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La fiesta de graduación

en Confesiones

LOS PREPARATIVOS

Y llegó el día del Baile de Graduación....

Desde temprano, mi madre mostró su nerviosismo, en rigor, siempre que algún acontecimiento la sacaba de su rutina habitual, se ponía excesivamente nerviosa... ¡¡¡ y a cobijarse!!!, porque por cualquier motivo y muchas veces sin razón alguna, volaba algún mamporro o coscorrón que aterrizaba en la cabeza mía o de alguno de mis hermanos, si es que por casualidad, andábamos por ahí cerca.-

Mi tía, su hermana melliza, era otra cosa..., talvés el haber sido mas independiente y liberal, le hicieron acumular otras experiencias distintas a las que hubo vivido mi madre.

Mama, se casó muy, muy jovencita, tenía 17 años, (o sea mi edad en el momento que se desarrolla este relato), enseguida nació su primer hijo, Adolfo, el mayor de mis hermanos, y casi en una sucesión posterior los otros dos..., yo llegué 3 años después, cosa que siempre dió pie a mis hermanos mayores, para molestarme cuando nos peleábamos, diciendo que "el último orejón del tarro", fue encontrado por casualidad revolviendo el fondo de la lata...; eso me ponía muy mal y como buena "María Magdalena", acudía llorosa a refugiarme entre las piernas de mi padre; claro..., cuando vivía..., porque después de muerto, nadie me consolaba y mi madre, me apartaba retándome a mi, porque la entorpecía en sus quehaceres, con lloriqueos de niñita malcriada...-

Mi tía en cambio, como se dice ahora..., "tenía mas calle"; se casó con mi padrino, siendo ya bastante grandecitos ambos, (de mas está decir que por suerte son galaicos, que si hubieran sido tanos, no hubieran podido colgar del balcón o de la puerta del dormitorio, la sábana usada la noche de bodas, tal como es tradición -o era- en la península itálica).-

Fué mi tía, con su experiencia, quien se hizo cargo de mi atención para lucir radiante y espléndida en el Gran Baile...-

Fué ella, quien observó la "caída" de mi vestido, quien decidió el peinado mas apropiado para mí, que resultó un cabello recogido sobre la nuca y sostenido con unos esclavos de ébano engarzados con diminutos brillantitos tornasolados al contraste de las luces.-

Fué ella quien corrió conmigo a Gral. Villegas (la ciudad mas cercana a ntro. pueblo), en busca de las sandalias con el taco aguja lo suficientemente altas para que el vestido no rozara en el piso.-

Fue ella quien decidió, aún contra las exageradas y escandalizadas negativas de mi madre, que me desprendiera de la bombacha que llevaba puesta, pues era absolutamente antiestético, que se notara debajo de tan magnífico vestido el elástico que la sostenía.-

Fue ella quien me proveyó un canuto de algodón envuelto en gasa, para que me pusiera "ahí"..., "por si las moscas" y la conmoción de la noche, adelantaban mi "período" (hoy eso que en aquél día, fue una artesanía de su invención para salvar el momento, es fabricado en serie y se lo conoce con el nombre genérico de TAMPÓN -toda una adelantada mi tía-).-

Y fue ella, la que tapaba a la vista de mi madre, el escote de mi espalda porque al caminar con un calzado mas alto que el originalmente elegido, por momentos dejaba verse "la canaleta" que se inicia debajo de la cintura a la altura del mal llamado "huesito dulce", cosa que seguramente le hubiera provocado un soponcio histérico, en casa o en el auto, pero que no se animaría a tener delante de las otras gentes.-

Fue ella quien, en cuanto llegamos al salón del Club Social, donde se realizaba el "tan importante evento", se encargó de mi estola y me expuso en todo mi esplendor, a la vista del público reunido...- Y fue ella, quien observante atenta, me guiñaba un ojo y con una leve inclinación de cabeza en dirección hacia donde debía dirigir mi vista, me señalaba al muchacho o al viejo que embobado me observaba...-

AHHHH..., y me olvidaba de lo mas importante: Fue ella quien me enseñó a caminar con los tacones altos..., quien me hizo practicar durante horas y días los pasos y los movimientos con los que debía moverme esa noche, incluso al bailar.-

Y esa enseñanza fue tan linda e importante para mí, que hoy continúa incorporada a mi estilo, porque es aún hoy, cuando me desplazo al caminar, que trazo una línea imaginaria en el piso y camino sobre ella, colocando primero un pie y luego el otro sobre esa línea que solo yo veo y que balancea mis caderas de forma tan insinuante, al punto que se ha convertido en una de mis armas de conquista.- Me enseñó también que en tacones, primero debe apoyarse la punta y despues el taco, pues si se hace al revés, el tacón se rompe indefectiblemente, siendo que mientras tanto, la mujer se desplaza tan tosca y grotesca, que los demás al observarla, muchas veces, no disimulan una socarrona sonrisa, mientras que yo, no dejo jamás de acaparar las miradas masculinas que vagan por el lugar donde estoy, buscando en quien depositarse ( Y eso que soy feítaaaa...!!!!! ).

NOSTALGIAS

Al comenzar la velada, me sentía tan observada por todos, que comencé a sentir cierta incomodidad...; en un aparte, mi madre me reprochó por lo escandaloso que le parecía el vestido (a pesar que ya lo habia observado en lo del modisto, sin emitir opinión, pero ella era asi..., ¿que le vamos a hacer...?, es al "ñudo" fajarlo al barrigón, dice Martín Fierro) dado lo que mostraba, ( mi espalda desnuda, el inicio de mi cola y mis pechos apenas cubiertos) y eso resultó el detonante para mi..., habia logrado incomodarla..., una pequeña primera venganza por todos los sinsabores que, luego del fallecimiento de mi padre, habÍa tenido por sus represoras actitudes para conmigo.-

A partir de ese momento, empecé a disfrutar sinceramente de la velada que me era tan importante.-

Sentía que era la depositaria de todas las miradas masculinas, algunas disimuladas y otras directamente descaradas y sentía también, que mis compañeras me envidiaban por eso... y estuve feliz, muy feliz..., había logrado el objetivo que me habia propuesto al planificar "Mi Baile de Graduación": era la muchacha mas admirada del Evento.-

Eso se hizo evidente en el momento de la Entrega de Diplomas, al llamarnos una por una al escenario para ese objeto, a mi turno, el salón estalló en una ovación de júbilo, en la que creo que no dejó de participar absolutamente nadie de los presentes.-

Todas mi compañeras, me comentaban alguna que otra cosa..., me sentía envidiada por ellas, aunque sanamente, si es que la envidia puede ser un sentimiento sano.-

Pero bien dicen que la felicidad no dura cien años... y llegó mi turno de envidiar: Fue en el momento de iniciarse el baile...; todas mis compañeras, bailaron ese vals con sus padres, yo lo hice con mi padrino..., un tipo adorable..., pero lloré..., lloré amargamente sobre su hombro, porque la persona a la que mas amé en el mundo, no compartía ese momento de felicidad, que se habia transformado para mí en el mas triste de todos los vividos desde su ausencia, por la añoranza.-

Mis compañeras me habían envidiado..., pero no sabían que yo también las envidiaba mucho mas a ellas, porque participaban con sus padres, algo que a mi me era negado.-

Hoy, casi no puedo continuar...-

SIGUE EL BAILE..., SIGUE EL BAILEEEE...!!!

Pasado aquél amargo momento de nostalgia en el Baile de Iniciación..., continuó la Fiesta de Graduación.-

Era habitual, que los padres de cada una de nosotras, se fueran turnando para bailar unos compases con cada una de las compañeras de su hija.-

En el revuelo que se genera por el hecho, siempre alguien se pierde, se olvida o se demora, y queda sin corresponder a alguna de las chicas; en otras palabras, no se baila con todas, sino con las que se puede mientras dure la música del vals cuyos compases inundan de melodía el Salón, en mi caso, cosa de la que me percaté despues en el "raccontto" del suceso, bailé absolutamente con todos y cada uno de las 14 padres restantes..., algunos lo hicieron con la compostura y el respeto obvios para el momento, pero otros con la lascivia y el descaro del macho toril en celo, que intenta subyugar a la hembra para someterla a sus instintos y calmar sus propios apremios...-

Fue uno de esos padres, quien al amparo del tumulto que formaban en la pìsta las parejas bailando e intercambiándose, deslizó su mano desde mi espalda desnuda, hacia mi cintura y como al descuido, dejó que su dedo meñique se escabullera por debajo del vestido, hacia el inicio de mi "canaleta", por debajo del huesito dulce; sentir esa invasión..., me hizo dar un respingo retirando mi vientre hacia adelante y golpeando el del hombre que me avasallaba, notando en ese accionar, la terrible excitación que lo embargaba, siendo que el calor y la compresión que transmitió a mi vientre me causaron tal conmoción, que no pude desentenderme de ella durante el resto de la noche.-

Continuó luego el intercambio de parejas... y a posteriori los bailes con los compañeros de curso, los amigos del pueblo y casi todos, sino todos, los asistentes a la fiesta..., pero no podía yo reprimir cada tanto, las ansías de buscar y casi siempre encontrar, la mirada de ese hombre cruzándose con la mía intercambiando alguna que otra sonrisa.-

Promediando la velada, cuando aún la fiesta estaba en su apogeo, observo que disimuladamente él, se retira del Salón hacia un pasillo que conducía a los vestuarios del área deportiva del Club; casi con urgencia, me dispongo de "mottus propie" a seguirlo y mi tía, que indudablemente había observado todas las escenas comentadas, al pasar cerca de ella me toma de la mano diciendo delante del grupo con quienes estaba: "Vamos, yo también tengo necesidad de ir al baño" y en el camino (idolaaaaa....!!!), me recomendó: "Es un hombre casado, con familia y muy mayor..., buscá el placer si te es necesario, pero no te entregues ni te enamores"...; mi tía, me abandonó en la puerta del baño de damas internándose en él..., yo continué camino hacia el vestuario masculino y en el portal, esperándome, estaba ese hombre que con su erección sentida contra mi vientre, me había conmovido.-

Traspasar la puerta y sentir que una mano me toma de la cintura, me arroja de espaldas contra la pared y que un cuerpo de hombre aprisiona el mío contra el muro fue cosa de instantes, instantes durante los cuales cruzaron por mi mente mil imágenes...-

Aprisionada contra la pared, horadados mis labios por labios y lengua de varón ardiente, escrudiñados y amasados mis senos por mano callosa, mientras que mis faldas se alzaban por el accionar de otra mano que antes se dió tiempo para liberar de su indumentario encierro, al falo que me conmocionara en el baile, fue cuestión de segundos..., intensos y ardientes; tras los cuales, vino a mi mente el consejo de mi tía y atiné a exclamar: " ¡¡¡ NO, DON CARLOS...!!!, ¡¡¡ SOY VIRGEN...!!!, ¡¡¡ PIENSE EN SU HIJAAA....!!!

Ese reclamo, hizo que se retirara un poco y aflojara su presión sobre mi cuerpo, lo que aproveche para apoderarme de su pene y conducirlo fuera de mi zona vaginal, aunque lanzada e inconsciente, no lo abandoné y apretándolo contra mi vientre empecé a frotarlo con mi mano y comencé a sentir como la excitación de ese hombre, se traducía en un calor desmesurado que emanaba de semejante miembro y se transmitía a mi vientre y a mi sexo..., el que comenzó a sentir la invasión de los dedos de ese hombre incontrolado, que a su vez succionaba con su boca, los pezones de mis senos expuestos en su desnudez fuera del escote, alternativamente... y su otra mano, recorría mi trasero pretendiendo introducir su dedo menor en mi ano, cosa que reprimí comprimiendo mi esfinter, para cerrarlo y evitar la invasión...-

No obstante, si bien no me dejé penetrar, no me negaba a las caricias sexuales y erotizantes que esas manos y esa boca me regalaban... y las retribuí masturbando el pene que en el baile antes y en esta contienda después, tanto me conmocionaran, haciendo que en pocos minutos me desvaneciera en un intenso orgasmo, al que pretendí agradecer retribuyendo con una fellattio, pero que no pude consumar porque mientras me agachaba para apropiarme del pene de ese hombre maduro con mi boca, se descargó vertiginosamente justo delante de mi vista, en forma tan abundante y repetida, que en mi fascinación por haber observado desde el primero al quinto estertor de la expulsión de su semen, solo atiné a buscar con la punta de mi lengua, la última gota de la tan abundante eyaculación masculina y saborearla..., escena que, en combinación con lo anterior hicieron que el hombre desfalleciera con una sorda exclamación de placer, cerrando sus ojos y abrazándome contra su cuerpo hirviente.-

Nos recompusimos las ropas rápidamente y mientras nos dirigíamos de regreso al salón Don Carlos me dice: "Niña, tienes que crecer rápido..., porque no quiero morirme sin antes cojerte", a lo que correspondí con una tímida sonrisa y tomando conciencia del dominio que una mujer sensual, ejerce sobre los hombres, cualquiera sea su posición, educación y sentimientos.-

En el salón, cerca del pasillo, me esperaba mi tía, sin comentar nada, me toma de la mano y nos dirigimos hacia nuestra mesa, en un momento en que nos quedamos solas me pregunta:

-"¿Seguiste mi consejo?"

-"Si tía, disfruté y gocé, sin mancillarme..."

Un beso suyo en mi frente, dió por culminado el incidente y seguimos participando de la Fiesta de Graduación con la convicción que no solo de maestra me habia graduado esa noche.-

RECUERDOS DE ESA NOCHE

Y como todo siempre tiene un fin..., tambiÉn finalizó ya muy entrada la madrugada ese tan esperado Baile de Graduación.-

Amaneciendo, llegamos a casa y nos dirigimos a nuestros respectivos dormitorios, pretendiendo el descanso que tras tan agotadora jornada necesitabamos.-

Recluída en mi dormitorio y desnuda sobre la cama, tal como me habÍa acostumbrado, desde tiempo atrás, a presentarme ante Morfeo (el Dios del Sueño), no me fue fÁcil conciliarlo y permanecí despierta por un rato lo suficientemente extenso, como para permitirme recapitular todo lo ocurrido en la noche vivida.-

Y de todos los momentos rememorados, fue el mas recurrente el encuentro con Don Carlos, en los vestuarios del Club.- Fantaseaba imaginándome poseída por ese hombre sobre las bancas del vestuario, no sin dejar de recordar las caricias de sus manos a mis partes íntimas, e imaginando incluso, que no lo reprimía, ni me negaba a la invasión, que con sus dedos pretendió consumar en mi ano..., en esos momentos, en mi soledad y a falta de los dedos de áquel hombre..., fueron los míos los que hicieron el reemplazo y consumaron la intromisión no aceptada antes, pero deseada ahora.-

Interín, mi otra mano repetía en mi sexo, lo hecho por las manos de Don Carlos y con esfuerzo de contorsionista inexperta, a veces ayudada por mis manos y a veces por las almohadas sobre las que me revolcaba, torturaba con mis labios y mis dientes, los por demás excitados y erectos pezones de mis senos y las areolas grandes y oscuras desde las que emergían opulentos... (ya en ese entonces, mis senos se perfilaban grandes y hermosos, aunque aún no habían alcanzado su pleno desarrollo, siendo que ahora a la edad que tengo, continuan siendo dos semiesferas perfectas, una a cada lado de los laterales de mi pecho, manteniéndose consistentes y presentando a la vista de mis hombres, dentro de oscuras areolas, dos pezones que en el climax de la excitación, se extienden hacia el universo, como clamando que una boca experta mame de ellos, toda la pasión de esta mujer en celo).-

Infinitos fueron las veces en que recordé ese momento, e infinitas tambien las ganas de crecer pronto, para permitirle a don Carlos consumar el mas ansiado de sus deseos, que a poco andar se convirtió tambien en mio, porque no me era fácil apartar de mi recuerdo, la tan abundante eyaculación que presencié desde tan corta distancia..., imaginando que algún día lo sentiría inundar el interior de mi sexo, ávido ya de glandes de hombres.-

Desnuda en mi cama, masturbándome repetidamente, recordando los estertores con que expulsó su semen y el sabor del zumo del hombre, que recogí con mi lengua desde su capullo, deseé tan intensamente a ese hombre y a su pija, que los días siguientes a éste que relato, fueron para mí un verdadero calvario en todos los momentos sucesivos y particularmente durante el desarrollo de mi actividad laboral, pues no les dije aún que don Carlos, era el rematador de hacienda de la zona y representante nuestro en los negocios ganaderos que yo conducía.-