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El mega-traslado

en Bisexuales

La última vez que escribí un relato, justo acababa de conocer a Anna, con la que continuo teniendo una relación. 

Dada la conocida situación política de Catalunya, vi claro que a corto plazo empezaría a afectarme economicamente, decidí mudarme a NY, donde como sabeis desde hace un tiempo tengo un despacho que lleva (llevaba) Mireia. 

A mediados de Octubre, un dia de compras, con Anna, en el Ikea de Hospitalet, para comprar cosas para los pisos de B&B, tome la decisión. En aquel momento tuve claro que allí ya no pintaba nada. No podía seguir en aquella ciudad mucho tiempo, me sentía estancado profesionalmente, y con pocas ataduras personales. 

No le dije nada a Anna, aunque me lo notó, ya que por la noche cenando me lo dijo:

-que te ha pasado en la cola de la caja?

-????

-te has quedado raro, desde aquel momento.

Evidentemente tenía mucha razón, Anna ya me conoce perfectamente. 

-he tenido una idea, y le estoy dando vueltas-le dije.

-me la cuentas?

-de momento es bastante absurda, así que deja que empieze a parecer una idea de verdad y la comentamos.

Asi quedo la cosa. Tenía claro que a ella no la convencería con facilidad. Llevaba poco tiempo en Barcelona, pero no tenía la suficiente reputación para irse a NY y tener el trabajo que a ella le gusta. 

El lunes por la mañana cogí el primer vuelo que pude, y me planté en NY por la noche. Llamé a Mireia para decirle que estaba en la ciudad, y al dia siguiente nos vimos en su despacho. 

Le expliqué mi plan, con pelos y señales. Teniamos un amigo en la ciudad (más amigo de Mireia) que podía ofrecerle un trabajo atractivo a Anna.

A Mireia todas mis ideas le parecieron bien, tan bien, que se levantó de su silla y se vino en frente mio, me pasó la mano por encima del paquete mientras me susurraba al oido: 

-estaré encantada de tenerte en el despacho de al lado, de nuevo. 

Me sorprendí subiéndole la falda, y quedándome atontado mirando como le quedan los pantys de color negro. 

Mireia se arrodilló, y al tiempo que me bajaba ropa interior y pantalones a la vez, se metía mi polla en la boca, lamiéndola a saco con su lengua. 

Deslizando sus labios y su lengua por mi polla, en pocos segundos estuvo dura, como una piedra. Entonces me levanté, y agarrándola por la cintura, le di la vuelta. Ella sola se apoyo en su mesa, abriendo bien sus piernas. Le aparté el hilo del tanga a un lado, y la follé agarrándola por los hombros y metiéndole hasta el último milímetro de polla que tengo. Durante un buen rato estuvímos follando, hasta que extasiado, me corrí junto con ella. 

Mireia se incorporó y se dió la vuelta. Mirándome con los ojos vidriosos por el orgasmo, se pasó dos dedos por su vagina, y se los llevó a la boca. 

Se me acercó y me susurró al oido:

-no sabes bien las ganas que tenía de ti. Cada vez que hablámos por teléfono me masturbo. Tengo sed de tí. 

A las siete de la tarde, se presentó en mi hotel, para que fueramos a cenar. Me quería enseñar unas cuantas cosas.

Cenamos los tres (ups, lo olvidé, Mireia tiene pareja, y no sabe nada de lo “nuestro) en una famosa pizzeria al pié del puente de Brooklyn. 

Fuimos en el coche de Mireia, y de vuelta a Manhtattan, dejámos a Jason en su apartamento, que según Mireia le venía de paso. Ella bajó un momento del coche, se despidieron con un piquito y se volvió a meter en su coche. 

-es buen tio no?-le pregunté. 

-si, muy buen tio, y muy inteligente.

-pero?

-aun no me ha echado ningún polvo de más de dos minutos. Dos minutos Karlo. 

-joder. 

-Incluso alguna vez, justo después de hacerlo, le he echo una mamada, y también se corre muy rápido...no se.

-el stres, seguramente-le dije yo al tiempo que Mireia empezaba a reirse a carcajada suelta.

Encendió su Tesla, mientras me decía:

-verás, en esta ciudad, como toda gran ciudad, hay mucha vida nocturna, y cuando digo vida nocturna, me refiero a auténtcias orgías privadas de todo tipo. 

-me imagino Mireia, hay que saber buscar, y ya está, si las hay en Barcelona, imagina aquí.

-pues bien -siguió- tuve contactos con una chica, que me presentó a una gente, que, desinteresadamente, me introdujeron en un “selecto” grupo de personas que se reunen y se relacionan.

-joder, que haceis orgias vamos....habla bien Mireia.

Mientras se reía por mi manera de romper con la retórica con la que me hablaba, nos paramos en una calle, y me dijo:

-abre mi bolso, y veras lo que quiero que saques. 

Evidentemente, tenía la cartera, el teléfono, un pequeño estuche de manicura, yyyyy unas bolas chinas en una bolsita. 

MIreia echó su asiento un pelín atrás, y separó sus piernas. Con mis manos le toqué el clitoris durante un rato, hasta que estuvo completamente mojada. Entonces le metí las dos bolas metálicas, unidas por una fina cadena. 

Mireia puso cara de gusto y me dijo:

-resumiendo, en diez minutos vamos a una casa cerca de central park, donde hemos quedado con unas personas para follar. Quieren conocerte. 

-unas personas? Cuantas personas?

-no muchas, ya que ha sido improvisado, seis o siete máximo. 

-y, de todo?

-no todos son bisexuales como nosotros. Ya lo irás viendo.....

Llegamos a la casa, y aparcamos en la puerta. Al subir los tres escalones antes de la puerta, ya nos abrió un chico, de unos treinta, en vaqueros, y con cara de cachondo. 

Nos presentó, y en seguida congeníamos, era un tio simpático, el resto de la gente, seis personas, nos esperaban en el comedor. Me sorprendió un pequeño dato: con Mireia, sólo eran dos chicas. 

Nos pusieron una copa, y el anfitrión me preguntó acerca de mi próxima mudanza, y que si quería consejo, el era el único nacido en Manhattan de todo su circulo de amistades. Había un chico asiático, de Corea del Sur, y a excepción nuestra, el resto eran amercianos, pero de otras ciudades. 

Le agradecí el ofrecimiento, y le dije que si, que le llamaría para que me recomendara sitios para vivir. Conozco la ciudad muy bien, pero la verdad tenía unas cuantas dudas. 

Cuando estábamos acabando las copas, Arthur pasó con una bolsa de papel, y todos fueron metiéndo sus móviles. 

Nos levantámos y bajámos unas escaleras, entramos en el garaje, y bajamos otras escaleras. 

Fuimos a parar a un sotano, con mucha luz, en el que había unas perchas en un rincón, una cama enorme con una sabana blanca, y un sofá a cada lado de la cama. 

Todos me miraban, para analizar mi estado. Yo estaba flipando, cachondo, y flipando por todas partes. 

Arthur bajó la luz a más de la mitad de su intensidad. Me dijeron que a lado de los sofás, habia condones y lubricantes y juguetes. Bien. Muy bien. 

Me abrazaron por detrás, era Mireia, desnuda. 

Me cogió de la mano, y me llevo hacia un sofá. Justo se había sentado el chico asiático, y el afroamericano. 

-Mireia me ha dicho que la chupas mejor que todas las mujeres que conozco-me dijo con una clara sonrisa en la cara. 

Sin contestar, me arrodillé, y me metí su flácida polla en la boca. Lo miré a los ojos, y empecé a deslizar mi boca por su polla. En poco estaba dura como una estaca. 

Justo en ese momento, levanté la mirada, y vi al chico negro tocándose sus huevos mirándonme. 

Abandoné una y me dediqué a la otra. Esta polla era bastante grande. Ya de partida. Al tio le molaba notar mi garganta, y yo, aguantando mientras empujaba con su polla, me hacía polvo. 

Justo en ese momento noté una lengua en mi culo. El coreano me comía el ojete, mientras me metía un dedo. El chico negro me agarraba la cabeza e insistia en follarme la boca a lo béstia. 

El coreano, me untó lubricante en el culo, y me lo follo a lo bestia desde el primer empujon. Me agarraba por las caderas y se hacía polvo picando contra ellas. 

En pocos empujones el coreano se corrió en mi espalda. Le chupe la polla generosamente, y me levanté. Me di la vuelta, y me senté sobre la polla negra erecta, que me había destrozado la boca. Me apoyé sobre el brazo del sofá, y el chico me folló el culo a lo loco. Grácias a su amigo yo estaba dilatado, y su polla me hacía morir de gusto. 

Arthur se acercó a nosotros, con la polla empalmada. Seguramente la polla más enorme de la sala en aquel momento. Me miró a los ojos, y me plantó un señor morreo. Mi boca todavía sabía a polla, así que se recreo bastante con su lengua. 

-la tradición manda que te de mi leche, como buen anfitrion. 

Lejos de querer decepcionarle, me levanté, y me puse de rodillas en frente del negro. Le quité el condón y volvIo a follarme la boca de nuevo. EL anfitrión junto con Mireia, jugaron con mi culo, hasta que me la metió hasta dentro. Pedazo de polla. SUerte que Mireia la lubricó bien, que si no me revienta, literalmente. 

El chico de color, me soltó su corrida en la boca, y yo lejos de hacer el feo, la deje en mi boca, para derramarla por su polla, y lamerla de nuevo, asi hasta que vino Mireia y entre los dos, tragamos. Mientras, Arthur seguia castigandome el culo, moviéndome entero. 

No tardó mucho en pedirme que me diera la vuelta, se sentó en la cama, lo que tardó en quitar el condón, metío su capullo en mi boca, mientras se mastrubaba, yo esperaba mi premio con la boca abierta, y la lengua fuera, como un perrito sediento. 

La corrida la compartí con Mireia, que andaba pendiente de mi. 

Me puse en pie un minuto, la otra chica estaba entre tres chicos, a los que se unió Mireia...

Me acerqué al chico de color, con la polla en la mano, rapidamente accedió con su boca a chupármela un poco. La tuve dura rapidamente. 

-necestio un culo- dije a los tres. 

El chico de color, de nuevo, se dió la vuelta, y se puso de rodillas en el sofá. Pedazo de culo. Depilado con unas nalgas muy bien formadas, y blanditas, y un abujero de color negro, que se torna rojo vivo, son solo lo separas un poco con las manos. Jugué un poco con su abujero, y lo follé. Buf. Menudo polvazo. El tio se debaja follar con la intensidad que quisiera, undió su cabeza en el cabezal del sofá y apenas se le escuchaba. Yo tenía frente mi, una espalda negra, que servirira para estudiar anatomia, un culo redondo y hermoso, y estrecho. Me corrí con mi polla dentro de aquel pedazo de culo. 

Nos quedamos los cuatro sentados, mirándo a los otros cinco follar como posesos. Los gemidos eran generalizados, Mireia se movía a sus anchas, y dominando como domina el tema....

Al dia siguiente, a las nueve de la mañana, cogí un avión y me volví a casa, aunque tenía que hacer una escala, en París......

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