspicacias de Carlota y eventualmente, tenía la zona despejada, si es que alguna vez, se repetía alguna escena de sexo en las oficinas del viejo.-

Ya en las oficinas del rematador, al día siguiente, donde me esperaba ansiosa Carlota para mudarse, traté los asuntos comerciales con don Carlos y en un momento en que quedamos solos, lo impuse sobre las sospechas de Carlota, respecto a nosotros y don Carlos luego, en presencia de ella, muy circunspecto, me impuso sobre la relación que mantenían y me pidió permiso para, un día que otro, visitarla en su nuevo domicilio, a lo que accedí sin condicionamientos ni reproches...-

Me aseguraba así, que el viejo, no se me presentaría alguna vez en mi casa, pretendiendo calmar sus calenturas conmigo.- Las que podría yo apaciguar, si era mi voluntad, en algún lugar íntimo o en su escritorio, teniendo en mis manos, la carta del triunfo, dada mi nueva proximidad con su amante confesa.- En otras palabras, solo me prostituiría con él, cuando yo quisiera y no cuando él lo pretendiera.-

Y al rato lo quise, porque debíamos ir al estudio del Dr. Guaresti a firmar las nuevas escrituras y empezaron a correr por mi cabeza, los ratones que me predisponían a pretender, de regreso, un alto en aquél lugar que alguna vez visitáramos y al que deseaba volver esa noche.-

Y mis deseos se concretaron....-

FRUSTRACIÓN

Ese mismo sábado, tal como lo habíamos acordado el día anterior, nos fuimos con don Carlos al estudio del dr. Guaresti a firmar y protocolizar las escrituras de mis 700 hectáreas divididas ahora en 7 parcelas de 100 hec. cada una.-

Terminado ese trámite y con las siete copias protocolizadas de las escrituras obrantes en los registros del Dr. Guaresti, retornamos, entrada la tarde rumbo a nuestro pueblo.-

Ya les comenté antes, que me había ratoneado, con la idea de volver al apart-campestre que conociera llevada por don Carlos, tiempo atrás; y como si mis pensamientos estuvieran escritos sobre mi frente, don Carlos, al pasar frente a él, desvió la marcha y volvió a "secuestrarme", en el mismo chalecito en el que estuviéramos la primera vez...-

Esta vez, no me alzó para cruzar conmigo en sus brazos, el umbral de ese "refugio de amor"; sino que fui yo quien casi corriendo, se introdujo y se lanzó sobre aquella forma tapizada al tono del ambiente, donde don Carlos prometiera aquella vez, tomarme por el ano en una futura visita... y esa visita, se concretaba hoy... y los ratones que hurgaban en mi testuz, me colmaban de ansiedad, pretendiendo que ese momento llegara ya.-

No obstante, antes del momento..., decidí "erotizar" la situación y luego de aceptar un beso en mis labios de mi amante de conveniencia, recostada sobre aquél caballete, me incorporé y desnudándome en el trayecto, dejando caer a cada paso alguna de las ropas que me cubrían el cuerpo, me dirijí al baño para ducharme, a sabiendas que sería observada desde el dormitorio por mi "amante"..., fue así, que me enjaboné morosamente, acariciando sensualmente mi cuerpo y mis zonas erógenas, dándole por momentos la espalda a la pared espejada tras la cual estaba don Carlos observándome y aprovechando ese instante para acariciar con mis manos y el jabón, mi traste..., mis glúteos..., mi ano.-

La visión que le ofrecía a mi observador causó su efecto y en un momento, casi al finalizar mi ducha, don Carlos, completamente desnudo, vino a compartirla conmigo...- Para seguir excitándolo, acepté su intromisión en mi intimidad... y luego de darle un beso en los labios, comencé a recorrer su cuerpo con el jabón que tenía entre mis manos... y me demoré, con esmero, en su pene, el que de tan excitado, me era casi imposible contenerlo entre ellas, por su excesivo tamaño primero y manejarlo para cambiarlo de posición luego, por lo extremadamente endurecido que se presentaba ante mí.-

Dejando que don Carlos se enjuagara solo, me retiré de la ducha y mientras me secaba el cuerpo, me dirigí hacia esa forma que sobre un costado del cuarto, sería el escenario de nuestra nueva copulación; no sin antes tomar de la gaveta del respaldar de la cama, el pote con la posión que la vez anterior me habia enardecido tanto...-

Mientras esperaba a mi amante, recostada sobre las formas onduladas del caballete, unté con esa crema, mis partes íntimas, pero cuidando de no excederme en su ración, para no padecer los "acaloramientos" de la vez anterior...- Recorrí con mis dedos mojados en la crema, mi vagina y mi ano..., aún a sabiendas que el monstruo que me acometería, me provocaría una muy dolorosa penetración, máxime si lo hacia vía anal..., pero tal era mi excitación mental sobre ese acto, que me sentía dispuesta a correr el riesgo de un seguro desgarramiento.-

En mi casa y antes de partir hacia Gral Villegas para visitar al Dr. Guaresti y completar el papelerío de las escrituras de "mis 7 campos" me había limpiado la "vía prohibida", dándome yo misma la enema previa que en mi iniciación a manos de mi tío, había aprendido que era necesaria, para evitar "malos momentos"; así, con la seguridad que las sensaciones de defecar, serían solo eso..., sensaciones..., me dispuse a esperar que mi amante terminara su ducha, observándolo a través de la pared espejada y observando su monstruoso pene, mientras imaginaba las una y mil formas en que se desarrollaría esta contienda sexual entre él y yo.-

Cuando don Carlos, se presentó en el recinto, envuelto en un toallón y se aproximó al caballete, dejándolo caer a sus pies, mostrándose en toda su desnudez y mostrando la terrible excitación de su pene inmenso, un escalofrío corrió por mi cuerpo y una duda poderosa se apropió de mis pensamientos...; no obstante, la excitación, la curiosidad, las ansias de aventura..., se apoderaron de mi raciocinio, e hicieron que me volteara sobre mi cuerpo y ofreciera a la vista de mi amante, mi espalda y mi cola, en una muda aceptación del cumplimiento de la promesa que don Carlos, por las suyas, me hiciera la vez anterior.-

Y el momento llegó, en instantes se develaría la incognita, sobre si sería yo capaz de soportar en mi ano a semejante monstruo, porque no era suficiente que yo lo deseara, era necesario que físicamente nuestros sexos se complementaran..., lo que ya era mas dificil de lograr.-

Don Carlos, parado sobre un extremo del caballete, me toma por las caderas y me desliza hacia abajo y hacia él, dejando mi vientre apoyado sobre la última curvatura del mueble y mis piernas arrodilladas sobre los salientes que a modo de estribos estaban dispuestos a los costados, para ese menester...; estando yo en esa posición, (y sintiendo el calor que por efectos de la crema invadía mis zonas erógenas), don Carlos apoya su miembro a las puertas de mi ano y presiona con fuerza sobre él, buscando penetrarlo, (era evidente que no tenía la experiencia de mi tío, ya que intentaba hacerlo con su pene extremadamente duro, como estaba), me decido a ayudarlo, un poco porque me sentía arrebatada por los efectos de la crema que me habia untado en el ano y en el esfinter y tal como la otra vez, empezaba a necesitar ser cojida con urgencia...- Mientras tanto, la situación y los efectos del ungüento, hicieron que soportando la presión sobre mi ano, llegara al primer orgasmo de la jornada.- Esto me excitó mas y comencé a trabajar con mi cola, para ayudarlo al hombre en sus intentos de invasión...; era imposible.-

Luego, recordando mi primer entrega anal con mi tío, busqué con una de mis manos los testículos del hombre y se los apreté para lograr el efecto instantáneo de aflojamiemto del pene, lo que se logra, pero sin que sea suficiente para que se introduzca en su futuro alojamiento...-

Don Carlos sigue con sus frustrados intentos, yo lo secundo ayudándolo..., quería sentirlo..., quería comprobar si podría soportarlo..., sus vanos intentos me causaban un dolor sincero y extenuante, por mas que abro con mis manos los cachetes de mi ano y meneo mi traste empujándolo contra su pija, es imposible..., el aro de mi culo no cede y el dolor que ya siento es casi insoportable...; entonces, contoneando mi vientre obligo a su pija a deslizarse hacia abajo y casi sin dificultad, pero causándome un intensísimo dolor, se aloja en mi concha...; con lo que al sentirlo allí, me contorsiono arqueando mi cuerpo hacia arriba, como pretendiendo escapar del dolor padecido, lanzando tal grito desgarrador por el sufrimiento que me causó esa penetración, cuasi violación, que don Carlos en su lascivia y aún sabiendo el mal que me provocaba, comienza a bombearme con premura, disfrutando de mi sufrido soportamiento de su pija, hasta que se derrama en mi interior, con tal energía que me siento inundada por completo con su semen...-

Inmediantamente, casi sin darme ni tomar respiro, intenta nuevamente penetrarme por la cola, para lo que, apoyando su pene sobre mi ano, presiona con tal fuerza, que solo sentir su presión y padecer un intenso dolor es todo a un tiempo...- Todo es en vano..., sus intentos por alojar su pene en mi culo..., mis suplicas para acabar con eso..., mis anteriores ansias masoquistas de gozar con ese monstruo..., su excitación..., mi llanto..., sus insultos por no lograr lo pretendido..., mis súplicas..., mis gritos..., mis intentos fallidos por librarme de lo que padecía, todo...-

Solo ceja don Carlos en sus intenciones, cuando nota que algo caliente y viscoso emana de la cabeza toda de su pene...; eran microscópicas gotas de sangre que asomaban al exterior, que asemejaban ser cabezas de miles de alfileres rojos que brotaban desde el interior de su pija...: su excitación y la presión que ejercía sobre mi ano con su pija, habían hecho que ésta estuviera a punto de estallar y perspiraba sangre a través de los poros de su capullo.-

Pasado el susto inicial, mas de él que mío, aunque también lo tuve, luego de un largo rato, durante el que esperamos que el pene de don Carlos se apaciguara y retrotrajera su excitación, ayudándolo con paños de agua fría, nos retiramos del lugar y recorrimos el trayecto hasta nuestro pueblo y mi casa, sin decirnos ni una sola palabra y nos despedimos casi sin pronunciar ninguna, solo con un beso de compromiso...-

Ya en la soledad de mi cuarto, recordando todo lo vivido y por que no confesarlo..., lo sufrido, me ahogué en un llanto íntimo y desconsolado, mientras que mis manos acariciaban las zonas tan sádicamente agredidas por ese hombre tan monstruoso como monstruosa era tambien su pija.-

Y asi, mientras poco a poco iba calmando mis dolores, poco a poco, fuí acercándome a satisfacerme sola, tras lo cual, extenuada, terminé durmiéndome, recordando, no los momentos padecidos ese día, sino los disfrutados antes con ese mismo hombre que hoy pretendió violarme, sin lograrlo.-