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Muchacha..., ¡eres propietaria...!

en Confesiones

MUCHACHA..., ¡ERES PROPIETARIA!

Arribados de vuelta a nuestro pueblo, me esperaba la noticia que don Carlos había ya preparado, con la ayuda del Dr. Guaresti, los documentos que formalizaban el traspaso de los derechos sucesorios de la Familia ORDOÑEZ.-

De inmediato me comuniqué con él y fuí luego hasta el campo a darles aviso a los ORDOÑEZ y combinar el momento de la firma.-

Evidentemente ellos estaban mas ansiosos que yo, porque decidieron allegarse hasta el Estudio del DR. GUARESTI, a última hora de la tarde.- Eso me obligó a dirigirme con urgencia hasta Gral. Villegas, para retirar el dinero que debía abonarles y lo hice acompañada por mi tía.- Mi madre, tal como era de esperarse, en vez de alegrarse por la buena nueva, me censuraba por el atropellamiento con que me desenvolvía...( ¡y bué...que se le va´cer!...ella es asi y nadie la va'cambiar...).-

Por el contrario, mi tía (¡¡¡ idolaaaa !!!) demostrando su alegría, en el viaje de ida y de regreso, siempre que tuvo oportunidad, me abrazó y me comió a besos (¡¡¡tan distintas eran, a pesar de ser tan parecidas...!!!).-

De mas está decir, que fue ella y no mi madre, la que me acompaño en la firma de los documentos pertinentes, los que para mi sorpresa, estaban redactados de tal forma, que yo resultaba ampliamente favorecida:

(1)-respecto al pago diferido que debía realizar para completar el precio (extendiéndolo mas allá de lo primeramente pactado),

(2)-respecto a la toma de posesión (que se hacía en este mismo acto, pero con derecho por parte de los vendedores, a permanecer 30 días en su antigüa propiedad, hasta completar la mudanza a su futura vivienda),

(3)-respecto al usufructo de lo que ya estaba plantado (es costumbre que los vendedores, si habían cultivado el campo y procedían a la venta de la propiedad antes de la cosecha, tienen derecho a reclamar el producido de la cosecha, en este caso, don Carlos les inhibía esa posibilidad, con lo que resultaba que el pago diferido, lo formalizaría en la práctica, luego de obtenidos los beneficios económicos por la venta de lo cosechado).-

Evidentemente, don Carlos había actuado en mi favor, producíéndome un importante beneficio económico.-

Un comentario al margen: La familia ORDOÑEZ, había decidido mudarse a Bragado, ya que allí residía buena parte de la familia de doña Teresa, esposa del finado ORDOÑEZ padre; solo Carlota (mi antigua compañera del Colegio Normal), se resistía al desarraigo, por lo que don Carlos, sin titubeos ni medias tintas, le ofreció tomarla como su secretaria, alegando que doña Graciana (que desde toda la vida cumplía esas funciones, ya estaba en edad de jubilarse y pronto se retiraría).-

Terminado el acto y como flamante propietaria, de lo que ya les comenté que era el mejor campo de la zona, al que lo había adquirido en condiciones harto ventajosas, gracias a la picardía de don Carlos, y apretando fuertemente las copias de los documentos firmados contra mi pecho, nos retiramos con mi tía hacia nuestras casas...-

En el camino, mi tía a modo de reflexión comenta: "El viejo libidinoso de LOMBARDI, no perdió la oportunidad de agenciarse una nueva pendeja para sus sádicas prácticas sexuales".- Me quedé lela del espasmo; jamás se cruzó nunca por mi mente semejante conclusión...- Y mi tía que de tonta no tiene un pelo; percatándose de mi reacción, me toma del hombro y me dice: " Mi niña, mi niña..., te recomendé que no te le entregaras y que no te enamoraras"...- "¿Cuantas veces estuviste con él?".-

"Una, el sábado pasado.-"

"¿Y no te lástimo?..., porque con lo que calza ese hombre, no hay mujer que lo soporte, además es tan sádico que disfruta haciendo sufrir".-

"Si..., me dolió mucho..., creí que iba a morirme... y no podía zafarme, estaba como abotonada..., tuve que esperar a que se le pasara la calentura..., después, casi no podía caminar..."

Seguimos caminando abrazadas y en silencio por un largo trecho, cuando de repente como un alumbramiento, reacciono ante lo que habia escuchado y deteniendo la marcha le pregunto:

"¿Y vos como sabés que tiene tan grande el pene?".-

"¡Hay hija!..., porque yo también fui jovencita y me dejé embaucar por ese sádico", y tras cartón:

"¡Con razón te favoreció tanto en este negocio!, quiere que estes en deuda con él..., pensará que podrá seguir cojiéndote...; cuidate, no te dejes engañar; lo único que espero, es que tu madre nunca se entere...-"

Seguimos caminando..., llegamos a casa y luego de la cena, en la soledad de mi cuarto, lloré..., lloré amarga y desconsoladamente, no había sido mas que un objeto de goce sexual para un viejo degenerado, el que me había pagado ahora por los favores recibidos...- Me sentí protituída.-

PONTE A TRABAJAR, MUCHACHA...

Al día siguiente muy temprano, con mis tíos, nos dirijimos al campo de los Ordoñez..., perdón; al mío..., me costaba asumir que a partir de ese día, sería la única y exclusiva responsable de lo que tras sus tranqueras ocurriera.-

Teníamos la intención de evaluar las instalaciones, las condiciones generales y las eventuales falencias que hubieran para continuar con su explotación.-

De las 700 hectáreas, 200 estaban sembradas con maíz, 200 con raimgrass(un pasto muy alimentario), 250 se destinaban a parcelas de pastoreo para cría y engorde y las 50 restantes se distribuían así:

-10 hectareas profusamente arboladas, se dedicaban a la casa principal con sus instalaciones accesorias (pileta de natación, quincho con parrilla y cocina completamente instalada, baños y vestidores, una cancha de pelota a paleta, una cancha de bochas, parques y caminos de acceso), la casa del capataz y las 3 casas para los empleados.-

-5 hectareas albergaban un galpón grande para maquinarias (un tractor Hanomag 350, una sembradora de 10 surcos, una segadora, una aspersora fumigadora y fertilizadora, un carro para agua, dos carros para granos o cargas generales, una enrrolladora de pasto, una pala cargadora montante para tractor, y un carro distribuidor de alimentos para la hacienda) y útiles y herramientas (había varios rollos de alambre de púas y lisos, estacas separadoras de alambres, puntales de alambrado, torniquetes varios y diversas herramientas de campo, como palas, guadañas, azadas, corta alambres, etc, etc.), también comederos para hacienda y bebederos.- Y un galpón mas chico donde había varios fardos de heno, rollos de pasto, maíz en grano, y otros elementos alimentarios destinados a las raciones de los animales, había también una moledora de heno, una trituradora de granos, una pileta de mezclado, una cinta transportadora móvil y un tornillo sinfín para elevar las raciones a los carros distribuidores o a los tres silos medianos aledaños al galpón, pero fuera de él; separado por una mampara de madera estaba el lugar destinado a los agroquímicos (fertilizantes, plaguicidas, suplementos dietarios, etc.), en las inmediaciones había una balanza para vehículos.- El predio se completaba con caminos de acceso, playa de estacionamiento de camiones y arboleda.-

-30 hectareas estaban destinadas a corrales de engorde, y a las instalaciones de trabajo y manejo de la hacienda (bretes, balanza individual para animales, cepo para veterinaria, pozo bañadero y un pasadizo de carga a camiones de hacienda).- Se ubicaban también en este sector dos molinos de agua y dos tanques australianos de 100.000 litros cada uno, destinados a atender las necesidades de los animales y del riego de las parcelas.-

-5 restantes se dedicaban a los caminos y senderos de manejo de la hacienda.-

En otras palabras..., estaba absolutamente todo lo necesario para obtener el mejor y mas alto rendimiento del campo que había adquirido.-

Los Ordoñez ya pasado el mediodía, nos invitaron a compartir su almuerzo, lo que aceptamos y al finalizarlo, mientras mi tía ayudaba a doña Teresa con la higiene de los utensilios usados en el almuerzo, con mi tío nos dirigimos continuar con nuestra tarea.-

A medida que avanzábamos en ella, nuestra alegría iba en aumento, paso a paso descubríamos que estábamos en condiciones de comenzar a trabajar de inmediato, solo restaba comprar y trasladar los animales con los que iniciaría mi nueva actividad de hacendada independiente, de la empresa familiar que hasta el momento conducía y que volvería a la tutela de mis hermanos, dado que yo habia decidido con la anuencia de mi madre, dedicarme exclusivamente a atender mi propio negocio.-

 Como disgreción al margen, vale acotar que a los pocos meses de formalizada la separación de la empresa familiar, mis hermanos se revolvían en un sinnúmeros de conflictos, entre ellos y con los demás, dada su impericia.- No obstante, mi hermano mayor, pasado el tiempo, y a la sombra de inversores novatos y ajenos a las actividades camperas, se dedicó a la administración de campos, actividad que aún hoy continúa, porque bien dicen que "entre los ciegos, el tuerto es rey".-

 Finales de marzo..., el calor apretaba y bajo las chapas acanaladas de los galpones, se sentía con mayor intensidad...; descubrí que había una manguera de agua, conectada a una boca que venía del tanque australiano que alimentaba este sector; me acerqué a ella, abrí el grifo, regulé su caudal y empapé a mi tío, que sin disimulo transpiraba la "gota gorda", dentro de ese galpón caldeado por la acción solar..., a mi me pasaba lo mismo, y luego de una pequeña pelea por la dominación de la maguera, en la que resulté vencida, fuí profusamente bañada por ese chorro de agua delicioso que emanaba desde su pico...; estaba completamente empapada, por lo que luego de la refrescada, procedí a quitarme la poca y clásica vestimenta que me cubría y la extendí sobre unos rollos de heno que estaban a mi alcance, para luego correr a sentarme sobre los fardos de pasto que se ubicaban en el mismo sector.-

Interín, mi tío que me observaba, se llegó hasta el portón de acceso, puso la traba y se dirigió hacia mí, mientras se quitaba la camisa...: "¡Fiesta de inauguración!..., recostate y levantá las piernas..., ¡quiero besarte la concha pendeja provocadora!...-" Escalé con mi cola un fardo y obedecí la orden recibida... y comencé a sentir como los dientes de la boca del padrino, comenzaban a roerme los labios de mi vagina... y mi clítoris..., mientras su lengua se internaba en mi interior.-

Demostré mi agradecimiento por el placer recibido, emitiendo varios suspiros primeros, e intensos jadeos y casi callados grititos luego..., hasta que con un "aaaayyyy..." prolongado, sentí correr desde el interior de mi concha, los jugos que inundando la boca de mi tío, anunciaban que había acabado por primera vez..., esa tarde.-

No quedaba aún satisfecha..., quería mas.... mucho mas...-

Y desde la altura donde estaba, rodeé a padrino con mis piernas y lo atraje hacia mi, casi obligándolo a que me penetrara, no se negó y lo hizo como siempre lo hacía..., con un empujón recio, certero, potente..., lo sentí dentro mío..., goce por ese embate y volví a acabar.-

Con mis piernas aún rodeándolo, con mi cuerpo arqueado empujando mi sexo hacia el suyo, entendió que todavía no me era suficiente... y tomándome con sus brazos por debajo de mis piernas, mientras yo lo abrazaba por el cuello y lo besaba, repitió aquél juego inaugurado en la ducha del hotel, meciéndome sobre su pene, al que aún tenía clavado en mí... y como aquella vez, supo de mi delirio porque me sintió hurgirlo dos veces seguidas... y otra mas, después que su pene recuperó su dureza y consistencia luego de eyacular en mi interior...; seguimos así, hasta que logré emocionarlo de tal manera que volvíó a derramarse en mi concha por segunda vez..., arrastrándome con él en mi sexto orgasmo de la tarde...-

Desprendida del falo de mi macho, no titubeé en limpiarlo con mi boca, saboreando así las ultimas gotas del derrame..., pero tratando a la vez, que no se apagara el fuego que de su interior emanaba, lo trabajé con mis labios y mis dientes, extrayendo de esa pija fascinante su tercera eyaculación..., la que contenida en mi boca y buscando la suya, compartí con él sin egoísmos, para que supiera también del motivo, por el cual me encantaba su sabor.-

Sudados de amor, volvimos a mojarnos con el agua de la manguera..., nos vestimos nuestras ropas ya secas, que volvieron a mojarse sobre nuestros cuerpos, nos recompusimos del esfuerzo realizado y nos dirijimos, contentos y felices, jugueteando a una mancha venenosa, hacia el predio donde estaba la casa en la que mi tía nos esperaba.-

Habíamos inaugurado el lugar..., estaba feliz por ello, porque descubrí que siempre tendríamos alguna excusa para disfrutar del mas dulce de los juegos..., el juego del amor al sexo.-

NEGATIVA CONDICIONADA

De vuelta en el pueblo, me dirigí a las oficinas de don Carlos; tenía la intención de instruirlo sobre la necesidad de comprar unas cabezas de ganado para empezar a poblar el campo.-

Durante un rato, analizamos las ofertas de venta que tenía por parte de otros chacareros y criadores.- No había gran cosa; solo un lote de casi 200 cabezas de segunda, o sea que estaban pesando alrededor de 100 kilos, pero a un precio que excedía a la media de la plaza para esos días; estaban sobrevaluados unos $0,30.-, lo que significaba erogar alrededor de $6.000.- de más.-

Les describo la escena: Don Carlos sentado en su sillón frente a su escritorio, yo, a veces en la silla enfrente de él... y a veces a su costado, reclinada sobre el escritorio con los brazos apoyados sobre el tapete, o con algún seno rozando alguno de sus brazos..., de a ratos, don Carlos se abstraía de la tarea y de reojo los observaba, ya sea que se insinuaban o se mostraban, según la posición que yo adoptara, a través del desabotonado de la camisa que tenía puesta.-

En verdad y hoy después de tantos años lo reconozco por primera vez; era una acitud mía muy turra, pues sabía de sus debilidades y pretendía operarlas en mi favor..., además, habiendo tomado conciencia que para ese viejo decrépito y libidinoso, no era mas que una de las tantas pendejas que conocieron y sufrieron su miembro, me movía un "afán de venganza", porque tenía la intención de insinuarme y no entregarme, para hacerlo morir de calentura.-

Y así ocurrió..., terminamos de revisar toda la carpeta de ofertas, donde ya les dije que había una sola que podía interesarme, pero si se ajustaba el precio a valores lógicos.-

Don Carlos, me dió a entender que él trataría de negociar a favor mío, lo que le agradecí, actuando una alegría que me llevó a abrazarlo y darle un corto besito, refregándole bien las tetas en el brazo, sabiendo yo que eso lo excitaría.- Efecto logrado: Don Carlos cierra la carpeta, la acomoda en un cajón de su escritorio y me dice: "Subete ahí niña" (señalandome el tapete donde yo, ya había estado sentada y desnuda el sábado anterior), "que quiero volver a disfrutarte"...; "bajate los short, dejame jugar con tu cotorra"...- A lo que le respondí: "hoy no, don Carlos, pero si el sábado cuando venga, me dice que Gutierrez aceptó la oferta de $2,20.- en lugar de los $2,50.- que pide (la moneda de curso legal en esa época, era el Peso Argentino, que en el año 1966 había reemplazado al Peso Moneda Nacional vigente anteriormente), le prometo que me subo al escritorio como el otro día y hasta le puedo dar un besito al burrito"... y mientras le decía esto, como al pasar le acricié el miembro por sobre el pantalón, notando su terrible excitación, lo que me hizo pensar: "Si yo vuelvo a dejarlo que me ponga esto, estoy para el manicomio ya".-

Y me alejé del escritorio hacia la puerta de salida, practicando el paso que me había enseñado mi tía..., o sea, meneando el culo como una vampiresa distraída, sabiendo que al verme ir, el viejo reventaría de calentura y con la convicción que no se la iba a sacar conmigo, porque sería muy dificil que Gutierrez aceptara mi oferta.-

Pero ya les dije un día, que una propone y Dios dispone..., porque el sábado siguiente, cuando me apersoné casi a la hora del cierre del local, tuve la buena nueva que Gutierrez, no solo había aceptado la oferta, sino que hasta había rebajado el precio...: Quería 2 pesos ley por kilo, por el total de sus novillos; así que aturdida primero por el magnifico negocio que se me presentaba, y después por la certeza que iba a tener que cumplir lo prometido, solo atiné a sentarme en la silla frente al escritorio, tratando de hacerme lo mas chiquita posible y apocadita no llamar la atención, para que don Carlos no se excitara y me reclamara el cumplimiento.-

No fue así, despues que me entregó los papeles pertinentes y le extendiera el cheque de rigor, con fecha postdatada a 60 días (porque hasta eso había logrado el viejo), me dijo: "Bueno Ana, vamos ahora a lo nuestro", mientras corriendo su silla con rueditas, iba hacia atrás, haciéndome lugar entre él y su escritorio.-

Había que cumplir..., no me quedaba otra...-

CUMPLIENDO MI PALABRA

No me quedaba otra.... tenía que entregarme.- Me daba miedo el solo pensar en lo que iba a sufrir con semejante aparato clavado en mí.-

Pero por otro lado, me tentaba también saber si, ahora que estaba prevenida, la cosa no me sería mas llevadera, porque a decir verdad, como ya se los confesé antes, tenía "ganitas" de gozarlo un poquito al burrito ese...-

Me movía tambien, mi sed de venganza, ya iba a aprender el viejo ladino este, que no se debe andar engañando jovencitas...-

Como el sábado anterior, volví a bajarme el short retirada unos cuantos pasos de don Carlos y de su escritorio..., volví a caminar hacia la puerta, ya desnuda, para que pudiera contamplarme y me imaginara, porque así yo era, fogosa y deseosa.- Luego de cerrada la puerta con traba, volví a girar sobre mis talones y retorné hacia el escritorio..., mientras don Carlos me hacia lugar entre él y el mueble, y fingiendo una súbita vergüenza, me cubrí con un brazo que crucé sobre uno de mis senos, tapándome el sexo con la mano, mientras que mi otra mano tomaba al seno que quedaba libre, para ocultarlo a la vista del hombre...; todo muy ágil y desvergonzadamente estudiado instantes antes...-

No alcancé a ver si corría algun hilillo de baba por las comisuras de su boca, pero sí ví, que el viejo ladino se relamía, pasando su lengua por el contorno de sus labios, mientras que con una mano, se retorcía el bigote mostacho, con el que me había pinchado y enardecido tanto el sábado anterior.-

Y así, haciendo que tapaba a su vista lasciva, las partes pudendas de mi cuerpo, arrimé mi cola al borde del escritorio y con un mórbido movimiento de caderas, posé mi traste sobre el tapete, dejando que una de mis piernas permaneciera apoyada sobre el piso, aunque en puntillas.-

Deslizando su sillón sobre las rueditas, don Carlos se acercó y mientras lo hacía, volvieron a mi mente los momentos de la semana anterior..., al instante, quería repetir aquella tortura de placer que me dió con su lengua en la ocasión y sin pensarlo, acomodé mi espalda sobre el tapete y elevé mis piernas, abriéndolas, para facilitarle a la boca del hombre, el asalto a mi sexo.-

Arremetió contra mí, tal como, en mis noches y en la soledad de mi cuarto, recordaba que antes lo había hecho...- De mis labios escapó una exclamación de placer, en el momento que sus labios se posaron sobre los de mi sexo... y le siguió otra mas audible, cuando su lengua los horadó, internándose en mi vulva...-

Mis manos, en el extremo de mis brazos extendidos hacia el cielo, buscaban donde asirse y en un movimiento circular, bajaron hasta encontrar los bordes de los laterales del escritorio y allí se aferraron, uno a cada lado, bien extendidos, lo que obligó a mi cuerpo a expandirse, al tiempo que fue cruzado por una ráfaga eléctrica...- Ocurrría que al tensionarme, semi incorporé mi cola, levantandola del tapete, aprovechando la lengua traviesa de ese hombre a incursionar en una expedición relámpago a las puertas de mi ano...; el "ay" de placer que escapó de mis labios en ese momento, fue como un suspiro prolongado y por demás sincero..., al volver a posarme en toda mi extensión sobre el tapete, escapé de esa lengua traviesa y curiosa; pero don Carlos me ordenó con energía y urgencia: "Date vuelta..., ponete boca abajo, que quiero chuparte el culo, ¡putita mía!".-

Le obedecí y girando sobre mi misma, me coloqué espaldas para arriba, dejando colgar mis brazos adelante hacia el suelo, junto con mi cabeza, mientras que mis piernas, como no se podían flexionar, quedaron colgando en bandolera del borde contrario del escritorio; mi vientre y mis senos se aplastaron contra el tapete..., con mis ojos cerrados, imaginaba lo que vendría, no sabía que haría don Carlos, no sabía tampoco que me haría.-

La vista que ofrecía, debia de ser hermosa, porque don Carlos, mientras se masturbaba con urgencia y se acercaba a mi, decía: "Tenés un culo hermoso..., quien pudiera hacértelo..., déjame gozar cojiendotelo".-

No respondí nada, pero sentí un escalofrío que hizo que contrayera el esfinter y oprimiera mi ano con los músculos del traste, cerrándolo...; sentí también, que el capullo monstruoso de un pene inescrupulosamente erecto, intentó forzarlo para que le permitiera su intromisión en mi cuerpo, por esa senda que nunca había sido antes recorrida.-

Apreté mis músculos con mucha mas fuerza y si bien sentí a la punta del capullo presionar sobre el aro de mi ano..., no pudo vencer mi resistencia..., en tanto, recordando que mi objetivo era la venganza, comencé a proferir exprofeso fuertes gritos, como de dolor, aunque aún no lo sintiera, con la intención de ser escuchada por la esposa y las hijas de don Carlos.- Imaginaba que quien me oyera, deduciría que estaba siendo violada..., era mi intención, para que la familia del hombre lo viera "infragantti"...- Nadie acudió a mi llamado, ¿que estaba pasando en esa casa?, ¿como es posible que no escucharan?, ¿o será que escuchan pero no les importa?, ¿o le tendrán miedo a este viejo violador y por eso no reaccionan?...; había quedado sola y a merced de un sádico..., ¿debía darme por vencida y entregarme?.- Recordé que una vez, en la televisión alguien dijo que al placer, los sádicos y los violadores, lo encontraban en la resistencia que le ofrecía su víctima..., tenía que actuar rápido, antes que mis fuerzas me abandonaran y don Carlos lograra su objetivo...-

Relajé mi cuerpo, aunque no aflojé los musculos que oprimían mi culo...; busqué con una de mis manos el pene de don Carlos, lo acaricié masturbándolo, cuando aún pretendía metérmelo...; al sentir mi caricia, cesó en su intento y dejó de presionarme..., entonces en un rapto de audacia, lo guié hasta mi ano apoyándolo a sus puertas, con mis dos manos abri los cachetes de mis nalgas, exponiendo el orificio de mi ano, como ofreciéndoselo...-

Don Carlos aceptó el convite, e intento ponerme esa pija de burro...; ahora bien, yo le abría las puertas con mis manos, pero mis músculos, apretaban el esfinter cerrándolo y por mucho que se entusiasmó e intentó peerforarme el culo..., no lo logró...; mientras tanto, al sentir los embates, yo gritaba con todas mis fuerzas como demostrando dolor, que en alguna medida sentía, pero que no era tanto.-

Al cabo de uno o dos minutos de vanos esfuerzos, cesó en el intento... y sentándose en su sillón, mientras se pajeaba, procedió a meter su lengua en el lugar donde antes habia intentado guardar su pija...; eso lo acepté gustosa, porque me resultó una caricia deliciosa..., al punto que enseguida corrieron desde mi vagina los juguitos que anunciaron que había alcanzado el climax por tanto placer.-

Recompuestos del cansancio por la faena realizada, después de aceptar algún arrumaco de don Carlos, a modo de disculpa, por el dolor que creía me había causado, me vestí y me retiré a mi casa, donde me esperaba mi madre con la cena.-

Como la puerta de acceso al local desde la calle estaba cerrada, tuve que salir por la comunicación que el local tenía con la casa familiar..., al cruzarme con la esposa de don Carlos, ésta, en lugar de corresponder mi saludo, me miró con una expresión de furia que casi me fulmina y las hijas que eran mis amigas..., me dieron vuelta el rostro y no me contestaron.- Era evidente que habían escuchado mis gritos, ciertos o falsos pero bien estruendosos, pero no intervinieron..., ¿porque?..., algo raro ocurría en esa familia.-

Elucubrando mil teorías, llegué a casa, cené con mi madre y en la soledad de mi cuarto, recordando los sucesos, juguè con mis manos en mi sexo, mientras que en mi mente rondaban algunas "ideítas", sobre lo que hubiera sentido si perdía la lucha librada en la inmobiliaria...- Una nueva ansiedad empezaba a roerme el coco, porque parte de lo vivido, me habia gustado.-