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EMPIEZA ABRIL (relato 9)

en Confesiones

TRABAJAR A TODO TREN

Era necesario empezar a preparar el campo.-

La tarea que tenía por delante era ardua y mucha; necesitaba ayuda.-

"Mi Ingeniero" estaba dispuesto a brindármela, pero a su vez, tenía obligaciones que atender y un trabajo en el INTA (Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) que le demandaba mucha atención.-

Entonces, le pedí que antes de ir al campo, pasaramos por el campo de mi familia (que tambien era mío en parte), una vez allí, nos allegamos hasta la vivienda de uno de mis colaboradores de confianza, Romualdo, que oficiaba de capataz, pero al que mi hermano mayor, no le reconocía el status, para no abonarle lo que le correspondía.-

Una vez hechas las presentaciones y recibidos los agasajos (en el interior, nadie que es visitado por conocidos o extraños, deja de convidar a sus visitas con lo que pueden ofrecer, que a veces no es mucho, pero que con seguridad, siempre es con todo lo que tienen); nos prendimos en una rueda de mate con tortas fritas (un amasijo de harina, sal y agua, que achatadas, se fríen en aceite o en grasa de vaca y algunas veces pueden espolvorearse con azucar blanca) y mientras "mateábamos", le comenté a Romualdo el proyecto que encaraba, con el asesoramiento técnico de los dos ingenieros que me acompañaban; le comenté también que en pocos días, yo me radicaba en Buenos Aires, para iniciar mis estudios universitarios y prometiéndole doble paga de capataz, si es que se podía contar con la colaboración de sus dos hijos varones (de 16 y 14 años), mas la vivienda del capataz (que tenía 3 dormitorios), con lo que podía destinar uno para su única hija mujer (de 15 años), separándola del dormitorio que compartía con sus hermanos en este momento; mas costear los estudios secundarios de sus hijos y eventualmente a posteriori, y si nos iba bien, los estudios universitarios con el compromiso que luego aplicaran sus conocimientos en función de mi Empresa (a la que aún no había fundado), lo entusiamé para que se viniera a trabajar conmigo.-

Romualdo es muy conservador y como buen hombre de campo, no le gusta mucho "arriesgarse", pero su esposa Gladys, (una correntina bien polenta, con la que convivía desde que ella tenía 16 años, cuando la embarazó por primera vez), casi saltando de alegría y batiendo las palmas de sus manos como aplaudiendo, lo conminaba a Romualdo para que aceptara irse a trabajar con la "patroncita" o la "niña Ana"; para terminar de conformarlo, le ofrecí una hectárea de campo, circundando su futura vivienda, la que podría disponerla a su libre albedrío, ya sea con quinta, con animales propios o con parque si se le antojaba.- Esto terminó de conformar a Gladys, y fué mas ella que él, la que dió por aceptada la oferta y cerrado el trato, con la promesa que a partir del 1º de abril (solo faltaba una semanita escasa), se mudaban a la vivienda de su nuevo conchabo.-

Terminada la mateada y cerrado el trato con Romualdo, montamos todos en la camioneta del INTA, y nos fuimos a mi campo.- Allí, mientras los Ingenieros le mostraban a Romualdo y sus hijos, el sector elegido y los imponían de lo que deberían hacer, Gladys, su hija y yo, fuimos a visitar su nueva casa, donde ella, recorriéndola, trazaba en voz alta planes para el que sería su nuevo hogar.-

Ya caía la tarde cuando emprendimos el regreso, dejamos a Romualdo y su familia en las tranqueras del campo de mi familia y nos dirigimos a mi casa.-

Llegados allí, el peruano, se lanzó de la camioneta para ir a saludar a mi madre, antes de seguir viaje, momento de soledad que aprovechamos con "mi Ingeniero", para besuquearnos y manosearnos un poco bastante, ya que durante toda la jornada, no pudimos casi, ni como al descuido, acercarnos uno al otro.-

Durante la cena que compartí sola con mi madre, la impuse de la novedad respecto a Romualdo, eso la ofuscó un poco, porque alegaba que buscaba para mí, el mayor provecho sin importarme las consecuencias, cuales eran en este caso, dejar en orfandad a mis hermanos, quitándoles al mejor sostén que tenían respecto a la atención del campo familiar.-

Pasado ese mal momento, seguimos disfrutando de una agradable cena familiar, pues a mi madre la había confortado mucho, aparentemente, el saludo de "su Ingeniero", tuve tentación de preguntarle el porque de tantas atenciones mutuas entre ellos, pero me contuve..., no quería tener la confirmación de que, al final de cuentas, era válido el refrán que dice: "de tal palo, tal astilla"..., porque yo era una de sus astillas y para colmo, la que mas se le parecía fisicamente...-

EMPIEZA ABRIL

Y llegó abril..., el día 1º, era lunes, el sábado anterior tuve un altercado con mi hermano mayor, porque recibida la renuncia de Romualdo, me reprochó por haberle quitado a su hombre, a lo que le repliqué que: "solo las mujeres y los putos, tienen hombre", y que: "hasta donde yo sabía, él no era ni una cosa ni la otra"...; "¿o había talvés algún secreto de familia, que a mí no me habían comunicado?..."; secretos no había, lo que hubo fue un tremendo bofetón que me dió la sensación, al recibirlo sobre mi rostro, que la cabeza me giró dos o tres vueltas...- De mas está decir que ese día, para mí, murió mi hermano...-

No soy vengativa, pero esta tenía que cobrármelas de alguna forma...-

Fuí a visitar a don Carlos, tal como era de rigor todos los sábados; y sentada sobre sus rodillas, con mi pecho apoyado sobre el suyo y mi mano jugando en su entrepierna, le pedí que me informara, sobre los movimientos (actuales y futuros) de hacienda y otras cosas, referidas a la actividad de mi hermano; también le solicité, toda melosa, mientras le robaba besitos de su oreja, que me acompañara al estudio del Dr. Guaresti, porque quería asesorarme, respecto a la posibilidad de reclamar mi parte, en lo que me pudiera corresponder por la sucesión de papá.-

Don Carlos, de inmediato llamó al Dr. y combinó una cita para esa misma tarde, a pesar que el Dr. Guaresti, los fines de semana no atendía su estudio...- Después de don Carlos convencerlo, nos fuimos hasta su quinta, que era donde se encontraba descansando y mantuvimos allí la entrevista solicitada.-

Allí me informé que me era factible reclamar un 12,5% de las acciones de la Empresa Familiar y disponer de ellas en libre albedrío, ya que el 50% le pertenecía a mama y el 50% restante, debía repartirse entre los 4 hijos; luego, al fallecimiento de mi madre, cuando ocurriera, me correspondían otros 12,5%, resultante de dividir entre 4 el 50% que ella heredaba ahora..., o sea que mas tarde o mas temprano, era mío el 25% del patrimonio, de mantenerse éste en las condiciones actules.-

Instruí al Dr. Guaresti, para que reclamara formalmente mi cuota-parte de la herencia a la brevedad posible, había elucubrado la idea de cederlas a favor de los dos ingenieros amigos míos y de mamá.- Y si eso no era factible, al menos apoderarlos para que defendieran mis intereses, dando por sentado que mi madre, actuaría de igual manera, con lo que mi hermano mayor (el cacheteador), perdería el control de la Empresa.-

El Dr. Guaresti, conminado por don Carlos, se comprometió a proceder de inmediato, presentando el escrito de rigor en los tribunales de Gral. Villegas, en la semana entrante... y cumplió.-

De regreso con don Carlos a nuestro pueblo, siendo ya casi noche, el viejo ladino quiso cobrarse el favorcito...-

Se desvió de la ruta sin decir palabra y trasponiendo una arcada en un frente de ladrillos a la vista, se detuvo frente a una caseta en la que esperaba un señor, al que por suerte yo no conocía...; éste, le entregó una llave a cambio de unos pesos (no sé cuantos) y don Carlos enfiló con su auto, hasta la puerta de un pequeño chalet que estaba próximo; me llevaba a lo que se conocía como un apart-hotel campestre, pero que a su vez oficiaba de hotel alojamiento; ya en la puerta, nos apeamos del coche y nos dirigimos hasta la puerta de entrada del chalecito, allí, luego de abrir con la llave, me tomó en sus brazos y alzada me introdujo en el ambiente, que nos recibió con una luz tenue, una música acompasada muy suave y un aroma a lavanda e incienso, que me turbaba los sentidos...-

Una vez que mi vista se aclimató a la luz del ambiente, observé el mobiliario..., había una cama inmensa que dominaba el centro de la escena, con la particularidad que en vez de ser el tradicional rectángulo de todas las camas, ésta presentaba una cabecera tapizada en cuero blanco pero que no se apoyaba contra una de las paredes del ambiente, sino que estaba colocada en el centro del mismo y tenía la particularidad de tener sus otros laterales redondeados (en resumen, era una cama redonda), por detrás asomaban dos luces de color rojo; sobre las paredes que no contenían a la puerta de entrada y la ventana contigüa, había profusión de espejos; la cama en sí, estaba rodeada en el semicírculo que reemplazaba a sus laterales por un escalón, tapizado al tono del respaldo, el que a su vez se apoyaba sobre la alfombra verde musgo que cubría todo el piso del ambiente; atrás del respaldar, se encontraba una puerta que daba acceso a un baño y a un costado de ésta, dos puertas de un placard embutido, al otro lado de esta puerta, continuaban los espejos, pero éste, despues descubrí que tenía la particularidad de permitir traslucir la escena dentro del baño, o sea que cuando el baño se iluminaba, un observador desde el dormitorio, podía ver lo que ocurría en su interior..., tras este espejo, pero dentro del baño, estaba el duchador en un rectángulo que hacía de bañera...; viejo pícaro, vió todos mis movimientos cuando estaba yo duchándome, (de haberme percatado de este detalle antes, hubiera actuado de tal forma mientras me duchaba, que talvés lograba que el viejo se fuera en seco, viéndome enjabonarme, masturbarme y otras yerbas desde la cama donde me esperaba)....-

Cuando volví al recinto, después de mi ducha, me percaté que sobre un soporte colocado arriba de la puerta de entrada, había un televisor emitiendo una película pornográfica, donde la "mina" estaba siendo fornicada por la cola, por el hombre que tenía un miembro tan largo, que me hizo pensar que, a pesar de ser mas delgado que el de don Carlos, aguantarme el del viejo, era en comparación, un juego de niños.-

En el momento de mi retorno a la habitación, el viejo ya estaba con tal calentura y tan excitado, que creo que se me torcieron los ojos cuando ví el tamaño descomunal que tenía el pene que presentía ansioso por introdicirse en mí.-

Para retrasar el momento de mi holocausto (con perdón de los que sufrieron aquél holocausto tan tragico del siglo XX), intimé al viejo a higienizarse, bajo pena de no entregarme.-

Y mientras él se duchaba, para distraerme y no emocionarme demasiado viéndolo a través del traslúcido del espejo, revisé entre otras cosas una gabeta que se abría sobre el respaldar de la cama y ¡¡¡¡OOOHHHH SORPRESAAAA...!!!!!, encuentro un frasquito plástico con una etiqueta que debajo del nombre del producto que contenía decía: "Lubricante erótico"; " Facilita y agiliza la penetración"; " Especialmente recomendado su uso, para vaginas pequeñas y/o penes grandes"; " Utilizado en las cantidades adecuadas, adormece la zona tratada, permitiendo una mejor penetración sexual y evitando dolorosas copulaciones en aparatos sexuales no compatibles en tamaño"; mas abajo rezaba: "Utilizar, aplicando el producto de este envase, sobre las zonas erógenas que se contactarán en la copulación en cantidades moderadas, ya que su poder afrodisíaco residual, elevará considerablemente la temperatura de la zona tratada, provocando efectos no deseados".-

Ni lerda ni perezosa, me unté bien la vagina con este producto, aparentemente, se me fue la mano en su uso, porque antes que don Carlos retornara del baño..., me hervía la concha, y tenía tantas ganas de ser cojida, como nunca antes recordaba haberlas sentido.-

Ya estando los dos sobre la cama circular, no le permití a don Carlos que se prendiera con su boca en mi sexo..., tenía necesidad de pija, de mucha pija... y don Carlos tenía pija en demasía...; presuroso y no estando aún en la plenitud de su excitación, se puso sobre mí, que lo esperaba con las piernas abiertas y una almohada bajo la cola,.., apoyó la cabeza de su miembro sobre los labios de mi sexo... y empujó.-

Una exclamación ahogada, salió de mi garganta, sentí su pene muy dentro mío..., me gustaba..., no me dolía..., pasaba que tenía la zona medio adormecida, sin estar insensible... y pasaba que la poronga de don Carlos aún no se había despertado del todo..., terminó de hacerlo (de despertarse) estando dentro mío..., la sentí crecer hacia adentro y hacia los costados..., se alargaba..., se ensanchaba..., se endurecía... y me gustaba..., sentía una molestia, pero no dolor..., sentía placer..., mucho placer...-

Sentía tambien, que mi sexo hervía..., era tal calor en toda esa zona, que no se si por molesta o por ansiosa, comencé a mover mis caderas bajo el cuerpo de don Carlos..., a exclamar pequeños ayes de placer..., sentía que con mis movimientos, la pija de don Carlos dominaba todo mi interior, que me llenaba, que no había insterticios por donde pudiera escapar nada al exterior... y con esa sensación que obnubilaba mis sentidos, acabé...; acabé como acaba una perra bajo el macho que la domina...: Aullando..., ladrando..., mosdisqueando lo que está al alcance de sus dientes... y así mordisqueé los brazos de don Carlos..., una, dos, varias veces..., dejando en ellos las huellas de mis dientes..., que eran a su vez, la prueba de lo que había sentido...-

Después de ese combate, seguimos unidos, sabía yo que no nos era posible separarnos, hasta que don Carlos se apacigüara... y así, con su pija clavada en mí..., empezó él a bombearme..., despacio primero, como calculando cual era el punto donde yo dejaba de gozar, para empezar a sufrir por el dolor..., pero esta vez, el dolor, si bien lo había, no era tanto...; además me contenía a expresarlo, porque no quería que don Carlos dejara de cojerme..., quería que lo siguiera haciendo, quería que siguiera clavado en mí porque si se detenía, el calor que emanaba de mi sexo por culpa de la crema conque lo había untado, me enloquecía...; don Carlos no podía dejar de bombearme, debía seguir fornicándome, aunque me matara..., aunque me rompiera la concha... y así volví a acabar... y al sentirme, lo hizo él, con tan abundante eyaculación, que cuando la sentí escurrirse por mi útero, me arrastró con él en mi siguiente orgasmo.-

Don Carlos, por el esfuerzo, estaba exhausto..., cesó en sus movimientos y comencé a sentir otra vez el fuego con que esa sustancia maldita, me quemaba la vagina..., necesitaba que don Carlos continuara...; además, lo necesitaba porque todavía no me había conformado..., quería mas..., mucho mas...-

Entonces, viendo que don Carlos no respondía a mis reclamos de mas fornicamiento, alzándome sobre los puntos de apoyo de mi cuerpo, lo volteé sobre la cama, dejándolo panza arriba, conmigo montada sobre su vientre y con su poronga todavía clavada en mí.... y asi empecé a cabalgarlo, tal como una vez cabalgué al ingeniero...; sentada sobre esa tremenda pija que me llegaba hasta el alma..., me estiré sobre mi torso cuanto pude..., me tomé la nuca con mis manos, como para calmar un inexistente dolor de cabeza... y comencé a menear mi traste sobre el vientre de mi amante..., su pene, que me colmaba todo por su exagerado tamaño, presionaba contra las paredes circulares de mi sexo... y el placer que me transmitía era tanto y tan intenso, que a poco andar, le regalé un nuevo orgasmo, al que acompañé con fuertes exclamaciones por el placer y el poco de dolor que sentía... y no dejé de cojerlo..., seguí con mas intensidad,.., me movía ahora como si estuviera montando un caballo que galopaba...; mis movimientos de sube y baja eran intensos, rápidos, urgentes...; sentía cada tanto, que la cabeza de hongo de la pija del hombre, golpeaba contra el aro interno de mi concha..., pero esta vez no me dolía..., al menos no me dolía tanto... y cuando empecé a sentir que los jugos de don Carlos iban a inundar mi vagina, recosté mi pecho sobre el suyo, rozando con mis pezones, la pelambre del pecho del hombre... y así, clavada y cabalgando sobre la poronga monstruosa de mi macho, lo hice descargar en mi interior, emitiendo yo un muy fuerte grito, de dolor y de placer..., dejándome arrastrar en un muy intenso orgasmo, desfalleciendo luego sobre el pecho de mi hombre...-

Al cabo de unos minutos, recuperándome de la extenuación que hizo fláccido todo mi cuerpo, percibí que ya mi sexo se había calmado, ya no sentía ese fuego que rato antes me lo quemaba y percibí también que la pija de don Carlos, dormía dentro mío...- Me retiré de mi cabalgadura y le agradecí los magníficos momentos que me hizo disfrutar, dándole un beso en el capullo y recogiendo con mi lengua, el poco de semen que se mantenía sobre él...-

Nos quedamos tendidos uno al lado del otro por un largo rato, al cabo del cual, don Carlos aprisionándome con sus brazos y acercándome a su pecho, mientras me besaba la cabeza, el rostro, las orejas, lo que tenía de mí, al alcance de sus labios, me dice: " Que puta eres Ana; cuanto me hacer gozar..."; "Nunca antes con nadie he disfrutado como lo hago contigo... y ahora que sé que ya puedes soportar mi pija, no me cansaré jamás de cojerte"; " Te prometo que la próxima vez, vendremos para que me des el culo montada en ese catre"; dijo mientras señalaba una forma tapizada en cuero blanco, que mostraba sus laterales rectos, pero que en su parte superior tenía unas curvaturas raras y en uno de sus lados apoyado sobre el piso, lo que aparentaba ser como un escalón, igual al que rodeaba la cama donde me había entregado y tanto había gozado esa pija mosntruosa que antes me mataba de dolor.-

Salté de la cama y corrí hacia esa forma..., de un salto me deposité sobre ella y extendí los brazos hacia don Carlos, como llamándolo..., él se acercó, moviendo con sus manos su pene dormido, para despertarlo... y con intenciones ciertas de ponérmelo en el culo...; no se lo permití, le gané de mano, tomándolo por la cabeza y obligándolo a "meter su nariz en mi pescera" (tal como lo cantan en una canción) y emocionada, disfrute la lengua de es hombre que recorría el interior de mi vagina con la fruición y el esmero del mejor amante, hasta que me corrí otra vez como antes lo había hecho, gritando de placer..., de emoción..., de gusto y satisfacción... y le tomé la cabeza obligándolo a permanecer entre msi piernas, sorbiendo mis jugos, hasta que percibí que ya me los había arrancado todos y que los saboreaba con amor.-

Al retirarnos de la habitación, escondí en mi bolsillo el frasco que contenía esa extraña crema, que me había permitido disfrutar sin mucho dolor y sin ningún trauma, de la que se me ocurría era la pija mas grande del mundo.-

Cuando don Carlos me dejó en la puerta de mi casa, ya casi amanecía... y me fuí a dormir satisfecha y reconfortada por la noche de sexo espectacular que había tenido... y con las manos acariciando a la vagina que había soportado sin muchos sufrimientos al pene mas grande del mundo, me fuí entregando plácidamente, al sueño reparador que me era tan necesario.-

EL DÍA DESPUÉS

El domingo dormí hasta tarde... la función del sábado me había dejado extenuada.-

Cuando ya pasado bastante el mediodía me levanté a almorzar, después de mil intentos de mi madre por despertarme, me impuse por ella que Romualdo y su familia estaban mudándose, porque el desgraciado de mi hermano mayor (el cacheteador), los había desalojado, sin darles la posibilidad de organizarse para el traslado de sus pertenencias..., era como que mi hermano, les había arrojado las cosas fuera de la casa que ocupaban y desparramadas por el suelo, tenían urgencia de protegerlas, por eso con un carro que les prestó alguien del pueblo, iban y venían del campo de la familia al mío, trasladándolas como podían.-

Apuré mi almuerzo, y disculpándome con mamá por no ayudarla con los platos sucios, me monté en la camioneta que era de todos, y fuí a "campear" (buscar sin rumbo cierto) a la familia de Romualdo, para ayudarlos.-

Me llegué hasta la casa que ocupaban estando con mi hermano y al regreso de su quinquichicientos (expresión que significa "muchísimos") viaje, se encontraron que ya tenían el resto de sus cosas cargadas en la camioneta, tarea que hicimos entre Gladys, su hija y yo; y en la camioneta y el carro, nos fuimos todos a su nuevo hogar.-

Al caer la noche, entre todos, habíamos acomodado todas sus cosas..., los chicos mientras tanto, se las ingeniaron para construir con materiales que les sugerí buscaran en el galpón de las herramientas, un corral para encerrar sus 4 o 5 gallinas y una cerda que era como la mascota de la familia.-

Terminado todo, volví a casa mientras le recomendaba a Romualdo que fuera encendiendo un buen fuego.-

Al rato largo, regresé con unas cuantas tiras de asado que le "robé" a la heladera de mi madre, una ristra entera de chorizos caseros (una ristra o gancho tiene 25 chorizos), una bolsa de pan, mi madre, mi tía y mi padrino.-

Como me olvidé del vino (talvés porque yo no bebo alcohol), y de las gaseosas para los chicos y para mí, disfrutamos de un regio asado y unos buenos sandwich de chorizo, acompañados con mate amargo y agua natural (Y bué'...no todo puede ser siempre perfecto).-

Mamá, estaba como "amansada", se mostraba contenta y feliz, porque Romualdo y su familia, estaban conmigo..., hasta llegó a comentarles que habían ganado mucho con el cambio.-

Yo no me daba aún cuenta, pero parece que mami, ya a esa altura estaba enamorada de "su ingeniero", y todos sabemos que el amor, como la música, amansan a las fieras (y si solo fue por una "noche buena" con el peruano; que me esperaba a mi que ya había tenido mas de una con mi Padrino, con don Carlos y con "mi ingeniero").- La velada culminó entrada ya la madrugada, después que Romualdo, Gladys y mi Padrino, se prendieran al canto, al bombo y a la guitarra, recorriendo un repertorio que iba desde algún gato y chacarera, hasta alguna zamba, alguna polca o algún chamamé interpretado por Gladys como buena correntina que era.-

 

Al día siguiente, había que empezar a "ganarse el sustento"...-

Los nuevos ocupantes de la casa del capataz, se fueron a dormir a su nuevo hogar y las visitas (nosotras 3 y el Padrino) volvimos al pueblo, para retornar a la mañana muy temprano.-

Entre todos, después de un suculento desayuno, empezamos las tareas que teníamos asignadas por nuestros "ingenieros asesores".-

Terminamos de armar los alambres eléctricos alrededor de las 4 de la tarde, al ritmo de los buenos mates que cebaba Gladys; mientras que mamá y tía, se allegaron hasta el campo donde estaban mis terneros y gestionaron el traslado para ese mismo día.- A las 6 ó 7 de esa misma tarde, después del tercer viaje que realizó el camión que mami contratara, los 200 terneros que yo había comprado, ya estaban alojados en los corrales de encierre...; listos para empezar a la mañana siguiente con su obligación de "engordar rápido", en la pradera que los esperaba colmada de pasto bueno, fresco y tierno.-

Antes de largarlos al pastoreo, en la primer hectárea seleccionada, había que identificarlos, por eso los arriamos entre los bretes, hacia la balanza, donde en fila india, esperaron mis buenos terneritos que los pesáramos y los identificáramos, escribiéndoles un número desde el 1 al 200, en sus lomos (no teníamos "caravanas", que es lo que se usa para identificarlos, prendiéndolas de una de sus orejas), con un marcador y abriéramos unas 200 fichas-carpeta, donde se anotarían a partir de ese momento todas las novedades sobre cada uno de ellos.- El promedio de la pesada arrojó un total de 19400 kilos, con un promedio de 97 kilos, en un abanico que iba desde los 93 hasta los 107 kilos.-

Ahí me dió un poco de chucho, porque el 1º de julio tenía que afrontar un pago de $ 38.800.- el que sumado a los u$s 20.000.- que todavía debía del campo, redondeaban una cifra que podía quitarle el sueño al mas pintado... y yo no era de mucho pintarme, me gustaba andar con la cara lavada o con apenas un poco de rubor en las mejillas...; así que tenía que hamacarme en forma para cumplir con todos.-

Pero ya estaba en el baile y lo único que me quedaba por hacer, era bailar... o rezar mucho para que Dios me ayudara... y opté por esto último.-