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La vuelta a la vida normal

en Bisexuales

Recuerdo que aquella misma semana, estando en mi casa, aburrido, decidí buscar algo divertido. 

Me puse el conjunto de “Susana” y colgué un anuncio con fotos en una página de contactos: 

“CD francés, físico impecable, completamente depilada. Jugueton@ y vicios@ hasta la saciedad. 

Te vienes a mi piso, y seré tu zorra”

Tuve unos cuantos e-mails, y contacté con un chico de Cambrils, que tenía buena pinta. 

Quedamos al día siguiente a eso de las 16.00 de la tarde, en un apartamento por horas que previamente había reservado. 

Para no llegar tarde, salí vestido de Susana de casa. Por suerte, aparqué muy cerca del edificio, pero no pude evitar dar la nota bastante: finales de Mayo, un tío con pinta de travelo, con peluca, falda de licra corta, medias y botas de tacón de aguja...como para no darla....lo tenía que haber pensado mejor antes de salir de casa, pues pasé bastante vergüenza.

Al subir al piso, preparé la cama, y me quedé en ropa interior. Sergi, llegó puntual. Un tío de cuarenta largos, calvo, con barba. Muy elegante y serio. Entró, y en recibidor me dio dos besos.

-hola Susana-me dijo en voz baja-tenía ganas de conocerte. 

Al mismo tiempo sacó la cartera y unos billetes que dejó encima del recibidor. 

Lo acompañé al Salón, y lo fui desnudando poco a poco. Cuando estuvo en pelotas, puse su ropa bien puesta en una silla, y lo acompañé al lavabo. Encendí el agua del bidé, me aseguré que estaba templada, y con un poquito de jabón le limpie bien la polla, los huevos y el culo. No parecía tener una herramienta descomunal, pero el tío, no paraba de jadear, estaba a mil, y se le notaba. 

-te apetece tomar algo?-le pregunté mientras se enrollaba una toalla en la cintura. 

-si, una cerveza, por favor. 

Se sentó en el sofá con la toalla enrollada en la cintura, y le serví una cerveza. 

Se encendió un cigarro, mientras yo abría bien las cortinas y la ventana, ya que hacía una tarde muy calurosa en Salou.

Sergi no me quitaba ojo, adornando un poco mis movimientos

-estás muy buena Susana, y tu acento francés me vuelve loco-me dijo mientras no me quitaba ojo.

No tengo nada, o casi nada de acento francés, pero al hablarlo perfectamente, me es muy fácil fingirlo.

Sin decirle ni media, me recogí la media melena con una pequeña coleta (lo había practicado en casa) y me arrodillé delante de él. Le aflojé la toalla, y metí mi cabeza entre sus piernas. Primero lamí sus huevos y su entrepierna, deslizando mi lengua por su polla, hasta llegar a su capullo. Lo mojé un poco con salíba, y me lo fui introduciendo en la boca, acompañando con mi lengua, y babeando bien aquella polla, que por momentos estaba cogiendo un tamaño más que considerable. Fui deslizando mis labios por su polla durante unos segundos que tardó en ponerse dura como una estaca. 

-joder, que bien la chupas Susana, menuda mamada -decía Sergi, completamente espatarrado y muerto de gusto-como sigas así me corro. 

No le hice ni puñetero caso y seguí haciéndole un francés impresionante. Me la saqué de la boca, y mirándolo a los ojos le susurre: 

-córrete guapo, ya tendremos tiempo de follar. 

Sin esperar a ver que contestaba, y sin dejar de mirarle a los ojos, me la volví a meter en la boca, esta vez hasta la garganta. Sergi me agarraba la cabeza para que no pudiese apartarla. Finalmente me soltó, y con la boca bien abierta, y su capullo rozando mis labios, lo masturbé hasta que se corrió. Y menuda pedazo de corrida. Le enseñé la boca y la lengua llena de su semen, y me lo tragué. La cara del gusto del tío no tenia desperdicio. 

Seguí chupando un poco los restos que salían, y acto seguido me levanté y me fui a la cocina a por una cerveza. 

Me senté a su lado, Sergi permanecía completamente inmóvil. Y nos pusimos a hablar un buen rato. Primero era muy cortado, y a los pocos minutos era un tío supe majo. Me hizo todo tipo de preguntas, y flipó con la breve história de mi vida, y más aún cuando le dije que lo hacía por capricho, que de necesidad económica nada. 

-ya me extraño que una prostituta me pidiese fotos de cuerpo entero-me dijo haciendo referencia a uno de los mails que intercambiamos antes de quedar.

Seguímos xarlando durante un rato, la verdad, excepto su matrimonio, teníamos cosas en común. 

Poco a poco, fui subiendo la conversación de tono, hasta que me levanté y fui al baño a pintarme los labios de nuevo. 

Me senté pasando una de mis piernas encima de las suyas, y con mi cuerpo pegado al suyo, que seguía desnudo. Me acerqué a su oreja y le dije un provocador:

-vienes a follarme verdad?

Giro su cabeza hacía mí y me plantó un señor morreo, con la lengua hasta la tráquea. 

Jugó un poco con mis tetas, todos se quedan estupefactos de su realismo. 

Bajé mi mano hasta su polla, que ya estaba morcillona

-espero estar a la altura-me dijo, al tiempo que se la agarraba.

-seguro que si Sergi, seguro que si.

Me arrodillé de nuevo, paseé su polla por mis tetas de mentira (pensé que necesitaba unas tetas más grandes, que ya puestos...).

Finalmente me la volvía a meter en la boca, y se la chupé de nuevo. Tenía ganas de polla la verdad. 

Cuando estaba bien dura, me levanté un momento y fui a por los condones y el gel lubricante. 

Le puse en condón con la boca, como hacen las profesionales, y me unté un pegote de lubricante en el culo. 

Me levanté, y me aparté el hilo del tanga, de manera que mi paquete quedaba escondido. Me puse encima de Sergi, que se acomodó un poco para que su polla quedara más tiesa y yo tuviese más sitio. 

Me fui deslizando por su polla que entraba en mi culo a la perfección. Notaba la presión sobre mis paredes interiores, y empece a gemir como un loco. 

Los ojos de Sergi estaban medio blancos de gustazo. Fui cabalgando durante un rato, hasta que cansado por la incomodidad de la postura, me levanté, y cogiéndolo de la mano, fuimos a la habitación. Me puse boca arriba, abriendo bien mis piernas, agarrándolas fuerte por detrás de las rodillas. Sergi me endiño su polla, y se quedaba mirando como entraba y salía. Le ponía cachondo ver mi culo completamente dilatado cada vez que sacaba su polla. 

Me folló con más fuerza, hasta que se corrió dentro de mi culo. 

Sacó su polla con cuidado, y se quitó el condón. Entonces me incorporé y se la chupé de nuevo, ya que sabía a semen.

-te gusta el semen verdad?-me dijo entre jadeos.

-me flipa. No lo has probado nunca?-le dije.

Sin tiempo para contestar, me incorporé y le di un beso para que notara lo poco que tenía en la boca...

Sergi no abandonaba su cara de gusto. 

-Te apetece una ducha?-le dije, de pié a su lado. 

-si, por supuesto. 

Me desnudé completamente, y nos metímos en la ducha. 

Al salir, los dos en pelotas, nos sentamos en el sofá de nuevo, y encendimos un cigarro cada uno. Nos bebímos otra cerveza, y Sergi sacó de nuevo el tema de la bisexualidad. Como ví que le daba muchas vueltas, le propuse un juego:

-te quieres poner mi ropa Sergi? Te quedará genial. 

Puso cara de vergüenza y morbo a partes iguales, pero accedió. Le puse los ligueros, las tetas, el sujetador y el tanga. Le quedaba la mar de bien. El se gustaba.

Se acercó a mi, y abrí mis piernas.

-arrodillate bonita-le dije.

Se arrodilló enfrente mio, y empezó a lamer mi polla. 

-abre los labios un poco-le dije.

Me hizo caso, y fue deslizando su boca por mi polla hasta llegar a la base. La lamía toda entera, y empezó a subir y bajar. En poco me puse super empalmado. 

-quiero follárte-le dije.

Aqui le cambió la cara, pero sin hacerle mucho caso, lo llevé a la habitación. 

-tranquila, que no te haré daño (eso la primera vez que te follan consuela oirlo, pero siempre es mentira). 

Pase un poco mi lengua por su ano. Estaba estrecho, no, lo siguiente.

El tio se mantenía en silencio con la cabeza hundida en el colchón. 

Me unté bien los dedos en lubricante, y le dilaté el culo todo lo que fui capaz. Entonces me enfundé un condón y empece a abrir paso en aquel culo estrecho y por estrenar. 

El tio soltaba pequeños gritos, y algun gemido. La saqué para lubricarla al menos tres veces, y le seguía apretando mucho. A la cuarta, conseguí metérla entera sin que gritara de dolor, lo folle durante un rato, pero me dió la sensación que estaba sufriendo.

-date la vuelta zorra, te voy a dar leche-le dije.

No se lo tuve que repetir, que lo tenía a cuatro patas igua, pero con su boca esperando a que me quitara el condón. 

Le metí la polla en la boca y se la follé a conciéncia. En poco rato, lo avisé que me corría, y como había echo yo, espero su premio con la boca abierta. 

Le solté una buena ración de leche, que se tragó con una cara de vicio que daba miedo mirarlo. 

Acto seguido se levantó y me dio un señor morreo, compartiendo restos de mi propia corrida. 

Nos vestimos los dos, yo de putón de nuevo, y salímos del piso a la hora puntual. 

-coje la pasta Sergi-le dije cuando pasamos por el recibidor.

-ni hablar, te la has ganado-me contestó-quieres tomar algo abajo?

-asi vestido me da corte tio, yo no voy así por el mundo. 

-te conoce alguien?-me replicó.

Al final nos sentamos en la terraza cubierta del bar de abajo, y nos tomamos algo. La verdad, a muchos, muchos tios se les iban los ojos a mis tetas. Ya lo dice el dicho.

Cuando nos fuimos, llegamos primero a mi coche, y Sergi, al verlo me dijo sobresaltado:

-joder, igual si que te tenía que haber cogido la pasta. 

-a la próxima te lo hago gratis.

Le sonreí, me monté en el coche y me fuí a toda pastilla.

Al dia siguiente, tuve que ir al despacho, ya que tenía una reunión importante a las diez de la mañana. 

Como cada día, fui a ver a Conchi a la hora de desayunar. Desde el dia que hablámos no la había vuelto a ver. Estaba radiante, como siempre, y yo aquel día llevaba la moral a tope, sabiendo que había recuperado mi magnetismo (o el moho, como Austin Powers). 

Nada más me dejo el café en la mesa, le solté:

-hay alguna manera de que podamos hablar tu y yo sin uniformes ni corbatas?

Se quedó a cuadros. Ni contestó, esbozó una ligera sonrisa, pero no contesto. 

Cuando me trajo el mini bocata de Salmón ahumado, huevo duro, rúcula y vinagreta de mostaza, si me sonrió ampliamente, pero tampoco dijo nada. 

Desayuné tranquilo, esperando otra oportunidad, pues ni mucho menos me daba por vencido. Fue al retirarme su compañera (si observé cierta complicidad entre ellas) el plato, cuando vi que debajo había una servilleta. 

La abrí con discreción, y al ver algo escrito, sin leerlo la guardé en el bolsillo de la americana. 

Cuando me fui, le hice una mueca en forma de sonrisa, y le dije “hablámos”. Su cara de “cortada” era más que evidente. 

Al salir de la cafetería, abrí la nota “me gusta la gente directa” junto con su número de teléfono. 

Al llegar al despacho, guardé la nota en el primer cajón y me dispuse a preparar la visita que tenía. 

Volver al “magnetismo” también significa pensar en follar a todas horas. Me pasé toda la reunión imaginándome vestido de Susana, y aquel hombre follándome y su ayudanta comiéndome la polla. Si me preguntáis que me explicaron, prometo que no tengo ni idea (sé que no es serio, pero es así). 

Hablában de unos fondos de inmersión con capital no se donde, y a un interés de no se cuanto...al final, logicamente les dije que no me interesaba. Pobres.

Roger sabía que estaba en la ciudad, y se presentó a la hora de comer. Antes de salir, le pedí un minuto para llamar a Conchi, pues me parecía que salía a las dos del trabajo. 

En efectivo estaba camino al metro, y le propuse vernos aquella misma noche. No quiso decirme donde vivía, y quedamos directamente en un restaurante en la parte alta, el Mirablau. 

Durante la comida, le expliqué a Roger mis últimas movidas y le enseñé mi look Susana. Primero se partió de risa con el nombre del look, y después torció la cara, cachondo perdido. 

-cuando te voy a ver yo así-me preguntó.

-el viernes he quedado para cenar con los belgas, ven y pasamos el finde en mi casa. 

Cuando salimos de comer, pasamos por mi despacho, y antes de bajar, Roger me miró con cara de pena:

-subes no?-le dije.

-me muero de ganas, pero en realidad tengo mucha prisa.

-pues vamos a tu despacho. 

Entre su despacho y el mio, a esa hora, hay 15 minutos en coche, y siete u ocho andando. 

Como es un chulo y le molan los cristales tintados, levanté el apoyabrazos, y metí mi cabeza entre sus piernas. Nada más abrirle la bragueta, su polla ya estaba super empalmada. 

Los cristales oscuros te garantizan cierta intimidad, pero ir en un Tesla, también te garantiza que se giren muchas cabezas. 

-cuidado con el traje -me dijo el muy cabrón-tengo una visita ahora.

Ni le conesté. 

-cuidado con la corrida, hace un montón de días que no follo, y voy cargado. 

-calla de una puta vez-le contesté sacándome su polla de la boca lo justo para poder hablar. 

Seguí chupando aquella preciosidad, y Roger enloqueciendo y disimulando a la vez. Justo antes de girar la esquina de Av.Sarrià y entrar en su parking me aviso que se corría. 

Me apresuré a tragar cada una de las lefadas que soltaba, sin dejar escapar nada con la lengua. Me encantan las corrías en mi boca, pero después de un gazpacho y un rodaballo a la plancha, hubiese preferido un wisky. Asi que no pude evitar tener arcadas. Todo y con eso, trague todo todo, y le dejé la polla más limpia de lo que la traía de casa.

Aparcamos en su parking, y me fui para mi despacho andando. Previa parada en un bar a tomarme un café, y un whisky que me quitaran ese sabor de la boca. 

La tarde pasó rápido. Me pegué una ducha rápida, me vestí más de sport. Dudé entre si ir en coche (un 911 siempre resulta presuntuoso) o ir en Taxi. 

Como el taxi me quitaba la posibilidad de llevarla a casa, decidí ir en coche, pero llegando antes a la cita, para que ella no lo viera por el momento. 

Quedamos a las nueve de la noche, y se presentó a las nueve y veinte. Pensaréis que “es sexy” llegar tarde. Pues yo no, no me hizo ni puta gracia, y faena tuve para que no se me notara. 

La puntualidad es sagrada, en cualquier momento. Es una sencilla cuestión de principios. 

Con la mala leche inicial, no me dí cuenta lo que saltaba a la vista. Conchi era, tal y como imaginaba, una pedazo de mujer. Alta, espectacular con el pelo suelto, unos pechos enormes. Enormes. Y un físico voluptuoso. 

Está rebuena, resumiendo. 

La cena fue bastante o muy agradable, excepto el capítulo de su pasado, tiene dos hijos, divorciada, su currículum vamos. Flipó con que yo no tuviese hijos, y sólo dos parejas.

-en serio sólo has estado con pareja dos veces?-me decía por segunda vez, sin dejarme cambiar de tema. 

-si, con mi ex mujer muchos años, y con otra chica, apenas un año y algo.

-y como es eso?

-pues no sé, no tengo tiempo, o más seguramente el no haber encontrado la persona adecuada. O un poco de cada....

-flipo con que un tio como tú, que seduces con la mirada a todo el mundo, no haya tenido más parejas.

-pues mira, así es.

-en la cafetería casi todas te consideran el cliente mas Sexy que tenemos, y casi todas coincidíamos en que estabas super casado.

-jajajajaja...haceis porras sobre vuestros clientes en la cafeteria?-solté sin que se me notara que estaba ruborizado. 

Conchi tenía pinta de ser una mujer súper reservada, y no la veía nada preparada para explicarle en una primera cita, cuáles eran mis hobbies y aficiones en cuanto a relaciones se refería. 

Salímos de cenar, y en la puerta, mientras me encendía un cigarro, le pregunté:

-quieres ir a tomar algo?

Justo antes que contestará llego el chico con mi coche. Conchi sin siquiera mirarme, miró el coche, y sin saber que era el mio soltó:

-mira, el típico coche del divorciado impotente.

Sin contestarle, me fui para el chico, para darle su propina, al tiempo que me daba la llave.

-quieres tomar algo, o te llevo a algún sítio?

Me subí en el coche, y al medio segundo lo hizo ella. 

Aún sin contestar, arranqué hacía la ciudad. 

Justo en el primer semáforo, me soltó:

-lo siento, estoy super avergonzada.

-pues yo estoy encantado de ver que te has puesto roja. Tranquila, no pasa nada. Mañana lo vendo. 

Sonrió un poco, y me pidió que la llevase a su casa, que ella me indicaría el camino. 

Fuimos a un barrio de Barcelona, en la otra punta de la ciudad. 

Me vi medio obligado a explicarle como me ganaba la vida, intentando hacer ver que mi trabajo era interesante, cuando en realidad, es más que aburrido. 

Al llegar en frente de su portal, me dijo que subiera, sin preguntármelo. 

Aparqué el coche en la misma calle, y mientras cerraba los seguros, pensé que al día siguiente no estaría, y no haría falta venderlo. 

En el ascensor, me acerqué a ella, y la besé en los labios, son suavidad y aguantándome las ganas de comérmela entera que tenía. 

Estaba erecto desde hacía dos horas. 

Sin embargo, Conchi reaccionó de forma reservada. No se apartó, pero para nada mostró la fogosidad que mostraba yo, pese a ir tranqui.

-hace mucho tiempo-me dijo ella, al tiempo que le puse un dedo en la boca, y la volví a besar, ahora si, muy suave. 

Entramos en su casa, y me ofreció una copa. Sólo bebí una copa de vino durante la cena, y pensé que por un wisky no pasaría nada. Bueno, al final fue un Cognac barato que tenía para cocinar. Me sentí como un redondo de ternera antes de ir al horno. 

En el sofá, nos besamos un pelín más apasionadamente, cuando le quise desabrochar la fina blusa que llevaba, me apartó las manos y se levantó. 

Me cogió de la mano, y me llevó a su habitación. 

Entramos, cerró la puerta, y la luz. No se veía un pimiento. 

Entonces sí, se desnudó y se acercó a mi. Sin verlos pero sintiéndolos os digo que tiene los pechos más perfectos que he tocado nunca (al menos los pechos naturales) y el cuerpo igual. Pude agarrar su culo, con suavidad, y era firme y bonito. 

Nos tumbamos en la cama, y cuando me disponía a comerle los pechos, y seguir bajando me agarró por la cara, con suavidad, y me dijo:

-hazme el amor.

-joder, ya? -me dije para dentro, al tiempo que buscaba algo parecido a un condón en la mesita. 

Me lo dió ella, y me arrodillé en la cama para ponérmelo, completamente a oscuras. 

-con cuidado-me dijo

-tranquila.

Fui introduciendo mi polla dura, por un coñito que no había visto ni saboreado, pero que era estrecho como una mala cosa. Con mucho tacto, la metí entera, y en posición clásica de misionero, fui haciéndole el amor. La verdad es que no sabía si gemía, lloraba o dormía, pues no decía nada. Por un momento pensé en que igual estaba follándome un abujero en la cama, y por eso estaba callada. Cuando aumenté un poco el ritmo, y le dí un par de besos en el cuello, si soltó dos o tres pequeños gemidos. 

Estuvimos así lo que tardé en correrme. 

Me quedé tumbado en la cama a su lado, y pasados unos minutos, pareció que volvía en sí.

-estas bien Conchi?-le pregunté realmente preocupado. 

-si, si, estoy genial. Hacía no se cuanto que no hacía el amor con ningún hombre. Me siento rara, cortada, nos acabamos de conocer.

Cuando escuché aquello, me faltó poco para salir disparado por la ventana. Quería uir de la charla que se me venía encima. 

-dime, eres de los que se queda a dormir, o de los que se va disparado?

-soy de los que actua según el momento. Y este, es un momento para irse, ya que mañana tengo que madrugar muuucho. 

Me senté en la cama, y le pregunté:

-puedes encender alguna luz? No quiero ponerme tu ropa.

-no te da corte que te vea desnudo?

Os prometo que yo seguía flipando. 

-tranquila, confío en que cerraras los ojos. 

Total, que encendió la luz de la mesita, me vestí, me senté a su lado en la cama, y le dije:

-tienes mi número, cenamos cuando quieras otra vez. Vale?

Asintió con la cabeza, al tiempo que le daba un beso en los labios. 

Me levanté y me fui. 

Cuando llegué a mi coche, un par de chavales se hacían fotos sentados encima del capó. Al darle al mando, salieron disparados. 

Era la una y media de la madrugada, y estaba súper despejado, sin nada de sueño, así que fui al despacho, cogí las cosas, y me fuí para mi casa. Me apetecía conducir esa hora de camino que tengo. 

Hacía una noche fresquita, y todo y con eso, decidí descapotar el coche. 

Reflexioné sobre la mierda de cita que acababa de tener. Conchi parecía una gran mujer, guapa, inteligente, y luchadora, sobretodo luchadora. Pero me daba la sensación que la vida no la había tratado muy bien, y ella parecía no darse cuenta, y no quería verme arrastrado a eso. Una relación con una persona tan reservada, se puede volver muy complicada para alguien como yo. Y de sexo, mejor no hablamos. Si analizo el polvo que metimos, fue insípido y mecánico. Me recordaba a los polvos que tenía con mi mujer cuando ya llevábamos un tiempo casados. 

Cuando me acercaba ya a la salida de la Autopista, llegué a la conclusión de seguir viéndome con Conchi, e intentar abrir esa mujer en todos los sentidos. En Todos. 

Para acabar de redondear la comida de tarro, recibí una videollamada de Mireia desde NY. Se preparaba para salir a cenar con unos clientes, y al ver como iba vestida, la imaginé con el arnés puesto, y se me puso dura. Tanto, que cuando colgamos (hablámos de trabajo, y de que vendría sola en San Juan), me metí en la ducha y me hice una paja. 

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Esta mujer me llavara por el mal camino, 3ª parte

Esta mujer me llevara por el mal camino, 2a parte

Esta mujer me llevara por el mal camino 1a parte