Cerca de donde viva antes, ahora veraneo, hay una playa nudista, muy conocida en la zona, y muy discreta. Desde el aparcamiento hasta la propia playa, hay un trozo de bosque, bastante frondoso, en el que es habitual el cruising. 

En varias ocasiones, con Susana, nos hemos metido en ese bosque para follar, y ser observados, y además nos ha servido para hacer algunos buenos "amigos".

Uno de esos dias, nos acercamos por el bosque, en busca de una pequeña zona, donde era comodo para nosotros follar. No era excesivamente discreto, pero tampoco està en medio del camino. 

Nuestra sorpresa al llegar, fue ver un par de hombres enrollàndose. 

-perdón-les dije al encontrármelos de frente.

Me contestaron en un perfecto inglés que no nos preocuparamos.

-yo no creo que les molestemos-dijo Susana.

-pues quedemonos un rato-le contesté yo.

Seguimos allí durante un rato, y con el calentón, no pude evitar empalmarme.

-no te cortes-me dijo Susana.

Yo ni corto ni perezoso, no pude evitar empezar a masturbarme. Ellos no me veían de frene, pero si podian apreciar el movimiento de mi brazo mientras me la pelaba. 

En el momento que el más joven empezo a follarse a su pareja, incluso solté un gemido. 

Susana, mientras, no perdía detalle de la pareja de gays, y en un acto de solidaridad, se agacho y empezó a comerme la polla al tiempo que yo seguía deleitándome con el espectáculo.

No paso mucho rato, hasta que me corrí antes que ellos acabaron. 

Susana se levantó, y nos fuimos por donde habíamos venido, dejando a aquellos dos tios, en pleno coito.

Pasados unos dias, me encontré con Ben, el más mayor, de unos cincuenta, en un supermercado. Como los dos íbamos solos, me saludó. 

Le devolví el saludo, y le di las grácias por habernos dejado mirar.

El hombre se medio sonrojo (ya estaba muy rojo, era holandés y llevaba 10 dias en Miami Playa). Me dijo que tenia una casa con su pareja, y que estarian durante todo el mes de Agosto, y que podriamos ir un dia a cenar, y pasarlo bien.

Yo le contesté que pintaba muy bien lo que me decia, pero que tenia que comentarlo con mi pareja. Que crees que dijo Susana?

Eso debia ser un miércoles, y aquel viernes quedamos para cenar.

Al llegar, mi sorpresa fue que Ben tenia mujer, (pensé que a su pareja se referia al chico que había con él en el bosque) y Rüdolph (el chico) también.

Tanto Susana como yo nos quedamos un poco de piedra al principio, y decidimos dejar pasar un rato, para ver por donde tiraba el asunto.

Cuando acábamos de cenar, y empezamos con las copas y la maria, el asunto se empezó a caldear. Fueron los dos chicos, que empezaron a magrearse, y acto seguido, sus respectivas mujeres, empezaron a meterse mano entre ellas. 

Yo que no soy muy tímido,o mas bien nada, me levanté y me senté con los chicos. Susana prefirió quedarse a la expectativa. Las dos mujeres, se levantaron las faldas rápidamente, al verme sentado entre sus maridos.

Entre los dos, empezaron a meterme mano, por encima de mis bermudas, yo estaba empalmadísimo. Me levanté y me desnudé completamente delante de ellos. 

Entonces, Rüdolph, se puso en pie, y abrazandome por detràs empezó a masturbarme, a dos dedos de la cara de Ben.

Me arrodillé, y le desabroché los pantalones y sin pensarlo, me metí su durísima polla en la boca. Rüdolph, se dedicaba a sobarme la espalda, y lentamente bajar por ella hasta mi culo. Empezó a jugar con mi ano, masajeándolo y jugando con sus dedos. Al poco, cambió sus dedos por su lengua, y me comía el culo como si no hubiése un mañana. 

Susana, que ya tenia claro el percal, se junto con mi atacador trasero, y empezó a preparle la polla para lo que se venía. 

Yo ya no atinaba a comerme aquella jugosa polla, y apenás me podia cordinar en masturbarla.

Acto seguido, noté una presión enorme en las paredes de mi culo. Al princpio era imposible. Noté como Susana, empezaba con sus dedos, primero uno y después no sé cuantos, pero consiguio dilatarme muy rápido, así que en nada, ya tenia otra vez aquel enorme capullo presentándose en mi ojete. El tio empujó sin compasión, hasta meterme más de media polla. Entonces la sacó, y volvió a la carga, esta vez hasta dentro. 

Susana se puso a mi lado, y empezó a dar cuenta de la polla que yo no atinaba a atender, y las dos chicas, se masturbaban una a la otra viéndonos a nostros follar.

El cabron de Rüdolph me empujaba con fuerza y sin parar, me agarraba las nalgas con sus manos enormes, y disfrutaba sacando su enorme polla de mi culo, y metiéndola entera de un tirón. En tres o cuatro veces, me agarró fuerte, y se corrió dentro mio. Me apresuré a darme la vuelta, y al tiempo que se quitaba el preservativo lleno de leche, le hice un lavado de polla para que le quedase limpita y dispuesta. 

Por su parte, Susana, empezó a cabalgar a Ben, que no se había movido de sitio ni un centímetro.

Al quedar "colgado" me dirijí a las dos chicas que aún jugaban con sus clitoris. La más joven, se aproximó a mi, y empezó a jugar con mi flácida polla, mientras la otra, se levantó y se puso un arnés con una polla enorme. Ésta se fue para Susana, y invitándola a darse la vuelta, le empezó a follar el culo, con la polla de su amigo dentro de su coño. Sus gemidos se escuchaban en toda la urbanización. Apenas podía moverse, mientras la chica y su amigo no paraban de darle polla por todos lados.

Por mi parte, la chica se sentó encima de mi, y me cabalgó con ganas durante un rato, mientras su marido, jugaba con sus dedos y mi ojete. No tardé mucho en correrme, y Rüdolph por su parte, no tardó en repetir la operación que antes le había dedicado yo a él. 

A Susana le estuvieron dando caña aún durante un buen rato, hasta que la dejaron echa polvo encima del sofá.

Seguímos con aquel grupo de holandeses cachondos durante un rato.

Ellos me estuvieron hablando de un club gay nuevo en Salou, con zonas adaptadas para poder follar. Al ser Julio, aquello está a petar de turistas. 

Lo hablámos con Susana, y quedamos en no dejar pasar mucho tiempo para probarlo.

A la semana siguiente, decidímos probar. Fuimos a eso de las diez de la noche. El sitio, bastante guapo, estaba bastante lleno. 

Nos tomamos una copa, y nos dimos un garbeo, y decidímos sentarnos en una mesa, y dejar pasar el rato, a ver que pasa. En estos sitios, es mejor dejar pasar un rato. Aunque no lo creas, te están observando. El echo de ir con una mujer (que no era la única, pero tampoco és que hubíese muchas), llamaba la atención creo yo. Allí no tenía que explicarle a nadie nada sobre mi sexualidad.

Al rato, paso lo que esperábamos, vino la camarera, y nos trajo unas copas. Nos dijo que "aquellos señores de allí, les invitan". Dimos las grácias, levantando la copa, y Susana se acerco a ellos. Me levanté disparado detrás de ella, y nos plantamos en frente de ellos. Eran dos tios jovenes, altos y fuertes. A gusto de mi mujer estában buenísimos. No tenían treinta años. Eran norteamericanos. 

Nos invitaron a sentarnos, se presentaron. Hablámos durante un rato sobre el ambiente y el tiempo, y otras cosas. A los diez minutos vino la camarera, y le dijo, en inglés, que el cuarto estaba a punto.

Entonces nos preguntaron si queríamos tomar una copa en una sala privada.

Susana contestó que si, evidentemente si.

Entramos en un cuarto, con luz tenue, y dos sofás de dos personas, uno enfrente del otro. Nos habían preparado una botella de Cava y unas copas.

Mientras abria la botella, y ponia dos copas, los dos yankees estaban rodeando a mi mujer, y la tenían desnuda de cintura para arriba. Susana se hacia polvo. Uno le lamia la espalda, y el otro le comía los pechos, y le besaba la barriga. 

Entonces los dos a la vez le bajaron la falda y las braguitas de una vez, y empezaron a lamerle su entrepierna. 

Se levantaron, se desnudaron mirandonos, y se sentaron en el sofá. Se sabían los protagonistas, y vaya si lo eran.

Me desnudé en un plis, bendito verano, y nos fuimos los dos hacía ellos. Nos arrodillamos, uno enfrente del otro, y abriéndoles las piernas, sacaron a relucir sus preciosas pollas. El mio, un tio rúbio con media melena, tenia una de las pollas más grandes que recuerdo, y recuerdo varias. Al verla pensé que si aquello cogía el tamaño que aparentaba, sería enorme. 

Sin dudarlo me la metí en la boca, y empezé a lamerla con unas ganas temendas. El tio me cogía la cabeza, para marcarme el ritmo, yo jugaba con su glande entre mis labios y mi lengua. Susana, mientras, hacía lo propio con el otro tio, que visto de refilón, la tenía también muy grande. (Que verguenza me dije al dia siguiente, yo que me considero bien dotado, estos me sacaban un buen cacho).

Cuando aquel enorme miembro alcanzo su tamaño máximo, apenas me cabia media en la boca. La recorria toda con mi lengua de arriba abajo, la masturbaba mientras lamia sus, también, enormes pelotas. El tio se movia un poco y jadeaba.

Susana por su parte, iba por faena, ya se disponia a sentarse encima de su partener, que la tenia super dura. Le enfundó un condón y empezó a cabalgarlo.

Entonces me levanté, y el chico hizo lo mismo. Me puse a cuatro patas encima del sofá, y el tio, sacó una pequeña botellita de lubricante, y me empezó a untar el culo.

Se puso un condón, y empezó a jugar con mi ojete y su capullo. En poco rato, estaba dispuesto a recibirlo con gusto. Y vaya gustazo. El tio empezó a follarme lentamente. Me daba la sensación que iba a reventar. Poco a poco fue aumentando el ritmo, hasta metérme toda la polla entera. Me agarraba por las caderas, y hacia fuerza cuando la tenia toda dentro, como su buscase meterme más. Yo no podía ni abrir los ojos.

Me estuvo follando durante un buen rato, al fin, alcancé a abrir los ojos, y vi que Susana estaba a mi lado, en idéntica postura, y gimiendo como una loca.

Los dos yankees tenian un aguante fuera de lo común. 

Le pedí a mi enculador que se sentara en el sofá, y me senté encima de él muy lentamente, metiéndome su dura verga hasta dentro desde un principio. 

Susana, me copio la iniciativa, y se pusieron en la misma postura.

Justo delante, teniamos un espejo enorme. Vernos los dos a la vez follados por dos enormes vergas, es uno de los mejores recuerdos que tengo de este verano.

Busqué un punto de apoyo para mis brazos, y fui aumentando el ritmo de la cabalgada. Ahora era yo el que mandaba, y el tio aumento la intensidad de sus gemidos.

Entonces me pidió que se la chupara, y accedí gustosamente. Volví a la postura inicial, y después de sacarle el condón, me la metí dentro de la boca, a la vez que con mis dedos, jugaba con su ojete. Le metí uno de ellos, y el tio enloqueció. Continué comiendome aquella preciosidad, y al poco rato, el tio me avisaba que se iba a correr. 

Yo, lejos de perdérmelo, abrí la boca, para que el viera como me tragaba su leche. Me salpicó toda la cara, y me tragué una poca. 

Seguí chupando aquella preciosidad, hasta dejarla bien limpia, y os aseguro que de haber podido, se la hubiese chupado otra vez..

El otro chico, aguanto un poco más follándose a mi mujer, algo que me la puso realmente dura. Entonces el tio con el que yo habia follado, se me acercó, y me puso su culo deleante, señalandolo con un dedo. 

Gustosamente, le pegué unos buenos lametazos. Entonces al ver que yo estaba empalmado, me puse un condón mientras el se ponia a cuatro patas delante de mi. 

Me fui hacia él, y le metí mi durísima polla dentro de aquel estrecho abujero.

El tio gritaba como un condenado. Lo estuve follando durante un buen rato, hasta que noté que me iba a correr. Entonces, fui a buscar la boca del otro tio, que estaba sentado junto a Susana mirándonos. Entre los dos, me comieron la polla, hasta que me corrí en sus caras.

Nos vestímos, nos bebímos el Cava, y después de intercanviar números de teléfono, nos fuimos para casa.