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Sentando las bases de una gran relación

en Bisexuales

Aquella semana, Anna se puso manos a la obra con la reforma de los pisos. Necesitábamos paletas pintores y carpinteros, así que le recomendé contratar una empresa de estas que te hacen el servicio completo. 

Recuerdo que era por la tarde, sobre las 17.00, que se escuchaban voces en el portal. Me levanté de mi despacho, y salí para ver quien había. Era Anna, con un tipo con un metro, y una mujer mayor con un montón de catálogos.

-mira Karlo -me dijo visiblemente entusiasmada-son de la empresa de reformas, y ella es la decoradora. 

-encantado- les dije, al tiempo que les daba la mano. 

-Anna, cuando acabes, pasa por mi despacho antes de irte. 

Anna asintió y me guiñó un ojo. 

Entré en el despacho, y a la media hora, lo hizo ella. Sin decir ni mu, se acercó a mi mesa, al tiempo que se desabrochaba el vestido, y se quedaba en braguitas. Se sentó encima de los papeles que estaba revisando, y abrió sus piernas, al tiempo que se apoyaba en la mesa sobre sus codos. 

Evidentemente, hundí mi cabeza entre sus piernas, apartando sus braguitas a un lado, y lamiendo. Cada vez que apartaba la boca, se me quedaba colgando un hilo, mezcla de sus flujos y mi salíba. Su coño sabe delicioso a cualquier hora del día, un auténtico manjar.

Anna se estremecía de gusto, y sin que se tuviese que mover, me levanté, y dejé caer mi ropa hasta los tobillos, y me dediqué a frotar mi polla contra su clítoris durante un rato. Si antes estaba mojada, ahora ni os cuento. 

-follame, follame ya-me pedía Anna sin cesar.

Evidentemente, no me hice de rogar mucho más, y mi polla desapareció dentro suyo con suma facilidad. Fui dosificando la fuerza de mis empujones, para no hacer el ridículo como la noche pasada. 

Estuve follándola durante un buen rato. Sus gemidos eran fuertes e intensos, toda ella se estremecía de placer. 

Reposo su espalda contra la mesa, y llevándose las manos a la cara, se corrió, mientras yo no dejaba de darle polla. 

De repente, apartó sus manos, me derretí de gusto al ver sus ojos vidriosos por el orgasmo, y por tanto, todavía más brillantes de lo habitual.

-date la vuelta Anna-le dije, pensando en una alternativa.

Anna me hizo caso al segundo, se puso de pié, dejo caer sus braguitas al suelo, y apoyó sus brazos en la mesa, dejando su impresionante culo en pompa. 

Abrí el tercer cajón de mi mesa, y saqué un botecito de lubricante. Le unté bien el culo, y con dos dedos, le lubriqué bien las paredes interiores de su ano.

-ten mucho cuidado-me dijo muy seria. 

-cuenta con ello. Si te duele, avisa.

Mis dedos hacían su trabajo, y Anna soltaba gemidos contenidos. 

Empecé a pasar mi polla, todavía bien dura, entre sus nalgas. Casi me podía masturbar con ellas. Tiene un culo impresionante. Voluptuoso, dulce, perfecto.

Metí mi punta sin apretar demasiado. Sin duda mis dedos y el lubricante habían hecho su labor. Pase mis manos por sus nalgas, con mi polla inmóvil en su ano, apenas medio capullo dentro. Subí mis manos de sus nalgas hasta sus hombros, apretando por su espalda. La agarré por los hombros, y empecé una follada profunda. Mi polla entró con más facilidad de la que esperaba. Anna, permanecía quieta, esperando que empezara a follarla de verdad. 

Entonces empecé a mover mi polla aumentando la velocidad progresivamente. Anna jadeaba y gemía como una loca. Me encanta verla tan cachonda.

Cada vez que llegaba hasta lo más hondo, me quedaba medio segundo quieto, entonces empujaba durante unos segundos de nuevo, haciendo fuerza con sus hombros hacía mí. No tardé mucho en llenarle el culo de leche. 

Sin siquiera pensarlo, me sorprendí a mi mismo, lamiendo el culo de Anna, y recogiendo los restos de semen que se derramaban. 

Me sorprendió más aún, cuando Anna se giro, y busco mi boca con la suya para intercambiar esos fluidos.

-me encanta cuando te pones salvaje Karlo, me vuelvo loca.

Me subí los pantalones, y me dirigí a mi habitación. Anna, vino, desnuda, detrás mio. 

-he llamado un par de amigos para cenar esta noche-le dije mientras me desnudaba para darme una ducha.

-quien són?-preguntó ella, tumbándose en la cama, completamente desnuda, preciosa, sin dejarme de mirar con esos intensos ojos.

-Tete, el cubano, y Roger, el hombre con el que viví unos meses...

-muy bien. Son simpáticos? Lo pasaremos bien?

-nos pegaremos un artón de reir, ya verás. Tete es algo tímido, al principio pero cuando coje confianza, es muy majo, y Roger, es todo un Gentlman, ya verás, un seductor de arriba abajo.

-dudo que sea más seductor que tú Karlo.

-seguro que si, no tengas ninguna duda.

tu seduces a todo el mundo con el que hablas. Te llevas a todo el mundo a tu terreno, me fascina verte tratar con la gente. Desde el conserje hasta el meitre del restaurante.

Le sonreí, agradecido por el halago, y me fui a la ducha. 

Al salir, casi me caigo de culo al ver a Anna, con un maletín de los que Vanessa se encargaba de repartir por todas partes, para que nunca nos faltase de nada. Tenía un par de vibradores encima de la cama, y el arnés en la mano.

-de quien es esto? -preguntó no muy sorprendida- estaba encima de la cajonera del armario, he querido coger una camiseta, espero que no te moleste.

-no, no me molesta -contesté tratando de ser lo más natural posible- es mío, lo trajo Vanessa, también te he hablado de ella.

-si, la recuerdo, la que vive en París con tu Ex.

-exacto.

-y usaban esto contigo?-dijo levantando el arnés con su respectiva polla colgando.

-si, muy a menudo. 

En aquel momento nos quedamos unos segundos en silencio, que a mí, me parecieron horas. Tenía claro, que lo siguiente que dijera, podía acabar con nuestra corta relación. En ese momento me arrepentí de ser tan directo, y contarle mis hobbys la misma noche que la había conocido. Tenía claro que no me podía andar con rodeos, pero estaba claro que quizás me había pasado de rápido. 

Justo cuando me dirigí al armario, a por mi ropa interior limpia, Anna se levantó, y se puso el arnés. Cuando me dí la vuelta, la sorprendí mirándose al espejo del cambiador, con el arnés puesto, y la polla en la mano. Sus ojos delataban que se gustaba, se sentía poderosa. 

-tengo que probar uno de estos Karlo, tiene su grácia. 

Sin decir ni media, me puse a cuatro patas en la cama, completamente desnudo. Anna se dió la vuelta hacía mí, y me dió un par de cachetes en el culo.

-así que te gusta que te follen el culo, menuda sorpresa...

Le alcancé un bote de lubricante que tenía justo al lado, en el bendito maletín. 

-despacio-le dije mientras le daba el bote.

Anna untó mi culo en lubricante, y el vibrador. Presentó el juguete en mi culo, y empujó. Empujó hasta que me lo metió todo dentro. 

Me folló durante unos minutos, sin aparente excitación por su parte. Solo gemía yo, y mucho. 

Me aparté un momento, y me puse de cara, abriendo mis piernas. Entonces Anna se puso delante, y agarrándome por los tobillos, volvió a follarme. Al ver la cara de gusto que ponía, no pudo evitar excitarse, entonces empezó a gemir. 

Su excitación fue en aumento, cuando me agarró la polla, que se puso dura muy rápido. 

Me masturbaba y me follaba a la vez, me moría de gusto, y Anna se lo pasaba en grande también. Finalmente solté una pequeña corrida encima de mi propia barriga, con la que Anna jugó con sus manos, mientras poco a poco me sacaba la polla del culo.

Me levanté, le dí un beso, y me fui de nuevo a la ducha. Esta vez Anna me acompañó.

-eres una caja de sorpresas Karlo.

-te ha gustado?

-no tanto como a tí, pero si, me ha gustado, mucho. Eres un morboso de mucho cuidado, y eso me encanta, me vuelve loca.

-no hay límites Anna, tenlo claro.

Teníamos que cenar con las dos personas sexualmente más activas que conozco, así que tenía que preparar el terreno. 

Fuimos a cenar a un restaurante donde siempre nos convoca Roger. 

Cuando llegamos, Roger y Tete nos esperaban en la barra. Los dos, en especial Roger dibujaron una sonrisa cuando vieron a Anna. 

Anna llevaba puesto un vestido largo, ancho ,de verano, con unos zapatos de tacón y sin sujetador. Tiene unos pechos impresionantes, y cuando va sin suje, la gente se gira por la calle. Sin ir más lejos, al salir a la calle, una chica le pegó una colleja a su novio, que se había quedado embobado ante tal mujer.

Nos sentamos los cuatro en la mesa, y pedimos la cena, y como no, un buen vino. La cena estuvo muy agradable, Roger y Tete interrogaban a Anna, acerca de su profesión, y pasando un poco por encima, sus parejas. 

También la “previnieron” cariñosamente en contra mio, diciéndole que era un golfo, y haciendo cachondeo en general. 

Cuando acabamos la cena, nos fuimos a un bar cercano, donde tocan buena música en directo, y puedes charlar con tus acompañantes con normalidad, sin tener que gritar. 

Al acabar la primera copa (Anna, les impresiono con sus conocimientos sobre whiskys) la conversación se empezó a caldear, ya que Roger le dio por explicar con pelos y señales como nos lo montábamos las pocas semanas que vivimos juntos. Llego a mencionar incluso una orgía con unos cuantos actores y prostitutas (dicho así, como lo dijo, suena más fuerte, que como realmente fue). Yo quise defender a Judith, diciéndole que para mí no era una prostituta (me he acostado con ella siempre que he querido sin pagar) y que era una gran chica, y una buena amiga. 

Total, que el ambiente se volvió incómodo sobre todo entre Roger y yo. Este, para “contraatacar” se metía con Anna, diciéndole cosas feas sobre mi pasado. 

-Tete, sintiéndolo mucho, nos vamos-dije al tiempo que me levantaba de la mesa, y pedía la cuenta. 

-te vas?-preguntó Roger, hacíendose el sorprendido.

-que si me voy? Eres un gilipollas Roger, y lo sabes. Lo que pasa es que nadie te lo dice nunca. 

Y es verdad, se estaba comportando como un gilipollas celoso, celoso de mi relación con Anna, de verme feliz, y el estar amargado. Es un tio muy poderoso, que no está acostumbrado a que le digan las cosas por su nombre. Y a mi no me toca las pelotas nadie. 

-Tete, te vienes?-le pregunté al cubano, que se había quedado a cuadros.

-no grácias Karlo, buscaré un Taxi y me iré a mi casa-contestó visiblemente violentado por la situación. 

Anna, hacía rato que no decía nada.

-he flipado con tu amigo Karlo, y que conste que me parece buen tío. 

-es buen tio Anna, pero cuando se pone en plan magnate gilipollas, es insoportable. Parece que le tengamos que pedir permiso para ser felices. 

Ya no llevó bien, que no me quedase mucho en su casa.

-por cierto Karlo, de Judith no me has hablado, creo-dijo Anna con una sonrisa picarona, como si me hubiese pillado en alguna mentira.

-quieres conocerla?-le pregunté rezando por dentro, para que dijese que sí.

-quieres presentármela?

-Judith -me dispuse a explicarle es una amiga, que me presentó Susana, con la que me he acostado muchas veces. 

-es prostituta ?

-si, escort de lujo como dice ella....

-y tu pagas por acostarte con ella?

-al prinipio si, y cuando se ha venido a fiestas también. Pero cuando con ella, somos amigos, y nos acostamos como tal.

-buf, cuando hablas de fiestas, me das miedo-decía Anna mientras seguíamos andando- nunca he echo ni un trío, y parece que tu te acuestas con diez personas a la vez.

-nunca has hecho un trio? Has estado con alguna mujer? -le dije con los dedos cruzados pensando que me dijese que si.

-no

Mi gozo en un pozo. 

-y te gustaría probarlo?

-joder, no lo sé, supongo que en según que contexto no me importaría. 

-si eres capaz de dejarte llevar, que lo eres, y me lo has demostrado esta tarde con el arnés, te lo pasarías genial con una mujer.

-tu quieres que lo pruebe?-se puso en plan niña sumisa, y no me gustaba la idea.

-quiero que lo pruebes, estando a gusto. Disfrutando. No quiero que lo hagas por mi. Que finjas. Mira Anna, me gustas, y lo sabes, no hago nada para disimularlo. Me gusta el sexo, muuucho. Lo necesito. Estoy plenamente satisfecho con las relaciones sexuales que tenemos, me lo paso genial, y no necesito nada más. Por tanto, nunca te pediré que hagas algo, que no te apetece hacer. 

Nos paramos, y nos dimos un beso. Y me dijo al oído:

-quiero conocer a Judith. Ahora. 

Se abrió el cielo, y se hizo de dia. Sin que se me notara la agonía, saqué el móbil y llamé a Judith. Eran las dos de la madrugada, y la verdad, era más que una utopía que contestase a esa hora. Judith es una escort de noche completa, no de horas, así que ho estaba libre, o no estaba. 

No contestó.

Seguímos andando, hacía “casa”, y a los cinco minutos recibí un whastapp. Era Judith: “me has llamado”

“Si” le contesté yo, al tiempo que volvía a marcar su teléfono.

Judith estaba en casa, y le conté que había conocido una chica, y se la quería presentar. Flipó con las horas, pero me dijo que si nos apetecía mucho, que fuese a su casa. Que estaban ella y una chica. 

Anna, es capaz de parar un Taxi en cualquier momento. Yo creo que si hubiese estado ocupado el que se paró, les abría pegado una patada a los pasajeros para cogerla. 

En 15 minutos estábamos en casa de Judith. 

La verdad es que se gustaron, y mucho. Judith tiene encanto, y Anna, que también va sobrada de eso, se dejo llevar.

Después de más de media hora hablando los cuatro en el comedor, sobretodo Judith y Anna, la escort, cogió a Anna de la mano, y se levantó.

-ven conmigo-le dijo mientras la otra chica y yo nos quedábamos mirando. 

Anna no tardó ni medio segundo en levantarse. Sus labios y su cuerpo se habían puesto en “modo folleteo”. Se le notaba , a leguas.

Desaparecieron en la habitación. Durante veinte minutos me quedé hablando con una de las “chicas” de Judith. La verdad estuve tentado sacar la cartera y pedirle que me la chupara, pero me dió vergüenza. 

Pasados esos veinte minutos, decidí entrar en la habitación. El panorama era brutal. Judith y Anna, hacían la típica “tijerita” de las pelis porno. Coño contra coño, se masturbaban la una a la otra. 

Ninguna de las dos se inmutó. Me senté en la butaca, y al dejar la puerta abierta, la compañera de Judith también se asomó.

Las dos me miraban a los ojos. Quería unirme a la fiesta, pero pensé que era su momento. Anna me miraba a los ojos. Estaba muerta de gusto. Y Judith igual. 

Al final, no pude remediar desabrochar los pantalones, y hacerme una paja. Estaba empalmadísimo. La amiga de Judith, se acercó, y generosamente se arrodilló para chuparme la polla. 

Que labios tiene la cabrona. Estaba empalmadísimo, y los jadeos de Anna, habían aumentado al ver como me la chupaba. 

Mientras las dos chicas hacían de las suyas, me levanté, y le pedí a al chica que se pusiera a cuatro patas en la cama, al lado de ellas. 

La chica se quitó la falda y el tanga, y se puso a cuatro patas, para postres, comiéndole la boca a Anna. 

Los jadeos de la habitación eran tremendos, y aumentaron cuando empecé a follar con la chica (no la llamo por su nombre porqué no lo recuerdo). 

No sé cuantas veces tardaron en correrse  ni cuantas veces lo hicieron. Yo aguanté bastante, y al final me corrí dentro de la chica. 

Me quité el preservativo, y me senté en la butaca donde estaba hacía unos segundos. Judith y Anna se acercaron, y me chuparon un rato a polla, a la vez que se comían la boca entre ellas.

Cuando acabamos todos, nos vestimos y volvimos a la sala. Eran casi las cinco de la mañana. 

Jutith y Anna intercambiaron teléfonos. Se habían gustado.

En el taxi, de vuelta a casa, los dos visiblemente de bajón, Anna me dijo:

-que gran chica Judith, y que conocimiento del sexo tiene.

-Judith es una pasada, a parte de una persona fantástica, es una bestia sexual que ni te imaginas. 

Llegamos a mi despacho, casi dormidos en el propio Taxi. 

Al subir al despacho, nos desnudamos, y nos metimos en la ducha. Los dos estábamos echos polvo. 

Nos enjabonábamos los dos el cuerpo, y nos besábamos sin parar. 

Al final, caímos rendidos en la cama. En menos de medio minutos estábamos los dos durmiendo. Aguanté un poco, para poder observar la cara de satisfacción con la que Anna se dormía.  

Aquella noche, sin duda, había sido un gran avance para nuestra relación. 

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